Disclaimer: Los personajes, lugares y hechizos, son propiedad de J.K Rowling, a menos de que se especifique lo contrario. No hay retribución monetaria con la traducción y publicación de esta historia.
Traducción autorizada de A Forward Path por umbrellaless22 en AO3
CAPÍTULO XLIX
— ¿Cómo se lo han tomado tus padres? —preguntó Harry a Ron, mientras se sentaba a transcribir la carta de Hermione. Ella se había marchado a Hogsmeade para solucionar el tema del correo de Harry, y Draco se había llevado a Clark a la Mansión para hacer un poco de vuelo forzado, ya que el chico se había quejado de estar aburrido una vez más.
—No creo que fuera del todo una sorpresa —contestó Ron—, Malfoy sale con bastante frecuencia en las conversaciones sólo porque últimamente estamos más cerca de él. Y cuando mamá expresó sus dudas sobre lo de salvar a los de primer año, la convencimos de la verdad. No puedo decir que esté encantada con ello, pero tampoco va a repudiarte.
Harry suspiró, dejando la pluma y frotándose los ojos bajo los cristales de las gafas.
—Sé que tengo que decírselo —reconoció—, pero sinceramente, estoy jodidamente aterrado.
—Oye —le recordó Ron—, eres de la familia, amigo.
—Menuda familia soy. Joder, ¿cómo voy a enfrentarme a George? Sería mejor abofetearlo directamente en la cara.
Ron se rio sombríamente.
— ¿Me toca convencerte a ti de que Malfoy ha cambiado?
—No, no, sé que lo ha hecho. —dijo Harry cansado.
—Lo ha hecho, y aunque ellos estén molestos, sé que quieren que seas feliz; realmente te mereces algo de felicidad, después de todo. Ya se darán cuenta. Ah, y Hermione cree que deberíamos reunirnos todos en el pub esta noche. Neville y Ginny se apuntan, y Pansy, Greg y Daphne.
—No puedo dejar a Clark. —protestó Harry.
—Ya somos adultos —le recordó Ron—, podemos acompañarlo.
—Merlín, eso es surrealista.
La tarde no fue agradable. Se pasó clasificando el correo y lo que parecía un flujo interminable de cartas vociferadoras. A Clark se le prohibió la entrada a la sala de estar porque Harry no quería que alguna terrible maldición explotara de un sobre y lo hiriera.
—Es el voto —le dijo Harry—. No es que no confíe en que no harás algo estúpido. Es que prometí protegerte y esto parece un peligro potencial.
—Sólo son trolls —había gritado Clark desde la puerta, por encima del chillido de la última carta vociferadora que le ordenaba a Draco que "dejara en paz al pobre Harry". Ron la encendió en llamas; su puntería para esos pergaminos se estaba volviendo bastante excelente.
Todos miraron a Clark sin comprender.
— ¿Ninguno de ustedes ha utilizado Internet? —preguntó.
—Lo siento, amigo. —dijo Ron encogiéndose de hombros.
— ¡Increíble! —anunció, y se fue a su dormitorio a quejarse a un comprensivo Pájaro Hiram.
Harry vio con preocupación cómo el gesto de Draco se volvía más fruncido y retraído a medida que pasaban las horas. Las vociferadoras finalmente habían disminuido hasta convertirse en unas cuantas, pero se habían cobrado un precio evidente. Sólo habían captado las primeras líneas antes de que Ron las convirtiera en cenizas, pero esas líneas eran bastante horribles. A Draco le llamaban cosas despreciables… manipulador, monstruo, asesino eran las más destacables.
—Ven a ayudarme con el té —le dijo Harry, y eran tan pocas las veces en las que él le pedía ayuda, que Draco acudió sin discutir, dejando a Ron y a Hermione con lo último del correo.
Harry puso la tetera a hervir y luego se acercó, atrapando al rubio contra la encimera. Tomó la cara de Draco entre sus manos y lo besó. Fue lento y seguro. Se retiró. Draco miraba hacia abajo, con un mechón de pelo rubio plateado cayendo sobre su cara. Harry se lo apartó.
