Capítulo 5: A la Oficina del Director, Parte 2.

Separando la túnica ya rasgada de Hermione, Draco no pudo evitar el sonido de asombro que escapó de sus labios. Había tanta sangre; pegando la tela a su piel, humedeciendo la túnica que antes ocultaba las heridas. Un flujo de sangre salía de una profunda herida en el costado de su cuerpo. Severus miró a Dumbledore y se encontró una expresión que sólo había visto una vez antes en el rostro del anciano mago – en una noche tan oscura y lluviosa como esta, cuando un joven Severus Snape había recurrido a su Profesor pidiendo ayuda.

"Mi niña", murmuró Dumbledore, apenas audible, y finalmente dejó su lugar tras el escritorio. Susurrando un hechizo, cerró la herida, desvaneciendo la sangre y la suciedad.

"¿Qué te has hecho?"

Hermione cerró sus ojos. Un suave suspiro escapó de sus labios, luego se irguió más que nunca y si cara se relajó levemente. Severus sintió una extraña sensación de admiración despertar en sí mismo, aunque la suprimió inmediatamente.

La chica había estado sufriendo dolor, durante todo el tiempo que habían estado ahí, y sin embargo lo había soportado a cada momento, manteniendo la actitud de una reina, y sin perder ni por un segundo su perfecto autocontrol. Dumbledore tenía razón – Hermione era mucho más que lo que parecía. Pero aún así, era una niña, y bajo su cuidado. Severus tenía deberes hacia ella, sin importar lo brillante y valiente que pudiera ser.

"No puede volver ahí", retomó su discurso como si se tratara de una vieja canción, "¡Esto prueba lo peligroso que es!"

"¡Pero tengo que hacerlo!", replicó ella furiosa, "Mi información es demasiado valiosa para sacrificarla a mis necesidades personales. Las heridas pueden curarse. Pero necesitamos todo lo que podamos tener a nuestro favor para vencer a Voldemort. ¡No podemos permitirnos ser tan selectivos acerca de donde viene la información!"

"¡Nada que pudiera averiguar podría ser lo suficientemente importante para justificar esto!"

"Eso no lo detuvo a usted de hacer exactamente lo que yo hago ahora por más de dos años, Profesor", no le estaba discutiendo, tan sólo exponía un hecho, "Y yo en este tiempo he averiguado más cosas que las que usted en esos dos años".

"Albus"; sintiéndose indefenso ante el muro de resolución y testarudez de la chica, Severus recurrió a su mentor buscando apoyo, "Ponle fin a esta locura. Por favor."

Pero Albus Dumbledore, de pronto representando cada uno de sus ciento cincuenta años, negó con la cabeza.

"Me temo que no puedo hacerlo, mi querido muchacho, puesto que ella está en toda la razón. Ha estado en esto por sólo tres meses y ya nos ha dado invaluable información interna. No podemos costear perderla."

Severus sintió que sus hombros caían. Examinó el rostro de su antiguo profesor y encontró sólo resolución; triste, pero dura como el acero.

"Entonces la sentencia a muerte", afirmó.

"Voldemort nos sentenciará a todos a muerte, Severus. Ella está haciendo lo que puede para prevenir eso. Así como todos hacemos lo que podemos."

A sus palabras las siguió un profundo silencio. No quedaba nada más que decir, y la finalidad en la voz de Dumbledore le dijo a Severus que cualquier discusión extra sería infructuosa.

"Entonces", el sonido de la voz de Hermione los sorprendió a todos, fuerte y claro como una mañana de invierno, con un tono levemente burlón, "si ya todos hemos tenido suficiente melodrama para una tarde, preferiría retirarme. Necesito descansar."

Ya había llegado a la puerta cuando la mano de Severus la detuvo.

"No tan rápido, señorita Granger", le dijo, casi de vuelta a su habitual sarcasmo, pero sólo casi, "Aún hay algo que no ha considerado necesario explicarnos, creo."

"Les he dicho todo lo que era de importancia para ustedes."

"Ciertamente no. ¿Le importaría mostrarme sus manos, señorita Granger? O más precisamente¿sus uñas?"

Aquello la hizo palidecer, de pronto examinando la cara de su profesor como un gato atrapado buscando a su cazador.

"No veo porqué eso sería necesario. Deseo retirarme ahora."

