CAPÍTULO XVIII

PALABRAS DE UN BUEN HOMBRE

Con su monótona melodía, el reloj de la alta torre que estaba frente al parque marco las seis de la tarde. Más allá, el tintineante sonido de la campana de la iglesia llamaba a sus mártires fieles a misa. En la estación de tren la máquina de hierro con su densa y oscura fumarola anuncio su llegada, mientras que en el puerto las embarcaciones se alejaban.

Habiendo terminado con sus deberes escolares y con los de la panadería, como cada tarde y con las manos dentro de los bolsillos su pantalón Ingles, Haruka caminaba en dirección a la casa de su amada.

Pero fue justo al pasar por el parque, que el sonido de la concertina de Fiódor Nikoláyevich hizo que desviara sus pasos en su dirección.

El regordete marinero, envuelto en su negro uniforme, con una sonrisa y muy cerca de la fuente entonaba sus dulces versos. Las personas que se amontonaban para verle y escucharle, aunque sin poder entender nada de lo que decía, en su gorro depositaban tintineantes monedas, algunos siendo más generosos llegaban a poner valor en papel.

Sin ánimos de interrumpirlo, pero habiendo hecho su aportación, el bello rubio contemplo con detenimiento su negro cabello, la mirada oscura, esos sonrosados y gruesos labios, y los juguetones hoyuelos que se formaban en sus mejillas al sonreír. "Pero qué simpático sujeto. Me hubiera gustado que él fuera mi padre", una vez más pensó mientras que con la mirada recorría su ancha, aunque no obesa figura. Luego observo su uniforme; "Si mi abuelo me hubiera permitido ser marinero, ahora también tendría el mío"

El hombre, habiendo notado su presciencia y luego de terminar su entonación y de haber recogido las monedas, camino hacia él; "Hola, Haruka"

"Buenas tardes, Fiódor", Tenou contesto.

El regordete hombre sonrió al ver su verde mirada; "Yo verte muy feliz, ¿Cómo estar todo en escuela?, ¿Ellos tratarte bien?"

"Todo va de maravilla. Ahora me respetan", expreso mientras que ambos comenzaban a caminar de forma lenta.

Por las formas de sus figuras y en la manera en la que andaban, aquel que en la lejanía llegara a contemplarlos, pensaría que se trataba de un padre con su hijo.

"Eso alegrarme, pero me alegra más ver que tú ser feliz. Sonríes más que antes. Amor ser bello, ¿No?"

"Así es, jamás pensé que esa buena mujer pudiera llegar a amarme"

Nikoláyevich ligeramente palmeo su menudo hombro; "Haruka, tú ser muy joven, pero ya ser hombre bueno, es obvio que ella corresponder a tus sentimientos. Me hace feliz ver que tú ser feliz con ella"

Las mejillas de Tenou se ruborizaron ante esas palabras; "¿Sabes?... pronto vamos a casarnos. Ya se lo he propuesto y ella ha aceptado"

Fiódor asintió satisfecho; "Bien Haruka, bien. Tú hacerla feliz. Tú siempre ser un buen hombre para ella. Ser fiel, ser amoroso, ser comprensivo. Mujeres gustar esas cosas de hombres"

"Y así será Fiódor. Gracias por haberme abierto los ojos y haberme animado a sincerarme con ella"

Al pasar junto a una banca, el marinero se sentó, indicándole a Tenou que también lo hiciera; "Cariño ser muy obvio en ambos. Amor verdadero no poder ser ocultado. Amor es bonito. Jamás hagas llorar a mujer, eso duele no solo a ellas, también a nosotros. Lágrimas de mujer ser muy caras para corazones nuestros", el regordete sujeto expreso. "Ellas ser lo más bonito en vida de hombre. Eso no olvidarlo jamás. Tú alejarte de mujeres malas y solo querer a ella"

"Veo que tú también eres un hombre muy bueno. No conocí a mi padre, pero me gusta imaginar que hubiera sido como tú"

El extranjero sonrió ante esas cariñosas palabras; "Yo pensar que destino hacer que personas se encuentren por alguna razón. Tú verme como padre, yo verte como hijo. Tú ser único amigo mío en este lugar. Yo no olvidarte jamás. Cuando regrese a mía tierra, yo hablarle a mi hijo o hija de ti"

Tenou asintió contento; "Yo tampoco podre hacerlo. Espero recordar tus versos para siempre. Ahora debo ir a buscarla", expreso poniéndose de pie.

