Disclaimer: Los personajes, lugares y hechizos, son propiedad de J.K Rowling, a menos de que se especifique lo contrario. No hay retribución monetaria con la traducción y publicación de esta historia.

Traducción autorizada de A Forward Path por umbrellaless22 en AO3


CAPÍTULO LX


—Lo siento. —murmuró Harry, sentándose de nuevo en el sofá y limpiándose las palmas de las manos recién sudadas en los vaqueros.

— ¿Por qué demonios? —preguntó el otro mago, que parecía genuinamente confundido— Es un hospital, Harry. El afecto es algo común por aquí.

—Claro —Harry estudió al sanador -Zerk- de nuevo. También llevaba unos vaqueros con unas zapatillas oscuras que eran elegantes, suaves y ajustadas. Era compacto, probablemente de la altura de Draco, pero más musculoso, y tenía un tobillo apoyado en la rodilla—. ¿Eres un sanador mental? —preguntó Harry.

—Lo soy —le dijo Zerk, inclinándose hacia delante y dejando que sus manos se enroscaran alrededor de su espinilla de forma casual—. ¿Te molesta eso?

Harry negó con la cabeza.

—No, sospecho que podría necesitar un sanador mental.

— ¿Por lo que ha pasado esta noche?

Harry asintió.

— ¿Cómo estás ahora?

—Mejor —valoró Harry—, sé dónde estoy y cómo he llegado hasta aquí. Parece que las cosas vuelven a tener sentido.

— ¿Pero antes no lo tenían?

—No —convino Harry—, tuve una pesadilla. Anoche. Y esta noche fui a la gran entrada de la escuela -hubo muchos combates allí, durante la guerra, y hubo un poco de violencia más recientemente- y de repente no pude distinguir qué era mi sueño y qué eran recuerdos y qué estaba sucediendo de verdad en el momento.

—Eso suena bastante desconcertante.

Harry se encogió de hombros.

—Lo fue. Pero ahora me siento mucho mejor. Sólo un poco avergonzado por hacer pasar a todos por eso y hacerles perder el tiempo. Así que... lo siento.

—No me haces perder el tiempo. —dijo Zerk, con voz sincera.

—Pero sí un poco —replicó Harry, incómodo—, parece que la crisis ha pasado.

—Bueno, menos mal que no estoy aquí sólo para crisis agudas.

—Oh, bueno. ¿Qué más haces entonces?

Zerk le sonrió.

—Muy buena pregunta. Hablamos, sobre todo. Por mi parte, intento escuchar más que hablar. Averiguar lo que ha pasado, lo que funciona, lo que tal vez no funcione, y proponer algunas ideas sobre lo que podría ayudar.

— ¿Como pociones? —Preguntó Harry.

—Las pociones son ciertamente una opción.

—Estuve tomando Filtro de Paz todo el día y cuando se me pasó el efecto, pasó lo de esta noche. No me gustó tomarla. Mi... —Harry se cortó, considerando sus palabras antes de reanudar— Mis amigos tenían que hacer todo por mí, me quedaba a la deriva en algún lugar durante la clase, era perfectamente inútil. Es decir, no sentía nada, lo cual era algo agradable, pero también, ya sabes, no sentía nada. Preferiría preocuparme por las cosas si pudiera elegir.

—Bueno, el Filtro de Paz puede ser grande en un apuro, pero la mayoría de las veces es exagerado.

— ¿Sí? —preguntó Harry.

—Oh, definitivamente —le aseguró Zerk—, hay otras mucho más suaves, si esa es una ruta que quieres seguir.

—De alguna manera dudo que sea sólo "oh, aquí hay una poción, tómala a diario y eso es todo, hecho y terminado".

—Sabes lo que quieres, ¿eh, Harry?

Harry esbozó una débil sonrisa y se frotó la nuca con una mano. Merlín, estaba cansado.

— ¿Quieres contarme más sobre lo que pasó esta noche? —preguntó Zerk— 'No' es una respuesta válida, para que conste.

—No lo sé —respondió Harry, con sinceridad—. Como dije, fue... desorientador. Estaba como fuera de sí, como fuera de mí mismo, y no tenía sentido. Asusté a mis amigos. Prefiero no volver a hacerles eso, si puedo evitarlo.

—Si me permites, Harry, no parece que hayas 'hecho' nada a tus amigos. Suena más bien como si te hubiera pasado algo, algo aterrador y estresante y bastante profundo, y estás preocupado por cómo lo percibieron los demás, en lugar de lo que fue para ti.