"Lumos", rugió Severus, y antes que ella pudiera escaparse, tomó sus manos. La brillante luz q de pronto llenó la oficina hizo que Dumbledore, Draco y Hermione se sobresaltaran, pero Severus se había concentrado en las manos de la chica, encontrando la confirmación a sus sospechas.

"Ahora necesito mirar más de cerca sus ojos", murmuró Severus, forzando su cabeza hacia él, mientras ella aun se resistía.

"Lo que pensé."

La soltó y Hermione retrocedió unos pasos, sin que sus ojos se apartaran de la oscura figura de su Profesor de Pociones, quien ahora se volvió hacia Dumbledore, con una expresión aun más grave que antes.

"Esto es peor que lo que había asumido anteriormente, Director. Me preguntaba como la señorita Granger se las había arreglado para pasar tantas noches en las reuniones de los mortífagos, curar sus heridas, conspirar con su perrito faldero de ahí", Severus agitó su mano hacia Draco, quien se sonrojó furioso, "y aun entregar perfectos y extensos ensayos a tiempo. Me temo que su cuerpo acaba de darme la respuesta."

Severus se detuvo, recolectando sus ideas por un momento.

"Para efectos de seguir adelante, la señorita Granger ha estado ingiriendo un estimulante extremadamente fuerte, a lo menos por un mes, pero si la juzgo correctamente, lo ha estado haciendo por mucho más tiempo."

Se volvió hacia ella, encontrando su mirada.

"¿Creo que es la poción Thanalos la que está usando, señorita Granger?"

Ella mantuvo su mirada por un momento, pero luego bajó la cabeza, asintiendo lentamente.

"Si."

"¿Pero esa poción no es altamente adictiva?", preguntó Malfoy, su cara delatando su asombro.

"Lo es. Y más aun, es extremadamente peligrosa. Thanalos desgasta la energía mágica y física de la persona que la usa. Pero una vez que esta energía está agotada, el adicto muere. No hay otra alternativa si el estimulante es tomado por ciertos periodos de tiempo. Por cuanto tiempo lo ha estado tomando, señorita Granger?"

"Tres meses y medio", respondió ella en voz baja.

"Lo cual es demasiado tiempo. Puede considerarse afortunada de no haber caído muerta hace algunas semanas, no puedo creerlo, niña", Severus estaba tentado de agarrarla de los hombros y sacudirla hasta hacerla entrar en razón, "Usted siempre había parecido tener a lo menos un leve intelecto. Cómo puede ser tan increíblemente estúpida."

"Está bajo control", respondió ella, voz y cara como acero.

"Hay bastantes cosas que usted cree controlar, señorita Granger", le dijo Severus burlándose, "Parece que también deberíamos revisar sus poderes lógicos para ver si están dañados."

"Esto no es necesario, Severus", lo reprendió finalmente el Director, "¿Cuál crees que sería el mejor curso de acción en este momento?"

"¿Aparte de encerrarla en una celda y tirar la llave?", espetó, pero la suplicante mirada de Dumbledore lo apaciguó.

"Necesita una terapia de detoxificación. Los síntomas serán bastante malos, pero si continúa así, no va a sobrevivir más de un mes."

"¿Cuánto tiempo tomará?", Dumbledore examinó a Snape, pensativo.

"Dos semanas. Tal vez tres. Tendrá que estar bajo estricta vigilancia, alguien con la experiencia médica suficiente para administrar las pociones adecuadas. Ciertamente no va a ser capaz de asistir a ninguna reunión de Mortífagos durante ese tiempo, y debería ser aislada de los demás estudiantes de esta escuela."

"Imposible", interrumpió Hermione, furiosa, "Estoy en el proceso de ganar la confianza de Voldemort, necesito sólo uno o dos meses para tenerlo donde lo quiero. ¡No puedo parar de asistir ahora¡Nuestro plan fallará, Director¡Todo habrá sido en vano!"

"¡No va a sobrevivir 'uno o dos meses', señorita Granger¡Deje de ser tan terca y acepte por una vez que es un ser humano también!"

"¡Y eso me lo dice usted, Profesor Snape¡El chiste del año! Yo…"

"Tengo que coincidir con Severus, señorita Granger", Dumbledore había vuelto a sentarse tras su escritorio, y bebía de una taza que había aparecido al lado de su codo izquierdo, "Aunque estoy completamente conciente de la importancia de su misión, su salud es aún más importante."

Severus gruñó ante tal declaración, pero el Director tranquilamente lo ignoró.

