CAPÍTULO XXI
PROMESA DE ETERNIDAD
(Mañana siguiente)
Por primera vez en mucho tiempo, aquel amanecer fue muy diferente a los demás.
Lo que en días pasados hubieran sido cálidas y soleadas mañanas, esa en particular había sido grisácea y fría.
Ese clima en combinación con la tensión que se vivía en casa, hacían que el ambiente se percibiera pesado, melancólico y hasta aburrido.
Así pues y como era su costumbre cuando se encontraba en casa, sentado a la mesa del gran comedor, si, en ese en el que en noches pasadas hubiera cenado el hermoso rubio, estaba Isao Kaio bebiendo el amargo café en compañía de su esposa e hija.
Ninguno de los tres hablaba, los únicos sonidos que rompían con aquel perturbador silencio, era el que se producía al golpear las cucharas sobre la fina loza, el del agua del estanque y el lejano rumor que de la calle ingresaba.
Disfrutando de los dulces panecillos y las galletas que el apuesto joven hubiera preparado, la aguamarina y la rubia de cuando en cuando se dirigían la mirada. Isao, tentado por ese aroma y sus deliciosos colores, estiro su mano y tomando uno de los bocados, con detenimiento lo observo, luego lo llevo a sus labios. Apenas habiéndolo probado, una mueca de desagrado se dibujo en su rostro.
"¿Ocurre algo?", finalmente la dama se atrevió a hablar.
El pelinegro, nada convencido de su sabor, lo dejo a un lado; "Pensé que estarían deliciosos, sin embargo están amargos"
"Eso es mentira, son exquisitos", Katherine contesto deleitando el paladar con su sabor.
El hombre sonrió orgulloso; "¿Estas diciendo que yo soy el amargado?"
Ante sus conjeturas, su esposa negó con la cabeza; "Querido, yo jamas insinué algo como eso. Has sido tú"
Isao no dijo nada , solo se limito a torcer los labios. Poniéndose de pie se coloco el sombrero, luego con paso lento se dirigió hacia la salida.
La alta rubia y su hija se quedaron en silencio un momento, hasta que cerciorándose de que no regresaría, la dama fue la primera en hablar; "Por supuesto que él es el amargado"
"Lo mismo pienso, madre. Estos panecillos fueron hechos con amor. Por eso no pudo disfrutar de su sabor", la chiquilla rió un poco.
De pronto la puerta se abrió, dando paso al tosco hombre; "Katherine, cuando termines de perder el tiempo, por favor ven a mi oficina. Quiero que hablemos de números, aunque dudo que entiendas algo"
Nada convencida por su petición, pero no porque no entendiera, la mujer asintió; "Será como tú digas"
(Una hora más tarde. Oficina de Isao)
Cumpliendo con lo que su esposo le había pedido, la hermosa rubia dirigió sus pasos hacia su estudio, el cual se encontraba en el centro de Tokio, pero no lo hacía porque aquello hubiera sido una orden, sino porque era su negocio y algún día pasaría a ser propiedad de su hija.
El hombre de la recepción al verla ingresar hizo una reverencia; "Buenas tardes"
"Buenas tardes, busco al señor Kaio", de forma cortes como era su costumbre, se dirigió hacia él.
El sujeto, quien al parecer era nuevo en su lugar de trabajo, sonrió; "Lo siento, señorita, pero el señor Isao no suele recibir... mejor dígame en que hotel esta hospedada, más tarde él podrá buscarla personalmente"
Ante semejante atropello, la rubia negó con la cabeza; "Por lo que veo, Isao no te ha dicho que soy yo la que paga tu sueldo, ¿Verdad?. Con permiso", expreso y acto seguido camino hacia su despacho.
"Lo lamento, señora Kaio", el mozo expreso avergonzado.
"No es tu culpa, sin embargo eso tampoco te excusa". Habiendo dicho y sin esperar la autorización de su esposo, empujo la puerta y al instante ingreso, observando a su marido detrás del escritorio. "Me parece increíble que ese majadero me haya confundido con una de tus amantes"
Isao sonrió sin importarle la interrupción, ni mucho menos su reclamación. Así que luego de levantarse de su asiento, se dirigió a ella; "Quiero tu consentimiento, si es que voy a ampliar la empacadora, es más que obvio que tendrás que invertir un poco más de tu capital en mi negocio. Solo será una mínima parte en comparación con lo que mi socio hará. Los precios no van bien, pero te aseguro que a largo plazo, recuperaremos hasta el ultimo yen", fue hábil al mentir.
