Estoy batallando mucho para escribir los capítulos de relleno, y estar encerrada tampoco me beneficia.
Este es mas cortito que los otros, pero no por eso, menos importante.

Hoy no hay gruñidos, creo... jajajajajaja


Pensar en lo sucedido ese día no le hacía bien, por lo que trató de reprimir sus sentimientos, aunque con poco éxito, esto le trajo algunos problemas en sus combates futuros, si no era salvada por Chat Noir, era salvada por Yue.

El draco-akuma de ese día no había sido la excepción, había tenido un pésimo desempeño y nada de concentración, quedando en completo ridículo con sus nuevos compañeros, Rena Rouge y Caparazón; estos dos estaban confundidos por la actitud de la dragona, había estado siendo más útil en ocasiones pasadas.

- ¿Estas bien? - Le pregunto Yue mientras ambos aterrizaban sobre un tejado -Estas muy distraída últimamente

-No pasa nada, estoy bien- Siempre olvidaba que como Yang era mucho más agresiva, aunque últimamente, esto estaba siendo más reflejada en su forma civil -Tal vez me estoy cansando de esto, es todo…

-No puedes cansarte de esto, es tu trabajo…

-Te veré luego…

Y sin decir una palabra más, Yang desapareció de su vista. Como compañero estaba preocupado, en los últimos entrenamientos había estado actuando de la misma manera, distraída y con poco entusiasmo, no logrando conseguir que le dijera algo en concreto.

Por otro lado, Yang aterrizaba en la terraza de Marinette, regresando a su forma civil y dándole de comer a sus dragones, viendo llegar a Ladybug al cabo de unos minutos.

-Deje los miraculous con el maestro Fu antes de venir- Mei asintió, en silencio, lo que le preocupo -Mei…

-Estoy bien Mari, tal vez necesito despejarme un poco- No quería tener resentimiento alguno para con su prima, trataba de pensar que los sentimientos de Luka iban en una sola dirección, pero si por alguna razón, en algún momento Adrien terminaba con Kagami, estaba segura que Marinette sucumbiría a las atenciones de Luka -Voy a salir…

Verla alejarse con ese semblante le preocupo, lo había visto en ella poco antes de que se encerrara por casi una semana en su habitación y no preocuparse no era la opción, hablaría con ella más tarde.

Por su parte, Mei tomó sus cosas y se dirigió a cierta orilla del rio con su bloc de dibujo y comenzó a trazar, medir y rayonear su cuaderno. No estaba satisfecha, por lo que arranco la hoja y la hizo bola, dejándola a un lado suyo.

Durante veinte minutos trato de dibujar algo, pero su mente estaba en blanco, no era lo que quería, no era lo que buscaba, por lo que se rindió, permitiéndole al viento golpear su rostro unos segundos. Suspiró.

-Todo en esta vida tiene un motivo, un porque, y este no es tu momento…

-Maestro Fu, que honor verlo aquí- Dijo la chica mientras quitaba sus cosas y le permitía sentarse a un lado de ella - ¿Qué está haciendo aquí?

-Alguien me contó que parecías algo distraída últimamente- Esto la hizo formar una mueca en sus labios, Fu rio -Tranquila, no vine a regañarte

-Es lo que menos necesito- Jugueteo con sus manos un rato, soltó otro suspiro y hablo -Lamento no haber vuelto con usted, yo… encontré al guardián de la caja del panteón draconico, y desde entonces, no se que hacer con los anillos que usted posee

-Lo mejor sería que se los llevaras- Mei alzó la vista, mirando al viejo guardián - ¿Yang aún vive?

-No, su hijo es quien resguarda la caja- Fu suspiró, pensando probablemente en su tiempo de vida -Maestro…

-Él te ha ayudado más que yo, aunque haya traducido el grimorio, no puedo ayudarte más, debes avanzar… crecer… y yo no puedo darte más- Fu le entregó una pequeña caja, sus ojos se abrieron, mostrando la sorpresa en ellos, al menos sabía lo que había en esa caja -Esto le pertenece, entrégaselos y dile que todos estos años estuvieron en muy buenas manos

Mei tomó la caja y el grimorio y se los guardó en la mochila, Fu la miró con curiosidad; a sus ojos, era una chica lista que sabía lo que hacía, desde el primer momento, vio lo madura y de confianza que podía llegar a ser.

-Gracias maestro, no vamos a fallar…

Fu se retiro después de que ella le dijera esas palabras, por lo que, con el corazón y el alma tranquilos, pudo al fin pintar algo antes de que el sol se metiera. Caminaba de regreso a la panadería, pero a lo lejos alcanzo a ver una cabellera cobriza muy familiar para ella.

