CAPÍTULO XIII

DULCES PALABRAS

(Un mes después)

Los dorados campos de trigo destellaban bajo la luz del sol, produciendo a la vista un exquisito efecto. Más allá, las altos y verdes valles tupidos de diversas flores y abundantes colores, ofrecían un espectáculo digno de plasmar en una pintura.

Ahí, en la colina más alta y bajo la sombra de un árbol cuyos maduros frutos colgaban por entre sus ramas, sentados sobre el pasto el rubio y la aguamarina observaban el rojizo atardecer. A su lado, las sobras de un dulce postre comenzaban a atraer a los inquietos insectos.

El viento soplaba, moviendo en torno a ellos dos la fresca hierba y arrastrando no solo los rosados pétalos de los cerezos, pero también su dulzón aroma.

Tomando un poco de la espesa crema de chocolate, de forma juguetona Michiru mancho la mejilla de su amado, luego la beso con delicadeza; "No sé qué es más dulce, si el postre o tú", una vez dicho, rápidamente dirigió sus rosados labios hacia los suyos.

"Ni el postre ni yo. Tú eres aún más dulce que cualquier chocolate, o que la misma miel", replico volviendo a besarla y una vez que lo hizo, se dejó caer sobre el pasto. Colocando los brazos bajo su dorada , cerró los ojos.

Michiru sonrió y acomodándose los cabellos que la brisa le había despeinado, en silencio le contemplo un instante, luego apoyo la cabeza en su pecho y entonces pregunto; "¿En quién piensas?, ¿Qué es eso que por momentos me roba tus pensamientos?"

Con cariño, Haruka le acaricio los sedosos cabellos; "Todo mi pensamiento lo ocupas tú. Pero debo confesar que cuando cierro los ojos, lo hago para apresar en mi memoria y para siempre este momento. De esa forma y antes de dormir, podre evocar estos recuerdos"

Complacida, la mujer le acaricio el sonrosado rostro;"Y ahora que estamos juntos, ¿Crees en el destino?"

"Ahora más que nunca. ¿Sabes? Debo confesar que yo no quería venir a este lugar. Sentía que no podía dejar la aldea. Lo consideraba así porque ahí nací y pase toda mi vida. Era lo único que conocía y donde más seguro me sentía"

Kaio se reincorporo, fijando su mirada en la de él; "¿Alguna vez has considerado regresar?"

Tenou negó con la cabeza; "Puedo ir a cualquier parte, a donde yo lo desee, pero jamás podré regresar a ese lugar. Así se lo prometí a mi abuelo y he de cumplirlo"

"¿Tan malo es?"

Haruka se encogió un poco de hombros; "Era malo, pero la vista en verdad era muy hermosa, aunque jamás se podría comparar contigo", expreso y entonces dejo que un suspiro abandonara su pecho.

La señorita volvió a apoyar la cabeza en su pecho, luego le rodeo con sus brazos; "Háblame de él, dime como era tu vida ahí"

Tenou sonrió satisfecho; "Vivía en una pobre choza con mi abuelo. Cuando llovía o hacía viento, sus muros se movían amenazando con derrumbarse, sin embargo eso nunca sucedió. Eran fuertes como el viejo Tanaka. Él no quería que yo fuera un ignorante como él, así que cuando tuve edad suficiente para caminar, me tomaba de la mano y me llevaba a una aldea cercana para que pudiera aprender a escribir, leer y contar, luego aprendí a tocar el piano, cosa que no hago del todo bien"

Maravillada, la jovencita le escuchaba con los ojos cerrados; "Háblame del mar, ¿Qué hacías en él"

"Una tarde me desaparecí de casa, cosa que preocupo a mi abuelo. Pensaba que algo me había ocurrido. Cuando regrese y descubrió que había estado pescando con los mayores, se molestó. Yo le exprese mis deseos de ser marinero, y es que deseaba poder cruzar los océanos. Había leído muchos libros sobre aventuras, y yo quería eso para mí. Eso a él no le agrado, luego renuncie a esa idea y me volví un simple pescador. De madrugada salía con los adultos a pescar, regresaba con la puesta del sol. El mar puede llegar a ser maravilloso, pero también monstruoso"

"¿Por qué te lo prohibió?"

"Por mi padre, él murió durante una tormenta. Tenía miedo de que me pasara lo mismo", replico. "Muchas veces grandes olas nos envistieron, amenazando con volcar nuestra embarcación. Recuerdo los días de tormenta, preocupadas, las mujeres esperaban por nosotros en el muelle", sonriendo, por un momento pensó en aquella chiquilla de cabellos castaños.

"¿Quién esperaba por ti?", cuestiono intrigada.

