.

:::::

(三) Cero negativo / Sólo ella

:::::

Estar sentado en su cama era algo habitual. Todos los días, fuera al despertar, a media tarde, antes de irse a dormir... se sentaba y estiraba su cuello y sus brazos para relajarse.

Solía sentarse en su cama por unos minutos mirando por la ventana o recorriendo las pocas pertenencias que tenía sobre la balda que hace a su vez de cabecero y escritorio y que cubría toda la pared.

Pero había una gran diferencia que lo convertía en el mejor día de toda su vida. Una diferencia que hacía que ese momento fuera a ser su tortura y su salvación desde hoy en adelante.

La estaba abrazando.

A ella sólo le quedaba la ropa interior, a él todavía los pantalones de jounin. Por lo que estaba claro que era una situación diferente a cualquier otro abrazo que se hubieran dado en el pasado.

(Aquí iría la ilustración de SayuriNoMoe - lo siento, pero Fanfiction no permite subir imágenes, os aconsejo ir a Wattpad)

La tenía sobre el regazo y podía besar su cuello, podía aspirar su olor. Podía dejar que sus dedos viajaran por la suave espalda de la kunoichi y acariciarla sin camiseta de por medio y sin sentir que, quizás, cualquiera de las veces que en el pasado había rozado su espalda por encima de la camiseta a ella no le había agradado que se tomara tanta confianza, ni siquiera para consolarla amablemente. Aunque nunca hubo segundas intenciones. Y el desagradado había pasado sólo en sus pensamientos. Ella nunca había dado muestra de estar incómoda con él. Claro que... de aquello, a esta situación...

Hacía ya unos días desde que la besara por primera vez en su despacho, pero él, intentando no parecer ansioso y, no lo iba a negar, por todas las inseguridades que daban vueltas en su cabeza, todavía no había permitido que pasara nada más. Así que estar en su casa, a medio vestir, con ella entre sus brazos era una novedad que no sabía cómo afrontar.

Sin embargo, parecía que hoy sería el día. No podía, y quizás no quería, retrasarlo más. Ella llevaba desde aquel beso llevándole hasta el límite, intentando arrastrarle hasta el borde de la locura, había visto el abismo desde tan cerca del precipicio que estuvo a punto de perder la razón y dejarse llevar.

No es que hubiera sido malo dejarse llevar. Haberla tomado por la cintura y haberla hecho el amor sobre su escritorio en la Torre Hokage hace ahora dos días. O dejarse arrastrar hasta el callejón la noche anterior y haberla follado contra la pared como le susurró al oído. ¡Oh! Esa sí que había sido una prueba. Verla ligeramente ebria. Suplicando porque entrara en ella mientras le miraba con esos ojos verdes que brillaban por la lujuria. Incluso pudo oler como la ropa interior de Sakura se empapaba pensando en lo que él podría hacerla.

Pero no quería que fuera así. No quería que la primera vez que pudiera saborearla de ese modo fuera sobre un escritorio, con prisas, y la tensión en la espalda de que en cualquier momento alguien aporrearía la puerta. Y mucho menos quería un polvo rápido en un callejón en plena noche, como si fueran dos desconocidos que, motivados por el alcohol, se habían escapado de un bar para compartir un desastroso momento con el que aliviar el sopor producido por las cervezas y luego no mirarse a la cara porque había sido un jodido desastre.

No. Ella se merecía mucho más de él. Incluso él se merecía mucho más de esto. Después de tanto tiempo fantaseando con ello no quería que su primera vez juntos fuera un recuerdo bochornoso en el que, ya sea por el alcohol o las prisas, ni siquiera consiguiera satisfacerla.

Pensaba tomarse su tiempo. Tenía toda la tarde para ello, y la noche, y la mañana del día siguiente. Incluso tenía todo el día siguiente si era necesario.

También tenía la tranquilidad de su hogar. Y tenía planeado dejar su rastro en cada maldita habitación de la casa. Quería que, aunque ella no estuviera, pudiera cerrar los ojos y seguir oliendo ese característico perfume a cerezo que hacía mucho había dejado de mezclarse con el champú a menta del bosque que en el pasado le había hecho recordar a uno de sus ninken.

No. No había prisa. Se tomaría su tiempo para hacerla llegar al orgasmo una y otra vez hasta que ella se volviera adicta a él y no quisiera ni pudiera marcharse de su casa, ni de su vida.

Era el momento de hacerla entender que nadie, de ningún lugar, edad o sexo, podría llegar a ella como lo haría él.

Era el momento de hacerla entender que él había nacido para lo que estaba por pasar en esta habitación.

Era el momento de hacerla entender que él era suyo. Pero que ella, aunque aún no lo supiera, era de él.

-Dime si quieres que pare -susurra junto a su oreja tumbándose sobre ella.

-Eso no va a pasar -asegura ella riendo contra su pecho desnudo.

-Lo sé. Pero quiero sonar caballeroso -reconoce riendo mientras se esconde bajo las sábanas y desabrocha el sujetador en un descenso hasta su cadera.

-¿Qué haces? -pregunta sorprendida al ver que se coloca entre sus piernas y recorre su estomago con la lengua.

-¿A ti qué te parece? Se llaman preliminares -anuncia tocando la cinturilla de la ropa interior de Sakura-. ¿Has estado con muchos chicos? -pregunta de pronto asomándose por debajo de la sábana.

Sakura se pone completamente colorada.

-No voy a responder a esa pregunta -anuncia avergonzada.

