Disclaimer: Los personajes, lugares y hechizos, son propiedad de J.K Rowling, a menos de que se especifique lo contrario. No hay retribución monetaria con la traducción y publicación de esta historia.
Traducción autorizada de A Forward Path por umbrellaless22 en AO3
CAPÍTULO XLIII
Harry se despertó a la mañana siguiente furioso. Habían advertido a McGonagall, habían confiado en las autoridades, a pesar de todas las veces que esas mismas malditas autoridades los habían defraudado. Se suponía que este año iba a ser diferente. Se suponía que este año se les permitiría ser simplemente estudiantes. Su humor no mejoró durante el desayuno.
—Voy a hablar con ella —gruñó, mordiendo ferozmente una tostada—, en cuanto termine.
—Tenemos clase. —le recordó Hermione.
—A la mierda la clase —espetó Harry—, podrían haber matado a Draco.
— ¿Hace falta que te recuerde que no me morí? —se ofreció Draco.
—Iré contigo, amigo. —se ofreció Ron.
Hermione levantó las manos.
—Oh, perfecto, porque lo que hace mejor a un adolescente enojado es meter a otro adolescente enojado en la mezcla.
—Se lo dijimos —espetó Harry—, ¡se suponía que ella se encargaría de ello!
—No sabemos toda la historia, Harry —intentó aplacar Hermione—, no puedes ir a la carga asumiendo lo peor.
Harry no se dejó aplacar.
—Oh, diablos —suspiró Hermione—, bien, iremos todos.
—Sospechaba que podría tener noticias de ustedes cuatro —los saludó la directora McGongall—, esperaba hablar con ustedes después de clase, pero ya están aquí. Por favor, tomen asiento.
Harry sintió que su mandíbula se apretaba, quizás Hermione tenía razón, quizás estaba demasiado enfadado para esto. Se sentó, Hermione se acercó a él y le dio un apretón de advertencia en el antebrazo.
—Como sin duda ha discernido —comenzó la profesora McGonagall—, Wilma Brown parece estar en el centro de todo este calvario.
—Información que le trajimos antes de que a Malfoy le rompieran docenas de huesos. —gruñó Harry.
McGonagall levantó una mano.
—Entiendo y aprecio su enfado, señor Potter, y señor Malfoy, mi más profundo pesar por lo que ha pasado.
Draco sacudió la cabeza con displicencia.
—La información que aportó sobre los Brown era sólida. Otros habían sentido que Wilma Brown había estado un poco apagada, y cuando yo misma la interrogué hace unos días, admitió haber saboteado la Torre Central en un ataque de dolor. Se había entregado a los aurores, que la habían puesto al cuidado de un sanador mental para determinar si estaba en condiciones de ser juzgada.
— ¿Por qué no se nos informó? —exigió Harry.
McGonagall le dirigió una mirada.
—Aunque aprecio todo lo que ha hecho por nosotros, señor Potter, sigo dirigiendo un colegio. Tengo varias preocupaciones urgentes, como puede imaginar. Informarles a los cuatro de su éxito en la investigación estaba ciertamente en mi lista y tenía la intención de hacerlo este fin de semana. No se trata de una trama artera para manteneros en la oscuridad, se los aseguro.
Harry sintió que un poco de su ira se desvanecía, como un globo que gotea.
—Ya. Lo siento, profesora. —murmuró.
Ella frunció los labios, y luego continuó.
—Wilma Brown negó cualquier participación en los ataques a los estudiantes, afirmando que su única intención era la destrucción de la propiedad. Insiste en que no era consciente de que se estaban impartiendo clases en la zona del castillo. A Artemis Brown también se le pidió que abandonara los terrenos de la escuela por no informar de la participación de su esposa.
Harry se sintió un poco tonto, su pecho zumbaba con energía furiosa y ahora no tenía a quién dirigirla.
—Entonces, está mintiendo —reconoció Ron—, es decir, está claro que miente. ¿No pueden darle algo de Veritaserum?
—Todos conocemos las limitaciones de la poción —afirmó McGonagall—, y una mente apesadumbrada es más difícil de analizar. Puede que no sea capaz de reconciliar sus acciones con su identidad.
—Parecía muy amable —dijo Harry incómodo—, en el funeral. Parecía querer hacer el bien. No tiene ningún sentido.
— ¿Es posible que haya otra persona involucrada? —Hermione preguntó— ¿Alguien que fuera responsable de la Legilimancia?