"Y yo ir a oficina de telégrafos, adiós Haruka", quitándose el gorro, hizo una corta reverencia para él.

"Adiós Fiódor"

El marinero tomo dirección contraria al rubio y entonces, con su concertina comenzó a entonar aquellos versos que al chiquillo tanto le gustaban; "Recuerda, Haruka… A lo largo de la calle la tormenta cae, espera amada mía, deja que disfrute tu belleza y beba por ella"


(En la residencia Kaio)

Habiéndose quedado sin la compañía de su amada hija, quien había salido con el rubio joven, Katherine se sentó en el jardín. Pensante y con aquella duda rondandole la cabeza, fijo la mirada sobre las flores que adornaban a su alrededor.

La señora Matsuko sin esperar a que ella le pidiera que sirviera el dulce té, se adelanto a hacerlo.

"Gracias, nana", sonriendo la mujer dijo. Luego tomo un poco de miel para acompañarlo.

"¿Se le ofrece algo más, señora?", la anciana pregunto.

"Así esta bien", contesto y luego de dar un sorbo a su bebida, volvió a dirigirse a ella; "Nana... ¿No encuentras algo extraña a mi hija"

Titubeante, la mujer trago saliva; "¿Extraña?"

"Sí, hace días que para nada es la misma. Supongo que algo tendrá que ver ese joven, ¿No?"

La señora Matsuko, conociendo cuales eran las razones, negó con la cabeza. Había prometido no decir nada de lo que ya sabía. Deseaba proteger a su niña de la ira de su madre, y sobre todo, de la de su padre; "Se comporta igual que de costumbre", contesto esperando que su ama no hiciera más preguntas.

Katherine sonrió; "No la protejas, nana. Muy bien sé que se escabulle en la cocina y en algunas otras cosas del hogar. Algo extremadamente raro en ella"

"Señora, le aseguro que ya no se lo permitiré, pero es que ella insiste mucho", apenada replico.

"Esta bien, si ella quiere ayudar en las tareas, entonces déjala. Ya encontrare el momento oportuno de preguntarle a que se debe ese cambio", una vez dicho, volvió a llevar la taza a sus labios.


(Más allá)

Con el caballete debajo de uno de sus brazos y con el otro entrelazado al de su amada, Haruka y Michiru avanzaban en dirección a su refugio, que aunque humilde, para ambos representaba un todo. Era su lugar. No solo en él se encerraría para disfrutar de su amorosa compañía, sino para una nueva pintura.

Satisfecha, la chiquilla apoyo la suave cabeza sobre su hombro; "Te prometo que esta será una pintura más hermosa que la otra"

"¿Dónde querrás lucirla?", cuestiono su amado.

"Pienso que se verá muy bien en la intimidad de nuestra habitación. Aunque siempre preferiré el original, ese me resulta mucho más atractivo", de forma coqueta y mordiéndose los labios, contesto.

Ruborizado el rubio asintió.

Justo al pasar por la oficina de telégrafos, un grito proveniente del interior hizo que todos aquellos que por ahí caminaban, volvieran la mirada.

"¿Habrá ocurrido algo?", pregunto la hermosa aguamarina al ver que unos cuantos habían corrido para echar un vistazo.

"Espero y no sea nada malo"

Aquel hombre que gritaba y reía a fuertes voces salió a la calle y continuando con su festejo, comenzó a tocar su concertina y a bailar, atrayendo con ese singular espectáculo más miradas.

"Es Fiódor, ¿Qué le habrá ocurrido?"

Su amada negó con la cabeza; "Y dices que ese hombre no es raro. ¿Habrá bebido?"

