Nota: Como ven, sí pude terminar el capítulo. Perdón, me quedó ENORME. Decidí hacerlo así y no dividirlo en dos para que sea más disfrutable y de una terminar con este arco. Gracias por leer, 🙈💕
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Rin se recostó, pues era la hora de dormir, pero en sus pupilas emergía el insomnio. Sesshomaru permaneció a su lado, notando en su aura la incertidumbre y el miedo.
En un inicio creyó que se debía a su torpeza con su cabello, así que rápidamente le hizo notar que ya había crecido y que no estaba molesto por lo sucedido, sin embargo, ella parecía ni siquiera recordar aquel incidente.
Rin, estás agitada, algo sucedió. Puedo sentir la pared que has puesto entre nosotros.
Se animó a acariciarle el brazo, fue un roce suave y lento con las yemas de los dedos. No era el preámbulo de su deseo, solo quería hacerle ver que estaba allí para ella.
Ella dio un salto. Estaba temblando.
Sesshomaru: - ¿Tienes miedo de lo que pueda pasarte mañana?
Rin: - Señor Sesshomaru ¿Alguna vez se ha preguntado qué se siente morir? Aquella vez cuando mi carne fue destrozada por los lobos, el terror me invadió de tal manera que no sentí dolor.
Sesshomaru recordó su cuerpo mutilado en el charco de sangre. Aquella niña sonriente con los ojos apagados.
La abrazó.
Sesshomaru: - ¿Por qué hablas de eso? ¿Piensas que voy a destrozarte?
Rin: - Cada huella que dejo al andar es como si no debiera estar allí… ¿Debería darme por vencida?
Sus ojos brillaron, pero el demonio no pudo verlo. En ellos apareció la marca resplandeciente de la muerte.
La noche avanzó y Rin sintió que un mareo la envolvía.
Prepararé algo de té y mañana le diré al señor Sesshomaru lo que escuché. Si me enfermo ahora puede que empiecen a sospechar.
Se levantó y el demonio abrió los ojos.
Rin: - Iré al baño – le dijo.
Caminó por la posada hacia la cocina, llevando una vela. Tenía en sus manos un manojo de lavanda. En eso, sintió un par de brazos que le sujetaron la boca y el torso y la sumergieron al interior de una habitación oscura.
Mayordomo Hak: - ¡Sssh! Soy yo, Hak.
Rin, horrorizada, intentó zafarse
Mayordomo Hak: - Debo decirte algo, es urgente.
Ella dejó de forcejear.
Mayordomo Hak: - Todo es una mentira, Rin. Mañana serás devorada.
Ella abrió mucho lo ojos, teniendo aún la boca cubierta.
Mayordomo Hak: - Mañana la dueña los conducirá a su oficina y dirá que por la puerta secreta llegarán a la jaula para hacer el ritual, pero es una treta: usará un portal para redirigirlos a su estómago y creará una ilusión para que piensen que están en una jaula. Lo de la luna creciente es una conveniencia para que el señor Sesshomaru esté deseoso por ti, lo mismo con la abstinencia.
Rin se movió en sus brazos, él la dejó ir.
Rin: - ¿Por qué me dice todo eso ahora?
Hak: - Porque… me he enamorado de ti y no quiero que mueras. Ella lo miró confundida.
Hak: - Todo lo que quiere es que tu sangre quede libre del sello y seas devorada por él, la fusión de su sangre, eso es lo que ella planea beberse. Por eso necesitaba que siguieran sus órdenes.
Rin: - ¿Entonces, no hay forma de liberarse del sello que no sea muriendo a manos de mi señor?
Hak: - La hay, pero a ella no le conviene. La verdad es que solo debían hacer el rito de sangre luego de implantar en ti el sello restaurador para liberarte del sello inicial.
Rin: - ¿El rito de sangre?
Hak: - Así es, por eso planeaba decírselos ahora mismo.
Rin: - Debemos marcharnos y hacer el rito en cualquier lugar antes de que se entere.
Caminó en dirección hacia la puerta, pero él la detuvo.
Hak: - La única forma de salir de aquí es por medio de sus portales, de otro modo permanecerán en esta posada y solo podrán salir una vez cada tres años.
Rin: - ¡No puede ser!
Hak: - Por eso, he llegado a la conclusión de que mañana, durante el banquete de celebración por motivo del rito, deben hacer el ritual por ustedes mismos. He hablado con Ayame y ha aceptado colaborar con la causa.
Rin lo observaba sin creer en lo que le decía.
Hak: - Ella y yo distraeremos a mi señora. Seduce a tu amo mañana al medio día y haz el ritual uniendo su sangre. Cuando suenen los tambores, esa será la señal, más tarde que eso será el fin de todo.