—Sí, bueno, eso es más o menos lo que hago, ¿no? Merlín, no es eso lo que quiero decir, eso me hace parecer un faro de desgracias, lo cual parece que no soy, Hermione dará fe de ello. Es que... he hecho pasar por muchas cosas a la gente que me quiere. Como años en peligro mortal, mucho. Y ahora, contra todo pronóstico, sigo vivo. ¿No deberíamos todos poder disfrutar de eso sin que yo grite hasta despertar a todo un dormitorio de chicos a las cinco de la mañana?

—Creo que todos preferiríamos poder sobrevivir a experiencias horribles y no sufrir ninguna secuela.

—Supongo que no es así como funciona.

Zerk asintió en señal de conmiseración.

—No es así como funciona —repitió—. ¿Supongo que eso es lo que te ha pasado esta mañana? ¿Con tu pesadilla? ¿Quieres contármela? A grandes rasgos está bien, si es más fácil.

—Sí. Podría hacerlo. Pero, quiero decir, no creo que realmente necesite que un sanador mental me diga que estoy preocupado por perder a la gente que quiero, porque he perdido a mucha gente que quería.

Para sorpresa de Harry, Zerk se rio. Era una risa profunda, agradecida y un poco contagiosa. Harry sintió que se la devolvía con una pequeña sonrisa.

—Diría que tienes razón con esa apreciación —coincidió el sanador—. Entonces, ¿qué vamos a hacer para que ese miedo tan razonable no perturbe tus días?

—Supongo que por eso he venido aquí. Esperaba poder mantenerme ocupado, ahogarlo con la escuela, los estudios y el Quidditch, pero no debe ser suficiente.

— ¿Juegas al quidditch? —preguntó Zerk. Sorprendido por la pregunta, pero un poco contento, Harry se lanzó a explicar la liga de Quidditch entre casas. Estaba orgulloso de ella, y de los Wyverns, y sin duda era un tema de conversación más agradable que el desastre que había sido el día. Curiosamente, Zerk parecía realmente interesado en ello, haciendo muchas preguntas y respondiendo con auténtico entusiasmo. Harry incluso le contó que había tenido un día de prueba con las Flechas, y Zerk estaba realmente emocionado por él.

Su conversación pareció ir disminuyendo de forma natural hasta que Zerk se limitó a sonreírle suavemente. Harry estaba un poco confundido. Esperaba tener que sacar a relucir cosas de su infancia, o historias violentas de la guerra, o a Sirius, o cualquier número de temas tan crudos que le hicieran retroceder con un miedo profundo, pero el sanador no le hizo llegar a eso.

—Obviamente, no voy a fingir que no conozco un poco de tu historia, Harry —dijo Zerk pensativo, tras una pausa—. Supongo que no es ni mucho menos todo lo que hay que saber, y haré todo lo posible por no hacer suposiciones basadas en lo que creo saber, porque también sospecho que gran parte de tu historia se ha perdido en el recuento. Incluso con lo poco que sé, sé que has pasado por muchas cosas. Y no está de más recordarte que las pesadillas, y esos sentimientos que has tenido esta noche, son experiencias normales para la gente que ha pasado por mucho. Espero que no te sientas avergonzado por esas reacciones, porque realmente dudo que tus amigos estén pensando menos de ti.

Harry se quedó con esas palabras durante un rato, meditándolas. Realmente no creía que los sentimientos de Draco, Hermione o Ron hacia él hubieran cambiado. Desde luego, no habría pensado menos de ninguno de ellos por lo mismo. No creía que fuera eso lo que le molestara en última instancia. Era su preocupación, su necesidad de salir corriendo a buscar a un adulto para que lo atendiera lo que le molestaba. La idea de que cualquier cosa podría haber sucedido y él no podría haberlo evitado porque estaba demasiado ocupado cayendo en pedazos.

—Sólo quiero... —empezó, con cuidado, luego sacudió la cabeza y volvió a intentarlo— Creo que sólo quiero cuidar de ellos, ya sabes, protegerlos, pero ¿cómo puedo hacerlo cuando ellos siempre tienen que cuidar de mí? —su voz era baja y se encontró tirándose de los nudillos, lo cual ni siquiera era un hábito que tuviera, pero Merlín, necesitaba hacer algo más que mirar el rostro amable y abierto de Zerk.

—O podrías considerar que hay más que esas dos opciones —ofreció Zerk con suavidad—, podrían cuidarse los unos de los otros.

Los labios de Harry se movieron, pensando en Ginny durante las vacaciones.

—Interdependencia —dijo con una risa seca—. Una amiga me habló de ello. Lo leyó en una revista.

—Parece que tienes buenos amigos. —observó Zerk y Harry levantó la vista.

—Los tengo. Realmente los tengo.

—No hay nada que pueda hacer por ti que sustituya eso, pero con suerte, podemos complementarlo un poco. Tal vez ayudar a aliviarte de parte de la responsabilidad indebida que pareces haber decidido cargar, ahora que tienes eso como opción.

