Saya usó su gran velocidad para acercarse a Inuyasha. En un parpadeo, de una de sus manos salió disparado un resistente hilo rojo que en la punta parecía tener un aguijón. Esta lo clavó en el corazón de Inuyasha.
Inuyasha: - ¡Argh! - el hanyo escupió sangre.
Saya: - Te he clavado mis arañas, date por muerto.
Sesshomaru: - Tsk.
El daiyokai agitó a Tenseiga como si fuera a romper el hilo, pero era una finta. En un movimiento rápido le clavó la espada a Saya en un costado.
Sesshomaru: - Puedo olerlo, la fuente del poder de esas arañas proviene de tu vientre.
Saya: - ¿Cómo... lo supiste?
El hilo se cortó. Inuyasha se desvaneció debido al fuerte dolor.
Kagome: - ¡Inuyashaaaaaa!
¿Qué es este dolor tan... intenso? ¿En serio voy a morir?
Sango montó a Kírara y lo alcanzó en el aire.
Sango: - ¡Inuyasha!
Kagome: - ¡No puede ser!
La humana corrió para encontrarse con ellos al bajar. Miroku y los demás miraban por la ventana.
Miroku: - ¡Inuyasha!
Kagome: - ¡Aguanta, por favor!
Estaba hiperventilando y aunque sentía una enorme presión en el pecho, el dolor no era tan intenso. No obstante, su corazón latía más lento.
Saya: - Debes agradecerle a tu hermano, hanyo. Un poco más y mis arañas te hubieran parado el corazón.
El daiyokai agitó su Bakusaiga en Saya, pero esta previó el ataque y formó con su hilo de araña rojizo una espada. Ambos hicieron chocar sus armas, el choque de estas generó una resonancia y un duelo de luces rojizas y verdes.
Sesshomaru se alejó de ella y usando gran impulso volvió a impactarla con Bakusaiga.
Sesshomaru: - ¡Maldita!
El demonio arremetió, pero debido a la transformación de la demonio se sentía aún más fuerte.
Sesshomaru: - ¿Quién eres?
Saya: - Difícilmente has oído hablar de mí, de nosotros...
La demonio agitó su espada, dejando salir de ella una energía rojiza, era su yoki. Este se extendió en un radio de unos tres metros alrededor de ella. Sesshomaru sintió cómo su energía le quemaba la piel de las manos y el rostro.
Saya: - Esta es mi verdadera forma, pero no toda mi fuerza. Tal vez sea buena idea crear más clones, usando mi verdadera forma ¿Qué te parece, Sesshomaru?
De pronto, sintió que su corazón latió con fuerza.
¿Qué? Me siento muy cansada.
En ese preciso instante, de entre las ramas un hilo grueso la envolvió y la atrajo hacia el árbol que era frondoso. Sesshomaru la siguió inmediatamente, pero habían desaparecido, incluyendo su aroma.
Miroku, Rin y los demás salieron de la choza:
Anciana Kaede: - ¡Inuyasha!
Inuyasha: - Estoy... bien.
El daiyokai descendió cerca de donde estaba su medio hermano, acostado en los regazos de Kagome. Se encontraban a varios metros de la choza de Kaede, en medio del pasto.
Sesshomaru: - Ha borrado su rastro instantáneamente.
Shishio: - ¡Es demasiado fuerte!
Jamás pensé que esa demonio indecisa tuviera tal poder ¿Las arañas vampiro? Nunca escuché de ese clan.
Pensó el forastero.
Rin: - Señor Inuyasha ¡Tome esto!
Tanto Rin como la anciana se acercaron a él.
Rin: - Al menos le calmará el dolor. Aquí tiene, señora Kagome, esta es la medicina restante.
Anciana Kaede: - Esa herida se ve muy mal ¿Logró inyectarle el veneno?
Sesshomaru: - Parece que las arañas en su cuerpo no lograron tomar su sangre, pero puede que sus cadáveres estén dentro de su cuerpo y lo infecten. Puedo percibir su aroma.
Kagome: - Debemos hacer que las expulse.
Sango: - Yo iré a buscar a Jinenji, tal vez pueda ayudarnos.
Anciana Kaede: - Llévenlo a la casa, veré que puedo hacer mientras tanto.
Sesshomaru reflexionó:
Así que querías matar a Inuyasha, tal como yo lo hice con Kenji. Parece que a ti también te he subestimado...
Otra vez, este Sesshomaru ha sido arrogante.
El daiyokai se refería a Tokyoji, a quien había considerado un ser inferior, pero al final lastimó a Rin y pudo haberla matado si hubiera querido. Ahora era Inuyasha quien padecía.
No volveré a confiarme...
Rin: - Señor Sesshomaru, su piel...
Jaken: - Han lastimado su rostro ¡Cuánta insolencia!
Él la miró de reojo y luego de concentrarse y poner sus ojos rojos, cerró inmediatamente sus heridas.
Sesshomaru: - Esto no es nada.
. . .
Saya: - ¿Qué es esta mierda de sensación? ¿Acaso voy a morir?
