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Apuestas de papel
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Siempre igual. Se pone a leer su maldito libro y pasa de todos.
¿Quién se cree que es?
¿No puede relacionarse con los demás?
¿Participar de los encuentros?
Para eso… ¡que no venga!
Estaba cabreada. Ella tampoco había querido venir. Pero aquí estaba. Ayudando a organizarlo todo. No como él.
Seguro que si intentaba pasar de todo, como hacía él, los demás vendrían a preguntarla si la pasaba algo.
Sí, se supone que era algo bueno que tus amigos se preocupen por ti…
Una idea cruzó su mente.
-Ahora vengo –dijo soltando un montón de farolillos de papel sobre la cabeza de Konohamaru- Sostenlos.
-¡Oye que no soy una mesa! –se quejó el chico.
Pero no importaba. Ya estaba de camino hacía el ninja de pelo plateado que, recostado sobre un árbol, tenía su mirada perdida en cierto libro de tapas naranjas.
-¿Cuántas van ya? –preguntó molesta.
Silencio.
-Le pregunto a usted.
-Hum –fue toda la respuesta que recibió acompañada de una mirada molesta.
-¿Cuántas veces ha leído ya el maldito libro?
Kakashi la miró con desgana por un segundo. Luego volvió a su libro.
Anduvo el par de pasos que le separan de él y le arrancó el libro de las manos.
Ahora sí se había ganado su completa atención.
-Podría ayudar un poco –se quejó Sakura cabreada.
-¿Puedes, por favor, devolverme mi libro, Sakura-chan? –responde con una sonrisa en los ojos y un tono tranquilo.
-No. No hasta que ayude a organizar un poco todo.
-No me apetece –responde sencillo.
-Ni a mí. Preferiría estar en casa descansando. Ayer tuve turno en el hospital y estoy agotada. Pero aquí estoy.
-Puedes irte a casa.
-No se trata de lo que uno quiera o pueda hacer. A veces hay que hacer lo que uno debe hacer.
-No debo hacer nada –reclama levantándose de un salto.
Sakura escondió el libro a su espalda.
-No, pero está aquí. Ya que ha venido podría ayudar.
-He venido porque es la única forma en que me dejáis en paz, o eso creía –se queja apático.
De un rápido movimiento se puso tras ella y la quitó el libro. Después saltó a la rama del árbol sobre el que había estado recostado y volvió a concentrarse en el libro.
La ninja suspiró ruidosamente y saltó a su lado.
-En serio, no entiendo a que viene. Siempre hace lo mismo. ¿Nos odia o qué le pasa?
-¿Por qué iba a odiaros? –pregunta curioso levantando la mirada del libro.
-Porque nunca participa de las reuniones, siempre se queda a un lado leyendo.
-Hum.
-¿Hum qué?
-Nada.
Ante la respuesta vacía, por otro lado no poco común en Kakashi, Sakura frunció el ceño.
-Volveré con ellos. Puede seguir aquí en su mundo donde nadie le moleste.
Sin decir nada más bajó de un salto del árbol.
-Sakura.
Se giró para verle.
-¿Si?
-Una apuesta.
-¿Eh?
-Si ganas, voy allí y coloco los farolillos. Si gano… te vas a casa a dormir.
-No me interesa. De algún modo hará trampas y ganará. Ya le conozco.
-Tú eliges el reto. Tú pones las normas.
Le miró dudando por un momento, pero en su rostro, o en lo que podía ver de él con esa máscara, no pudo ver ningún gesto que la hiciera pensar que estaba jugando con ella.
-¿Sin trampas?
-Sin trampas –respondió saltando junto a ella.
Sakura miró a su alrededor buscando inspiración, tenía que pensar algo en lo que pudiera ganar a Kakashi en una competición justa.
-¿Ve aquello? –señaló algo a bastante distancia de ellos.
-¿La mariquita? –preguntó mirando en la dirección que marca el dedo de Sakura.
-No, arggh. La señal. Me refiero a la señal.
-Tu dedo señala la mariquita que está sobre la señal.
-Es igual. La mariquita está bien.
-Vale.
-Una carrera. Nada de bunshins, desaparecer y aparecer, nada de jutsus, nada de saltar por los árboles, nada de chakra, nada de nada que no sea simplemente correr a ras del suelo sin ningún tipo de ayuda que sus propias piernas.
-¿De verdad crees que puedes ganarme en una carrera?
-Sí. Ya está viejo y lleva sentado ahí más de tres horas, debe tener las piernas un poco entumecidas.
Kakashi la mira curioso.
-Que daño hace estudiar medicina –anunció sonriente.
-Lo que usted diga. Ida y vuelta.
-¿Hasta la mariquita?
-¡Hasta la señal! –respondió furiosa.
