El verano estaba en su cenit, todos en la aldea realizaban sus labores cotidianas: Sango y Kagome lavaban la ropa en el río, mientras Miroku e Inuyasha ya habían regresado de las otras aldeas donde habían exorcizado espíritus. Rin y la anciana preparaban algunos tónicos a base de hierbas medicinales. Lo mismo Shishio, quien se había quedado haciendo algunos polvos curativos.
Un apartado Kohaku entrenada sin cesar. No hablaba con nadie, ni siquiera tenía cara para ver a su hermana. Shippo lo acompañaba sin mencionar el tema. El exterminador había decidido irse al día siguiente de la aldea una buena temporada.
Sesshomaru permanecía sentado, recibiendo los rayos del sol al tiempo que veía separarse en fracciones los montículos de nubes. Observaba perderse entre las montañas azules unas gaviotas. Jaken notaba pensativo a su Amo.
Jaken: - Amo Sesshomaru ¿Sucede algo?
Sesshomaru: - Percibo una extraña esencia, pero es demasiado débil.
Inuyasha: - Yo también lo percibí, Sesshomaru – le hablaba desde atrás – Lo mejor será estar pendientes.
Entre tanto, Saya y la encapuchada observaban la aldea desde una media distancia. Estaban escondidas entre las frondosas ramas de un árbol viejo.
Saya: - Aunque esos hermanos son fuertes, desconocen a su enemigo. Eso nos dará la ventaja al menos para lastimar a uno de ellos.
Encapuchada: - Puedes atacar ahora mismo.
Saya: - Muy bien – sonrió.
La joven corrió por entre las ramas de los árboles hasta aterrizar en un espacio llano, bajo los árboles.
La demonio tomó su guadaña y con gran impulso la clavó en el suelo, pero el golpe no tocó la tierra. Fue como si lo hiciera en una especie de barrera, que al chocar contra ella despidió algunas chispas.
Saya: - Seres del otro mundo ¡Reclamo su sangre!
Inuyasha y Sesshomaru sintieron una intensa y repentina presencia.
Inuyasha: - Están aquí. Vayamos con los demás.
Miroku estaba acomodando las cosas del cobertizo cuando vio una enorme mancha negra se acercaba por tierra a gran velocidad. A medida que se acercaban se hacía más notorio la enorme cantidad de seres que corrían en dirección a la aldea.
Miroku: - Kin'u, Gyokuto ¿Dónde está su hermano?
Gyokuto: - Está con mamá.
Tomó a ambas niñas y las metió a la casa.
¿Qué es eso?
Inuyasha: - ¡Miroku!
Miroku: - Sí, ya me di cuenta.
La anciana Kaede, Rin y las demás mujeres se reunieron junto a ellos. Sesshomaru estaba al lado de su esposa.
Inuyasha: - Escóndanse rápido. Esas criaturas huelen a sangre de cadáveres.
Entraron de inmediato a la casa.
Sesshomaru: - ¡Inuyasha!
Inuyasha: - ¡Sí!
Ambos se dirigieron a la gran masa de seres extraños, que ya estaban a una distancia considerable. Eran por lo menos cuatro mil.
Los hermanos se adentraron entre las criaturas y con sus espadas intentaron derribarlos, pero sus ataques parecían no hacerles nada. Eran como fantasmas, que se deshacían y se volvían a formar al contacto con las espadas.
Inuyasha: -¡Rayos!
Sesshomaru pensó:
Si Bakusaiga no puede cortarlos, entonces definitivamente son entidades del otro mundo.
Uno de ellos se había adelantado y estaba cerca de Miroku. Este seguía fuera, viendo la enorme cantidad de seres, pero no lograba distinguirlos. Estaba tan desconcertado que no notó de inmediato a la criatura a su lado.
Cuando el monje lo vio, dio un grito y cayó al suelo. Desde allí pudo detallarlo bien: era un ser antropomórfico, de al menos dos metros de alto, delgado y hecho de sangre algo traslúcida. Estaba desnudo y su rostro permanecía oculto por una máscara de mujer. Eran clones de sangre del Inframundo.
Miroku sintió un terror que le recorrió la espalda. A como pudo se levantó y se adentró al cobertizo buscando refugio, pero el ente lo siguió.
¡No hay forma de que pueda escapar!
La criatura le mostraba una grotesca sonrisa llena de dientes delgados y muy afilados, mientras se le quedaba viendo a las afueras del cobertizo. Extendió su mano, creando una bola de luz azul, pero fue sorprendido por Shippo, quien le lanzó un ataque por un lateral.
El clon volteó su rostro hacia el demonio zorro. Kohaku estaba a su lado. Se habían percatado de su presencia cuando entrenaban, pues Shippo había percibido su aroma.
Shippo: - Despide un olor a sangre de cadáver. Ten cuidado, Kohaku, es fuerte.
El exterminador se puso en modo de ataque.
Entretanto, Inuyasha y Sesshomaru continuaban cortando a los clones. La masa de criaturas había comenzado a alejarse de la aldea, buscando un sitio para arrinconarlos.
El daiyokai pensó:
Estas criaturas están hechas de la sangre de los cadáveres que habitan el Inframundo. Lo puedo detectar por su aroma nauseabundo ¿Acaso esa mujer los mandó? Si es así entonces está muy cerca esperando atacar.
Los hermanos los habían atacado usando a Tenseiga y la técnica del Meido Zangetsuha, dado que eran los únicos ataques que podían derribar a los seres del otro mundo.
El daiyokai usó a Tenseiga y de un solo golpe destruyó al menos a cien de ellos. Inuyasha también mandó a varios al Infierno con su técnica.
Inuyasha: - ¡Meido Zangetsuha!
