¡Hola! Me ha costado LA VIDA arrancar con esta parte de la historia. Los capítulos serán más largos, así que espero que no se aburran 😊💕🌈

Ryokan: posada japonesa tradicional.

Tatami: tapiz acolchado hecho tradicionalmente de paja de arroz recubierto con una estera de bambú. Es suave y confortable y sirve como suelo de casas tradicionales japonesas.

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Cruzaron el puente y se reunieron con Ah-Un, quien había llegado primero al otro lado. Sesshomaru subió a Rin en la bestia y ella curó su pie con medicina; se alumbraba con la farola, pues había poca luz.

Allí divisaron a lo lejos un árbol viejo, de corteza oscura y pequeño, que no tenía una sola hoja. Caminaron hacia él, mientras iban notando con mayor nitidez una jaula para pájaros, que pendía de una rama. Dentro de ella se encontraba una llama levitando.

Mientras caminaban por el suelo polvoriento el daiyokai pensó:

Lo que vendrá es totalmente desconocido… ¿Este Sesshomaru se encuentra indeciso?

No, no daremos marcha atrás.

Al llegar, tocó el fuego con su garra justo en su centro. Con su desarrollado olfato percibió un ligero aroma a demonio. La llama se transformó en un oscuro portal ovalado que se abrió al lado del árbol.

Rin: - ¡Wow! ¿Esa es la entrada?

Sesshomaru: - Parece que debemos cruzarlo para llegar al sitio.

Los cuatro entraron. Por dentro se veía muy iluminado, parecía que los rodeara una atmósfera cálida, de tonos blancos, rosas naranjas y amarillos.

Rin estaba asombrada por lo que veía, aunque sentía calor y no podía distinguir el suelo que pisaban. Por el contrario, Sesshomaru tenía el ceño fruncido.

No percibo aroma alguno…

Cuando salieron del portal descubrieron que al otro lado era de mañana. La abertura se cerró de golpe. Ante ellos, había un par de puertas inmensas de hierro rojizo.

El daiyokai dio unos pasos hacia adelante y se quedó observando de arriba a abajo la entrada. Seguidamente, usó el dintel para anunciar su llegada y de inmediato las puertas se abrieron.

Estas chirriaron y dejaron salir un vaho caliente y blanquecino. Cuando se disipó apareció ante ellos un joven humano.

Mayordomo Hak: - Buenos días, soy el mayordomo de esta posada – les hizo una reverencia - ¿A qué han venido?

Sesshomaru: - Queremos ver a la dueña.

El mayordomo se le quedó mirando como si Sesshomaru no hubiera terminado de hablar.

Sesshomaru: - Le han puesto un sello a Rin. Venimos a ver a la mujer que puede deshacerlo.

Mayordomo Hak: - Muy bien, pero antes de dejarlos entrar quiero que sepan que una vez que alguno de ustedes ponga un pie dentro, ya no podrán salir hasta que la razón por la que han venido se haya resuelto.

Sesshomaru lo vio con cara de pocos amigos.

Sesshomaru: - Muévete.

Mayordomo Hak: - Ah… sí – se hizo a un lado e inclinó su cabeza.

El joven humano había sentido temor ante su mandato, después de todo, era un joven aprendiz. Este vestía un kimono cian con estampado de lunas negras y un hakama oscuro. Su cabello era largo hasta los hombros, negro y sus ojos eran marrones, bastante rasgados. Tenía la piel pálida.

Cuando entraron vieron una estructura que parecía un pequeño palacio. Tenía un letrero de madera que tenía grabado: "Ryokan no Hi" (Posada de fuego). Parecía ser un palacio japonés de mediano tamaño. Era de varios pisos y su tejado negro. Sus paredes eran rojizas y las puertas corredizas de madera negra y papel. El piso era de tatami.

Dentro los atendieron un par de mujeres demonio vestidas con finos kimonosvioleta que los condujeron hasta el aposento donde se encontraba la dueña.

Jaken: - Esta posada luce desierta.

Rin: - Nunca he estado en un lugar así.

Jaken: - Raro sería que hubieras estado.

Las mujeres llamaron a la puerta y como no se abrió Sesshomaru la forzó. Al entrar vieron a dos demonios calvos, pálidos, desnudos y de gran atractivo físico, manosear a una mujer que tenía un kimono negro suelto, dejando sus senos al descubierto. El lugar era amplio e iluminado.

La mujer tenía el cabello largo y ondulado de color naranja y llevaba un bozal de cuero negro que simulaba un pico de cuervo. Sus ojos eran grises y su piel blanca. Se veía como una mujer madura.

Mujer cuervo: - ¡Oh! ¡HA VENIDO ALGUIEN! – cacheteó a uno de los gemelos que seguía moviendo sus manos en sus senos con descaro – Perdonen la escena.

