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Será mañana

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Frente a la lápida no podía dejar de temblar. Y aunque Naruto, Ino y Sasuke no se separaban de su lado se sentía completamente sola.

—Es hora de irse —le susurró el rubio.

—No quiero irme —susurró ella de vuelta.

—Lo sé, pero no puedes quedarte aquí.

—¿Y a dónde voy?

—Vente a casa —respondió Ino con una sonrisa triste.

—No quiero molestar.

—Tú no molestas.

Sakura mira Naruto y Sasuke. Estos regresaron una mirada preocupada.

—Iros. Llegaréis tarde.

—No importa, nos esperan.

—No por mucho más tiempo. Tenéis que volver antes de que sea tarde.

Naruto se gira para dar un rápido vistazo al Hokage que sigue hablando con unos ANBUs a unos cuantos metros de allí.

—Los está entreteniendo —aclara Sasuke ante la mirada interrogante de Sakura.

—No podrá entretenerlos eternamente —responde con la voz cortada—. No os preocupéis. Habéis venido, es más de lo que podría haber deseado —diciendo esto se abraza a los dos antes de empujarlos con suavidad para obligarlos a marchar.

Naruto se queda mirándola con tristeza.

—Volveremos pronto -dice resistiéndose a marcharse.

—No os preocupéis.

—Lo prometo. No tardaremos.

—Estaré bien. Iros.

—Te queremos —dice ahora empezando a andar hacia atrás.

—Y yo a vosotros.

Sasuke le ofrece una media sonrisa antes de tomar a Naruto por el hombro y obligarle a girarse para avanzar hasta Kakashi y los ANBUs.

—Entonces… ¿vienes dormir a mi casa? —pregunta Ino rodeándola por la espalda en un abrazo cariñoso.

—Te lo agradezco, pero la verdad, creo que será mejor que me vaya a casa.

—¿Estás segura?

Sakura no responde, sólo afirma en silencio.

—No tienes porque quedarte sola está noche.

—Si no es esta noche será mañana.

—Pues que sea mañana -insiste la rubia sin soltarla.

Sakura rodea los brazos de su amiga, abrazándose a si misma.

—Creo que debo hacer frente a esta nueva etapa.

—Si te arrepientes, puedes venir a casa a cualquier hora de la noche —ofrece soltándola para hacerla girar y abrazarla de frente.

—Lo tendré en cuenta.

—Sakura —Chojí y Shikamaru se acercan hasta ellas—, ¿quieres que te acompañemos a casa?

—No es necesario. Gracias chicos.

—¿Segura?

—De verdad. Podéis marcharos.

—Si necesitas cualquier cosa ya sabes donde estamos.

Ambos Jönins le dan un par de besos y un suave abrazo antes de irse. Cuando se alejan se cruzan con Kakashi que se acerca hasta las chicas.

—¿Pasarás la noche en casa de Ino?

—¿Por qué todo el mundo se empeña en que no pase la noche sola? —pregunta alzando la voz un poco, quizás demasiado teniendo en cuenta que se encontraban en un cementerio.

Kakashi levanta una ceja por respuesta.

—Ya van seis o siete personas que me preguntan si quiero pasar la noche en su casa o que con quién me iré está noche, ¿no puedo irme sola a casa a dormir?

Kakashi mira a Ino que levanta los hombros por respuesta.

—Claro que puedes. Pero quizás esta noche-

—Si no es esta noche será mañana —le corta—. O pasado. O al otro. En algún momento tendré que irme sola a casa. ¿Por qué no hoy? —esta vez había sonado más molesta de lo que pretendía.

Ino y Kakashi se miraron preocupados.

—Sakura, puedes hacer lo que quieras —comentó Ino—. Lo que necesites. Si quieres irte a casa y pasar la noche tú sola, hazlo. Solo digo… que quizás la primera noche…

—Sé lo que decís. Sé porqué lo decís. Lo siento. No quería sonar borde.

—No te preocupes -responde Kakashi en voz baja.

—¿Te acompañamos a casa? —ofrece Ino tomándola por la muñeca.

—No. Me gustaría quedarme un poco más aquí. Podéis iros.

—Se hace tarde. Casi es de noche. Parece que va a llover. Si quieres estar sola lo respeto. Pero vete a casa —pide Ino.

—Sé que sólo os preocupáis por mí, pero de verdad, necesito un poco más de tiempo.

Ino no la suelta, pero mira a Kakashi sin saber qué hacer o decir.