"Había una joven que lo hacia por sus dos hermanos mayores, pero también se preocupaba por mi y porque sabía que estaba solo, ansiosa aguardaba mi regreso. Cosa que sus hermanos no aprobaban""

"Al escuchar esa confesión, con voz temblorosa la chiquilla hablo; "Supongo que ella aún espera a que regreses, ¿No?"

"No, mi amor. No me espera, porque ella también me hizo jurar que jamás regresaría. Pero por favor no pienses más en ello, cualquier cosa entre esa mujer y yo, termino hace mucho tiempo", expreso volviendo a acariciarle el cabello.

"Lo sé, pero… ¿Extrañas tu hogar?", Michiru cuestiono haciendo a un lado la imagen de esa joven. Si su amado le decía que debía confiar en él, entonces lo haría.

"Ya no, pero en un principio si, aunque no lo suficiente como para considerar volver. Este lugar es mucho mejor y ahora lo considero mi verdadera casa"

Michiru se sentó y flexionando las rodillas hacia su pecho, se abrazó a sus rodillas; "Cuando era niña mi madre me llevo a su hogar, en ese momento desee poder quedarme ahí. Ese sin duda hubiera sido un grave error porque entonces no estaríamos aquí, disfrutando de nuestra compañía"

"No lo pienses así, porque el destino se hubiera encargado de llevarnos al mismo punto para reunirnos. Yo me habría convertido en marinero y entonces nos habríamos conocido en algún puerto, o en alguna calle". Abriendo los ojos, por un momento se quedó mirando las nubes, luego pregunto; "¿Dónde está el hogar de tu madre?"

"Lejos, muy lejos. Hace falta mucha paciencia para poder llegar", replico la aguamarina. "Comprendo tus sentimientos hacia el mar, su oleaje y su movimiento son algo maravilloso"

"Lo son, Michi, pero yo no me refería al lugar. Me refería a otra cosa"

La jovencita asintió conmovida al pensar en la rubia; "Mi madre está aquí, pero cuando me habla de su hogar, me da la impresión de que su corazón lo dejo ahí. Sus ojos se llenan de lágrimas y entonces sigue un silencio que es como un hierro. Es imposible de romper"

"¿Crees que se trate de algún viejo amor?"

Michiru dibujo una sonrisa en sus labios al pensar en esa hermosa posibilidad, sin embargo rápidamente cambio esa mueca por una muy diferente; "Me gusta pensar que alguna vez mi madre fue verdaderamente feliz, pero también me entristece pensar en todo aquello que ella tuvo que dejar para venir a este lugar y con mi padre, a quien ya hace más de un mes no ve"

"Tienes razón, debió ser muy duro para ella"

Michiru volvió a acariciar el rostro de su amado y entonces cuestiono; "Tú no me lo has dicho"

"¿Decirte que?", pregunto depositando un corto beso en sus labios.

"Dime donde está tu corazón"

"Estoy aquí, pero mi corazón esta junto al tuyo", atrayendola hacia él, la beso en los labios.


(Lejos de ahí)

El abundante humo del cigarrillo mezclado con el aroma del saque, habían transformado el fresco ambiente de aquel salón en uno nauseabundo.

Ahí y sentado sobre el suelo de madera y frente a la mesa, Isao bebía en compañía de dos viejos amigos.

El hombre, bien vestido al puro estilo occidental, se llamaba Eiji. De oficio dudoso, cara burlona, complexión delgada y cabellos castaños, en apariencia bien podría ser todo lo contrario a Isao, aunque en modales y costumbres era muy parecido al tosco pelinegro.

La mujer, envuelta en un yucata de alegres colores, se llamaba Saiko. Ella, oriara de profesión y que en apariencia y en modales era todo lo contrario a Katherine, hacía ya más de siete años que se había convertido en la amante de Isao.

Esa mujer, falta de educación y modales. De cabellos oscuros, mirada fiera y risa escandalosa, haciendo uso de alguna mala maña había logrado atraer la atención de ese hombre que aunque rico, era poco educado.

"Saque", con un grito ordeno el pelinegro al mismo tiempo que se desabotonaba la camisa y apoyaba la cabeza sobre sus brazos.

"Considero que no deberías beber más", Saiko expreso, pero contrario a sus palabras, sus acciones fueron diferentes y entonces sirvió la amarga bebida.

Elevando la voz, Isao golpeo la mesa con la palma de su mano; "Tú estás para obedecerme y estar callada. Si quisiera escuchar consejos y regaños, me hubiera quedado en casa con mi estúpida y estorbosa esposa"

"Si vas a gritar, entonces vete de mí salón. Esta es mi propiedad", la mujer expreso molesta por el tono con el que se atrevía a hablarle. El que fuera su amante, no le daba esos derechos.

