Disclaimer: Los personajes, lugares y hechizos, son propiedad de J.K Rowling, a menos de que se especifique lo contrario. No hay retribución monetaria con la traducción y publicación de esta historia.

Traducción autorizada de A Forward Path por umbrellaless22 en AO3


CAPÍTULO XXXIV


— ¡Clark, espera! —gritó Harry, pero era demasiado tarde, el chico estaba corriendo por el pasillo— Maldita sea. —suspiró.

— ¿Qué fue todo eso? —preguntó Draco.

—Bueno, difícilmente puedo decírtelo ahora después de que juraste por todo lo alto que yo no lo contaría a nadie.

—Ja —contestó Malfoy, enderezando su jersey como si un abrazo le pusiera arrugas indebidas— me refería en general.

Harry suspiró y se apoyó en el sólido escritorio del instructor en la parte delantera de la sala.

—El chico lo ha pasado mal y no creo que haya tenido mucha gente con la que hablar de ello. Creo que necesitaba algo de consuelo y no sabía que podía pedirlo. Sin embargo, fue extraño que me encerrara allí por un momento.

Draco lo miró bruscamente.

— ¿Qué quieres decir?

—Como si intentara salir de su mente, pero por un momento no pude, me mantuvo allí.

—Eso es extraño —comentó Draco—, ¿cuánto lo intentaste?

Harry se encogió de hombros.

—No mucho, me quedé un rato más y la siguiente vez que me esforcé pude salir.

Draco frunció las cejas, su boca era una fina línea rosada.

—Prefiero que no vayas y te quedes atrapado dentro de las psiquis torturadas de los preadolescentes, si puedes evitarlo.

—Gracias, amor, me aseguraré de tomar nota de eso. —respondió Harry, secamente.

Un parpadeo plateado llamó la atención de Harry, mientras el elegante patronus de nutria de Hermione entraba a toda velocidad en la habitación.

"Harry, los restos de la torre central. Ven ahora y ven en silencio."

La nutria se disolvió, Malfoy seguía mirándola, desconcertado.

— ¿Esa cosa era Granger?

—Sólo su patronus. También funcionan como mensajeros. No es una forma de comunicación común de los mortífagos, parece. —preguntó Harry, riéndose de la expresión de Draco.

—No es exactamente el estilo del Señor Tenebroso, no —coincidió Draco—, un poco demasiado... cursi.

—Sí, me lo imagino —convino Harry, y luego, le dio un toque a Draco con su varita—. Camoufler.

Draco se estremeció ante la sensación de huevo chorreante mientras Harry se lanzaba el encantamiento desilusionador, también.

—Vamos.


Llegaron a la escalera que conducía a la torre central para encontrar a Ron y Hermione agazapados en los escalones de piedra. Harry y Draco se detuvieron a poca distancia detrás de ellos.

Harry oyó casi de inmediato una voz masculina procedente del pasillo derrumbado de arriba.

—Tanta destrucción, querida, ¿y con qué fin? No podemos traerla de vuelta.

Hubo una respuesta silenciosa y más aguda que Harry no pudo distinguir.

—Sí, pero ¿permanecer aquí te traerá algo de paz?

Un largo silencio y luego la voz de nuevo.

—No estoy seguro de cuánto tiempo más podré quedarme viendo cómo te ahogas en esto.

Justo entonces, la nariz de Ron se movió. Su labio superior se retorció. Hermione le lanzó una mirada asesina, pero era demasiado tarde. Inspiró bruscamente, agarrándose la nariz, con los ojos desorbitados cómicamente mientras reprimía un estornudo.

— ¿Has oído algo? —preguntó el hombre que estaba en lo alto de la escalera,

Los pasos resonaron y Harry agarró el brazo de Draco y se dieron la vuelta para correr. Hermione y Ron debieron llegar a la misma conclusión porque también bajaron las escaleras a toda prisa. Atravesaron los pasillos, Ron y Hermione se ganaron las miradas confusas de los alumnos sorprendidos.

Harry soltó el hechizo sobre sí mismo y sobre Draco cuando llegaron a la sala común de octavo año.

— ¿Estuvieron allí? —preguntó Hermione en voz baja cuando ella y Ron encontraron a Harry y a Draco en lo que parecía haberse convertido en su mesa habitual, en la esquina trasera de la sala— Me pareció escucharlos, pero, vaya, Harry, tu encantamiento desilusionador se ha vuelto excelente.

— ¿Y si fui yo el del encantamiento desilusionador? —preguntó Draco.

Hermione lo miró.

—Muy bien, Draco, no lo sé. ¿Fuiste tú?

—No. —bostezó con displicencia.

Ron puso los ojos en blanco.

—Bueno, ¿qué alcanzaron a oír?

—No mucho —admitió Harry—, sólo captamos lo que supongo que fue la parte final. Un hombre que decía algo sobre la destrucción y la imposibilidad de traerla de vuelta. Y sobre no quedarse quieto y ver cómo se ahoga. ¿Fueron los Brown?

