Disclaimer: Los personajes, lugares y hechizos, son propiedad de J.K Rowling, a menos de que se especifique lo contrario. No hay retribución monetaria con la traducción y publicación de esta historia.
Traducción autorizada de A Forward Path por umbrellaless22 en AO3
CAPÍTULO XXXIII
— ¿Qué harás? —preguntó Harry aquella noche en la seguridad del Locus Secretum. Habían pasado un rato tonteando y Harry estaba sintiendo esa cálida y somnolienta satisfacción que parecía venir con dar cuerda a Draco y dejarle liberarse. Liberarse él mismo tampoco estaba de más. Estaba desnudo y tumbado boca abajo, apoyado en los codos. Draco en una postura similar a su lado. Estaban rastreando el Mapa de los Merodeadores en busca de alguna señal. La profesora McGonagall se había ofrecido a buscar la manera de que Draco terminara su educación por correo, si se sentía demasiado inseguro en la escuela.
— ¿Hm? —preguntó Draco distraídamente, acariciando a Crookshanks, que se había colado en el interior del dosel unos minutos antes y que en ese momento estaba instalado junto a los atentos dedos de Draco.
— ¿Te quedarás?
—Por supuesto que me quedaré, Potter —le informó Draco—, la escuela desde casa sería terriblemente aburrida, por no mencionar que sería demasiado abstinente para mi gusto.
Harry se inclinó para apretar un beso en el hombro desnudo de Draco.
—No es que quiera que te vayas, pero no me disgustaría saber que estás en un lugar más seguro. —dijo, en voz baja.
— ¿Cuándo es seguro Hogwarts, sinceramente? —respondió Draco, despreocupado— Tú lo sabes mejor que la mayoría. Si no es un basilisco, es Voldemort, y cuando no es Voldemort, soy yo intentando y fracasando en el intento de acabar con Dumbledore. Todos estaríamos más seguros abrigados en casa con nuestras madres, pero ¿para qué? Puedo cuidarme solo, y cuando no puedo, te tengo a ti para que lo hagas por mí.
—Bueno, no siempre puedo saber cuándo estás en peligro, ¿verdad?
—Mm, eso me recuerda. Tengo algo para ti.
— ¿Qué? —Harry arrugó la nariz. En realidad, nunca habían... intercambiado regalos.
—Lo pedí después de tu pequeño episodio hace unas semanas. Cuando te preocupaste por mí, por el asunto de Goyle... Por fin ha llegado.
—Pequeño episodio es un eufemismo bastante amable para referirse a una crisis delirante. —refunfuñó Harry.
—Tus palabras, no las mías. —replicó Draco magnánimamente, rebuscando en el bolsillo del cabecero de la cama, dando a Harry una visión bastante agradable de ese culo pálido y respingón.
Harry se sentó bien por curiosidad, extendiendo la mano por reflejo para coger una pequeña caja negra que Draco le lanzó, del tamaño de un puño.
Se abrió como un joyero para revelar un bonito reloj de pulsera muggle de diseño minimalista. Una correa de cuero negro con una caja de oro deslustrado y una esfera azul egea en blanco, al menos a primera vista. Con una inspección más detallada, Harry se dio cuenta de que, entre las elegantes manecillas negras, había una delgada de oro. En la manecilla dorada estaban grabadas las iniciales DLM. A lo largo de los bordes de la cara, en letra diminuta y de color gris pálido, estaban las palabras que Harry conocía de la cocina de Molly Weasley: casa, escuela, trabajo, viaje, perdido, hospital, prisión, Quidditch, jardín, recados, visita y peligro mortal. La mano dorada señalaba en ese momento "escuela".
—No es terriblemente útil en Hogwarts, aparte de decir la hora normal, pero me pareció una pena conseguir uno que sólo sirviera para tantos meses más. Así, debería durarte después de la graduación.
