AVA
El sábado por la tarde, estaba escuchando música mientras leía unos artículos sobre la bolsa de valores, cuando escuché sonar el timbre de mi apartamento, lo cual se me hizo raro pues ahora si estaba segura de que no tenía cita con mis amigas el día de hoy.
Abrí la puerta y vi a Laurel regalándome una gran sonrisa, extendiendo su mano con un ramo de rosas blancas.
—Son para ti —dijo y yo me quedé congelada al no comprender que estaba sucediendo.
—¿Para mí? —pregunté confundida.
—Bueno sí y no, sí son para ti, pero pasa que en cuanto vi las rosas blancas las imaginé decorando tu apartamento, entonces… también son para tu hogar. Además, ¿sabías que, dentro de todas las rosas, la blanca es una de las más aromáticas?
—N-no, no lo sabía —tomé las rosas y las olí— Espero no sea una indirecta para decir que mi apartamento huele mal —dije sin querer en voz alta.
—Oh no, nada de eso. De hecho, las rosas son también para pedirte disculpas por el día que me quedé tan tarde en tu casa bebiendo, lamento haber quitado tu tiempo.
—No tienes que disculparte, fue muy agradable poder conversar contigo. Si te soy sincera, estoy sorprendida de que eso haya sucedido, ya que soy una persona a la que realmente le cuesta socializar y entablar conversación, especialmente con personas que no conozco, curiosamente no he tenido ese problema contigo ni con tu hermana —sonreí dejando escapar un ligero suspiro.
—Ya veo, así que con Sara hee.
—Sí, es muy divertida, me agrada —dije mirando a la puerta del apartamento de enfrente— Oye, ¿te gustaría pasar y beber algo?
—No gracias, de hecho, tengo que ir a ver a una amiga —dijo y se quedó pensativa— ¿Tienes planes para el resto del día?
—No realmente.
—Si quieres puedes venir conmigo.
La extraña invitación de Laurel me tomó por sorpresa e inmediatamente la rechacé, sin embargo, ella insistió demasiado en que fuera con ella y con su amiga a pasar la tarde. Dijo que me haría bien el seguir conociendo a personas en esta Ciudad para abrir mi círculo social y que estaba segura de que su amiga y yo podríamos simpatizar, también mencionó que no me debo preocupar por el poder hablar, ya que su amiga es de las personas que hablan demasiado.
Después de un rato de insistir en que salga con ella, terminé por ceder. Laurel y yo entramos a mi apartamento en lo que me fui a cambiar y a ella le di la libertad de poner las rosas en un florero para acomodarlas donde le parezca bien.
Al salir de mi habitación vi a Laurel acomodando el florero en la mesita del centro de la sala, creo que es el lugar perfecto.
Salimos del edificio y pregunté si nos iríamos en su auto o en el mío, a lo que ella respondió que no era necesario, ya que el bar en el que había quedado con su amiga, solo estaba a unas cuadras. Caminos un rato y llegamos al dichoso bar donde la amiga de Laurel estaba esperando, entramos y vimos a una alegre rubia alzar la mano indicando su ubicación.
—Hola, disculpa que te haya hecho esperar tanto tiempo —dijo Laurel, mientras saludaba con un beso en la mejilla a su amiga.
—Está bien, no pasa nada —dijo y en seguida puso su mirada sobre mí mientras sonreía dejando ver su perfecta dentadura.
—Mira, te presento a Ava Sharpe, es nueva en la Ciudad y bueno, se me ocurrió invitarla a pasar la tarde con nosotras.
—Hola, mucho gusto, espero no estar interrumpiendo algo importante —dije con voz tímida y extendí mi mano hacía ella.
—Felicity Smoak, el gusto es mío —estrechó mi mano y sonrió— y tranquila, no interrumpes nada.
La verdad es que Laurel fue muy acertada en decir que a su amiga le encanta hablar, es muy ocurrente y simpática, hacía mucho que no reía tanto y ella tenía anécdotas muy graciosas, yo solo me limité a escucharla, beber y reír, es perfecto para alguien poco sociable como yo.
