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Deja de hacer el tonto

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A veces simplemente soñaba despierto. Y pensaba que Obito, Minato, Asuma o Jiraiya estaban a su lado. Cada uno tenía una forma de ver el asunto. Pero al final todos estaban de acuerdo en algo: Deja de hacer el tonto.

Un día era Obito, diciendo que ya estaba bien de ser un triste asocial, que eso no fue lo que él le enseñó. Que si él y Rin estuvieran con vida le habrían dado de capones hasta en la ficha ANBU. A parte de que le habría pedido a Rin que se casara con él, Kakashi habría sido el padrino, y serían felices con cuatro o cinco hijos, los cuales necesitarían primos con los que jugar. Y esos primos pasaban porque Kakashi tuviera sus propios hijos. Definitivamente Obito se iba del tema con facilidad.

Otro día era Minato, éste le contaba lo decepcionado que estaba con él por no haber hecho algo para si mismo. Nunca le recriminaba nada sobre Naruto, y lo muy abandonado que le tuvo durante su infancia. Kakashi no paraba de pedirle perdón por ello, pero Minato nunca le culpó, sabía que tenía sus propios problemas y, al final, Kakashi no lo hizo tan mal con su chico. Lo que realmente preocupaba a Minato era cómo lo había hecho Kakashi consigo mismo. A esas alturas de su vida Kushina y él ya habían tenido a Naruto… bueno, en realidad, a esas alturas de su vida ellos ya habían muerto. En eso a Kakashi no se le podía decir nada, mantenerse con vida para seguir salvando a su gente se le daba bien. De alguna manera en eso había convertido su día a día desde que fue nombrado séptimo Hokage. Pero en esas conversaciones que Kakashi mantenía con Minato en su cabeza, Minato quería más para él. Quería que fuera feliz, que tuviera una familia, que sonriera cogiendo a su propio hijo en brazos. Era la única forma en que Kakashi por fin abandonaría toda la oscuridad de su pasado.

Asuma tenía otra forma de afrontar el tema. Normalmente consistía en reírse de él por haberse enamorado de su ex alumna. Y luego le regañaba, igual que los demás, por no hacer nada para estar a su lado. Asuma de algún modo fue el primero en darse cuenta de que Kakashi miraba a Sakura de una manera especial. Antes de morir supo que Kakashi caería rendido a los pies de esa chica. No es que viera a su compañero enamorado de una chica de doce años, pero había algo, esa forma de mirarla, de protegerla, de exigirla sin dañarla, de no acercarse excesivamente a ella… Sí. Asuma lo tenía claro. Era exactamente lo que él había hecho durante mucho tiempo con Kurenai. Lo entendía, la situación era distinta. Por eso nunca le dijo nada. Pero bueno, de eso hacía mucho tiempo, ahora ella era toda una mujer. Y una mujer, por lo que podía ver, que no era indiferente a Kakashi. Lo tenía hecho, pero el Hokage no pensaba dar el primer paso.

Jiraiya sin duda era el peor. Sólo bromeaba sobre lo pervertido que era que se hubiera enamorado de una jovencita como Sakura, y cómo el día que acabara con ella, porque tenía claro que acabaría con ella, le quitaría el titulo de pervertido oficial. Se veía venir, no había mejor lector de Icha Icha, a parte del propio autor, que Kakashi. Bromeaba sobre lo afortunado que era porque Sakura también estaba interesada en él, y la envidia que le daba que una jovencita como ella se fijara en Kakashi. De haberlo sabido habría aceptado el cargo de Hokage. Nunca imagino que fuera acompañado de jóvenes atractivas que se enamorarían de él. Sin embargo, también sabía ponerse serio y darle una de las charlas más formales de su vida: "Chico, ella está loca por ti. No se trata sólo de tu felicidad. Se trata de la de ambos".

Claro, era muy fácil, al final, todo estaba en su cabeza. Sólo ponía en boca de otros lo que él mismo quería escuchar ¿No?

Golpeó con fuerza la madera del escritorio y se levantó hastiado. Se giró para mirar hacía la Roca Hokage cuando su secretaría cruzó la puerta.

-¿Todo bien, Hokage-sama? –preguntó una muchacha rubia que le miraba con preocupación.

-Sí –respondió sin siquiera darse la vuelta.

-He oído un golpe.

-He sido yo, golpeando la mesa. Puede irse, no sucede nada.

Era uno de esos pocos días que vestía el haori y el sombrero de Hokage, claro que había una razón, hacía unos minutos había terminado la reunión de los Kages de las cinco grandes naciones.

La secretaría salió de su despacho cerrando con cuidado para no hacer ruido. Casi inmediatamente después la puerta volvió a abrirse.

-Kakashi-kun

Se giró sorprendido por esa voz.

-¿Papa? –balbuceó el hombre más poderoso de Konoha.

