Disclaimer: Los personajes, lugares y hechizos, son propiedad de J.K Rowling, a menos de que se especifique lo contrario. No hay retribución monetaria con la traducción y publicación de esta historia.

Traducción autorizada de A Forward Path por umbrellaless22 en AO3


CAPÍTULO X


Malfoy no parecía muy entusiasmado con el plan.

—Ustedes sí que llevan las cosas al extremo —decía mientras caminaban hacia la torre central donde tenía lugar la nueva clase de Defensa. Harry agradeció ver que Ron y Hermione modulaban su paso al de Malfoy sin hacer comentarios—. Primero era sólo 'presentarse en nuestra reunión' y ahora es 'proteger al salvador del mundo mágico en un duelo'. ¿No ven que esto puede acabar de forma desastrosa? ¿Qué pasa si lo hago mal, no es que lo haga, pero suponiendo que lo haga? Weasley da demasiados buenos golpes y parece que no me estoy esforzando como es debido.

Hermione frunció los labios.

—Es un punto válido, pero Ginny y Neville tuvieron una idea que creo que podría aliviar las cosas. Sugirieron que podrían comentar los hechizos mientras se desarrolla el duelo, explicando qué hechizo se realizó y por qué. Daphne ha accedido a ayudarles.

Ron gimió.

—Merlín, ¿nos van a inundar de Slytherin?

—Bueno, sí, Ron —explicó Hermione con suavidad—, esa es más o menos la cuestión. Como decía, si tenemos a esos tres explicando las maniobras, no habría razón para que el duelo fuera a toda velocidad, al menos no al principio. Mucho aviso antes de cada hechizo.

Los cuatro se acercaron a la escalera, sorteando escombros y piedras sueltas.

—Hm… —Malfoy no parecía del todo convencido— lo consideraré.

Harry se asomó a las aspilleras del muro de la torre central, parcialmente destruido, y miró hacia el viaducto. Los trabajos de construcción estaban en marcha con un montón de magos con túnica consultando pergaminos y lanzando hechizos que no reconocía. Sintió ecos de dolor por tanta destrucción.

— ¿Qué te parece, Harry? —preguntó Hermione.

—Me apunto —ofreció—, pero Malfoy, sinceramente, sólo si quieres. Si crees que va a empeorar las cosas no lo haremos.

— ¿Peor que tener que ser escoltado por el colegio por el Trío de Oro? —Malfoy curvó el labio, burlón— No es probable.

La estrecha y poco iluminada aula de Defensa contra las Artes Oscuras era una de las pocas estructuras que quedaban en pie de la torre central. Harry no había estado allí antes y, extrañamente, ni siquiera recordaba haber visto el aula en el Mapa de los Merodeadores. Había largos bancos en lugar de pupitres y unas cuantas velas desgastadas que se balanceaban sobre sus cabezas. Una de las paredes parecía estar repleta de criaturas encurtidas en frascos, pieles mohosas y algunos proyectos de taxidermia en muda.

—Parece una casa encantada muggle —comentó Hermione. Fueron los primeros alumnos en llegar, ya que habían salido antes por la rodilla de Malfoy. Se acomodaron en el tercer banco del frente. Harry sintió un extraño escalofrío y buscó su varita dentro de la manga. El acebo zumbó cálido y familiar en su palma. Era tranquilizador.

—Creía que los muggles no podían ver fantasmas. —dijo Ron, desconcertado.

Hermione y Harry intentaron explicar el fenómeno a un dudoso Malfoy y a un encantado Ron mientras el resto de los de octavo año entraban a hurtadillas.

Los ojos de Harry se adaptaron a la relativa oscuridad de la sala y se dio cuenta de que la profesora Haberdash-Pewter ya estaba presente, de pie, casi inmóvil, con su túnica gris oscura, al frente de la sala, junto a una pizarra precariamente sujeta a la pared de piedra.

—Por favor, acomódense. —dijo, dando un paso adelante, con una voz ronca apenas audible entre el parloteo. La clase se calmó casi inmediatamente.

A diferencia de su presentación en el gran salón, la capucha estaba retirada y, al acercarse, Harry observó que sus pupilas parecían reemplazar casi la totalidad de sus iris.

—Mis disculpas por la oscuridad —dijo—, un accidente me dejó incapaz de soportar la luz. Casi me quita la voz también, así que les pediré que sigan guardando silencio cuando yo hable.

Harry observó la piel de la profesora, fina y brillante como un nido de avispas. Su pelo era una espesa bobina de micro rizos sujetada hacia atrás por una amplia tira de tela negra.

