Capítulo 3: Traicionada.

Cuidadosamente, ella cerró el pasadizo secreto y lo selló, reactivando el encantamiento que lo protegía de ojos curiosos. Un pequeño suspiro escapó de sus labios. Todo su costado ardía de dolor; aún sangraba de la herida que le había dejado el maleficio cortante que había recibido, a pesar de los pequeños trucos que había aprendido hasta ahora. Había apretado su mordida con tanta fuerza para impedirse hacer ruido, que ahora su cabeza dolía casi tanto como lo demás. Necesitaba pociones, una ducha y luego su cama.

"¡Granger!"

Se dio media vuelta con su varita lista delante de ella, pero cuando vio quien se había escabullido tras ella, dejo caer sus brazos nuevamente. Realmente debo estar agotándome, pensó enojada, Para dejarlo acercarse tanto.

"Draco. ¿Qué haces aquí?"

"Esperándote", se acercó más a ella, su voz sonaba nerviosa pero determinada, "Tenemos que hablar"

Dios, no, no esta noche. No se sentía capaz de soportar nada de esto ahora.

"Definitivamente no. Es más de medianoche y tengo mejores cosas que hacer que escuchar tus lloriqueos. Vete a la cama"

Hermione trató de pasar hacia su cuarto, pero él la tomó entre sus brazos y la arrinconó contra la fría pared tras ella. No era rival para él esta noche, no sin arriesgarse a herirlo, y no quería hacer eso. Irritante o no, Draco sólo se preocupaba por ella.

"No puedo seguir sin interferir, Hermione. No estás sólo participando de las reuniones, ahora lo sé. Es demasiado peligroso", le dijo en voz baja, muy cerca de su cara. Demasiado cerca para su gusto.

"Lo que es demasiado peligroso es mi decisión, Malfoy".

"Si no le dices a Dumbledore, Granger, lo haré yo. Necesitas un mejor apoyo, cuidado médico y todo eso. ¡Un día podrías morir regresando a Hogwarts y nadie lo sabría!".

"No seas ridículo", contestó ella, tratando de liberarse, pero él aumentó la presión. Uno de sus brazos rozó su herida, y la chica lanzó un grito al intensificarse el dolor.

"¿Qué pasa?", le preguntó, ahora asustado y tocando el costado del cuerpo de Hermione suavemente con su mano. Cuando la levantó a la altura de sus ojos, estaba cubierta en sangre.

"Granger¿qué te han hecho¡Quítate la túnica!"

"¡Déjame ir en este instante, Malfoy, o lo vas a lamentar!"

Ahora trató de golpearlo, luchando con manos y pies, pero él era más fuerte que ella, y cuando abrió su túnica de un tirón, no pudo reprimir un grito de furia, "¡Me estás lastimando¡Suéltame!"

De pronto, estaba libre. Escuchó a Malfoy estrellarse contra la pared opuesta del corredor y, sosteniendo su costado y su brazo izquierdo, donde viejas heridas habían vuelto a abrirse, se deslizó contra la pared hasta llegar al suelo. Estaba hecha un desastre. Tenía que llegar a alguna sala de clases y arreglarse un poco antes de entrar a la Sala Común. Harry y Ron armarían un tremendo disturbio si la veían así. Esto seguramente alimentaría el rumor de que tenía un novio abusivo, rumor que había esparcido alguna de esas idiotas muchachas. Cuando averiguara quien…

Hermione mentalmente se golpeó a sí misma. Estaba pensando tonterías sin sentido. No había tiempo para eso. Ordenándose a sí misma ponerse de pie, levantó nuevamente su cabeza, sólo para encontrarse mirando directamente a los ojos oscuros del Profesor Snape.


Las pesadillas eran algo que Severus habría preferido evitar. La de esta noche había sido especialmente desagradable, la función completa con sombras en ropajes oscuros asechándolo, la risa maníaca y sangre, sangre por todas partes.

Severus estaba lo suficientemente acostumbrado a estas pesadillas para saber que no podría volver a dormirse en las próximas horas, al menos no sin recurrir a un poco de Poción para dormir sin soñar, pero se le habían acabado sus reservas y tendría que ir a buscarla a la Enfermería.

