CAPÍTULO XI
AMOR CALLADO
(Hace seis meses)
Ese amanecer fue como cualquier otro, sin embargo ese anochecer sería muy distinto a los demás.
Aún no había despuntado el alba, cuando los hombres empujaron sus embarcaciones al mar. La inclemente tormenta de la noche anterior había revuelto los océanos, haciendo que ese momento fuera perfecto para la pesca.
El hermoso rubio, cuyas mejillas comenzaban a enrojecerse a causa del sol, sentado sobre el suelo de madera y armado con un filoso cuchillo, limpiaba los peces que los mayores de las pesadas redes iban sacando. Alejado de cualquier pensamiento que le distrajera, deseaba que las lentas horas pasaran y llegara el momento de volver a casa donde su abuelo, el viejo Tanaka le esperaba…
Caminando con paso ligero, sobre su espalda llevaba un poco de su pesca.
Al verle pasar por su ventana, una joven campesina de cabellos castaños y ojos negros de inmediato salió a su encuentro; "Hola, Haruka", saludo con las mejillas ligeramente encendidas. "¿Esta noche podremos vernos?, mi padre y mis hermanos no estarán en casa. No tendremos que ocultarnos en el campo", expreso ilusionada porque aceptara su invitación.
"Sabes que eso no será posible. Toma, traje unos peces para ti", dijo mostrándoselos para que ella los tomara.
Entristecida la mujer lo hizo, pero ante su negativa bajo la mirada; "No hagas caso a las amenazas de mi hermano... Te quiero y lo sabes. Además sabes que eso otro a mí no me importa. Por eso me entregue a ti, aunque parece que después de eso ya me olvidaste"
Ante esas lastimosas palabras, el rubio negó con la cabeza; "No es eso que ahora piensas, pero es que debo cuidar a mi abuelo. Hace ya varios días que está muy enfermo", replicó con animo sombrío.
"Entonces deja que vaya a tu casa para ayudar"
"Si eso quieres, entonces no me opondré", contestó y dándose la vuelta, dirigió sus pasos hacia su hogar.
Ingresando en la pobre choza, Haruka observo al viejo Tanaka recostado sobre su lecho. Sentados al lado de él, dos ancianos que habían acudido a verle.
"¿Cómo esta?", el rubio cuestiono escuchando como por momentos dejaba de respirar.
"Qué bueno que has llegado. No le queda mucho tiempo", uno de ellos expresó colocando la mano en su menudo hombro. "Tendrás que ser muy fuerte, muchacho"
Con dificultad el hombre se reincorporo y agitado y balbuceante, fue capaz de pedir; "Déjenme, necesito hablar a solas con mi nieto"
Haciendo caso a lo que tal vez eran sus últimos deseos, ambos hombres salieron de la choza.
"¿Qué pasa, abuelo?", cuestiono el joven acercándose a su lecho.
Tanaka, haciendo uso de las ultimas fuerzas que le quedaban, lo tomo por la camisa; "Ante el cuerpo de tu madre y la memoria de mi amado y único hijo, jure que todo sería diferente para ti. Ha llegado el momento de que cumpla mi promesa. Vete de este lugar, aquí no queda nada a lo que tengas que aferrarte"
"Te tengo a ti, abuelo", Haruka replico tomándole las envejecidas manos.
El viejo negó con la cabeza; "Estoy muriendo. Deja la aldea, aléjate de esa maldita miseria. No quiero que tú termines como tu madre y mucho menos en uno de esos sucios lugares"
"No puedo. Este es mi hogar. Aquí nací", una vez más negó a sus deseos.
"Si puedes, vete y toma contigo mi herencia... ve a Tokio, en ese lugar he preparado un futuro para ti. Lejos de aquí podrás ser alguien y cuando lo seas, finalmente podrás ser quien realmente eres. Solo espero y un día puedas perdonar el hecho de que este viejo te haya convertido en un muchacho, pero debes saber que fue por tu bien", habiendo dicho exhalo por vez ultima y entonces murió.