La mujer asintió no muy convencida; "No veo la necesidad de ampliar la empacadora si es que los precios están tan altos. La compra de té disminuirá y en consecuencia la demanda"
"Mujer, entiende, tienes que ser visionara y pensar en el futuro"
"Pienso el el futuro de mi hija, no quiero dejarle una fabrica en ruina", de forma tajante contesto.
Isao asintió, luego resoplo con enfado; "Aunque no lo creas y pienses que soy un ser mezquino, yo también he comenzado a pensar en ella. No sabes cuanto me preocupa que un maldito idiota eche a perder lo que tú padre y luego yo logramos construir. Es por ella que debemos hacer todo esto"
Katherine rió un poco; "Me alegra que pienses en Michiru, tu única hija"
"Mi herencia jamás ha estado en discusión. Tú sabrás que haces con la fabrica, pero mi empacadora será de mi primer nieto varón... o si es que un día de estos decides darme un hijo, entonces podre cambiar de decisión. No quiero que un imbécil que no es de mi familia se encargue de ella"
"Mi padre confió en ti cuando te la cedió... ¿No?", de forma triunfante la dama sonrió. "¿Que no haz hecho un buen trabajo con ella?"
Reconociendo que su esposa tenía razón, el hombre no supo que responder. Quizás si Lord James Winchester, padre de Katherine y abuelo de Michiru, hubiera sabido que Isao Kaio era un imbécil, jamas le hubiera confiado su empacadora y mucho menos a su princesa.
En ese momento el mozo de la recepción llamo a la puerta; "Señor Kaio, lo buscan"
Ofendido por las palabras de su mujer, molesto Isao alzo la voz para que quien lo buscaba, lo escuchara; "Dile que no pierda el tiempo y se retire. Estoy ocupado y no puedo recibirle"
Sin aviso y no importándole que no fuera bien recibido, el sujeto abrió en su totalidad la puerta, luego ingreso con paso ligero; "Señor Kaio, ¿Es ese el recibimiento que le da a su socio?"
El pelinegro de inmediato reconoció aquella voz al mismo tiempo que el color huía de su rostro; "Se… señor Katsumoto, disculpe mi imprudencia. Katherine, luego hablaremos de esto. Ve a casa"
La presencia de aquella dama que acompañaba al hombre, para Saburo no paso desapercibida. Sintiéndose atraído hacia ella, se quito el negro sombrero y luego hizo una reverencia; "Disculpare su indiscreción, solo si me dice quien es esta hermosa mujer"
Ante su cortesía, Katherine se inclino un poco ante él; "Soy la señora Katherine Kaio"
Como si hubiera olvidado el motivo que lo había llevado hasta Tokio, Katsumoto ignoro al tosco hombre; "Mi señora, para mi es toda una lastima saber que es usted casada, pero también debo decir que es todo un placer el encontrarme ante su encantadora presencia. Soy Saburo Katsumoto… el próximo socio de su esposo", habiendo dicho, tomo su mano y luego de forma ligera la beso.
Ante ese cortejo tan descarado, Isao frunció el entrecejo; "Y ya se va. No entiende de estas cosas"
Katsumoto negó con la cabeza; "Señor Kaio, entonces yo también tendré que retirarme", sonriendo, hizo un ademan de disculpa.
"Pero..."
"Si vamos a hablar de negocios, me gustaría que su esposa este presente. La compañía de una dama como su señora, nos traerá buena suerte", expreso y arrastrando una silla, la ofreció a la mujer. "¿Quiere hacerme el favor?"
Incomoda por sus atenciones, a Katherine no le quedo de otra mas que aceptar su invitación; "Esta bien, si así lo desea, entonces no me opondré"
Saburo sonrió complacido; "Hacía ya mucho tiempo que no me encontraba ante una mujer tan hermosa, sin embargo... señor Kaio... ¿No va a va a ofrecernos una copa?" volviéndose hacía él, cuestiono.