"En consecuencia, va a permanecer escondida el tiempo que tarde en recuperarse del abuso de esa poción. Esta es mi última palabra."

Viendo como ella abría la boca para discutir de todas maneras, continuó, "Y no servirá de nada amenazarme con renunciar. Mayor de edad o no, su adicción la deshabilita para decidir por usted misma en este momento. Subsiguientemente, es mi deber como su Director tomar tal decisión por usted. Cualquier abogado del mundo muggle y el mágico le dirá lo mismo."

Su mirada encontró la de ella y, tras un momento, Hermione asintió.

"Está bien", concedió, "Pero entonces hagamos que valga la pena. Usted le dirá a Harry, a Ron y al resto de la escuela que ha habido un ataque contra mis padres, lo cual ha causado que deban irse a vivir ocultos, y que yo he decidido acompañarlos mientras se les pasa el shock. Pero Draco le dirá a su padre que él me acompañó a una misión de medianoche. Draco, tu y yo tratamos de romper las defensas de Hogwarts, y mientras que tu pudiste escapar, yo fui alcanzada por un hechizo defensivo que me dejó inconsciente. Tú te quedaste cerca y pudiste escuchar una conversación entre Dumbledore y McGonagall, quienes creen que hubo un ataque de los Mortífagos a la escuela que yo intenté detener. Mientras yo permanezco inconsciente, van a esconderme para protegerme del peligro. Esto explicará mi ausencia a los estudiantes, al mismo tiempo que reforzará mi posición ante Voldemort."

Eso era. La perfecta historia para cubrirse las espaldas, creada en un suspiro, mientras la chica aun se recuperaba del shock de haber sido descubierta. Severus no pudo evitar mirarla asombrado por un momento. Ciertamente era muy buen material de espía.

"Suena brillante, señorita Granger", concordó Dumbledore, y por un momento sus ojos brillaron de orgullo.

"Entonces, señorita Granger. Severus va a llevarla a sus habitaciones, donde comenzará con los preparativos lo más pronto posible, mientras Draco y yo…"

"¿QUÉ¿Por qué yo?"

"¿Quién pensaste que sería, Severus?", preguntó Dumbledore, claramente divertido por su shock. Que feliz me hace divertirte, Albus, pensó Severus enfurecido.

"Eres la elección lógica. Sabes todo acerca de la poción, los síntomas de la detoxificación y las pociones de antídoto, y tienes el conocimiento médico necesario, mientras que Madam Pomfrey no, y nunca debe enterarse de esto. Por mucho que me agrade Poppy, es terriblemente chismosa. La escuela entera lo sabría todo en menos de un día."

"Pero yo tengo obligaciones, Director, no puedo simplemente…"

"Ya, ya, Severus"¿era eso una sonrisa oculta bajo su barba, "Si la señorita Granger está dispuesta a aceptar el extremadamente doloroso tratamiento al que vamos a someterla¿de seguro tu no vas a negarle la asistencia que necesita? Después de todo, un profesor tiene el deber de ayudar a sus alumnos."

Maldito sea. Me tiene atrapado.

Asintiendo tiesamente, se volvió hacia Hermione, indicándole con un gesto que se pusiera de pie y lo acompañara.

"Muy bien. Es mejor regresar a mis habitaciones ahora, señorita Granger, mientras todos los demás aun duermen."

Hermione se levantó de su silla, enfrentándolo con calma en su rostro y ojos seguros.

"Si. Pero antes de irnos, tengo una pregunta que hacerle. ¿Por qué fue capaz de detectar la poción Thanalos, Profesor?"

La pregunta lo sorprendió, pero de algún modo no consideró mentir.

"La he usado personalmente… durante ciertos tiempos."

Ante eso, los extremos de la boca de la chica se curvaron para formar una amarga sonrisa. "Lo que pensé", respondió.

Y Draco, mirándolos a ambos bajo la luz de las velas, no pudo evitar notar cuán parecidos se habían vuelto; dos oponentes, iguales en fortaleza y voluntad; uno al comienzo, la otra al final de la misma larga guerra, pero ambos con ojos que había visto en extremo demasiado.


Nota de la Traductora: hola a todos! Este cap tardó un poquito más que los anteriores porque cada vez tengo menos y menos tiempo libre, pero finalmente salió! Muchas gracias a todos por sus reviews del ultimo capítulo, espero sus comentarios de éste!

R&R!