—Vete a casa. Tus padres deben estar preocupados. Yo la acompañaré.

—Podéis iros los dos -asegura Sakura.

—De verdad, no te preocupes. No dejaré que se vaya sola -insiste Kakashi ignorando a Sakura.

—No necesito una niñera.

—Bien, porque ni Kakashi-sama ni yo somos niñeras. Deja de ser tan terca —exclama molesta Ino.

Sakura la mira con los ojos abiertos de par en par. De pronto, Ino se da cuenta de cómo la hablado. Kakashi se tensa.

—Lo siento —susurra la rubia arrepentida.

Sakura no responde, pero tras unos segundos comienza a reír a carcajadas.

—¿Sakura? —pregunta Ino sorprendida.

—No te preocupes, es normal —comenta Kakashi—. Después de un día entero llorando esto es un arranque natural.

Tras unos segundos más Sakura deja de reír y mira a Ino con lágrimas en los ojos.

—Ino, vete a casa —pide sonriente—. Tus padres se fueron hace horas, deben estar preocupados. Kakashi me acompañará a casa. Lo prometo.

Ino mira indecisa a Sakura y Kakashi. El aludido solo afirma en silencio.

—No dejaré que se moje —afirma él quitándose el Haori y poniéndoselo por encima a Sakura.

Ino por fin accede, y tras dar un abrazo a Sakura pone rumbo a su casa.

Ambos se quedan en silencio frente a la tumba de la familia Haruno que ahora estaba ocupada por dos miembros más.

Sakura se arrodilla frente a la lápida y saca algo de uno de sus bolsillos que deja sobre la piedra. Tras unos minutos más la kunoichi se levanta y afirma en silencio.

Sin decir nada ambos ponen rumbo a casa de Sakura. Avanzan sin decir ni una sola palabra, uno junto al otro. Kakashi con las manos en los bolsillos. Sakura abrazada a si misma a la vez que cierra el Haori para entrar en calor.

Tras un paseo no muy largo llegan a la puerta del hogar que Sakura siempre había compartido con sus padres. Solo que ahora todas las luces estaban apagadas y en completo silencio.

Sakura avanza hasta la puerta y mete la llave en la cerradura. Sin embargo, cuando tiene que girarla no es capaz de hacerlo.

En ese momento empieza a caer una ligera llovizna. No es mucho, pero sí lo suficiente como para empapar la ropa de quien se atreva a mantenerse en las calles de Konoha.

Uno de esos atrevidos es Kakashi, que observa en silencio a Sakura un par de pasos por detrás.

Puede ver como su mano tiembla sosteniendo la llave, aunque en verdad, si no estuviera dentro del bombín, es posible que ya estuviera en el suelo.

—No puedo hacerlo.

Kakashi se acerca y pone su mano sobre la de Sakura, que mira al suelo con vergüenza.

—No tienes porqué hacerlo —responde haciendo que saque la llave de la cerradura—. Al menos no hoy. Ino te ha ofrecido-

—¿Puedo ir su casa esta noche?

Kakashi guarda silencio por unos segundos. Lleva una mano a la barbilla de Sakura y la obliga a levantar la cabeza para mirarla a los ojos. No es capaz de saber hasta que punto necesita ayuda o solo no estar sola. Pero él no iba a fallarla.

—Claro —responde rodeándola con un brazo y arrastrándola rumbo a su propio apartamento.

-o-

—Estás en tu casa. ¿Quieres algo de beber? —pregunta haciéndola entrar y dejando las llaves sobre el mueble del recibidor.

Sakura entra hasta el centro del salón y se queda inmóvil.

—¿Tienes frio? ¿Pongo la calefacción?

Ella solo niega en silencio.

—¿Preparo algo de cenar?

Vuelve a negar.

—¿Quieres irte a dormir?

Silencio de nuevo.

Kakashi la mira preocupado y se acerca a ella. Sin romper el silencio, Sakura se abraza a él con fuerza y empieza a llorar. También en silencio, Kakashi la rodea con sus brazos y acaricia su espalda con suavidad.

Tras unos cuantos minutos Sakura deja de llorar y afloja un poco el agarre, pero sin soltarle y todavía con la cara hundida en su pecho.

—Lo siento.

—No te preocupes.

—Creía que podría estar sola, pero cuando llegué allí…

—Te entiendo.

—Lo siento —repite con lágrimas en los ojos y levantando la cabeza para verle.

