Disclaimer: Los personajes, lugares y hechizos, son propiedad de J.K Rowling, a menos de que se especifique lo contrario. No hay retribución monetaria con la traducción y publicación de esta historia.
Traducción autorizada de A Forward Path por umbrellaless22 en AO3
CAPÍTULO LXXI
— ¿Quieres que haga una declaración? —preguntó Harry durante el desayuno dos días después. El Profeta estaba desplegado sobre la mesa entre ellos. La portada había incluido un retrato de la supuesta víctima del día de San Valentín, junto con un artículo de prensa sobre el nuevo heroísmo de Draco Malfoy. La actriz contratada por Narcissa Malfoy había hecho un relato demasiado dramático de su casi ahogamiento. Harry notó que los alumnos se acercaban a la mesa de octavo año para mirar a hurtadillas a Draco y hacer sus propias valoraciones. Por su parte, Draco mostraba un semblante tímido, de "es lo menos que se puede hacer", que no le convenía en absoluto.
Fue el segundo artículo, en la página cuatro, el que había motivado la pregunta de Harry.
En el amor y la vergüenza: ¿Por qué Potter no declara públicamente su amor?
Harry Potter pasó una tierna cena de San Valentín con el ex mortífago Draco Malfoy. Fuentes que asistieron a Faering, un venerado restaurante de los Tres Muelles con un toque continental, describieron a la pareja como "cariñosa" y "bastante dulce, realmente". Potter, que ha guardado un gran silencio sobre el tema de su infancia entre muggles, divulgó detalles de su doloroso pasado a su nuevo pretendiente y Malfoy le correspondió.
A pesar de esta aparente cercanía, Potter aún no ha comentado públicamente la naturaleza exacta de su relación con el heredero de los Malfoy. ¿Será que el chico que vivió tiene miedo de revelar su nueva condición de chico enamorado?
"La vergüenza que rodea a las relaciones homosexuales es más profunda en el caso de las brujas y magos nacidos de muggles y de sangre pura", explica Natalia Pushbottom, colaboradora de Prophet. "Todos sabemos que Potter es un mestizo, pero fue criado por muggles. Algunos tipos no quieren admitir que son homosexuales, no oficialmente. Eso podría influir en su reticencia".
Pushbottom, analista autodidacta del lenguaje corporal, también aportó las siguientes observaciones: "El agarre que Potter mantuvo sobre su copa de vino durante toda la velada fue desproporcionado, lo que sugiere una ansiedad romántica. Tal vez se aferra demasiado a un ideal y evita la realidad del chico que tiene delante, y su oscuro pasado. La forma en que metió los tobillos detrás de las patas de la silla revela un enfoque juvenil de la relación. Sospecho que todo esto no es más que un mal caso de amor de cachorro. En cuanto al chico Malfoy, la sacudida de su cabeza lo muestra como profundamente impenitente y no se puede confiar en él. Potter haría bien en evitarlo".
¿Harry Potter tiene un amor de cachorro o un amor verdadero? ¿Está enterrado en la vergüenza o se comporta a instancias de un adolescente villano? Mientras que las recientes acciones de Malfoy insinúan una redención, el silencio de Potter sugiere una falta de voluntad para reconocer a su despreciable amante.
— ¿Hm? —dijo Draco, con los ojos grises revoloteando sobre el artículo por sexta vez.
— ¿Quieres que haga una declaración? —repitió Harry— ¿Confirmar que estamos juntos? Uno pensaría que llevarte a una comida de San Valentín sería suficiente, pero supongo que no.
Draco reflexionó, masticando pensativamente un trozo de tocino que Harry le había servido. La mayoría de las mañanas seguía llenando el plato de Draco, sobre todo porque parecía tan tranquilamente satisfecho cuando lo hacía.
— ¿Con qué fin? —dijo finalmente. La voz de Malfoy era curiosa, no de confrontación.
