CAPÍTULO XV

DESNUDANDO EL ALMA

(Hace dieciocho años)

La noche había caído, haciendo que todos aquellos que hubieran estado trabajando en los campos o el mar, comenzaran a regresar a sus hogares.

Cabizbajo y con una pena que le destrozaba el alma, un anciano avanzaba arrastrando sus cansados pasos. Sobre su encorvada espalda llevaba un par de peces. En su mano y dentro de una bolsa, cargaba un poco de pan duro.

En dirección contraria a él, tres jóvenes campesinos con pasos vacilantes reían de forma abierta, hasta que quedando junto al viejo, guardaron las debidas formas. "Buenas noches", dijeron apenados.

Destrozado por ese gran dolor y sin voltear a ver a nadie, continuo su camino; "Mi hijo, mi amado hijo", de vez en cuando murmuraba, atrayendo la curiosa e indiscreta mirada de aquellos que lograban escucharle.

"Dicen que el viejo ese enloqueció", una mujer dijo para con otra.

Ofendida por su desafortunado comentario, su acompañante negó con la cabeza; "Si tu único hijo muriera, ¿A caso tú no enloquecerías?"

Ante esa contestación, la primera se mordió los labios. Era el veneno que no podía permanecer en su filosa lengua y asomaba en forma de palabras; "Eso es cierto, pero que me dices de lo otro. Ahora vive con su nuera que esta embarazada, no dudo y el muy degenerado…"

"Calla esos labios. Ella y su hijo son lo único que al pobre desdichado ese le queda", contesto alzando la voz. "Es lógico que Tanaka quiera cuidar de ellos"

Tanaka ignoraba cuanto a su paso escuchaba. Nada podía herirlo más que la muerte de su hijo.

Él siguió avanzando, hasta que al pasar frente a una sucia puerta, observo a una mujer que con provocativas maneras le indicaba que se acercara; "Tú, ven aquí. Es tu día de suerte. Dame lo que llevas y todo esto será tuyo", sin recato alguno, le mostró el pecho.

Asqueado por tan procaz comportamiento, Tanaka negó con la cabeza ante su invitación, luego siguió su marcha; "No quiero eso para mi hija, no. No quiero que ella se convierta en eso", murmuro limpiándose las lagrimas.

Fue entonces que en la cercana distancia contemplo a un grupo de desesperadas mujeres abarrotando la entrada de su humilde choza.

"Ya viene, Tanaka ya viene", gritaron al verlo aproximarse.

Haciendo un gran esfuerzo para acelerar sus pasos, finalmente llego y al hacerlo, comprendió que era lo que sucedía. Su nuera, o su hija, como él solía llamarla, hacía ya varias horas que era atormentada por terribles dolores de parto.

"Necesito pasar, abran paso", ordeno al grupo de mujeres que se amontonaban.

"Qué descaro, es más que obvio que esa desvergonzada engaño al difunto con su padre. Ese es hijo del viejo", por lo bajo alguien murmuro.

"Tienes razón. Ni las rameras hacen eso", alguien más añadió.

"Soy viejo, no sordo. Mi pobre hijo está muerto y ahora su mujer está a punto de darme un nieto, ¿podrían callarse?. Qué vergüenza de personas son", encolerizado expreso. "Son mujeres, entre ustedes no deberían hablarse de esa forma"

"Es lo que todos en la aldea murmuran", desde atrás un mal intencionado grito.

"Si yo me pusiera a decir lo que murmuran de cada una de ustedes… pero no puedo porque soy un hombre, ignorante, pero educado, así que fuera de mi casa. No he de rebajarme a sus habladurías", Tanaka grito y entonces comenzó a empujarles para que se alejaran.

Respirando aliviado porque había podido deshacerse de esas alborotadoras, entro en la choza, contemplando que su nuera era acompañada por la partera.

"¿Cómo esta?", cuestiono al verla casi inconsciente.

