Disclaimer: Los personajes, lugares y hechizos, son propiedad de J.K Rowling, a menos de que se especifique lo contrario. No hay retribución monetaria con la traducción y publicación de esta historia.

Traducción autorizada de A Forward Path por umbrellaless22 en AO3


CAPÍTULO LXXVIII


Estuvieron sentados uno al lado del otro durante varios minutos, Draco desnudo con la mejilla apoyada en el hombro de Harry. Finalmente, Harry le dio un último beso en la parte superior de la cabeza y se levantó, dirigiéndose a la puerta.

— ¿A dónde vas? —preguntó Draco lastimeramente.

Harry se volvió, confundido.

— ¿Qué? Pensé que te ibas a dar una ducha.

— ¿Eso es todo?

— ¿Qué?

—Quiero decir, supongo que está bien, si eso es todo lo que tenías planeado... —Harry tardó un minuto en darse cuenta de que Draco le estaba provocando.

Cuando lo hizo, sonrió.

—Descarado —lo regañó—. Pensé que después de todo eso, ya sería suficiente.

—No lo es —decidió Draco—. Y no me importaría que estuvieras desnudo.

—Ten cuidado, Malfoy —reprendió Harry, interviniendo para tomar a Draco por la barbilla—. No intentes controlar las cosas, eso nunca acaba bien para ti.

Draco le dirigió una sonrisa traviesa, pero luego se puso serio.

—Sin embargo, honestamente... no es suficiente.

—Oh, si crees que tu castigo termina contigo corriéndote, eres un triste iluso.

Draco gruñó.

—No es lo que quería decir. Es que... no es suficiente. Quiero expiarlo como es debido.

Harry desde luego no iba a protestar.

—Si estás seguro, amor. —dijo, dejando caer un dulce beso en su boca.

—Lo estoy. Quiero aceptarlo. Cuéntame. ¿Qué ibas a hacer después?

— ¿Estás absolutamente seguro?

—No soy un maldito jarrón de cristal, Potter, por el amor de Merlín. Puedo manejar esto. Quiero encargarme de esto.

Harry levantó una mano en señal de disculpa.

—No es lo que estaba insinuando, lo siento. Sé que eres perfectamente capaz de manejar cualquier cosa que te propongas. Sinceramente, lo siguiente que iba a hacer era ponértela dura, quizá chupártela un poco.

—Oh, entonces definitivamente no vamos a parar. —declaró Draco.

Harry sonrió y negó con la cabeza.

—Muy bien, entonces, de espaldas.

Draco se echó hacia atrás y enlazó los dedos detrás de la cabeza.

—Ponte a ello entonces. —dictó.

Harry le dio una palmada en el muslo.

—No vas a ser tan insolente dentro de poco, te lo puedo garantizar. —se subió a la cama, situándose entre las rodillas abiertas de Draco. Tomó la ansiosa polla en su boca, disfrutando de la sensación de sentirla llenarse y alargarse bajo su tacto.

—Joder —gimió Draco, deslizando sus dedos por el cabello rebelde de Harry. Este sonrió alrededor de la encantadora polla, y luego chupó más fuerte. Metió la mano entre los delgados músculos de los muslos separados de Draco, acariciando ligeramente la entrada de Draco. Draco emitió un ruidito de codicia y se abrió más, moviéndose para permitir a Harry un acceso más fácil. Harry acarició la entrada ociosamente durante un rato, pasando la yema del dedo de un lado a otro, trazando pequeños círculos, y haciendo que Draco se retorciera.

—Por favor —suplicó Draco. Harry se detuvo, arrastrando su lengua a lo largo de la polla de Draco, como si considerara la petición—. Joder, Harry, no hagas eso. Lo necesito. —intentó retorcerse para acercarse, pero Harry le dio una palmada en el muslo e hizo un ruido desalentador alrededor de la polla en su boca, antes de retirarse. La cara de Draco estaba enrojecida, su expresión relajada por el placer perezoso.

—Creo que es suficiente, hay que pagar un poco más de penitencia —decidió Harry. Draco echó la cabeza hacia atrás contra la almohada con un resoplido—. Si quieres. Realmente depende de ti, cariño —continuó Harry con facilidad—. Si prefieres no hacerlo, podemos terminar aquí y volver a tu habitación y te follaré bien y duro, e incluso te dejaré correrte, y luego podremos acurrucarnos y echar una siesta —por la expresión de Draco se dio cuenta de que la oferta era tentadora—. Pero —se burló Harry, pellizcando suavemente el muslo de Draco—, creo que si hacemos eso, podrías decepcionarte.