Sakumo negó con la cabeza al ver la cara de sorpresa que tenía su hijo.

-Así que… ¿Hokage? –se acercó hasta él, que seguía inmóvil.

-Ahora tengo alucinaciones, genial.

-¿Alucinaciones? Bueno, puedes decirlo así. ¿Qué haces con tu vida?

Kakashi extendió las manos a su alrededor como respuesta.

-A parte de ser Hokage, que no está mal, aunque nunca lo hubiera imaginado de ti, ¿qué más tienes?

-¿Tú también?

-Claro. Soy tu padre, me preocupo por ti. Eres lo mejor que me pasó en la vida, tú y tu madre. No puedes pasar por la vida sin experimentar eso.

-¿Eso?

-Tener una familia.

-Tengo toda una familia. La aldea completa es mi familia.

-Kakashi no te engañes. No es igual. Lo entenderías si tuvieras una familia. La felicidad que-

-Mucha gente vive feliz sin una familia –le interrumpe.

-Tú no.

-¡Quien lo diría! Tengo treinta y nueve años, soy Hokage y parezco feliz.

Al otro lado de la puerta la secretaría volvió a llamar.

-¿Sí? –preguntó Kakashi mirando en dirección a la puerta por encima del hombro de Sakumo.

-¿Todo bien? ¿Está hablando con alguien?

-Sí. No hay problema. Hablo solo. Estoy… pensando en voz alta. Váyase a tomar un té o algo, estaré bien.

-¿Seguro?

-Sí.

Sakumo miraba la escena en silencio cruzado de brazos. Se acercó aún más a su hijo y puso una mano sobre su hombro.

-Kakashi, ¿a qué estás esperando? –preguntó apretando un poco sobre su hombro.

-No sé de qué hablas.

-Sí lo sabes.

-Estoy bien así.

-Si estuvieras bien, no habría tenido que venir.

-Todos venís continuamente a darme la brasa. Uno más…

-Kakashi -le corta mirándole fijamente a los ojos.

Kakashi deja escapar un suspiro.

-Ya sé lo que vas a decirme. Lo mismo que todos los demás.

-¿Entonces por qué no lo haces?

-Porque sólo sois voces en mi cabeza. Sólo eso. Nadie en su sano juicio me diría que intente algo con Sakura.

-¿Por qué crees eso?

-Por que ella tiene toda una vida por delante.

-¿Y tú no?

-No.

-Tienes treinta y nueve años, todavía te queda mucha vida.

-Ahora tengo otras obligaciones.

-Ser Hokage no es un trabajo a tiempo completo.

-En realidad sí que lo es.

-Se toman mejores decisiones cuando uno tiene algo por lo que luchar.

-Sin ánimo de ofender, tú no pareciste tomar la mejor decisión.

Sakumo se tensa ante ese ataque.

-Ya te pedí perdón una vez. Y siempre acepté que me equivoqué.

-Lo sé. Lo siento. No se trata de eso. Es sólo… -Kakashi se quita el sombrero y el haori de Hokage y lo tira sobre una de las butacas.

-Estás siendo tan cobarde como tu padre.

Kakashi le mira fijamente.

-No se trata de cobardía.

-¿Entonces de qué se trata?

-No puedo hacerla eso.

-¿El qué? ¿Hacerla feliz?

-No sería feliz.

-¿Cómo puedes saberlo?

-Porque ninguna persona puede ser feliz junto a alguien como yo.

-Serás idiota –una nueva voz interviene a su espalda.

Kakashi se gira para a descubrir a Jiraiya apoyado en el ventanal.

-Mira que es tonto tu hijo –le dice éste a Sakumo.

-Sólo es un poco cabezón.

-¿Habéis probado a darle capones hasta que se decida? –se suma Obito, que aparece sentado sobre el escritorio.

-Genial, otro más –se queja Kakashi.

Asuma sopla el humo de su cigarrillo sobre la nuca de Kakashi.

-Yo también quiero opinar. Esa chica está loca por ti, Kakashi, no seas idiota.

-Ya sólo falta el cuarto. ¿A qué estás esperando? –grita el Hokage mirando a su alrededor.

En ese momento todos desaparecen y la puerta del despacho se abre.

-Kakashi sensei, ¿estás bien? –Sakura entra al despacho con una pila de papeles.

Deja de hacer el tonto –es la voz del cuarto en su cabeza.

-¡Callaos! –grita Kakashi mirando al techo.

-¿Kakashi? –Sakura le mira preocupada. Va hasta el escritorio, donde deja todos los papeles, y se acerca hasta él-. ¿Con quién hablas?

-Con nadie.

-¿Hablas solo? –pregunta levantando una ceja.

-Sí.

-Un síntoma más para mi listado de: Cosas que hacen de Kakashi alguien especialmente raro.

-Bromeas, ¿verdad?