—Parece poco probable, pero desde luego no es imposible —supuso McGonagall—. Las guerras dejan todo tipo de sentimientos intensos a su paso.
— ¿Cómo volvió a entrar? ¿Por qué no fueron alertados cuando ella escapó? —preguntó Hermione.
—Al parecer, el sanador de mentes no fue alertado de su desaparición debido a un encantamiento defectuoso. No sabemos cómo volvió a entrar en Hogwarts. Las protecciones deberían haberlo prohibido —respondió McGonagall—. Me gustaría tener respuestas más satisfactorias para ustedes. Espero que durante el receso se aclaren más cosas, ahora que la han devuelto a la custodia de los aurores. Hablando de eso, a los aurores les gustaría hablar más con ustedes dos sobre los sucesos de anoche cuando hayan terminado las clases del día. —señaló a Harry y a Draco, quienes asintieron.
— ¿Los de primer año están bien? —preguntó Harry.
—Salieron ilesos, salvo uno que fue torturado brevemente, lo que usted presenció, según tengo entendido. Todos hablaron muy bien de la valentía del señor Malfoy. Sospecho que les habría ocurrido mucho más mal si no fuera por usted. —le dirigió a Draco una mirada reflexiva y escrutadora. Harry se dio cuenta de que era de orgullo.
Draco se sonrojó ante la atención y desvió la mirada.
—Sólo eran niños —murmuró—, no estaba bien.
—En efecto —convino McGonagall—, pero hay muchos que no habrían sido tan desinteresados.
Draco asintió brevemente y fue recompensado con una rara sonrisa de la directora.
—Bueno, eso es todo lo que tengo que informar. Pediré a los alumnos que lleven puestos sus amuletos de aversión en todo momento, y la señora Brown estará bajo estricta seguridad.
—No tiene sentido —refunfuñó Ron, mientras caminaban hacia el aula de Encantamientos—, es obvio que ella está detrás de esto, pero ¿pueden determinar de algún modo si es una Legilimante? Creía que eran muy raros.
—Lo son —convino Draco—, estoy seguro de que se nos escapa algo.
Hermione suspiró.
—Sea lo que sea, espero que no nos siga fuera de aquí. Todo lo que quiero es una agradable Navidad con mis padres.
Ron le tomó la mano.
—Oh, nadie dañara tu Navidad sin pasar por mí primero.
Hermione le apretó la mano y le dedicó una débil sonrisa.
—Prefiero ver a todos sanos y felices cuando llegue enero.
—De buen gusto, como siempre. —resopló Hermione, pasando por encima su ejemplar del Profeta a la mañana siguiente.
Harry y Draco se inclinaron para ojear el artículo.
"¡Madre desquiciada y afligida ataca a los escolares! Harry Potter al rescate una vez más." decía el titular. Continuaba detallando el ataque, dedicando varios párrafos floridos a la participación de Harry en el evento, así como recapitulando los logros anteriores, por si alguien los había olvidado. Harry se sonrojó miserablemente y siguió hojeando.
Quizás el aspecto más impactante de todo el evento fue el surgimiento de un improbable héroe. El ex mortífago Draco Malfoy es citado por muchos de los niños como alguien que interviene para protegerlos. "Mi Ada dice que el niño Malfoy se puso delante de los más pequeños e incitó a esa mujer malvada a atacarlo", dice Ji Lum, madre de uno de los alumnos afectados. Otros, sin embargo, siguen sin estar convencidos: "¿Cómo sabemos que el heredero de los Malfoy no orquestó todo el asunto? Su padre era muy manipulador en el colegio", afirma Natalia Pushbottom, tía de un alumno de primer año de Slytherin atrapado en el fuego cruzado, y frecuente colaboradora de las páginas de Sociedad aquí en el Profeta. "Se suele decir que un kneazle no puede cambiar sus manchas".
Harry gimió.
—Un paso adelante, dos pasos atrás con este maldito periódico. Creía que con Rita Skeeter centrada en sus ridículas "investigaciones independientes" no tendríamos que lidiar con estas tonterías.
—Parece que las Rita Skeeter son como la plaga —refunfuñó Ron—. Lástima.
—Podría ser peor, supongo —comentó Hermione—, pero esto deja bastante abierto que la gente crea lo que quiera creer. Estaría bien que, por una vez, se interesaran más por lo que realmente ocurrió.