"No lo sé. No es raro, Michi. Él es un hombre bueno y alegre"

Nikoláyevich, que en su tierra significa hijo de Nicolás, observo a Haruka y entonces corrió en su dirección. Así pues, Fíodor, hijo de Nicolás, tomo al rubio en sus brazos y besándolo en los labios, lo elevo en el aire. Aún sosteniéndolo, comenzó a girar.

"¿Qué pasa?", ruborizado el chiquillo pregunto al ver que todas las miradas se posaban en ellos.

Ver que su amado, o mejor dicho, su amada era besada por ese extraño sujeto, hizo que en el rostro de la aguamarina se dibujara la sorpresa y la molestia.

Tan sorpresivo toque de labios hizo que el rubio se estremeciera; "¿Qué pasa?", pregunto de nuevo.

El regordete sujeto sonrió; "Se llama Matvéi Fiódorovich". Devolviendo a Haruka al suelo, se volvió hacia la aguamarina y tomándola en sus brazos y elevándola en el aire, estuvo a punto de besarla, pero comprendiendo que aquello no sería correcto, la devolvió a su lugar. Acomodándose los negros cabellos que caían por su frente, recobro la compostura; "Yo no besar mujeres de amigos, yo respetar", dijo con tono solemne.

Aún sin salir de su asombro por haber sido besada por un hombre, Tenou recobro el aliento; "¿Qué ocurre?, ¿A qué se debe esa alegría?"

"¿Quién es ese sujeto?", cuestiono la aguamarina tratando de olvidar lo que había visto.

El marinero sonrió y tomando aliento, contesto; "Matvéi Fiódorovich es mi hijo. Mi esposa darme hijo. Yo volver a Rusia con ella, yo ir a conocer mi bebé. Ahora yo tener dos hijos", expreso abrazando a Haruka.

"Nos alegra mucho", ambos replicaron al conocer el feliz motivo.


(Del otro lado)

Lo que en un principio hubiera sido un día soleado, de apoco se había tornado lluvioso.

Melancólicas, las vacías calles comenzaban a inundarse.

Más allá y dentro de una sala de espera, nervioso Isao observaba el reloj, viendo como y de forma lenta y torturadora los minutos se habían transformado en horas. Eiji, también ansioso, pero no queriendo demostrarlo, de cuando en cuando jugaba con su sombrero de fieltro.

"¿Por qué tardara tanto?, ¿Se habrá olvidado de nuestra cita?", Kaio cuestiono.

"Te dije que él es un hombre muy ocupado. Si tenemos que pasar la noche en este lugar para verlo, entonces lo haremos", Eiji contesto encendiendo un puro.

El reloj de la calle marco las siete en punto, fue entonces cuando la puerta de aquella habitación se abrió, dando paso a un joven vestido al puro estilo occidental.

El hombre, haciendo una corta reverencia, finalmente se dirigió al pelinegro; "Señor Kaio, el señor Katsumoto ahora puede verlo"

"Te dije que no te desesperaras", Eji señalo y entonces caminaron hacia aquella habitación.

Agitados, ambos hombres ingresaron y al hacerlo, la sorpresa sacudió al pelinegro. Observando sus muros, contemplo las finas piezas de marfil y mármol que de ellos pendían junto a los preciosos paisajes que algún reconocido artista habría pintado. Ese esplendido lugar en nada podía compararse con la simplicidad de su estudio.

En el fondo y detrás de un amplio y bien decorado escritorio, un hombre esperaba por ellos.

"Buenas tardes", expectante, Kaio expreso.

El sujeto sin responder, se llevo el puro a los labios.

Isao y el castaño comenzaron a caminar en su dirección. Katsumoto luego de contemplar a detalle al regordete pelinegro, finalmente hablo; "Eiji... déjanos a solas"

"Con su permiso", él hizo una reverencia y acto seguido con presura se retiro.

Isao avanzo y justo cuando quedo frente a él, Katsumoto con un fino ademan y guardando silencio, le indico que se sentara. La fría actitud del hombre comenzaba a perturbar al tosco sujeto.