La encapuchada la llevó a una pequeña cueva que había en un bosque cercano. Saya recientemente había dejado su escondite en el pueblo abandonado para refugiarse allí, donde la encapuchada estableció un campo de energía.
Encapuchada: - Estás sufriendo las consecuencias de la droga. Mi sangre es pesada y sumado al uso de la carta, tu cuerpo ha quedado exhausto.
Saya: - ¡Perra! ¡Nunca dijiste que sería tan doloroso!
Encapuchada: - Si no te hubieras demorado no te sentirías así. Llevaste tu cuerpo a tal límite que ni mi sangre podrá hacerte sentir mejor.
Saya: - ¡Argh! Es tan... incómodo.
La demonio se sentía desfallecer.
Encapuchada: - No pudiste lastimar de gravedad a ninguno de los dos.
Saya la ignoró.
En eso, Shishio apareció, traía en su hombro izquierdo el halcón de Kanade.
Shishio: - Hola, he venido a cuidarte.
Encapuchada: - ¿Estás loco? ¿Dejaste la aldea?
Shishio: - Solo será un tiempo, en lo que Saya mejora. Además, no creo que noten la diferencia. He dejado una ilusión en mi lugar.
Saya: - Ayúdame, Shishio ¡Me duele!
Shishio: - Así lo haré.
. . .
Antes de caer la tarde, el galope de un caballo levantaba el polvo del camino. Una mujer lo dirigía con ímpetu. Llevaba un traje de sacerdotisa y un sombrero de bambú.
Debo apresurarme, ese forastero es sumamente peligroso.
Ella sentía el galope en las sienes, pero no iba a detenerse.
. . .
El herido fue tratado por la anciana. Al anochecer, Jinenji también había ido a visitarlo por pedido de Sango. Le había llevado unas plantas medicinales.
Inuyasha parecía estar mucho mejor. Había vomitado las arañas y su corazón latía normalmente, pero estaba agotado. Dormía en la casa de la anciana, mientras Sango y Rin animaban a Kagome fuera de la choza.
Sango: - Probablemente está exhausto por la recuperación.
Rin: - Sí, esa demonio se veía muy poderosa.
Kagome: - No, pero él ya se veía algo cansado desde que peleamos con los clones. Tal vez está enfermo.
Shishio: - Esa mujer realizó una técnica sumamente peligrosa, lo raro sería que no sufriera las secuelas. Si Sesshomaru no hubiera actuado, probablemente hubiera muerto.
Las mujeres se le quedaron viendo como dándole la razón.
El forastero estaba en realidad al lado de Saya. Había dejado una ilusión en su lugar que de paso le informaba acerca de todo lo que ocurría. El halcón de Kanade, hipnotizado por él, se había ido con el verdadero, pero debido a la situación de Inuyasha nadie había notado la ausencia del ave.
Tanto Inuyasha como Sesshomaru pueden cortar a los muertos, pero Sesshomaru cortó el hilo con esa misma espada ¿Qué significa esto? ¿De dónde proviene la sangre de Saya? ¿Su sangre es... ?
Reflexionaba el joven dentro de la cueva.
La demonio permanecía dormida en el suelo, cubierta con una frazada hecha de piel de oveja que Shishio había traído de su pueblo.
Saya, eres definitivamente una criatura extraña...
El muchacho veló su sueño, pues la encapuchada se había marchado, dejándola a su suerte.
Al día siguiente, Kagome fue a casa de la anciana para ver cómo seguía Inuyasha. Rin había dormido con ella; Sesshomaru y Jaken permanecieron en el tejado.
Inuyasha: - Me siento mucho mejor, gracias a todos.
Kagome: - ¡Inuyasha! – la humana lo abrazó.
Inuyasha: - Perdóname por preocuparte, esa mujer resultó ser más fuerte de lo que aparenta. Tiene un aroma muy extraño, es único.
Kagome salió de la choza, ayudándole a Inuyasha a caminar, aunque él podía hacerlo sin dificultad. Los demás también salieron de la choza.
El daiyokai estaba fuera, mostrándose desinteresado de la situación, pero en el fondo quería saber cómo se encontraba.
Por otro lado, aunque ahora se soportaban, solo hablaban lo mínimo, sin embargo, con sus miradas se decían todo. Y lo que ahora pensaban era que esa mujer era en extremo peligrosa y muy difícil de predecir en sus ataques y acciones.
Anciana Kaede: - Ya puedes moverte sin problema ¿Verdad?
Inuyasha: - Sí.
Anciana Kaede: - Jinenji te dejó medicina para la infección. Anoche vino a verte...
La anciana fue interrumpida por la presencia de una mujer que llevaba un sombrero de bambú. Esta se les acercó amistosa.
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Aclaración sobre un concepto del capítulo:
La técnica de las arañas vampiro:
El atacante usa un hilo de su sangre, el cual es lanzado a gran velocidad. Este ingresa dentro del cuerpo del adversario por medio de un aguijón. Del hilo emergen unas arañas devoradoras de sangre. En tres minutos detiene el corazón de su víctima; su sola presencia puede infectar el cuerpo de su hospedador.