"El hambre ha menguado todas sus fuerzas. Será muy difícil que ambos sobrevivan"

Esas palabras hicieron que el anciano se echara a llorar; "No, no puedo quedarme solo. Por favor, no lo permitas"

La cansada joven, como si hubiera puesto toda su fuerza en ello, había vivido lo suficiente para ver a su hijo llegar a este mundo, sin embargo esa vida no le alcanzo para escuchar su llanto.

"Lo siento", la partera dijo cuando la joven cerró los ojos por vez ultima.

"No, dime que no", él suplico al mismo tiempo que rompía a llorar a fuertes gritos. "Primero mi hijo, ahora mi hija. Maldita sea mi vida"

"No creas que estas solo, ahora tienes a quien cuidar", replico la mujer tomando al pequeño bebé entre sus brazos. "Tu hijo esta vivo en tu pequeña hija"

Escuchar esas dos ultimas palabras, hicieron que Takana volviera la entristecida mirada hacia ella; "Cállate, no es mi nieta. No es mi hija"

La partera se encogió de hombros. No era la primera vez que veía esa reacción por parte de un insatisfecho padre; "Lamento que no sea lo que tu esperabas, pero tu hijo y tu nuera te han dado a cuidar a una hermosa niña. Mira"

Tanaka negó con la cabeza; "No es una niña"

"En verdad que has perdido la cabeza", replico la anciana ante su insistencia.

El viejo recobro la compostura y tomando a su nieta en los brazos, entonces replico; "De camino a casa y al pasar junto a una puerta, una mujer me ha detenido. A cambio de pan me ofrecía… ¿Crees que quiero que esta niña termine...?, para nada. Ahora escúchame bien, cuando a ti te pregunten que es, dirás que es un niño"

"¿Por qué?" cuestiono sin entender. "¿Que planeas?"

"Yo soy un ignorante, pero no creas que rechazo a mi nieta porque es mujer... Es una hermosa niña y la amo, pero tú bien sabes que es lo que eso significa. Si yo no hago nada por salvarla, durante el parto morirá como su madre, o como a esa mujer, el hambre la llevara a corromperse. Si hubiera sido hombre, hubiera sido más fácil que escapara a esta pobreza. Así que por su bien, le diremos a los demás que es un niño, de esa forma me asegurare de que salga de este lugar. Quiero darle lo que su padre no pude, quiero que sea alguien, y cuando lo logre, entonces podrá ser la bella mujer en que estoy seguro y se convertirá. Solo espero y me perdone por esto. Este será nuestro secreto, mujer"


(Presente. Una semana después)

Durante los últimos días y luego de que Haruka hubiera visitado la residencia de la familia Kaio, Michiru mucho había insistido en conocer el lugar donde su amado vivía.

Y aunque ella ya sabía que ese sitio se lo había prestado la dueña de la panadería, donde él trabajaba, deseaba poder visitarlo alegando que todo lo relacionado a él, le importaba y mucho.

El rubio, habiéndole advertido que para nada era como ella imaginaba y que mucho menos se le podía comparar con su palacio, finalmente accedió a llevarla.

Así pues esa noche y para la ocasión, de camino habían comprado carnes, leche y pan caliente...

"En verdad me apena mucho que tengas que ver como es que vivo", Haruka expreso y entonces, empujo la puerta para que ella entrara. Con atención, fijo la mirada en su rostro para ver cuando la sorpresa acudiera a borrarle esa mueca de confianza.

Ingresando, Michiru contemplo el lecho, una mesa, tres sillas, una lampara, una improvisada estufa y lo que parecía ser un cuarto de servicio. Observando que no había ningún lujo que adornara salvo una ventana que ofrecía un buen paisaje, se volvió hacia su amado; "Me gusta", replico dibujando una sonrisa en sus labios.

"En verdad no te gustaría si tuvieras que vivir en lugar como este", el rubio contesto dejando sobre la mesa las compras y encendiendo las velas para iluminarse.

La aguamarina negó con la cabeza y lavándose las manos para comenzar con la preparación de la cena, contesto; "Depende con quien se viva. Prefiero vivir en un lugar humilde y al lado de un buen hombre, que en un hermoso palacio y al lado de un pelado", habiendo dicho sonrió acomodándose los cabellos que caían por su frente.

