Disclaimer: Los personajes, lugares y hechizos, son propiedad de J.K Rowling, a menos de que se especifique lo contrario. No hay retribución monetaria con la traducción y publicación de esta historia.

Traducción autorizada de A Forward Path por umbrellaless22 en AO3


CAPÍTULO XXXVIII


—Bueno, íbamos a ir con los Wyverns, pero quizá deberíamos ir con Dead Meat. —comentó Clark con desazón. Estaba de pie junto a Harry, viendo cómo el equipo de Malfoy llegaba al campo en orden sincronizado, con sus capas púrpura oscuro ondeando victoriosamente al viento.

—Oh, levanta el ánimo, Clark —reprendió Harry—, la presentación no lo es todo —el propio equipo de Harry se acercaba, la mayoría a pie, con capas desparejadas y luciendo -salvo Fitz Hops, quien estaba implacablemente alegre- apropiadamente intimidado—. Muy bien, todos ustedes, formen un círculo. He oído que tienen un nombre de equipo. Excelente, ¿alguno de ustedes es un artista? ¿Quieren dibujar algo y yo haré algunas insignias?

Claire Gibbens levantó la mano.

—Mi madre dice que tengo un don para el diseño gráfico. —declaró. Su tono era cortante y Harry supuso que seguía molesta por no haber sido elegida como buscadora.

—Estupendo —Harry hizo todo lo posible por dedicarle una cálida sonrisa—, estoy deseando ver lo que se te ocurre. ¿Qué tal un color de equipo, entonces? Parece que Malfoy ha elegido, eh, el morado.

—Más bien berenjena, diría yo. —corrigió Fitz.

—Bien —coincidió Harry, desconcertado—. ¿Y qué hay de nosotros entonces? ¿Tal vez algo más claro para no confundirnos?

— ¿Qué tal un bonito bígaro? —sugirió Claire.

—No llevaré bígaro. —gruñó la hosca Awling desde detrás de una cortina de pelo oscuro largo y desordenado. Tenía el aspecto de una aparición de una película de terror muggle.

— ¿Amarillo? —ofreció Clayburne.

—No somos Hufflepuff. —argumentó Claire, ofendida.

Harry miró su reloj. La manecilla de Draco había cambiado a "Quidditch" y, lo que era más importante, la hora mostraba que no les quedaba mucho tiempo para discutir.

— ¿Qué tal, ah, bronceado? —dijo, nombrando el primer color pálido que se le ocurrió. Las nueve miradas de disgusto le dijeron que era una sugerencia equivocada.

— ¿A alguien le gusta el bronceado? —preguntó Clark, incrédulo.

—Yo lo tengo —dijo Hiram con valentía, hablar delante de los mayores no era su estilo habitual—. ¿Qué tal si vamos de rosa como el pelo de Clark?

—No estoy segura de un rosa brillante —dijo Magnolia pensativa—, pero tal vez un bonito rosa empolvado.

Harry no estaba seguro de saber de qué color era el rosa empolvado.

— ¡Asombroso! —gritó Fitz— Awling, ¿puedes vivir con eso?

Marcia arrugó la nariz, echando el pelo hacia atrás.

—Bien. Siempre y cuando sea más polvoriento que rosa.

Fitz agitó su varita y sus capas, incluida la de Harry, se volvieron de un color rosa apagado bastante bonito.

—Bueno, eso es bastante bonito —admiró Harry—. Bien hecho, Hops. Será fácil de ver ahí fuera. Ahora, recuerden, jueguen limpio, arriésguense y diviértanse.

—Sí, pero también estaría bien ganar, Potter. —dijo Mathieu de Bristol, echándose el bate al hombro.

Todos se rieron por los nervios previos al partido, y Harry sonrió.

—Bueno, tampoco voy a impedir que salgan a intentar ganar. Recuerden, háganme una señal si quieren un descanso, tenemos un cazador y un golpeador de apoyo.

