Era su tercer día en la posada, y su viaje para llegar allí se había extendido durante casi una semana. Los amantes se encontraban sentados en un campo de flores que se situaba muy cerca de la posada.

Rin llevaba una corona hecha de manzanillas. En el campo habían cosmos, crisantemos, lirios, dalias y muchas otras. Él la miraba recorrer el campo, mientras recogía algunas hierbas.

Rin: - Mire, además de flores también hay llantén. Es una planta medicinal que tiene múltiples usos. Bueno, aunque es muy común, en la aldea y en el palacio también crece.

Ella acomodaba las plantas en el canasto con mucha calma, Sesshomaru podía ver sus pestañas rizadas y sus pecas. Estas últimas eran poco visibles.

Sesshomaru: - Rin.

Ella le sonrió y se sentó a su lado, poniendo la canasta al lado. Él mantenía una dalia sobre su oreja, que ella le había puesto.

Rin: - He estado pensando, que aunque no podamos tener intimidad, hay muchas cosas que podemos hacer para sentir placer.

Sesshomaru: - ¿Cómo qué?

Rin: - En mi caso basta con verlo respirar o apreciar el color de sus ojos iluminados por la luz del sol. Tocar sus labios suaves o acurrucarme en su estola.

También puedo hacer esto.

Le pasó la lengua por su luna púrpura y luego por las líneas magenta situadas a cada lado de sus mejillas. Él cerró sus ojos instintivamente.

Sesshomaru: - ¿Qué más?

Rin: - ¿Huh?

Sesshomaru: - Quiero saber qué más puedes hacer para sentir placer sin hacerlo.

Rin: - ¿Hacerle trenzas a su pelo? ¿Cepillarlo, o mejor aún, cepillar su estola?

Sesshomaru: - Hmm, no es suficiente.

Se quedó pensando.

Rin: - ¿Qué tal esto?

Se sentó justo frente a él y apoyó sus manos en sus hombros. Procedió a mirarlo fijamente. Él clavó sus ojos en ella.

Rin no pudo mantener la mirada sin ruborizarse. Sopló muy suave en su oreja, para después morder su borde afilado. Pasaba su lengua de vez en cuando.

Rin: - ¿Qué tal?

Sesshomaru: - Mejor.

Apoyó la palma de su mano en la de Sesshomaru, la diferencia de tamaños era impresionante, ella se sorprendió al notarlo. Él la seguía mirando inexpresivo.

Al momento, este cerró su mano, sintiendo la calidez de Rin.

Sesshomaru: - Eres muy tierna.

Rin: - ¿Yo?

Tomó su cabeza y la llevó a su pecho.

Rin: - Deberíamos limitar el contacto, amo Sesshomaru. Rin es débil a su tacto.

Sesshomaru: - Es lo mismo para mí: todo mi cuerpo es una zona erógena si tú lo tocas.

Rin: - ¿Qué? – Se cubrió el rostro por la vergüenza con ambas manos - ¿En serio siente así su cuerpo cuando está conmigo? Después de todo soy pequeña y delgada.

Sesshomaru: - ¿Qué hay de malo en ello?

Ella suspiró, al demonio le generaba extrema ternura verla tan tímida y ruborizada. Sesshomaru la volteó, haciendo que la espada tan delgada quedara sobre su pecho. Luego palpó sus senos con ambas manos.

Sesshomaru: - Tienen buen tamaño, me gustan. Caben bien entre mis manos.

Rin: - Waaa...

Prosiguió acariciando su cuello y luego sostuvo su rostro, mientras que con la otra mano dibujó su cintura.

Sesshomaru: - Tu rostro es muy femenino y tierno. Tus ojos tienen una bella forma– procedió a pasar su lengua por uno de sus párpados – y tu cuerpo… me enciende.

Rin: - Aah…mi cuerpo también se ha convertido en una zona erógena.

Sesshomaru: - Tu cadera es adecuada para tu estatura y tu trasero es pequeño y redondo – le susurraba al oído.

Él sujetó una de sus piernas y la llevó hacia arriba, levantándole la yukata.

Rin: - No, no podemos hacer esto.

Él la ignoró.

Sesshomaru: - Tus piernas son delgadas, pero poseen una forma bonita y tu pie es pequeño.

Rin: - Entonces sí me falta carne…

Sesshomaru: - Este Sesshomaru ya ha reaccionado debido a tu cuerpo.

Rin:- V-Vamos a detenernos – Estaba muy sonrojada.