Los clones lanzaban su fuego fatuo en todas direcciones, que eran bolas de luz tenues, pero cargadas de potente energía. Al impactar con el suelo dejaban una inmensa huella circular y hacían retumbar el suelo. Rin, Sango, Kagome y los demás, podían sentir la fuerte vibración.
Los hijos de Toga esquivaban sus ataques sin mucha dificultad, pero al ser tantos evitaba que pudieran cortarlos de forma certera. Los hermanos chocaron sus espaldas. Eran demasiados.
¡Debo ir al lado de Rin, no dejaré que te alejen de mí de nuevo!
Sango: - Iré a pelear. Ustedes quédense aquí.
Shishio: - ¡Yo también iré!
Kagome: - ¡Tengan cuidado!
El monje había salido del cobertizo y era testigo del combate entre Shippo y el clon.
¡Si tan solo pudiera hacer algo para ayudar!
La exterminadora al salir de la choza en compañía del forastero, le gritó:
Sango: - Miroku, ve con nuestros hijos. Hisui está asustado.
Él no le respondió. Se sintió inútil sin su Kazaana (Agujero Negro), pero decidió hacerle caso. No quería estorbar.
Sin gran dilación, Shishio y Sango llegaron junto con los hermanos gracias a Kírara. En el trayecto vieron retirarse a Sesshomaru.
Sango saltó de la gato demonio y lanzó su arma.
Sango: - ¡Hiraikotsu!
Esta giró con gran fuerza por entre la masa de clones, pero no pudo derribar a uno solo de ellos, que se iban multiplicando. Ahora parecían ser mucho menos, debido a que Inuyasha y Sesshomaru habían destruido a cientos en unos minutos.
Sango: - ¡Es como si fueran aire!
Shishio: - Parece que estas criaturas del más allá solo pueden ser destruidas por ciertas técnicas.
El muchacho sacó de su bolsa una cadena que tenía un objeto de metal de forma ovoide; de sus agujeros emanaba un humo extraño similar a la niebla.
Shishio: - ¡Filo de ilusión!
Del objeto unas ondas de energía, parecidas a serpientes blancas atraparon al menos a cincuenta de los clones. Estos cayeron deshechos por el potente poder.
Sango: - ¡Increíble!
El joven aspiró con su boca el humo del objeto y lo expulsó con fuerza, creando tres aros de serpiente.
Alcanzó al menos a treinta de ellos con cada aro.
Mientras tanto, Inuyasha seguía implacable:
Inuyasha: - ¡Meido Zangetsuha!
Las criaturas intentaban huir de su ataque, pero este era tan poderoso, que antes de ser mandados al infierno se acercaban entre ellos, buscando refugio.
Sesshomaru también cortaba con Tenseiga a las entidades que lo rodeaban, cuando se dirigía hacia la choza donde estaba Rin.
En eso, divisó a Shippo y a Kohaku enfrentándose a uno de ellos.
Shippo: - ¡Estela azul!
El demonio zorro intentaba acabar con el clon. Su técnica era la versión más poderosa de su fuego mágico. Con ayuda de sus manos como si fueran espadas el demonio realizaba el ataque, que lucía como un rayo azul altamente poderoso, pero con el clon no tenía efecto.
Shippo: - ¡Ya me hartaste!
De un solo golpe intentó acabar con el ente, pero este era como el aire.
Shippo: - ¡Maldición!
El demonio zorro estaba acorralado, pues no había forma de vencerlo. Al momento, vio al daiyokai descender junto a ellos.
Shippo: - ¡Sesshomaru!
El daiyokai blandió su espada y acabó con la amenaza.
Sesshomaru: - ¿Rin está dentro de la choza?
Shippo: - A-Así es.
Sesshomaru pensaba entrar a la casa, pero Shippo lo llamó:
Shippo: - Sesshomaru, gracias.
Él hizo contacto visual, pero no le respondió. Kohaku miró al suelo, avergonzado.
Saya y la encapuchada veían todo desde la lejanía.
Saya: - ¡Son más fuertes de lo que pensé!
Encapuchada: - Fue un buen calentamiento.
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Aclaraciones sobre algunos conceptos descritos en este capítulo, los cuales son importantes para comprender este y otros capítulos:
Clones de sangre y su técnica Fuego Fatuo:
Los clones son usados a partir de la sangre de cadáveres del Inframundo. Saya es capaz de reclamar la sangre de los muertos con su guadaña. La técnica de los clones es el fuego fatuo, que se originan en aquellos cadáveres en estado de putrefacción al contacto con el metano.
Meido Zangetsuha:
Es una técnica que envía a su oponente al infierno. En principio este poder le pertenecía únicamente al yokai Shishinki, pero Inu no Taisho robó dicha técnica. Colmillo sagrado, o bien Tenseiga, fue creada para dichos propósitos. Sesshomaru era el único capaz de perfeccionarla, luego de hacerlo se la cedió a Colmillo de acero o Tessaiga, de Inuyasha.
El poder de Tenseiga:
Es un arma creada a partir del colmillo de Inu no Taisho, capaz de cortar fantasmas y seres del otro mundo, también puede revivir a los muertos, curar a los vivos y proteger a Sesshomaru en casos donde su vida corra peligro.
El Filo de Ilusión de Shishio:
El Filo de ilusión consiste en unas ondas de niebla o humo que alcanzan a su víctima, lo inmovilizan y lo deshacen como si fuera una serpiente venenosa. Dichas ondas surgen de una esencia que emana de la cadena con un dije ovoide que lleva en su bolsa.
Shishio también utiliza polvo de huesos de demonios que producen alucinaciones, envenenamiento, somníferos, etc.
Estela azul de Shippo:
Una estela azul derivada de su fuego mágico, tiene distintos niveles de intensidad. Es como un rayo que corta a sus oponentes.
