Disclaimer: Los personajes, lugares y hechizos, son propiedad de J.K Rowling, a menos de que se especifique lo contrario. No hay retribución monetaria con la traducción y publicación de esta historia.

Traducción autorizada de A Forward Path por umbrellaless22 en AO3


CAPÍTULO XXXIX


—Pansy y yo hemos revisado el correo que recogiste en Hogsmeade la última vez —le dijo Hermione a Harry aquella tarde, entregándole un delgado montón de cartas—, creo que estas son las que querrás ver.

Harry levantó la vista de sus deberes de Encantamientos.

—Oh, demonios, Hermione, lo siento. No eres mi secretaria, no tenías que hacer eso.

Hermione le sonrió.

—Sólo lo hice porque todo esto del Quidditch está haciendo un mundo de bien para la escuela y prefiero que pongas tu tiempo en eso. Además, sigue siendo bueno para reírse y ya me estaba cansando de verlo amontonado en la sala común. Deberías ser más responsable, Harry.

Harry sonrió con pesar.

—No lo sé.

—Sospecho que esta, en particular, querrás echarle un vistazo. —dio un golpecito a la carta superior -un llamativo sobre negro- de forma significativa, y se marchó.

Harry miró el nítido sobre, tenía tinta metálica azul celeste y una dirección impecable. En la esquina superior izquierda aparecía la imagen distintiva, azul claro y plateada, de las Flechas de Appleby.

El corazón de Harry revoloteó dentro de su pecho. Le dio la vuelta al sobre. Hermione no lo había abierto. Debía de saberlo. Harry hizo una rápida evaluación, buscando inexactitudes o signos de falsificación, magia oscura, maldiciones. Hermione habría hecho lo mismo, por supuesto. No había nada. Con dedos temblorosos, la abrió. El membrete era profesional y elegante. Harry apenas pudo mantenerlo quieto para leerlo.

Estimado señor Potter,

Nos gustaría mucho extenderle una invitación para nuestro próximo día de prueba este 20 de diciembre. En Appleby nos enorgullecemos de buscar anualmente en el Reino Unido e Irlanda los nuevos talentos más impresionantes, para garantizar nuestro éxito continuo. Será un privilegio para nosotros si decide asistir. Le rogamos que confirme su asistencia antes del 1 de diciembre. En caso de que responda con planes de asistir, se le enviará más información sobre el evento.

Le saluda,

Sable S. Skinkton

Presidente de Appleby Arrows

Harry leyó la carta tres veces antes de metérsela en el bolsillo. Se sintió nervioso, como cuando lo pusieron en el equipo de Quidditch en primer año o cuando recibió su Saeta de Fuego. O como cada vez que atrapaba la dichosa snitch y terminaba el partido. Muchos de sus recuerdos favoritos provenían del Quidditch y ahora, aquí estaba, posiblemente ocurriendo. Apenas podía respirar. Quería decírselo a Ron. Quería decírselo a Draco. A Dean. A Seamus. A todos.

Pero, de nuevo, tal vez no lo hiciera. Tal vez todos se limitarían a forzar una sonrisa, a felicitarle, a darle una palmadita en la espalda, todo ello pensando en su interior que sólo había tenido esta oportunidad gracias a la guerra. Una decencia extendida a una figura pública. O tal vez estarían celosos. No es que no pensara que se alegrarían por él, pero esa incómoda sensación de haber sido elegido cuando otros no lo habían sido, ya la había vivido muchas veces.

Más tarde, se dijo a sí mismo, se los diré más tarde.


Era el desayuno del martes cuando Claire Gibbens se acercó a Harry. Estaba flanqueada por las mismas chicas que habían estado con ella ese día en Scrivenshafts. Estaba sonrojada por la expectación.

—Hola, Harry. —saludó.

Harry se giró para mirarla.

—Oh, eh, buenos días, Claire.

Ella le tendió un trozo de pergamino.

—He hecho el logotipo de nuestro equipo.

Harry le sonrió.

—Oh, genial. —comentó, alcanzando y luego desplegando el logo.