(Presente. Varias noches después)
Habiendo terminado su trabajo, Haruka abandono la panadería de la joven Lita, tomando así camino hacia la trastienda, donde desde hacía poco más de dos meses habitaba.
La calle estaba oscura y aunque la primavera estaba por llegar, de vez en cuando soplaba una fría brisa.
Mientras avanzaba Tenou se sintió observado, haciendo que volviera la inquieta mirada hacia atrás, fue entonces cuando contemplo que entre las sombras se ocultaban tres sospechosas figuras.
"Pensé que jamás vendrías", una de ellas hablo con una juguetona sonrisa en los labios.
"¿Qué quieres?", el rubio cuestiono sin dejarse intimidar.
Las tres figuras avanzaron y quedando bajo la luz de la sucia lampara, finalmente revelaron su no tan grata identidad.
"Eres tú, ¿Cuántas veces tengo que repetirte que no quiero problemas?", el mozo elevo la voz con enfado. Además no había olvidado las terribles ofensas que el pelinegro había lanzado hacia su buena amiga.
"Tranquilo, Tenou. Para nada es lo que ahora piensas. Las primeras impresiones entre nosotros no fueron nada buenas, pero ahora quiero enmendar mi error". Las amenazas por parte de Fiódor habían tenido su efecto, además después de todo Ryo no era tan valiente como se pensaba.
"Aléjate. No quiero hablar contigo", expreso con intenciones de continuar su camino.
"Taro, Isamu... háganlo", ordeno a sus dos amigos y cómplices y entonces sujetaron al rubio por la fuerza.
"¿Qué haces?", pregunto tratando de liberarse de ese fuerte agarre.
"Hoy es mi cumpleaños. Como regalo mi papá me dio dinero, vamos a divertirnos. Yo invito en muestra de que ahora somos amigos", dijo riendo y recordando que si volvía a molestarle, el marinero le daría su merecido.
"No, déjenme", temeroso, el chiquillo se resistió a lo que parecía un rapto.
"No tengas miedo, es algo que me vas a agradecer después. Andando", el pelinegro replico con tono relajado.
Arrastras, comenzaron a llevar a Haruka con ellos; "¿A dónde vamos?", fue la pregunta obligada.
"Tenou, deja de preguntar, nadie te va a lastimar. Ahora somos amigos", Ryo expreso al mismo tiempo que por la espalda le empujaba para hacerle caminar.
La pesada marcha continuo varias calles abajo, hasta que llegando a una sucia puerta. El pelinegro llamo a fuertes gritos.
"Abran, abran"
El sujeto que custodiaba la misma observo a los cuatro y cruzando los brazos sobre su pecho, no dijo nada ni se movió. En su rostro cuyas facciones no eran para nada amigables, tan solo se dibujo una media sonrisa.
"Tenemos dinero, déjanos pasar. Ademas es la primera vez de este enclenque", Ryo añadió señalando a Haruka.
Tenou de inmediato entendió que lo habían llevado a un burdel; "¿Qué?, no… yo no quiero estar aquí. Déjenme", en vano una vez más trato de liberarse.
"No seas un llorón, es hora de que te vuelvas hombre… quiero una buena dama para mi Haruka", el pelinegro ordeno.
"No, yo no quiero nada"
"Si quieres, anda. Ve", los tres dijeron y entonces por la fuerza lo hicieron entrar.
Ingresando en el no tan sucio lugar, los cuatro comenzaron a caminar por esos pasillos con aroma a sake y tabaco.
"En cuanto se descuiden, debo escapar", nervioso, Haruka avanzaba. Sin embargo su plan no funcionaria porque justo cuando pasaron por una habitación cuyo fusuma estaba entreabierto, lo empujaron dentro.
"Provecho", gritaron riendo y cerrando el fusuma, se alejaron.
La tenue luz que el biombo ofrecía, dejo que el apenado muchacho observara el interior de la acogedora habitación, que aunque no era un lugar sucio, no era del todo un lugar impecable.
"Buenas noches, señor", una joven expreso a sus espaldas.