"¿Así lo crees?"

"La felicidad esta al lado de la persona que se ama, no en como vive", contesto.

"Me gusta esa forma con la que hablas"

La deliciosa cena la tomaron entre risas y una amena conversación, pero justo cuando la hermosa mujer estaba por retirarse, aquello que ambos no habían pensado, sucedió.

El violento rugido del trueno irrumpió los grisáceos cielos, el impetuoso viento del Norte azotaba los cristales de los ventanales, anunciando así la proximidad de la tormenta. La cual no tardo mucho hacerse presente.

"Dioses, no", Michiru dijo acercándose a la ventana, viendo como las personas comenzaban a correr para protegerse de la fría lluvia y el menudo granizo. "Le dije a mi madre que hoy tardaría un poco más, espero y no se de cuenta de mi prolongada ausencia"

"Al menos estamos protegidos. En cuanto deje de llover, te llevare", contesto con calma.

"Esta bien", dijo ruborizada al saberse a solas con él. Nerviosa jugaba con los finos listones de su yukata. Sus mejillas estaban encendidas y sus manos temblaban de forma ligera.

"¿Ocurre algo?", pregunto el rubio al percatarse de ello.

"No, estoy bien", sentándose, contesto tratando de ocultar su pena.

"¿Tienes frió?"

"Un poco", replico bajando la mirada.

Haruka sonrió y tomando su negro capote, lo coloco sobre los menudos hombros de la chiquilla; "Así estarás mejor", habiendo hecho, se sentó frente a ella. "Para nada es una lluvia como la de la otra tarde, esta tormenta durara hasta el amanecer"

"Así parece", avergonzada bajo la cabeza.

Tenou se inclino sobre ella y acariciándole las mejillas, hablo para que dejara ese nerviosismo a un lado; "No tengas miedo. En cuanto termine de llover te llevare a casa. Le diremos a tu madre que nos refugiamos en el templo. Jamas sabrá que estuviste aquí conmigo"

La señorita desvió la mirada y mordiéndose los labios, siseo; "No, no quiero que deje de llover, ni hoy ni nunca"

"¿Por qué no?", cuestiono su amado sin entender a que se debían esas palabras.

"Porque te amo tanto, es que quiero quedarme aquí contigo y para siempre. Bueno, solo si tu quieres quedarte a mi lado para toda la vida", finalmente expreso. Eran las palabras que en silencio y tan nerviosa, había estado formulando.

Tan sorpresiva declaración, hizo que el rubio se estremeciera; "¿Qué has dicho?"

"Como lo escuchaste, quiero quedarme contigo", replico y entonces se puso de pie, quedando frente a su amado. "No es casualidad que ahora que estamos a solas, haya comenzado a llover"

Tenou bajo la cabeza; "Yo si deseo estar contigo para siempre, pero créeme, tú en verdad no quieres toda una vida a mi lado", escapando a su mirada, camino hacia la mesa. "Tu deseo es un imposible"

"No es imposible, ademas estoy muy segura de mi decisión", Michiru añadió y entonces se acerco a él, besándole en los labios. Fue entonces cuando dirigió sus temblorosas manos hacia su negra camisa; "Como muestra de cuanto es que te amo, quiero que me hagas el amor", pidió depositando un beso en su cuello.

La atrevida petición y tan cálida caricia, hizo que Tenou se estremeciera; "¿Qué?"

"No hagas como que no has escuchado mi suplica. Quiero que me hagas el amor, deseo entregarme a ti", expreso fijando su destellante mirada en la suya.

"Michiru… yo", replico y entonces escapo a sus brazos para caminar hacia la ventana.

"¿Qué ocurre?", pregunto la apenada chiquilla. "¿No me amas?, ¿No me deseas como yo a ti?"

