Disclaimer: Los personajes, lugares y hechizos, son propiedad de J.K Rowling, a menos de que se especifique lo contrario. No hay retribución monetaria con la traducción y publicación de esta historia.
Traducción autorizada de A Forward Path por umbrellaless22 en AO3
CAPÍTULO XXXV
El sábado llegó el entrenamiento de Quidditch y, a pesar del frío que había en el aire, Harry estaba encantado de salir con su escoba. Disfrutaba de tener un equipo en el que todos no estaban fijados en sus posiciones, todavía; disfrutaba animándolos a probar cosas, viéndolos desarrollar nuevas habilidades. En ese momento estaba lanzando pequeñas piedras pulidas al aire para que David Clayburne, Magnolia Sitthi y Claire Gibbens se lanzaran a por ellas. Tenía que ultimar las posiciones iniciales de los jugadores para el partido de mañana.
Aunque Harry había jugado de buscador en la primera ronda de partidos un par de semanas antes, se había sentido demasiado desequilibrado con los octavos años en juego. No era muy divertido competir contra un segundo año. Los entrenadores habían decidido colectivamente dar un paso atrás y centrarse en la instrucción, y continuar con los partidos amistosos de octavo año sólo cuando tuvieran la oportunidad. Harry descubrió que no le importaba, que podía involucrarse fácilmente desde la barrera, sintiendo que algo parecido al orgullo se agitaba en él.
Gibbens había anunciado que ella sería una excelente buscadora de reemplazo -noticias para Harry-, pero había accedido a darle una oportunidad a quien quisiera. Sin embargo, Claire parecía estar demasiado ocupada vigilando si él la vigilaba a ella para no perder de vista a las snitches de práctica, y fallaba mucho más de lo que atrapaba. La contemplativa Magnolia Sitthi, sin embargo, era aguda como un halcón, y no perdía detalle. Harry estaba muy satisfecho con sus habilidades.
—Buen trabajo, ustedes tres —dijo Harry—, hagan un círculo —con los bolsillos llenos de piedras, los tres alumnos se elevaron hacia Harry—. Se ve bien ahí fuera —continuó—. Clayburne, recuerda: te diriges hacia donde crees que se dirige la roca, no hacia donde está. No es una imitación perfecta, por supuesto, porque la snitch siempre puede desviarse de su curso, así que tienes que acordarte de vigilarla con cuidado y a la vez estar atento a tu periferia, para que no te derribe una bludger bien dirigida. Buen trabajo, sin embargo, todos ustedes, están mostrando mucha mejoría. Sitthi, creo que podrás hacer de Buscadora mañana, ¿qué te parece?
La seria Ravenclaw asintió con la cabeza y le dedicó a Harry una tímida y complacida sonrisa. Claire se sonrojó miserablemente y frunció los labios, mirando hacia otro lado.
—Gibbens, tú y Atwal se quedarán como cazaddores y los de primer año entrarán y saldrán cuando lo necesiten. Clayburne, creo que te probaremos como golpeador de apoyo, ¿qué te parece?
—De acuerdo —aceptó el de segundo año—, no estoy seguro de poder seguir el ritmo de Fitz.
—Nadie puede seguirle el ritmo a Fitz —Harry—, es como nuestro propio sauce golpeador. Sólo juega lo mejor que puedas y no te preocupes por eso.
El chico de pelo castaño asintió, metiendo un extremo suelto de su bufanda amarilla y negra en su capa. Los cuatro volaron hacia donde los cazadores estaban ocupados haciendo disparos a Marcia. La Slytherin no había podido ver a Harry a los ojos desde que intentó estrangularlo hasta la muerte en el cobertizo de Quidditch. Poco después, ella se había topado con él en los pasillos y le había ofrecido dejar el equipo -una vez que había tartamudeado cerca de veinte disculpas-, pero Harry no quiso oírlo. "¡Eres la única guardiana que tenemos!", le había asegurado, aunque sorprendentemente, el pequeño Hiram Fantyl, de ojos de lechuza, también estaba mostrando un poco de habilidad en ese aspecto.
— ¡Muy bien, todos ustedes, magnífico trabajo hoy, de verdad! —Harry gritó—. La alineación inicial mañana es Awling, Sitthi, Hops, Rundle, Gibbens, Atwal y Fantyl. Tiering, tú serás el suplente de cazador y Clayburne el de golpeador. Estén en el campo a las 8:30 para el calentamiento. Ah, y necesitamos un nombre para el equipo, así que vengan con ideas.