Rin: - ¿Cuando suenen los tambores?
Hak: - Cuando suenen los tambores.
Apenas terminaron de hablar escucharon unos pasos, pero no hubo tiempo de reacción, dado que el daiyokai, enfurecido, le lanzó un puñetazo directo al rostro. Hak cayó al piso, confundido por el golpe.
Sesshomaru miró a Rin muy fijamente, pero se dio media vuelta sin decir nada. Ella palideció.
Debo hablar con él…
Hak:- Rin… toma esto – dijo, alcanzándole un frasco de cristal que decía "Afrodisiaco"
Hak: - Te ayudará a entrar en calor – se sujetó la quijada del dolor.
Rin: - Gracias, joven Hak.
La humana caminó hacia la habitación y al entrar vio a su amo con de pie, con los puños cerrados.
Sesshomaru: - Dijiste que irías al baño.
Rin: - Iba a preparar un té para los nervios– ella le mostró la lavanda en sus manos – pero Hak debía decirme algo.
Sesshomaru: - ¿Qué debía decirte? Apestas a él ¿Acaso fuiste abrazada?
Rin: - No es así.
El demonio la miró de frente.
Sesshomaru: - Incluso tus labios están impregnados de su olor. Escucha, no voy a compartirte con nadie más, lo prohíbo.
Rin: - Yo sí le creí hace unos días cuando la sirvienta estuvo desnuda a su lado ¿Cómo sé que no sucedió nada entre ustedes?
Sesshomaru: - Es diferente.
Rin: - ¿Qué lo hace diferente?
Sesshomaru: - Yo no soy un humano, no me dejo llevar tan fácil.
Rin se sintió herida.
Rin: - ¿Está diciendo que yo me dejo llevar fácilmente?
Sesshomaru: - Dime de qué hablaban.
Rin: - No puedo decirlo.
Sesshomaru: - ¿Por qué su esencia está en tu cuerpo?
Rin: - Pues…
Usó su velocidad extrema y la abrazó.
Sesshomaru: - Tu silencio me irrita.
Rin: - Me cubrió la boca para que no gritara.
Sesshomaru: - Esto es frustrante.
Acarició su mejilla.
Sesshomaru: - Me siento intranquilo.
Sabía que estaba exagerando, también notó que su aroma no demostraba excitación o deseo, sino miedo, pero al mismo tiempo, su imaginación le había jugado una mala pasada. Reconoció en su mente que estaba celoso y que no confiaba en su parte humana más primitiva, pero era tan orgulloso que le costaba trabajo aceptarlo.
Sesshomaru: - Rin… - sujetó su mano – No dudaré más de ti.
Ella lo abrazó.
Rin: - Entiendo sus sentimientos. Por favor, abráceme fuerte.
Él así lo hizo.
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Los preparativos estaban terminando. Todos en la posada se esforzaban para tener listo tanto el banquete, como las presentaciones que se realizarían antes de efectuar el ritual de sangre. La mujer cuervo habló con Sesshomaru y Rin muy temprano por la mañana y les hizo saber que todo estaría bien.
"El banquete es para ustedes, quiero que se relajen y se sientan cómodos hasta que la luna creciente haga aparición", les había dicho.
Aunque Hak le había dado un afrodisíaco, ella desconfiaba; no le parecía buena idea ingerirlo bajo estas circunstancias.
Se arregló como nunca: lavó su cuerpo con un jabón de aroma a jazmín, dejó que los vapores de las termales intensificaran su aroma, lavó muy bien su cabello y utilizó un aceite corporal que dejaba su piel muy suave. Frente al espejo del cuarto de baño vio su figura menuda, palpó sus mejillas, sus senos y sus glúteos. Luego añadió un poco del aceite corporal a su entrepierna y la acarició levemente.
Cuando suenen los tambores… no queda mucho tiempo.
Se puso el collar perfumado de azahar que su amo le había dado y se colocó un kimono rojo muy elegante y ceñido al cuerpo. Tenía detalles en dorado y verde. En la espalda y mangas del atuendo había tejidos de flores. Se lo puso sin colocar antes el jubán o alguna prenda extra. Finalmente, maquilló sus labios y salió de la habitación.
El demonio permanecía sentado en el suelo, cerca de la mesa que había en la alcoba. Sobre ella había variedad de manjares, té y sake. Rin comió un poco de fruta y solo algo de té que tenía un sabor muy ligero. Él llevaba puesto su kimono de flor de loto y su armadura de siempre.
Es momento del preámbulo…
Rin: - Señor Sesshomaru, desde la mañana ha estado muy callado.
Sesshomaru: - No quiero distraerme innecesariamente.
Hoy será el día en que por fin sanes.