Se vistió rápidamente y se acercó a ellos. Los gemelos la siguieron como una sombra.

Mujer cuervo: - ¿Han venido a hospedarse? ¡Este sitio es un paraíso!

El demonio la apuntó con su arma.

Sesshomaru: - Quítale a Rin el sello que tiene en su interior.

La demonio se acercó a Jaken.

Mujer cuervo: - Pero si te han dañado el rostro también ¡Pobrecita!

Jaken: - A ver, a ver-

Rin: - Señora, yo soy Rin – le hizo una reverencia.

Jaken tosió ofendido.

Mujer cuervo: - Lo siento, el vapor de las termales de este lugar me empaña la visión.

Sesshomaru: - Un tipo selló su interior con su sangre para evitar que trajera al mundo a un niño híbrido.

Mujer cuervo: - Un sello contra el nacimiento de los hanyos. Entiendo – le dijo, mirándolo de arriba abajo – Rin, muéstrame tu entrepierna.

La humana se quedó estática.

Mujer cuervo: - Levántate el kimono.

Rin así lo hizo, Jaken se cubrió los ojos.

Mujer cuervo: - Sí, es un sello de gran potencia. Quien lo adhirió a ella no es un demonio cualquiera. Te pondré un sello restaurativo.

Se agachó, quedando justo frente a ella y formó un rombo con ambas manos. Dijo algo inteligible y una luz blanca formó un una extraña inscripción. Este era el sello restaurador, el cual se adhirió a su útero.

Mujer cuervo: - Te quedarás aquí hasta que sea la primera noche de luna creciente. El sello restaurativo te ayudará a desprender la sangre del demonio, pero para quitar el sello en su totalidad es necesario que ese día se realice un rito de sangre.

Sesshomaru: - ¿Rito de Sangre?

Mujer cuervo: - Basta con que sepan eso por ahora. La luna creciente será en quince días. Durante ese tiempo tienen prohibido… ya saben, lo que mis esclavos y yo hacíamos antes de que USTEDES forzaran la puerta.

Encaró a Sesshomaru, mientras se acercaba a él, quien seguía casi en la puerta. Los gemelos iban detrás, mostrando unas sonrisas malignas.

Mujer cuervo: - ¿Cómo te llamas?

Sesshomaru: - Sesshomaru.

Ella se acercó a su oído y le susurró:

Mujer cuervo: - Pueden manosearse si quieren, solo no te la cojas ¿Sí? – los gemelos al escucharla, juntaron sus manos, mirándose frente a frente con divertida perversión.

Sesshomaru: - Qué mujer tan vulgar.

Definitivamente es la mentora de aquella sacerdotisa.

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Mientras tanto, en la aldea…

Fragmento del capítulo anterior:

"Miroku: - Es extraño que la sacerdotisa Kanade se haya ido sin despedirse ¿No lo creen? - tenía la mirada fija en el forastero.

Todos volvieron a ver al monje.

Miroku: - ¿Qué piensas tú, Shishio? Estuviste muy cerca de ella ¡Contesta! - le gritó desafiante."

Shishio: - Pienso que pudo haberse marchado porque quiso. Tan fácil como eso.

Kagome: - Pero ella no parecía ese tipo de persona. Vino hasta aquí para avisarle a Rin sobre su estado ¿Por qué se iría sin despedirse?

Kohaku: - ¿Y si algo le sucedió?

Miroku: - Eso es justamente lo que pienso – miraba a Shishio con desconfianza.

Shippo: - Deberíamos buscarla por los alrededores.

Kohaku: - Tienes razón. Nosotros la buscaremos.

Shishio: - Creo que ya no soy bienvenido en este lugar. Lo mejor será que me marche – el joven se dio media vuelta dispuesto a irse.

Miroku: - ¿De qué hablaron aquella vez cuando se reunieron al medio día?

Pero el muchacho lo ignoró y solo se retiró del lugar.

Inuyasha: - Ese tipo nunca me dio buena espina. Lo mejor será que se largue.

Inuyasha se sentía mucho mejor, pero había notado que cada vez que se agitaba se mareaba, se le aceleraba el corazón y se sentía débil. Lo había notado estando en brazos de Kagome.

Saya no ha vuelto y parece no estar sola. Ha demostrado ser tan fuerte como misteriosa ¿Cómo pudo Sesshomaru detener su ataque usando a Tenseiga si esta solo corta a los muertos? Sin embargo, su técnica de las arañas vampiro olía a ella, no a cadáver…

Además, dijo que dudaba que supiéramos de ella, de su clan ¿Qué quiso decir con eso?

Kagome: - Inuyasha…

Él no le escuchó, estaba muy concentrado en sus pensamientos.

Por su parte, Shishio reflexionaba al retirarse de la aldea:

Estos estúpidos creen que pueden hacer algo frente a nosotros. No tienen ni idea…

Volteó su rostro hacia el río que estaba a su lado y que desembocaba en las afueras de la aldea.