"Precisamente porque te amo, es que yo no puedo hacer lo que me pides", contesto. "Jamas pensé que querrías algo como esto. Esto es un error, no debí ceder a mis sentimientos", dejando que las lagrimas le llenaran los ojos, apoyo ambas manos sobre el marco de la ventana.

La aguamarina camino hacia él, abrazándole por detrás y apoyando la cabeza en su espalda. "Te amo y es por eso que quiero entregarme a ti, pero respeto tú decisión"

La rubia se volvió hacia ella, colocando las manos sobre sus hombros; "No sabes cuanto te deseo, sin embargo prefiero que me sigas viendo como hasta ahora"

Kaio sonrió, entrelazando sus manos al rededor de su cuello; "Entiendo que tengas miedo, yo también lo tengo, pero si esto es algo que ambos queremos ¿Por qué hemos de privarnos de ello?, contesto de forma gentil. "Sin embargo, ¿Pensaste que no me daría cuenta?"

Esa confesión hizo que el hermoso rubio perdiera el aliento, ¿Acaso se estaba refiriendo a su secreto?. "¿De que te diste cuenta?", pregunto dejando que las manos de la aguamarina jugaran de forma provocativa con su cabello. Si ya lo había descubierto y aún así la amaba, lo demás ya no importaba.

"Cuando nos declaramos nuestros sentimientos, te dije que yo te amaba con todo y tus secretos. No volví a preguntártelo porque respetaba su silencio. Sin embargo fue cuando lo supe y debo decir que eso a mi no me importa"

"Michi, soy una mentirosa, ¿Por qué luego de saberlo sigues queriéndome?"

"Tú mismo lo has dicho, es porque te amo. A mi no me importa que ocultas debajo de estas ropas, yo me enamore de ti, no de si eres hombre o mujer. Esto es amor verdadero", expreso, luego la libero de la camisa. "Tu aroma, tus labios y esa mirada, son los de una mujer. Todo eso lo supe justo en el momento en que por primera vez te bese. Más preferí callar, aunque quizás desde hacia mucho ya lo sospechaba. De forma sutil quise que tú supieras que yo ya lo sabia", dijo y entonces deslizo su mano por entre el pecho no de su amado, sino de su amada.

"¿No me odias por habérmelo callado?", cuestiono atraiéndola hacia ella para besarla.

"Jamas podría odiarte. Te amo con todo mi ser. Ahora que nuestras almas están desnudas, que no existan más secretos entre nosotros, solo la cercanía de nuestra erizada piel"

"Por favor, a nadie se lo digas. He vivido así toda mi vida porque mi abuelo quería que yo estudiara, siendo una mujer pobre, jamas hubiera podido hacerlo. Es por eso que durante todos estos años he vivido oculta detrás de este disfraz"

"Tu secreto ahora también es mio", contesto besándole de forma tierna. "Ahora quiero ser tuya"

No había más tiempo para las palabras, porque finalmente habían encontrado una nueva forma de amar.

"¿Estas segura?. Una vez que lo hagamos, no habrá paso atrás y entonces seras solo mía"

"Sí, no puedo resistirlo más", con la respiración entre cortada, pudo sisear.

De forma lenta y sin apartar su verde mirada de la de su amada, lentamente comenzó a desnudarla. Titubeante y con las mejillas hirviendo en pena, suavemente Michiru acaricio la pálida espalda de la rubia.

El yukata finalmente cayo, quedando la aguamarina en sus interiores. Fue cuando Haruka se separo de ella para contemplarla.

Kaio temblaba al saberse vulnerable bajo su traviesa mirada; "¿No te gusta?"

"Me gusta y mucho, ¿Qué Diosa reencarno en ti?", pregunto y entonces rápidamente la libero de las finas prendas que aún quedaban en ella. Tomandola de la mano, la dirigió al lecho.

Suavemente Michiru se recostó en él mientras veía a la rubia desnudarse. La vista que la una le ofrecía a la otra, hizo que el deseo de sus cuerpos se volviera abrazador.