Ella, quien estaba situada frente a él, se sentó a su lado.
Rin: - La verdad es que me siento un poco tensa ¿Podría hacerme masajes?
Él no le respondió. En cambio, se sirvió una copa de sake y luego de beberla, procedió a tomar sus hombros y moverlos, liberando la tensión de esa zona.
Rin: - Ah… qué bien se siente. Rin quiere que su amo le dé masajes más seguido.
Sesshomaru: - Así lo haré.
Rin: - Espere.
Soltó su kimono y dejó sus hombros al descubierto. Sesshomaru comprobó que no vestía nada debajo, solo el collar aromático que él le había dado. El aroma de su piel, mezclado con el azahar y el jazmín le dio en el rostro, cautivándolo.
Rin: - Quiero sentir sus manos directamente en mi piel.
Él titubeó.
Sesshomaru: - ¿Qué pretendes?
Rin: - ¿Qué acaso no me ve atractiva? Me arreglé para este día, pero usted no me ha dicho nada.
Sesshomaru: - ¿Es necesario decirlo? Es obvio que te ves hermosa, tanto que me cuesta trabajo no tomarte ahora mismo.
Sesshomaru la abrazó por detrás y percibió con más intensidad su aroma. Rin se estremeció y lo observó de reojo con total sumisión.
Sus labios lucen tan atrayentes… y sus ojos.
Desvió su mirada.
Sesshomaru: - Esta noche te haré mía, por ahora, es mejor que estés lejos de mi.
Su libido había aumentado debido a la marca de la luna creciente característica de su clan. Iba a levantarse y dejarla en el suelo para evitar elevar aún más su deseo.
Debo alejarme de ella…
Pero Rin lo detuvo.
Rin: - Entonces, déjeme hacerle masajes.
Sesshomaru se maldijo en sus adentros por no oponer resistencia. Ella, quien había traído consigo el aceite corporal, se sentó tras él dispuesta a todo.
Rin: - Solo voy a liberar su tensión.
Él se quitó su armadura y la parte superior de su atuendo.
Sesshomaru: - Si intentas algo saldré de inmediato de la habitación.
Rin procedió a masajear sus hombros, mientras lo hacía apreció su espalda tonificada y llena de músculos. Añadió abundante aceite en los hombros, provocando que este se resbalara por su pecho y espalda.
Rin: - Ahora sigue su espalda.
Sesshomaru ya empezaba a padecer a causa de sus caricias. Esta se quitó el kimono y apretó sus senos en su espalda. Él se estremeció al sentirlos.
Sesshomaru: - Rin… ¿Qué estás haciendo?
Rin: - Ya no puedo más, quiero que mi amo me acaricie.
Apretó aún más sus senos y descansó su rostro en uno de los hombros del demonio. Al mismo tiempo, masajeaba sus pectorales.
Rin: - Su cuerpo es tan firme… no puedo dejar de tocar.
Sesshomaru: - Déjame ir – decía con dificultad.
Ella seguía masajeando su pecho, acariciando sus pequeños pezones, mientras frotaba los suyos en su espalda.
Nuestros cuerpos están erizados…
Pensaba Rin. Sesshomaru gemía levemente por la estimulación. Su miembro estaba vigoroso y resbaladizo; le palpitaba dentro de su hakama.
Nunca imaginé ser presa de un ser tan inocente y delicado…
¿Inocente?
Sesshomaru: - Vamos, déjame…
Rin: - Su aroma es tan seductor – inhaló desde su cuello aquella fragancia embriagadora– es delicioso. Ahora sé que durante la luna creciente necesita liberar su esencia.
El demonio perdió la compostura, sentía el cuerpo de su amada frotándose en su espalda y sus pequeñas manos pellizcando sus pezones. Aquel juego sucio lo estaba conduciendo al borde del orgasmo sin siquiera rozar su intimidad.
Sesshomaru: - Rin…
Rin: - Mi señor.
Sesshomaru deshizo aquel abrazo erótico y sostuvo en sus brazos. El cuerpo de Rin tembló acalorado.
Sesshomaru: - Si te vienes te sentirás mejor.
Rozó su intimidad con delicadeza, tocando sus puntos más sensibles. Ella gimió en sus brazos, se movía en ellos, sintiendo la vorágine de calor y placer en su sexo.
Rin: - ¡Ah! Qué bien se siente…
No digas eso…
Rin: - Su lengua, quiero sentirla.
Arqueó su espalda, ya padecía los estímulos del orgasmo.
De repente, volviendo en sí de su locura, el demonio se levantó bruscamente, dejándola en el suelo. Rin se lamentó en sus adentros, pero no se daría por vencida.
Sesshomaru: - Lo dejaremos hasta aquí.