Harry y Draco nunca habían hablado de la posgraduación, y el rastro de esperanza contenida en la voz del otro chico hizo que un nudo se materializara en la garganta de Harry.
—Es precioso —consiguió articular Harry, poniéndoselo en seguida—, de verdad, me encanta.
—Así, cuando te pongas nervioso, tendrás un poco de tranquilidad. O si no, puedes venir a salvarme el culo, como sueles hacer.
Antes de que Malfoy pudiera decir otra palabra, Harry estaba pegado a él, besándolo ferozmente. Crookshanks salió corriendo de la cama, afrentado por el repentino movimiento. Harry rodeó con sus fuertes dedos la base de la cabeza de Draco, anclándolo.
—Es perfecto —susurró entre besos profundos y cargados de emoción—. Merlín, Draco, te quiero mucho, joder, ¿lo sabes?
Draco se estiró debajo de Harry, como un gato en un rayo de sol, largo, expuesto y enteramente de Harry.
—Lo sé —permitió—, pero ¿por qué no me lo recuerdas?
Harry alcanzó a Clark Tiering en el pasillo la tarde siguiente entre las clases. Se alegró de ver al larguirucho Slytherin caminando junto a Hiram Fantyl.
—Hola a los dos. —les saludó Harry.
Hiram seguía mirando a Harry como si fuera el sol. Eso hacía que Harry se sintiera profundamente incómodo. Por suerte, Tiering no se hacía esas ilusiones y se limitaba a asentir con su melenita rosada. El corte de pelo tenía un aspecto decididamente peor. Draco tendría opiniones al respecto, eso era seguro.
—Eh, Clark, ¿podemos hablar? —preguntó Harry, sin estar seguro de cuánto había compartido el chico con Hiram.
—De acuerdo —aceptó Clark, encogiéndose de hombros, y luego le dijo a Hiram—. ¿Te pillo en pociones?
Fantyl asintió y se fue corriendo.
— ¿Haciendo amigos? —Harry no pudo evitar comentar— Eso es excelente, realmente excelente.
Clark puso los ojos en blanco de forma demostrativa.
—Sí, gracias, papá.
Pero el sarcasmo de Tiering no pudo mellar el entusiasmo de Harry y se sintió sonreír un momento más.
—Hiram está bien —cedió Clark—, un poco lameculos, tal vez, pero me imagino que eso es sólo porque es pequeño y se aterroriza fácilmente. Pero por lo menos no es un fanático como el resto del dormitorio. Estoy cansado de que todos intenten superarse unos a otros, de verdad, es muy cansino.
Bueno, Harry supuso que un amigo era mejor que ninguno.
—Siento que estés atrapado en Slytherin con un grupo de gente... Slytherin. —se compadeció Harry.
— ¿Pensaba que se suponía que ibas a dar un buen ejemplo no hablando de esos estereotipos? —acusó Clark.
—Mocoso irritante —rio Harry—, tienes razón, por supuesto. Lamento que tus compañeros sigan siendo tan inseguros que sientan la necesidad de hacer brillar sus propios egos a cada paso, ¿es eso mejor?
—Se puede decir que sí. —accedió Tiering.
— ¿Cómo te está funcionando el amuleto de aversión? —preguntó Harry.
—Parece que está haciendo el trabajo. No he oído nada desde aquel día en el campo de Quidditch.
—Bien —asintió Harry—, bueno, entonces mi siguiente pregunta es si quieres seguir con la Oclumancia. Creo que lo estás haciendo muy bien, demostrando que eres muy prometedor, pero sé que es incómodo para ti, así que quería darte la opción.
Harry no mentía cuando decía que Clark lo estaba haciendo bien. Durante las últimas semanas, había sido capaz de expandir ese vacío para bloquear mayormente sus pensamientos, siempre que Harry no se esforzara mucho. Sin embargo, Harry todavía había sido testigo de más de unos cuantos recuerdos profundamente personales.