—De verdad, no tienes que disculparte por nada.

—No quiero ser una molestia. Sé que Ino me ha ofrecido ir a su casa, pero creo que no podría ir allí.

—No eres una molestia. No digas tonterías.

—Allí hay demasiada gente. Están sus padres y-

—Sé a qué te refieres -la interrumpe.

Sakura se separa un poco de él para mirarle detenidamente. Claro que él sabía a qué se refería. ¿Acaso no llevaba solo desde que era pequeño?

—¿Qué puedo hacer por ti? -pregunta Kakashi.

—No hace falta que haga nada. Bastante hace con acogerme en su casa -dice justo antes de empezar a temblar bajo el Haori.

—¿Qué te parece si te preparo un baño caliente? Ayudará a que entres en calor y te relajará un poco.

—¿Le parece bien?

—Claro. Al final nos hemos empapado los dos. Dame unos minutos. Te sacaré algunas toallas.

Sakura se abraza a si misma y se queda parada en mitad del salón cuando Kakashi desaparece por el pasillo.

Minutos más tarde reaparece.

—Te he preparado el baño de la habitación. Última puerta a la derecha. Tómate el tiempo que necesites.

—¿En tu habitación?

—El del pasillo solo tiene una ducha.

Cuando Sakura entra al baño nota que un pequeño calefactor encendido a caldeado el cuarto y la bañera está llena de agua caliente. Además, junto a ésta, hay un taburete con algunas toallas limpias y un tazón con sales de baño.

En silencio se quita la ropa y entra a la bañera para disfrutar de un baño caliente.

En el momento en que el calor empieza a calentar sus huesos cierra los ojos y deja que su cuerpo se relaje por primera vez en un par de días.

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Aprovechando que ella se está bañando, Kakashi coge algo de ropa de su armario y se dirige al baño del pasillo para darse una ducha rápida. Cuando termina se seca el pelo y se dirige a la cocina para preparar algo de cena.

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Cuando abre los ojos no es capaz de calcular cuánto tiempo ha pasado. Sabe que lleva ahí dentro bastante, pero hasta que el agua no ha empezado a enfriarse no ha sentido la necesidad de mover un músculo. Un pequeño escalofrió recorre su espalda, así que decide ponerse en pie.

Se cubre con una de las toallas que Kakashi había preparado para ella y escurre su pelo antes de recogerlo con otra toalla y enrollarla sobre su cabeza.

Ahora sí, sale de la bañera y se acerca al calefactor. En unos minutos ha entrado en calor y se atreve a alejarse de él para cambiarse. Es entonces cuando se da cuenta de que su ropa está mojada por la lluvia. Mira a su alrededor como si fuera a aparecer ropa para ella en cualquier rincón del baño, y aunque suena ridículo, ahí está. Sobre un mueblecito pequeño hay una camiseta y unos pantalones de jönin limpios y bien doblados. No hay dudas, Kakashi había preparado todo perfectamente y no había pasado por alto que necesitaría ropa limpia y seca.

Se sienta en el borde de la bañera y estira una pierna para ponerse el pantalón, cuando va a cambiar de pierna el largo sobrante de un pantalón que claramente no es para su estatura hace que se resbale y caiga dentro de la bañera volviendo a empaparse.

De pronto, sentada ridículamente dentro de la bañera, con el pantalón de Kakashi a medio poner, comienza a reírse de nuevo como lo había hecho delante de la tumba de sus padres.

Desde la cocina Kakashi oye el golpe y corre a la habitación.

Pero cuando llega y la escucha riendo al otro lado de la puerta decide no echarla abajo de un golpe para ver qué ha pasado.

—¿Necesitas ayuda?

—Estoy bien. Sólo me he resbalado. Salgo ahora mismo.

—¿Te encuentras bien?

—Sí. Estoy bien. Siento haberle asustado.

—Bien. No tengas prisa —dice dubitativo antes de volver a la cocina.

Tras unos segundos más, Sakura sale de la bañera y deja de reír. Se quita el pantalón empapado y vuelve a tomar la toalla para secarse.

Con la toalla cubriendo su cuerpo abre la puerta del baño y se asoma a la habitación. No hay nadie. Se acerca hasta el armario y cuando está por abrir la puerta se detiene. Piensa que si Kakashi se había molestado en prepararle algo de ropa quizás era para que no anduviera buscando entre sus cajones.