La mayoría del equipo se despidió amistosamente y se fue hacia el cobertizo. Clark trató de huir a toda prisa, pero había estado evitando a Harry desde la lección de Oclumancia y Harry no estaba dispuesto a dejarlo pasar.
—Tiering —gritó—, ayúdame a empacar.
Claire normalmente se ofrecía a ayudar a recoger y encantar las quaffles al final de la práctica, pero al parecer Harry había herido sus sentimientos cuando no la eligió como buscadora, así que se había marchado con un resoplido audible.
Clark regresó a regañadientes, yendo a parar al suelo junto a Harry. No dijo nada, sólo empezó a meter las piedras de práctica en su mochila.
— ¿Todo bien? —preguntó Harry.
—Bien —respondió Clark, brevemente. Las piedras repiquetearon con elegancia mientras lanzaba otra, y luego dijo: —. No soy muy bueno, ¿verdad?
Harry se sorprendió por la respuesta.
— ¿Qué?
—En Quidditch —aclaró Clark—. Es que nunca había hecho deporte, no teníamos dinero para equipos. Crecí muy rápido y mi madre siempre decía que no podía seguir el ritmo con mis extremidades siempre en lugares nuevos.
— ¡Oh, no estoy preocupado por tus habilidades en el Quidditch en absoluto! —Harry le aseguró— Piensa en dónde estabas cuando esto comenzó, apenas estable en una escoba. Ahora eres muy capaz con una quaffle. No, Clark, te mantienes bien, no hay de qué preocuparse.
— ¿No jugaremos mañana contra el equipo de Malfoy?
Sinceramente, Harry no había pensado en ello. Sólo había registrado la hora y se había puesto a trabajar para averiguar quién jugaría contra qué.
— ¿Lo haremos? —preguntó— Lo siento, no me había dado cuenta.
Tiering asintió solemnemente.
—Es que no quiero volver a avergonzarme delante de él.
—No te has avergonzado. —le corrigió Harry en voz baja.
Clark empezó a hablar más agresivamente:
—Tú estabas allí, Potter, yo era un caso perdido. Llorando como un estúpido bebé.
Harry le puso una mano en el hombro.
—Yo no me preocuparía por ello —dijo—. He llorado delante de Draco montones de veces y aún nos llevamos bien.
—Bueno, tú eres tú. Le agradas a todo el mundo. Incluso le agradas a Malfoy y no creo que le agrade nadie más.
—Estoy seguro de que tú también le agradas, aunque no sé por qué importa tanto lo que él piense. —comentó Harry, con curiosidad.
—Simplemente es genial. Como si se vistiera de forma inteligente y aunque todo el mundo le odie, le importa una mierda. Hace callar a la gente y apuesto a que nadie le tira mierda.
Harry disentía, pensando en todos los ataques a la vida de Draco en lo que va de curso, pero eso no era lo que le llamaba la atención.
— ¿La gente te tira mierda? —preguntó suavemente.
Tiering se encogió de hombros.
—Ya no. No desde la Oclumancia y el Quidditch y ahora con Hiram siempre cerca. Nadie puede ser una mierda con él cerca, ¿sabes? Es como una oruga peluda a la que estás a punto de pisar y entonces te mira con las manitas en alto y es como... demasiado bonito, así que no puedes, porque se pondrá triste y te sentirás una mierda después.
Era una apreciación bastante acertada del otro chico, tuvo que reconocer Harry.
—Bueno, si alguien te vuelve a tirar mierda, puedes decírmelo a mí, o a Draco. Lo solucionaremos.
—Pero no estarás aquí el año que viene. —murmuró Clark, tirando de los cordones de la bolsa de piedras y echándosela al hombro.
—El año que viene está muy lejos —ofreció Harry—, y para entonces tendrás montones de amigos. Todo este equipo estará pendiente de ti si lo necesitas, seguro, pero creo que estarás bien.
Clark no respondió, sólo se pasó la manga de su abrigo por la nariz y montó en su escoba.