—Quiero seguir —fue la respuesta inmediata, con la mandíbula del chico flaco apretada—, si tú y Malfoy siguen dispuestos a enseñarme. Como ¿qué pasa si el amuleto deja de funcionar y esa persona lo intenta de nuevo? ¿O qué pasa si lo pierdo? Prefiero saber cómo hacerlo yo mismo. Sigo meditando todos los días, creo que estoy mejorando.
—Por supuesto, estaremos encantados —convino Harry, tranquilizador, aunque lo de "encantados" podría ser un poco exagerado en el caso de Draco—, ¿nos vemos esta noche, entonces?
—Sí, de acuerdo.
—Pensé que volveríamos a tener los martes por la noche para nosotros. —refunfuñó Draco cuando él y Harry llegaron al aula de las mazmorras esa noche.
—Oh, vamos —reprendió Harry, con buen humor—, no creo que te importe enseñar ni la mitad de lo que te quejas de ello.
—Es... frustrante. Quiero ser capaz de hacerlo por él, pero no puedo.
—No —estuvo de acuerdo Harry—, pero hará clic y cuando lo haga será gracias a ti.
—Mm —Draco no sonó convencido, luego asintió hacia la puerta— Buenas noches, Tiering, ¿cómo va tu meditación?
No un saludo precisamente cálido, observó Harry.
—No está mal —comentó Tiering—, no he faltado ni un día —su tono era una extraña mezcla de esperanza y orgullo que Harry reconoció como una búsqueda de la aprobación de Malfoy. Harry se sorprendió, ya que eso no encajaba del todo con el exterior rebelde del chico. Examinó al chico: rostro en forma de corazón, extrañamente querubín -no encajaba con sus largas extremidades-. Tenía una pizca de pecas en la nariz y las mejillas que hacían honor a su edad, a pesar de su altura. Llevaba unos vaqueros rotos y una camiseta con lo que Harry supuso que era el logotipo de algún grupo punk muggle en la parte delantera. Llevaba las manos metidas en los bolsillos.
—Eso espero —fue la respuesta de Draco—, bueno, empecemos.
De nuevo, guio a Harry y a Clark a través de una meditación superficial y luego Harry se puso a ello, saltando en los pensamientos de Clark. Clark lanzó inmediatamente el contrahechizo y Harry se encontró, por primera vez con Tiering, en un vacío completamente negro.
— ¡Estupendo, Clark! —exclamó Harry desde dentro de la conciencia de Clark— ¡Mira esto, realmente bien hecho!
—Es difícil de mantener. —escuchó Harry como respuesta, la voz temblorosa del Slytherin resonando desde algún lugar. Las paredes del vacío empezaron a tambalearse, y luego se derrumbaron, una versión más joven de Clark tratando de despertar a su madre, inconsciente en el sofá. Había un bebé llorando desde algún lugar de la casa.
Harry se retiró rápidamente. Le dio una palmada en el hombro a Clark, felicitándolo, mientras Malfoy le entregaba una caja de caramelos. Había insistido en que Harry consiguiera una provisión separada para el estudiante más joven.
—Muy buen trabajo —repitió Harry—, ¡has conseguido levantar esas vallas inmediatamente y las has mantenido ahí!
Clark se metió un caramelo a la boca, asintiendo seriamente. Lanzó un par de miradas a Draco por debajo de sus pestañas color arena, pero Draco no ofreció ningún elogio. Pobre chico, pensó Harry, está ladrando al árbol equivocado si quiere validación. Malfoy se limitó a esperar hasta que Clark se tragara el caramelo.
—Entonces, ¿qué salió mal? —Draco dijo— Si lo tenías para empezar, ¿qué cambió?
—Jesús, eres un fastidioso. —murmuró Clark, cruzando los brazos sobre su flaco pecho.
