AVA

Después de conducir por horas, por fin llegué a Ciudad Estrella. No estoy muy familiarizada con la Ciudad, así que me estacioné en una calle y tuve que recurrir a la aplicación del mapa para poder llegar al edificio del apartamento que a partir de hoy será mi nuevo hogar. Justo terminé de poner la dirección a la que quiero me lleve, cuando una llamada entrante de Nora se visualizó en mi celular.

—Hola —respondí la llamada.
—Hey chica, ¿cómo va tu viaje? —identifiqué la voz de Zari.
—Hola Zari, pues bien. De hecho, acabo de llegar a la Ciudad y voy camino al apartamento, espero no perderme.
—Te dije que me enviaras tu ubicación para esperarte en la entrada de la Ciudad, así nosotras te guiaríamos —escuché decir a Nora.
—Lo siento, olvidé hacerlo y en el camino no tuve cabeza para eso —mi mente venía ocupada pensando en Val— Pero con la ayuda del mapa podré llegar, según la aplicación… estaré llegando al edifico en 40 minutos, aunque muestra un leve tráfico
—Bueno, sigue las indicaciones de la aplicación y te vemos ahí, Zari y yo vamos para allá.
—Ten cuidado, te quiero —dijo Zari.
—De acuerdo, ustedes también cuídense, nos vemos en un rato —colgué y le di al botón Iniciar de la aplicación.

Después de 15 minutos de seguir las indicaciones, llegué a una de las calles principales de la Ciudad, en la cual solo estaba habilitado un solo carril, por lo que había algo de tráfico. Hubo un momento, donde en el carril que estaba bloqueado pasaron varias camionetas de las fuerzas armadas a alta velocidad, junto con ambulancias.

Conforme avanzaba mi camino, escuché varias sirenas de policía, vi demasiado movimiento de patrullas y ver a militares hizo ponerme algo nerviosa, sé que Ciudad Estrella no se caracteriza por ser una de las más seguras, pero tener que recurrir a las fuerzas armadas, sí asusta un poco.

—Señorita, ¿a qué parte de la Ciudad se dirige? —Me preguntó el oficial de tránsito que estaba controlando el tráfico.
—Al Centro de la Ciudad —respondí.
—Muy bien, puede continuar. Por favor, vaya directo a casa y no salga por el resto del día, hay un operativo en los Glades y puede ser peligroso estar en la calle.
—De acuerdo oficial, gracias.

Continúe mi viaje con precaución, sin dejar de ver bastante movimiento de patrullas, militares y ambulancias. Después de unos minutos, me estacioné afuera del edificio de mi departamento y le marqué a mis amigas.

—Hola de nuevo, ya estoy afuera.
—Excelente pudiste llegar sin problema, nosotras estamos algo atascadas en el tráfico. Parece que hubo un operativo y no todas las calles están habilitadas —dijo Nora.
—Lo sé, también me tocó algo de tráfico y un oficial de tránsito me dijo sobre el operativo. Todo indica que, sí es algo grave, deberían regresar a sus casas y no exponerse, yo me las arreglaré sola.
—Amiga, aunque quisiéramos no podemos regresar, estamos atrapadas —dijo Zari con ligero tono de fastidio.
—No estamos tan lejos, pero tampoco tan cerca para salir del auto e irnos caminando, espéranos para que entremos juntas.
—Muy bien, pero si ven la oportunidad de regresar, háganlo y me avisan —colgué.

Pasó una hora de la llamada con mis amigas y no llegaban, de tantas horas manejando y estar sentada me sentía realmente cansada y con el cuerpo entumecido, así que decidí ya no esperar más y entrar al apartamento. Les envíe un mensaje para avisarles que ya no iba a esperar y que voy a entrar.

Abrí la cajuela de mi auto, salí de el, y quise aprovechar para bajar una maleta y unas cajas que no quise que la mudanza transportara. Como pude, con una mano jalé la maleta y con la otra cargué dos cajas que tapaban un poco mi visión. Entré al edificio y con algo de esfuerzo, pedí el elevador y me dispuse a esperarlo.

—Creo que te harás anciana esperando al elevador —escuché decir a una mujer atrás de mí.
—¿Perdón? —dije volteando hacía atrás— ¿Es a mí? —pregunté curiosa.

—Pues sí, eres la única esperando un elevador que jamás llegará —respondió acercándose a mí— El elevador está fuera de servicio —dijo señalando una hoja con el aviso.
—¿En serio? —bajé las cajas y pude leer el aviso— Demonios, que tonta —ambas reímos.
—¿Necesitas ayuda? ¿A qué piso vas?
—Voy al quinto piso, pero descuida yo puedo sola.