Shishio: - ¿Adónde estarás, sacerdotisa? ¿Ya estarán comiéndose tu cuerpo los gusanos?

Shippo y Kohaku, que estaban escuchándolo por entre los arbustos, se miraron con asombro.

Por otro lado, el cuerpo de la sacerdotisa que había sido arrastrado por las aguas del río, se hallaba en la orilla, a unos cuantos kilómetros de la aldea. Permanecía en el suelo, con su rostro mirando parcialmente hacia un lado, de modo que solo se le veía un ojo cerrado.

Tenía un profundo tajo en su frente y en ella se apreciaba una mancha de sangre seca. De repente, la mujer abrió su ojo, que estaba vidrioso y seco.

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En la posada los atendieron con suma amabilidad. El espacio que rodeaba la posada era vasto: lo rodeaba una cadena montañosa y muy cerca había un volcán. También había termales y praderas inmensas. Dentro de la posada se encontraban varios jardines y mucha vegetación en general para apaciguar el calor que venía de las termas. También pasaba muy cerca un río de aguas heladas. Era un sitio de ensueño.

Las empleadas que los atendieron al inicio, luego de darles un recorrido por el lugar y ofrecerles deliciosos platillos, los condujeron a sus respectivas habitaciones.

Rin: - Me encanta este lugar.

Sirvienta 1: - Si deslizan esa puerta que tienen a su lado, encontrarán los futones, mantas y varias yukatas. Pueden ir a la cocina o a cualquier instalación a cualquier hora y sin supervisión.

Sirvienta 2: - Estaremos cerca, así que cualquier cosa pueden llamarnos. Disfruten su estadía.

Llevaron a Jaken a otra habitación. Había anochecido, por lo cual les dieron espacio a la pareja.

Rin: - Ciertamente, hace mucho calor – se abanicaba con la mano.

Se desvistió y se puso una yukata azul. Sacó otra del mismo tono, pero mucho más grande del armario.

Rin: - Debería cambiarse, señor Sesshomaru.

Sesshomaru: - Estoy bien así.

Rin: - Ay, no sea así…

Él respiró y se cambió ahí mismo.

Rin: - ¡Justo a su medida! Es la primera vez que lo veo con otro atuendo.

Bajaron el futón matrimonial, Rin se sentó en él y bebió agua de su termo de bambú. Sesshomaru se acostó a su lado, teniendo sus brazos como almohada y cerró sus ojos.

Ella se sintió tímida.

Esa mujer dijo que no podíamos hacerlo… pero justo ahora el señor Sesshomaru se ve tan hermoso.

Recorría su cuerpo con la mirada. Tenía la yukata abierta, de modo que podía apreciar sus pectorales y parte de su abdomen marcado. Sus piernas también se mostraban debido a la posición. Eran fornidas y sedosas.

Ella acarició su pierna con un dedo por impulso. Sesshomaru abrió los ojos.

Rin: - Discúlpeme, solo fue un impulso.

Sesshomaru la atrajo a su cuerpo y la abrazó.

Sesshomaru: - Será difícil para ti que no pueda tomarte.

Rin: - Así debió ser desde el inicio. Primero casarnos y luego ir más lejos, pero yo apresuré las cosas…

Sesshomaru: - Los humanos tienen comportamientos muy extraños ¿Por qué reprimirte?

Rin: - Qué palabras más liberales.

Sesshomaru: - No tiene caso seguir los convencionalismos solo para agradar a alguien más. Además… - acarició sus piernas hasta llegar a su cadera – Me alegra que lo hayas hecho.

Rin: - Amo Sesshomaru… Su esposa va a cuidar muy bien de usted estos días, aunque no podamos hacer nada.

Sesshomaru: - Solo quédate a mi lado – la miró a los ojos.

Se acostaron a dormir muy juntos, sintiendo su respiración y sus latidos acompasados. Rin se sentía extraña, no era que siempre tuvieran relaciones, pero saber que estaba prohibido y que sería durante quince días, la desmotivaba bastante.

Sesshomaru intentaba reprimirse, contradiciendo sus palabras, pero quería ser prudente: si la tocaba ya no podría detenerse.

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Aclaración sobre La ciudad de Huesos y La Posada de la Mujer cuervo:

Ambos son espacios erigidos utilizando la tierra del Inframundo. También, son habitados por humanos y demonios. La Ciudad de los Huesos tiene ese nombre porque sus habitantes recolectan huesos de demonios para distintos fines.

Por su parte, La Posada de Fuego es un sitio que ofrece a sus visitantes un ambiente ideal para relajarse, aprovechar los beneficios de las aguas termales y dedicarse a todo tipo de placeres. Como su anfitriona es una bruja, esta también ofrece sus servicios, pero solo a aquellos que llaman su atención.