Draco hizo una mueca.

—Merlín, realmente vas a ser el padre más insufrible y mojigato del mundo, ya lo veo.

— ¿Pero tengo razón?

—Sí, tienes la maldita razón —Draco refunfuñó—. Por alguna incomprensible razón, quiero ser completamente destrozado.

—Eso es lo que yo pensaba —Harry señaló la mesita cerca de la ventana—. Ve a tomar otra copa. —Draco obedeció, y Harry conjuró un poco de cuerda, anclada mágicamente al techo y formando un lazo del tamaño de un pomelo justo encima de la cabecera, pero decididamente más cerca de un lado.

Draco lo miró con recelo.

—No me gusta estar atado. —le recordó a Harry.

—Lo sé —le tranquilizó Harry, poniéndose de pie junto a la cama y apartando la almohada de ese lado—. No es para eso. Ven aquí y arrodíllate, de cara a la cabecera de la cama.

Draco obedeció vacilante.

—Inclínate hacia delante —explicó Harry—, y luego pon las dos manos detrás de ti. —Draco hizo lo que se le dijo, bajando la cabeza hacia el colchón y estirando las manos. Harry agarró las dos muñecas de Draco, juntándolas y tirando de ellas hacia arriba. Utilizó la otra mano para coger la cuerda y enroscó los dedos de Draco alrededor de ella, obligándole a mantenerse en su sitio. Draco gimió miserablemente, dándose cuenta de que no tardaría en cansarse de esta posición.

—Eso es encantador —valoró Harry—. Abre más las rodillas para mí, amor.

Draco lo hizo, ofreciéndose, y Harry observó la forma curvada y contorsionada con satisfacción.

— ¿Qué te duele? —preguntó.

—Mis malditos hombros y la parte baja de mi espalda. —gruñó Draco. Harry le dio un beso en la cadera.

—Sí, sospecho que sí.

— ¿Cuánto tiempo?

—Hm —reflexionó Harry— ¿Te parece algo que depende de ti?

Draco hizo un sonido de desagrado, pero no contestó. Harry dio una rápida nalgada al trasero del otro chico.

— ¿Perdón?

—No. —refunfuñó Draco. Otra nalgada.

—Modales. —insistió Harry.

—No, Harry. No depende de mí.

Harry le dio una tercera nalgada, sólo por estar seguro.

—Así está mejor —se quedó despreocupado, acariciando el pelo de Draco mientras éste se movía incómodo. Harry metió la mano entre las piernas de Draco y jugueteó con su menguante erección, reanimándola—. Recuérdame otra vez por qué estás expiando.

Draco apretó los dientes y bajó aún más la cabeza. Hizo un pequeño sonido de descontento cuando el movimiento obviamente añadió presión a sus hombros y lo revirtió.

—Mentir. —dijo.

Harry se apoyó en él esta vez, utilizando a Draco como palanca para dar una severa nalgada con las palmas abiertas en el pálido trasero del otro chico. Draco gritó.

— ¿Demasiado? —preguntó Harry.

Draco negó con la cabeza.

—No. —murmuró.

— ¿No? —confirmó Harry— ¿Crees que te mereces que te castigue un poco? —sintió que su propia polla se engrosaba en sus pantalones.

—Sí, Harry. —fue la respuesta deferente.

—Tan obediente. ¿Qué más necesitas para expiar?

—Por ser engañoso. —dijo Draco, apretando los músculos del culo.

Harry le acarició un poco.

—Así no —le regañó, acariciando con cautela la piel enrojecida—. Relájate.

En el momento en que los músculos de Draco se relajaron, Harry descargó otro duro golpe. Draco jadeó ante la conmoción, retorciéndose inútilmente en su posición.

— ¿Qué más?

—Por huir. —susurró Draco. Harry le dio una palmada en la parte posterior del muslo esta vez, y Draco chilló miserablemente.

—Continúa.

—Y por esconderme —una igual en el otro muslo—. Y no confiar en ti. —Harry respondió a eso con tres rápidos y afilados golpes en las florecientes huellas de las manos que decoraban el pálido trasero.

—Repite la lista. —dijo Harry.

Draco se estremeció.

—Joder. —murmuró, por lo que Harry volvió a darle una nalgada, muy cerca de donde acababa de golpear, para demostrar que no estaba bromeando.

—Otra vez, cariño.