Kaio la tomo de la mano, atraiéndola para que quedara sobre su ella tal y como aquella tarde en el campo. Fundiéndose en un abrazo y en apasionados besos, había llegado el momento de hablar de amor de una forma más intima.

Haruka miro a su amada a los ojos y sin decir siquiera palabra, busco en ellos su aprobación para continuar. Lo que menos deseaba, era que estuviera incomoda.

Sonriendo y acariciándole el cabello, Michiru asintió; "Soy toda tuya"

Los besos que hubieran comenzado en esos rosados labios, comenzaron descender hacia su suave cuello. Ante esa sensación tan nueva, la joven hundió sus dedos en aquel rubio cabello cenizo.

"Dioses", murmuro cuando tan provocativas caricias y besos descendieron hacía sus firmes senos. La sensación de su aliento sobre sus pezones, fue algo que la hizo arder.

"¿No te gusta?", la rubia hizo una pausa.

La chiquilla asintió; "Me gusta y mucho. Continua besándome así"

Haruka, volviendo los labios hacia sus senos, con una mano comenzó a recorrer el bien formado cuerpo de su amante, haciendo que a cada toque se estremeciera.

Kaio, agitada y aún apenada, con sus inexpertas manos también recorría a su amada. Deseaba aprender de sus labios y sus manos para después devolverle ese tortuoso placer.

Los besos y las caricias continuaron su camino, hasta que llegando a ese cálido punto, Tenou alzo la mirada y la fijo en la de ella en busca de que le permitiera continuar.

"Mi amor… yo jamas he estado con nadie. Mentiría si dijera que no tengo miedo"

"No tienes porque temer, yo no haré algo que tú no quieras", expreso y entonces, hundió su rostro en ella.

Nerviosa, Michiru respiro profundo. Quizás era el miedo o su inexperiencia, quizás se debía a ambas cosas, pero en ese momento no imaginaba todas aquellas sensaciones que estaban por apresarla.

Su amada gentilmente comenzó a torturar su inexplorada intimidad con las más procaces caricias.

Ella sin poder contener las expresiones, dejo que un gemido escapara de su pecho y arqueara la espalda. Luego se llevo las manos a la boca para ahogar en ella sus quejas.

Haruka sonrió, esa respuesta era justo lo que buscaba y entonces, el toque de sus labios y lengua se volvió más descarado y en consecuencia más placentero. "¿Te gusta?"

No hacían falta las palabras, bastaban las reacciones de la mujer, quien con los ojos cerrados, una mano en sus ojos y la otra en la cabeza de Haruka, empujaba sus caderas hacia arriba en búsqueda de mas de aquello. "¿Qué... qué me estas haciendo?", jadeo.

"Me parece que no lo estas disfrutando como yo quisiera", expreso y haciendo uso de uno de sus dedos, comenzó a estimularla justo en el máximo punto de placer femenino.

Esa oleada de fuego y placer que provocaba en ella, era más de lo que hubiera imaginado. En su pecho no pudo tolerar más su respiración, llevándola a quejarse de forma un poco más abierta. Lo que ella en ese momento parecía no saber, es que ese era solo el comienzo de una larga noche. "Más, quiero mucho más", siseo arqueando la espalda.

Ver y escuchar a su amada disfrutar de esa forma, eran algo que la rubia jamas había imaginado. Así que obedeciendo a lo que le pedía, hizo su mayor esfuerzo para complacerla como merecía.

"No... no… espera", abriendo los ojos ante aquello que en sus entrañas se revolvía y amenazaba con hacerla perder la conciencia, Michiru pidió sin casi aliento para hablar. "Dioses… ¿Qué… qué es eso?... detente. Ahhh, no, no lo hagas"

Tenou hubiera respondido a su pregunta, sin embargo continuo torturándola hasta que el cuerpo de su amante se tenso al mismo tiempo que se estremecía sin control, su respiración se acelero y un fuerte quejido escapo de su pecho. Ese era el primer orgasmo de Michiru que se había hecho presente. Satisfecha, Haruka lo bebió.