Incrédulo por lo que sus negros ojos veían, el pelinegro asintió; "En un momento... Takashi... dos copas de vino", grito hacia el mozo de la recepción en lugar de ser él quien las sirviera. Lo había hecho de esa forma porque temía que en un descuidado parpadeo, su flamante socio tuviera el atrevimiento de seducir a su esposa.
"Es usted muy amable", Saburo expreso, luego volvió todas sus atenciones hacía la rubia; "Dígame, señora Kaio… ¿Hace cuanto que vive en nuestro hermoso y floreciente país?"
"Poco más de diecinueve años", replico evitando hacer contacto con su penetrante mirada.
"¿Casi veinte años?, eso es toda una vida y usted luce tan joven. Es usted como las rosas, sin embargo su belleza jamas marchita"
Ante semejante alago, Lady Katherine no supo que responder.
Sintiéndose completamente relegado por su esposa y su futuro socio, el regordete Isao se aclaro la garganta; "Pues bien… hablemos de lo importante, la empacadora"
Saburo negó con la cabeza al mismo tiempo que apoyaba ambas manos sobre su bastón, que aunque no lo necesitaba para andar, él pensaba que aportaba a su esbelta figura un toque de elegancia; "Sé que ahora estamos en su territorio, pero… quizás deberíamos posponer esta conversación para más tarde… me gustaría invitarles a cenar"
"No señor Katsumoto, déjeme ese honor a mi", Isao contesto.
El sujeto volvió a negar con la cabeza; "Señor Kaio, prefiero que sea en un lugar neutro, por ejemplo en el restaurante del hotel donde provisionalmente me estoy hospedando… en unos días estará lista mi casa"
"Esta bien. Será como usted diga"
"A las ocho pasaran a buscarlos… señora, en verdad espero disfrutar de su agradable compañía", poniéndose de pie, tomo su pálida y luego volvió a besarle.
(Esa noche)
No muy animada por la cena, la rubia se ocupaba de su arreglo personal. Isao tampoco convencido porque su esposa asistiera, en primera porque no quería que supiera de sus problemas financieros, y en segunda porque para nada le había agrado la actitud del sujeto para con ella, cerca del piano bebía una copa.
"Espero y todo salga bien", nervioso murmuro al mismo tiempo que encendía un puro.
"Estoy lista", finalmente Katherine apareció.
Y aunque aquellas prendas habían resaltado en gran medida su belleza natural, Isao desvió la mirada; "Ya veo", se limito a decir como si no le importara, aunque muy dentro de él no podía negar que le resultaba exquisitamente encantadora.
Por su parte, la chiquilla al verla se emociono. Hacía ya tanto tiempo que no la veía brillar de esa forma; "Madre, luces hermosa", Muchiru expreso contenta.
"Gracias", replico, luego camino hacía ella. Sonriendo y apoyando sus manos sobre los hombros de su hija, expreso; "Tu padre y yo saldremos a cenar, tardaremos un par de horas"
"Lo sé, madre", no entendiendo, la aguamarina replico.
"Michiru, si es que vas a estar en la cocina aprendiendo algo, por favor dile a tu nana que te acompañe, solo así estaré tranquila". Guiñándole un ojo, añadió; "Solo no tardes y acuéstate temprano"
Comprendiendo que era lo que en realidad trataba de decirle, la joven asintió; "Así será, madre. Gracias por tu confianza"
En ese momento el transporte que los llevaría al hotel donde Saburo se hospedaba, arribo.
"Es hora", Isao, por primera vez en mucho tiempo, ofreció su brazo para que en el su esposa se apoyara. Aceptando su cortesía, Katherine lo hizo.
De esa forma y aparentando ser una pareja feliz, abandonaron la residencia.
Michiru, escuchando que se alejaban, sonrió; "Nana, nana", llamo a la anciana.
"¿Que ocurre, niña?", cuestiono la vieja.
"Ven conmigo, iremos al parque", contesto arreglándose el cabello.
"¿A estas horas?"
"Si , nana. Necesito ver a mi Haruka", contenta la chiquilla replico.
(En el parque)
Y como el día anterior, el hermoso rubio esperaba por su amada. Confiaba en que ella se presentaría a su cita, o que al menos la nana le llevara noticias.
Dos horas habían transcurrido desde que había llegado, más estaba convencido de que si debía esperar una hora más, entonces lo haría.