Así que vuelve al baño, termina de secarse y se pone la camiseta de jönin que, a decir verdad, le queda tan grande que pareciera un vestido.

—Será suficiente —susurra para si misma.

Se pasa la toalla por el pelo un par de veces más y con el pelo húmedo cayendo por uno de sus hombros sale del baño.

Se acercó a la ventana y miró por ella hacia el cielo. Ya era noche cerrada, sin embargo, no tenía nada de sueño. Aunque sí se sentía muy cansada.

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Cuando avanza por el pasillo le llega un olor que le recuerda a su infancia. Al llegar a la cocina puede ver a Kakashi de espaldas preparando algo en la sartén.

—Huele delicioso.

—Me alegra que pienses así. Es tu cena —responde sin darse la vuelta.

—No tengo hambre.

—Eso no importa. Déjame adivinar, no has comido nada en todo el día, ¿verdad? —pregunta girándose por fin.

—Tomé algo para desayunar —responde sin dar más detalles.

Kakashi se queda mirándola por unos segundos antes de dejar que su vista baje hacia las piernas de Sakura. Al notarse observada cambia el peso de una de sus piernas a la otra. Él arruga el entrecejo.

—Pensé que te había dejado también unos pantalones. Lo siento. Dame un momento, te—

—Los dejó —le corta—. Tuve un accidente en la bañera. No quería cotillear en sus cajones. Pensé que con la camiseta era suficiente. Pero si le incomoda necesitaré que me deje otros pantalones.

No es que su camiseta dejara ver más de lo habitual. En realidad, parecía un vestido corto. Pero era sucamiseta. Y si no es lo mismo ver a una mujer en ropa interior que en bikini, no era lo mismo verla con un vestido corto de verano que con una de sus camisetas cubriéndole hasta la mitad del muslo.

—Como estés más cómoda. Pero tienes que comer algo —responde girándose de nuevo e intentando olvidar esa línea de pensamiento—. Ve a sentarte. Ahora mismo lo llevo.

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Después de obligarla a cenar un poco la obligó a sentarse en el sofá mientras él recogía la mesa. Cuando vuelve al salón ella está leyendo un libro que había cogido de una de las estanterías.

—¿No tienes sueño? -pregunta sentándose junto a ella en el sofá.

—La verdad es que no. Le importa si nos quedamos aquí un rato.

—¿Quieres seguir leyendo?

—¿Y si vemos algo en la tele?

Kakashi no responde, sólo enciende el televisor y le da el mando para que ella decida qué ver.

Deja un canal donde pasan una vieja película cómica que estaba por terminar.

Sakura se sentía observada. Sabía que Kakashi no le quitaba la vista de encima. Entendía que estaba preocupado, pero realmente se sentía incómoda. Si seguía mirándola así rompería a llorar. Así que se tumba apoyando la cabeza sobre las piernas de Kakashi de modo que su pelo cubra parte de su rostro y él no pueda verle la cara.

Kakashi se tensa por un momento. Pero cuando nota que ella por fin se relaja y deja la tensión que tenía segundos atrás, sólo la imita y se relaja.

Intenta ver su rostro, pero ella se había colocado el pelo sobre la cara y entiende que era justamente eso lo que quería evitar. Así que deja caer su cabeza hacia atrás cerrando los ojos. Cuando nota como ella empieza a llorar no dice nada, solo pone una mano sobre su pelo y acaricia su cabeza con ternura.

No sabía cuanto tiempo había pasado, pero Sakura se había quedado dormida.

Apartándola con cuidado para no despertarla se levantó, fue hasta su habitación y abrió la cama. Después volvió al salón y la tomó en brazos con cuidado pasando un brazo por debajo de su espalda y otro por debajo de sus rodillas. Sin apenas esfuerzo la lleva hasta su cama. Después de arroparla regresa al sofá, donde se tumba para intentar dormir algo él también.

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Despertó con calor. Se quitó la manta de encima y miró a su alrededor algo confundida. Luego recordó que estaba en la casa de Kakashi. Se levantó y fue hasta el salón buscándole. Esperaba verle despierto, quizás leyendo uno de sus libros, o viendo otra película. Quizás cenando algo. Le había obligado a comer algo, pero él no había comido nada.

Sin embargo, cuando llegó al salón lo que vio fue a Kakashi dormido en el sofá.

