CAPÍTULO II

PALABRAS INDISCRETAS

(Dos días después)

Muy de mañana las calles de abajo se encontraban particularmente vacías. Cualquier incauto que a esas horas por ellas caminara, lejos estaría de imaginar aquello que al anochecer en esos oscuros rincones ocurría.

Los nublados cielos amenazan con dejar caer su abundante lluvia. La gélida brisa del amanecer arrastraba las hojas de los árboles y golpeaba sobre el cuerpo del rubio, quien sobre los hombros llevaba su abrigo negro.

Caminando con paso ligero, bajo el brazo llevaba sus libros mientras que en el bolsillo de su pantalón, un carboncillo para escribir. Nervioso y a la espera de aventuras, iba camino hacia la preparatoria...

Sentado en el suelo de aquel salón, ansioso observaba como el péndulo del reloj se movía, produciendo con su tic tac un molesto sonido que se extendía por los pasillos. Y aunque aquel reloj marcaba el tiempo transcurrido, los minutos parecían avanzar con singular lentitud, haciendo que de a poco la impaciencia comenzara a apoderarse de Haruka.

Entonces el fusuma se abrió, dando paso a un hombre maduro y regordete envuelto en un yucata. Por su aspecto, parecía ser educado.

"Adelante", dijo con un rápido ademan de manos.

"Muchas gracias", Tenou replico inclinándose ante él.

El sujeto cerró la puerta y luego de indicarle que se sentara frente a él, hizo lo mismo, pero de una forma relajada y al mismo tiempo que extendía su mano para tomar un puro. En silencio y con una mirada llena de extrañeza, observo al joven durante unos segundos.

El silencio, el tic tac del reloj y esa curiosa mirada, comenzaban a incomodarlo.

Notando la expresión que en su fresco rostro se había formado, finalmente hablo; "Recibí la carta de tu abuelo… en verdad fue una petición difícil de creer. Pocos son los campesinos, pescadores y… panaderos que pueden enviar a sus hijos a la escuela… en un principio pensé que se trataba del mal chiste de algún curioso aldeano, pero cuando recibí el dinero para tu matricula, me sorprendí. Ahora dime ¿Qué opinas al respecto?", cuestiono expulsando el humo hacía el rubio.

Ante esas palabras que para cualquier otro pudieran llegar a ser ofensivas, pero no para Haruka, sonrió con confianza; "Ser humilde nada tiene que ver con la educación. Qué haya nacido pobre y huérfano... y que me haya criado como un campesino, no significa que no pueda asistir a una buena escuela. Del mismo modo pasa en el modo contrario, se puede presumir de ser educado y al mismo tiempo ser un completo salvaje"

El hombre apago el puro sobre el fino suelo de madera, luego se echó a reír dando fuertes carcajadas; "Me agrada esa forma de pensar. Tienes agallas, algo que le falta a la mayoría de los estudiantes de mi escuela... son educados, pero como bien lo has dicho, pueden llegar a ser salvajes. Ellos son diferentes a ti porque nacieron ricos, sus padres les heredaran todo lo que poseen y solo tendrán que preocuparse de no perder su herencia en un mal negocio… pero tú, tú eres diferente, no tienes nada y por eso conoces el valor del sacrificio. Me agradas Tenou"

"No estoy aquí para jugar. He de aprovechar la oportunidad que mi abuelo me ofreció", orgulloso replico.

"Si todos los jóvenes pensaran como tú, esta nación seria muy diferente"

De pronto, proveniente del patio un agitado bullicio se dejo escuchar, atrayendo la atención de Haruka. Observando hacia la ventana, contemplo a un grupo de jóvenes que hacían deporte. Intrigado por esa escena, se volvió para con el hombre y entonces hizo aquella atrevida pregunta, que más que saciar su curiosidad, lo haría arrepentirse de haberla formulado; "Disculpe, pero... ¿En su escuela acepta mujeres?"