Estaba gratamente sorprendido. Esperaba que sus habilidades no estuvieran a la altura de su proclamación del fin de semana, pero en el pergamino había dibujado un wyvern enroscado alrededor de dos escobas cruzadas, con una snitch dorada revoloteando cerca. Las escamas estaban detalladas y la criatura tenía una expresión feroz y decidida.₁

—Bien hecho, Gibbens —proclamó Harry—. ¡Es un trabajo excelente, de verdad! Estoy seguro de que el equipo estará muy contento con él. Y Hermione ha accedido a ayudarme a transfigurar algunas insignias.

Claire le dedicó una sonrisa de satisfacción, y sus amigas se rieron detrás de ella. Hermione las miró a todas amablemente desde el otro lado de la mesa.

—También quería decir que creo que ya no quiero intentar ser buscadora —dijo Claire—, no es mi fuerte.

—Depende de ti —dijo Harry—, me parece bien cambiar de jugadores para que todos puedan intentarlo, al fin y al cabo, se trata de aprender el juego.

—Una estrategia realmente ganadora, Potter. —comentó Draco.

—No es el objetivo. —le recordó Harry con un codazo juguetón en las costillas.

—Bueno, aunque lo es un poco, ¿no? —preguntó Claire— Fue divertido ganar.

—Hablas como una verdadera Slytherin. —comentó Draco.

— ¡Soy Ravenclaw! —Claire jadeó, afrentada, y luego, se dio la vuelta y se alejó, con sus amigas.

—Realmente eres un provocador terrible. —le dijo Hermione a Draco, sacudiendo la cabeza.

—Sólo comprobaba si las lealtades a la casa siguen siendo profundas —rebatió Draco—, por el bien común, te lo aseguro.

—Estoy segura de que no tiene nada que ver con el hecho de que Claire Gibbens mire a Potter de esa manera. —remachó Pansy desde al lado de Hermione.

Draco se encogió de hombros despreocupadamente.

—No pondría fuera de su alcance al héroe.

Pansy resopló con sarcasmo.

—Oh sí, buen intento, cariño.

Por debajo de la mesa Malfoy apretó la pierna de Harry. Harry no estaba seguro de cansarse nunca de ese afecto cálido y fácil. Se apretó contra el costado de Draco y éste le devolvió la presión. Eso tampoco cambiaba. No era la primera vez que Harry deseaba poder pasar un brazo por los hombros de Draco o besarlo allí mismo, en la mesa del desayuno. A veces lo deseaba tanto que creía que iba a ceder. Sólo los ojos de advertencia de Draco lo detuvieron; no puedes precipitarte, Potter, parecían decir, arruina tu futuro por mí y me enfadaré.

Harry pensó en la carta de Quidditch que llevaba en el bolsillo. Pensó en la rapidez con la que se retractarían de su oferta si se descubría que Harry se estaba besando con Draco Malfoy. El pensamiento se asentó como plomo frío en su vientre. Tal vez se olvidara del asunto; a la mierda el Quidditch, se quedaría con Draco.


Clark volvió a dejar las clases de Oclumancia a toda prisa esa tarde. Había progresado más, pero todavía le dejaban emocionado, desnudo. Harry no trató de retenerlo allí. Sabía que el chico sólo quería pasar tiempo a solas.

—Ven a hablar si lo necesitas. —gritó cuando Clark se lanzó hacia la puerta, con un caramelo apretado en la mejilla. Clark movió la mano débilmente sin mirar atrás.

—Pobre chico —suspiró Harry, apoyándose en el pupitre de la parte delantera del aula semicircular—. Pero lo está haciendo muy bien, me mantuvo distraído durante unos buenos minutos.

— ¿A pleno rendimiento? —preguntó Draco, buscando en su mochila.

—Bueno, no —admitió Harry—, pero no tiene sentido ir a tope hasta que le coja el tranquillo, ¿no?

—Hm —supuso Draco, sacando una ampolla— ¿Ves algo lo suficientemente triste en su cabeza como para hacerte llorar?

— ¿Qué? —preguntó Harry, confundido.

Conexión Cordial mañana, Harry, sigue el ritmo —Malfoy suspiró—. Los amantes separados necesitan las lágrimas.₂

—No estamos separados, ¿verdad?