El sofá no era pequeño, tenía bastante profundidad, pero no era lo suficientemente largo para que Kakashi durmiera cómodo en él. Su posición era un poco rara. Estaba tumbado bocarriba, con un brazo por detrás de su cuello descansando sobre uno de los brazos del sofá, una rodilla doblada hacia arriba, apoyada sobre el respaldo, y la otra pierna completamente estirada haciendo que su pie estuviera en vilo colgando del sofá por el extremo contrario. Era entre cómico y tierno.

Se acercó a él y sin decir nada, simplemente se tumbó junto a él en el sofá abrazándose y hundiendo la cabeza en su pecho. Se acurrucó un poco más y cerró los ojos de nuevo. En apenas unos minutos dormía profundamente de nuevo. Por eso, cuando él, todavía dormido, se giró un poco y la abrazó de regreso, no se dio cuenta.

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Un olor familiar le alcanzó. Una lluvia de pétalos de cerezo empezó a revolotear a su alrededor cuando dejó de entrenar y envainó el Tantō. Miró hacia el cielo y se quitó la máscara Anbu. ¿De dónde salían todas esas flores? No había árboles cerca.

Miró a su alrededor buscando su procedencia, pero no había nada. Estaba en mitad de un campo de entrenamiento. Sólo. En mitad de la nada.

Bajó la mirada a sus manos y uno de los pétalos se posó sobre su mano derecha. Lo miró fijamente por unos segundos. De pronto, una ráfaga de viento hizo volar el pétalo por encima de su cabeza. Se giró rápidamente para seguirlo con la mirada y cuando descendió y se posó en el suelo descubrió que no estaba solo. Una chica de pelo rosado le miraba sonriendo.

—¿Cómo te llamas? Yo me llamo Sakura. ¿Qué edad tienes? Yo tengo 14 años. ¿Eres de por aquí? Nunca te había visto en la aldea. Te he visto entrenando, eres muy bueno.

Kakashi la miró fijamente sin responder a sus preguntas.

—Nunca había conocido a un ninja, ¿puedo tocar tu máscara? —esto último lo dijo estirando su mano hacia la máscara, que descansaba a un lado de la cabeza de él.

De manera instintiva se apartó de un salto.

—Perdón. No quería molestarte —añadió Sakura mostrando algo de timidez por primera vez desde que empezara a hablar.

Él siguió mirándola con desconfianza.

—¿Te envía alguien? —preguntó por fin.

—¿Alguien? Bueno, mi madre me pidió ir a coger unas hierbas. Pero eso es todo.

—¿Estás segura?

—¿De si mi madre me envió a buscar unas hierbas? —pregunta ella confundida—. Sí, estoy segura. ¿Cómo te llamas?

Kakashi la miró por unos segundos más, luego se acercó a ella y le tendió su máscara Anbu.

—Me llamo Hatake Kakashi. Tengo 16 años.

Sakura tomó la máscara entre sus manos y la miró atentamente.

—Me gusta. ¿Qué animal es?

Por respuesta sólo se encogió de hombros.

—Es muy bonita. ¿La diseñaste tú?

Afirmó en silencio.

—¿Eres de por aquí, Hatake Kakashi?

—De Konoha.

—¿Eso queda lejos?

—No muy lejos.

—¿Y qué haces aquí?

—Estoy… —la miró dudando unos segundos— estoy de misión.

—Entonces sí eres un ninja.

—Lo soy.

—¿Y eres bueno?

—Diría que sí.

—¿Tienes novia?

Esa pregunta le pilló por sorpresa, así que tardó un poco en responder.

—No.

—¿Quieres ser mi novio?

—En dos días tendré que volver a mi aldea.

—Entonces podemos ser novios—sentenció sonriente.

—¿Y después? —preguntó visiblemente confuso.

—Puedes venir a verme cuando quieras. Y cuando sea más mayor podré ir a verte yo.

—Eres un poco rara.

Sakura río feliz ante el comentario.

—Siempre me lo dicen. ¿Es malo ser rara? —preguntó girando felizmente sobre si misma.

Kakashi pareció pensar la respuesta por unos segundos.

—Supongo que no —resolvió sonriente.

—¿Entonces? —preguntó devolviéndole la máscara.

—¿Entonces qué? —preguntó a su vez colocándose la máscara a un lado de la cabeza.

—¿Somos novios?

El miró a un lado avergonzado. Dejando que la máscara quedara frente a Sakura.

—Tienes un pelo bonito. Me recuerda a estos pétalos —respondió Kakashi sin girarse.