-Eso es un no. Tú tranquila. Confía en mí -pide volviendo a meterse bajo la sábana.

-¿Y tú con cuántas mujeres has estado? ¿Cien? ¿Doscientas?

Kakashi se detiene y con lentitud sale de debajo de la sábana para mirarla fijamente y en silencio.

-¿Qué sucede? ¿Por qué me miras así? Me pones nerviosa. Sólo he preguntado lo mismo que tú.

-No tantas como crees. ¿Has estado con algún hombre? -pregunta con seriedad.

-Eso ya lo has preguntado, no pienso—

-No -la corta-. Antes he preguntado si has estado con muchos chicos, ahora te pregunto si has estado con algún hombre.

La seriedad de él la hace sentirse un poco incómoda, así que tiene que tragar saliva intentando disimular los nervios. Kakashi lo nota y cambia su gesto a uno más amable cerrando sus ojos en una sonrisa.

-Olvida lo que he dicho -pide volviendo a abrir los ojos para verla-. ¿Aún quieres... -pregunta dándole una oportunidad para detener lo que estaba por pasar.

Hasta él podía notar que se había equivocado al preguntar eso. El ambiente había cambiado. Quién sabe, quizás hoy no sería el día, finalmente.

-¿Qué diferencia puede haber? -pregunta ella con curiosidad e incorporándose un poco sobre el colchón obligándole a sentarse a su lado-. ¿A caso no es lo mismo?

Kakashi la mira sonriendo. De un brinco se pone en pie y tiende su mano para ayudarla a ponerse también en pie. Sakura acepta su ofrecimiento y tras sentir un tirón se encuentra entre sus brazos.

-No quiero sonar maleducado, engreído, ni nada por el estilo. Al contrario. Pero el cuerpo de un chico de unos veinte años no es el de un hombre de más de treinta y cinco -dice esto tomándola de la muñeca y llevando la mano de ella hasta su cabeza, donde Sakura puede tocar algunos mechones plateados que caen por su frente.

La kunoichi turna su vista entre la mirada de él y su propia mano, que ha empezado a descender y, después de pasar por el rostro, se encuentra a la altura del cuello del shinobi, todo ello guiada por éste.

-Tú eres bastante más alto que la media -asegura Sakura en un susurro fijando ahora la vista en su mano para evitar esa mirada azabache.

Kakashi sigue guiándola, y ahora los dedos de la ninja bajan por su pecho.

-No sólo hablo del tamaño -asegura deteniendo el descenso a la altura de su abdomen.

-Éstas mas definido -asegura Sakura subiendo la otra mano para acariciar la cintura de Kakashi justo por encima del elástico del pantalón-, y tu cuerpo tiene una proporción más... apropiada. Podría decirse que tu cuerpo es biológicamente perfecto.

-¿Biológicamente? -pregunta éste con una suave risa-, ¿quieres decir que mis riñones hacen bien su trabajo o que no tengo un tercer brazo?

-Una proporción más... atractiva -reconoce ella sin mirarle.

Kakashi cierra los ojos por la cálida sensación de las manos de su exalumna sobre su estómago.

-También es posible que aguante menos -reconoce riendo bajito y liberando la muñeca de ella.

Sakura le mira a los ojos un segundo y luego deja que su mano baje por encima del pantalón hasta el bulto que se llevaba marcando un buen rato.

-¿Qué más cambios hay? -pregunta buscando el centro de calor de Kakashi que hace que su mano hierva.

-Pienso tomarme mi tiempo, no tendré ninguna prisa por llevarte al orgasmo. El camino es igual o más divertido que el clímax -asegura con una voz grave que enciende todavía más a Sakura que deja escapar un suave jadeo sólo de imaginárselo-. Si eso es un problema para ti quizás deberías irte con un adolescente.

-¿Así es como lo hacen los hombres? -pregunta desabrochando el pantalón de Kakashi- ¿Ofreciendo a sus mujeres que se vayan con otros más jóvenes si tienen prisa o creen que no van a tener suficiente?

Éste sonríe y la toma de las muñecas para detenerla.

No le había pasado desapercibido que se había referido a sí misma como 'su mujer', pero eso no era suficiente. Ella aún podía prescindir de él en cualquier momento. Él aún no era una necesidad en su vida.

-Yo no he dicho que no fuera a ser suficiente. ¿Cuántos chicos se han preocupado por ti sin pensar en correrse ellos mismos? -pregunta tomándola por la cintura y obligándola a retroceder de espaldas hasta hacerla chocar contra el escritorio. En ese momento Sakura deja escapar un pequeño jadeo cuando Kakashi la acorrala contra su cuerpo. Sonríe con maldad y la levanta por las caderas para sentarla sobre la mesa, haciendo caer el marco con la foto del equipo Minato.

-¿Qué haces? -pregunta nerviosa.

El Hokage se agacha frente a ella y la obliga a abrirse de piernas. Empieza a besar el interior de sus muslos acercándose poco a poco a la prenda de ropa que, según podía ver y oler, ya estaba empapada. Cerró los ojos y enredó su brazo en el muslo que había besado para obligarla a mantenerlos abiertos. Llevó sus labios hasta la tela y cubrió con su boca el sexo de su exalumna aspirando su olor, su sabor, su humedad.

La cubrió dejando que el calor de su aliento invadiera a Sakura, que notó como su centro hervía y palpitaba demandando sentirle sin nada por medio.

Volvió a besar el interior de su muslo derecho, un beso que dejó sobre su piel muy pegado a su ropa interior mientras con un par de dedos apartaba suavemente la tela para poder seguir avanzando.