Días después, los cuatro se encontraban en el Expreso de Hogwarts dirigiéndose a King's Cross.
—Se supone que sabes Aparecerte—había dicho Draco—. Eres un mago adulto, te he visto hacerlo.
Harry se había encogido de hombros.
—Lo voy a echar de menos.
— ¿Vas a extrañar... un tren?
—La primera vez que lo tomé, me alejaba de todo, me prometía algo nuevo. Ahora todavía tengo una pizca de eso, como un recuerdo aromático.
Draco sólo inclinó la cabeza.
—Muy bien, sentimental.
Ron y Harry se sentaron juntos en un banco, consultando las estadísticas de Quidditch de las Flechas de Appleby. Faltaba menos de una semana para el día de la prueba y Ron había declarado que Harry tenía que parecer conocedor de la historia del equipo. Harry no sabía si eso era cierto, pero estaba resultando fascinante a su manera.
—Winslow estuvo seis partidos seguidos sin atrapar la snitch la temporada pasada —dijo Ron con un silbido bajo—, y tú eres un candidato. Me sorprende que no haya dimitido ya.
—Se me hace un poco raro pensar en quitarle el trabajo a alguien de esa manera. —hizo Harry una mueca.
—La naturaleza del deporte, amigo, nadie va a guardar rencor. Los equipos no pueden estar preocupados por herir los sentimientos de la gente o la liga estaría formada por personas mayores. Mira —Ron volvió a hojear el Seeker's Weekly: Una Revisión Histórica—. Winslow sustituyó a una bruja llamada Karen Yeats, que sustituyó a otra persona. Y algún día, alguien le sustituirá. Esperemos que tengas la gracia de retirarte cuando llegue ese momento y no arrastres los pies como Winslow.
Se sintió extraño llegar a King's Cross sin que los Weasley lo estuvieran esperando. Harry estaba acostumbrado a que lo abrazaran apretadamente y a que le dijeran lo mucho que había crecido. Descubrió que lo echaba un poco de menos. Así que en su lugar abrazó a Ron y a Hermione.
—Los veré en una semana —prometió—. ¿Tu madre y tu padre estarán en La Madriguera? —Harry dirigió la pregunta a Hermione.
Hermione sonrió.
—Llegan el martes, y creo que están bastante emocionados, y sólo un poco nerviosos —confirmó—. Mi papá me ha hecho como cien preguntas.
A su lado, Harry vio cómo Ron y Draco se daban la mano. Hermione, para sorpresa de Harry -y por su expresión, también de Draco- envolvió al rubio en un cálido abrazo.
—Feliz Navidad, Draco. —dijo ella.
—A ti también. —respondió él, devolviendo tímidamente el gesto.
Ron y Hermione se aparecieron.
Harry y Draco estaban a punto de hacer lo mismo cuando Harry vio a Clark Tiering apoyado en la pared del andén. Tenía la suela de una zapatilla apoyada en los ladrillos y el baúl a su lado. Llevaba un jersey negro con cremallera y no llevaba abrigo. Intentaba parecer aburrido, pero su rostro parecía tenso y ansioso. Harry dio un codazo a Draco, cuya expresión se volvió seria.
Draco se acercó.
— ¿Tu madre no ha llegado todavía, Tiering? —preguntó directamente.
Clark parecía entre avergonzado y aliviado.
—Se distrae —admitió Clark—, pero vendrá. Finalmente recibí una lechuza de ella hace unos días, y dijo que vendría y que tomaríamos un taxi a casa a causa de mi baúl. Parecía emocionada de verme.
—Seguro que se le hace tarde —coincidió Harry—, esperaremos contigo.
Una hora se convirtió en noventa minutos y se hizo evidente que la madre de Clark no iba a llegar.
—Probablemente se equivocó de día —dijo Harry—. Pediremos un taxi.
—No, está bien —respondió Clark—. Sólo tengo dinero para el metro y puedo llegar por mi cuenta.
—Se está haciendo tarde —dijo Draco—. Pronto oscurecerá.
—Tengo algo de dinero muggle para emergencias —dijo Harry—, iremos contigo, asegúrate de llegar bien.
—Bueno... sí, si quieren —dijo Clark, con la voz rasposa por la emoción reprimida—. Pero no tienen que hacerlo.
—Lo siento, Tiering —anunció Draco—, vas a tener que aguantarnos un rato más.
...
¡Gracias por leer!