Pasamos horas en el bar, las mejillas me empezaban a doler por reír tanto, me siento tan relajada y divertida, que cuando llegó la hora de despedirnos de Felicity me entristeció un poco, pero quedamos en salir en alguna otra ocasión y eso me hizo sentir mejor.
—Si quieres voy a dejarte a tu casa, mi auto está a unas cuadras —dijo Laurel a Felicity en cuanto salimos del bar.
—No, tomaré un taxi, además no seas irresponsable y no manejes, tú eres la que más ebria está —en cuanto dijo eso, Laurel hizo un puchero dándole la razón a su amiga.
—Mi auto igual no está muy lejos, te puedo llevar, yo no estoy tan ebria solo me tomé tres cocteles —dije encogiendo los hombros.
—Bueno, si no es molestia, aceptaré.
—Claro que no lo es, además ya es tarde, me sentiré mejor sabiendo que llegas bien a tu casa.
—Oowww que linda, gracias.
Las tres empezamos a caminar hacia el edificio de mi apartamento, pues siempre dejo mi auto estacionado afuera. La noche cada vez se sentía más fresca y Felicity era quien más lo percibía ya que no traía suéter, por ello le dije que le puedo prestar uno, solo que tendríamos que subir rápido a mi apartamento.
Ella aceptó, pero de momento se puso en medio de Laurel y mío, y nos tomó a ambas de los brazos.
—Demonios, siento que estoy en medio de dos enormes edificios —dijo Felicity mirándonos.
—Ay cálmate enana —respondió Laurel divertida.
—¿Por qué son tan altas? —preguntó Felicity con tono triste.
—¿Qué dices? Nuestra estatura es normal, a quien le faltó un estirón fue a ti —dijo Laurel riendo.
Seguimos caminando y Laurel iba molestado a la pobre de Felicity con su estatura, yo solo seguía escuchando mientras reía.
Llegamos a la manzana del edificio, giramos en esa esquina para caminar hacia la entrada y así ir por un suéter para Felicity, sin embargo, las tres nos paramos en seco, pues vimos a lo lejos a Sara besándose con una mujer, mientras su novio estaba observando todo.
—Oh por Dios, ¿esa no es Sara? —preguntó Felicity a Laurel.
—Lo es… y esa mujer es Nyssa… y ahí está Leonard… Ay Sara, ahora si te pasaste.
—¿Y ahora? —preguntó Felicity.
—Vámonos, no quiero ni ver el tremendo lío que se va armar aquí. Ava, ¿dónde está tu auto?
—Aah… —dije mientras veía como Sara tomaba aquella mujer por la cintura pegándola a su cuerpo para volver a besarla— está… oh, justo está aquí —dije reaccionando.
Saqué mis llaves, quité el seguro y las tres subimos al auto, Laurel en el lugar del copiloto y Felicity atrás.
—Arranca, arranca —dijo Laurel mirando hacia atrás por el espejo de la puerta y di marcha al auto.
—Pensé que a Sara ya se le había quitado lo mujeriega —dijo Felicity.
—Por un momento yo también lo creí. La verdad es que ese noviecito nunca me ha caído bien, pero no le deseo a nadie lo que acaba de ver, siento lastima por él.
—Aammm ¿hacia dónde? —pregunté pues estaba manejando sin rumbo y Laurel me empezó a dar indicaciones.
Mientras seguía el camino que Laurel me decía, sólo iba a escuchando a mis acompañantes hablando de lo mujeriega que ha sido Sara, tanto con hombres como mujeres, hasta salió a relucir que Felicity y Sara tuvieron un par de encuentros.
—Una vez cuando íbamos a la Universidad, Felicity se quedó a dormir en nuestra casa. Nos fuimos a dormir y en la madrugada me levanté al baño, escuché quejidos en el cuarto de mi hermana, abrí la puerta asustada pensando que algo malo le estaba pasando y las vi teniendo… ay Dios, fue espantoso verlas —relató Laurel.
