Disclaimer: Los personajes, lugares y hechizos, son propiedad de J.K Rowling, a menos de que se especifique lo contrario. No hay retribución monetaria con la traducción y publicación de esta historia.

Traducción autorizada de A Forward Path por umbrellaless22 en AO3


CAPÍTULO XIX


Después de hablar con el profesor Loon, quien estaba muy contento con la oportunidad de aprender sobre los reproductores de mp3, Harry fue a buscar a Malfoy. Lo encontró en la biblioteca. Dado que era un sábado por la tarde en septiembre, la estancia estaba abandonada, Draco estaba escarbando en un pergamino en una mesa del fondo.

Harry escudriñó la sala en busca de Madame Pince. Al no encontrarla, se arriesgó a dar un rápido beso bajo la oreja de Malfoy.

—Hola. —dijo.

Malfoy levantó la vista hacia él, y Harry miró esa larga extensión de cuello, deseando hincarle el diente de nuevo.

Malfoy se golpeó los labios con la pluma.

—Otra vez. Aquí. —exigió.

Harry sonrió y se inclinó hacia él, besando a Malfoy adecuadamente antes de deslizarse en una antigua silla de madera junto al otro chico.

— ¿Dónde está Pansy? —preguntó Harry, amando la forma en que la mano de Malfoy buscaba la suya casi inmediatamente bajo la superficie de la mesa.

—Se fue a tomar el té, creo. —fue la respuesta, y la mirada de Malfoy volvió a sus libros. Deslizó un gran tomo frente a él. El encabezado de la página abierta decía Transformación para Aturdir e Inspirar.

—No debería dejarte solo. —refunfuñó Harry.

—Oh, vamos —dijo Malfoy, recuperando su mano de la de Harry para hojear el índice—. Sé que me han pillado con la guardia baja un par de veces. Ahora estoy en guardia, ¿lo ves? Posición defensiva, de cara a la entrada. No puedo tener, ni quiero tener, un equipo de seguridad cada segundo de cada día. ¿Ahora vas a molestar, o vas a dejarme hacer algo de trabajo?

— ¿Qué estás buscando, de todos modos?

—Un hechizo para aturdir e inspirar, obviamente. Necesito una O, Potter, no una E, especialmente en Transformaciones. No puede ser sólo lo que aprendemos en clase. Toma, este parece prometedor, y práctico para los sanadores: harina en tejido de matorrales.

—Eh, ¿eso... aturde e inspira?

—Un verdadero testimonio de nuestra educación, eres —Draco puso los ojos en blanco—. Bushelweave es uno de los ingredientes principales para la mayoría de las pociones curativas. Este hechizo podría convertir efectivamente una despensa en un botiquín. Me gusta esta autora, ve a buscarme otro libro de ella.

Harry negó con la cabeza, pero se encontró de pie.

—Muy bien entonces, pequeño tirano irritante, ¿quién es? Sinceramente, es una suerte que seas atractivo, si no, no te saldrías con la tuya.

—Claudia Excelsior Winkelmeyer. —fue la respuesta, pero Harry notó el ligero rubor que subía por el cuello de Draco. Si hubiera sabido que hacer un cumplido al otro chico tendría tal efecto, pensó Harry, no habría pasado tantos años insultándolo.

Harry le revolvió el pelo a Draco, lo que le valió un manotazo y una mirada desdeñosa (ambas cosas valían la pena), y se alejó entre los estantes. Acababa de localizar un segundo volumen -¡Transfigura tu armario, transfigura tu vida! El cual sospechaba que no fuera lo que Draco buscaba, pero le divertía mucho- cuando la tensa voz de Draco cortó el silencio de la biblioteca.

—Harry, ¿puedes volver aquí un momento, por favor?

A Harry no le gustó el tono de Malfoy. Algo estaba mal, Harry podía sentirlo en su médula. Casi corrió de vuelta a su lado.

— ¿Qué, qué pasa?

Malfoy parecía sin color, con las manos enroscadas sobre el borde del volumen, apretadas y temblorosas.

— ¿Has oído eso?

— ¿Oír qué? —preguntó Harry, arrodillándose a su lado, tomando su cara entre las manos— Draco, ¿qué ha pasado?

—Había una mujer... en mi cabeza, intentó hablarme.

