AVA
Una vez que Sara inició la marcha de su motocicleta, me sentí un poco nerviosa porque es la primera vez que me subo a una. Sin embargo, al rodear la cintura de Sara me sentí segura y que nada malo puede pasar.
Sara me fue mostrando algunos lugares de la Ciudad, sin duda aún me falta mucho que recorrer, hay sitios que se ven bastante interesantes, tal vez le pueda decir a Laurel que me lleve algunos.
¿Laurel? ¿Por qué pensé en ella? Alcé la mirada al cielo nocturno y me quedé pensando en Laurel, mientras observaba lo hermosas que se ven las estrellas, esta noche tienen un brillo precioso, justo como el brillo de los ojos de Laurel.
Sin querer hablé en voz alta y le dejé saber a Sara lo que estaba pensando acerca de cuanto se pueden apreciar las estrellas, por lo que ella me propuso llevarme a un lugar donde las estrellas se pueden apreciar más y yo acepté encantada.
Cuando llegamos al lugar, estaba maravillada por lo bonito que se aprecia más el cielo, me senté con prisa para poder contemplar con calma tan magnifica vista.
Descubrí que Sara al igual que yo es una amante de la astrología, estuvimos hablando de constelaciones y de sus orígenes, es un tema del que verdaderamente me apasiona hablar, aunque no tanto como cuando se trata de asesinos seriales, pero eso no viene al caso en este momento.
No paré de hablar por bastante tiempo, en pocas ocasiones quitaba la vista del cielo para ver a Sara, ella estaba ahí sentada a mi lado escuchándome con atención, mientras me sonreía dulcemente cuando nuestras miradas se cruzaban.
Decidimos que ya es tiempo de regresar a casa, pues cada vez se siente más el frío de la noche, regresamos a la moto y cuando ambas estábamos colocándonos el casco, a lo lejos pudimos observar que un auto se paró a la orilla de la carretera, un tipo se bajó y después de dejar una caja en el suelo, volvió a subir al auto y se fue.
Algo en mi cuerpo me dijo que debía ir a ver el contenido de esa caja, sé lo hice saber a Sara y caminé hacia ella, me agaché con prisa para ver el contenido y mi corazón se estrujó al ver a un cachorro y una pequeña gatita con heterocromía.
Sara y yo estuvimos de acuerdo en que no los podemos dejar, así que decidimos llevarlos a casa. Debo admitir que sentí un clic con la pequeña gatita, definitivamente me lo la voy a quedar. Con respecto al cachorro, es hermoso, pero no creo poder hacerme cargo de ambos, mi trabajo me consume mucho tiempo y el cachorro necesitará más atenciones con forme vaya creciendo. Tal vez Sara lo pueda adoptar.
Mientras estábamos de camino a casa, fui recordando si tenía algo de comida para poder ofrecerle a nuestros nuevos amigos y también sobre el nombre que le pondré a la gatita. Gideon, ese nombre me gusta para ella.
Llegamos a nuestro edificio y fuimos directo a mi apartamento, dejé a Sara en mi sala con el cachorro y la gatita y yo fui por comida, agua y unas mantas para que puedan pasar la noche cómodos. Pobrecitos, los vimos comer y beber con desesperación, Sara y yo solo nos quedamos sentadas observándolos.
Le deje saber a Sara que no puedo hacerme cargo de ambos y ella mencionó lo mismo. Así que le propuse quedarme con la gatita y ella con el cachorro, algo en mí sabía que aceptaría, pude ver como el cachorro se sentía a gusto y feliz a lado de Sara.
Le confesé a Sara que ya hasta había elegido el nombre para la gatita y ella mencionó que el nombre para el cachorro será Beezlee.
Llegado a ese acuerdo, sentí la necesidad de celebrar, así que fui por unas bebidas para nosotras. Sara y yo nos quedamos conversando sobre nuestros nuevos compañeros y de sus futuras vidas con nosotras, no pude evitar pensar el que ahora nosotras nos hemos vuelto algo así como sus madres y la idea me agrada bastante.