Ante su gentil saludo, el rubio se volvió y entonces contemplo la desnudes de aquella mujer, quien si apenas era un poco mayor que él. "Buenas noches", titubeante contesto. "Disculpe. Debo irme", añadió con intenciones de salir.
La chiquilla se acerco a él, tomándole por el cuello al mismo tiempo que trataba de besarle. "¿Qué te gusta?", fue la obligada pregunta.
"¿Qué… Qué haces?", resistiéndose, fue gentil al rechazarla y apartarle de su lado.
"Estas aquí porque buscas mi compañía. Yo estoy aquí para ofrecértela", temblando, con sus finos dedos comenzó a desabotonarle la limpia y perfumada camisa.
"Yo… no", trato de decir al mismo tiempo que tomaba sus manos para que parara, sin embargo no podía negar que por un instante deseo poder estar con ella.
La chiquilla no se daría por vencida tan fácilmente, así que empujándole, ambos terminaron sobre el lecho.
Sin poder moverse a causa de esa mezcla entre miedo y excitación, en silencio Haruka la contemplo mientras ella volvía a tomar la iniciativa. "No me has dicho que es lo que te gusta. Supongo que eres de esos a los que les gusta descubrirlo, ¿No?"
"No, no es eso… es solo que", haciendo a un lado esas atrevidas ideas, rápidamente se reincorporo.
"Ya entiendo… ¿Es tu primera vez?, si es así, no deberías tener miedo", expreso deseando saber más sobre su apuesto amante, luego deposito un beso en su pálido cuello.
"No, no lo es", con las mejillas sonrojadas a causa de tan vergonzosa situación, alcanzo a decir.
"Entonces supongo que es tu primer vez en un lugar de estos"
"Si, es eso", contesto asintiendo y volviendo a rechazar sus procaces caricias. Temía que una más y no seria capaz de resistirse a ella. Aunque sabia que debía pensar en frió si es que quería mantener su secreto oculto.
"¿No te gusto?... ¿Cuál es el problema?"
Haruka sonrió y llevando la mano hacia su mejilla, la acaricio de forma gentil; "No es eso, eres muy linda y me gustaría mucho poder estar contigo, sin embargo es algo que no puedo hacer"
Extrañada por su negativa, rápidamente pestañeo; "¿Qué sucede?, ¿Sientes culpa?... ¿Estás enamorado y no quieres traicionarla?", la joven pregunto al mismo tiempo que también le acariciaba el rostro.
"No, no es culpa. Sin embargo comprendo que tu vida en este lugar no debe ser nada fácil. Así que no quiero ser tu verdugo"
Ante las amables palabras del hombre, la mujer sonrió; "Ya has pagado, si no quieres hacerlo, al menos quédate a mi lado para que entonces podamos hablar", habiendo dicho, lo tomo del hombro para que se recostara a su lado. Cosa que el rubio hizo, observando así a detalle la perfecta desnudes de su acompañante.
"Gracias", dijo y entonces desvió la mirada hacia el techo para no distraerse con esa imagen.
"Los hombres que vienen a este lugar solo buscan satisfacción. Algunos son violentos, otros inexpertos, pero ninguno como tú", conmovida por la actitud del chiquillo, expreso.
"No todos somos iguales"
"Eso es algo que me queda muy claro", replico satisfecha al mismo tiempo que colocaba sus brazos bajo la negra melena.
"¿Por qué no te vas?"
"No es fácil. Hace poco llegue aquí, este fue el único trabajo que pude encontrar", no solo sus mejillas estaban enrojecidas.
"Deberías hacerlo, no sigas aquí. Estoy seguro de que lejos de este lugar bien podrías encontrar un buen hombre. Eres muy joven y además bonita"
La chiquilla rió ante sus ingenuas palabras; "¿Crees que algo así pueda llegar a ser?... ¿Quién podría quererme como esposa y madre de sus hijos?"
"Sí que puede pasar, a nadie le digas de dónde vienes y veras que todo cambiara para bien", amablemente Haruka aconsejo.
"Eso es mentir"
"¿Y que no finges que disfrutas de su compañía?, ¿Qué jamás les has fingido satisfacción?", el rubio cuestiono fijando su verde mirada en la de ella.