—Oh, lo siento, ¿estás aquí para que te feliciten por los fracasos? Para eso tienes a Potter. Mi papel es asegurarme de que realmente aprendas algo útil. No puedes mejorar si no puedes aislar el fallo.
—Lo siento. —murmuró Clark, pareciendo avergonzado.
—No te disculpes, responde a la pregunta. —insistió Draco.
—Sólo estaba pensando en lo que no quería que Harry viera. —el de primer año raspó la punta de su zapatilla por el suelo de las mazmorras.
—Hm —consideró Draco— Esta vez, intenta la distracción. Podría ser más fácil que un bloqueo puro. Piensa en algo completamente distinto —instruyó Draco—. ¿Listo?
Tiering asintió con énfasis y Harry volvió a empezar, llegando a la misma escena. Había vómito en la blusa de la madre de Clark.
—Mierda —maldijo Clark desde el interior de su propia cabeza—. quiero decir, ¡Oclumens!
—Algo más, Tiering —sonó la voz de Draco—. La noche con la sábana, qué tal, céntrate en eso, específicamente.
—Bien. —aceptó Tiering y su madre desapareció de la vista sólo para ser reemplazada por el dormitorio de Slytherin. Había sonidos de respiración suave que provenían de debajo de varios edredones de color verde bosque, baúles ordenados a los pies de cada cama.
— ¿Por qué no me haces este pequeño favor? —insistió una voz femenina— ¿No puedes, Clark, no puedes? ¿No puedes hacerme este pequeño favor? ¿Ser un buen Slytherin, para mí, Clark? —la voz repetía su intención una y otra vez, y a Harry no le sorprendía que Clark hubiera cedido, era implacable. Tan enfermizamente dulce e incesante.
—Bien, Tiering —dijo Harry—, bien hecho, mantén tus pensamientos aquí-
Apenas había sacado las palabras cuando la escena brilló y estaban de nuevo junto a su madre, el llanto del bebé se intensificó mientras Clark sacudía a su madre.
Harry salió rápidamente.
— ¡Mierda! —Clark explotó, lanzando su varita por la habitación— ¡No puedo hacerlo, joder!
Harry hizo accio a la varita de Clark de nuevo hacia ellos.
—Oye —dijo suavemente—, está bien, lo has hecho bien. No es fácil, y ya has hecho muchos progresos. Toma un caramelo.
— ¡No quiero un caramelo! —gritó Clark— Quiero dejar de verter todos mis putos secretos en tu regazo para que tú y Malfoy se puedan reír de mi desastrosa mamá muggle.
Harry estaba a punto de ofrecer algunas palabras de apoyo cuando Draco se adelantó con un amplio movimiento de su capa.
—Toma asiento, Tiering —ordenó—, toma un caramelo y escúchame.
Un Clark acobardado se metió otro caramelo en la boca de mala gana y se desplomó en una silla, con Draco de pie junto a él.
Harry suplicó en silencio a Draco que no fuera demasiado imbécil.
—Lo primero que tienes que entender es que Potter es el mago más honorable del que tendrás la suerte de aprender, ¿entendido? —la voz de Draco era nítida pero no cruel.
Clark lo miró con recelo y asintió un poco.
—El honor de Potter significa mucho para él, y así mismo te protege mucho a ti. En primer lugar, él nunca compartiría, ni conmigo ni con nadie, lo que experimenta dentro de tu cabeza. Y ciertamente no se ríe de ti. Ni Potter ni yo tuvimos una infancia particularmente soleada, no vemos tu sufrimiento por esto con nada más que respeto por tu voluntad de estar aquí, y compasión por tus dificultades.
Clark chupó más fuerte su caramelo, obviamente tratando de no llorar.
—Me alegro de que esté claro —continuó Draco—, también necesito que entiendas que, por muy generoso que sea Harry con los elogios, no lo hace para proteger tu ego. Él ha estado parado donde tú estás parado. Ha sentido las frustraciones que sientes. Si dice que estás progresando, le creo, y tú también deberías hacerlo. Lo que tienes que entender es que cuanto más emocional te vuelvas durante la Oclumancia, más difícil será. Es por eso que Potter aquí nunca lo entendió. Él es todo corazón. Lo cual tiene su utilidad, supongo.