Suspirando, se levantó de su cálida y cómoda cama. Con un movimiento de su varita encendió un fuego en la chimenea y se vistió rápidamente, escogiendo unos simples pantalones negros y una camisa del mismo color. Tras un momento de vacilación, se puso también su túnica, aunque la dejó desabotonada. No debería haber ningún estudiante merodeando a estas horas de la noche, pero uno nunca podía estar seguro, especialmente con Potter suelto en el castillo. El chico era otra de las pesadillas que Severus habría preferido evitar.

Caminó por corredores de las mazmorras sin hacer ruido. Los Slytherins pocas veces salían después de la hora, o por lo menos sólo una vez durante su tiempo en Hogwarts. Él podía ser muy persuasivo si lo creía necesario, y aunque sus estudiantes lo respetaban y solían buscarlo para aconsejarlos con sus problemas, una dosis de saludable miedo nunca estaba de más. O eso es lo que había pensado hasta muy recientemente.

Pero, como si quisiera burlarse de su confianza en los Slytherins, un ruido lo alcanzó de pronto. Se distinguían las voces de un chico y una chica, él enojado y ella con una nota de pánico. Apurando el paso, Severus llegó a una esquina, y cuando dobló, la fuente del disturbio nocturno quedó a la vista.

Draco Malfoy y una chica. Le había abierto su ropa y la estaba tocando. Ella le gritó, tratando de poner distancia entre ellos, pero Draco ciertamente era más fuerte y parecía muy determinado. Draco. ¡Siempre había confiado en el chico!

Severus cruzó la distancia que lo separaba de Draco, una oscura rabia creciendo dentro de él. Lo tomó por el brazo, separándolo de la chica y lanzándolo hacia la pared opuesta. Le tomó sólo un momento paralizar a Draco, quitarle su varita y tomar también la de la chica, que estaba en el suelo a poca distancia, pero cuando se dio la vuelta, la chica ya se había deslizado hasta el suelo, sosteniendo su brazo y murmurando entre dientes.

Severus se arrodilló a su lado, dándole tiempo para recuperarse antes de forzarla a tratar con él.

Cuando ella alzó la vista, directamente a sus ojos, fue un shock.

"Señorita Granger", su voz sonaba dura, "¿Está bien?"

¡Qué pregunta más estupida! Severus se podría haber golpeado a sí mismo, por supuesto que no estaba bien, había estado a punto de ser violada por su propio estudiante favorito, y ahora estaba muy cerca de su profesor más odiado. La chica probablemente se pondría histérica en un momento.

Pero nuevamente, lo sorprendió.

"Mierda, maldita sea", murmuró la chica, alejándose de él y poniéndose de pie con la mayor gracia que le fue posible, "¿Qué está haciendo usted aquí?"

Si esto era resultado del shock, este era el shock más extraño que Severus había presenciado. Y él había tenido su cuota de chicas en situaciones similares. Ella debería estar llorando en su hombro, o gritando y maldiciendo, pero en vez de eso estaba de pie, muy derecha y con la frente en alto.

Luego se acercó a Draco y levantó el hechizo inmovilizador de su cuerpo.

"Espero que eso te enseñe, Draco", comentó lejanamente.

Al ver a Draco levantarse con esfuerzo, Severus finalmente recordó cerrar la boca y reasumir su posición de Profesor a cargo. Se abalanzó a ellos, separó al confundido Malfoy de la chica Granger, y tomó a Draco del brazo.

"Vas a informarme que es lo que estaba pasando aquí, Draco", declaró con frialdad. Definitivamente no era una pregunta.

Pero en lugar de acobardarse ante su furioso profesor, Draco se volvió hacia Hermione.

"¿Se lo digo yo, Hermione, o lo harás tu?"

"No te atrevas, Malfoy" le susurró en una voz que casi se igualaba a la de Severus, "¡No digas ni una palabra!"

Severus consideró necesario entrar en acción. "Los dos van a venir conmigo", les ordenó y comenzó a guiar a Draco hacia su oficina.

"No lo creo, Profesor Snape", respondió Hermione con tranquilidad, "Draco y yo sólo tuvimos un leve malentendido. Creo que preferiría irme a la cama antes que discutir este asunto sin importancia".

"Señorita Granger, va a seguirme a mi oficina o va a perder unos cien puntos para su casa", ella se estaba dando la vuelta para irse de todas formas, "y cumplir detención conmigo por los dos próximos meses".