—Entendido, entrenador —asintió Atwal—. Muy bien Wyverns, ¡vamos!

Harry observó cómo se daba el pistoletazo de salida y se puso en pie, sintiendo que se acumulaba en él ese familiar revuelo de la emoción. Subió a las gradas para sentarse con Ron, quien estaba haciendo los comentarios del partido. Se sorprendió al ver que Draco ya estaba allí, sentado al lado del pelirrojo, con Neville a su otro lado. La mayoría de los demás entrenadores también habían tomado asiento cerca.

Malfoy lo miró al entrar.

—No es tu color, Potter. —le espetó.

Harry puso los ojos en blanco.

—Gracias por eso, Malf-

—Oye, Harry —interrumpió Ron—. ¿Tu grupo tiene un nombre?

—Wyverns —le informó Harry, tomando el asiento que Ron le había guardado. Miró hacia el campo y vio que el partido estaba inesperadamente concurrido—. No está mal para un partido de recreo. —observó.

—Sí, seguro que no tiene nada que ver con cierto entrenador. —se rio Seamus, dándole un apretón en el hombro a Harry desde la fila de atrás.

—Ah, bueno —se sonrojó Harry—, me alegro de que los equipos reciban algo de apoyo al menos.

Ginny, que hacía de árbitro, silbó para que los capitanes se estrecharan las manos. Harry observó cómo Fitz Hops, ese enorme peñasco de niño en una ramita de escoba, se lanzó al centro para encontrarse con una robusta bruja de pelo corto.

¡Sonorus! —Ron se lanzó a sí mismo, el atronó sobre la multitud— Bienvenidos, todos, y gracias por venir a nuestro partido de la liga recreativa. Tenemos una excelente serie de partidos preparados para ustedes hoy, comenzando con los Occammies, entrenados por Draco Malfoy enfrentándose a los Wyverns, bajo la tutela de un tal Harry Potter.

Harry sintió que su cuello volvía a enrojecer cuando un enorme grito sonó en las gradas al oír su nombre. Vio que los jugadores más cercanos a él, Atwal, Rundle y Sitthi se enderezaban con orgullo.

—Potter siempre tiene la ventaja del equipo local por aquí —se quejó Malfoy sin veneno—, apenas es justo.

—Espera a que juegue como profesional —replicó Dean—, cada partido en Gran Bretaña será como un partido en casa, en lo que respecta a Harry.

— ¡Con razón! —afirmó Megan Jones, la siempre encantadora ex Hufflepuff— Porque no te vi ganar ninguna contra Harry, Malfoy.

—No es como si yo la hubiera tenido muy fácil todo ese tiempo. —le recordó Harry, cansado.

Ron, tal vez percibiendo la incomodidad de Harry, interrumpió la charla con otro comentario:

—La capitana de los Occamies es Viola McCracken, cazadora, que se da la mano con el capitán Wyvern Fitz Hops, golpeador. Ambos estudiantes de séptimo año, ¡será interesante ver cómo lo hacen!

Ginny volvió a hacer sonar su silbato y los jugadores tomaron sus posiciones. Soltó las bludgers y la snitch y lanzó la quaffle al aire.

— ¡Y empezamos! —gritó Ron, emocionado— La quaffle ha sido capturada por McCracken-

Harry observó, haciendo una mueca, cómo la rápida e independiente McCracken iba a hacer tres goles casi seguidos. Observó cómo la cara de su guardiana, Awling, se volvía más y más ceñuda y decidida con cada gol. Se sintió mal por la chica de Slytherin, que trabajaba duro y era una jugadora decente por derecho propio. La tal McCracken era un verdadero tour-de-force. Por suerte, Rundle le dio un buen golpe a una bludger, haciendo que McCracken se sobresaltara y dejara caer la quaffle. Atwal estaba allí para atraparla y se encargó de marcar uno de los goles.