"Terminaste, ¿Te gusto?", cuestiono escalando hacia ella. "¿Estas bien?", añadió al verla en ese estado de completo éxtasis.

La joven, cuyos espasmos se volvían menos violentos, con los ojos cerrados, sin fuerzas y con una sonrisa, asintió; "Demasiado, jamas pensé que podría llegar a sentir esto", atrayendo a su amante hacia ella, la beso en los labios, probando de ellos su propio sabor. "Ahora debo pagar", expreso y entonces empujo a la rubia para a torturarla con sus húmedos besos.

Haruka sonrió ante la sensación de sus aún inocentes labios sobre sus senos.

Deseosa por hacerle sentir todo eso que a ella le había provocado, Michiru se traslado hacia su intimidad para aplicar en ella las caricias aprendidas. La rubia echo la cabeza hacia atrás, tomando a la mujer por el cabello para indicarle como es que debía hacerlo.

A punto de terminar, Tenou se reincorporo y tomándola con violencia, aunque no la suficiente como para llegar a lastimarla, la empujo sobre el lecho y bajo su cuerpo. Luego coloco las manos en sus muñecas para inmovilizarla.

"Te amo... besame", Kaio siseo al tenerla sobre ella. El deseo se había vuelto a despertar en su vientre.

Acoplando sus encendidas intimidades de forma perfecta, la rubia comenzó un sensual movimiento de caderas, haciendo que se produjera en ambas un enloquecedor cosquilleo. Reincoporandose un poco, la rubia sonrió y se excito aún mas al contemplar como los senos de su amante se estremecían bajo su cuerpo.

Michiru quería llevarse las manos al rostro para no gritar, sin embargo estaban sujetadas por la rubia. Le excitación que la recorría era mucha. "Ah, me vas a matar", expreso tratando de no gemir. "Mas, no te detengas"

Tenou hizo una corta pausa y respirando profundo, volvió al balanceo, solo que con mas fuerza.

Kaio presiono sus labios con los de su amada en un intento por acallar en ellos sus quejas. La otra por su parte, no tenia recato alguno en demostrar cuanto es que disfrutaba de ella

"¿No te gusta?", volvió a hacer una pausa al ver que la joven se esforzaba por no gemir.

"Y mucho", replico moviendo sus caderas en búsqueda de más de ese placer. "Hazlo. No me tortures"

Haruka negó con la cabeza; "Michi... dime la verdad, ¿Te avergüenza que te escuche disfrutar?"

La aguamarina asintió y luego hablo con agitación; "Y mucho. Me contengo porque me apena que llegues a pensar que soy una desvergonzada, o que pienses que soy vulgar y no lo suficientemente pasiva en la cama"

La rubia soltó una ligera risa; "Mi amor. No deberías sentir vergüenza conmigo, este es el máximo acto de confianza que puede existir entre una pareja que en verdad se ama. Deja a un lado esas tontas ideas. Experimentar placer y expresarlo con gritos, no te hace una mujer pervertida ni vulgar", llevando su mano hacia la intimidad de su compañera, con sus dedos comenzó a estimularla. "El placer no es exclusivo de esas procaces mujeres, las mujeres como tú también lo disfrutan", añadió recordando aquello que la chiquilla le había dicho en el parque. "Me haces disfrutar como no te imaginas", murmuro en su oído.

"Tienes razón, continua", pidió a lo que la otra obedeció. Confiando en sus palabras, se dejo llevar, expresando aquello que sentía con fuertes quejas. "Eso... eso me va a pasar otra vez", chillo y enterrando las uñas en los brazos de su amada, por segunda vez termino. "Te amo", exhausta busco sus labios para besarla.

"Yo también ya me voy a venir", la otra replico y estremeciéndose, exhausta quedo con su rostro entre el pecho de la aguamarina.

Michiru, disfrutando del calor de la rubia y la relajante sensación en todo su cuerpo, sonrió; "Tendrás que llevarme a casa en brazos"

"¿Estas cansada?", cuestiono besandole los senos.

"No, pero dudo que pueda caminar", contesto abrazandole.