(A pocas calles del parque)
Dentro de aquel restauran y sentados a la mesa, estaban Katherine, Isao y Saburo.
"Flores", el galante pelinegro dijo tendiéndole un hermoso ramo de rosas rojas.
Ruborizada por las atenciones del socio de su esposo, la mujer asintió; "Gracias, no debió haberse molestado"
"Mi señora, las atenciones hacía una hermosa dama jamas son una molestia. Las mujeres como usted, merecen todo lo que nuestras manos puedan ofrecer", expreso dibujando una sonrisa coqueta en sus labios.
Ante esa actitud, Isao frunció el entrecejo. ¿Acaso no era mucho el interés que ese sujeto estaba teniendo para con su esposa?. Fue entonces que recordó a Eiji decirle que no era un hombre que se interesara por cualquier dama... ¿Acaso su esposa había despertado en él alguna clase de atracción? Si ese era el caso, ¿Sería algo bueno para su negociación?
"Permitame, deje que le sirva un poco más de vino", Katsumoto expreso tomando la botella.
"Gracias", nerviosa contesto.
Isao sin aliento, hablo; "Había pensado que mañana podemos ir a visitar la empacadora, de esa forma será testigo de como es que se lleva a cabo los procesos de envasado"
"Por supuesto, señor Kaio", contesto bebiendo un poco.
"Confió en su ojo experto, estoy seguro de que estará interesado en su ampliación", tratando de distraerlo de su esposa, agrego.
"¿Usted que opina, señora?"
"Esa es decisión de mi esposo, aunque no estoy muy de acuerdo con su ampliación, al menos no en este momento"
"Todos los negocios son un riesgo, este no es la excepción, pero estoy seguro de que nos ira muy bien, ¿No?"
"Mi esposa y yo deseamos que así sea", Isao tomo la mano de la mujer, luego la llevo hacía sus labios para besarla. ¿Acaso estaba celoso?
Ante ese gesto, Katsumoto sonrió; "Su esposa me dijo que hace casi veinte años vive en este lugar. Supongo que sus hijos rondaran esa edad. Hace bien señora, al querer cuidar su futuro", expreso y luego llevo la bebida a su boca.
El majadero hombre sonrió contento y por primera vez, orgulloso de su familia; "Así es, señor Katsumoto. Es nuestra prioridad cuidar el patrimonio de nuestra única hija"
Intrigado, el sujeto dejo a un lado su copa; "Señor Kaio, no me había dicho que tiene usted una hija"
Ante eso, Katherine frunció el entrecejo. Consideraba que ese asunto para nada le concernía.
Isao asintió; "Así es, solo tenemos una hija... Dios no quiso que tuviéramos más"
"Me hubiera gustado conocer a la familia completa. Y es que si la hija es tan hermosa como la madre, será todo un placer"
"Y así será. Venga mañana a mi casa a cenar, estoy seguro de que estará encantada de conocerlo", el pelinegro contesto.
Saburo asintió totalmente convencido; "Cuente con ello, la presencia de dos mujeres hermosas serán de buena suerte para nuestros negocios"
Katherine, no tolerando la actitud servil de su esposo y el descarado comportamiento de su socio, se reincorporo; "Disculpen, necesito ir al tocador"
Katsumoto se puso de pie, haciendo una reverencia; "Pase, mi señora"
Isao Kaio sonrió satisfecho, y es que si ese hombre parecía estar interesado en su esposa, una mujer mayor y casada, con mayor razón lo haría en su hija, que era joven, educada y en edad casamentera. "Brindemos", dijo elevando su copa.
"Brindemos", el otro contesto.
(En el parque)
Y como la noche anterior, las calles comenzaron a quedarse vacías.
Pensando que su amada ni la nana aparecerían, Haruka se puso de pie con intenciones de retirarse, pero muy convencido de volver a la noche siguiente.
Sin embargo en ese momento algo llamo su atención.
Cruzando la empedrada acera y a toda prisa, la hermosa chiquilla se dirigía hacia él.
"Mi amor, aquí estoy", desde la distancia expreso y una vez que estuvo frente a él, se lanzo en sus brazos para besarlo en los labios, luego colmo su rostro de besos.
"Sabía que tarde o temprano vendrías", contesto correspondiendo a sus carnosos labios.