La joven asintió; "Tienes razón, ¿La amas?" finalmente se atrevió a preguntar.
"¿A quién?", Haruka cuestiono sin entender a que se debía esa interrogante, y es que después de todo, no había hablado sobre sus ocultos sentimientos.
"Supongo que estás enamorado, ¿No?, solo un hombre realmente enamorado no le sería infiel a la mujer que ama, aunque muchos consideran que esto no es infidelidad y solo se trata de un negocio", sutilmente le acomodo los rebeldes cabellos que caían por su frente.
"No negare que la quiero", a su cabeza volvieron las imágenes de la hermosa mujer de cabellos aguamarina, a quien con resignación debía amar en secreto y sin importar cuanto ella la quisiera. "Ademas, si decidiera acostarme contigo o con cualquier otra, no le estaría siendo infiel", añadió.
"Tiene mucha suerte. Me gustaría mucho encontrar a un hombre tan bueno como tú. Me dijiste que no era tu primera vez, supongo que ella y tú"
"No, ella no lo fue. Dicen que ella también me quiere, aunque jamás nos hemos sincerado", replico con las mejillas ruborizadas. "Estoy condenado a quererla en silencio"
"¿Presas de un amor prohibido?", la pelinegra cuestiono volviendo a acariciarle las mejillas.
"Es algo más que prohibido. Aunque ella realmente me amara, jamás podríamos estar juntos", contesto limpiando la lagrima que por su rostro había resbalado.
Ella negó con la cabeza al mismo tiempo que cerraba los ojos; "Alguna vez escuche a alguien decir que el verdadero amor puede contra todos los obstáculos. Si ambos se quieren, ¿Por qué no se dan oportunidad de estar juntos?"
"Porque entonces ella descubriría que todo lo mio es una mentira. Llegaría a pensar que solo jugué con ella", replico tratando de ahogar ese dolor en lo mas profundo de su pecho.
Fue entonces cuando por el angosto pasillo comenzaron a escucharse pasos y gritos.
"Haruka. Sal, nos vamos", Ryo ordeno.
"Cierra, maldito mocoso", un viejo grito cuando uno de ellos abrió el fusuma.
"Cállate anciano, vaya desperdicio de mujer"
"Apuesto que ni pide"
"Haruka, mas te vale que ya te hayas hecho un hombresito"
Ante el alboroto, la mujer se cubrió con la sabana, atrayendo al rubio hacia sus brazos y al mismo tiempo que fingía esa satisfacción a la que estaba forzada.
"¿Qué haces?", cuestiono el chiquillo sin entender a que se debía eso.
"Finjo, finge conmigo", ella ordeno.
"¿Por qué?", pregunto agitado y excitado por su cercanía.
"Porque si descubren que no me tocaste, entonces se burlaran de ti", ella contesto.
En ese punto Ryo abrió el fusuma de la habitación en la que habían dejado al rubio. De esa forma los tres contemplaron la escena.
"Vaya", el pelinegro expreso cruzando sus brazos y recargándose en el muro.
"Sí que sabes lo que haces", Taro agrego.
"Pago por ver", Isamo expreso sentándose sobre el suelo.
"Vete, deja que termine", Tenou ordeno fingiendo molestia.
"Como quieras. Tomate tu tiempo", Ryo replico y tomando consigo a sus molestos amigos, cerraron el fusuma y entonces se alejaron.
Comprobando que no había quien les espiara, la mujer se reincorporo; "Debes irte"
"Así es, gracias por escucharme", el rubio contesto poniéndose de pie y arreglándose la arrugada camisa.
"Gracias a ti", contesto con una dulce sonrisa.
Haruka metió la mano al bolsillo de su pantalón y colocando algo de dinero al lado de la improvisada cama, camino hacia la salida. "Adiós"
"Espera un momento. Luego de escucharte me has influido valor, esta noche me iré, pero ahora es momento de que tú no desperdicies mi consejo. Esa mujer en verdad que es muy afortunada al tenerte. Ninguno de los dos debe huir a sus sentimientos ni a su destino. No importa que es eso que entre los dos se interpone. Si en verdad se aman, sabrán vencer cualquier obstáculo"
"Gracias", Haruka replico asintiendo y cerrando la puerta tras él.