- ¿Acaso me sigues? - Pregunto con un atisbo cómico en la voz - ¿Qué haces aquí?

-Así que debajo de esa máscara hay una Mei aún más dulce y bromista ¿eh? – A este comentario, la chica rio bajito -Que curioso, pensé que eras una amargada

-Eso no responde mi pregunta…

-Paseaba por aquí, te vi, y aquí estamos- La chica no dijo nada esta vez, nada en el mundo podría darle la suficiente paciencia para soportarlo -A parte de que es algo tarde para que una damisela camine sola por las calles de parís

-Que modesto- Replicó ella, recordando lo que llevaba en su mochila, no siendo capaz de entregarlos de esa manera -Gracias Eric…

Platicar con él se había vuelto más sencillo desde que conocían sus pasados, ahora incluso había risas de por medio; cuando llegaron a la casa, Eric al fin trató el tema por el que la había buscado.

-Oye, antes de despedirnos…- Vaya, buen momento par aponerse nervioso -Tengo entradas para un concierto, crees ¿Qué puedas acompañarme?

- ¿Eh? ¿Yo? - Miró a Eric con curiosidad, como si buscara algún otro motivo -Supongo que eso le ira mejor a uno de tus amigos

-Ese es el problema, el que iba a ir conmigo no va a poder, el resto… no es amante de la banda…- ¿Por qué sentía compasión en momentos como estos? Mirar a Eric derrotado le provocaba algo -Pero está bien, entiendo si no quieres ir…

-De acuerdo, voy contigo- Esas palabras habían iluminado el rostro del chico, como no creyendo que diría que si -Solo dime cuando es para tenerlo anotado en el calendario

El concierto era en un mes, por lo que aun tenia tiempo para pensar que se iba a poner; debía consultarlo con Marinette, tal vez podría ahorrarse el comprar ropa nueva.

-Hola ¿Cómo te sientes? - Pregunto la peli azul al momento de asomar la cabeza por la puerta, viendo como miraba su ropero desde el piso - ¿Buscas algo en especial?

-Hola Mari, creo que estoy un poco mejor, gracias- Esto le dio a Marinette señal de que estaba bien, una sonrisa más natural -Eric me invitó a un concierto, es en un mes, pero no quiero comprar ropa, y creo que puedo utilizar algo de lo que ya tengo en mi armario

Marinette se levantó y tomó un vestido ceñido al cuerpo, la tela estaba estampada a cuadros, tomó una chamarra de mezclilla y unos botines que había comprado ya hace algunos meses atrás y que no había tenido oportunidad de ponerse.

- ¿Qué opinas? - Le pregunto Mari mientras sostenía todo para que lo viera más o menos en conjunto -Creo que está bien para un concierto…

-Me gusta, gracias Mari- También se puso de pie y separo la ropa, colgando las prendas en la pared a un lado de la puerta -Lo bueno es que todavía falta un mes

La mejor medicina para ella siempre era reír, Yue comenzó a jugar con Marinette, por lo que Mei se unió a ellos, tomando una varita con una mota con cascabel y una pluma que colgaban, haciendo al gato brincar y agazaparse para atraparlo.

Con el paso de los días dejó de pensar en aquel extraño día, se sentía mejor y poco a poco logró hacer que todo solo fuera un trago amargo.

Cuando a la rubia caprichosa se le pegaba algo en la cabeza, no permitía que se le escapara, por lo que ese día había invitado a su mejor amiga Sabrina y a la peli jade a una sesión de SPA; vaya, tal vez no estaba preparada para que alguien tocara su piel, pero sentir ese delicioso y refinado masaje en sus pies le sentó de maravilla.

Recostada en la camilla de masaje y estando boca abajo, dejo que la chica le aplicara el aceite, disfrutando el masaje en la espalda, sintiendo como el todo el estrés por los entrenamientos y la escuela desaparecían lentamente.

Estaba apoyada en la piedra, mirando hacia los tejados de los edificios, por donde pudo ver pasar a Chat Noir. Chloe llegó en ese momento, haciendo una mueca al ver la silueta del gato negro.

- ¿Qué pasa Chloe? - Pregunto con inocencia mientras la miraba - ¿Te molestan los héroes?

-Como no tienes una idea- Respondió, enmarcando su disgusto -Yo era Queen Bee, ayudaba a Ladybug, pero no confió más en mí; la traicione…

Su sexto sentido le transmitió la culpa y el arrepentimiento, su mirada decayó y su mente se iluminó.