Harry se hundió los dientes en el labio inferior, preguntándose si era tan fácil como todo eso. Si seguiría sintiéndose como él sin esa carga extrañamente reconfortante.

—Sí —dijo finalmente—. Sí, eso podría estar bien.

—Excelente. Hiciste bien en venir aquí, espero que lo sepas. Me gustaría que pasaras la noche aquí, te conseguiremos una habitación privada; sé que estás en el ojo público mucho más de lo que cualquiera quisiera. También me gustaría darte una poción para dormir sin sueños, sólo por esta noche. La falta de sueño, el estrés y el cansancio excesivo pueden empeorar las pesadillas, y creo que sería bueno que pudieras descansar sin preocuparte por eso. Volveremos a hablar mañana, pero sospecho que puedo seguir viéndote como paciente externo. Hablaré con tu directora para que vengas aquí cada una o dos semanas y veremos cómo van las cosas. ¿Qué te parece todo eso?

Harry miró fijamente.

— ¿No vas a tener que, eh… internarme?

— ¡Por favor, no! Harry, sé que has tenido un día difícil y no quiero restarle importancia, pero por favor, reconoce que lo estás haciendo extraordinariamente bien. No tengo ningún interés en sacarte de una escuela en la que estás floreciendo, y de amigos que te quieren, para hacerte mirar cuatro paredes en blanco y hablar conmigo todo el día. Si te sientes seguro y capaz, entonces, por todos los medios, me gustaría que volvieras a Hogwarts.

—Oh —fue lo único que se le ocurrió decir a Harry. Pensó en poder meterse en la cama de Draco mañana y acurrucarse con él, en ir a desayunar con los de octavo año, en la charla habitual, en las clases, en Clark y en el Quidditch. No estaba seguro de por qué había asumido que tendría que dejarlo todo, al menos temporalmente. De repente se sintió muy aliviado.

— ¿Está bien? —preguntó Zerk con seriedad— Si hay algo más, o la escuela se siente abrumadora, entonces por supuesto, puedes hacérmelo saber.

—No —dijo Harry—, no es así. Me gusta ese lugar. Excepto quizá el vestíbulo, pero eso es bastante fácil de evitar. Creo que sólo pensé que recibir ayuda significaba que me encerrarían durante días y que todo se desmoronaría —se sonrojó, sí que sonaba estúpido, ahora que lo decía en voz alta—. Incluso le hice prometer a mi novio que cuidara de mi lechuza.

Zerk volvió a reírse, pero de forma amable.

—No había razón para que supieras lo que te esperaba —le aseguró—. Y fue extra valiente que te acercaras si pensabas que estabas sacrificando todo eso. No, Harry, estamos aquí para apoyar tu vida y tu futuro, no para empañarlo.

Harry se sentía tembloroso, pero un precioso núcleo de esperanza estaba echando raíces.

—Creo que todavía es... un poco novedoso. —admitió.

— ¿El qué?

—Saber que tengo, ya sabes, un futuro.


Se hicieron arreglos con la directora McGonagall para que Harry regresara por Flú a Hogwarts al día siguiente. Ella lo abrazó de nuevo antes de partir, lo que Harry sospechó que era más sentimentalismo del que ella había mostrado en cualquier período de dos horas en quizás toda su vida. Bajo otro encantamiento de desilusión, Harry fue conducido a una pequeña y ordenada habitación con un baño contiguo. Se desnudó, se lavó los dientes y se sentó en la cama. Ya se sentía horriblemente solo, deseando tener un poco de Conexión Cordial o un móvil o algo que le permitiera hablar con Draco, aunque sólo fuera durante unos minutos.

Como si hubiera sido convocado por sus propios pensamientos, la regia lechuza de Draco, Metatron, hizo sonar su pico contra el cristal de la ventana.

Harry se apresuró a dejarla entrar.

— ¡Metatron, mi ángel! —gritó, acariciando efusivamente las plumas moteadas del cuello de la lechuza. Metatron parecía indiferente, pero Harry sospechaba que era sólo una actuación— Quédate aquí, por favor. Sólo un minuto. Leeré lo que ha escrito y te enviaré uno de vuelta.

Harry se apresuró a desenredar el trozo de pergamino sujeto cerca de las no poco imponentes garras de Metatron y leyó:

Querido,

Bueno, no estoy seguro de que se pudiera evitar, ya que despertaste a todo el dormitorio de los chicos gritando mi nombre. Los chicos de octavo año han sido sorprendentemente decentes y Granger y Weasley les han hecho una valiente súplica para que no se lo cuenten a la prensa. Desgraciadamente, no tengo esperanzas de que un secreto tan salaz permanezca como tal durante mucho tiempo y por eso lo siento mucho. Sé que no es el momento ideal para que te enfrentes a todo eso, al igual que sé que sería más fácil para ti no tenerme en tu vida. Pero a eso le llamaré, mala suerte, querido, no me voy a ninguna parte.

