Disclaimer: Los personajes, lugares y hechizos, son propiedad de J.K Rowling, a menos de que se especifique lo contrario. No hay retribución monetaria con la traducción y publicación de esta historia.

Traducción autorizada de A Forward Path por umbrellaless22 en AO3


CAPÍTULO XI


Una vez terminadas las clases del día, Harry se dirigió a las cocinas para reunirse con Winky y Breety. Resultó que Breety era una vieja elfa desdentada y enjuta que asentía y sonreía sin cesar mientras hablaba, con una voz cálida y chirriante por la edad.

— ¡Oh, Harry Potter, señor, casi me ha dejado sin palabras cuando Winky dijo que le había pedido un favor a la pequeña y vieja Breety! Nunca en mi larga vida Breety había sido requerida por un mago como usted —Breety soltó una carcajada—. ¡Ha salvado mi hogar, señor, no hay nada que no haría por usted!

—Eres demasiado amable, Breety, de verdad —dijo Harry, después de tragar un bocado de su bollo de pasas—. ¿Te has fijado por casualidad si a algún alumno le faltaba una sábana?

La cabeza de Breety siguió asintiendo y Harry no estaba seguro de si estaba confirmando o si era un temblor continuo hasta que volvió a hablar.

— ¡Ah, sí, Harry Potter, Breety ve, Breety sabe!

Winky, que mecía a un Tibs alborotado, regañó a la elfa con suavidad.

—El nombre, Breety, dile a Harry Potter el nombre.

—El pequeño Clark Tiering.

El nombre no significaba nada para Harry.

—Tiering —repitió—, ¿de qué casa es? ¿De qué año, lo sabes?

—Sí, Harry Potter, Breety lo sabe —volvió a sonreírle con esa sonrisa desdentada—. El pequeño Clark Tiering es un Slytherin de primer año —bajó la voz y le hizo un gesto para que se acercara—. A veces necesita que le cambien las sábanas más que otros, pobre chico, Breety cree que lo está pasando mal.

—Cierto —dijo Harry, rumiando la nueva información. Desde luego, no se había esperado que fuera alguien de primer año—, ¿y a nadie más le faltaba una sábana?

—Breety se da cuenta, Breety hace un cuidadoso inventario. Ninguna otra sábana, ningún otro estudiante, Harry Potter, ni uno.

—Hm, pues gracias, Breety, Winky. Realmente aprecio sus esfuerzos. Y denle las gracias a Rolly por el bollo, ¿si?

Le llevó algún tiempo, pero Harry acabó por librarse de la interminable gratitud de los elfos domésticos. Comenzó a dirigirse a las escaleras, con la mente divagando mientras las subía. ¿Qué motivación tendría un Slytherin de primer año para amenazar a otros Slytherin? No tenía ningún sentido. A no ser que alguien intentara inculpar al otro chico, pero entonces debían saber que alguien buscaría la sábana perdida, y ¿cuánta previsión tenían esos alumnos?

Harry abrió la puerta que conducía al vestíbulo. Se sorprendió al oír los sonidos de una pelea -gritos incoherentes y un revuelo de pasos- desde el otro extremo del pasillo. Varios cuerpos encapuchados descendían sobre una sola figura rubia. Harry descargó inmediatamente y sin palabras su patronus. El ciervo galopó a través de la vasta entrada en segundos, surtiendo el efecto deseado. Las figuras se dispersaron de inmediato con una serie de gritos, y el Patronus rodeó a Malfoy, arreando a los atacantes quienes de inmediato escaparon de la sala.

Harry corrió hacia Malfoy, con la ira y la preocupación luchando por la primacía en su interior.

— ¿Estás herido? —preguntó Harry al llegar al otro chico, tomándolo por ambos hombros y buscando en su rostro señales de daño.

—No, no —Malfoy negó con la cabeza, pareciendo un poco aturdido—, apenas habían aparecido. Tu patronus no podía ser menos ostentoso, ¿verdad, Potter? Merlín, un maldito ciervo haciendo cabriolas.

El ciervo seguía zapateando y sacudiendo la cabeza junto a ellos, como si quisiera embestir a quien se atreviera a repetir la ofensa.

—No puedo controlar eso, ¿verdad? —preguntó Harry, distraído, moviendo una mano para ahuecar la cara de Malfoy, girándola hacia un lado y luego hacia el otro, para asegurarse de que no había ningún daño— ¿Seguro que estás bien?

—Qué insistente eres, de verdad —dijo Malfoy, sacudiendo la cabeza—. Estoy bien. ¿Lo ves? Con mi varita —la agitó para demostrar su punto— habría derribado fácilmente a unos cuantos de esos pequeños bastardos.