Repasaron la lista dos veces más. Harry observó embelesado cómo Draco se debatía entre un intenso revoltijo de emociones. Al principio desafiante e irritado, luego enfadado, Draco gruñía y se retorcía con cada golpe adicional. Las piernas le temblaban tanto por la posición como por la contención, mientras intentaba evitar dar una patada o luchar contra Harry.

—La última. —incitó Harry.

—Por mentir. —susurró Draco, con la voz quebrada. Sonaba débil y derrotado y Harry vio que gotas de sudor o lágrimas goteaban sobre la sábana. El culo de Draco era un lío caliente y moteado de rosa y rojo.

— ¿Demasiado? —preguntó Harry, escuchando la respiración inestable de Draco.

Pasó un largo momento, pero entonces Draco sacudió con brusquedad su pelo humedecido por el sudor.

—Hazlo. —murmuró.

Harry lo hizo de nuevo. Draco no gritó esta vez, sólo hipó, con los hombros temblando.

—Por ser engañoso.

Otra.

—Por huir.

Otra.

—Y por esconderme.

Otra.

—Por no confiar en ti. —espetó Draco por última vez. Las palabras fueron seguidas de tres sonoros golpes. Draco estuvo a punto de saltar de su posición, con las rodillas y los hombros temblando por la adrenalina y las endorfinas.

—Por favor, Harry, no puedo... no puedo. —sollozó, con el culo de un rojo violento y los nudillos blancos donde se aferraban a la cuerda.

—Lo sé, cariño —le tranquilizó Harry, frotando una mano suave sobre el ardiente culo de Draco—. Ya hemos terminado con eso. Fuiste tan fuerte, tan valiente, estoy terriblemente orgulloso de ti —se inclinó, besando la piel inflamada con reverencia—. Tan bueno. —repitió. Volvió a deslizar la mano entre los muslos de Draco para acariciar su pene. Apretó y acarició lentamente, hasta que hubo una señal de respuesta.

—Ya está, eso se siente bien, cariño, ¿no?

—No sé, no sé —murmuró Draco sin sentido—. Por favor, Harry.

—Por favor, ¿qué, amor? Dime lo que necesitas.

—No puedo hacerlo, no puedo aguantar, me duele, joder, los hombros...

Harry le hizo callar con dulzura, todavía tirando suavemente de la polla de Draco.

—Pero lo estás haciendo muy bien, cariño. Sólo un poco más, ¿eh? ¿Puedes hacerlo por mí?

La respiración de Draco era entrecortada.

—Respira, cariño, ¿recuerdas? Sigue respirando. Superarás esto, sé que lo harás —la atención de Harry volvió al culo de Draco—. ¿Necesitas ayuda? Quieres que te haga sentir bien, ¿eso ayudaría?

—Por favor. —maulló Draco.

Harry se acomodó en la cama detrás del chico y dejó caer un beso sobre la piel ardiente del trasero de Draco, siguiendo con otros varios hacia los muslos y las nalgas, abriéndose paso lentamente hacia el interior. Draco soltó un murmullo de sorpresa y cerró las piernas cuando se dio cuenta del objetivo de Harry. No habían hecho esto antes.

—Vamos. —susurró Harry, introduciendo los dedos entre los tensos muslos e indicando a Draco que los abriera de nuevo.

— ¡Ese es mi culo! —siseó Draco.

—Sí, soy consciente —dijo Harry secamente, lamiendo una línea justo al lado del agujero en cuestión—. Y tú eres mío. Todo tú. Incluyendo tu bonito culito, que pienso follar con la lengua hasta que veas las estrellas, así que deja de quejarte.

—Harry...

—Sé que es nuevo, pero me gustaría probar. Quiero sentirte así de cerca. No quiero que te escondas de mí, cariño. ¿Puedo? —Harry trató de mantener su tono medido. Le parecía que Draco estaba más cohibido que desinteresado y sus sospechas se confirmaron cuando, con un quejido patético y ansioso, Draco separó las rodillas, concediendo a Harry el acceso.

—No hay nada de qué avergonzarse —le aseguró Harry, pasando la lengua por la apretada entrada. Draco emitió unos ruidos confusos como respuesta. A Harry le gustaron tanto que repitió el movimiento varias veces más, antes de volver a coger la polla de Draco con la mano. Draco se quedó helado por el doble placer, como si no supiera hacia donde buscar el placer. Harry movió más profundamente su lengua, hiperconcentrado en las respiraciones entrecortadas de Draco y en sus gemidos agitados. La vergüenza y el placer casi irradiaban de él, pero la polla del chico estaba férreamente dura y en tensión, así que Harry sabía lo que estaba ganando. Apretó más, y entró más en él. Draco dio un chillido agudo, inclinándose ansiosamente hacia la mano de Harry, y éste lo siguió, lamiéndolo a fondo.