— ¿Para dejar de hacer estas tonterías sobre el lenguaje corporal? ¿Toda esta especulación absurda?
—Es poco probable que una declaración detenga las especulaciones, por desgracia.
—Por tu bien entonces. Odio que duden de mi afecto por ti. Si eso te hace sentir más seguro, lo haré con gusto.
Draco sólo se burló.
—Te tengo en mi cama todas las noches. Harías cualquier cosa que te pidiera, y casi hemos adoptado a un niño de once años. Difícilmente me siento inseguro en nuestra relación.
Harry sintió una cálida brasa de placer encendida en su vientre, pero quería estar seguro.
—Bueno, ¿crees que esa mujer está lo cierto? ¿Estoy idealizando el amor romántico? ¿Soy demasiado joven para hacerlo bien?
Cómo se las arreglaba Draco para mirar por debajo de la nariz a Harry cuando éste era unos cuantos centímetros más alto, Harry nunca lo sabría, pero eso era justo lo que hacía el otro chico.
—No lo creía, Potter, hasta que pusiste todo ese empeño en las divagaciones sin fundamento de una bruja de apellido Pushbottom —el labio de Draco se curvó tan violentamente con la última palabra que casi le llegó al ojo—. Ahora, no estoy del todo seguro.
—Lo siento —respondió Harry, bajando la barbilla—. Estoy siendo estúpido. Sin embargo, lo haría. Declararlo formalmente. Si tú quisieras que lo hiciera.
Draco tomó la barbilla de Harry entre el pulgar y el índice. Manteniéndolo ahí, lo besó, con los labios como una presión sólida y tranquilizadora.
—Lo sé, amor, y te lo agradezco. Pero dar una declaración sólo hará que el maldito Profeta piense que tiene derecho a ti, que de alguna manera le debes al público un relato detallado de tus enredos románticos o conexiones personales —plantó otro beso y Harry se inclinó hacia él esta vez. Draco se apartó y le dio a Harry una palmada condescendiente en la mejilla—. No es así. No les debes nada, excepto quizás una vil demanda por difamación.
Antes de que Harry pudiera responder, Metatron llegó con un fino paquete de cartas, ya revisado por Raulo, el rompe-maldiciones. Draco se metió en el bolsillo un papel de pergamino un poco más grande que los demás sin mirarlo. Harry tenía la sospecha de quién era, pero si Draco no quería hablar de ello, no quería hablar de ello, y Harry no iba a forzar la situación.
Para Harry, había un sobre blanco. En la esquina superior izquierda estaba la tinta dejada por un sello de goma: Amantes no mágicos de la magia, sucursal nº 34 con una dirección en Surrey. Sonriendo un poco, Harry sacó una carta. Estaba escrita a mano, aparte del membrete, que parecía oficial de oficina.
Querido Harry,
Fue encantador verte durante las vacaciones y conocer a tu pareja. Sé que Tanya también estaba encantada de haberte conocido.
Como sabrás, enero es el mes de la Historia Mágica, y nuestra última sesión en el AM versó sobre la historia moderna y, como sin duda puedes imaginar, tu nombre salió bastante a relucir.
No hay una buena manera de decir esto, pero Harry, me siento como un idiota. Sabía que habías estado involucrado en una guerra y supongo que pensé que habías hecho tu parte, y sabía que habías estado en medio de alguna acción, pero honestamente no me di cuenta del alcance de, bueno, nada de eso. Hasta hace muy poco, todavía sufría la ilusión de que tus padres habían muerto en un accidente de coche. Me veía como un tonto con todos los presentes sabiendo más de ti que yo, a pesar de haberme criado a tu lado. Tanya estuvo a punto de romper conmigo cuando se enteró de tu apellido. Aparentemente, ella sabe de ti desde hace años. Pero me dijo que te dijera que los papeles de los magos están protegidos contra los no usuarios de la magia, así que nunca había visto tu foto. También dijo que debía disculparme por mi aborrecible ignorancia. Lo siento mucho, Harry, y espero que me perdones.