Saburo Katsumoto era un hombre que al igual que Isao, gustaba de la buena costura. De alrededor de cuarenta años de edad, de complexión delgada, piel morena, cabellos oscuros y mirada fría. En su rostro y a la altura de la mejilla llevaba una ligera cicatriz, que aunque no era molesta o intimidante, infundía respeto a aquel que se encontrara ante su presencia.

"Isao Kaio, ¿Verdad?"

"Si, señor", replico.

"Eiji me explico un poco de su negocio, sin embargo… prefiero escucharlo de sus labios. ¿Se le ofrece algo.. agua, café, vino… una mujer?", expreso y entonces rió.

"Estoy bien, muchas gracias. Verá, tengo un negocio que se dedica a la importación de té..."

"¿Te gusta el té?", pregunto el sujeto antes de volver a fumar.

"A decir verdad, la hora del té es una costumbre que encuentro innecesaria. Es una forma más de perder el tiempo"

Saburo negó con la cabeza al mismo tiempo que con molestia apagaba el puro; "Muy mal, señor Kaio. ¿Cómo puede un hombre dedicarse a algo que odia?, es como si yo odiara invertir en negocios, pero eso hago. ¿Dónde esta la pasión por su trabajo?"

Ante su indiscreción, Isao negó con la cabeza; "Mi suegro me confió una pequeña parte de su negocio, yo lo manejo, aunque es mi esposa quien…"

"Segundo error, señor Kaio. ¿Por qué mejor no le dice a su esposa que venga a hablar conmigo"

"Usted sabe que las mujeres no entienden de estas cosas"

"Al fin un comentario acertado. No entienden de estas cosas, pero aman gastar nuestro dinero… en el caso de su esposa, gasta su propio dinero", rió de forma despreocupada y sin importarle si podía llegar a ofender al orgulloso hombre.

"Me dedico a la importación de té, es un buen negocio, sin embargo en el ultimo año este ha caído debido a los altos precios... pero ahí no esta el problema, el problema lo tengo en la empacadora, mi empacadora. Mi mujer no tiene nada que ver en ella"

"¿Qué tan ligero es su problema?"

"Dos millones de yenes. Necesito alguien que invierta al menos la mitad"

Katsumoto, o mejor dicho, el jefe Katsumoto, como sus socios solían llamarlo, asintió; "¿Por que no hecha mano del dinero de su esposa?"

"No quiero arriesgarlo... ", trato de explicar, sin embargo fue interrumpido.

"Y quiere arriesgar el mio, ¿Verdad?", pregunto encendiendo otro puro.

Ruborizado, Isao negó con la cabeza; "Me ha mal interpretado, quise decir que no quiero tocar su capital, y como se trata de mi empacadora, no quiero inmiscuirla en mis problemas. Ademas si todo marcha como deseo, me gustaría un socio a largo plazo para ampliarla"

"Eso cambia las cosas... ¿A que plazo y con cuanta ganancia?"

"Había pensado a un plazo de un año… y con una ganancia del… veinte por ciento… también a un año"

Katsumoto se quedo meditando un momento, luego hablo; "Que sea el cuarenta, quizás con el paso de los meses pueda hacer la reducción a un treinta... o el veinte"

"Entonces, ¿Qué opina?", intrigado por obtener una respuesta definitiva, el tosco hombre cuestiono.

Saburo dio un trago a su bebida y luego de probar su puro, sonrió; "Comprenderá que no puedo invertir sin conocer a fondo su negocio. De palabra, ni aun siquiera tengo constancia de que este en verdad exista. Así que antes de tomar una decisión me gustaría verlo"

"Entonces tendría que venir a Tokio"

"Ese no representanta ningún problema para mi. Iré y si me convence su funcionamiento, entonces los dos millones serán suyos"

"Gracias, estoy seguro de que no se arrepentirá de tenerme como socio", tembloroso extendió la mano.

Ignorando ese gesto, Saburo se apoyo en el respaldo de su silla y llevado el trago a los labios, contesto; "Aún no festeje, señor Kaio. La negociación aún no esta concluida"


(Tokio)

En la intimidad de aquella acogedora habitación, semi desnuda y sobre la cama, estaba la rubia. Frente a ella y vistiendo tan solo una de sus camisas, la hermosa aguamarina en el blanco lienzo con fina destreza deslizaba el carboncillo.