Se alejó de ella. Permaneció de pie, enfadado por la abstinencia. Rin dio unos pasos hacia un espejo ovalado y grande que había en el cuarto. En él se reflejaba enteramente su figura.
Rin: - Señor Sesshomaru… - rozó su propia intimidad.
Él no le respondió, pero la seguía con la mirada.
Rin: - Mi cuerpo… me gusta – dijo, mirando su reflejo.
Él no pudo evitar sentirse interesado.
Sesshomaru: - ¿Ah, sí?
Rin: - Sí, aunque en otros momentos le he dicho que es falto de carne, en el fondo me gusta sea pequeño y fácil de tocar.
Se acercó, seducido por su aroma y sus palabras tan sugerentes.
Rin se abrazó a sí misma, haciendo que sus senos se juntaran. Veía a su esposo que estaba detrás, por el reflejo.
Sesshomaru: - ¿Por qué estás intentando seducirme? Mira cómo me tienes.
Ella dirigió su mirada hacia su sexo erguido y notó la humedad en su atuendo. Luego continuó:
Rin: - Una vez, antes de que usted fuera a verme a la aldea yo me acaricié a mí misma pensando en usted. Esa fue la primera vez, de muchas…
Tomó a Bakusaiga, que estaba puesta al lado del espejo, y la puso en medio de sus piernas.
Rin: - Si no va a tocarme, entonces solo míreme.
La inclinó y comenzó a rozarse en la empuñadura y parte de la funda.
Rin: - ¡Aah! – gimió al sentir el relieve del objeto.
Sesshomaru: - ¡Rin! ¿Cómo puedes…?
Agitaba su cadera con sensualidad, viendo su pelvis ondearse en el espejo, sus senos rebotar y su mirada lasciva al darse placer.
Así que así es como me veo cuando me excito…
Sintió su temperatura elevarse.
Él usó su velocidad extrema y se posicionó justo tras ella, dejando que sus glúteos lo rozaran. Sus ojos se juntaban en el espejo.
Sesshomaru: - Detente ahora mismo.
Rin: - Ah, esto… se siente tan bien.
Empezó a moverse más rápido, provocando que sus glúteos rebotaran con fuerza en el cuerpo de su amo.
Sesshomaru: - Detente, no aceptaré tal atrevimiento.
No obstante, seguía viendo sin pestañear sus movimientos y sus gestos de placer. Aunque intentaba escapar de sus propios deseos, se acercó más a ella para sentir el roce de su piel.
Me niego a ser tu presa… Además, no te pondré en peligro.
Rin se frotaba en la espada, haciendo círculos al principio y luego moviendo su cadera con rapidez. Se dejaba ir hacia atrás, curvando su espalda, realmente lo estaba disfrutando. Sesshomaru la tenía rodeada, miraba el espectáculo con sumo deseo a través del espejo.
Rin: - ¡Aaah! Me encanta su espada – le sonrió.
Sus sonidos y movimientos eran muy rápidos y honestos, él no podía hablar, estaba hechizado por ella.
Rin: - ¿Por qué no… dice nada? – dijo entrecortada, mientras se seguía estimulando.
Sesshomaru: - Rin, detente… - sonó casi como una súplica.
Rin: - ¡Aaah!
Pero ella no obedeció y culminó sobre la espada. Sesshomaru mantenía los ojos clavados en su reflejo; la observó jadear y temblar debido a los espasmos, se veía tan indefensa.
Sesshomaru: - Has profanado a Bakusaiga…
Le arrebató el arma llena de fluidos. Una parte de él estaba molesto.
Yo ¿Celoso de una espada?
Rin: - Lo amo, mi señor…
Sesshomaru: - ¿Por qué hiciste eso? Exijo explicaciones.
Rin: - Por favor, confíe en mí, no hay tiempo que perder. He descubierto cómo sanar, basta con que unamos nuestra sangre ahora mismo y así yo estaré libre de la sangre de ese demonio.
Sesshomaru: - ¿Qué dices?
Rin: - Cuando suenen los tambores, eso significa que Hak y Ayame distraerán a la dueña para que no le dé importancia a nuestra ausencia en el banquete.
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La música y el baile dio inicio. La mujer cuervo se encontraba sentada en una especie de trono que habían colocado en uno de los espacios libres de la posada. Bajo sus pies las oiran bailaban, ondeando sus telas y mostrándose altivas frente a los comensales. A los extremos de la presentación, los instrumentistas colmaban de gracia su danza. Los demás en el palacio habían abierto las puertas a los escasos demonios vecinos para que pudieran apreciar el espectáculo. Estos consumían de los exquisitos alimentos que habían preparado.
La dueña comenzó a beber sake, muy concentrada en la danza. Ayame le servía de uno muy fuerte.