Eso la detuvo. Después de examinar por un minuto su mirada de controlada ira, la chica asintió levemente y lo siguió sin otra palabra.

Dentro de su oficina, Severus se sentó tras su escritorio, dejando a los dos estudiantes de pie en frente de él. Normalmente, los habría separado inmediatamente, pero a pesar de lo que había pasado, la señorita Granger no parecía intimidada en lo más mínimo. Al contrario, era Draco el que se veía asustado y nervioso, y sus ojos se dirigían alternadamente a su profesor y a Hermione Granger.

"Ahora. Quiero respuestas".

"Como ya le dije, Profesor, no fue nada que valga la pena mencionar. Draco y yo nos encontramos en el corredor y comenzamos a discutir. Puede que hayamos exagerado un poco, pero aun asi no fue nada más que un leve malentendido."

"A mi me pareció más que eso. De hecho, guiandome por las apariencias, me vería obligado a asumir que Malfoy trató de violarla, señorita Granger, de una forma bastante violenta. No debe temer decir la verdad, él no podrá hacerle daño después de esto".

Ella no parecía asustada, sino más bien ligeramente divertida. Por un momento Severus pensó que se iba a largar a reir, pero se controló a si misma y simplemente negó con su cabeza llena de desordenados rizos.

"Ridiculo", contestó tranquilamente, "Ya le dije todo lo que hay por decir. Draco no tiene más culpa que la que tengo yo. ¿Puedo irme…?"

"¡Hermione¡Tienes que decirle!"

Draco la había interrumpido, de nuevo volviendose hacia ella y tomando su brazo. El muchacho examinó la cara de la chica con una triste y suplicante mirada en sus ojos.

"¿Decirme qué?", preguntó Snape, irritado, "Señor Malfoy, si hay algo que yo deba saber, más le vale decirmelo en este instante si no quiere sufrir las consecuencias".

"¡Hermione, por favor!"

"No lo hagas, Draco. ¡No me traiciones!"

Pero Draco evidentemente se había decidido en contra del deseo de Hermione. Giró hasta estar de frente a Severus, cuidadosamente alejándose de la chica que parecía lista para atacarlo.

"Tengo que informarle que Hermione Granger es una Mortífaga, Profesor. Está espiando para Dumbledore. Pero tengo razones para creer que hay cosas que no le está diciendo y q se encuentra en peligro."

Claramente, los dos se habían vuelto locos. Severus los observó en silencio, sin creer ni por un segundo lo que Draco había dicho. Draco se veía suficientemente desdichado – ¿eran esas lágrimas en sus ojos? La cara de la chica se había transformado en una máscara nuevamente, tan fría y sin vida que Severus tembló involuntariamente. Claramente algo andaba mal con ella. Tendría que llevarla a ver a McGonagall para que tuvieran una conversación de mujeres. O una conversación de Gryffindors, no estaba seguro de cual era peor.

"Tonterías, señor Malfoy. Estas estúpidas mentiras no lo van a salvar de nada. Esta chica nunca podría ser una Mortífaga."

"¿Así lo cree, Profesor? Muéstrale, Hermione", Draco avanzó la distancia que lo separaba de la chica, "¡Muéstrale!"

"No me toques, Draco", le dijo en una voz baja que no parecía pertenecer a esta vehemente chica. Era una advertencia a la que Severus hubiera prestado atención.

Pero Draco no lo hizo. En un fluido movimiento la tomó del brazo y rasgó la manga de su camisa. Severus ya se había puesto de pie y rodeado su escritorio cuando su mirada cayó en la sección de piel que Draco había expuesto.

Era la Marca Tenebrosa.

No había duda. No podía ser nada más. Ningún tatuaje, ningún encantamiento podría verse así. Era real.

Hermione Granger era una Mortífaga.

"A la oficina del Director", murmuró Severus, su cara de pronto careciente de sangre, "¡Ahora!"


Nota de la traductora: Muchas gracias a todos los que han dejado sus reviews, me hace muy feliz saber que les ha gustado la historia.

Y como comentó Kayly sobre este capítulo, pobre Severus… no sabe el shock que le espera en el próximo! ;)

Había subido este capítulo más temprano pero parece que hubo algún programa porque no se podía acceder a él, asi que aproveché de corregir algunos errores que encontré y lo subí de nuevo, espero que esta vez todo ande bien.

R&R!