Cuando finalmente sus labios se posaron sobre el sexo desnudo de la ninja dejó escapar un gemido gutural de su interior. Respiró profundamente antes de permitir que sus labios recorrieran las diferentes partes de su premio, y como si se tratara del santo grial empezó a recoger con su lengua los restos del néctar que ella estaba fabricando para él.

-Nadie diría que... nadie diría que estás sufriendo mientras... mientras haces algo pensando sólo en mí -consiguió decir ella entre jadeos.

Él sonrió levemente sin separarse de su monte de venus. Es cierto que lo estaba disfrutando, lo estaba disfrutando tanto que hoy no pensaba entrar en ella de otro modo que no fuera con su lengua y sus dedos. Tenía que disfrutarla poco a poco. Quería poder conocer cada recoveco de ella ante de dar el siguiente paso. Y lo había decidido ya. A pesar del ardor y el dolor contenido en sus pantalones, hoy sólo sería de su boca y de sus manos.

Hoy le daría la vuelta a todo. Hoy todo sería por y para ella. Ella siempre pensaba en los demás. No era una casualidad que hubiera terminado siendo una ninja médico. Sus manos no estaban hechas para herir a nadie en un campo de batalla, aunque fueran muy capaces. No. Toda ella estaba hecha para sanar. Física y mentalmente. Como había hecho con él. Así que él, hoy, pensaría en ella.

Además, no quería asustarla yendo demasiado deprisa. No quería tomar de ella todo en una noche. Ni quería que ella pensara que era como cualquier otro. No quería todo de ella aquí y ahora, y ya veríamos si había otro día.

Quería que ella le suplicara más y se derritiera deseando que él se fundiera con ella tanto como lo deseaba él. Quería que su exalumna le pidiera que no se alejara de su cama ni para correr las cortinas por la mañana. Quería que la kunoichi, que se había convertido en la mejor ninja médico de las cinco naciones, le pidiera que tocara su cuerpo como si él fuera la mejor o única cura a sus necesidades. Quería que Sakura susurrara su nombre mientras la llevaba al orgasmo. Quería que ella, que se había convertido en su amante, siguiera mirándole con esos ojos que le miraban de un modo que nunca antes había visto. Ni en ella, ni en ninguna otra mujer.

Mientras que su lengua se perdía en el interior de su amante, que de vez en cuando salía para jugar con el clítoris durante unos segundos, Kakashi fijó sus ojos en la intensa mirada jade que transmitía una mezcla de sensaciones, muchas de ellas indescifrables para él.

Quería congelar el tiempo en este preciso momento. Justo ahora. Cuando ella se estiró hacia atrás dejando que la melena rosada colgara por su espalda. Cuando se sujeto de una mano con fuerza al borde del escritorio con tanta fuerza que sus nudillos se volvieron blancos. Tenía que congelarlo porque ella levantó sus piernas, que colgaban del escritorio, y apoyo su pie en el hombro izquierdo de Kakashi para dejarle más hueco, y dejó que la otra pierna cayera sobre su hombro derecho y acariciara su columna con el talón mientras resbalaba por su espalda. Y quería congelar el tiempo ahora porque Sakura había llevado su otra mano hasta la cabellera plateada y le había empujado contra su sexo casi de manera inconsciente mientras jadeaba su nombre en un susurro, exigiendo que su lengua se hundiera más en ella.

-Ka-ka-shi.

Oh. Kami. Era perfecta. Y ella ni lo sabía. Era una de esas diosas que uno sólo puede encontrar en las mejores novelas de amor. Una con la que ni en sus mejores sueños -eróticos o no- se habría dignado a imaginar. Ella tenía un poder sobre los hombres del que no era consciente. Una sensualidad que exudaba por cada poro de su piel y que llevaba, a cualquiera que pudiera percibirlo, a la locura. Y tenía esa humildad por la cual, aunque se lo dijera, ella no lo aceptaría. Pero lo había visto.

Lo había visto mil veces. Había visto como, ya siendo una niña, miles de hombres se habían girado a mirarla aunque ella no se diera ni cuenta. Eso le había costado más de una pelea y muchas miradas de odio con todos ellos. No es que la celara como si fuera suya. No. Eso nunca se hubiera atrevido a hacerlo, ni entonces ni ahora que se encontraba saboreando lo que ella le ofrecía entre sus piernas. Era mucho más sencillo, en aquella época era una niña. Y no aceptaba ese tipo de miradas sobre ella.

Lo había visto mil veces. Y cuando se convirtió en una joven mayor de edad, no se sentía legitimado para reprochar nada a nadie, porque él mismo empezó a mirarla de esa misma manera. Cuando ella cambió su viejo vestido por esa faldita a juego con su pelo que durante los entrenamientos se elevaba con el viento y le permitía ver esos muslos perfectos y torneados por el ejercicio cubiertos por una fina malla negra... oh, fue entonces cuando se dio cuenta de que estaba jodido. Cómo iba a recriminar a nadie que la mirara como una joven ninfa, si él mismo estaba empezando a adorarla.

Lo había visto mil veces. Y tras la guerra, cuando se había convertido en toda una mujer con ese cuerpo esbelto y bien proporcionado, pasaba con mayor frecuencia. Los hombres la miraban desde el fondo del bar con ese brillo de lujuria que le obligaba a controlar que cuando ella se marchara, lo hacía sola, sin nadie que la siguiera, si es lo que ella había decidido. Pues aceptaba que se cogiera del brazo de un chaval que hubiera conocido y se fuera con él a su habitación. Pero eso era otra historia.