—Que coincidencia, yo también voy al quinto piso. Permíteme ayudarte con las cajas.
—No, cómo crees —alcancé a decir, mientras ambas nos agachamos a recogerlas. En ese momento nuestras manos se rozaron, ese gesto me puso algo nerviosa y las solté— Está bien, gracias y disculpa la molestia —alcancé a decir.
—No es molestia, sígueme, por acá están las escaleras.

Seguí a la mujer, ella me iba hablando de no sé qué cosa, yo iba distraída en toda ella, se nota que es de ese tipo de mujeres que impone demasiado con su presencia y de un aura feroz pero amable.

—¿Cuál es tu apartamento? —preguntó en cuanto llegamos al quinto piso.
—El 506 —respondí y caminamos hacía el.
—Vaya, el mundo está lleno de coincidencias.
—¿Perdón?
—Mi hermana vive en el 505, eso quiere decir que vives en frente de ella. Casi no vengo a visitarla, pero no te había visto por aquí. Bueno, por tu maleta y cajas debe ser que te estás mudando.
—Sí, estás en lo correcto —sonreí— Pensé que tú vivías aquí.
—No, solo vengo de visita. Me alegra que mi hermana vaya a tener a una vecina tan agradable como tú.
—Pues, muchas gracias —llegamos a la puerta del apartamento.
—Listo —colocó las cajas en el suelo— Me alegra haberte ayudado aamm… —extendió su mano hacía mi—
—Ava Sharpe —estreché su mano
—Ava, que gusto conocerte. Soy Laurel Lance. Bienvenida —dijo y entró al apartamento de enfrente.

¿Lance? ¿Por qué ese apellido me suena familiar? Saqué las llaves del bolsillo de mi pantalón y entré a mi nuevo hogar, dejé mi maleta y cajas en la sala. El apartamento es precioso, justo como se mostraba en las imágenes de Internet, es muy espacioso, tiene buena luz y una agradable vista hacia la Ciudad.

Después de recorrer todo el lugar, me puse acomodar algunos de los muebles, ya que la mudanza solo se encargó de transportarlos. Empecé hacer una lista de las cosas que me hacen falta y de las que me gustaría tener para hacer de este lugar más agradable y cómodo para mí.

Pasado un tiempo, recibí una llamada de mis amigas, quienes estaban afuera del edifico. Les di indicaciones para que entren y suban por las escaleras.

—¡Amiga bienvenida! —dijeron al mismo tiempo en cuanto abrí la puerta, alzando una botella de vino cada una.
—¡Gracias! Pasen por favor.

Las abracé muy fuerte y empecé mostrarles cada rincón del apartamento. Zari no paraba de darme recomendaciones de colores, decoración, muebles y de cómo acomodarlos. Mientras que Nora me hablaba de lo importante que es tener equilibrio, armonía, paz en mi nuevo hogar y algunos consejos de feng shui.

Abrimos una botella de vino y me empezaron a platicar un poco la historia de los Glades y esta Ciudad, no tienen claridad de que está sucediendo, solo presienten que una tal Triada está involucrada, sobre todo porque las fuerzas armadas se hicieron presentes.

Si su teoría era cierta, lo mejor iba ser no salir de casa, por lo que decidimos que se quedarían acompañarme en mi primera noche en la Ciudad. Pedimos comida a domicilio y el resto del día me ayudaran acomodar mis muebles.

—Creo que por hoy es suficiente, estoy agotada —dije sentándome en el sofá.
—Opino lo mismo, ayer me hice las uñas y se están arruinando —dijo Zari sentándose a mi lado.
—¿Quieren agua? —preguntó Nora y ambas asentimos— Ava, quería evitar preguntar esto, pero creo que debo hacerlo —dijo Nora dándonos un vaso de agua a Zari y a mí— ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes? ¿Qué pasó con Val?

—Con Val pues… decidimos terminar nuestra relación, era lo mejor para ambas —dije con tono triste, agachando la mirada.
—¿Por qué no vino contigo? —preguntó Zari.
—Se lo propuse, pero ella dijo que su vida está en Ciudad Central y respeto eso.
—Cuando mi padre te hizo la propuesta del trabajo, lo rechazaste en seguida por ella, ¿cierto?
—Sí…
—Debes amarla demasiado como para haber rechazado la oportunidad por la que has trabajado desde que te conozco —dijo Zari.
—La verdad es que no la amo —dije aún con mi mirada agachada.
—¿¡Qué!? —dijeron ambas al mismo tiempo.