(Dos días después)
Algo que durante los últimos días la joven Lita había observado, era que cuando el rubio atendía el mostrador o se ocupaba de acomodar el pan sobre las tarimas, las ventas del día ascendían.
Y eso se debía a que las jóvencitas acudían para poder ver al apuesto joven de cabellos rubios y verde mirar.
Así pues, una chiquilla de cabellos castaños que caminaba por ahí observo a través del cristal, y mirando que el apuesto mozo atendía, sonrió y entonces ingreso.
"Buenas tardes", saludo cortesmente y al mismo tiempo que caminaba hacia los panecillos salados.
"Buenas tardes", contesto Tenou mientras que concentrado seguía haciendo las cuentas de la venta del día.
Sonrojada e indecisa, la señorita tomo un panesillo y dirigiéndose hacia él mostrador, pregunto; ¿Cuando fue cocinado este pan?". No es que realmente le interesara saber ese dato, lo que ella buscaba en realidad, era sostener una platica con el mozo.
"Yo mismo los cocine esta mañana, señorita", replico sonriendo y haciendo una gentil reverencia hacia ella. "¿Encuentra algún problema con él?", fue la pregunta que siguió.
La mujer, habiendo logrado su cometido, asintió y entonces se acerco aún mas al rubio; "Ninguno, pero me gustaría mucho saber de qué esta relleno"
"Ese tiene queso, aquellos tienen queso y salami", contesto de forma inocente y mientras los señalaba.
"Entonces llevare diez. No es por nada, pero desde que tú lo cocinas, el pan es más delicioso que de costumbre. ¿Te importaría enseñarme a hacerlo?", coquetamente sonrió al mismo tiempo que con sus dedos rozaba su mano.
Ese ligero toque puso nervioso a Haruka, al punto de hacerle balbucear; "Sí, por supuesto. Cuando lo desees"
"Entonces un día de estos podrías venir a mi casa. Estoy segura de que nos divertiremos", discretamente se mordió el labio inferior.
En ese punto alguien a sus espaldas se aclaro la garganta, luego hablo, interrumpiendo lo que parecía ser una muy amigable conversación; "Yo también pienso que desde que este joven cocina el pan, es mas delicioso"
Esa era Michiru, que de pie y frente a ambos, en su rostro bien se podía adivinar una ligera mueca de desagrado. Ninguno de los dos había advertido el momento en que ingreso.
"Espera tu turno, el joven me está atendiendo a mí", también molesta por la interrupción, la castaña alcanzo a decir.
"Buenas tardes, Michiru", nervioso por tan extraña situación, Tenou dijo para con su buena amiga.
La aguamarina no replico a su saludo. "Joven, yo también quiero diez de esos panecillos", en su voz había un ligero toque de molestia.
"Disculpe, también debo atender a la señorita", Haruka expreso para con la dama con la que previamente había estado hablando.
"¿Cuánto es?", Kaio pregunto con indiferencia, como si de pronto no le conociera.
"Michiru, ¿Qué pasa?, ¿Estas molesta conmigo?", cuestiono con voz baja para que nadie más en la tienda lo escuchara.
La aguamarina lo miro con el rabillo del ojo; "Me parece muy poco profesional lo que esta haciendo, señor Tenou"
Haruka se encogió ligeramente de hombros; "No te entiendo. Atiendo el lugar como de costumbre"
"¿Suele coquetear con todas sus clientas?", Kaio cuestiono cruzando los brazos sobre su pecho. Ella misma no podía negarse lo que estaba experimentando, y esos eran celos.
"Yo no estaba coqueteando. Solo estaba siendo amable", replico en su defensa.
"Pues más bien parecía todo lo contrario", indiferente añadió.
"Mañana es Domingo, ¿Vendrás al templo?"