El sujeto soltó una carcajada, se puso de pie y luego palmeo la espalda del rubio. Ante su curiosidad, Haruka no encontró la gracia que justificara ese comportamiento tan despreocupado y que rayaba en lo burlón. "Tenou, eso es algo que no tiene que importarte, para eso naciste hombre. Y no, no acepto mujeres en mi escuela... ¿Acaso en el mundo hay alguna que lo hace?. Semejante idea solo podría significar atraso. No te culpo de tu ignorancia... y es por eso que responderé tu pregunta. Veras, las mujeres que pueden darse el lujo de estudiar reciben instrucción en sus casas. Ellas son bastante afortunadas porque podrán ser desposadas con un rico. Esa Instrucción solo se limita a aprender los quehaceres del hogar y el cuidado de los hijos, los futuros herederos de sus orgullosos padres y abuelos..., algunas siendo excéntricas aprenden ciertas artes. Lo hacen para agradar a los prospectos a maridos, sin embargo tú muy bien sabes, que lo único que una mujer necesita para entretener a un hombre, es tener las piernas bien abiertas y decir si a todo. Luego tenemos a las que no tienen esas oportunidades, ellas se convierten en simples esposas. Por ultimo están las que no tienen la suerte de contar con un hombre… ya sabes… las calles están llenas de ellas. Por tener esta magnifica oportunidad, debes estudiar, obtener un buen empleo y entonces podrás aspirar a una buena mujer de sociedad"

La vulgar respuesta obtenida hizo que Haruka negara con la cabeza. Pensaba que una vez contestada su pregunta, el hombre tendría la educación de guardar silencio. "Ha sido muy inoportuno de mi parte preguntar semejantes cosas. Lamento mucho haberlo molestado"

"Imagino porque preguntas si en mi escuela admito mujeres. Tenou, si te interesa encontrar una mujer que te quite esas ansias, te sugiero que la busques en las calles, de esa forma no corres el riesgo de que tengas que hacerte cargo de ella y de un hijo que solo serán un problema para tus estudios... no querrás volver fracasado a tu aldea con una mujer y un hijo a cuestas, ¿Verdad?… sabes de que hablo y en donde encontrarlas, ¿No?"

Haruka ante semejante descaro asintió; "Si"

"Bien, solo cuídate y sigue las instrucciones sanitarias para que evites cualquier contagio, en esos lugares abundan los piojos y las infecciones. Aunque también contamos con excelentes médicos que se han educado en Europa y que con mercurio son capaces de erradicar cualquier rastro de sífilis… Supongo que estas sano, ¿Verdad?", el sujeto replico y luego lo observo con desconfianza. "Enséñame tus manos", dijo con los ojos muy abiertos.

En ese punto el rubio concluyo que por momentos el hombre era atacado por una ligera locura. Así pues, con las mejillas ruborizadas, contesto; "Por supuesto. Gracias por el consejo", dijo nada convencido de la forma que ese hombre altamente educado tenía para hablar.

"Nada que agradecer. Me preocupo por el bien de mis alumnos", expreso recuperando su postura y una vez que lo hizo, le enseño las palmas de su manos para que Haruka contemplara las marcas que la infección había dejado en ellas. Quizás debido a eso, o al mercurio, o incluso ambas cosas se debía esa demencia. "Demasiado tarde para mi. Tú como los demás eres joven y lleno de vigor, que desahogues tus energías de vez en cuando no te hará ningún daño. También el deporte te ayudara, aunque no se le puede comparar con la compañía de una dama. Hacerlo de vez en cuando es algo bueno para la salud"

"Si, por supuesto", contesto un tanto cansado de semejantes preposiciones.

"Entonces ve a clase", el hombre se puso de pie y corriendo el fusuma, le mostró el camino.

"Gracias", Haruka hizo otra reverencia.

Caminando por los pasillos, solo escuchaba el retumbar de los tacones de sus zapatos, rompiendo con ello el abrumador silencio que dominaba el ambiente.

"Es mi primer día de clases y lo primero que recibo es una cátedra sobre prostitutas", pensó no muy animado. "¿Habré hecho bien en venir hasta este lugar?"