-Algún día volverás a ser una heroína, te lo aseguro- Chloe la miró, sonriendo con añoranza -Con eso de que ahora hay más héroes y villanos

-Quisiera creerlo, pero no creo tener esperanzas- Suspiró, a los ojos de los demás, seguía siendo la misma niña caprichosa que se burlaba de todos, pero Marinette había aceptado su cambio, Juleka y Rose también, solo unos cuantos dudaban de su cambio -Solo quería ser de ayuda para Ladybug, era su fan

Animar a Chloe fue más sencillo de lo esperado, una sesión de uñas y todo estuvo como nuevo, por lo que llegó a casa con una manicura perfecta. Sentía las manos extrañas, de había agregado largo a sus uñas, color y ¡voila! Sus manos parecían haber salido de un cuento, donde las princesas tienen las manos suaves y tersas, había tenido que quitarse los anillos, notando como su piel había adquirido un tono mucho más bronceado por el sol de parís y de andar la mayor parte del tiempo en la calle.

Miraba por la ventana de la panadería mientras terminaba de acomodar los últimos panes que salían del horno, Sabine había salido, por lo que auxiliaba en el acomodo y cobro. Vio a alguna gente pasar corriendo, por lo que sus sentidos se pusieron alertas, al menos hasta que escuchó los gritos de las personas.

-Iré a ver a Yue- Recalcó ella, subiendo las escaleras de dos en dos y entrando a su cuarto, donde el gato estaba plácidamente dormido de cabo a rabo sobre su cama -Como quisiera ser tú en estos momentos Yue…

Llamó a sus dragones y salió por la ventana, asegurándose de cerrarla bien para que el felino no fuera a escaparse. Se dirigió al lugar donde provenía el desastre, al menos hasta que varios artilugios salieron volando, una flor que salpicaba agua la baño, comenzando a sentir el cuerpo duro.

- ¿Qué rayos está pasando? - Se preguntó a sí misma, Suanni la ayudo a recuperar rápidamente la movilidad, por lo que trato de retomar el paso hacia el enemigo, pero varios de esos artefactos continuaban sobrevolando el cielo - ¿Dónde están?

- ¡Yang! - La voz de Rena Rouge la hizo girar velozmente, por lo que se dirigió a donde la portadora del zorro se encontraba junto con Caparazón -Ladybug y Chat Noir están peleando contra el draco akuma, probablemente te necesiten, pero deberás ir por tierra

-Nos moveremos por tierra, síganme- Esperaba no ser un estorbo en esta misión, por lo que confiaba en sus instintos en ese momento, divisando a lo lejos a Yue, llegando hasta él seguida de los otros dos - ¿Cuál es la situación?

-No es nada favorable, Chat Noir y ladybug, junto con Viperion están analizando su patrón- Yang observó al enemigo, quien parecía vestir un traje de payaso, aunque la mención de Viperion no le agradaba tanto -Tardaste mucho

-Cierra la boca…

- ¿Cómo vamos a ayudarles? - Pregunto Rena Rouge, preocupada por la mariquita y el gato negro -No parece ser un enemigo fácil de vencer

-No, pero para eso tenemos la segunda oportunidad de Viperion- Aunque le desagradara la idea, debía admitir que era bueno que estuviera de su lado -Traigan a Ladybug y Chat Noir, debo hablar con Yue antes de que movilicemos el plan, nos reuniremos en la Torre Eiffel

Caparazón y Rena Rouge se marcharon, Yue miró con curiosidad a la dragona, ella solo dijo un veloz 'sígueme' y se movilizó; cuando llegaron a la torre Eiffel, miró a su compañero.

-Si su poder son las bromas, debemos atraparlo cuando más vulnerable este, para eso necesitamos un espacio abierto- Su mirada periférica alcanzo a ver a lo lejos a los héroes acercarse, llegaron antes de que soltara toda la información - ¿Entendieron? Necesito que tu buen ojo crítico nos mantenga a todos con vida, así que confió en ti…

Mirar a Viperion a los ojos le revolvió el estómago, tal vez era solo el hecho de que ambos eran reptiles dominantes. El draco-akuma llegaba, por lo que movilizaron el plan; Yang, Chat Noir y Viperion permanecieron en la torre, los demás se fueron a cubrir sus puestos, Yang actuaría de señuelo mientras que Chat cubría la espalda de ambos héroes, ya que Viperion debía mantenerse atento a cualquier desliz.