Nuestra conversación estaba siendo muy agradable, me siento con la mejor de las compañías con Sara y ahora nuestros hijos, de repente me sentí con algo de hambre, miré el reloj y vi que eran las 3 de la madrugada, pero no quería que Sara se fuera, me la estaba pasando muy bien.
—Tengo hambre, iré a preparar un sándwich, ¿te gustaría uno?
—Claro, estaría bien —respondió Sara, quien jugaba con Beezlee.
Saqué todo lo necesario para preparar los sandwich's, no quiero verme tan tacaña así que haré varios por si nos da más hambre en el transcurso de la noche, quiero esmerarme en que queden lo mejor posible, así que creo que estará bien si doro ligeramente el pan, siento que eso le da un mejor sabor.
Una vez que los vi perfectos y listos, tomé un par de platos y llevé los sandwich's en una charola, pero al llegar a la sala, Sara estaba dormida en el sofá, mientras Beezlee y Gideon dormían también recargados en sus piernas. ¿Me habré tardado demasiado?
La escena se me hizo muy linda y no pude evitar tomarles una foto en distintos ángulos, que trío tan tierno.
Revisando las fotos que recién había tomado, decidí enviarle una a Laurel con una breve explicación de que Sara y yo nos hemos convertido en madres. Terminé de escribir mi mensaje y me di cuenta que tenía una sonrisa boba, la cual pasé a ignorar y envíe el mensaje.
Guardé mi celular en la bolsa del pantalón y mi mirada se posó en los tres seres que duermen en mi sofá, sobre todo en Sara ¿debería despertarla? Parece que duerme plácidamente, ¿Qué hago? No quiero despertarla, pero tampoco puedo dejar que duerma así sentada, se puede lastimar el cuello.
Después de pensarlo detenidamente, he decidido que no la despertaré, pero tampoco dejaré que se quede dormida en esa posición.
Puse a Beezlee y a Gideon en el suelo, me acerqué a Sara y acomodé mi cuerpo para cargarla, con mucho cuidado pasé mi brazo izquierdo por debajo de sus piernas y mi brazo derecho lo pasé por su espalda, tomé aire y con un cuidadoso impulso, levanté a Sara para llevarla a mi cama.
La acomodé en el lado derecho de mi cama, le quité sus botines y la tape, pues a esta hora, el frio de la noche se puede sentir bastante. Me dio mucha ternura ver que Beezlee se echó a un lado de los botines de Sara y Gideon se acurrucó con él.
Por mi lado, regresé a la sala para guardar los sandwich's que había preparado con tanto esmero, solo me comí uno, mientras pensaba si será correcto dormir en mi cama ahora que Sara está ahí o será mejor que duerma en el sofá.
Decidí recostarme en el sillón en lo que terminaba de tomar una decisión, de pronto un maullido me hizo voltear. Era Gideon, se subió a mi vientre, levanto una de sus patitas y la empezó a mover como pidiendo algo.
Dio un salto al piso, volvió a maullar y empezó a caminar a mi habitación, yo solo la vi con curiosidad mientras me sentaba en el sofá. Gideon se detuvo, volteó hacía a mi volviendo a maullar y a mover su patita como hace un momento.
Yo me levanté y caminé hacia ella, al verme hacer eso, ella siguió su camino a mi habitación y después de unos pasos me detuve. Al parecer Gideon se dio cuenta porque ella se volvió a parar y volvió a repetir el maullido y el movimiento de su patita hasta verme caminar de nuevo. ¿Será posible? Gideon me está llevando a mi habitación para dormir ahí.
—De acuerdo, ya te entendí —dije en un susurro y terminamos las dos en mi habitación.
Beezlee seguía echado junto a los botines de Sara, Gideon que me estaba observando con los ojos entre cerrados, volteó a ver a Beezlee y luego su mirada se posó en la cama.
—Que inteligente eres —dije aun susurrando— Dormiré en mi cama, ¿contenta?