-Ah. Que bueno que lo aclaraste, porque la mariquita está volando hacía aquí ahora mismo.
-Nada de trampas.
-Hasta la señal –repitió levantando los brazos en señal de rendición.
-Cuando diga tres.
-Te dejo contar a ti.
-Pensaba hacerlo. Tres –gritó sin previo aviso saliendo a la carrera.
-¿Eso no es trampa? –gritó de vuelta corriendo tras ella.
-¡Decir tres no es contar hasta tres! –respondió unos metros por delante de él.
Estaba vez se reiría de él mientras le veía colgar todos y cada uno de los farolillos de papel para la fiesta de cumpleaños de Iruka. Estaba cansada de que siempre ganara. Sí, de algún modo había empezado con un truco feo, pero no había hecho trampa. Decir tres, no es contar hasta tres.
Dio un salto evitando tropezar con una piedra y sujetándose al palo de la señal, con un derrape, rodeó la señal girando sobre ella. En ese momento Kakashi, también derrapando para girar, coloca la mano sobre la suya.
-¡Suélteme! –gritó ella dando un tirón para sacar su mano de debajo.
-Perdón –dijo soltándola-. No es trampa, ¿verdad? Sólo me agarraba –gritó sobre pasándola.
No podía creerlo, iba a perder otra vez. No podía permitirse eso. Tenía que hacer algo. Tenía que ganarle. No podía dejar que otra vez se saliera con la suya.
Una idea cruzó su mente.
Estiró su mano y simplemente le tocó el culo.
Kakashi se paró en seco. Ella intentó pasarle pero fue agarrada por un brazo y derrapó girando y chocando contra el pecho de él.
-Eso es trampa –dijo el ninja pegado a ella.
-No. Sólo me agarraba, tropecé con una pierda, pensé que me caía –se excusó nerviosa y separándose un poco de él.
-Me tocaste el culo.
-Pensé que me caía –repitió convencida.
-Hum.
Kakashi bajó una de sus manos hasta el culo de Sakura y le dio un fuerte apretón para luego soltarla.
-¿Qué hace? –preguntó incrédula.
-Empatar.
-Eso no es empatar. Lo mío apenas ha sido un roce.
Sakura bajó sus dos manos hasta el culo de Kakashi y lo apretó fuertemente.
-Esto es empatar –respondió arrogante sin soltar el agarre.
-No. Esto es empatar –dijo Kakashi volviendo a cogerla el culo, esta vez con las dos manos, y obligándola a mantenerse muy pegada a él-. Si tú no me sueltas…
-Es un pervertido –exclamó subiendo la mirada para verle la cara.
-No, sólo te igualo. Un pervertido haría algo así. –Separándose un poco de ella colocó una de las manos en la cintura de Sakura y dejó que la otra subiera poco a poco hasta situarla bajo un de sus pechos.
-¡No se atrevería! –exclamó mirándole retadoramente.
Kakashi levantó la mano y la colocó sobre el pecho derecho de Sakura.
-Pervertido -exclamó indignada dejando que una de sus manos pasara del culo de Kakashi al frente de su pantalón.
Kakashi sin decir nada más bajó su mano hasta la cintura de Sakura y tiró de ella para pegarla a su cuerpo.
-Has empezado tú –la acusó mirando hacía abajo para igualar sus miradas.
-Sólo quería ganar la carrera.
-¿Qué carrera? –preguntó demasiado cerca de ella con voz ronca.
-La carrera –respondió en un gemido al notar cómo el pantalón empezaba a abultarse bajo su mano.
-Da igual la carrera –comentó Kakashi acercando su rostro al de ella.
-Pe... pero… -tartamudeó ella en un jadeo.
-¿Pero? –preguntó Kakashi rozando sus labios enmascarados con los de ella.
-Los fa... farolillos de... de papel… –balbuceó Sakura en un susurro cerrando los ojos.
Pudo notar la calidez de sus labios a través de la máscara.
Subió las manos hasta la cintura de Kakashi y dejó que él siguiera rozando sus labios.
Se sentía bien.
Realmente bien.
¡Maldito!
Seguro que es una trampa.
¡Sí!
Eso debe ser.
Una trampa para ganar la carrera.
Abrió los ojos de golpe y se zafó de su agarre para salir corriendo en dirección a la meta.
Kakashi quedó helado en el sitio con las manos caídas a los costados.
-¡GANÉ! –gritó junto al árbol-. Le toca colocar todos los malditos farolillos. No se deje ninguno –dijo señalando donde estaban todos.
Kakashi se encoge de hombros y se aleja en dirección a los farolillos.
¿Y si no había sido una trampa?
Pensó tocándose los labios.
Todavía podía sentir su calidez.
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