Quedando frente al sitio indicado, respiro profundo y luego de haber exhalado, corrió el fusuma y entonces finalmente pudo contemplar el aula, la cual era limpia y bien iluminada. Los estudiantes al verlo se quedaron en silencio.

"¿Qué se le ofrece?", pregunto el profesor mientras que con la mirada le barría de arriba abajo.

"El profesor Ishida me ha enviado a este lugar", replico haciendo una reverencia.

"Ya veo… pasa y siéntate… en donde este libre", el sujeto replico.

Ante su inquietante presencia, el murmuro entre los jóvenes pupilos no se dejo hizo esperar.

"¿Ese, quién es?", cuestiono un joven de cabellos negros en cuyo rostro se había dibujado una clara muestra de desagrado.

"Hace ya varios días que lo mire caminando por la ciudad", su compañero de la izquierda contesto.

"Seguramente es un campesino con suerte"

"No lo parece... mas bien se ve educado"

"Un campesino educado… ¡vaya!, ese si que es todo un ejemplar", alguien más añadió.

Tenou no presto atención a esos comentarios tan desagradables, había llegado a ese lugar para estudiar, no para recibir la aprobación de ninguno de ellos.

"Deberían callarse, ¿Es esa la educación que reciben en este recinto?", el profesor golpeo el suelo con fuerza para acallar aquel cotilleo. "Hablar por lo bajo es de mala educación. Por eso más bien creo que tan aberrante conducta lo han aprendido en casa. Vergüenza debería darles expresarse de esa forma"

Haruka permaneció en silencio ante sus palabras. Estaba a acostumbrado a las habladurías.

"Disculpa la poca educación de estos jóvenes que se dicen llamar estudiantes", el hombre se dirigió para con él.

"Está bien, entiendo", Tenou contesto.

"Si en verdad entendiera cuál es su lugar, estaría en los campos trabajando y no contaminando nuestro recinto con su hedor a tierra", el pelinegro grito.

"Antes de que entrara debió limpiarse los zapatos"

"Apesta el lugar con su hedor a estiércol"

"Silencio", el profesor ordeno y acto seguido arrojo el pergamino en el rostro del pelinegro. "En mi clase no puedes comportarte de esa forma, anda, sal al pasillo y limpialo. Ese será tu castigo"

Incrédulo por la orden que había recibido, torció los labios. "Por culpa de un campesino me están castigando", pensó molesto. "Envíelo a él... ese es su trabajo", con ira señalo al preciosos rubio.

"Te lo estoy ordenando a ti por cómo te has expresado, anda ve", el profesor volvió a ordenar.

"Desgraciados los dos", el estudiante pensó mientras que a Haruka le dirigía una mirada de odio. "Alguien tendrá que pagar por esto"

El día continuo entre miradas de curiosidad y desagrado, sin embargo eso era algo que a Haruka no le importaba. Había llegado hasta ese lugar para cumplir con un propósito y la promesa que le había hecho al viejo Tanaka.

Las clases terminaron, y aunque las grotescas palabras del mentor habían sido toda una molestia para Haruka, este se encontraba satisfecho.

Tranquilo iba de camino a casa cuando al pasar por el templo, observo a esos tres jóvenes que de forma amenazadora por él esperaban. Ryo era el nombre del sujeto que se había atrevido a molestarlo con soases palabras

"¿Adonde vas, Tenou?", pregunto mientras desviaba un poco el rostro para escupir.

"¿Acaso te importa?", cuestiono sin detenerse y sin prestarle la atención que a ese a mal encarado sujeto le hubiera gustado recibir y a la que tan acostumbrado estaba. Solo que Haruka no era un sirviente de su hogar y mucho menos su padre como para preocuparse por él.

"¿Me ignoras?", el chiquillo pregunto siguiéndole y entonces coloco la mano en su hombro.

"Sueltame", Tenou grito volviéndose para con él.

"Mi padre dice que tengo que arreglar las cosas como un hombre", dijo tratando de apuñalarle el rostro.

"¿Por qué quieres pelear?... eso no hace un hombre, solo lo hacen los salvajes", Haruka pregunto sin entender cual era el problema.