Por un momento los dos se quedaron parados, sin más, la mano de Harry todavía acunando la cara de Malfoy. La barbilla de Malfoy se inclinó hacia arriba, sólo un poco, con un gesto de desafío. Harry se dio cuenta de que, en algún momento, había crecido más que Malfoy, sólo por un centímetro, quizá dos. Los ojos de Malfoy se encontraron con los suyos sin inmutarse. Harry supo de inmediato que debía besarlo, pero algo lo detenía. De alguna manera, sabía que habría un tiempo antes de besar a Draco Malfoy y un tiempo después de besar a Draco Malfoy, y el tiempo después se sentía bastante aterrador. Después de un momento de suspensión, Malfoy apartó la mano de Harry y dio un paso atrás, con una expresión indiscernible en el rostro.

Harry sintió que su corazón se hundía y a la vez latía. Estúpido, parecía decir con cada latido, estúpido, estúpido.

—De todas formas, ¿qué estabas haciendo aquí? —preguntó Harry— Pensé que estabas con Goyle.

—Vine a buscarte, ¿qué más podría ser? —replicó Malfoy— Escabulléndote solo por ahí como si estuvieras en una misión secreta.

Harry suspiró. Había pensado que tal vez podría salirse con la suya al no contarle a Malfoy el incidente de la sábana. No quería causarle un estrés excesivo, pero ahora se daba cuenta de que eso lo hacía parecer un poco idiota condescendiente.

Que fue exactamente de lo que le acusó Malfoy cuando le explicó la situación.

—Y tú estabas, ¿qué, exactamente? ¿Tratando de proteger mi delicada sensibilidad? —Malfoy lo miraba fijamente, con una mezcla de frustración, ira y conmoción coloreando sus rasgos— ¿Necesito recordarte que he sido castigado por el Señor Tenebroso? —la palabra tenía connotaciones siniestras que hicieron que Harry se estremeciera interiormente— No hay nada que estos cabrones puedan hacerme que se acerque. Él vivía en mi casa, Potter. Lo vi torturar, lo vi matar. Perdí la cuenta de las veces que el cruciatus me atravesó. Fui un pequeño peón útil con el cual él controlaba a mis padres, ¿no? ¿Y crees que una sábana con unas palabras malintencionadas me dejaría temblando? Merlín, eres realmente increíble. —su pálido rostro estaba sonrojado por la rabia, y sus ojos estaban entrecerrados por la ofensa.

—Lo siento —respondió Harry, desesperado—. Tienes razón, lo siento, fue una estupidez. Tenías derecho a saberlo.

—Jodidamente cierto, lo tenía. No eres mi maldito protector. —gruñó Malfoy.

—Lo sé. —dijo Harry, con las manos enterradas en los bolsillos y la cabeza baja.

—Entonces, ¿qué estás haciendo? —la voz de Malfoy era baja, furiosa.

Harry levantó la vista, sorprendido.

— ¿Qué quieres decir?

— ¿Por qué estás siempre por aquí... acosándome con preguntas, tocándome?

Harry se encogió de hombros.

—No sé —mintió—, me has salvado la vida.

—Apenas —siseó Draco—, y luego tú salvaste la mía, con todas las de la ley. Estamos en paz. Si eso es todo, hemos terminado, Potter. Se acabó el trato. Me las arreglaré por mí mismo hasta que pueda dejar atrás este agujero de mierda y olvidar que has existido.

Se dio la vuelta para marcharse, pero Harry le gritó:

—Malfoy, espera. Para, Draco, por favor.

Harry odiaba lo lamentable, lo desdichado y débil que sonaba.

—No se trata sólo de eso. —suplicó.

Malfoy se detuvo, todavía de espaldas a Harry. Se quedó quieto durante un largo momento antes de volverse hacia él.

— ¿Entonces qué?

Con el corazón latiendo salvajemente, golpeando su esternón como un animal enjaulado, Harry se acercó. Volvió a alargar la mano y la detuvo en la frente de Malfoy, con el pelo rubio suave y fino bajo las yemas de sus dedos. Harry inclinó su cara hacia abajo para que estuvieran frente a frente. Sintió que su nariz se deslizaba junto a la de Draco y se dio cuenta de que esta vez lo iba a hacer de verdad.

—Maldita sea. —susurró y luego juntó sus bocas.

Los labios de Malfoy eran fieros y demandantes, empujando en los de Harry como si estuviera alimentando un hambre largo tiempo soportada. Sus manos agarraron la camisa de Harry y tiraron de él hacia delante, apretando sus cuerpos, exigentes y beligerantes. Harry le hizo retroceder unos metros hasta el lado de la escalera de mármol, presionando el cuerpo delgado de Malfoy contra la estructura, sin separarse de él.

El beso era algo maniático e incontrolado, como el primer sorbo de agua tras una tarde de vuelo. Como el momento en que te das cuenta de que de verdad estás sediento, y que un sorbo nunca será suficiente.