—Mi nombre es Haberdash-Pewter, y mi investigación hasta ahora se ha centrado en los estudios sobre la paz. He tenido el privilegio de viajar a muchas zonas devastadas por la guerra y hablar con los afectados por la devastación de lo que los magos pueden hacer a los demás. Intento reconstruir los relatos de lo que sucedió, y por qué, y lo que se puede hacer para evitarlo. También trabajo con comunidades afectadas por traumas masivos e intento mitigar sus efectos —hizo una pausa, y luego su tono cambió a algo más suave—. Sé que como estudiantes de octavo año, muchos de ustedes fueron testigos de cosas indecibles.

Observó la sala en silencio. A su lado, Harry vio que Malfoy descruzaba los brazos, y que sus manos se aferraban ahora al borde enroscado del banco. Harry tuvo un extraño impulso de rodear con su brazo al otro chico, de acercarlo corporalmente. No podía, por supuesto. No delante de sus compañeros, no sin saber siquiera si Malfoy querría que lo hiciera. En su lugar, dejó que sus hombros se relajaran, permitiendo que su bíceps presionara suavemente el de Malfoy. Con una exhalación temblorosa, Malfoy devolvió el gesto.

La profesora se permitió un silencio pensativo y continuó:

—Sé que ustedes se han visto obligados a aguantar, a comprometerse, a madurar demasiado rápido. Por eso, sepan que lo siento, lo siento profundamente. El sufrimiento de los niños es un gran mal en este mundo, y eso es lo que todos ustedes fueron, niños. Por favor, no lo olviden. Como adultos, nosotros les hemos fallado, les hemos hecho daño. Por eso me aflijo con ustedes, y por ustedes.

Harry sintió que Malfoy se ponía tenso a su lado, con la mandíbula apretada y la mirada al frente, sin pestañear. Harry deslizó su mano por debajo del codo de Malfoy, y luego hacia delante, hacia esos dedos rígidos, hasta que quedaron palma con palma. Los dedos de Malfoy pasaron del bordo del banco a entrelazarse con los de Harry, apretándolos fuertemente. Harry se puso las manos entrelazadas cerca de la pierna para que nadie las viera. Igual, no es como si alguien estuviera mirando. Todas las miradas estaban puestas en la mujer que estaba al frente de la sala.

—La fuerza y la resistencia que muestran al volver aquí, al lugar de su trauma, lo dice todo. Su voluntad de prosperar en este mundo oscuro inspira tanto a sus compañeros como a sus profesores. Les agradezco que lo compartan conmigo hoy aquí.

Hermione se limpió una lágrima de la mejilla. Ron sostuvo su otra mano en su regazo con las dos suyas. Delante de ellos, la mano de Dean se extendía por la nuca de Seamus, con el pulgar recorriendo un rastro relajante a lo largo de la piel.

—Si alguno de ustedes desea hablar, sepan que estoy aquí para ofrecer el consuelo que pueda —continuó la profesora—, mi puerta está siempre abierta.

Recorrió la sala con sus ojos dilatados.

—Espero no haber interferido con ninguna cicatriz recién curada, sólo quería reconocer su situación. Este año, por supuesto, se harán todos los preparativos necesarios para sus EXTÁSIS: Incarcerous, Oppugno, y algunas variaciones de Protego. Entiendo que muchos de ustedes ya conocen estos hechizos, por necesidad. Les animo a continuar con su enfoque extracurricular. Por mi parte, intentaré complementar sus conocimientos con algunos hechizos más esotéricos: tempus caesum, que les permite suspender el tiempo lo suficiente como para hacer una salida repentina; passio dedisco, que hace que su oponente olvide momentáneamente su agenda; y salvus securus, que los aparta instantáneamente a algún lugar seguro, sin que tengan que conjurar una imagen de dónde desean ir.

Hermione asentía ligeramente con la cabeza, evidentemente satisfecha con estos nuevos hechizos. El resto de la clase, al igual que Harry, parecía desconcertado. Harry se sintió aliviado de no ser el único que oía hablar de ellos por primera vez.

La mano de Malfoy se relajó ligeramente en la suya. Harry trazó los finos huesos del pulgar de Malfoy con sus dedos.

—Mi clase puede parecer más teórica, filosófica e histórica de lo que están acostumbrados, aunque no descuidaré el componente práctico —explicó la profesora Haberdash-Pewter—. Creo sinceramente que la mejor defensa es la prevención. Ustedes son los responsables políticos, los aurores, los políticos y el Wizengamot del futuro. Deseo que tengan todas las herramientas sistémicas disponibles para mantener la paz en este país, sin comprometer las libertades individuales. Empezaremos hoy con las Rebeliones Goblin...

Un gemido colectivo surgió de los estudiantes. La profesora levantó una mano para silenciarlos.

—Les prometo que no se espera que recuerden nombres y fechas aquí. Sólo quiero ver los temas: valores sociales, prejuicios, injusticias. Podemos aprender mucho sobre el presente mirando al pasado.


...


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