— ¡Harry! —Draco gimió— Oh, Merlín, joder, creo que...

Harry soltó la polla del otro chico y se apartó.

—No, no, ¿qué estás haciendo, por qué has parado? —Draco gritó angustiado— Joder, Harry, por favor, estaba tan cerca...

—Lo sé —dijo Harry, acariciando el aún inflamado trasero—. Por eso he parado.

Dejó a Draco allí, colgado, mientras se servía un vaso de agua y se desvestía sin ceremonias. Draco estaba temblando de nuevo. Ahora que se había quitado el placer, no tenía nada en lo que concentrarse más que en la insoportable incomodidad.

— ¿Qué te duele? —preguntó Harry de nuevo.

—Todo —gimió Draco sin aliento—. Mi culo, mis hombros, mi espalda.

—Aguanta un poco más. —determinó Harry.

—Harry, no. No puedo —ahora había una nota de urgencia en su voz—. Lo digo en serio, Harry, por el amor de Dios.

—Estoy seguro de que lo haces. He dicho que esperes. —volvió a subirse a la cama, al otro lado de Draco esta vez.

— ¡Harry! —Draco se desesperó— He dicho que no puedo, joder, no puedo.

Harry le dio una palmada en el culo y Draco gritó.

— ¡Modales! —insistió Harry.

—Por favor —murmuró Draco, meciéndose y temblando—. Por favor, Harry, por favor deja que me suelte.

Satisfecho, Harry besó los hombros doloridos, uno tras otro.

—Hazlo. —le indicó.

Los dedos de Draco se desenroscaron temblorosamente de la cuerda, que Harry disolvió en el aire. Como si le aterraran los movimientos bruscos, Draco bajó los brazos junto a su cuerpo, dejando caer la cabeza sobre el colchón. Estaba gimiendo en voz alta y Harry ni siquiera estaba seguro de que Draco fuera consciente de que lo estaba haciendo. Con cuidado, Harry tiró de él hacia su lado, acurrucándose con él y acariciando los músculos devastados de sus hombros y brazos.

—Ya está, cariño, eso es todo. Lo has conseguido. No hay más por hacer. Es tan hermoso cómo hiciste todo eso por mí. Tan valiente y generoso. —besó el cuello de Draco y pasó una mano cariñosa por el hombro tembloroso de Draco. Harry sintió su propia polla, viciosamente dura a estas alturas, palpitando con necesidad junto al culo de Draco.

—Fóllame. —medio gruñó Draco.

— ¿Seguro? ¿No te duele demasiado? —Harry murmuró, repartiendo besos por la espalda y el hombro de Draco.

—No me importa. Lo quiero.

Draco gimió mientras Harry utilizaba un encantamiento Inlitus para lubricar su polla y la entrada de Draco. Luego empujó la cabeza entre las nalgas de Draco.

— ¿Demasiado? —susurró.

—No. Te necesito. —fue la tenue respuesta.

Harry se tomó su tiempo para apretar el cuerpo tembloroso de Draco, saboreando la sensación tanto como el castigo. Los músculos de Draco parecían apretarse, atrayéndolo desesperadamente, necesitándolo y reteniéndolo.

—Tranquilo, cariño —murmuró Harry—. Está bien, relájate, déjame darte lo que necesitas.

Draco exhaló y la presión disminuyó lo suficiente para que Harry pudiera empujar hacia adelante.

— ¿Puedes tocarte? —preguntó Harry— ¿Mientras te follo? ¿O te duelen demasiado los brazos?

—Puedo hacerlo. —insistió Draco, pero siseó bruscamente cuando intentó mover el brazo.

—Para —le ordenó Harry—. Déjame.

Rodeó a Draco con el brazo, encontrando la polla reblandecida. Eso no serviría. Harry le dio una suave chupada al lóbulo de la oreja de Draco antes de relajarse para hacer empujes más superficiales, dirigidos a la próstata de Draco. Draco gruñó de cansancio, pero, sin embargo, su polla volvió a agitarse.