Isao negó con la cabeza y bebiendo, arrojo el vaso contra el suelo, atrayendo la atención de los otros que ahí se divertían. "A mí no me hables de esa forma. Ya te dije que si quisiera escuchar regaños, los escucharía de ella"

Esas palabras hicieron que Saiko rompiera a reír de una forma escandalosa, por no decir que vulgar; "Isao, mira a tu alrededor. Los hombres que vienen a mi salón, buscan olvidarse de sus problemas, sus familias y sobre todo, de sus aburridas esposas. Tú por el contrario me riñes como si yo fuera ella. No haces otra cosa que hablar de esa mujer como si yo tuviera la culpa de sus problemas. A mí no me queda de otra más que pensar qué, o la odias tanto como dices, o la amas tanto como lo niegas"

"A esa maldita desgraciada la odio… que no es muy diferente a lo único que siento por ti", contesto balbuceante. Era el alcohol que ya comenzaba a hacer su efecto en él.

Eiji adoraba esas tormentosas conversaciones en las que se enfrascaban; "No discutan", expreso con intenciones de que aquello no terminara. Y es que siempre que Isao rompía algo o terminaba peleando con alguien, este terminaba abriendo su cartera para compensar a los insatisfechos presentes.

"¿En verdad me odias?, querido", cuestiono llevando un poco de aquella bebida a sus rojizos y carnosos labios. "¿A mí me gritas como a ella?... ¿A ella la tocas como a mí?", de forma procaz Saiko llevo su mano bajo la mesa y posándola sobre la rodilla del pelinegro, le sonrió de forma peligrosa.

"A esa maldita no la toco desde que concibió a mi única hija. Esa, además de frígida, no fue capaz de darme un hijo varón. No iba a arriesgarme a que eso volviera a ocurrir", con fuerza apretó el puño, rompiendo el vaso en su mano. Los cristales penetraron en su piel, haciendo que comenzara a sangrar. "Maldita seas, Katherine", mascullo como si la culpara de su accidente. Luego llevo la mano a su bolsillo y tomando su fino pañuelo, con el cubrió sus heridas.

Saiko volvió a reír, pero de una forma burlona; "¿Tu única hija?... ¿Estás seguro de ello?"

Isao golpeo la mesa, haciendo que lo que había en ella se regara sobre el suelo; "¿Qué insinúas?"

"Nada", la descarada mujer replico antes de volver a beber.

Molesto, el hombre le arranco la bebida de la mano; "Habla, ¿Qué sabes tú?. Ella es mi hija"

"A las mujeres de tu casa ni siquiera las conozco, es solo que me sorprende saber que tú, el gran Isao solo haya sido capaz de engendrar una hija"

El sujeto negó con la cabeza, tomando a Saiko por la barbilla; "Querida, no es lo que tú piensas, en las calles no me faltan hijos, pero es que esa era su única obligación y me fallo. Además, si amo o no a mi mujer, eso es algo que a ti ni a nadie le incumbe", habiendo dicho, bebió directamente de la botella y entonces se desplomo sobre la mesa.

Ver a Isao Kaio en ese estado, hizo que en los labios de Eiji se dibujara una sonrisa; "Querida, aunque este hombre no quiera admitirlo porque es orgulloso, hace ya mucho tiempo que esta arruinado. No menciones ni te burles de su esposa, porque es ella quien paga esos lujos que llevas encima. No juegues con su honra, que... parece ser lo único que le queda"

"¿Arruinado?", sorprendida cuestiono la mujer.

"¿Por qué crees que no ha regresado a su casa? Porque no quiere admitir su fracaso ante ella... y aunque Isao le diga que está en uno de sus viajes de negocios, Katherine no es ninguna tonta y sabe que está aquí, o con alguna otra. Siento más lastima por este pobre sujeto, que por ella"

Saiko cruzo los brazos sobre su pecho; "Si es así, entonces este hombre ya no nos sirve de nada"

Eiji sonrió al mismo tiempo que le tomaba la mano para besarla; "No lo creas así querida, no del todo está en la ruina. Pero si te lo propones, puedes llevarlo a ella, beneficiarte y beneficiarme a mi", concluyo antes de dar un trago a su bebida.


(Del otro lado)

La noche había caído, sorprendiendo al rubio y a la aguamarina, quienes con pasos lentos avanzaban hacía la residencia Kaio.

"¿Sabes que es lo que más odio?", pregunto su amada mientras que con fuerza se aferraba a su mano.

"No, ¿Qué es?", pregunto Tenou encogiéndose ligeramente de hombros.