— ¡Mierda! —exclamó Harry— ¿Sigue ahí?

Draco negó con la cabeza.

—No, me deshice de ella. Su Legilimens no es rival para el de Voldemort y tuve mucha práctica tratando de mantenerlo fuera de mi cabeza.

—Merlín… —se lamentó Harry, inclinándose para besar su frente— ¿Estás bien?

Draco asintió temblorosamente y Harry se sentó en la silla contigua. Malfoy extendió la mano casi involuntariamente, y Harry envolvió las manos del chico en las suyas.

— ¿Quién era? —preguntó Malfoy.

—No hablemos aquí —dijo Harry—, vayamos a un lugar con menos sitios donde esconderse —se levantó y empezó a meter los libros de Malfoy en su mochila, mientras Draco se le observaba, abatido—. Se ha ido —prometió Harry, deseando decir algo que pudiera aliviar esos músculos agarrotados en el cuello de Draco—. Hiciste exactamente lo correcto, estás a salvo. Te protegiste, ¿de acuerdo?

Draco no contestó, pero se puso de pie cuando se le indicó y dejó que Harry lo guiara fuera de la biblioteca.

— ¿Quieres ir a la sala común? —preguntó Harry.

—No quiero ver a nadie. —susurró Malfoy en respuesta.

—Está bien, no pasa nada —le tranquilizó Harry—, pues vamos a escondernos aquí hasta que te sientas mejor.

Era un pequeño armario de suministros, sólo cubos de ladrillo abarrotados de plumas y pergaminos de repuesto, una mesa ancha de piedra y una pila de sillas rotas y polvorientas.

Harry se apoyó en la mesa, pero Draco empezó a pasearse, con los brazos apretados alrededor del torso y la cara desencajada. Ocho zancadas en cada sentido. Harry le dejó cruzar el suelo, una, dos, tres veces.

—Draco —dijo finalmente—, ven aquí, por favor.

Draco lo miró como si hubiera olvidado que estaba allí, pero obedeció.

Harry alargó la mano y cogió al otro chico por los hombros.

—Se acabó —dijo con firmeza—, te tengo, ¿sí?

Draco asintió, una vez, y Harry lo atrajo, acunándolo contra su pecho. Malfoy se quedó de pie, inmóvil por un momento más antes de enterrar la cabeza en el cuello de Harry y aferrarse a su jersey. Harry mantenía un brazo rodeando firmemente los hombros de Draco, y llevó la otra mano para acariciar su pelo.

—Respira, por favor. —le ordenó Harry y sintió que Draco inhalaba largamente y de forma traqueteante.

— ¿Quién era? —Draco dijo de nuevo, en el pecho de Harry.

—Creemos que alguien está utilizando alguna forma extraña de Legilimencia para controlar a algunos alumnos. Al menos, eso es lo que le ocurrió a Clark Tiering, y sospecho que también le ocurrió a Ada Lum, la chica que intentó cruciarte. Y antes de que me acuses de ocultarte cosas, acabo de enterarme de esto y te lo iba a contar de verdad.

Malfoy despegó la cara del hombro de Harry y lo miró.

— ¿Tenemos alguna idea de quién es?

Harry negó con la cabeza.

—Lo único que pudo decir Clark es que era una mujer con acento elegante. ¿Qué te dijo la voz?

—Sólo dijo: 'Vamos a dar un paseo', me asustó bastante, así que la expulsé enseguida.

—Probablemente quería dejarte a solas antes de darte más instrucciones.

— ¿Dónde estaba ella? —preguntó Draco— No vi a nadie, ¿este hechizo puede recorrer largas distancias? ¿Viajar a través de las paredes?

—Es difícil de decir —admitió Harry—, si ella -suponiendo que sea ella la que habla y no una técnica de modulación- era invisible, estaba al otro lado de la habitación o se escondía. Hay muchas incógnitas. Sin embargo, es probable que haya alguien en los terrenos de Hogwarts. Las protecciones de este lugar son difíciles de atravesar, y al menos tendría que ser capaz de apuntar a ti de alguna manera, conocer tu ubicación.

Draco asintió en señal de comprensión, exhalando.