Gideon simplemente parpadeó y se fue acurrucar al lado de Beezlee. Yo, tratando de hacer el menor ruido posible me puse mi pijama y antes de meterme a la cama, observé a Sara dormir plácidamente. Espero que mañana que le cuente el cómo llegamos ambas a mi cama, no se le haga extraño o me lo tome a mal. Si es el caso, culparé a Gideon.
Pareciera que esta gatita puede leer la mente porque en cuanto pensé en culparla, se le escuchó maullar.
Me metí a la cama despacito para no despertar a Sara, me recosté de lado viendo hacia ella, justo en ese momento se volteó y quedamos de frente.
Es la primera vez que puedo mirar el rostro de Sara tan cerca, tiene una expresión muy relajada para dormir, sus pecas la hacen ver muy tierna, que hermosa es Sara. Ese fue mi último pensamiento antes de quedar profundamente dormida.
Cuando desperté vi a Sara sentada en la orilla de la cama, con la cabeza agachada, seguramente viendo a Beezlee y a Gideon.
—Hola, buen día —dije aun algo somnolienta.
—Bu-buen día —titubeo para responder. Debe ser porque le debo una explicación.
—Sara, sé que debe ser extraño para ti el haber despertado en mi cama —me levanté y caminé hacia ella— Pero es que no sabía qué hacer, te quedaste dormida en mi sofá y no me atreví a despertarte, así que tuve que…
—¿Me cargaste hasta aquí? —preguntó alzando su mirada hacía mí y noté un ligero color carmín en sus mejillas.
—Sí… espero no estés molesta —no logro descifrar sus emociones.
—No claro que no, solo estoy sorprendida con que me hayas cargado, pero sobre todo estoy muy apenada por haberme quedado dormida y darte esta tremenda molestia.
—No para nada, no es molestia —dije sentándome a su lado— Y sobre cargarte, sinceramente no pesas nada y yo soy muy fuerte —sonreí y ella me respondió de la misma forma.
—Bueno, creo que es hora de que me vaya, no quiero seguir importunando —se levantó de la cama y cargó a Beezlee.
—Espero siga en pie lo de llevarlos al veterinario.
—Claro, además me gustaría comprarle todo lo necesario para que esté cómodo.
—Oye, ¿no tendrás problemas con tu amiga Charlie por llevarlo a casa?
—No creo, sé que Charlie estará encantada con este pequeño —dijo y lo acaricio.
—De acuerdo, ¿te parece si paso por ustedes en dos horas? Tengo que prepararme.
—Claro, te esperamos.
Acompañé a Sara y a Beezlee hasta la puerta y en cuanto se marcharon, Gideon maulló y comprendí que necesita que la alimente, le di la mitad del atún que sobró de anoche y le serví agua fresca, escuché la notificación de mensaje de mi celular y fui a ver. Laurel había respondido.
Estuve como media hora mensajeándome con Laurel, contándole con detalles mi aventura de anoche con Sara y lo emocionada que me siento por tener una mascota, ella se unió bromeando al decir que ahora es tía y que muere de ganas por conocer a su pequeño sobrino y que tal vez más tarde pase a saludarlo y de paso a mí también.
Por alguna razón, el saber que Laurel contempla una parte de su tiempo para verme el día de hoy, me hace sentir muy contenta y de bastante ánimo.
Tuve que despedirme de ella, pues se me hace tarde para salir con su hermana.
Fui a mi habitación, busqué la ropa que me pondré y me metí a la ducha. Al salir me cambié, cepillé mi cabello y fui a la cocina a tomar un poco de café mientras respondía algunos mensajes en el chat grupal que tengo con mis amigas. Nora nos cuenta sobre una plática que tuvo anoche con el Señor Darhk, a Zari y a mí solo nos quedó darle ánimos.
Al ver mi reloj me di cuenta que ya debo ir por Sara, por lo que me despido de mis amigas, no les conté nada sobre Gideon porque quiero que sea una sorpresa para cuando vengan a visitarme.
Tomé a Gideon y salí de mi apartamento hacía el de Sara, al llegar toqué el timbre.
—Oh hola, Sara vendrá en un minuto ¿quieres entrar? —preguntó su amiga.