Tanya quería que te preguntara -y comprendo si más bien has terminado de hablar de ello- si querías venir a una reunión del AM y hablar de tus experiencias. Sé que el líder de nuestro grupo estaría encantado de conocerte. Sin duda podría ayudarnos a entender el destino del que nos salvó. Tenemos un almuerzo combinado de personas mágicas y no mágicas el primer sábado de cada mes. No estoy seguro de cómo serán tus planes de Pascua en abril, pero por favor, considera esta tu invitación.
Te deseo lo mejor,
Dudley Dursley
Harry no sabía qué pensar de la nota. La leyó dos veces más. Se dio cuenta de que una parte de él estaba un poco decepcionada. En el pasado, le había gustado que Dudley comprendiera muy poco la morbosa historia de Harry. Harry casi había sentido que podía ser un tipo normal a su alrededor: sin trágicas historias de guerra y con sus traumas limitados a lo que los Dursley le habían otorgado (lo cual, Zerk disfrutaba señalando, no era insignificante). Sin embargo, Harry apreció las serias palabras de Dudley y se encontró creyendo en ellas.
Suspiró y le pasó la carta a Draco.
— ¿Qué opinas de esto? —preguntó.
Draco hojeó la carta con interés.
—Merlín —respiró, arrojando la carta sobre la mesa—. ¿No sabía nada de ti?
Harry se encogió de hombros.
— ¿Por qué iba a saberlo? Yo tampoco sabía de mí, no hasta Hogwarts.
—No dejes que conozca a tus tíos, Potter. He dejado atrás mis días de tortura muggle, pero por ellos podría hacer una excepción.
Harry hizo una mueca.
—No bromees con eso.
—No estoy seguro de estar bromeando. —murmuró Malfoy, cortando su salchicha con una intensidad desconcertante.
—Cariño. —le advirtió Harry.
Draco se metió el trozo de salchicha en la boca y lo mordió con amargura.
—Son unos gilipollas de primera —dijo Harry, haciendo un intento de apaciguamiento—, y Merlín sabe que quiero que al menos reconozcan toda la mierda mezquina, despreciable y miserable que me hicieron. Pero nunca lo harán, y aunque lo hicieran, no sería suficiente.
—Oh, yo les haría más que reconocerlo.
—Y una parte de mí desea que lo hagas. Pero por el bien de Dudley... déjalos. No permitiré que vayas a Azkaban en nombre de ellos.
—Si alguien supiera lo que hicieron... no sería un juicio lo que recibiría, sería un desfile completo.
—Pero no lo saben. Y así es como quiero mantenerlo.
Draco entrecerró los ojos, pero luego suspiró y apartó su plato.
—Bien, puedes salirte con la tuya en esto. Mientras se mantengan alejados de ti, yo me mantendré alejado de ellos.
—Gracias, amor. ¿Qué piensas de la invitación de Dudley?
—Sólo otro grupo que quiere una parte de ti. Depende de ti si quieres dárselo. Aunque está cerca de la luna llena, así que si no solucionamos todo el tema de los Brown en marzo...
—Sí —aceptó Harry—. Tal vez me gustaba la idea de que tuviéramos una excusa para irnos a casa un rato.
Malfoy le lanzó una mirada escrutadora, pero debió de encontrar lo que buscaba porque besó la mandíbula de Harry. Su voz era apenas audible cuando susurró:
—Sé que estás ocupado ordeñando hasta el último momento de nostalgia de este maldito castillo, pero mi vista está más puesta en lo que viene después —Harry sonrió ante el sentimiento y Draco le dio un codazo y una sonrisa arrogante—. Pero eso nunca te lo diría. Vamos. Vayamos a clase. No te olvides de mi mochila.
...
Actualizo hoy viernes porque creo que mañana será un día muy pesado en mi trabajo.
¡Gracias por leer!