—Será mejor que no pienses nada estúpido —le dijo Harry—, como que estaría mejor sin ti, o que sería más fácil para mí que te fueras.
Draco soltó una carcajada seca y carente de humor, deslizando las manos por debajo del borde de la camiseta de Harry para apoyarlas en la cálida piel de sus caderas.
—Difícilmente —replicó Draco, con la familiar mordacidad de sus palabras algo apagada—. Estoy pensando que eso es lo que debería estar pensando. Eso es lo que pensaría un Gryffindor sano y noble. Pero no soy ni sano ni noble. No, Potter, soy demasiado egoísta para renunciar a ti.
—Bien —afirmó Harry—, hoy es sólo el primer día de la tormenta. Con un poco de suerte, la carta que envié se publicará mañana. Habrá otra avalancha de cartas, pero algunas serán a nuestro favor. Se apagará, o al menos se ralentizará. Nunca ganaremos a todo el mundo, pero tengo la esperanza de que ganaremos a suficientes personas para que no importe. En cualquier caso, te quiero. Estoy contigo en esto. —volvió a besar a Draco, y esta vez el otro chico le devolvió el beso por completo, separando los labios, permitiendo a Harry acercarse. Harry sujetó las finas líneas de la mandíbula de Draco, y deslizó la lengua entre esos encantadores labios. Malfoy se apalancó en la barra sin romper el beso. Rodeó el cuello de Harry con los brazos, abriendo las rodillas. Harry se apresuró, deslizando un brazo hacia el culo de Draco, empujando sus cuerpos uno contra otro.
Alguien se aclaró la garganta.
Harry se separó de Draco y se giró para encontrar a Ron, enrojecido y moviéndose incómodo en la puerta.
—Eh… siento interrumpir —dijo—, pero una mujer te llama por Flú.
—Cierto. —dijo Harry, su propio rubor aumentando hasta igualar el de Ron.
Draco no se molestó en parecer avergonzado, probablemente porque no lo estaba. Harry lo amaba por eso.
La tetera silbó.
La bruja de los servicios sociales, la señora Provincel, o, más exactamente, su cabeza, se balanceaba en las llamas verdes de la sala de estar.
—Hola. —la saludó Harry, y luego presentó torpemente a Ron, Hermione y Draco, ya que creía que debía hacerlo. Los otros tres partieron entonces hacia el salón, dejando a Harry a solas con la bruja.
—Bien, bueno, iré al grano —dijo la señora Provincel—, tengo una noticia bastante buena. Nuestros enlaces muggles han localizado a la madre de Clark. Se internó en un hospital muggle no hace mucho tiempo y entregó a su hijo menor a una casa de acogida temporal. Tuvo un episodio de paranoia y debería ser dada de alta mañana. Haremos una breve evaluación para asegurarnos de que está estable, pero esperamos que Clark pueda volver a casa para las vacaciones.
Harry exhaló, encantado de que la situación no fuera más grave.
—Eso es excelente —dijo—, sé que Clark se sentirá muy aliviado al oírlo. Gracias por ponerse en contacto conmigo y por solucionarlo tan rápido.
—De nada —dijo ella. Escudriñó su rostro pensativamente durante un largo momento, las llamas verdes parpadeando y bailando alrededor de su cabello ondulado—. Fue algo muy generoso lo que hizo, señor Potter. Ojalá más niños de los que veo tuvieran gente como usted en sus vidas.
Harry llamó a la puerta de Clark. Hermione y Ron se habían ido a La Madriguera, prometiendo verlos a él y a Draco esa noche en el pub. Kreacher estaba cocinando lo que olía a un asado bastante celestial. Harry pensó que tendría que hacer venir a Draco más a menudo, si ese era el trato que iba a recibir.
Clark estaba tumbado sobre su vientre, con los tobillos cruzados en el aire y un enorme tomo apoyado en la almohada. Una mano estaba debajo de su barbilla y la otra estaba acariciando cariñosamente el cuello de Pájaro Hiram.
— ¿Qué tienes ahí? —preguntó Harry, sentándose junto a Clark en la cama y señalando el libro.