Ahora tenía las dos manos sobre Draco, la segunda estabilizando el fino hueso de su mandíbula para poder tomar y reclamar, y Merlín, cuánto lo quería. Se deleitó con el tenue rasguño de la barba incipiente, los afilados ángulos de las caderas de Malfoy, el empuje de la impaciente lengua de Malfoy contra la suya.

Sólo el hecho de darse cuenta de que estaban en el maldito vestíbulo, a unos metros de la entrada a Hufflepuff, hizo que Harry se apartara con un pequeño gemido.

Los ojos de Malfoy se abrieron de golpe, con la boca hinchada y la cara sonrojada.

—Ya has tardado bastante. —reprendió Malfoy, con las comisuras de la boca crispadas hacia arriba.

Harry lo besó de nuevo, una vez, pero rápidamente.

—Tú podrías haberlo hecho también. —gruñó.

Pfft —Malfoy hizo una mueca, con las manos aún apoyadas en las caderas de Harry— No es probable. Te asustas fácilmente, así que no quería invocar un despertar homosexual y la correspondiente fractura de tu psique demasiado pronto. Siempre has sido un poco lento, Potter.

—Bueno, tampoco se te ocurrió preguntarme si me gustaban los chicos, ¿verdad?

—No hace falta que te pongas a la defensiva —se burló Malfoy, aplacándolo con otro beso—, al final lo conseguiste. Ahora, ya me has contado lo de la estúpida sábana, ¿qué estabas merodeando por aquí?

—Sólo estaba en las cocinas —explicó Harry, dando un paso atrás para que su postura fuera menos comprometedora si alguien pasaba por allí, pero se resistía a quitarle las manos de encima a Malfoy por completo—, les pedí a los elfos domésticos si podían estar atentos a cualquier estudiante al que le faltara una sábana.

—Los elfos domésticos inclinándose para hacer tu voluntad, sin duda —Malfoy puso los ojos en blanco—. Apuesto a que cuando vas al Bosque Prohibido, todas las criaturas del bosque se reúnen a tu alrededor como si fueras una princesa en un libro de cuentos. Dime, Potter, ¿qué se siente cuando todo el mundo te adule a cada momento?

—No todo el mundo —Harry le dirigió una mirada mordaz—, si no recuerdo mal, te desviviste por hacerme la vida imposible durante varios años.

—Alguien tenía que mantenerte humilde. —sonrió Malfoy.

Harry negó con la cabeza.

—Era un huérfano asustado y miserable en un mundo nuevo y alienante. Créeme, no necesitaba más humildad.

La sonrisa de Malfoy desapareció y su tono se volvió serio.

—Ahora lo sé. Mira, he sido un auténtico gilipollas y lo siento. Si sirve de algo... yo también estaba asustado.

Harry suspiró.

—Éramos niños. No sabíamos hacer otra cosa.

—Además, tenía la ridícula idea romántica de que, si conseguía enfadarte lo suficiente, me sujetarías y me besarías sin descanso. —Malfoy se encogió de hombros.

Harry lo miró fijamente.

— ¡Eso es falso!

Malfoy se sonrojó un poco, sacudiendo la cabeza, con pesar.

—Por mi honor como mago, Harry, así que ayúdame un poco, ¿quieres? Lo venía pasando mal desde la primera vez que te vi en esa maldita escoba. La forma en que te movías me hizo darme cuenta de que no pensaba en los chicos como se supone que un buen mago sangre pura debe pensar en los chicos.

—Menos mal que no lo sabía antes de besarte —comentó Harry—. No estoy seguro de haber podido soportar la presión de años de expectativas.

—Oh, mis expectativas han sido buenas y se han superado —le aseguró Malfoy—. Entonces, ¿qué tienes que decirme de tus cariñosos amigos, los elfos domésticos?

Los dos caminaron hacia el gran salón para cenar algo mientras Harry le contaba a Malfoy lo que Breety había dicho sobre Clark Tiering.

—Nunca he oído hablar de él —se encogió de hombros Malfoy—, y no creo que estos fueran de primer año. Todos llevaban la capucha puesta esta vez, y estaban camuflados con algún tipo de encantamiento desfigurador. Se están volviendo más listos.

—Bueno, esperemos que los solucionemos. —dijo Harry, mientras se deslizaban en el banco junto a Neville.

—Buenas noches, Longbottom. —dijo Malfoy. Neville pareció sorprendido y receloso a la vez.

—Oh… hola, Malfoy. —respondió.

—Vaya, Draco —murmuró Harry mientras deslizaba su mano hacia la de Malfoy por debajo de la mesa—, eso fue prácticamente civilizado.

—Sólo no me hagas empezar una charla antes de comer algo —murmuró Malfoy—. Pereceré.


...


¡Su primer beso! Sea cual sea el fanfic, siempre me emocionaré con los primeros besitos de estos tórtolos.

¡Gracias por leer!