Tu hipopótamo de lechuza se ha comido seis salchichas que he sacado valientemente de las cocinas, y parece creer que tiene un tamaño que le permite posarse en un hombro; no es así. Weasley, con toda su sabiduría, anunció esta noche en el dormitorio que te habías ido a San Mungo a causa de la ingestión accidental de un cardo, y puedes hablar con él cuando nadie quiera sentarse cerca de ti a tu regreso.

Espero que te hayan tratado bien allí esta noche y que hayas conseguido algo de lo que necesitabas.

Pienso en ti hasta que vuelvas a estar aquí conmigo.

Tuyo,

DLM

Malhumorado pero resignado ante la idea de exponerse al mundo, Harry tragó saliva. No le había contado a Zerk lo de Draco específicamente durante su conversación de antes, pero quizás mañana lo haría, ya que todo estaba a punto de salir a la luz, de todos modos. No tuvo la sensación de que el sanador se apresurara a juzgar. Harry se dio cuenta entonces de que había un segundo trozo de pergamino detrás del primero, de Clark. Era un martes, se dio cuenta Harry con culpabilidad, se habría perdido su lección de Oclumancia. La caligrafía de Clark era inclinada y difícil de leer.

Harry,

No me creo la mierda del cardo. Está bien, no tienes que decírmelo y Jesús sabe que a Malfoy no se le escapará nada, pero dijo que te enviaría esto si me daba prisa. Sin embargo, lamento que estés enfermo y espero que te sientas mejor pronto. No te preocupes, mantendré a los wyverns a raya por ti. (Es una broma, los dos sabemos que me aterroriza Awling, todo ese silencio y su mirada es muy intimidante, por no mencionar que todavía no he hecho un gol esta temporada, y probablemente nunca lo haré). Hiram, el mago, dice que te salude. También dice que no debería especificar "mago" en este caso porque las lechuzas no pueden hablar, pero me gusta pensar que Pájaro Hiram también diría hola, si pudiera. Mago Hiram, también podrías dejar de leer por encima de mi hombro, y así no te harías un lío.

¡HOLA HARRY! ¡MÉJORATE PRONTO! - HIRAM

Creo que quiso decir "Mago Hiram".

NO, NO LO HICE.

Bueno, yo en tu lugar no le creería. Hasta pronto.

Con cariño,

Clark

Sonriendo ampliamente al pensar en los dos chicos peleándose por la pluma y el pergamino, Harry arrancó un trozo de la parte inferior de la carta y garabateó una nota rápida:

Draco,

Estoy bien, volveré mañana. Si todo esto sale a la luz (y creo que tienes razón al pensar que así será), haz lo que puedas para asegurarte de que estás a salvo. No vuelvas a vagar por los pasillos sola y ten cuidado con tu correo. Después de hablar con el sanador esta noche, estoy empezando a pensar que está bien dejar de dar una mierda por lo que todo el mundo piense de mí. Al menos más allá de la gente que es realmente importante. Lo que trato de decir es que tampoco me voy a ir a ninguna parte.

Gracias por cuidarme hoy y lo siento si te he asustado. Realmente me siento mucho mejor y ya te echo de menos terriblemente.

Sé bueno con Constance.

Te quiero.

Harry

Envió la nota con la vanidosa Metatron antes de apagar la lámpara y meterse en la pequeña cama. Volvió a leer sus cartas, preguntándose si lo hacía patético sentirse tan increíblemente solo, cuando sólo había estado fuera unas horas. Quería los ronquidos del dormitorio, el sólido calor de Draco retorciéndose contra él y las tranquilizadoras piedras de Hogwarts rodeándolo. Esto era demasiado tranquilo, demasiado estéril y sencillo.

Sólo se dio cuenta, una vez arropado y al borde del sueño, de que había olvidado cerrar la ventana. Suspirando, cogió su varita y estaba a punto de lanzar un hechizo cuando una gran sombra apareció allí. Por un momento, pensó que era Metatron que regresaba, pero el perfil era erróneo: más delgado y largo, con una impresionante cresta que brillaba en rojo a la luz de la luna.

— ¿Fawkes? —jadeó Harry, y para su alegría, el fénix saltó de la cornisa y entró en la pequeña habitación, revoloteando hasta posarse en el estribo— ¿Qué haces aquí?

El hermoso pájaro sólo le miró, y luego pareció acomodarse en un relajado descanso. Con su presencia llegó una sensación de cierta paz, y Harry se dejó llevar por la oscuridad.


...


¡Gracias por leer!