—No la amo, ella lo sabía. Digo, yo creí que la amaba, pero me hizo ver que no era así. Lo que sí es verdad es que la quiero demasiado, la quiero como nunca antes había querido a una mujer.
—Bueno, no es como que hubieses tenido tantas mujeres —dijo Zari con ironía.
—Gracias Zari —respondí cortante a su comentario— El punto es que, ella es importante en mi vida y la quiero, eso jamás va a cambiar y claro que me pone triste la ruptura de nuestra relación, pero ella comprendió que si me quedaba teniendo esta oportunidad yo no sería feliz, ella es consciente de lo mucho que he trabajado para salir adelante.
—Bueno, me alegra que al final de todo hayas recapacitado de aceptar el puesto que mi padre te ofreció.

Seguimos un rato más conversando de nuestro futuro, de lo que queremos y que las tres debemos ser más fuertes, de apoyarnos y no perder de vista nuestros objetivos. Y lo más importante, mantenernos unidas.

Al día siguiente, prendí el televisor y había noticias sobre lo ocurrido el día de ayer en los Glades, al parecer la Policía triunfo contra la Triada, con apoyo de las fuerzas armadas.

Ya que el Centro de la Ciudad y los Glades están relativamente alejados, decidimos que era seguro salir y desayunar fuera. Así lo hicimos, Zari aprovechó para contarnos que después de que terminó su relación con el DJ poco a poco se fue acercando a su asistente y empezaron una relación, por el momento lo mantienen en secreto ya que por ahora ambas lo prefieren así, el único que lo sabe es su hermano Behrad y nosotras. Quiere ver cómo sigue avanzando su relación y seguir descubriéndose ella misma.

Al terminar nuestro desayuno, ambas se despidieron pues tenían cosas que hacer y yo aproveché para regresar al apartamento, terminar de arreglar unas cosas y descansar, pues mañana inicia mi primer día de capacitación para ser la Subdirectora General de Finanzas.

Estaba abriendo la puerta de mi apartamento cuando vi a Laurel salir de el de enfrente con una pequeña maleta.

—¿Ya te vas? —se me ocurrió preguntar.
—Oh Ava, buen día. ¿Qué tal tu primera noche?
—Bien, bastante bien, gracias —sonreí.
—Me alegra y respondiendo a tu pregunta, de hecho ayer por la noche me fui, estuve cuidando de mi hermana, resulta que está hospitalizada y he venido por algunas cosas de ella.
—Oh por Dios, ¿ella está bien? ¿Necesitas algo? Si quieres te llevo al hospital.
—Descuida, lo peor ya pasó, solo se está recuperando. Su novio me está esperando abajo, él me llevará.
—Ya veo, menos mal que está fuera de peligro. Si necesitas algo y te puedo ayudar, con confianza no dudes en pedirlo.
—Te lo agradezco mucho, ahora debo irme, me están esperando.
—Claro, con cuidado.
—Gracias, nos vemos.

No pude evitar sentirme preocupada por la hermana de Laurel a pesar de que no la conozco, después de todo es mi vecina. Estuve al pendiente para ver si veía llegar a Laurel, pero no vi a nadie salir o entrar al apartamento de enfrente.

El día terminó y me fui a descansar, mañana me espera un gran día.

El lunes, me levanté muy temprano, quedé con Nora que en mi primer día ella vendría por mí para enseñarme el camino al trabajo, así que salí del edificio y ella ya estaba esperándome.

Condujo hasta el edificio, fue mostrándome el camino y dándome indicaciones precisas para tomar en cuenta.

Cuando llegamos, el Señor Darhk me recibió y me dio la bienvenida, me presentó algunos colaboradores y a las personas más cercanas a él, siempre hablando maravillas de mí. Lo cual me hizo sentir bien y con el compromiso de no quedarle mal con esta oportunidad. Por último, me mostró la que sería mi nueva oficina y al Subdirector que estaré reemplazando, con el que tendré una semana para que me capacite y me haga entrega de todo su trabajo.

—Por aquí querida, pasa —me indicó el Señor Darhk y entramos a la oficina— Stein, te presento a Ava Sharpe, ella estará tomando tu lugar como Subdirector. Ava, te presento a Martin Stein, quien dejará su puesto como Subdirector para ser ahora el Director General de Finanzas.

—Mucho gusto Señorita Sharpe —extendió su mano.
—El gusto es todo mío Señor Stein —estreche su mano— No puedo creer que sea Usted, justo ahora le confieso estar muy emocionada por conocerlo, he escuchado mucho de Usted, de su trabajo y de lo brillante que es, será todo un honor para mí tomar su lugar, espero no decepcionarlo, son unos zapatos muy grandes que llenar.
—Esta chica me agrada —dijo dirigiéndose al Señor Darhk y ambos rieron— Damien me ha hablado maravillas de Usted Señorita, estoy seguro de que la subdirección queda en excelentes manos.
—Muy bien, los dejo para que se terminen de conocer y empieces a transferirle en cuanto antes tu trabajo Martin, te necesito ya en la Dirección.