La historia de cómo cada vez que ella respondía a las miradas de algún chico, él notaba un fuego en su interior y se encontraba evaluando si ese chico la merecía. Un pobre desgraciado que no entendería lo afortunado que era. Pero todo eso ya no importaba. No importaba porque ahora era él quien la tenía en su habitación, ahora él era el desgraciado, y se alegraba de su fortuna.

Y si bien todos esos afortunados no pudieron comprender en toda su magnitud que esa noche iba a ser la mejor de su vida, y que después pasarían el resto de sus vidas buscando llenar el vacío que la ausencia de ella les dejaría, él, que no lo había probado por entonces, ni se atrevía a soñar con hacerlo realidad, sin embargo lo sabía. Sabía que, si lo probaba, no podría seguir viviendo sin ello. Ya que iba a probar el néctar de los dioses, y peor aún, iba a beberlo directamente de una diosa. Por eso no podía permitirla marchar. No podía pasar el resto de su vida buscando llenar ese vacío.

No lo permitiría. La tenía que atar a él como fuera.

-Si sigues así... voy a...

A penas pudo pensar en hacer algo más cuando notó como ella explotaba en su boca. En su cabeza recorrió todas aquellas veces que se había imaginado probando ese néctar que ahora inundaba su boca y resbalaba por la comisura de sus labios. Su imaginación se había quedado tan jodidamente lejos de la realidad.

Debía conseguir marcar su cuerpo para que ella fuera tan dependiente de él como lo había sido él de ella antes siquiera de tocarla.

El pie sobre su hombro resbaló debido al pequeño temblor que recorrió a Sakura y golpeó su espalda duramente con el talón. Pero a él no pareció preocuparle, siguió recogiendo con su lengua el orgasmo que ella todavía le estaba ofreciendo.

En un nuevo escalofrió Sakura se arqueó sobre si misma cubriendo la melena plateada y abrazándose a los hombros de él como pudo. Todavía temblando le suplicó entre jadeos que parara, pero Kakashi no estaba dispuesto a dejar pasar esa oportunidad. Ella le tenía aprisionado entre sus piernas, la tensión del orgasmo todavía presente la obligaba a cerrar sus muslos dejando a Kakashi en una cárcel de placer cuyo olor le embriagaba, y no tenía prisa ninguna por ser puesto en libertad.

-Detente, por-favor -repitió suplicando en un susurro casi pegada a su oído.

Pero él seguía cubriendo con su lengua el botón del placer que se había convertido en su droga. Y lo seguiría haciendo mientras la notará temblar mínimamente.

Cuando consiguió empujarle lo suficiente para separarle de su sexo, ella pudo respirar normal, o al menos, dejar de contener la respiración para intentar normalizar algo que había sido tan sencillo minutos atrás: convertir el oxigeno en dióxido de carbono.

Kakashi, todavía entre sus piernas, besó el interior de sus muslos y levantó la cabeza para mirarla. Esos ojos jade parecían resplandecer más que antes. Ese nuevo brillo que mostraban lo había provocado él y siente un orgullo que le hace sonreír ampliamente.

Era adoración. Simple y llanamente adoración. Eso sentía por ella ahora mismo. Sakura-sama era un honorífico que se quedaba corto para describirla. ¿Acaso ella era consciente de lo jodidamente perfecta que era? ¿De lo receptiva que estaba siendo con él? De pronto una pregunta le atormentó: ¿lo sería así con todos los hombres?

Soltó la tela de las braguitas que volvió a su lugar.

Sería mejor no pensar en eso. De otro modo se volvería loco. Y no era el momento para volverse loco.

Sakura todavía jadeaba, había vuelto a inclinar la espalda hacia atrás. Había cerrado los ojos permitiéndole mirarla sin censura, pero las manos seguían clavadas en sus hombros controlando que no se le ocurriera volver a poner sus labios contra ella.

Si creía que eso le detendría... Estaba equivocada.

Subió la mano hasta el ombligo de su exalumna y lo acarició suavemente con el dedo índice. Hizo unos cuantos círculos sobre él antes de empezar a descender arrastrando con sus dedos la tela para mostrar el pequeño bosque rosado que separaba el abdomen de lo que se había convertido en su lugar favorito.

Ahora que se fijaba mejor, el rosa de su vello púbico era ligeramente más oscuro que el color de su melena. Y ese pequeño detalle le pareció encantador y embriagador. Dejó que su dedo índice jugara a enredarse con esos pequeños pelos rizados antes de seguir bajando y perderse entre la humedad de los labios inferiores de su amante.

Sakura se tensó, pero no dijo nada, sólo apretó el agarre sobre sus hombros. Así que lo interpretó como vía libre. Y volvió a besar su muslo mientras sumaba su dedo corazón al índice que ya acariciaba la entrada a ella y que le tenía hipnotizado. Sin mas, introdujo sus dedos y pudo escuchar un gemido a la vez que notó unas uñas clavándose en sus hombros.

-No pares, por favor -suplico ella.

Kakashi se separó y la miro sonriente.

-¿Cómo? Me tienes confuso, ¿quieres que pare o no? No hace ni dos minutos me suplicabas que me detuviera -sonrió con malicia.

Se pone en pie y se separa un par de pasos para mirarla de arriba a abajo.

Le devolvía la mirada, todavía jadeando, con la boca entreabierta.