—No, pero pensé que sería bueno tenerlo durante las vacaciones, ya que supongo que no tendré suerte convenciéndote de que las pases conmigo en la Mansión.

La boca de Harry se abrió y se cerró por un momento como un guppy aturdido. Le gustaba bastante que Draco pensara pasar las vacaciones pensando en él. Por supuesto que quería estar con Draco, pero... no en la Mansión. No estaba seguro de poder enfrentarse a la Mansión. Arrugó la nariz.

—No es probable —confesó, y luego, sintiéndose valiente—. Podría ser en la mía, por un rato, si quieres venir.

— ¿La tuya? —Draco enarcó una ceja aristocrática.

—Mi... casa, supongo.

— ¿Supones? ¿Qué parte de esta afirmación tiene cabida para las conjeturas? ¿Supones que es una casa? ¿O supones que te pertenece a ti?

—Sirius me la dejó —dijo Harry—. Se utilizaba para los asuntos de la Orden, pero ahora supongo que es sólo mía, otra vez. Debería pasarme a ver si Kreacher -es un elfo doméstico- está, bueno, todavía vivo. Podríamos, no sé, estar allí, juntos, un rato. No podemos ver la tele ni nada por el estilo porque los del servicio nunca encuentran la puerta, pero...

—Sí —dijo Draco—, quiero hacerlo.

—Oh —dijo Harry, realmente complacido— Quiero decir, probablemente pasaré la Navidad en La Madriguera y debería visitar a Teddy y tal vez me ponga al día con mi primo también —Harry podía oírse a sí mismo divagando, pero no podía parar. Solo, con Draco, sin distracciones, sin intrusos, no podía esperar a que se llegara el día—. En realidad, probablemente podrías venir a conocerlo, si quisieras, él no sabe nada del mundo de los magos, y no me importa mucho lo que piense de mí y además... —la nota en su bolsillo parecía gritarle. 20 de diciembre: día de prueba con las Flechas de Appleby. Todavía no se lo había dicho a nadie. Se mordió la lengua.

—Y yo estaré en casa con mi madre —convino Draco—, pero durante unos días, estaría bien que estuviéramos solos tú y yo.

— ¿Lo sería? —preguntó Harry.

—Obviamente. —Draco lo besó entonces, y le supo a promesas.

—Ahora, sobre esas lágrimas… —murmuró.

Harry gimió.

— ¿No podemos usar saliva o algo así?

Malfoy parecía escandalizado.

— ¿Escupir? —repitió— ¿La esencia para los enemigos o los compañeros de trabajo? No es un riesgo que esté dispuesto a correr. Toma, quédate quieto.

Le quitó las gafas a Harry y las colocó sobre el escritorio. Luego utilizó dos dedos pálidos para abrir el párpado de Harry. Sostuvo la ampolla debajo del conducto lagrimal de Harry, y luego comenzó a soplar ligeramente, directamente en el ojo de Harry.

El párpado de Harry se agitó contra los firmes dedos y soltó una risita.

—Esto es ridículo. —le informó a Draco, pero pudo sentir que empezaban a formarse lágrimas defensivas.

—Sin embargo, funciona, ¿no es así, cariño? —preguntó Draco, presionando otro beso perezoso e indulgente en la boca de Harry.

—Oh… —otra voz sonó desde la puerta. Draco retrocedió de un salto y Harry se lanzó a por sus gafas, casi rompiéndolas contra su cara.

Clark Tiering estaba en la puerta del aula, mordiéndose el labio.

—Mierda —dijo el larguirucho—. Mierda, lo siento, no debería haber dicho nada, sólo dijiste que podía volver si quería hablar y pensé que tal vez sería mejor porque me pongo un poco nervioso y, bueno, me sorprendí y se me escapó y lo siento.

Draco se presionó las sienes con el índice y el pulgar, suspirando. Harry vio que los dedos le picaban por lanzar un Obliviate al chico.

—Draco... —le advirtió.

—Lo sé, lo sé —murmuró Malfoy—. ¿Por qué no te sientas, Tiering? Tendremos una charla.