Draco se detuvo un momento considerando al chico que tenía delante. Clark tenía los pies sobre la silla, las rodillas bajo la barbilla y los brazos rodeando las espinillas.
—No creo que seas igual que Potter —continuó Draco, pensativo—, creo que, si estás realmente comprometido a aprender esto, lo harás. Lo que tienes que quitarte de la cabeza es toda esa preocupación por el juicio. ¿Crees que a todos tus anarquistas muggles les preocupa lo que piensen los demás?
—Normalmente no me preocupa —murmuró Clark—. Es que... —hizo un gesto en dirección a Draco.
—Draco tiene ese efecto en la gente —coincidió Harry con una suave risa—, pero mientras lo intentes, realmente no está pensando mal de ti. Además, él no puede ver ni juzgar lo que hay dentro de tu cabeza. Así que puedes alejar ese miedo, ¿sí?
—Sí, de acuerdo —Clark se desdobló y se levantó—. Vamos a intentarlo de nuevo.
—No estoy seguro de que sea una buena idea —dijo Harry, amablemente—, podemos volver a intentarlo la semana que viene cuando hayas tenido la oportunidad de acostumbrarte un poco.
—No —insistió Clark—, estoy listo, hazlo.
Draco dio un paso atrás y le dio a Harry un encogimiento de hombros como diciendo, hazlo.
Harry suspiró, no se sentía seguro de que fuera la decisión correcta.
— ¡Legilimens! —gritó.
Clark fue completamente incapaz de establecer una defensa esta vez. La madre de Clark estaba de rodillas, con los brazos rodeando fuertemente a Clark por el medio, sollozando en su pecho, derramando disculpas. Clark intentaba apartarla...
Harry trató de irse, pero fue como si la magia de Clark lo agarrara, lo retuviera allí, atrapándolo en el recuerdo desesperado, como si necesitara que Harry lo viera.
—Lo siento, amorcito —decía su madre entre sollozos—, no lo volveré a hacer, soy una madre terrible, lo siento mucho, me perdonarás, ¿verdad? Se me olvidó, fue un pequeño error. Estará bien.
Clark estaba temblando, apartándola, mirando hacia un pequeño cuerpo en el que Harry no se había fijado antes: un niño pequeño, de labios azules y silencioso, con rizos dorados como un halo. Las sirenas sonaban...
Harry se arrancó del recuerdo, con los ojos fijos en los de Clark, devastados.
—Está bien, está bien —jadeaba Clark—, llegaron a tiempo. Alergia a los huevos. Simplemente se olvidó... y no había rellenado su epinefrina, Dios, pensé que estaba muerto...
Clark dio un paso hacia adelante y tropezó y Malfoy lo atrapó fácilmente, con sus manos apoyadas en los hombros del chico.
Harry vio cómo el pequeño Slytherin se hundía hacia delante, todavía temblando, con la cara hecha un desastre escondida en el pecho de Draco.
Malfoy lanzó a Harry una mirada de pánico.
—Oh, por el amor de Merlín. —exclamó Harry, haciendo una pantomima para que Draco le devolviera el abrazo al niño.
Con un aspecto sumamente incómodo, Draco pasó los brazos de los hombros del niño a su espalda, dándole lo que Harry supuso que podría llamarse una aproximación a un abrazo. Malfoy le dio un par de palmaditas superficiales en un omóplato agitado y huesudo.
De repente, como si recordara dónde estaba, Clark se apartó del abrazo.
—Mierda —jadeó, con los ojos desorbitados—, joder, lo siento. Yo…
Y entonces se fue, huyendo por la puerta del aula.
...
¡Gracias por leer!