La luz entraba por la ventana y golpeaba su espalda, sus hombros, su culo. La luz del atardecer la iluminaba por detrás creando un aura especial. También iluminaba pequeñas perlas de sudor que se deslizaban desde su cuello por sus hombros y viajaban entre sus pechos. Kakashi siguió con la mirada una gota de sudor que bajó por su nuca. Como si tuviera vida propia la gota se deslizó hacia delante pasando por su clavícula y cubrió su pecho bordeando su pezón para seguir bajando y rodear su ombligo antes de perderse finalmente en su ropa interior. La única prenda que aún vestía.

Él siguió bajando la mirada para ver sus piernas colgando del escritorio. Ahora cruzadas como respuestas a las palpitaciones que todavía sentía.

Sin decir nada se acerca a ella, se agacha y lleva las manos a la cinturilla de las bragas tomando el elástico con sus dedos pulgar y corazón, y esperó.

Sakura adivina sus intenciones y decide ayudarle. Se apoya sobre sus brazos para levantar ligeramente el culo y permitirle deslizarlas por sus piernas. Lo hace con una suavidad inusual en él, estirando el dedo índice de ambas manos para rozar su piel mientras desciende. Cuando la ropa ha desaparecido vuelve a ponerse en pie y la mira a los ojos mientras lleva las manos a las rodillas de ella para separarlas obligándola a abrirse de piernas.

Ahora sí. Ahora puede separarse un par de pasos y mirarla. Toma airé inflando sus pulmones y con lentitud deja que salga sin retirar sus ojos del sexo que acaba de saborear.

Rosado, palpitante, húmedo.

Sakura puede notar la intensidad de su mirada y siente como el fuego crece a la altura de su estomago, casi podía sentir las manos de él sobre su piel. Sonríe al verle tan centrado en ella. Y queriendo premiarle eleva unas de sus piernas colocando el pie sobre el escritorio y ofreciéndole una mejor vista.

Kakashi gruñe ante ese gesto. Se muerde el labio inferior y cambia el peso de su cuerpo de una pierna a otra mientras se lleva una mano para colocarse la erección que se mueve incómoda en sus pantalones.

-¿Te vas a quedar mirando mucho más tiempo?

-Sí -responde sencillo con esa voz grave que había usado antes.

-¿Es algo que hacen los hombres? -pregunta con sorna.

-Sólo cuando tienen estas vistas -asegura como si nada.

Sakura sonríe ante ese comentario. Y esa sonrisa es suficiente para Kakashi, que decide continuar donde lo dejó.

Se coloca entre sus piernas y la sujeta por la cintura para besarla haciendo que sus lenguas se encuentren. Incluso teniéndola sentada sobre su escritorio era más alto que ella, por lo que Sakura necesita inclinar su cabeza hacia atrás si quiere besarle. Cuando la oye gemir sus manos comienzan la búsqueda de un lugar mejor. Una sube hasta uno de los pechos de la kunoichi y empieza a acariciarlo con suavidad mientras la otra recorre la ingle y sigue bajando hasta ubicarse a las puertas de su paraíso particular. Sin más, hunde en ella dos de sus dedos buscando un punto concreto que hace temblar a Sakura contra su boca.

Sonríe contra sus labios cuando ella comienza a jadear y susurra su nombre ante la continua intrusión de los dedos que la penetran con suavidad, pero sin compasión. Una y otra vez, acelerando el ritmo con cada embestida.

Cuando nota el orgasmo escurrirse por su mano sale de ella y detiene el beso que estaba dándola para colar los dedos empapados entre sus labios.

Ella se tensa en un primer momento, pero al verle tan decidido aceptar seguirle el juego y deja que sus lenguas se encuentren entre los dedos cubiertos de su orgasmo.

-¿Esto también es cosa de hombres? -pregunta con curiosidad cuando él retira la mano.

-No. Es cosa mía -asegura con seriedad.

-De pervertidos, entonces -sentencia ella sonriendo.

Vuelven al silencio, y Sakura lleva sus manos al pantalón de él para desabrochar el primer botón. Kakashi la toma por las muñecas y la detiene mientras empieza a besar su cuello.

-No -susurra el Hokage como si nada.

-No quiero esperar más.

-Hoy no.

-¿Qué quiere decir eso? -pregunta confundida.

-Hoy no va a pasar.

-¿Bromeas? Te necesito dentro.

-No tengas prisa -pide sonriendo sobre su cuello.

-No se trata de tener prisa. Tenemos todo el tiempo del mundo para repetir. Pero ahora mismo necesito tu polla dentro de mí -exige con seriedad y sin recato como si hablaran de cualquier otra cuestión.

Kakashi se separa para mirarla con sorpresa.

¿Había sido tan fácil convertirse en una necesidad para ella?

No. Claro que no. Era una necesidad temporal. Era una necesidad concreta. Le necesitaba justo ahora.

O dicho de otra forma... le necesitaba sólo ahora. Estaba ardiendo en su interior y necesitaba que él apagara su fuego.

SI no hubiera sido él, si hubiera sido cualquier otro, ella sentiría la misma necesidad ahora mismo. No es tonto. Sabe como funciona el sexo. Todas esas endorfinas volando por la habitación. Ese olor que su primer orgasmo había liberado y ahora entraba hasta su cerebro, el verse desnuda frente a él. No era a él a quien necesitaba. Necesitaba una erección que calmara sus necesidades.