Muy pronto devoraré tu sangre fusionada… He sido paciente y voy a tener mi recompensa.
Mientras tanto, Sesshomaru seguía considerando las palabras de su esposa.
Así que sabe cómo sanar, cómo romper el sello… ¿Acaso me seduce porque de ese modo…?
Sesshomaru: - Si es así, entonces…
La abrazó, clavando sus garras en su cintura.
Sesshomaru: - Voy a devorarte ahora mismo.
Rin: - Espere, debo… decirle algo más…
Pero él no la dejó terminar y procedió a besarla con vehemencia, tenía en su mente y su corazón solo una cosa: poseerla efusivamente. Había aguantado el castigo de dormir a su lado y solo de vez en cuando acariciarla.
Sesshomaru: - Rin… - resoplaba en su oído.
He perdido frente a ella, no puedo controlarme…
Se avergonzó por su debilidad. Ella le correspondía el beso con mucha sensualidad, pues también quería llegar hasta el final sin interrupciones.
La apretaba con fuerza, mientras la fémina le recorría la espalda con sus manos y se dejaba ir en las caricias apasionadas de su amo. No hubo un solo rincón de su fino cuerpo que no fuera acariciado o besado.
Tengo que decirle…
El daiyokai agitó las yemas de sus dedos en su clítoris, que estaba muy sensible por el orgasmo.
Sesshomaru: - No puedo creer que te hayas venido en mi espada.
Rin: - ¡Ah!
Sesshomaru: - ¿Cómo te atreves a poner un rostro como ese mientras te tocas? ¿De verdad lo hacías antes de que te visitara?
Rin: - Déjeme decirle…
Sesshomaru: - Antes me tocaste de una forma tan perversa, me acariciaste tal como yo lo hago contigo…
Rin: - ¡Ah!
Sesshomaru: - Y tu cuerpo – la acorraló en el espejo – Por supuesto que es hermoso, sobre todo cuando terminas sobre el mío.
Rin: - Amo… - sujetó su hombría – Esta parte debe sangrar.
Sesshomaru: - ¿De qué hablas? – detuvo sus movimientos.
Rin: - Una su sangre con la mía, solo así podré liberarme del sello – comenzó a estimularlo.
No es problema para mí sangrar aun si es en esa parte, sin embargo, tu mirada, mientras la tocas…
Sesshomaru: - Rin…
Ella empezó a mover su mano. Sesshomaru se estremeció demasiado. Apoyó su frente en el hombro de la humana, mientras terminaba. Ella lo abrazó.
Sesshomaru: - Es que… - se avergonzó – estoy muy ansioso por tenerte… ¿Quieres que sea suave ahora mismo? Tu interior sigue herido por el sello...
Ella le dedicó una sonrisa y se volteó, apoyando su trasero en él.
Rin: - Quiero que lo hagamos, mientras nos vemos en el espejo.
Él se quedó sin palabras.
Rin: - Amo Sesshomaru – murmuró agitada – debe hacerse un corte rápido.
En ese momento, los tambores empezaron a sonar.
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Mujer cuervo: - Hak ¿Dónde están? No los veo por ningún lado – miraba hacia cada rincón, buscándolos.
Había comprobado que desde el inicio del banquete Sesshomaru y Rin permanecían ausentes.
Mayordomo Hak: - Lo que pasa es que la joven Rin tuvo un ataque de nervios anoche, por lo que le pidió a su esposo que se quedaran en la habitación.
Mujer cuervo: - ¿Ataque de nervios?
Ayame: - Tuve que llevarle un té de lavanda para que se calmara.
La sirvienta había encendido un quemador de fuerte aroma a citronela, para avivar el ambiente, por lo que la dueña no se percató del aroma de su sangre.
Está bien, relájate ahora, así sabrás mejor cuando la luna creciente se asome.
Ayame le sirvió otra copa, mientras la dueña se dejaba ir en el retumbar de los tambores.
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Rin: - Es la hora, mi señor. Esa mujer puede venir en cualquier momento.
Sesshomaru: - ¿Crees que le tengo miedo? Nadie va a interrumpirnos ahora.
Rozó sus caderas con suavidad y con su miembro su vagina.
Rin: - ¡No!
Sesshomaru: - Hiciste padecer a tu amo, justo cuando estoy más animado.
La puso en la entrada.
Sesshomaru: - ¿La quieres?
Rin: - ¡Primero debe sangrar!
Rin sintió que sus entrañas se derretían. El daiyokai se hirió a sí mismo en su entrepierna usando sus garras, de la punta brotaron unos hilos de sangre. A ella se le hizo agua la boca, aunque no podía verlo fantaseó con la idea de saborearlo.