—Oye —dijo Harry—, lo digo en serio, tienes que hablar, búscame a mí, o a Draco si lo prefieres. Hablaremos. Sobre la escuela o la casa, o cualquier cosa. No estás solo aquí. Puede parecerlo a veces, pero no lo estás.
—Dios mío, eres peor que la mujer de apoyo social. —refunfuñó Clark, sonrojándose bajo sus pecas.
—No me importa demasiado ser vergonzoso —sonrió Harry, levantándose del suelo a horcajadas sobre su Talaria—, me importa saber que escuchas lo que digo.
—Sí, Jesús, lo entiendo.
—Bien —contestó Harry—. A ver si puedes volar con una mano hasta el cobertizo. Apuesto a que puedes.
Clark apretó la mandíbula ante el reto, levantó una mano hacia el pecho y despegó.
Harry descubrió que Malfoy estaba de mal humor cuando se reunió con él en la biblioteca aquella tarde. Esperaba verlo con el ceño fruncido ante un problema de aritmancia especialmente complicado -a Harry le estaba prohibido incluso preguntar sobre aritmancia-, así que se sorprendió al ver a Draco hojeando un libro de estrategias de Quidditch.
— ¿Los entrenamientos fueron tan mal, entonces? —Harry se rio, deslizándose en un asiento al lado de su novio y sacando algunos deberes de Encantamientos.
—Cállate, Potter —gruñó Draco—, me perdí la última mitad de esa maldita reunión en la que nos asignaron nuestros jugadores, y está claro que no diste la cara por mí. ¡Gente incorregible y exasperante solamente!
—El objetivo era que esto fuera recreativo, ¿recuerdas?
Malfoy frunció el ceño.
—Si no vas a hacer algo bien, ¡para qué molestarte en hacerlo!
— ¿Porque es divertido probar algo nuevo?
—Probar es la palabra clave, ahí. Mi maldito equipo se limita a holgazanear y a charlar, sin apenas pasar una quaffle.
Harry de alguna manera dudaba que eso fuera cierto.
—Oh sí, ¿qué hiciste esta mañana?
—Una simple serie de seis ejercicios: persecución, pases y bloqueos, desplantes...
Harry lo cortó con una carcajada.
—Merlín, cariño, trabajas en tu equipo más que el resto de nosotros juntos. Apenas he organizado una línea de salida esta mañana.
Malfoy le dirigió una mirada afrentosa.
—Bueno, puede que a mi equipo de bellacos no le vaya tan mal contra el tuyo, entonces, aunque realmente no creo que el liderazgo displicente sea algo de lo que debas presumir.
—Bueno, supongo que veremos cómo se desarrolla. —se encogió de hombros Harry.
—Supongo que lo veremos. —asintió Draco, cerrando el libro de golpe con un estruendo reverberante que le valió una mirada desagradable de Madame Pince.
—Me está dando un poco de miedo lo interesado que estás ahora, teniendo en cuenta que básicamente tuve que obligarte a entrenar en primer lugar. —comentó Harry.
Draco resopló con altanería.
—Como dije, si no vas a hacer algo bien…
—Sí, entendido —sonrió Harry—. Oh, hablé con Clark, creo que está bien, después de todo lo que pasó el martes. Creo que algunos estudiantes le hicieron pasar un mal rato en otoño, pero parece que se ha calmado, ahora. Se está acomodando.
—Bueno, ¿qué esperaba, con ese ridículo corte de pelo? —respondió Draco, rebuscando distraídamente en su mochila.
—La gente no debería tener un aspecto determinado para ser tratada con respeto. —le recordó Harry, en voz baja.
— ¡Pues no se lo está poniendo precisamente fácil!
—Vaya —comentó Harry, sintiendo que su ira aumentaba de repente, aguda y feroz e incómoda—. Muy decente por tu parte. Y yo que pensaba que habías cambiado.
Volvió a meter los libros en el bolso y se puso en pie, dirigiéndose a la puerta.
—Oh, vamos, Harry, imbécil mojigato, no te pongas así. —siseó Draco.
— ¿Ponerse así cómo? ¿Amable? ¿Preocupado? ¿El que sea incapaz de que me importe un carajo como a ti? —la voz de Harry era un gruñido susurrado— En realidad, creo que estoy bien como estoy, gracias. Deberías probarlo alguna vez.
Y con eso, se fue furioso.
...
¡Gracias por leer!