"Qué la noche llegue y tengamos que separarnos",

"Pues entonces ya somos dos"

"Él día debería tener más horas, de esa forma no tendríamos que despedirnos tan pronto"

"Entiendo Michi, pero seguramente tu madre estará preocupada por ti. No quiero que piense que yo tan solo te robo el tiempo y entonces nos prohíba vernos", refirió.

"Ella es mujer, estoy segura de que entiende de estas cosas, no así mi padre, pero como él no se encuentra en casa, no hay de qué preocuparse", contesto observándole con una mirada enamorada.

Haruka detuvo la marcha y aún con la mano de la joven en la suya, la atrajo hacia él, haciendo que se refugiara en su pecho; "¿Aún hay tiempo para un beso más?"

Michiru envolvió sus brazos alrededor de su cuello, entonces murmuro; "No mi amor, no hay tiempo para un beso más"

"Entonces supongo que tendré que esperar hasta la próxima tarde ¿No?"

La aguamarina acerco su rostro al de su amado y entonces lo beso en los labios, luego hizo una pausa; "Aún hay tiempo para más que un simple beso"

Esas palabras que para él rubio habían sido un tanto provocativas, hicieron que se separara de ella; "¡Michiru!", balbuceante alcanzo a decir.

Habiendo comprendido que era lo que su amado había entendido, los colores asomaran a su rostro al mismo tiempo que un evidente nerviosismo se apoderara de ella; "No, yo no quise decir eso. ¡Dioses!, esto es muy vergonzoso", soltando el abrazo y dándose la vuelta, quedo de espaldas a él. "Yo, yo quise decir que aún había tiempo para besarnos. Yo no me refería a eso que estas imaginado"

El rubio avanzo hacia ella, colocando ambas manos sobe sus hombros; "Está bien, Michi. Se está haciendo tarde, tienes que llegar a casa cuanto antes"

La señorita ante su toque se estremeció. Luego asintió al mismo tiempo que volvía a tomar su mano; "Sí, mi madre debe estar muy preocupada"

En silencio y aun ruborizados ambos avanzaban, haciendo que aquello comenzara a tornarse incomodo.

"Qué hermosa noche, ¿No?", fue Haruka quien rompió la tensión.

"Lo es", replico la otra tratando de ocultar sus enrojecidas mejillas. "Mi amor… yo"

"Esta bien, Michi. No tienes que decir nada", contesto de forma cortes.

La mujer relajo sus miembros, apoyando la cabeza en su hombro; "Gracias", expreso y luego deposito un beso en su mejilla.

De un momento a otro en la corta distancia observaron la casona, así que deteniéndose bajo la luz de un farol, ambos se fundieron en un abrazo; "Te amo"

"Y yo a ti", Michiru contesto apoyando la cabeza en su pecho.

En ese punto la puerta se abrió, haciendo que ambos se separaran rápidamente.

"Buenas noches", la nana expreso desviando la mirada.

"Buenas noches", ambos replicaron aliviados al ver que se trataba de la señora Matsuko.

"Sera mejor que me vaya", Haruka dijo tomando la mano de su amada para besarla.

"No quiero, pero es hora de despedirnos. Adiós", no importándole que la anciana los mirada, se lanzo en sus brazos para besarle una vez mas.

Katherine desde detrás de la puerta conmovida observo a su hija al mismo tiempo que se lamentaba por haber sido tan cobarde y no decirle a Albert cuanto es que lo amaba.


Notas de autor;

Richard Thomas Wayne; Aún no he pensado como es que Isao se enterara :(, ni como es que Michiru le confesara su secreto, aunque si tengo unas cuantas ideas.

Isavellcota; Amo a su madre porque ella es todo lo contrario a Isao. Imagínate si la nana hubiera estado escuchando sus confesiones, seguramente los hubiera interrumpido.

Kaiohmaru; Que Haruka hable sobre su secreto, será más difícil que hablar de sus sentimientos. Tengo miedo.

Michelle; Isao no va a aprobar esa relación. Ese hombre odia todo lo bueno y hermoso.

UnbreakableWarrior; Me alegra mucho que te guste. Pobre Haruka, esa es una situación más bochornosa que la otra, y eso fue porque Michiru estaba presente.

Osaka; La verdad de Haruka pondrá a prueba su amor. A Michiru parce no importarle lo que haya pasado entre Haruka y la mujer de la aldea.

GuestAgain; El drama parece avecinarse. Ese era el momento preciso para sincerarse, la situación tensa les sirvió para que por fin se decidieran.

HaruTenoh11; Muchas gracias. Esta Michiru es diferente a la de las otras historias. Ella es más desinhibida y quizás hasta rebelde. Quizás hasta un poquito más celosa que antes.

Hotaru tomoe; A esta historia ya le hacían falta unos buenos besos ;)