Tenou se reincorporo, volviendo a besarle el cuello; "Aún no termino contigo", dijo y entonces con las manos volvió a recorrerle las piernas hasta que llegando a su intimidad, se detuvo. "¿Quieres que continué?"

"Si". La chiquilla respiro profundo, viendo hacía el techo y mientras se concentraba en escuchar el sonido de la lluvia sobre el tejado.

De nueva cuenta la rubia dirigió sus labios hacia su intimidad y concentrando toda su atención en ese sitio, de forma lenta comenzó a torturarla con suaves movimientos. Una de sus manos la dirigió hacia sus pechos.

"Hazlo, te necesito dentro de mi", la joven gimió empujándose hacía ella.

Haruka deposito un ultimo beso en su entrepierna y escalando hacia su rostro para verla a los ojos, con cuidado comenzó a penetrarla con su dedo.

"Ah... Me duele... me duele", con fuerza, la joven enterró las uñas en su espalda. "Te amo... dime que me amas"

"Te amo, ¿Quieres que lo dejemos?", cuestiono deseando que dijera no. La humedad y calidez de esa mujer, eran algo que habían vuelto a excitarla.

"Hazlo"

Moviendo su dedo de forma lenta, introdujo dos mas.

Michiru la abrazo y deseando también explorarla de esa forma, introdujo sus dedos en su rubia.

El sudor de sus cuerpos y sus agitadas respiraciones, se habían apoderado del ambiente. No hacían falta las palabras porque bastaban las enamoradas miradas y esas sensaciones para hacerle saber la una a la otra cuanto es que se amaban...

Tumbadas sobre el lecho y fundidas en un abrazo, ambas escuchaban el golpeteo de la lluvia sobre el tejado.

Satisfecha y exhausta por la experiencia, Michiru sonreía con su cabeza apoyada sobre el pecho de su amante; "Supongo que tu primera vez fue con esa mujer de la aldea, ¿Verdad?"

Haruka asintió; "Si", replico. "Pero no fue como hoy. No sentí lo que esta noche tú me has hecho experimentar", tiernamente la beso.

"Me alegra mucho escucharlo", contesto cerrando los ojos para concentrarse en escuchar el latido de su corazón.

Tenou beso su perlada frente por el sudor y luego cuestiono; "Y tú, ¿Qué le dirás cuando él te lo pregunte?"

"¿Quién va a preguntarme que?", sin entender, la mujer se encogió de hombros.

"Sí, que le responderás cuando el que sea tu esposo te pregunte por esta noche", con cariño le acariciaba los sedosos cabellos. "¿Le dirás como fue?... ¿Le dirás cuantas veces te hice venir?"

Michiru se reincorporo y cubriendo su perfecta desnudes con la sabana, fijo su mirada en la de la rubia; "Mi amor, te amo. Yo jamas podría estar con alguien que no seas tú. Tú seras el único"

Haruka sonrió al escuchar esas palabras; "Ahora comprendo que nacimos para cumplir la promesa que en alguna otra vida nos hicimos", entonces hizo la pregunta que durante todo el acto se había formulado; "¿Quieres ser mi esposa?"

Kaio sonrió y besandola de forma apasionada, replico; "No sabes cuanto deseo convertirme en tu esposa. Nacimos para estar juntos para la eternidad. Es el destino que nos llevo a estar juntos una vez más, como en alguna otra vida lo hicimos"

"Entonces lo haremos. No habrá ningún problema, porque desde que nací fui registrado como un hombre. Continuare fingiendo para que nadie jamas pueda separarnos. Ni aún siquiera tu padre podrá oponerse a nuestro cariño"

"Dispuesta estoy a herir su orgullo. Tú fuiste, eres y seras mi eterna felicidad", suavemente volvió a refugiarse en sus brazos. "No me importa que diga o que piense. Tú eres mi todo, eres mi alma y ahora eres parte de mi cuerpo"

"Así será, mi amor. Esta dejando de llover, será mejor que regreses a casa. No quiero que tu madre intuya que es lo que ha sucedido entre nosotros"

"Es verdad, pero primero quiero hacértelo una vez más", la aguamarina expreso y volviendo a desnudarse, rodó sobre Haruka. "Cuando sea tu esposa y vivamos juntos, lo haremos a toda hora". Inclinándose sobre ella, comenzó a besarle al mismo tiempo que con movimientos lentos volvía a entregarse a ella...