Sesshomaru: - Voy a entrar.
La penetró con dificultad. Al hacerlo sintieron un ligero ardor, debido a las heridas que tenían.
Rin: - ¡Ah! ¡Está ardiendo!
Sesshomaru: - El sello que te ha puesto la dueña te hace sangrar de vez en cuando ¿No es así? Intentaré ser cuidadoso.
La embistió, procurando no lastimarla y al mismo tiempo, demostrarle cuánto la quería.
Realmente, eres muy estrecha…
Rin: - Qué grande…
Pero es necesario unir nuestra sangre, pase lo que pase…
La penetró más rápido, pues le costaba controlarse. Ella no se perdía de un solo gesto a través del reflejo, era evidente que lo estaba disfrutando después de tantos días de abstinencia.
Puedo sentir el aroma a azahar mezclado con el jazmín en su cuerpo… Rin, eres mía, cada célula de ti.
Rin: - ¡Aaah!
Sesshomaru le acariciaba la espada, al tiempo que se adentraba por ella. Rin veía el reflejo de aquel cuerpo ancho y fuerte disfrutar del suyo. El demonio, por su parte, se había vuelto más violento y sus gemidos más honestos y constantes.
Sesshomaru: - No puedo reprimirme si me muestras esas expresiones… y tus sonidos.
Rin: - ¡Kya!
Se apoyaba en el espejo, viéndose jadear hasta dejarlo empañado. Sentía las fuertes embestidas, mientras luchaba por mantenerse en pie. Luego miraba a su amo, quien tenía los ojos clavados en ella.
Ah, ah, ah, ah…
Ah…
Ah, ah, ah…
De repente, la mezcla de sangre entre ellos comenzó a hacer efecto, por lo que sintieron un inmenso placer en sus heridas. Las fricciones de sus órganos se volvieron cada vez más frenéticas y salvajes. Sesshomaru la penetraba, golpeándole sus entrañas.
Mi herida arde, es un dolor increíble ¿Acaso Rin también lo está sintiendo?
Rin: - ¡AAAAH! ¡ME QUEMA!
También sentía un ardor que en el fondo le encantaba. Percibían cómo se fundía su sangre; sentirlo en su sexo solo lo hacía más placentero. Era una mezcla perfecta.
Rin: - ¡AAAAAAAAAH!
El demonio se encontraba perdido en sus sentidos, preso de sus instintos y la mezcla de sangre. Aquel encuentro íntimo que imaginó suave y delicado se había convertido en una lucha desaforada entre ellos.
¡La sangre de Rin me burbujea en las venas!
Repetía el movimiento brusca y rápidamente, sin considerar su fuerza y le metía las garras en sus caderas hasta hacerla sangrar.
Rin: - ¡AAAAAAAAAH!
¡Va a devorarme!
Sesshomaru se acercó aún más, presionándola contra el espejo. Rin ya no podía verse en él; su corazón le palpitaba en la cabeza y en el útero con violencia. El sello, con cada embestida, se iba derritiendo. La sangre del daiyokai la poseía, eliminando la presencia de la de Tokyoji.
Rin: - ¡AAAH!
Debo detenerme ¡Voy a romperla! El sello, no sé por qué, pero puedo sentir como se desvanece.
Sesshomaru: - No puedo detenerme – decía, mientras clavaba sus ojos en ella - ¡Quiero llenarte!
Rin se dejaba devorar, al experimentar cómo su amo se adueñaba de su ser y entraba más profundamente en sus entrañas. De repente, un líquido negro y espeso comenzó a brotar de ella.
Rin: - ¡AAAAAAAAAH!
El sello saliendo de su interior los llevaba al éxtasis total. Sesshomaru había perdido casi totalmente su racionalidad, solo su amor por ella lo hacía consciente de que no debía devorarla.
No obstante, sus instintos masculinos se avivaron. Ahora buscaba llenarla con su esencia. Poseído por el deseo le gritó:
Sesshomaru: - ¡VOY A EMBARAZARTE, LO HAREMOS HASTA QUE ESTÉS HARTA DE MI! – su voz sonaba como un rugido.
Alzó a Rin, quien se encontraba mareada y perdida por éxtasis y la penetró abriendo sus piernas frente al espejo y apoyándola en su torso. Movía su pelvis hacia ella para llegar aún más profundo.
Rin: - ¡Aaah! Deténgase…
Veía su vagina rosada y pequeña ser acariciada en sus adentros con vehemencia por aquel inmenso falo. También notaba la sangre negra salir de ella en forma de hilos.
Sesshomaru: - ¿Te gusta lo que ves? ¡Contesta!