—Bueeeno, es que éramos jóvenes y yo… quería experimentar —se excusó Felicity.
—Ajá y tú crees que no me doy cuenta de cómo se miran en la actualidad, hasta se comen con la mirada. ¿Cuál es la excusa ahora?
—Ay es que Sara tiene un no sé qué… que te atrapa, ¿no lo crees Ava?
—No lo sé, pero si me agrada —respondí, sin entender muy bien a lo que se refería Felicity.
—Sí, pero por ejemplo, no sientes que la ves y te dan ganas de estar con ella, abrazarla, besarla y esas cosas.
—Pues no, no lo siento, tal vez porque no es mi tipo —reí ligeramente mientras lo decía, negando con la cabeza.
Justo al terminar de hablar, pude notar el como Felicity y Laurel se me quedaron viendo con gesto de estar en shock, se veían ellas y luego otra vez a mí, hicieron eso un par de veces.
—¿A qué te refieres con qué no es tu tipo? —preguntó Laurel.
—O sea, ¿es porque te gustan las mujeres, pero en este caso Sara no? —agregó Felicity otra pregunta.
—Sí, yo… las prefiero —dije mirándolas de reojo, mientras seguía conduciendo.
Después de eso, ambas hicieron montones de preguntas sobre si tenía novia o alguna conquista y sobre mi tipo de mujer, hasta que por fin llegamos a la casa de Felicity y nos despedimos de ella.
—Ava de verdad que gusto conocerte, tenemos otra salida pendiente. Gracias por traerme —dijo Felicity, caminando hacia la entrada de su casa.
—Claro, yo encantada —sonreí y volví a poner en marcha el auto— ¿Quieres que te lleve a tu casa? —le pregunté a Laurel.
—No, creo que debo ir a donde Sara, tal vez necesita hablar con alguien.
—De acuerdo —conduje hacia mi apartamento y ninguna de las dos volvió hablar.
Llegamos al edificio, subimos por el elevador y al llegar al quinto piso, Laurel y yo nos despedimos, ella entró al apartamento de Sara y yo al mío.
Al entrar, el aroma de las rosas blancas inundó mi olfato, ciertamente su fragancia se puede oler casi en todo el lugar. Tomé una de las rosas del florero y caminé hacia mi habitación mientras la olía. La puse en la mesita de noche, me senté en la cama y sin apartar la mirada de la rosa me quedé pensando en todo lo que sucedió el día de hoy.
Caí en cuenta que la mujer que había visto toda la semana llegar por las noches a visitar a Sara, era la mujer a quien estaba besando, pobre del novio. Si hay algo que no soporto son las infidelidades y mentiras en una relación, no soy nadie para juzgarla, pero no creí que Sara fuera de ese tipo de mujeres y aparte mujeriega, que horror.
El domingo transcurrió y aunque quise enviarle mensaje a Laurel para saber cómo estaba Sara, opte por no hacerlo, ya que es un tema que no me incumbe.
El lunes muy temprano me fui a la oficina, esta vez no me topé con Sara como todas las mañanas de la semana pasada, solo espero que ella se encuentre bien.
Era medio día y yo estaba trabajando en mi oficina, cuando de pronto escuché que la puerta se abrió, alcé la mirada y vi a Nora bastante enfadada. Tomó una pelotita anti estrés que tenía en mi escritorio y la aventó fuertemente contra una de las paredes, seguí con la mirada el rebote de la pelota, hasta que, al escuchar su voz, puse la mirada en mi amiga.
—¡Estoy que me lleva! —dijo bufando, sentándose en una silla frente a mi escritorio.
—Mi pelota y yo, ya nos dimos cuenta.
—Es que… ¡aaah! No puede ser, ¿quién se cree que es?
—¿Qué es lo que está pasando?