Deleitando la azulada e inquieta mirada con la belleza de aquella desnuda Diosa, sin aliento sonreía al mismo tiempo que de vez en cuando el rubor acudía a colorearle el rostro.

Notando el efecto que su naturaleza producía en su amada, Haruka dibujo una sonrisa coqueta; "¿Ocurre algo?"

Kaio sonrió y asintió al mismo tiempo que fijaba su mirada en la de ella; "Es tan difícil concentrarme, que no sé si continuar dibujando, o volver a hacerte el amor", de forma muy natural y habiendo olvidado todos sus prejuicios y la osadía del marinero para con su amante, expreso.

"¿Qué prefieres?", de forma ligera Tenou se encogió de hombros.

"Sabes a la perfección que es lo que prefiero, pero si sedo, jamás terminare de pintarte"

La rubia sonrió, haciendo a un lado la sabana que parcialmente le cubría; "Creo que esta prenda me estorba"

"No caeré en su juego, señor Tenou", la chiquilla expreso fingiendo que no le estaba prestando atención.

"Pues yo creo todo lo contrario", contesto poniéndose de pie y dirigiéndose hacia ella para observar el boceto. "Es sorprendente lo que tus manos pueden llegar a hacer"

"¿Solo con la pintura?", Michiru cuestiono de forma sugerente. "Tú también sabes hacer cosas maravillosas con ellas"

"Señorita Kaio, pienso que lo que dice es demasiado atrevido, ¿No lo cree?"

"Señor Tenou, es usted quien me provoca ser atrevida", contesto riendo un poco ante ese juego.

"Ya que nos hemos permitido este atrevimiento, he de hacerle una pregunta. ¿Es verdad eso que dicen de los pintores?", de forma juguetona comenzó a jugar con sus rebeldes cabellos aguamarina, luego deposito un beso en su cuello.

"¿Y qué dicen sobre nosotros?", la joven cuestiono viéndole a los ojos.

Tenou acerco su rostro al de ella, besándola he introduciendo su mano dentro de la camisa para acariciar sus senos, pregunto; "Dicen que suelen acostarse con sus modelos"

Ante el travieso movimiento de su mano, la mujer gimió y se mordió los labios, pero eso no significaba que sería presa fácil; "En verdad no sé qué tipo de personas le pintaron en el pasado como para pensar que todos somos así, sin embargo es mi deber decirle que eso es una vil mentira", fingiendo una aparente molestia, contesto.

"Si es así, entonces será mejor que me vista", Tenou tomo su pantalón y sentándose sobre la cama, comenzó a ponérselos. "Señorita, ¿sería tan amable de devolverme mi camisa?"

Michiru soltó una ligera risa; "Aunque… con usted podría hacer la excepción", expreso poniéndose de pie y besándola, la empujo sobre el lecho. Luego se quitó la camisa para revelar sus formas.

Tenou por su parte sonrió y atraiéndola hacía ella, la envolvió en un amoroso abrazo...


(Notas de autor)

Notaran que cuando ambos están en publico me refiero a Haruka en masculino. Eso cambia cuando están en la intimidad. Lo hago así porque solo Michiru conoce su secreto (y nosotros también, pero ella no lo sabe xd xd)

Michelle; Es difícil que ese hombre cambie para bien.

Kaiohmaru; Recordemos que en el pasado la mayoría de los matrimonios eran arreglados (y más cuando se trataba de gente de sociedad), así que en parte eso fue lo que sucedió entre Isao y su esposa.

Isavellcota; Gracias por tus palabras. Me animas a continuar escribiendo :)

UnbreakAbleWarrior; Poco falto para que Michiru se enfrentara a ese hombre xd, pero es que nadie les manda a que anden haciendo sus cosas en el campo.

HaruTenoh11; Esta vez Océano no renacerá :(, y eso es algo que lamento y mucho. Por eso dudaba en escribir esta historia :(

hyunwon020; Su amor es maravilloso.

Hotaru tomoe; Ellas si que no pierden oportunidad. Pronto conoceremos cual es el plan de Eiji.