-Nunca lo sabrás –responde sonriendo, cruzándose de brazos y apoyándose sobre el escritorio, donde antes estuviera Obito.

Kakashi se queda mirándola fijamente.

-No tienes buena cara, Kakashi.

-Estoy bien. Sólo algo cansado.

-Vete a casa.

-No es necesario.

-Yo cerraré el trabajo por ti.

-No hace falta, de verdad. Estoy bien. Gracias por preocuparte.

-No seas tonto, Kakashi. Estás agotado, se te nota –Sakura avanza hasta él y le pone una mano sobre la frente-. Tienes fiebre. ¿Has cogido frío?

-No.

-¿Duermes bien?

-Sí.

-¿Has comido algo en mal estado?

-Si supiera que algo estaba en mal estado no lo habría comido.

Sakura le mira con gesto serio.

-Vete a casa, Kakashi. Yo me encargo del trabajo.

-¿No es tu día libre en el hospital?

-Sí. Por eso mismo puedo quedarme aquí.

-¿No tienes nada mejor que hacer en tu día libre que venir a controlar al Hokage?

-En realidad solo venía a traerte todo esto –dice señalando una pila de papeles-. Necesitan tu firma.

-Ah, mucho mejor. Vienes a darme trabajo.

-Puede esperar. Vete a casa.

-¿Y dejar que pases tu día libre entre papeleos?

-No tengo nada mejor que hacer.

-Seguro que tus compañeros han quedado para entrenar, ir a comer, o lo que sea.

-Puede –dice empezando a organizar las cosas sobre la mesa-. Pero no tengo ganas.

-¿Qué haces en tus días libres?

-Normalmente venir a regañarte y obligarte a terminar el trabajo.

Kakashi se queda mirándola.

-No lo dices en serio –exclama cruzándose de brazos sobre el pecho.

-En realidad sí.

-¿Siempre que vienes aquí es porque tienes el día libre?

-Casi siempre.

-¿No hay… nadie especial con quien quieras pasar esos días?

-Kakashi… ¿te encuentras bien? ¿A qué viene ese interés en mi vida?

-Perdón. No quería meterme en tus vida privada –se disculpa pasándose una mano por el pelo y alborotando algunos de los mechones.

Sakura deja todo el papeleo y se acerca de nuevo a él.

-No hay nadie especial en mi vida. Si realmente te interesa –comenta pegando su rostro demasiado al de él.

-No, no… -dice poniéndose colorado bajo la máscara y negando con la cabeza.

-Si no vas a irte a casa, al menos siéntate en una de esas butacas mientras yo pongo algo de orden a todo esto –pide Sakura empujándole contra una de las grandes butacas del despacho.

Kakashi mira la butaca de reojo, donde están su sombrero y haori, y decide ignorar la sugerencia. Se acerca hasta su mesa de nuevo y se sienta en una esquina viendo a Sakura organizar papeles.

-¿Has comido? –pregunta Kakashi mirando al suelo.

-¿Mmm?

-Son cerca de las dos y medía, ¿has comido algo?

-En verdad no.

-Entonces deja eso. Te invito a comer. Vamos –ofrece Kakashi avanzando hacía la puerta.

-¿Y todo el trabajo?

-Luego lo haremos. Creo que necesito comer algo –dice metiendo las manos en los bolsillos.

Sakura le mira dudando.

-Vamos. Estoy enfermo, si no como algo moriré –exagera sonriendo bajo la máscara.

Sakura pone los ojos en blanco.

-Estás enfermo para lo que quieres –concede levantándose y avanzando hacía él.

-Es parte de ser Hokage. Puedo hacer lo que quiera. Nadie puede regañarme.

-Yo te regaño continuamente.

-Eres la única a la que se lo permito.

Sakura le mira sorprendida.

-Aja. Si tú lo dices.

-Hace tiempo ya me perdiste todo el respeto. Me tratas de tu y olvidas que soy el Hokage. No tengo muchas opciones.

-No lo olvido. Pero creo que necesitas a alguien que te diga las cosas que tienes que escuchar.

-¿Cómo qué? –pregunta abriendo la puerta y dejándola salir.

-Pues que tienes que hacer algo con tu vida.

-Eso dicen todos últimamente –sentencia dejando escapar un suspiro y cruzando la puerta.

-¿Quienes son todos?

Kakashi mira al interior de su despacho, donde Sakumo, Obito, Minato, Asuma y Jiraiya le miran con los brazos cruzados y un gesto duro.

-Todos.

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NdA:Perdón por la tardanza, no es que tuviera mucho trabajo (ahora tengo el justo) es que mi inspiración se había ido de vacaciones, en concreto a otra de mis OTPs –Roy Mustang y Riza Hawkeye-, pero no, no he escrito nada de ellos. Vuelvo con otro drabble que me ha venido a la cabeza, espero tener más inspiración de ahora en adelante.