—Damien Darhk, eso es lo que pasa.
—¿Tu papá está pasando? —pregunté, sin entender para nada a Nora.
—Cómo ves que el Señor me llega con la "fantástica noticia" —hizo comillas con las manos— de que me está arreglando un matrimonio.
—¿Qué?
—De verdad estoy que no me la creo, no te imaginas lo enfada que me siento, aunque eso se queda corto.
—¿Por qué está haciendo eso?
—Según para que la Financiera se haga más grande y poderosa.
—No comprendo por qué un matrimonio la hará más poderosa.
—Me quiere casar con el hijo de su mejor amigo, Malcolm Merlyn.
—¿Malcolm Merlyn? ¿El dueño de Merlyn Global Group?
—Sí, el. La idea con el matrimonio es unir ambas compañías, en verdad que aún no puedo creer que me haya dicho que el Señor Merlyn y él están planeando esto.
—¿Y qué pasa con el hijo?
—Se llama Tommy, él y yo nos conocemos desde pequeños, es prácticamente un hermano para mí, no podemos hacer algo así. Es más, Tommy tiene novia y llevan bastante tiempo juntos, ni si quiera recuerdo su nombre y nunca la he visto pero si vieras la cara de enamorado que pone cuando me habla de ella
—Ok, entonces solucionado. Si el tal Tommy y tú se niegan no veo el problema.
—Ay Ava, tú no sabes como es mi papá y el Señor Merlyn juntos —dijo llevando sus manos al rostro.
Traté de darle ánimos a Nora e intentar ayudarla a pensar en cómo zafarse del plan del Señor Darhk.
Pasaron cuatro semanas y no me topé en ningún momento a Sara y tampoco me animé a escribirle a Laurel. Tal vez porque llegaba muy tarde o salía muy temprano de mi apartamento, ya que para ayudar a Nora decidimos trabajar día, noche y fines de semana en un proyecto ambicioso que a ella se le ocurrió para presentar a todo el comité del Grupo Financiero Darhk y así su papá deje de lado la tonta idea de querer casar a mi amiga con alguien a quien no ama, por la tonta excusa de expandir la Financiera.
El viernes por la mañana Nora y yo estábamos dando los últimos detalles a la presentación, me alegra ver a mi amiga tan contenta y tan confiada con esto que hemos preparado, lo hemos revisado tantas veces y no hemos encontrado ni una sola falla, todos los escenarios posibles los analizamos a detalle y estamos preparadas para cualquier problema que se pueda presentar.
—Permiso —escuché decir a Gary mientras abría la puerta— Señorita Darhk, la sala de juntas está lista, ya todo está organizado.
—Gracias Gary —respondió Nora sin alzar la vista de la pantalla de su laptop— Voy a enviar unas hojas a imprimir, necesito que saques los juegos y los pongas en carpetas en la mesa de la sala de juntas por favor.
—Claro que sí, ¿necesitan algo más?
—Por el momento es todo, gracias —dije y Gary salió de la oficina.
A mediodía, la presentación del proyecto de Nora dio inicio, todo el comité de la Financiera está presente, habíamos quedado que entre las dos íbamos a exponer el proyecto, sin embargo, en el último minuto me pidió hacerlo ella sola, pues quería ser quien se enfrentase a su padre, acepté y le hice saber que estaría a su lado en todo momento apoyándola.
—Dicho esto último, doy por concluida la presentación y doy entrada a las preguntas que puedan tener —dijo Nora terminando de exponer su propuesta.
—En pocas palabras, lo que propones es abrirnos paso en Ciudad Esmeralda, Ciudad Nacional, Metrópolis y en Ciudad Gótica —dijo el Señor Darhk, después de un silencio y miradas entre las personas del comité.
—Así es, es un buen resumen —dijo Nora con mirada desafiante— es hora de que la Financiera se expanda y así sin duda se hará más grande y poderosa.
—En Ciudad Esmeralda no veo problema, pero en las demás… es prácticamente imposible.