Bueno, estaba siendo injusto consigo mismo y sobre todo con ella. No quería decir con esto que le valiera cualquiera hombre. Era obvio que estaba con él en su habitación a pesar de las mil razones que había discutido con ella intentando que entendiera que él no era la mejor de las opciones. Era obvio que habría sido mucho más fácil para ella dejarse llevar con alguien de su edad. Pero no. Ella le había elegido a él. Se habían estado resistiendo a reconocer su mutua atracción por meses, quizás años, así que no es que le valiera cualquier hombre.

Sólo se refería a que ahora mismo, en esa situación, la mente se nubla. Hay un fuego que apagar, uno podía apagarlo con la persona que tenía delante, que habitualmente no era mala idea dado que habías decidido que estuviera ahí por alguna razón, o darse la vuelta y buscar a otro. Aunque siempre estaba la opción de usar las propias manos.

Cerró los ojos pensando en que estaba dando demasiadas vueltas al asunto. En definitiva, lo que le aterraba era saber que cuando ese fuego se apagara, la necesidad de él habría desaparecido. Y la pregunta para la cual no tenía todavía respuesta era: ¿seguiría teniendo necesidad de él? ¿cuándo el fuego volviera a encenderse -estuviera sola en casa o frente a otro- pensaría que la mejor opción era él y saldría a buscarle? Por que él necesitaba eso. Su necesidad era asegurarse de que ella se volvía adicta a él. Que nadie más volvería a tocarla como lo había hecho él hacía tan solo unos segundos. O mejor dicho, que ella no quisiera que nadie más volviera a tocarla como lo había hecho él hacía tan solo unos segundos.

No. Cuando era joven no la celaba. Ni cuando la veía irse con algún chico estos años atrás. Pero ahora, o desde el día que la besó... No podía dejar de torturarse pensando en que no habían hablado de ello. Quizás..., quién sabe, quizás hubiera otro que ocupaba sus noches con ella. Y eso sí qué le molestaba. Claro que era libre de pasar sus días con quien quisiera. Y sus noches. No iba ni quería impedirlo. Quería que fuera ella quien así lo quisiera. Pero eso no quitaba que le quemara por dentro.

Ella le necesitaba dentro de si para apagar su fuego. Él necesitaba que ese sentimiento se grabara a fuego en su piel.

-Sensei, ¿hay algún defecto que no quieres que vea? -pregunta Sakura desafiante y obligándole a parar para mirarle a los ojos.

Él, en un primer momento, la mira sorprendido, luego empieza a carcajearse.

-No hay ningún defecto. Puedo asegurártelo.

-Entonces déjame verte. Tú has disfrutado de las vistas. Yo también quiero hacerlo.

Kakashi retrocede un par de pasos, asiente con la cabeza y se desabrocha los pantalones, baja su cremallera y mete la mano bajo sus calzoncillos para sacar su erección. Ella sonríe y se pone en pie de un salto para acercarse. De puntillas le da un beso con lengua mientras una de sus manos cubre su pene.

-¿Qué es lo que no querías que viera? -pregunta contra su boca.

-Nada. No ocultaba nada -responde rodeándola por la cintura con sus brazos.

Sakura sonríe y con su otra mano hace que los pantalones y los calzoncillos le caigan hasta las rodillas.

Kakashi se queda completamente quieto, erguido. Eso significaba mucha diferencia de altura. En esa posición su exalumna le llega a la altura de su pecho, marcando, no sólo una diferencia de más de veinte centímetros, sino de edad. Una punzada en el fondo de su estomago le trae un pensamiento que odiaría tener que desarrollar en este preciso momento, por ello agradece cuando ella le habla.

-Esto también tiene otra proporción -asegura ella llevando la mano, la que no masajea su pene, a los testículos.

El shinobi baja la mirada para ver como las manos de ella empiezan a recorrer una dolorosa erección que palpita ante el delicado contacto.

-No tienes nada de qué avergonzarte -asegura ella clavando su mirada en los ojos azabache.

-Lo sé -responde con seriedad.

Sonriendo se pone de puntillas para besarle con suavidad sobre los labios y sin más se arrodilla frente a él.

Kakashi tensa su mandíbula adivinando cual será su siguiente paso, y se adelanta sujetándola por la barbilla para levantar su cabeza y obligarla a mirarle.

-¿Qué crees que haces? -pregunta con ese tono grave que consigue justo lo contrario a lo que desea.

Sakura no responde, le toma por la muñeca y se introduce el pulgar de Kakashi en la boca para empezar a chuparlo como si de su erección se tratara.

Él retira la mano rápidamente, momento que ella aprovecha para, sujetándole del culo, tomar su pene con la mano libre y llevárselo a la boca.

El gemido de Kakashi retumba entre las cuatro paredes. Sakura sonríe victoriosa todavía con la boca ocupada mientras la mano que le había guiado hasta su boca se reúne con la otra sobre el perfecto trasero del shinobi que todavía intenta escaparse.

-Kami-sama -susurra él cuando nota la lengua de Sakura moverse con habilidad sobre su erección.

Cuando nota que deja de poner resistencia le suelta y se ayuda de una mano para empezar a masturbarle.

-No me hagas esto -susurra con los ojos cerrados y dejando caer la cabeza hacia atrás por la increíble sensación que la boca de su exalumna le estaba ofreciendo.

Deja que sus brazos cuelguen a sus costados y aprieta los puños en tensión intentando controlar su propio fuego.

Era realmente habilidosa, no tardaría mucho en llegar al orgasmo. De hecho, no tarda mucho en empezar a notarlo. Su respiración se dificultad y nota como las piernas amenazan con fallarle.