Sesshomaru: - Esta parte – señaló su monte de Venus – también es muy hermosa; llena de vellos, como muestra de que ya eres una mujer – susurró en su oído.

Ella cerró sus piernas involuntariamente.

Sesshomaru: - Y tu interior… que aprieta tan fuerte y se humedece tan fácil… Aunque no pueda tocarla, puedo percibir tu aroma. Estás ovulando.

Rin trató de alejarse de él, estaba muy acalorada y se sentía muy húmeda.

Sesshomaru: - No te dejaré ir.

Comenzó a besarle el cuello, mientras la sujetaba de las muñecas y le levantaba los brazos.

Ella sintió su miembro muy duro en su espalda.

Rin: - Señor Sesshomaru…

Sesshomaru: - Solo voy a tocar un poco.

Rin: - No… Rin va a perder la cabeza.

Sesshomaru: - Piérdela – su voz era muy sugerente - No puedes dejar a este Sesshomaru así, abre tus piernas.

Rin: - No…

Sesshomaru: - ¿No te gustaría que estas manos te acaricien?

Soltó una de sus muñecas y le mostró su mano derecha.

Sesshomaru: - Esconderé mis garras como siempre.

Ella tomó la mano del demonio y llevó su dedo índice a su boca. Empezó a lamerlo muy suavemente, dejando su saliva en él.

Sesshomaru: - Rin…

Lo rodeaba con su lengua con pasión.

Al sacarlo un hilo de saliva la siguió.

Sesshomaru: - Sigue… haciéndolo – le pidió.

Rin: - Sí, Amo.

Sesshomaru estaba cada vez más duro, mientras ella le acariciaba con su lengua el dedo. Se frotaba débilmente en su espalda, imaginando que ella le hacía sexo oral.

Sesshomaru: - Necesito tocarte. Déjame… - le rogaba al oído.

Rin obedeció vencida. Abrió sus piernas y dejó a su merced su sexo humedecido. El demonio comenzó a estimularla. Un leve roce bastó para que se estremeciera.

Rin: - ¡Aaah!

Sesshomaru: - Si pudiera meter mis dedos en ti lo haría.

Rin: - Por favor, no diga nada más.

Sesshomaru: - Estás muy húmeda…

Sumergió parcialmente uno de sus dedos, ella lo apretó por el deseo. Él sintió que iba a perder la cabeza.

Sesshomaru: - Vamos a detenernos – dijo frustrado.

La fantasía se había acabado, pero ambos sentían en su cuerpo la llama de la pasión al rojo vivo.

Sesshomaru: - Eso fue… muy impropio de mi parte.

Rin: - Es injusto – jadeó.

Aún puedo sentir su manos en mí…

Rin: - ¿Cree que algún podremos llegar a ser una pareja normal?

Sesshomaru: - Lo dudo…estoy muy influenciado por ti.

La humana se recostó sobre el pecho de su amo, como pidiéndole que se acostara. Él dejó que su peso lo venciera y llevara al suelo lleno de flores.

Se miraron fijamente.

Rin: - Mi señor es muy apasionado…

Lo miraba con gran deseo, sus ojos titilaban y estaba ruborizada.

No pongas esa cara, es tan evidente que lo deseas…

Se acostó en él, poniendo su oreja en el pecho de su señor. De esa forma, podía escuchar sus latidos.

Rin: - ¿Huh? Su corazón late muy fuerte.

Él se ruborizó ligeramente y procedió a abrazarla.

Sesshomaru: - Quedémonos así un rato más – dijo cerrando sus ojos.

Rin sonrió.

Rin: - Sí, señor Sesshomaru.

A lo lejos podían escuchar a los pájaros comunicándose entre ellos. Ella también había cerrado sus ojos.

Papá, mamá, hermanos: cada día es muy divertido junto al señor Sesshomaru. Rin se siente amada y aunque a veces eso le duele también de estos sentimientos se vale para apreciar el tiempo que fluye sin detenerse.

Mamá, dame ánimos para dejar de ser tan codiciosa y valorar cada instante como si fuera una eternidad.

El demonio cargó a Rin hasta su habitación. Ella se dejó llevar entre sus cálidos brazos.

Luego de acostarla en el futón, sacó de su yukata el collar que ella le había dado, el cual tenía la concha como dije.

Sesshomaru: - Instante y Eternidad… - leyó.

Rin ¿Cómo puedo cumplir tu deseo?