Ella volvió a reír y se acercó para, poniéndose de puntillas, besar la máscara a la altura de los labios.

—Me gustas, Hatake Kakashi. Eres especial.

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Abrió los ojos de par en par en plena noche dejando escapar una exhalación. Intentó moverse un poco, lo justo para descubrir que estaba abrazado a Sakura y ambos dormían en el sofá.

—¿Cuándo has vuelto al sofá? —era una pregunta retórica. Ella dormía y no pensaba despertarla.

Con cierta dificultad se incorporó en el sofá con ella en brazos y la llevó de nuevo hasta la cama. Sólo que esta vez no se fue, se sentó a un lado mirándola.

¿Qué había soñado? Inclinó la cabeza mirándola. Estaba seguro de que ella estaba en su sueño. Pero no era capaz de recordarlo.

Se apoyó en el colchón y cuando se impulso para levantarse una mano le tomó de la muñeca.

—Por favor, quédate conmigo.

Se giro a mirarla.

—No vuelvas al sofá —pidió con voz somnolienta.

—Duerme —ordenó apartándole un mechón de pelo que caía sobre sus ojos.

—Quédate aquí. En el sofá casi no cabes.

—No es un problema.

—Entonces hazlo por mí. No me dejes sola. Por favor.

La miró en la oscuridad y juró que podía ver como sus ojos cristalizaban por las lágrimas que querían salir. Afirmó en silencio y simplemente se tumbó a su lado y la abrazó contra él.

—Solo por esta noche —afirmó.

Ella no respondió. Se abrazó también a él y sonrió contra su camiseta.

—Kakashi, hueles a tierra mojada —comentó cerrando los ojos con sueño.

—¿Huelo mal? —preguntó sorprendido en un susurro.

—No. Hueles bien. Es tu olor.

—Tierra mojada no suena bien.

—Preticor.

—¿Qué?

—Así es como se le llama al aroma de la tierra mojada por la lluvia. Así hueles tú. Me gusta.

Kakashi guardó silencio pensando en lo que ella acababa de decir. Por no hablar de que le había dejado a un lado el usted.

—Olor a lluvia —susurró Sakura quedándose dormida entre sus brazos.

De pronto, respirar se había convertido en una tarea inusualmente complicada. Tras un par de respiraciones profundas se bajó la máscara.

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Por fin había amanecido. Sakura abrió los ojos lentamente y aspiró el olor que provenía de su abrazo.

Subió la vista para comprobar si seguía dormido y descubre que su máscara está ligeramente bajada. Sin intentar ver más de lo que ya ha visto la colocó en su sitio.

Después, como si fuera consciente de las posibilidades se mueve para ponerse a su altura y acaricia el borde de la máscara.

De pronto una mano agarra su muñeca y unos ojos abiertos la miran interrogante.

Sakura deja escapar una carcajada suave.

—Buenos días —comenta ella con seriedad.

Kakashi por un momento se muestra confuso, recordaba haberse bajado la máscara, pero es consciente de que ahora la tenía puesta.

—Ohayô gozaimasu—insiste Sakura.

—Ohayô —responde éste con la respiración entrecortada, soltando su muñeca y separándose ligeramente de ella.

—¿Qué tal está?, ¿ha descansado? —pregunta Sakura volviendo a pegarse a él.

—Eso debería preguntarlo yo.

Sakura sonríe y se apoya en sus pies para impulsarse y poder besarle sobre la máscara. Kakashi se congela. Ella, que tiene las manos contra su pecho las sube para rodearle por el cuello y pegarse más a él.

—¿Qué haces? —pregunta jadeando tras la máscara.

Sin responder le baja la máscara rueda sobre él y empieza a besarle con intensidad.

—Por favor —suplica contra sus labios—. Por favor —repite casi en un jadeo mientras se mueve sobre él.

Kakashi cierra los ojos e inhala el suave olor a pétalos de cerezo que, diablos, no entendía de donde salía, pero se la pusieron dura.

Se giró sobre ella mientras abrió su boca para que sus lenguas se encontraran mientras presionó sus caderas contra las de ella.

Sakura dejó escapar un gemido cuando notó la erección contra la parte baja de su estómago.

Kakashi abandonó sus labios y bajó por cuello dejando húmedos besos que erizaban la piel de Sakura.