—¿Por qué sería imposible Damien? —preguntó el profesor Stein— la verdad es que está muy bien analizado, tiene fundamentos sólidos, no veo problema para expandirnos a las Ciudades que Nora propone —algunos miembros del comité asintieron a lo dicho por el profesor Stein y otros se miraban y murmuraban entre ellos.
—Ciudad Nacional y Metrópolis están controladas por los hermanos Luthor y Gótica por los Wayne, crees que no he intentado entrar a esas Ciudades.
—Yo no voy a fallar, lograré la expansión de la Financiera —dijo Nora con voz determinada y mirada desafiante hacia el Señor Darhk.
Después de eso, el Señor Damien se quedó callado, mientras que algunos miembros del comité que parecían apoyarlo atacaron a Nora con preguntas, sin embargo, ella pudo con cada una de ellas, respondiendo todas a la perfección.
A pesar de que el proyecto de Nora fue aceptado por todos, el Señor Darhk fue el último en salir de la sala y en vez de felicitarla, le dijo que esto no cambia nada, pues el poner en marcha su ambicioso plan no iba a ser nada fácil y, por lo tanto, la organización de la boda con Tommy Merlyn seguía en pie.
Nora salió echa una furia hacia su oficina y yo atrás de ella, en cuanto cerré la puerta, se me abalanzo a los brazos y comenzó a llorar, sabía que sus lágrimas no eran de tristeza sino de una tremenda rabia por culpa de su padre.
Yo no pude hacer otra cosa más que abrazarla y dejar que se desahogue como ella considere mejor, si necesita llorar, mi hombro y mi pañuelo siempre están para mi amiga.
Una vez que se tranquilizó me pidió quedarse en mi casa el fin de semana, pues lo último que quiere es ver a su padre, al menos en lo que se le baja el coraje y obviamente le dije que sí.
Llamamos a Zari y ambas se quedaron conmigo el fin de semana, salimos, platicamos e intentamos subirle el ánimo a Nora, hasta que Zari tuvo una idea que de verdad hizo que Nora recupere la fuerza.
—Amiga, de verdad que la solución la hemos tenido en nuestras narices y apenas me doy cuenta —dijo Zari a Nora.
—¿Qué quieres decir? —preguntó Nora.
—Busquemos a este chico Tommy y le decimos que le pida matrimonio a su novia, si está tan enamorado como dices, no le veo el problema, se casan en secreto o lo que sea y tan tan, todo solucionado.
—Lo dices muy fácil, yo supongo que, si Tommy no le ha pedido casarse con él, su razón tendrá.
—Pues yo digo que podríamos intentar —dije confiando en el plan de Zari.
—Ok ok, le marcaré —Nora sacó su celular, llamó a Tommy poniendo el altavoz.
—¡Nora! Estaba justo por llamarte, oye me acabo de enterar… ¿cómo es eso de que nos vamos a casar? —se escuchó decir a Tommy casi riendo.
—¿Cómo que te acabas de enterar? —preguntó Nora bastante confundida.
—Como lo oyes y eso porque sin querer se le salió al asistente de papá, le saqué toda la información y resulta que tu papá y el mío han acordado casarnos y están organizando la dichosa boda, no lo puedo creer… papá sabe que yo tengo novia y que la amo. Por Dios, hemos cenado con él en varias ocasiones, por un momento creí que era una broma de muy mal gusto por parte de él.
—Ojalá fuera una broma Tommy, lamento no haberte llamado antes y decirte, yo me enteré desde hace semanas, se me nubló la mente y hasta apenas reaccione en ponerme en contacto contigo.
—Descuida, tú no te preocupes que eso no sucederá. Justo ahora voy de camino a casa, hablaré con mamá, estoy seguro de que ella nos apoyará. Mamá adora a mi novia, ya hasta nos pide nietos, imagínate —dijo riendo.
—¿En serio? No te imaginas lo feliz que me hace escuchar eso —después de días, Nora logró sonreír.