Manteniéndose a prudente distancia, la nana los observaba al mismo tiempo que comenzaba a pensar un sin fin de cosas. Le parecía increíble que él hubiera estado esperando por ella aun y cuando no sabía si acudiría a su encuentro.
"Moría por verte, sabía que estarías esperando por mi"
"Y siempre lo haré, Michi", contesto estrechándola contra su pecho.
"Mi padre ha regresado y no me permite salir, sin embargo he logrado escapar porque ellos ahora están ocupados atendiendo un compromiso. He escapado para estar contigo aunque sean unos cuantos minutos", con fuerza se aferro a su amado.
"Eres muy valiente, pero es peligroso que lo hagas", replico besandole la frente.
"No podía tolerar un día más sin verte, te amo"
"Y yo a ti, mi Michi"
"La chiquilla sonrió sonrojada; "¿Sabes?... ayer fui a comprar algunas cosas para nuestra boda. Pronto comenzare a buscar mi vestido"
Haruka asintió satisfecho; "Y así será. Estoy trabajando un tiempo extra en la panadería, de esa forma podre ahorrar más y comprártelo. Quiero que lleves el más hermoso y caro", habiendo dicho, la tomo entre sus brazos y la elevo un poco.
Eso hizo que Michiru riera; "Eres muy travieso. No me sueltes"
"Jamas lo haré", dijo devolviéndola a su lugar.
Contenta, la aguamarina volvió a abrazarle; "Mi madre ha dicho que esta de acuerdo con nuestra boda. Ella lo aprueba firmemente"
"Qué alegría, por fin serás mi esposa"
"Así será, mi amor. Aunque ya me despojaste de mi virginidad, compre las que serán las sabanas para nuestra noche de bodas", murmuro en voz baja para que solo él la escuchara.
Inclinándose un poco sobre ella, el rubio beso su oreja, luego dijo a su oído; "¿Te arrepentiste de habérmela entregado antes?"
"Por supuesto que no. Volvería a hacerlo mil veces", contenta le echo los brazos al cuello.
"Señorita, ¿Quiere venir conmigo a mi habitación?", pregunto a su oído.
"Señor Tenou, no estoy sola, vengo con mi nana. Dudo mucho que ella quiera dejarme ir con usted", expreso de forma coqueta.
"Esta bien, esperare a encontrarte sola. Entonces no vas a poder escapar de mi"
La aguamarina se separo un poco de él y mirándolo a los ojos, hablo; "Soy tan feliz, que a veces pienso que esta hermosa vida la veo a través de un cristal. A veces tengo miedo de despertar y que todo sea un sueño"
"Todo es real, Michi", contesto sonriendo.
"Cada vez que me besas o me tocas, me haces saber que estoy aquí, contigo"
"Pronto Michi, pronto estaremos unidos para siempre", dejando que un suspiro abandonara su pecho, con gentileza acaricio sus aterciopeladas mejillas.
Marcando las diez en punto, la campana de la alta torre sonó con un estridente golpeteo. En la lejanía la chimenea de la maquina de hierro hizo su característico sonido al mismo tiempo que en el muelle, un barco llamaba a zarpar.
Esos tres sonidos combinados, hicieron que de pronto y de la nada, la joven mujer se estremeciera.
"¿Ocurre algo?", pregunto su amado al ver que de su rostro el cándido color había huido y que sus labios se habían secado. "¿Estas bien?", cuestiono al sentir que el agarre de sus manos perdía fuerza.
La chiquilla asintió al mismo tiempo que trataba de ocultar su mirada. No quería que en ella contemplara la tristeza que de pronto la había embargado. "No es nada. Sabes que a veces puedo llegar a parecer una tonta"
"No digas que eres tonta, dime que ocurre… ¿A que se debe esta actitud?"
La joven fijo su mirada en la de su prometido y entonces contesto; "Pensaba en el día que despedimos a Fiódor… ¿Crees que esta bien?"
"Supongo que sí… pero… Eso no responde mis preguntas"
La aguamarina limpio las lagrimas que de la nada de sus ojos habían comenzado a brotar; "Pensaba en su esposa… ¿Cómo dos personas que se aman pueden estar tan lejos?...si tú te apartaras de mi, no podría soportarlo. Me sería intolerable vivir sin ti"
"Hay que ser muy fuertes como para soportar esa ausencia. No llores, eso jamas nos ocurrirá a nosotros", el rubio contesto y acto seguido refugio a su prometida en sus brazos para calmarla.