—Maldita sea. No puedo sacarme la sensación de ella de mi cerebro. Es que... —se mordió el labio inferior—, realmente odio esa sensación. Voldemort... solía hurgar en mis recuerdos para divertirse. Le gustaba especialmente cuando me reprendía mi padre. Ponía esos recuerdos una y otra vez.

—Joder, Draco. —jadeó Harry, con una oleada de náuseas recorriéndole, sabiendo lo que ese tipo de vergüenza haría a un chico como Malfoy.

Draco se estremeció, pero siguió hablando.

—Aunque en realidad fue bueno, creo que casi lo alenté. Mejor eso... mejor eso a que se enterara de lo que sentía por ti.

— ¿Se lo ocultaste? —preguntó Harry, asombrado.

—Sí —respondió Malfoy, con la voz apagada—, todavía no sé cómo lo hice. Pensé que como era lo que más miedo me daba que supiera, me lo arrancaría enseguida. Pero cada vez que entraba ahí, yo sólo… sólo sabía que tenía que protegerlo, protegerte, no sé. Así que, de alguna manera, no estoy seguro, lo dirigí... Sabía lo que le gustaría y se lo ofrecí, lo distraje. Merlín, me sentí tan aliviado cuando mordió el anzuelo, pero tampoco podía dejar que lo viera.

—Eres increíble —murmuró Harry—. ¿Es el Legilimens más poderoso que ha existido y tú lo desviaste? Por las Barbas de Merlín, eso es una mierda realmente poderosa, ¿lo sabías? Ni siquiera pude alejar a Snape de mi cabeza, mucho menos a Voldemort.

—No pude mantenerlo fuera —corrigió Draco—, sólo... guiarlo un poco.

—Eso es increíble —reafirmó Harry—, notable, sinceramente.

Draco le dedicó una media sonrisa temblorosa.

—Supongo que es algo.

Harry atrajo al otro chico para darle un beso, y Draco se acercó de buena gana. Harry saboreó la cálida presión de sus bocas, los brazos de Draco bajando para apoyarse en las caderas de Harry, la forma en que sus cuerpos se encajaban el uno contra el otro de forma tan reconfortante.

—McGonagall esperaba —dijo Harry cuando se separaron unos minutos después— que tú y yo pudiéramos al menos intentar enseñar al chico Tiering algo de Oclumancia. No es que vaya a resolver el problema, pero al menos le ayudará un poco. Su madre es muggle y tiene una especie de psicosis, y a él le asustaba mucho pensar que él también la tenía.

— ¿Un primer año? Yo tenía quince años cuando aprendí, y no fue fácil. —contestó Draco.

—Y yo nunca lo logré del todo —admitió Harry—, pero al menos podemos decir que lo intentamos. Quiero hacer algo por él, pobre chico.

—Así que cuando dices nosotros en realidad te refieres a mí. —observó Draco, astutamente.

—Bueno, no se puede hacer Oclumancia sin la Legilimencia, así que yo proporcionaré esta última.

Draco retrocedió visiblemente y la reacción se manifestó como un dolor físico en el pecho de Harry.

— ¿Eres un legilimante? —acusó Draco.

— ¡No a propósito! —Harry insistió— Voldemort simplemente... vivió en mi cabeza durante mucho tiempo y supongo que cogí algunos de sus trucos. Ni siquiera lo había hecho antes de hoy, cuando lo probé con McGonagall.

— ¿Lo probaste con McGonagall? —siseó Draco.

— ¡Ella me dijo que lo hiciera! —Harry insistió— Te lo juro, Draco, todo es correcto. Ni siquiera sabía que podía hacerlo, y no puedo decir que lo haya disfrutado, ¿vale? Definitivamente no estoy en tu cerebro, y nunca entraría en tu cerebro sin invitación, lo prometo, honor de mago.

Draco lo miró con recelo por un momento, y luego su rostro se suavizó. Puso los ojos en blanco, sacudiendo la cabeza.

—De acuerdo entonces —concedió—. Podemos reunirnos con este chico Clark, pero te prometo que estamos perdiendo el tiempo, así que no vayas a esperar milagros.

—Gracias —respondió Harry—. De verdad.

—Gryffindor idiota de corazón blando —murmuró Malfoy—. Bésame otra vez para que pueda dejar de pensar en toda esta basura.

Harry accedió con gusto.


...


Había olvidado actualizar por aquí, lo siento :(

¡Gracias por leer!