Hermione asintió solemnemente.

—Los vimos en el mapa. Pero no llegamos mucho antes que ustedes, creo. La voz de la señora Brown era difícil de distinguir, pero durante un rato estuvo bastante angustiada. No decía mucho, sólo gritaba "mi amor" y cosas así.

—Parece bastante estúpido volver a la escena de su crimen. —reflexionó Draco.

—Yo pensaba lo mismo —coincidió Hermione—, pero la señora Brown fue allí primero y el señor Brown después; al menos eso es lo que parecía en el mapa. Caminaron con los demás constructores hasta las puertas del castillo. Fue extraño verlos, casi nos lo perdemos. Ambos desaparecieron de los terrenos, y un momento después, la señora Brown reapareció dentro de las puertas, volviendo rápidamente hacia el castillo. El señor Brown apareció unos instantes después; creo que debió de Aparecerse en su casa y luego se dio cuenta de que su esposa no había venido con él. Pero de alguna manera sabía dónde encontrarla. Creo que no está bien, la culpa, la ira, la pena, tal vez sea demasiado.

—De cualquier manera, creo que deberíamos contarle a McGonagall. —decidió Harry.

—Sí, Mione —coincidió Ron—, deberías ir a decírselo, ella siempre te escucha.

Hermione observó a los tres chicos, pensativa, y sus ojos se detuvieron en Draco.

—Creo que deberíamos ir todos —concluyó—, todos estuvimos allí, puede que hayamos captado algo que los demás no captaron.


—Son acusaciones bastante serias las que presentan contra una familia muy respetada. —dijo la directora McGonagall, considerando a los cuatro con solemnidad.

—Somos conscientes, profesora —replicó Hermione—, lo último que queremos es poner en entredicho a la familia de Lavender, pero no se me ocurre otra razón para que estén allí arriba.

— ¿Y me recuerdan qué hacían ustedes cuatro allí arriba? —preguntó McGonagall.

Harry sintió un desesperado impulso de defensa sobre su precioso mapa. Sabía que podía confiar en McGonagall, pero la idea de perderlo de nuevo...

— ¡Besuqueo! —soltó.

McGonagall enarcó una ceja.

— ¿Los cuatro?

—Me refiero a que Ron y Hermione se estaban besuqueando —dijo Harry—. Y, eh, Malfoy iba a gastarles una broma. Y yo iba a detenerlo.

—Sí, soy un pícaro terrible. —dijo Draco sin más, con una mirada horriblemente poco impresionada.

—Oh, déjalo, Harry —siseó Hermione, mortificada—. No somos niños. La verdad, directora, es que Harry tiene este mapa, de hecho, era de su padre-

—Ah, sí —comentó la profesora McGonagall con un parpadeo de nostálgica melancolía—. El infame Mapa de los Merodeadores. Sólo fue un rumor cuando tu padre estaba en el colegio, Harry, pero sospeché que entre la audacia de él y Sirius Black, y la habilidad de Remus, probablemente existía. No te preocupes, desde luego no voy a decomisártelo.

Harry se sonrojó, sintiéndose completamente estúpido.

—Lo siento, profesora.

—No es nada, todos deseamos proteger las cosas que nos importan. Entonces, vieron a los Brown en el mapa y los siguieron. ¿Algo les hizo sospechar de ellos antes de eso?

—No especialmente —respondió Harry—, supongo que con mi tía disfrutando de esos procedimientos muggles sobre motivo y la oportunidad.

McGonagall parpadeó.

—Es un programa. En la televisión. No importa.

—Ya veo —la directora cruzó las manos sobre la parte superior de su escritorio—. Permítanme hacer algunas averiguaciones discretas, para ver si alguien ha notado algo más sobre el comportamiento o el paradero de Wilma Brown que nos haga sospechar. Los felicito a todos por haberme traído esto. Me aseguraré de mantenerlos al tanto de la situación a medida que se desarrolle.


—Haciendo una broma —arremetió Malfoy mientras se dirigían a su dormitorio—, no puedo creer que me eches a los lobos de esa manera, Potter.

— ¡Lo siento! —replicó Harry, miserablemente— Me entró el pánico.

—Sí, estoy con Malfoy en esto —contribuyó Ron—, eso fue bastante tonto, amigo.

—Hm —coincidió Draco— creo que deberías bajar a las cocinas y traernos a Weasley, a Granger y a mí algo rico para compensar.

Hermione le sonrió antes de replicar:

—Yo podría tomar un chocolate caliente, si los elfos no están muy ocupados.

—Ya veo cómo es —se quejó Harry—, todos están conspirando contra mí.

—Piensa en esto como una valiosa lección sobre la lealtad. —respondió Draco con una sonrisa pomposa.

—Eres el peor de todos, ¿lo sabías? —refunfuñó Harry, dándose la vuelta para bajar a las cocinas.

—Un par de pasteles de calabaza, Potter —fue la respuesta de Draco—, con una pizca de mantequilla, si quieres.


...


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