—Que tengas un buen día tú también Damien —me guiñó su ojo y no pude evitar sonreír. El Señor Darhk se marchó moviendo su cabeza en negativo— Muy bien Ava, ¿te puedo decir Ava?
—Claro que sí Señor Stein —respondí y me hizo señas para que me sentara.
—Bueno, antes de empezar con lo que yo llamo transferencia de conocimiento o de trabajo, me gustaría conocer más de ti, ya que tú y yo estaremos trabajando muy de la mano en cuanto ambos tomemos de manera oficial nuestros respectivos puestos.
—Desde luego.

Yo no podía estar más emocionada por conocer y trabajar con Martin Stein, todo un genio de las Finanzas, prácticamente él es mi inspiración, mi modelo a seguir. Le platiqué todo acerca de mí, mis estudios, mi trayectoria en el Grupo Financiero, mi experiencia, mis metas. Siento que el Señor Stein y yo tuvimos una química inmediata, nos entendimos muy bien y enseguida empezamos a trabajar.

El día miércoles a medio día, Nora entró a la oficina donde el Señor Stein y yo estábamos trabajando, ella venía acompañada de una chica.

—Disculpen las molestias, solo vengo con recursos humanos. Ava, necesitan saber si necesitas a alguien con características específicas para que sea tu asistente.
—¿No me quedaré con el asistente del Señor Stein?
—¿Con Jefferson? Ni lo sueñes Ava, Jax y yo llevamos trabajando juntos por mucho tiempo, nos conocemos perfectamente, él se va conmigo a la Dirección.
—Ya veo, pues no tengo ningún requerimiento especial, solo necesito que sea eficiente.
—¿Solo eso? ¿No hay algo más en específico?
—Que le guste trabajar —se me ocurrió decir y la chica de recursos humanos lo anotó alzando una ceja.
—Muy bien, pues eso es todo… supongo —dijo Nora, ella y la chica salieron de la oficina.

El viernes llegó y el Señor Stein al final del día, dio por concluida la transferencia de conocimiento.

—Ava, no cabe duda que Damien seleccionó a la persona perfecta para este puesto, aprendes muy rápido y eres muy capaz.
—Es todo un halago para mí escuchar esas palabras de Usted, si me lo permite… sé que es mi jefe en esta área, pero quiero solicitar su permiso para poder llamarlo Profesor, es que siento que puedo aprender mucho de Usted, realmente estoy muy emocionada.
—¿Profesor Stein? —preguntó y se quedó pensativo— Me agrada, puedes hacerlo —sonrió.
—Muchas gracias… Profesor Stein —le devolví la sonrisa.
—Bueno Ava, me retiro. Mi esposa e hija me esperan para cenar.
—Por supuesto, que tenga excelente fin de semana.
—Igualmente, nos vemos el lunes —dijo y salió de la oficina.

Terminaba de recoger algunas cosas para marcharme cuando tocaron la puerta.

—Adelante.
—Buena tarde Señorita Sharpe, soy de recursos humanos, solo quiero informarle que ya hemos contratado a su asistente y si no tiene inconveniente me gustaría presentarlos.
—Por supuesto, pasen por favor.
—Hola qué tal, me presento. Mi nombre es Gary Green y a partir de hoy estaremos trabajando juntos —dijo con tono muy entusiasta un hombre de gran sonrisa y bien vestido.
—Que gusto Gary, soy Ava Sharpe tu jefa, espero hagamos un excelente equipo.
—Y así será, porque Gary Green… el hombre indicado es —dijo dejando salir una risilla algo rara.

Después de que me presentaron con mi nuevo asistente, nos quedamos hablando un poco en la oficina para conocernos mejor, es algo rarito el hombre, pero pude notar que es una persona que se compromete con su trabajo y se esfuerza mucho.

Llegué a mi apartamento y cuando estuve a punto de meter la llave, me detuve y caminé al apartamento de enfrente, pensé en tocar, pues en toda la semana no vi a Laurel o a alguien más para saber sobre la salud de mi vecina. Lo pensé un rato, pero no quise mostrarme inoportuna, así que mejor regresé a la puerta de mi apartamento.

Metí la llave, abrí la puerta, estaba a punto de entrar y vi al elevador abrirse. Vi salir a un hombre alto de chamarra azul, pude ver a Laurel sosteniendo a una mujer rubia, quien caminaba con algo de dificultad, seguro es su hermana.

Mientras más se acercaban, veía con más claridad el rostro de la mujer que caminaba al lado de Laurel, ¿por qué siento que la conozco? Sí, estoy segura de que la conozco.