"Porque eres un maldito campesino mal oliente. Por tu culpa me han enviado a hacer tu trabajo… anda, pelea… vuelve al lugar del que veniste", dijo mientras instigaba a sus dos amigos a atacarlo.

"No tengo ningún problema contigo… vete", dijo tratando defenderse. "Entre nosotros no crees problemas que no existen"

"¿Qué hacen?", una voz femenina interrumpió la pelea. Esa no podía ser otra más que la hermosa doncella del templo, quien armada de su escoba salio para enfrentarlos.

"¡Va!, una mujer te defiende… valiente hombre eres, Tenou", Ryo dijo recogiendo sus libros. "Ya volveremos a encontrarnos", añadió mientras se alejaban.

La hermosa pelinegra se acerco al rubio estudiante; "¿Estas bien?"

"Lo estoy", contesto un poco agitado.

"Veo que no eres de por aquí… ¿De donde vienes?", intrigada por esos ojos verdes y esa piel tostada por el sol, pregunto.

"Vengo de Yokohama"

"¿Por qué les has buscado pelea?, eras tú solo contra ellos tres. Fue algo demasiado arriesgado"

"Yo solo vine a estudiar, él comenzó toda esa bronca sin que yo le diera algún motivo"

"Entiendo, pero dime ¿Tienes donde pasar la noche?", pregunto la joven mujer.

"En la taberna... aún no he encontrado un buen lugar para asentarme", contesto apenado.

"Ya entiendo… si necesitas un lugar para quedarte… las puertas de nuestro templo siempre están abiertas.

"Muchas gracias", contesto con las mejillas encendidas por el frió.


(Esa noche)

La oscura noche se apodero de los cielos.

El día había llegado a su fin y con ello, Haruka ingreso en la bodega de Furuhata.

En la intimidad de aquella oscura habitación, sobre el fuego puso a hervir un poco de agua que destinaría para una bien merecida ducha.

Tumbándose sobre el futon, fijamente observando como la flama enrojecía la metálica tetera al mismo tiempo que pensante comenzó a recordar lo acontecido durante el día.

Las abominables palabras que aquel hombre le hubiera dicho, hicieron que finalmente su animo se perturbara. Compendia que había sido demasiado peligroso el haberse arriesgado a hacer esos cuestionamientos cuyas respuestas le habían aguijoneado el alma.

Poniéndose de pie, de los hombros se quito el negro capote y una vez que lo hizo, cerró los ojos al mismo tiempo que se deshacía de su blanca camisa. Y una vez que quedo semi desnudo, respiro profundo y entonces dejo en completa libertad sus blancos y suaves senos.

No, Haruka Tenou no era un hombre, era una hermosa mujer que había jurado guardar su identidad. Sí, eso era algo que su abuelo sabía. Él mismo se lo había pedido.

Pero ¿Por que el anciano lo había hecho? La respuesta era algo que quizás muchos no entenderían. El viejo Tanaka, un ignorante pescador, habiendo sido testigo del desafortunado destino que la madre de Haruka había tenido que correr, y conociendo la lamentable vida de otras mujeres de la aldea, es que él había prometido que para su nieta todo sería diferente. Para escapar a esa miseria, es que durante toda su vida la rubia tuvo que fingir una vida que no era la de ella...


(Notas de autor)

hyunwon020, en si Haruka no es mestizo, es un japones. Lo llamo extranjero por haber llegado hasta ese lugar. Sin embargo vemos que si que ha levantado habladurías.

Pablo395, gracias.

Osaka, así es, son los viernes. Mientras pueda actualizar sera cada viernes, sino no se desesperen y sean pacientes. Exacto, Haruka tiene un gran secreto que guardar.

Isavellcota, gracias por continuar la lectura de mi historia por tus buenos deseos.

Michelle, gracias, no tardare mucho en actualizar.

Kaiohmaru, como veras, el machismo sera algo muy común en esta historia.

HaruTenoh11, gracias por seguirme. Con eso de adelantar el tren y la universidad, me refiero a que quise dejar espacio para su siguiente vida, la que viene después de esta historia.