Instintivamente lleva una de sus manos a la melena rosada y deja que se mueva al ritmo que ella había decidido marcar.

-¿Quieres que lo haga más rápido? -pregunta ella sacándole de su boca.

-No, por dios -suplica él todavía con los ojos cerrados.

Sakura sonríe y le acaricia el abdomen antes de volver a lo que estaba haciendo.

Lleva su lengua a la base de la erección y de un largo lametazo recorrer toda su longitud, provocando un gran escalofrío en el shinobi, que se muerde el labio inferior para no dejar escapar un gruñido que se oye en el fondo de su garganta.

Sakura estaba disfrutando de esto, podía notarlo. Eso era una buena señal, ¿no? La había llevado al orgasmo dos veces con menos de cinco minutos de diferencia, eso estaba muy bien. Pero ver que ella disfrutaba de él tanto como él había disfrutado de ella era casi más embriagador que la sensación de los pequeños mordiscos que estaba dejando sobre su pene, los cuales provocaron un gruñido que, ahora sí, escapó de sus labios.

Con eso se dio por satisfecha. Volvió a meterlo por completo en su boca y cada vez que lo sacaba usaba su mano para rodearlo y no dejar que hubiera un centímetro en el que no la estuviera sintiendo.

Lleva de nuevo unas de sus manos sobre el culo de él, y lo nota tensarse cada vez que le toma por completo en su boca. Ya no necesita sujetarle, pero era divertido sentir contra su mano como el gran Kakashi Hatake, Rokudaime Hokage de Konoha, shinobi temido por las cinco naciones, y reconocido en todo el mundo ninja, tenía al menos una debilidad.

Cuando él cree que no puede sentirse mejor nota como una de las manos de Sakura baja hasta sus testículos y los aprisiona con suavidad.

-Para -pide en un jadeo.

Pero ella no le hace caso, sigue como si nada.

-Detente o no podre...

Traga con dificultad para no dejar escapar un gemido que está seguro habría sonado ridículo.

-Si no te detienes—

No llega a terminar la frase cuando se dobla sobre si mismo apoyando sus manos en los hombros de ella y sus rodillas fallan doblándose ligeramente, pero no lo suficiente como para hacerle caer.

-Sakura, por favor, quítate -suplica besando su cabeza.

No es que el placer de hacerle una felación la hubiera sacado tanto de la realidad que no le escuchara. Es que no quería hacerle caso.

-Voy a... no puedo más. Deja... deja que me -pide intentando separarse de ella para no hacerlo en su boca.

Pero ella se abraza nuevamente a su trasero metiéndole todavía más en su boca.

Sin quererlo, es el propio Kakashi el que se lleva al orgasmo al tratar de salir su boca mientras que ella le empuja de vuelta dentro.

-Sakura, cariño... -vuelve a suplicar.

Era tierno verle así, tan preocupado. Además, había dejado a un lado esa autoridad y control del que hacía alarde hacía a penas unos minutos. Su voz había vuelto a la normalidad y ya no había rastro de esa oscuridad grave que le había hecho empapar sus bragas sin tan siquiera tocarla.

Decide seguir jugando con los testículos mientras sigue haciendo desaparecer la erección dentro de su boca y juega con su lengua sobre el glande completamente hinchado.

No tarda ni un minuto. El gran hombre se tensa, tiembla, y termina corriéndose dentro de su boca.

Tras un minuto, que a él se le hace eterno, y en el que Sakura sigue jugando con su lengua sobre la erección hasta que ésta deja de serlo, por fin le deja salir de su boca.

Él vuelve a incorporarse dejando caer las manos a sus lados con los dedos completamente estirados en tensión y cierra los ojos mirando hacia el cielo.

-Eso ha sido...

-¿Increíble? -pregunta ella poniéndose en pie y ganándose una mirada divertida de él.

-Bueno... iba a decir demencial, pero supongo que también -responde sonriendo.

Lleva sus manos al cuello de ella y la besa dejando que sus lenguas se encuentren mientras con los pulgares acaricia la línea de su mandíbula. Ella, por su parte, le rodea la cintura con los brazos.

Después de unos segundos de saborearse mutuamente se separa y apoya su frente sobre la de ella.

Ambos están en completo silencio salvo por las respiraciones todavía erráticas de los dos, especialmente la de él, que aún siente la calidez de la boca de su amante sobre su pene.

Después abre los ojos para darse cuenta de que ella los tenía abiertos y le miraba sonriendo.

-Está bien. Puedes irte -rompe el silencio Sakura.

Las pupilas de Kakashi se dilatan.

-¿Qué? -pregunta con un nudo en la garganta.

-Puedes ir a ducharte. Podemos cerrar el día como querías, aunque finalmente esto -recalca el pronombre llevando su mano de vuelta al miembro de Kakashi- ha terminado dentro de mí.

Podía haber respondido algo, pero prefiere mirarla con una sonrisa sarcástica. No es que se volviera loco por ir a darse una ducha y quitarse su olor de la piel. Ni siquiera quería separarse de ella ahora mismo. Pero si Sakura se lo había dicho quizás era porque ella sí necesitaba un poco de espacio. O quizás pensaba que era él quien necesitaba una ducha fría para controlarse y no terminar tomándola sobre la mesa y acabar aplastando con su espalda a Ukki, su pobre plantita. Daba igual la razón, no iba a oponerse a ello. No iba a oponerse a lo que ella quisiera.