Harry se distrajo de sus jugadores cuando se fijó en Draco. Los nudillos de su novio estaban blancos alrededor de la barandilla frente a él, y su rostro puntiagudo estaba atento a sus jugadores mientras murmuraba para sí mismo sobre la técnica y el rendimiento, gritando de vez en cuando órdenes escuetas a su equipo. Harry sintió un florecimiento de afecto al verlo, el compromiso de Draco con su proyecto era tan entrañable. Estaba tan ocupado deleitándose con el espectáculo que se perdió la primera lucha loca por la snitch.

— ¿Dónde se habrá metido? —decía Ron— Ni Sitthi ni Pedura parecen tener los ojos puestos en ella, ¡esa escurridiza snitch!

Hiram hizo la señal para un suplente, y Harry le hizo un gesto para que se intercambiara con Clark. El espigado chico salió, con cara de ansiedad, para unirse a la contienda.

Atwal le hizo el pase a Clark casi inmediatamente y, para sorpresa de Harry, así como de Clark, aparentemente, la atrapó, para luego mirar la quaffle en sus manos con incredulidad.

—Vamos, Tiering —gritó Harry—, lo tienes.

Como si recordara de repente las reglas del juego, Clark se dirigió inestablemente hacia los grandes aros morados. No llegó muy lejos antes de que el talentoso McCracken lo detuviera con éxito.

—Está bien —gritó Harry, alentando—, ¡la próxima vez!

McCracken hizo otro gol.

—Es como si todo el partido se tratara de ella. —refunfuñó Harry.

Malfoy se limitó a encogerse de hombros, esperando una pausa en la narración de Ron.

— ¿Por qué esconder una luz bajo un celemín? Prefiero celebrar la excelencia. Además, no es que los tuyos se hayan dado cuenta.

— ¡Eh! —gritó Harry— ¡Fitz, Rundle, vayan tras ella! ¡Presión!

—Oh, vamos... —gruñó Draco.

McCracken, ahora acosada por dos bludgers a la vez, se vio obligada a hacer el pase a otro cazador, quien realizó un tiro fallido.

— ¡Buena parada, Awling! Buena jugada, Rundle —Harry gritó—. Cámbiate con Clayburne un rato, ¿quieres?

Mathieu le hizo un gesto de comprensión a Harry y bajó en espiral mientras Clayburne subía al juego, concentrado en el juego de arriba. Malfoy pidió igualmente un cambio en la alineación para dar una oportunidad a sus jugadores de reserva. McCracken, para leve consternación de Harry, no se retiró del juego y consiguió otro par de tiros antes de que Clayburne se diera cuenta de dónde apuntar la bludger.

—A tus cazadores les vendría bien un poco de trabajo, amigo. —le informó Dean y Harry tuvo que estar de acuerdo. La ofensiva de Draco tenía una precisión casi militante que los alumnos más jóvenes de Harry no podían igualar.

—Tengo algunos ejercicios si quieres, Harry. —propuso Jones con dulzura.

— ¿Y por qué iría a ti, cuando podría venir a mí? —preguntó Draco tensamente.

—Merlín, Malfoy. —refunfuñó Harry, aunque no podía culpar a la lógica del otro chico.

El marcador no era el ideal, noventa a diez en el último recuento de Ron y los cazadores de Harry parecían cansados por perseguir a McCracken por todo el campo. Sin embargo, Claire Gibbens consiguió hacerse con la quaffle y la llevó por el campo, con Clark manteniendo el ritmo a su izquierda. Cuando McCracken se acercó a Gibbens, ella le pasó el balón a Tiering y éste logró disparar. Fue detenido fácilmente por el robusto guardián de Draco, pero Harry se puso de pie con un grito de todos modos.

— ¡Buena jugada, Tiering! —su exclamación fue cortada por el estridente silbido de Ginny, pues, sin que Harry lo supiera, Magnolia Sitthi había ido a capturar la snitch, sin que ni siquiera Ron se diera cuenta. Era la victoria de los Wyverns.