—Eso es, cariño, quiero que te sientas bien —Harry siguió con ello, acariciando, follando y besando hasta que tuvo a Draco de nuevo al borde. Entonces, cambió su enfoque del placer de Draco al suyo propio, permitiéndose empujones más profundos y poderosos, dientes contra el cuello desnudo—. Siénteme dentro de ti. Eres todo mío, ¿verdad? Siente lo que me haces, lo mucho que te necesito. Merlín, eres tan increíble, bebé. Sólo necesito una cosa más de ti. Puedes darme una cosa más, ¿verdad?

— ¿Qué? —Draco jadeó.

—Necesito más —jadeó Harry, mientras aceleraba sus movimientos—. Justo cuando te llene, y te lleve al límite, voy a apartarme y negarte todo lo demás. Puede que te duela un poco. Que me odies un poco por ello. ¿Puedes hacer eso por mí o será demasiado?

Draco dio un gemido lastimero.

—No, Harry, por favor no, por favor, sólo déjame tener esto.

—Creía que querías expiarlo.

—Sí quiero, joder, sí quiero, Harry, por favor, sólo deja que me corra, por favor, he sido bueno, he sido muy bueno.

—Te has portado bien, cariño, muy bien. Estoy tan orgulloso de ti. Todo lo que quiero es esto último. Sólo una vez. Muéstrame tu dedicación, muéstrame que lo dices en serio, muéstramelo ahora, Draco. —esperó las palabras de Draco, las que cambiarían sus acciones, pero no llegaron y Harry no esperaba que lo hicieran. Sonrió contra el hombro de su obstinado Slytherin. Merlín, lo amaba. Y entonces, el orgasmo de Harry lo golpeó y se vació brutalmente en el culo de Draco.

—Oh, Merlín, joder, Harry, estoy...

Justo cuando el orgasmo de Draco se precipitó sobre él, Harry soltó su polla. El semen goteó en una patética decepción, mientras Draco empujaba hacia adelante en la nada.

— ¡No! —Draco gritó— No, mierda, no, Harry, eso no era suficiente, no era lo que necesitaba, ¡por favor! Por favor, Harry, necesito correrme, lo necesito.

Harry sólo tiró del otro chico más cerca de él con un brazo firme alrededor de su torso, acariciando su cuello y negándose resueltamente a tocar la polla del otro chico.

—No —dijo—. No es así. Lo que necesitabas era expiar. Necesitabas renunciar a algo, necesitabas darme esto a mí.

—Maldito imbécil. —escupió Draco.

—Modales, amor. —le recordó Harry.

Draco se hundió, resoplando entre las sábanas.

—Lo siento. Es que. Joder. Lo quería.

—Lo sé.

Draco suspiró y se removió. Finalmente cedió y se apoyó en el plácido cuerpo de Harry.

— ¿Me perdonas al menos? —murmuró.

Harry se echó hacia atrás, y su polla, cada vez más blanda, se desprendió del culo de Draco. Se apoyó en un codo, mirando por encima del hombro de Draco para poder ver su cara de perfil.

—Draco —dijo suavemente—, te perdoné en cuanto te vi. Esto nunca fue por mí, ya te lo dije. No era algo que yo necesitara tanto como algo que tú necesitabas dar. Lo que sí estoy es terriblemente orgulloso y tremendamente impresionado.

Draco resopló con desánimo. Harry golpeó la mandíbula del otro chico con un dedo para que girara la cabeza y lo mirara.

— ¿Puedes hacer algo por mí ahora? ¿Una última cosa? —Draco le dirigió una mirada suspicaz, pero asintió levemente— ¿Perdonarte?

Los ojos de Draco se cerraron, las lágrimas se acumulaban como rocío en sus pálidas pestañas, pero, para alivio de Harry, volvió a asentir.

—Está bien —susurró Draco—. Sí, está bien —repitió mientras Harry arrastraba una cálida mano sobre los maltratados músculos. Draco se aclaró la garganta—. Gracias —murmuró—. Por todo eso. Joder. Te quiero de verdad, ¿sabes?

—Lo sé —le dijo Harry. Quería dejarse llevar, pero la habitación apestaba a sexo y no podía evitar echar de menos la pequeña y fea habitación que solían compartir—. Pero no nos quedemos aquí, amor. Nos prepararé una ducha, ¿qué te parece? Y le pediré a Kreacher que prepare una buena cena y nos acostaremos temprano. Y mañana, enfrentaremos al resto del maldito mundo. ¿Confías en mí?

—Sí, de acuerdo —aceptó Draco—. No es que no lo haya hecho antes.


...


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