—Claro —entré y vi a Beezlee juguetear con un zapato.
—Creo que estaremos ocupadas entrenándolo para que no arruine todo nuestro calzado —dijo su amiga, acercándose a Beezlee para quitarle el zapato— Por cierto, no me he presentado de forma adecuada. Soy Charlie —extendió su mano.
—Ava Sharpe, un gusto —estreché su mano y sonreí— Oye la otra vez te vi con el estuche de una guitarra.
—Ah sí, es porque estoy en una banda y venía de ensayar, ¿te gusta el punk?
—Pues no soy mucho de ese tipo de música pero no me molesta, es divertido.
—Lo es, de hecho próximamente voy a tocar con mi banda en la ciudad, sería genial que puedas ir.
—Gracias, lo tendré en cuenta.
—Sara te puede llevar.
—Yo, ¿qué? —dijo Sara, quien se venía acercando hacia nosotras.
—Le cuento a Ava sobre el evento que te platique, la acabo de invitar y creo que tú puedes llevarla.
—Claro, yo estaría encantada —dijo Sara y me regalo una sonrisa.
—Bien, luego que Sara te dé más detalles yo debo irme porque se me hace tarde para el ensayo de hoy.
—Nosotras también ya nos vamos —dijo Sara cargando a Beezlee y la vi tomar sus llaves.
—Solo por curiosidad, no piensas que nos vamos a ir en tu motocicleta, ¿verdad?
—¿Entonces cómo? —preguntó asombrada.
—Nos vamos en mi auto, digo, la aventura de anoche estuvo bien, pero por ahora no quiero volver a subirme, además ir en auto será más cómodo —dije y escuché reír a Charlie.
—De acuerdo —dijo Sara con tono de niña regañada— Entonces, tú toma la moto —le aventó las llaves a Charlie y las atrapó— Me la cuidas bien o ya verás.
—Si si, juro que la cuidaré —dijo con la mano en el pecho, tomó el casco, se despidió una vez y se marchó.
Antes de salir del apartamento, Sara y yo buscamos algunas veterinarias cerca y sobre todo los comentarios para saber qué tan fiables son, cuando por fin elegimos a la que vimos aceptable, guardé la dirección para ponerla en la aplicación y me indique como llegar.
Salimos del edificio, subimos a mi auto y nos dirigimos a la veterinaria. Una vez que llegamos ahí, esperamos un rato nuestro turno y por fin revisaron a nuestros cachorros. Fue un alivio el saber que la salud de ambos es buena y que no tienen muchas pulgas, solo les dio un desparasitante y fue todo.
Después de eso, Sara y yo fuimos a una tienda de mascotas, compramos todo lo necesario para nuestros pequeños; alimento, correa, juguetes, cama, plato, bebedero, productos de higiene y cuanto viéramos o creyéramos necesario.
—No lo puedo creer, el shampoo y jabón para Beezlee cuesta casi lo triple de lo que cuesta el mío —dijo mientras salíamos de la tienda.
—Jaja sin duda hemos gastado casi una fortuna, pero ellos lo valen.
—Voy a llegar a bañarlo, veré que tan efectivo es este shampoo tan caro.
—Haré lo mismo con Gideon, me muero de ganas por acomodar en el apartamento todo lo que compré.
—Si quieres podemos bañarlos juntos en mi casa —sugirió Sara.
—Bien, creo que ambas nos podemos ayudar, además creo que los gatos son más complicados para bañar.
Una vez que llegamos a nuestro edificio, tomamos el elevador y entramos al apartamento de Sara.
—¿Crees que está bien si usamos el baño? Tal vez, deberíamos ir a la azotea, hay unos lavabos —dijo Sara.
—Probemos en tu baño, si vemos que está muy complicado, para la próxima probamos en la azotea.
Para el primer baño que les dimos a nuestras mascotas cometimos muchos errores, sin duda no fue buena idea hacerlo en la ducha del baño, no es tan amplio y los cuatro apenas si cabíamos, no contemplamos que se sacuden y terminamos empapadas. Además, a Gideon no le agradó mucho la idea del baño y tanto Sara como yo, recibimos varios rasguños.