(Cuarenta minutos más tarde)

"No hagas ruido", Tenou dijo ocultándose entre las sombras que rodeaban la residencia Kaio.

"No", replico dándole un profundo beso. "Cuando sea tu esposa, entonces no volveremos a despedirnos jamas"

La señora Matsuko, habiendo escuchado pasos y creyendo que se trataba de un par de ladrones que trataban de ingresar por la puerta trasera, se asomo por la ventana y entonces observo al rubio y a la señorita.

"¿Niña?", sorprendida se pregunto al ver que era de madrugada y esos dos estaban juntos. ¿Acaso ella no había llegado a dormir?

Poniéndose de pie y colocándose un chal sobre sus hombros, de inmediato dirigió sus pasos hacia la puerta para sorprenderlos.

La chiquilla ingreso a hurtadillas y esperando que su madre ni la nana la descubrirán, comenzó a avanzar en la oscuridad, hasta que la luz de una vela ilumino su camino.

"Niña, ¿De dónde viene?", negándose a ella misma lo que imaginaba, pregunto. "Su madre se retiro muy temprano a descansar, espero y no se de cuenta de esto... ¿Qué ira a pensar ella?", nerviosa se llevo una mano a la cabeza. "De seguro ese chiquillo inconsciente la retraso"

Michiru respiro profundo y sonriendo, con orgullo contesto; "Nana, yo ya no soy una niña. Esta noche me he convertido en una mujer, su mujer... y no sabes como lo disfrute"

"Niña, ¿Qué es lo que hizo?", pregunto al borde de un colapso, con los labios secos y abriendo los ojos lo más que pudo.

"Eso que en su momento, tú siendo una mujer enamorada, también hiciste", su rostro estaba ligeramente sonrosado. Sus ojos brillaban de forma exquisita.

A la nana no le hacían falta las explicaciones, había comprendido lo que entre esos dos había acontecido; "Sí niña, pero yo espere hasta hacerlo con el que fue mi marido", contesto.

Michiru respiro profundo, luego se acaricio el cuello; "Y yo lo hice con el hombre que se convertirá en mi esposo", replico orgullosa de su decisión.


Notas de autor;

Comprendo que retrase mucho este momento, por eso hice un capitulo largo que compensara un poco el tiempo que tuvieron que esperar. Espero y sea de su agrado.

En algunos aspectos quise retratar a Michiru como una mujer reservada y sumisa en su sexualidad. Recuerden que es la época, otro pensamiento y ademas tenia presente las palabras machistas de su padre.

kaiohmaru; Michiru no se hubiera enterado por otros, solo la chica de la aldea con la que Haruka estuvo, lo sabía.

Michelle; Ella la protegerá de Isao, aunque dudo que ella se entere del secreto de Haruka.

Isavellcota; Michiru ya creció y demasiado, ojala y la nana no vaya y la acuse con su madre.

Richard Thomas Wayne; Ese hombre es así porque esta resentido con su esposa, pero no debería estarlo. No es culpa de ella ni de nadie que Michiru haya sido mujer.

Pablo395; Era mejor que ella lo supiera por si sola. Que bueno que comprende porque Haruka se callo durante mucho tiempo y que sobre todo, no le importe.

Hotaru tomoe; Es mas que obvio que Isao no apoyara esa relación (No tiene porque enterarse de que Haruka es mujer)

HaruTenoh11; Imagínate el miedo que Haruka sentía. Si Isao hubiera llegado, no hubiera tolerado que las mujeres de su casa estuvieran a solas en su compañía. Si lo pensé, por eso y por fin les traigo este capitulo.