Rin: - No…
Sesshomaru: - A mí me gusta, me gusta mucho – le lamía el cuello salvajemente - ¿Quieres que me detenga? No voy a soltarte.
Rin: - ¡Kyaaa!
Sesshomaru: - ¡RIIIN!
Sesshomaru, enloquecido por el reflejo de su esposa, no pudo más y culminó. Rin percibió su tibieza, al tiempo que ella también alcanzaba el clímax, pero ni siquiera de esa forma apartó su mirada del daiyokai, que se mostraba extremadamente complacido.
Después del rito, su sentimiento de pertenencia de había intensificado, ya no había barreras entre ellos; se había creado una conexión por medio de su sangre.
El daiyokai veía su reflejo jadeante y enrojecido.
Un demonio como yo gimiendo así…
Sin más, dejó caer su cuerpo vencido en el tatami. Rin cayó sobre él. La sensación de placer fue tan intensa que no podían hablar. Ella respiraba con violencia. Ambos percibían la sangre fusionada en sus venas.
Sesshomaru: - Te he lastimado, estoy seguro…
Rin: - El sello se ha roto – murmuró jadeante – Debemos irnos ahora mismo…
Sesshomaru: - Tu sangre me ha invadido…
Rin: - Es lo mismo… para Rin.
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El mayordomo entró después de unos minutos de reposo, con el rostro perturbado y mirando al suelo.
Hak: - Siento la intromisión, pero lo más probable es que mi señora pronto llegue a buscarlos.
En ese momento, pese al sake y el aroma del incienso, la mujer cuervo se percató del aroma tan intenso de la mezcla de sangre. Se levantó de golpe, tirando el sake al suelo y corrió perturbada hacia la habitación de los amantes. Al entrar vio que esta se encontraba vacía.
Mujer cuervo: - Hak, sé que estás detrás de mí.
El joven entró a la habitación y le hizo una reverencia.
Mayordomo Hak: - Mi señora…
Mujer cuervo: - ¿Cómo pasó todo esto? ¡HAN UNIDO SU SANGRE! ¿ACASO TÚ?
Mayordomo Hak: - …
Sesshomaru hizo aparición usando su kimono de siempre, estaba tras el mayordomo.
Sesshomaru: - Aquí estoy. Listo para reclamar tu cabeza.
Jaken: - Siempre supe que eras una embustera ¡Mi amo va a hacerte trizas!
Mujer cuervo: - Tu asquerosa esencia se encuentra en toda la posada ¡Debes pagar por ello! Además – añadió, mientras se acercaba – Exijo que me digas quién les contó.
Hak palideció. Rin, quien estaba tras el demonio, entró a la habitación.
Rin: - Casualmente, escuché a sus esclavos hablar sobre ello. Si a alguien debe regañar es a ellos.
Se aproximó a la humana, Sesshomaru la protegió con su brazo. La dueña la olfateó.
Mujer cuervo: - No perdieron el tiempo. Ya no hay rastro del sello en ti.
Sesshomaru: -Desenvaina o usa lo que te dé la gana. Voy a acabarte ahora mismo.
La mujer sintió una furia inconmensurable, había sido burlada, traicionada por los suyos y estaba hambrienta. Cuando iba a responderle vio en Rin una marca extraña.
La humana detuvo al demonio.
Rin: - No tiene caso permanecer pelear ahora. Debemos regresar a la aldea cuanto antes.
Mujer cuervo: - Espera ¿Acaso tú… has estado en el Inframundo?
Ella no le respondió.
¡No puede ser! Entonces, la sangre de esta niña no me servía desde el principio.
Pensó la mujer.
Mujer cuervo: - Ya veo… No hay necesidad de peleas, solo márchense ahora. Es cierto que los engañé, pero sea como sea te ayudé a liberarte del sello. Bastará con que paguen la cuenta.
Rin: -¿Eh? ¿Había que pagar?
Mujer cuervo: - ¿Y qué esperabas? Estuvieron quince días en esta majestuosa posada.
Jaken: - Debería hacernos un descuento por todas las insolencias que tuvimos que soportar ¡La tal Ayame no dejó de molestar!
Una de las empleadas entró al aposento y le dio la factura a Sesshomaru. Este se detuvo a mirarla.
Sesshomaru: - ¿CUÁNTO? – abrió mucho los ojos.
Mujer cuervo: - Tu mujer come como una vaca ¿Qué podemos hacer?
Rin: - ¡ESO ES MENTIRA!
Jaken: - ¡Te lo he dicho, Rin!
El demonio arrojó cuatro monedas de oro al suelo.
Sesshomaru: - No olvidaré tu rostro, mujer despiadada.
Mujer cuervo: - ¡Ahora lárguense!