—Dile lo del matrimonio con su novia —susurró Zari y Nora le hizo señas de que ya no era necesario. Zari hizo un puchero y alzó la voz— ¿Por qué no le pides a tu novia que se case contigo?
—Pues yo… la verdad es que desde hace meses que compré el anillo, pero quiero que sea algo mágico e inolvidable para ella, soy pésimo organizando y aún no sé cómo y dónde hacerlo —respondió Tommy, al parecer no se dio cuenta de que no fue Nora quien preguntó.
—Pues piensa y hazlo rápido, que esto urge —dijo Zari con tono de fastidio.
—Lo siento Tommy, fue una amiga quien dijo eso, tomate tu tiempo, lo importante es que ya tienes la intención y sé que encontraras el momento adecuado, si en algo te puedo ayudar, sabes que cuentas conmigo.
—Lo sé querida Nora, te quiero mucho, eres como la hermana que nunca tuve.
—También te considero mi hermano y el cariño es mutuo —Nora volvió a sonreír.
—Bueno, debo colgar estoy llegando a casa, voy hablar con mamá para que me ayude a ponerle un alto a papá, cualquier cosa te aviso, pero de verdad tú quédate tranquila.
Nora se despidió de Tommy y al colgar, gritó de emoción, y nos abrazó a Zari y a mí. Festejamos con unas copas de whisky a excepción de Zari que no bebe, pero nos acompañó con jugo de uvas.
Después de eso, Nora dijo que era hora de volver a casa, que aún no piensa dirigirle la palabra a su papá, pero se enfocará en el proyecto que propuso y hará hasta lo imposible porque funcione, está determinada a mostrarle al Señor Darhk de lo que ella es capaz y no necesita de ningún matrimonio para lograr sus ambiciones.
Acompañé a mis amigas afuera del edificio y las vi irse en el auto de Zari. Estaba a punto de entrar cuando el ruido de una motocicleta me hizo mirar hacia donde se estaba estacionando.
En la motocicleta vi a dos pasajeros, el de atrás pude darme cuenta que era una mujer con un estilo punk, quien cargaba una guitarra en su espalda. Se bajó de la moto, se quitó el casco para después sacudir su cabello y ropa. Vi al piloto quitarse también el casco y me di cuenta de que era Sara, me quedé tan ida observándola que pronto su mirada se cruzó con la mía.
—Hey, Ava —dijo alzando la mano y sonriendo.
—Hola… linda moto —se me ocurrió decir.
—¿Verdad? Es una belleza, me la acabo de comprar, ya me hacía falta tener mi propio transporte —dijo acariciando la moto.
—Bueno cariño, te espero adentro —dijo la mujer de estilo punk mientras besaba la mejilla de Sara. Al pasar junto de mí, me guiñó el ojo y me sonrió.
—Disculpa, solo ignórala. Ella es Charlie, mi amiga y vive conmigo.
—¿En serio? No la había visto —le confesé.
—Últimamente ha estado ocupada —dijo y ambas guardamos silencio, no estaba segura si debía preguntarle por cómo estaba por lo que pasó con su novio— Oye… ¿te gustaría dar una vuelta en mi moto? —dijo ofreciéndome el casco que su amiga dejó.
—No lo sé, jamás me he subido a una motocicleta y la verdad me da algo de miedo.
—Iré despacio, lo prometo —dijo alzando el meñique de su mano derecha.
—Ah, con qué quieres sellar la promesa —dije sonriendo acercándome a ella y enlacé mi meñique con el de ella.
Sara me ayudó a poner el casco de forma segura, me indicó como subir y dijo que me agarre de su cintura, al principio dudé, pero si no me agarro de ella no ubico otro lugar para hacerlo. Así que le hice caso, rodeé su cintura con mis brazos, mi barbilla quedó en su hombro izquierdo. Una vez que me sentí segura, se lo hice saber a Sara y ella inicio la marcha de la motocicleta.