"Por supuesto, es mi costumbre", Michiru contesto acomodándose el cabello detrás del hombro. "¿Por que preguntas?"
"Curiosidad, solo eso"
Michiru rió un poco; "¿Solo curiosidad?"
"Si, ¿Qué mas podría ser?"
La aguamarina miro hacia un lado, dándose cuenta de que la joven con la que su amado había estado coqueteando, se había marchado; "Mientras hablábamos, tu clienta se ha ido". Expreso triunfante.
"Ya volverá por su pedido", replico el rubio sin tomarle importancia"
"El próximo Domingo volveré a ir al parque, esta vez comenzare a pintar los hermosos cerezos que han comenzado a florecer", la aguamarina expreso. "¿Quiere acompañarme?"
"Solo si usted me lo permite", de forma coqueta Haruka arqueo los labios.
"Por supuesto, a menos de que este demasiado ocupado con su nueva amiga... o con alguna de sus clientas", aún molesta no pudo evitar decir.
El rubio soltó una ligera carcajada al adivinar a que se debía su enojo, entonces hizo aquella atrevida pregunta; "Michiru, ¿Estas celosa?"
Semejante cuestionamiento hizo que las mejillas de la aguamarina se encendieran y las manos le temblaron; "¿Por que habría de estarlo?"
Haruka también se estremeció ante su indiscreción; "Es cierto, perdón por semejante pregunta. Te veo el Domingo"
"Hasta el Domingo", Michiru replico y dejando el dinero sobre el mostrador, tomo su pedido y entonces se marcho.
A través del cristal, Tenou la siguió con la mirada.
"¿Cuando se lo dirás?", Lita, quien había observado todo, cuestiono a sus espaldas.
"¿Decirle que?", Haruka cuestiono fingiendo demencia.
"No deberían mentirse y admitir que se aman", añadió dándose la vuelta para continuar con sus labores.
Por su parte, la aguamarina apenas se alejo de la panadería, agitada se recargo en el muro.
"¿Que le pasa, niña?", pregunto la nana al verla en ese estado.
"Nana, Haruka tiene una nueva amiga y yo... yo estoy celosa. Él parece no estar interesado en mi y ahora me aterra que pueda llegar a querer a otra. ¿Qué debo hacer?", cubriéndose el rostro se echo a llorar.
La señora Matsuko la abrazo y besando su mejilla, dijo a su oído;"Entonces dígaselo. Le dolerá menos saber que no la quiere, a vivir siempre con la duda. Aunque no todo esta perdido, ¿Quien dice que en secreto no la ama?"
Michiru sonrió, luego se limpio las húmedas mejillas; "Si yo no fuera tan cobarde, hace mucho ya lo hubiera hecho. Vamonos nana, no quiero que mi madre se preocupe", resignada a quererle en silencio, del brazo ambas comenzaron a alejarse.
Notas de autor;
isavellcota; queda ver si Haruka se lo confiesa o Michiru descubre su secreto, pero sobre todo queda descubrir como reaccionara ante ello.
kaiohmaru; Por supuesto que Katherine apoyaría a su hija, aunque queda ver hasta donde.
Michelle; Lo que pasa con Haruka, es que no quiere darse cuenta de lo que siente Michiru.
Unbreakablearrior; Gracias ;)
Osaka; Ambos son bien cobardes, ojala y sirvan de algo los consejos que a Haruka le dieron, aunque dada la situación parece que no sera tan fácil dar ese primer paso.
Guest Again; Necesitan un mega empujón para que se decidan.
HaruTenoh11; Gracias, me alegra mucho que te guste mi trabajo. Deja que Michiru entre en confianza y es seguro que si le pide el desnudo XD XD.
Hotaru tomoe; Que problemático secreto tiene Haruka encima, quizás si se hubiera presentado ante Michiru tal cual es, no estarían sufriendo porque Michiru sabría que es una mujer a quien ama.
Kyoky; Más que negar sus sentimientos, Haruka quiere negarse a si mismo lo que Michiru siente hacia ella. Cosa que no puede hacer porque no puede evitar que Michiru le quiera.