El pesado tañeo de las campanas, el sonido de la maquina y el llamado del barco fue algo que con dolor retumbaba en el corazón de la hermosa joven; "Ahora que escucho el sonido del tren… y el de los barcos que se alejan… ha llegado a mi un terrible pensamiento… ¿Puede haber algo que a nosotros llegue a separarnos?"
"No Michi, no habrá barco ni tren que a nosotros pueda apartarnos el uno del otro", contesto con tristeza.
"Es verdad, ni aun siquiera la muerte podría alejarnos de cumplir con nuestro destino", apoyando la cabeza sobre su pecho, con todas las fuerzas que había en sus miembros, lo aprisiono entre sus brazos. "No sé que es lo que ahora me ocurre, pero... esto duele y mucho"
El rubio, sintiendo el dolor que consumía a su amada, se aferro a ella con todas sus fuerzas; "Nada Michi... nada podrá separarnos", expreso y limpiándose las lagrimas que también por sus mejillas resbalaban, se aparto de ella, luego con fuerza tomo su mano. "Ven, tengo una idea", expreso comenzando a caminar por las calles oscuras.
Ver que ambos se alejaban, hizo que la nana se estremeciera; "¿A donde lleva a mi niña?", se pregunto y entonces comenzó a seguirlos.
La mujer, aferrándose a su mano y dispuesta a seguir a su amado a donde el destino quisiera llevarlos, juntos ingresaron en el templo.
Deteniéndose, mirándola a los ojos y sin soltar su delicada mano, Haruka se llevo la otra al pecho; "Aquí, te prometo que jamas me iré de tu lado. Jamas me marchare… y si es que por alguna razón ajena a mi llego a hacerlo, prometo que regresare por ti para cumplir con nuestra promesa de eternidad. Si es que miento o en mi corazón hay la mas mínima duda, entonces que todos los dioses ahora mismo me arranquen la vida"
La joven asintió conmovida por sus palabras. No es que desconfiara de él, pero es que temía que el mismo destino que los había unido, llegara a hacerles una cruel jugada; "Y yo te digo que aunque el hado llegue a separarnos por cualquier motivo, juro que te esperare porque sé que volverás a mi. Esperare aunque eso signifique hacerlo por la eternidad. Y cuando regreses juro que iré contigo a donde decidas llevarme. Cerca o lejos eso no importa. Si no regresas, ¿Para que quiero la vida, si no es para vivirla a tu lado"
La pelinegra doncella que ahí atendía, desde la distancia los observo y, sintiéndose extrañamente atraída hacía ellos, pero no queriendo ser inoportuna, desde su lugar y en silencio les otorgo su bendición.
La señora Matsuko, conmovida por aquello que sus ojos veían, sonrió. Su niña tenía razón, ese chiquillo era bueno, demasiado bueno que todo aquello parecía tan irreal.
Notas de autor;
Hace algunos años alguien me pregunto porque había elegido el nombre de "LevApolo", respondí que Lev es por Lev Tolstoi, un escritor Ruso. Apolo por el dios Griego. Pues bien, en una de sus obras Tolstoi dijo "La mujer ajena es miel, la propia es hiel". Tenia razón, vemos que con Isao se cumplen sus palabras, mientras él desprecia a su esposa, hay otro que desearía estar con ella.
Kaiohmaru; Así es y en su ambición, ya anda perdiendo a su esposa.
Michelle; Yo también quiero que sea viernes para publicarla, me emociono con mi propia historia.
Isavellcota; Creo que ya hicimos enojar a Isao ;), se lo merece por hacerle el feo a tan bella mujer que tiene a su lado.
UnbreakAbleWarrior; Haruka es hermoso, no será un hombre (en lo físico), pero en sus modos, ese respeto y todo lo demás, lo hacen serlo. Es más caballeroso que Isao.
Hotaru tomoe; Katherine no puede saber que es mujer, sino todo se volvería demasiado problemático. Es mejor que siga creyendo que es hombre. Ademas imagina que no haría Isao si se entera de que su hija ama a una mujer.