Tiering los miró por un momento, pero entró en la habitación y se sentó en su silla habitual.

—No estoy seguro de por dónde empezar —suspiró Draco—. Sabes que a veces los chicos se encaprichan con otros chicos, ¿o es esto una novedad?

La barbilla de Clark se inclinó hacia delante en esa forma desafiante suya.

—Sé sobre los derechos de los homosexuales —dijo—. Leo fanzines, ya sabes.

—No tengo ni idea de lo que son. —dijo Draco.

—Una especie de panfletos de contracultura muggle. —le informó Harry.

—Ah —respondió Draco— Muy bien, me alegro de no tener que explicar eso, al menos.

—Además —volvió a hablar Clark—, el domingo vi a Dean cogido de la mano con ese chico irlandés en las gradas de Quidditch, así que le pregunté a Hiram sobre ello. Dijo que es un poco inusual, pero que salvo en las familias de sangre pura más antiguas, los magos no se preocupan tanto por eso como los muggles. Se imagina que en este mundo la religión dicta menos cosas.

—Cierto —coincidió Harry—, es decir, no sé mucho sobre el tema. Pero sé que no es bueno para los muggles.

—Tampoco es bueno para los sangre pura de las viejas familias de magos. —dijo Draco, en tono sombrío.

— ¿Así que lo mantienes en secreto? Pero nadie parece molestar a Dean —señaló Clark, cruzando los brazos—. ¡Y podrías habérmelo dicho! No es muy justo que tú conozcas todos mis secretos y yo no conozca los tuyos.

—Bueno, ahora sí. —respondió Malfoy, con frialdad. Harry puso una mano en el hombro y le dio un apretón.

—No lo ocultamos tanto porque somos... gais. —Harry casi se atragantó con la palabra, dejando caer la mano. No estaba seguro de haberlo dicho antes en voz alta.

No sobre sí mismo.

—Bueno, yo lo soy —corrigió Draco, audaz y sin disculparse—. Harry está más en la parte bisexual del espectro, ¿no te parece, amor?

Harry asintió agradecido, aliviado de que Draco tuviera el vocabulario cuando Harry no lo tenía, de que fuera tan intrépido a la hora de nombrarlo.

—De cualquier manera —continuó Harry—, no importa, estamos juntos. Ahora, sé que probablemente no sabías mucho sobre la guerra antes de venir aquí, pero probablemente habrás deducido de los rumores que Draco y yo estábamos en bandos opuestos.

—Todos dicen que Draco era un mortífago. —susurró Clark.

—Eso es porque era un mortífago. —dijo el rubio simplemente.

— ¿Pero ya no lo eres? —inquirió Clark.

—Desde luego que no —le aseguró Draco—. Es el mayor arrepentimiento de mi vida. Desgraciadamente, dejé un montón de gente herida a mi paso. Participé en aterrorizar a inocentes. Y la mayoría de la gente no es tan rápida para perdonar. Ni deberían serlo, no me deben nada.

—Hacerlo público... complicaría las cosas —explicó Harry, con suavidad—, y preferimos evitarlo por ahora.

Clark asintió.

—Vale, lo entiendo. Es como si me pidieras que no se lo dijera a nadie, ¿verdad?

—Por favor. —respondió Harry.

—Bueno, tú no has contado mis secretos así que yo no voy a contar los tuyos. —anunció Clark.

—Gracias, Clark —dijo Harry, solemnemente—. ¿Hay algo más de lo que querías hablar? ¿Por qué has vuelto?

—Sinceramente —consideró Clark, mordiéndose el labio—, me sentía un poco, desnudo como después de las clases. ¿Un poco abierto? Pero tener algo de suciedad sobre ustedes dos ha hecho maravillas.


...


Nota: ₁- El wyvern, también conocido como guiverno, es una criatura parecida a un dragón y que comparte características similares a este.

₂- Recuerden que para la creación de la poción Conexión Cordial, ambas personas deben dar algo de sí mismos para poder conectar cuando estén separados. En este caso, como nuestros bebés son novios y se aman mucho, se necesitarían lágrimas.

¡Gracias por leer!