Cuando Anna tenía 5 años de edad ella era "un poco" hiperactiva, le encantaba jugar, andar de aquí para allá, saltar, correr, revolcarse, etc. Mientras que Elsa era una niña tranquila de 8 años, a pesar de que le encantaba jugar con Anna, Elsa tenía más cuidado.
En un día las dos hermanas no se encontraban juntas, no porque no querían sino porque su padre y madre así lo mandaron. Por orden de su padre, Elsa lo tenía que acompañar a viajar a los bosques de Arendelle, esto para que pueda conocer esas tierras pues es la heredera a la corona. Por el otro lado se encontraba Anna, ella tenía que cumplir algunas lecciones que le daría su madre con la ayuda de algunos tutores de enseñanza, pero Anna no pudo evitar rogarle a su madre que quería acompañar a Elsa a explorar "el gran y peligroso bosque" según Anna. Idunna le había prometido que si terminaría rápido sus lecciones podrían alcanzarlos.
Después de unas horas de lecciones, Anna decidió ir al patio del castillo para jugar un poco a "Los caballeros montañeses" mientras esperaba a que su madre le dijera que ya se podían ir, evidentemente ella creó su propio juego con la ayuda de su inmensa imaginación, ella tenía que luchar con su poderosa espada de madera para derribar a los enemigos, mientras hacía eso tenía que saltar riscos, evitar los temerosos acantilados y escalar la gran montaña.
Al saber que su hija siempre se accidentaba con caídas, leves golpes y algunos raspones, la reina Idunna decidió ir a vigilarla junto con un grupo de guardias. Decidió que se quedarían en el castillo para esperar a su esposo y a su hija, no faltaba mucho para que regresaran.
Anna corría, saltaba, rodaba y blandía su espada de madera. En su mente se podía imaginar que se encontraba acorralada por 4 enemigos, todo lo que tenía ella era su astucia y su espada. ¡Crash! ¡Pum! Pudo derribar a dos, pero aún tenía que acabar a otros dos. Sus movimientos fueron rápidos y astutos, a pesar de que un enemigo era muy corpulento lo pudo tirar al suelo, dejándolo costado boca abajo e inconsciente. Con la ayuda de su espada (aunque es algo imposible en la realidad) y tomando carrera, Anna salió corriendo en dirección de su último enemigo, apoyó su espada en el suelo para saltar adelante y con la ayuda del impulso ella cae encima de su enemigo para aturdirlo...
¡Crack! Fuera de juego, al parecer la princesa Anna calculó mal su salto mortal. Su bella y "poderosa" espada de madera se resbaló haciéndola que perdiera el equilibrio y con la ausencia de mayor fuerza en su cuerpo y músculos cayó bruscamente de su lado izquierdo, el golpe fue tan duro que a la altura de su codo izquierdo sufrió una fractura. A pesar de correr tan rápido como pudieron, la reina Idunna y sus guardias no pudieron evitar el fatal accidente de la pequeña princesa. En el momento que la levantaron y se apresuraron a llevarla con los médicos, Anna no paraba de llorar y pedir por su madre, fue tanto su dolor y llanto que a los pocos minutos se desmayó.
Después de unas largas horas, la princesa Elsa y su padre, el rey, llegaron al castillo sin algún problema ocurrido en su camino. Pero fueron recibidos por una muy preocupante Gerda. El rey fue informado que su hija menor sufrió un accidente, causándole una fractura en su brazo izquierdo, por el momento se encontraba en su cuarto dormida compartiendo la compañía de la reina para arrullar a su pequeña hija. Tanto el rey como Elsa fueron a ver a Anna para saber su estado actual. Cuando entraron pudieron ver que Anna seguía siendo la misma pequeña traviesa de antes, pero ahora con un brazo izquierdo lleno de vendajes y con dos trozos firmes de madera colocados a lo largo de su pequeño brazo que no la dejaban moverse tan bien.
A los días siguientes, Elsa no se quería separar de Anna, se la pasaba el mayor tiempo con ella pues le preocupaba demasiado que sufriera algún accidente. Pero eso no detuvo a Anna, pues gracias al brazo inmóvil que tenía ella alegaba que portaba un escudo especial, para ella su brazo no estaba lleno de vendajes sino que eran placas de acero reforzado y que tampoco tenía dos trozos de madera sino que eran cilindros de acero. Así la pequeña Anna pasó varios meses con su brazo izquierdo inmovilizado pero aún así siendo feliz, jugando con su excepcional hermana Elsa y pasando los días con sus padres.
Fin.