—Basura racista —dijo Clark—. La noble y antiquísima casa de los Black: Una historia familiar. ¿Toujours pur? ¿Me estás tomando el pelo? Esto es una mierda de eugenesia. *
Harry hizo una mueca.
—Sí, mi padrino tampoco apreciaba mucho toda esa filosofía.
— ¿Cuál es él?
—Sirius —dijo Harry—, pero ha sido expulsado del árbol, dudo que esté ahí.
Clark hojeó el índice, pasando un dedo por la columna, y luego pasó a la parte de atrás del libro.
—Deben haberse olvidado de eso en este libro. Es una de las últimas entradas, él y Regulus —Clark dijo el inusual nombre lentamente—. Aquí, ¿es él? ¿Tu padrino, quiero decir?
Harry se sorprendió al encontrarse con dos páginas de fotos. La primera mostraba a una severa y hermosa Walburga sosteniendo a un bebé de pelo oscuro que se retorcía en sus brazos. Junto a ella había un retrato de un joven Sirius, de unos siete u ocho años, con una inclinación desafiante en la barbilla y el pelo ondulado recogido en su sitio. Llevaba unos pantalones a cuadros y cerraba los puños, con los ojos mirando a un lado y a otro, como si quisiera determinar si podía escapar. En la página de enfrente estaba Sirius con su túnica de Hogwarts, con una sonrisa en la cara. Debajo, la descripción del retrato decía: "Sirius Black, vacaciones de Navidad, 1971. El hijo de Orion y Walburga fue el primer Black en ser clasificado en la casa Gryffindor del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería".
No era el hombre que Harry había conocido, pero ciertos rasgos le resultaban familiares. La inclinación de la cabeza, la intensidad de la mirada. La pena llenó la garganta de Harry, tan espesa como la bilis.
—Iba a acogerme —dijo Harry en voz baja—, aunque sólo fuera por unos pocos veranos. Dejarme tener algo parecido a una infancia. Pero, ah... no funcionó.
Clark se enderezó, con la boca torcida en una mueca.
—Lo siento, Harry —dijo solemnemente—, no debería haberte mostrado esto.
—No, no, en absoluto —corrigió Harry—. Son increíbles, de verdad. Gracias.
Tragó con fuerza, conteniendo las lágrimas.
—Tengo noticias —sonrió, una vez que sintió que podía hablar sin que se le quebrara la voz—. Tu madre está bien.
Los labios de Clark se separaron con sorpresa y sus cejas se dispararon hacia sus picos anaranjados.
— ¿Sí?
—Sí. —reafirmó Harry, explicando lo que había contado la señora Provincel.
—Hizo lo correcto —dijo Clark, pero parecía insoportablemente triste—. Por Jared y por ella. Sólo desearía que no se hubiera olvidado de mí en el proceso. Supongo que sabía que me las arreglaría.
Harry dejó caer un brazo alrededor de los hombros de Clark y le dio un apretón.
—Eres un chico tan cariñoso, considerado y generoso —le dijo Harry—. Lo digo en serio.
Clark se encogió de hombros.
—Puedo estar resentido con ella o perdonarla. Normalmente hace lo que puede, creo. Sólo desearía saber que ésta es la última vez, pero nunca lo es. Es un ciclo y va y va.
—Tienes un hogar aquí, Clark —se encontró diciendo Harry—. Tú y tu hermano. Siempre que lo necesites. Sé que tu madre te quiere y estoy seguro de que quiere tenerlos a los dos con ella, pero cuando no pueda, estaremos aquí. Draco y yo.
— ¿Malfoy sabe que estás prometiendo que te harás cargo de la custodia de un niño de cinco años un par de veces al año?
Harry se rio y besó el lado rapado de la cabeza de Clark.
—Se adaptará.
—Sí —estuvo de acuerdo Clark—, estoy bastante seguro de que haría cualquier cosa que quisieras.
...
* Toujours pur = Siempre Puro.
La eugenesia es una idea que defiende que la humanidad debe tomar el control de su propia evolución, seleccionando a aquellos individuos que, al reproducirse, supongan una mejora cualitativa de la sociedad.
¡Gracias por leer!