Al terminar, Sara mencionó que tenía una secadora, así que fue por ella y la usamos para secar a nuestros pequeños, una vez que terminamos de ponerlos todos bellos, yo me despedí de Beezlee y Sara, pues necesitaba darme otra ducha y cambiarme ya que terminé toda sucia por el recién baño que acabamos de dar.
Ya en mi apartamento, me di una ducha rápida y limpie un poco para poder acomodar todas las cosas de Gideon, me siento un poco loca pero cada que acomodaba algo para ella le preguntaba si ese lugar le agradaba y ella maullaba como si me respondiera.
Después de un buen rato, me puse a preparar algo para comer y de pronto escuché el timbre sonar, así que fui a la puerta para abrir, era Laurel.
—Hola —dijo con una sonrisa en cuanto abrí la puerta— ¿Cómo estás? ¿Puedo conocer a la pequeña Gideon?
—Hola, por supuesto, pasa —me hice a un lado para que entrara.
Presenté a Laurel con Gideon e hicieron buena química, le enseñé todo lo que había comprado y la lección que Sara y yo habíamos aprendido a la hora de bañarlos.
—Vaya, parece que en estas últimas horas la has pasado muy bien con mi hermana —dijo levantando una ceja.
—Sí la verdad es que sí, es muy divertida. Aunque anoche creo que sí fui algo egoísta porque no tomé en cuenta de que ella estaba cansada y la pobre se quedó dormida en el sofá.
—Sobre eso, ya no me dijiste como la despertaste, Sara suele tener un sueño bastante pesado y con nada se despierta.
—Aammm… no la desperté.
—¿Durmió en tu sofá?
—No… —me sentí avergonzada, ¿será que Laurel me tomé a mal el que haya dormido con su hermana?— La cargué y la llevé hasta mi cama, dormimos juntas —Laurel se empezó ahogar, al parecer con su saliva.
—¿Sara y tú… en la misma cama? —preguntó bastante asombrada.
—Sí, discúlpame espero no lo malinterpretes, es que no podía dejar que Sara durmiera de esa forma tan incómoda y no supe que hacer, solo se me ocurrió llevarla a mi cama, el plan no era dormir con ella, pero Gideon… —Gideon maulló, seguro si es estúpido echarle la culpa.
—Está bien, confió en ti, aunque no mucho en Sara.
—¿Qué quieres decir con eso?
—No nada, no me hagas caso. Debo irme… —caminó hacía la puerta.
—Claro —dije cabizbaja, siento que Laurel debe odiarme, siento que la he decepcionado.
—Ava… —dijo Laurel caminando hacia mí— Tal vez, te suene muy extraño lo que te voy a decir, pero quiero que sepas que, aunque no tenemos mucho tiempo de conocernos, te has vuelto una persona muy especial para mí, me importas y te quiero —en cuanto dijo eso último, sentí mi corazón acelerarse.
—Laurel, yo…
—Quiero que también sepas, que no voy a permitir que nadie te haga daño —tomó mis manos— y te voy a proteger de quien sea, no importa si es alguien cercano a mí —no logro entender del todo sus palabras— Ten la confianza para contar conmigo, para cualquier cosa que necesites.
No pude articular ni una sola palabra, lo que me dice Laurel tiene poco sentido para mí, lo que sí es que me hace sentir muy especial y por alguna razón sentí que mi cuerpo perdió fuerza, cuando sentí los brazos de Laurel rodear mi cuerpo, me sentí vulnerable, pero al mismo tiempo protegida.
Empezó acariciar mi cabeza y yo levanté mis brazos para rodear su hermoso cuerpo también. ¿Hermoso cuerpo? El cuerpo de Laurel ¿me parece hermoso? Sí, lo es y me encanta esta sensación de tenerla en mis brazos, me encanta el poder oler su aroma tan de cerca, me encanta el sentir su calor, no quiero separarme de ella nunca.