Se agacha para recoger el pantalón y los calzoncillos que descansan a sus pies y los sube, colocándose primero la ropa interior y acomodando su pene dentro, antes de abotonar el pantalón y subir la cremallera, todo ello sin retirar ni por un segundo la vista de los ojos jade que le miran desafiante.

Por último, niega con la cabeza y sale al pasillo.

-Es tu casa -grita desde el pasillo abriendo la puerta del baño-. Siéntete libre de hacer lo que desees.

-¿Lo que desee? -pregunta siguiéndole por el pasillo y sonriendo con picardía.

Kakashi se detiene bajo el marco de la puerta.

-¿Quieres ducharte primero? -pregunta ofreciéndola pasar.

-¡Eres tan inocente, sensei! -exclama tomándole de la muñeca para arrastrarle dentro del baño con ella-. Venga, enjabóname la espalda mientras me explicas qué ha sido eso de llamarme cariño.

El rostro del Hokage, tan imponente, tan serio, tan formal, tan desconocido y por eso mismo tan misterioso en su día a día, acaba de tornarse completamente rojo.

Su altura, la diferencia de una cabeza, ahora no importan, ni tan siquiera el rango. El gran Hokage baja la cabeza y se lleva las manos a la cara intentado taparse.

-Demasiado tarde. Te he visto cambiar de color -asegura ella pegándose a él.

El calor en su rostro crece. A la mezcla de vergüenza se le une su cercanía, la sensación que le produce notar sus pechos desnudos sobre él... Levanta la cabeza y separa los dedos para mirarla entre los huecos.

-Ningún chaval me lo ha hecho en la ducha. ¿Los hombres lo hacéis? -pregunta haciéndose la interesante y alejándose de él para meterse bajo la regadera.

Por Kami. No sabía si había conseguido grabar en su piel la necesidad de él. Pero ella había grabado en su ADN una nueva regla. Una que si no cumplía podría llevarle a la muerte. Como un desgraciado que recibe una transfusión de sangre de un grupo sanguíneo incorrecto. Curiosamente, Kakashi era 0 negativo, eso significaba que sólo podía recibir una transfusión de alguien con su mismo grupo sanguíneo, era algo bastante restrictivo. Aunque la nueva regla lo era todavía más, dado que, en su ADN ahora podía leerse: sólo ella.

:::::

:::

NdA: Y con esto termina el Especial 三 (100 Drabbles – 5 Años)

-Su boda.

-Su muerte.

-Su primera vez.

Ni es la primera vez que describo el primer encuentro de estos dos, ni es el primer lemon. Pero sí es la primera vez que me lanzo a algo tan largo con este estilo donde el diálogo no es lo principal. Creo que siendo un tema que he tocado antes, nunca lo había hecho así.

Ha quedado algo superhot. Pero, además, es muy descriptivo rompiendo con mi estilo habitual. Siempre apuesto por diálogo y poca descripción, en este caso he querido hacerlo al revés. Descripciones del tiempo presente y pensamientos desarrollados. Está mal que yo lo diga, pero joder, me he enamorado de este fic.

Este drabble empecé a escribirlo, y en seguida decidí buscar un fanart que sirviera para ilustrarlo. Di con esta preciosa imagen de Sayuri No Moe, y cambié el inició para que cuadrara con la ilustración. Luego busqué a Sayuri por Facebook y le pedí permiso para usarla. Esta autora es italiana, y espero que haya entendido todo el fic y sienta que le he dado una buena historia a su trabajo. En cualquier caso, podéis seguir sus obras en varias redes sociales, como Tumblr o Facebook, sólo buscad: SayuriNoMoe

:::::

Debo decir que las tres ilustraciones que acompañan a los fics en Wattpad, vienen al pelo para cada drabble, llegaran antes o después de haber sido escritos, da igual si inspiraron el relato o sólo lo acompañan. Buscar una ilustración y dar visibilidad a autores de fanart es algo que me ha gustado mucho. Ya lo había hecho antes con imágenes canon, con una ilustración que yo misma había hecho y, ademas, justo en el capítulo anterior al especial la compi DangoChan me hizo un dibujo que he colocado en el relato. Creo que combinar el trabajo de diferentes personas es genial. Por un lado, mejoran mis fics al visualizar una parte del relato, por otro os muestro obras de autores que quizás no conocíais y todos ganamos.

Así que intentaré hacerlo más, siempre que consiga el visto bueno para compartir las ilustraciones Dicho esto, y dado que ellas han sido tan encantadoras como para dejarme usarlas, os invito y os pido que entréis en sus redes sociales y descubráis el resto de sus obras.

Y hasta aquí.

¡ARIGATŌ GOZAIMASU!

KakaSaku 4all. KakaSaku 4ever.

Seguimos leyéndonos. Este libro no ha terminado aquí, ¿alcanzaremos los 200?
Por cierto, en breve lanzaré alguna dinámica para que participéis como hice por el Drabble 50.

PD: Por cierto, aquí en Fanfiction el tema de los comentarios es un poco lioso. Si escribís como invitado no puedo contestaros, y los que no son como invitados no puedo ver si ya he respondido o no, no sé si es que no me entero o qué, pero es un rollo. Me gustaría responder a todos ahora que tengo más tiempo, pero no sé cómo. Así que os invito a pasaros por KakaSaku Spanish en Facebook (sólo tenéis que pedir entrar y responder a tres sencillas preguntas para que os inviten al grupo) y hablamos por ahí si queréis. Gracias por los comentarios, aunque no os lleguen mis respuestas :P