—Maldito Quidditch —oyó escupir a Draco—, ¡un juego en el que el verdadero talento no tiene sentido!

Harry se oyó a sí mismo reír entre dientes.

— ¡Más suerte la próxima vez, Malfoy! —antes de bajar corriendo las escaleras para felicitar a su equipo.

— ¡Sitthi! —gritó mientras se acercaba a la excitada pandilla— ¡De dónde ha salido eso! Nunca había visto una captura con tan poca fanfarria, tacha eso, no he oído de algo así en absoluto. Hablando de sutileza, eso te servirá, ¡realmente increíble!

La piel morena de la muchacha estaba rosada en el aire frío, y le sonrió, la primera emoción desenfrenada que él había visto adornar sus rasgos habitualmente reservados. Le dio una palmadita en el hombro mientras todos daban vueltas.

— ¡Bien hecho, todos! —exclamó Harry—, o debería decir ¡Wyverns! Gran partido, he aprendido mucho viéndolos, y tenemos cosas que podemos mejorar, pero en general, estoy excesivamente orgulloso y ustedes también deberían estarlo.

Todas las caras del grupo le sonrieron, excepto Fitz, que sobresalía por encima de él, fácilmente, pero también estaba radiante. Con comentarios generales de felicitación, el equipo se dispersó en grupos de dos y tres hasta que sólo quedaron Clark e Hiram, esperando para entregar su equipo. Harry tomó nota mentalmente de que la próxima vez que estuviera en Hogsmeade tendría que comprarles algo. A nadie le gustaba tener que lidiar con el asqueroso material del colegio.

Al otro lado del campo, Harry vio a Malfoy pasearse de un lado a otro frente a su equipo, sermoneando. Se mordió una sonrisa porque era tan clásico de Draco.

Ginny hizo sonar su silbato.

— ¡Basta de reñir a tu equipo, Malfoy! ¡Tenemos que hacer un intercambio de equipos para que los dos siguientes puedan empezar!

Draco la miró mal, pero sin embargo hizo un gesto para que su equipo se disolviera. Con las manos en los bolsillos, cruzó el campo hacia Harry.

—Buen partido, entonces, Potter. —gruñó.

Harry sonrió, tratando de no burlarse.

—Tú también, amigo. —Draco entrecerró los ojos. El equipo de Jones se reunía cerca, con sus capas de un color chartreuse cegador y parches con la leyenda "Pygmy Puffs" en cada uno de sus uniformes.

—No van precisamente a amenazar, ¿verdad? —susurró Hiram.

Draco evaluó a los dos Slytherin, asintiendo a Clark.

—Buen tiro ahí, Tiering.

—No, no lo fue. —murmuró Clark, pateando en el césped.

—Mejor de lo que yo podría haber hecho a tu edad. —le informó Draco. Clark se atrevió a mirarle a los ojos.

— ¿Sí?

— ¿Soy de los que hacen falsos elogios? —inquirió Draco y Tiering negó rápidamente con la cabeza— Exactamente —continuó Draco—. ¿Se quedan todos para el próximo partido? Potter y yo podemos darles algunos consejos a tener en cuenta. A veces ayuda a desarrollar tus habilidades ver a otros en juego.

A Harry le dolían las mejillas de tanto sonreír.

—Al menos ven a sentarte con nosotros, Dean está allí y es un cazador muy sólido, seguro que tendrá algunos consejos también.

Hiram y Clark se miraron el uno al otro, reprimiendo las sonrisas que amenazaban con exponerlas como totalmente inoportunas.

—Sí, de acuerdo. —aceptó Clark, intentando y fallando en el desinterés.


—Gracias —murmuró Harry mientras subían las escaleras detrás de los de primer año—. Esto es muy bueno de tu parte.

—Cállate, Potter —le informó Draco—. Si crees que no sigo furioso, te espera otra cosa.


...


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