Cansado de que sucediera lo mismo, pasó a tomar acciones para no tener que utilizar la segunda oportunidad por cuadragésima quinta vez, por lo que llevaba a Yang en brazos mientras la alejaba del draco-akuma.

¿Qué había hecho mal? ¿Por qué debía salir ella de la ecuación? No lo entendía, ni siquiera cuando Viperion la dejó caer al piso.

-Se supone que deberías ayudar, pero no has hecho nada mas que estorbar e interferir con el deber de los héroes- Sus palabras eran como cuchillas clavándose en el cuerpo, comprobando el peso de sus palabras al mirar a la serpiente a los ojos -Se supone que nosotros estamos aquí para ayudarles, pero lo único que me has demostrado es que tu mente no entiende la gravedad de la situación, ese es tú enemigo, y eres tú quien debería poder acabar con él

Yang miró con sorpresa y algo de temor los ojos de su interlocutor, no lo había oído de nadie, pero para ella, ese era el miraculous con mayor peso que probablemente la caja del origen contenía. Mientras digería las palabras de Viperion, se sorprendió por ver la mano del chico frente a ella, que aun no podía levantarse del asombro y el pasmo que sintió; la tomó, poniéndose de pie y quedando ambos a la misma altura, por lo que, sin pensarlo, le dejo solo en ese callejón.

-Lo siento chicos, he vuelto para la acción- No iba dirigido a nadie en específico, eran palabras que nacían de ella para ella, sintió un palpitar y luego en su mano apareció una alabarda -Alabarda draconica

Llegó de golpe contra su enemigo, deshaciendo el traje de payaso, el cual se desbarato en varias escamas, dejando escapar el akuma que velozmente fue atrapado por Ladybug y poco después, con el amuleto encantado, todo volvió a la normalidad.

Una vez volvió a casa, bajo las escaleras para volver a su trabajo, Sabine había vuelto y antes de que pudiera saludar o decir algo, ambos le mostraban una pequeña cajita envuelta con papel color rojo y un moño dorado.

- ¿Eh? ¿Quién cumple años? – Pregunto, volteando para todos lados, no entendiendo que era lo que pasaba, cuando sus tíos mostraron una sonrisa divertida en sus rostros, entendió el mensaje - ¡Ah! Pero no… mi cumpleaños ya pasó y… yo no…

-Es un regalo que te hacemos de corazón Mei- Agregó Sabine, tomando la cajita de las manos de Tom y acercándola más a ella -Marinette lo escogió para ti, no te obsequiamos nada en tu cumpleaños porque aun no sabíamos que darte, pero después de pensarlo un poco, entendimos que necesitabas de esto…

Tomo la caja, había comenzado a estirar la cola del moño, pero se detuvo.

-Marinette aún no ha llegado- Tom y Sabine se miraron -No quiero abrirlo sin que ella no esté aquí ¿Podemos esperarla?

Asintieron, Mei dejó la caja frente a la caja registradora mientras Sabine ayudaba a Tom a limpiar un poco, aunque no pasó mucho tiempo para que la peli azul apareciera por la puerta.

-Marinette, Mei no quiere abrir su obsequió si no estas tú presente- La aludida se detuvo, acercándose a sus padres – Ahora si Mei, ábrelo

-Creo que estas más emocionado que yo tío- Las mujeres rieron, pero Mei jaló del moño, rasgo el papel y vio la caja del teléfono celular, chillando de emoción -No puedo creerlo, pero… ya estaba en planes de comprarme uno… Marinette…

-Queríamos darte algo que necesitaras, la verdad es que es difícil mantenerse en contacto contigo y yo no estoy siempre a tu lado, entonces creímos que un celular te sería bastante útil- Respondió, mirando como su prima sacaba de su empaque el aparato - ¿Te gusta?

-Por supuesto, y no saben cuánto se los agradezco- Lo encendió, algo muy básico - ¿Me ayudarías a aprender a utilizarlo?

-Por supuesto…

Mientras Mei trabajaba en la panadería, Marinette le explicaba cómo utilizar el teléfono, después de un rato, Tom y Sabine decidieron cerrar y subieron todos a la casa. Aún después de cenar, ambas seguían juntas, mirando las funciones, la cámara, descargando aplicaciones y actualizando el teléfono.

Al día siguiente en la escuela, ambas se reunieron con los compañeros de Marinette, quienes anotaron voluntariamente sus números en el teléfono de ella y enviando inmediatamente un mensaje para guardar el de ella.

Marinette le había enseñado a hacer video llamadas, a enviar mensajes, usar ciertas aplicaciones incluso, pero de momento, su galería de fotos estaba llena de su gato gigante.