Se movilizaron fuera de la posada, en dirección al campo abierto. La mujer abrió un portal, usando una técnica de fuego. Unió sus manos, formando un círculo y lo sopló, de modo que un pequeño aro de fuego se creó.
Mujer cuervo: - ¡Vórtice de fuego!
Al momento, el aro se hizo inmenso y mostró unas aguas cristalinas.
Mujer cuervo: - Crucen el vórtice, es un portal que he abierto para ustedes. Al poner un pie al otro lado sentirán sobre él un bote. Deben remar en línea recta hasta llegar a tierra firme. Aquella bestia podrá volar sin problema – señaló a Ah-Un.
Nunca más volveré a confiarme. Maldita sea, estoy hambrienta. Tendré que conformarme con los demonios que vinieron al banquete.
Antes de irse, Hak les dio el retrato que les había hecho, Rin se despidió muy agradecida con él.Los cuatro se marcharon, navegando por las onduladas aguas y Ah-Un alzando vuelo. Sesshomaru miró los colores de la tarde perfilándose en el cielo.
El daiyokai se alegró en sus adentros porque Rin salió ilesa del improvisado rito. Nuevamente estaba a salvo.
Se le vino a la mente el momento justo cuando ella perdió la vida en el Inframundo y la gratitud que experimentó después, al verla abrir los ojos.
Aun cuando dejó caer su espada para sostener a aquel inocente cuerpo sin alma, Tenseiga sintió el deseo de purificar los cuerpos del Inframundo, haciendo de cada uno una forma distinta de luz.
La calidez en el pecho del demonio fue un despertar a la verdadera vida y la espada lo había notado.
Rin miraba las luces ondulantes en la laguna que atravesaban para regresar a casa. El bote se balanceaba como si los consolara de todos sus pesares.
Rin: - Lo logramos, señor Sesshomaru.
Sesshomaru: - Ahora estás bien.
Rin: - Sí – se acurrucó en su pecho.
Dijiste que no te he dicho nunca que te amo…
Este Sesshomaru dejó sus creencias limitantes y luego de tantos años empezó a sentir. No obstante, sigo pensando que no hay necesidad de llamarlo por su nombre, basta con que puedas sentir la intensidad de mis afectos.
Como el sonido, que da forma la creación sin cuestionarse, yo quiero experimentarlo sin tener que detenerme a pensar en el nombre, la medida o los motivos para hacerlo.
Para amarte, Rin.
Se le quedó mirando fijamente, ella sintió que su amo quería decirle algo, pero solo se limitó a corresponderle la mirada.
Jaken los observaba avergonzado. Aún no superaba haber escuchado a su amo gimiendo de esa forma desde su cuarto. Sin embargo, al ver a Rin apoyada en su amo, dormitando tan plácidamente, no pudo evitar conmoverse.
Has crecido tanto, Rin. Afortunadamente, ya estás bien… Espero que a partir de ahora ya nada en este mundo pueda separarlos.
Los tres cerraron los ojos, agotados mentalmente. El movimiento del bote en el agua los hacía sentirse en plenitud. No obstante, en la claridad de su mente, Sesshomaru recordó detalladamente la pesadilla que había tenido.
Finalmente, he podido recordar ¿Acaso mi padre estaba intentando advertirme sobre el peligro del rito? ¿Es acaso cierto?
De repente, como una revelación, en su cabeza afloró otro recuerdo: cuando ella abrió los ojos en el palacio de su madre, luego de revivir por segunda vez, notó el brillo de la vida emergiendo nuevamente en sus ojos, pero además divisó una marca. Era elsímbolo de la muerte.
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Aclaración de personaje y sus técnicas:
Mujer cuervo: Lleva un kimono negro y un bozal de cuero en forma de pico, similar al de un cuervo. Su cabello es largo, ondulado y naranja, mientras que sus ojos son gris y su piel blanca. Es una bruja y se sabe que fue pirata durante muchos siglos.
Además de convivir con varios de sus sirvientes en su posada, es dueña temporal de unos gemelos demonios, que son sus amantes. Se desconoce cuál es la deuda que tienen con ella.
Vórtice de fuego: es el nombre del movimiento especial de la mujer pájaro, el cual consiste en un aro de fuego que se forma uniendo sus manos. Con él también puede abrir portales en territorios que estén bajo su jurisdicción.
Ella puede atacar a enormes distancias, mediante la creación de aves de fuego. Estas fueron las que atacaron a Sesshomaru, Rin y Jaken en el puente de huesos.
Rito de sangre:
Se requiere de la unión entre la sangre de un demonio y la de una mujer para retirar el sello contra los hanyos o seres híbridos. Es necesaria la mezcla de aromas o algún otro elemento sensorial, que al emerger de los cuerpos active el sello purificador.