Ella llevó sus manos a la cinturilla de la camiseta de él y tiró indicándole que quería quitársela. Se incorporó quedando a horcajadas sobre ella y dejó que se la quitará. Luego fue su turno. Antes de que Kakashi se tumbara de nuevo sobre ella se quitó la camiseta quedando Kakashi totalmente desnudo de cintura para arriba, y ella, bueno, ella completamente desnuda. No había caído en la cuenta de que no llevaba ropa interior.

Sakura tragó saliva con dificultad cuando le vio el rostro. Y él intentó no parecer demasiado desesperado evitando llevar su vista a los pechos de ella. Cuando Sakura se mordió el labio inferior Kakashi volvió a tumbarse sobre ella para volver a besarla. Baja por su cuerpo besando su cuello, sus hombros, sus pechos, su estómago. Besa su monte de venus antes de que ella tire de sus cabellos y le obligue a volver a sus labios.

Con un gruñido él obedece y regresa para besarla buscando su lengua.

Sakura baja sus manos por la espalda de él hasta la cinturilla del pantalón y las pasa por delante para desabrochar el pantalón. Después mete una de sus manos por dentro y acaricia la punta de su erección.

—Espera —pide de golpe Kakashi incorporándose de nuevo.

Sakura le mira con lujuria y su mano viaja más abajo dentro del pantalón hasta cubrirle por completo.

—Dios. No puedo hacer esto —afirma sujetándola por las muñecas para detenerla—. ¡JODER! —grita antes de quitarse de encima de ella y acercarse a la ventana para alejarse de ella.

Sakura le mira confundida pero todavía jadeando. Él se acomoda la erección y abrocha su pantalón.

—¿Kakashi?

—No me hagas esto —pide mirándola con seriedad. Era una súplica desde lo más profundo de su alma.

—Está bien, lo entiendo —pero no lo entendía—. Será mejor que me vaya a casa.

—Sakura, no te cabrees-

—No tienes que decir nada. Soy yo la que se ha equivocado. Lo siento. —Se incorpora en la cama, sentándose en el borde—. Soy una estúpida. Tu me has ayudado y yo…

Cuando pasa a su lado para salir de la habitación Kakashi coge su mano para no dejarla marcharse.

—No lo entiendes —dice acariciando suavemente su mano—, no puedo hacer esto. No el día después de... Ayer enterraste a tus padres —termina diciendo sin saber cómo abordar la situación.

Ella ahora le mira con culpabilidad.

—¿Soy una persona horrible por querer estar contigo ahora?

—Claro que no.

—¿Entonces?

—No quiero hacer algo de lo que luego puedas arrepentirte.

—¿Crees que es el dolor el que me hace sentirme así? —pregunta alejando la mano de las de él.

Kakashi la mira sin saber qué responder. Y ella se gira para no mirarle a los ojos.

—Sakura, sólo quiero estar seguro de que no me estoy aprovechando de ti. Si cuando el dolor se haya ido, si crees que... Si sigues queriendo... Yo...

Todavía de espaldas a él Sakura mira por la ventana.

—¿Y si me ayudas a que el dolor se vaya?

Se gira de nuevo y se acerca a él poniendo las manos sobre su pecho.

—No de este modo, por favor —pide él con seriedad poniendo sus manos sobre las de ella.

Sakura se inclina sobre él y acerca sus labios hasta rozar sus labios. Sin añadir nada le besa. Después se separa y le mira a los ojos.

—Entonces, por hoy, solo abrázame.

—Eso puedo hacerlo -afirma con seguridad.

Sonríe y la envuelve con sus brazos por encima de los hombros.

—Me gustas, Hatake Kakashi. Eres… —no termina la frase, solo se abraza a su cintura con fuerza.

Un déjà vu alcanzó a Kakashi en ese momento. Hundió su nariz en el pelo rosa y la sensación de una lluvia de pétalos de rosa caló en su piel.

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NdA: Hoy estoy algo depre. Aunque el fic no es de hoy, no es por eso que tenga esta temática tan triste. Lo tenía escrito desde hace unos días y lo he cerrado ahora. Espero que os haya gustado a pesar de lo triste. La verdad es que no me gusta cómo ha quedado, tenía otra cosa en mi cabeza, mucho más tierna y no sé, en fin, la depresionité. El próximo será mejor. Os quiero.

Por otro lado, siempre que pongo "joder", en realidad, querría poner "Fuck" – pero no pega la palabra en inglés en mitad del fic, y me da pena porque "joder" no tiene la misma intensidad, puede leerse mucho más suave.