CAPÍTULO XXIII

AMENAZA

De los seis tiros que de forma cobarde el pelinegro hubiera hecho, dos habían logrado su infame propósito. El primero había penetrado la pálida carne de su hombro, el cuarto aunque doloroso, por fortuna tan solo había logrado rasguñarle el muslo izquierdo.

Agitado, adolorido y sangrando, el rubio con las pocas fuerzas que había en sus menguados miembros, continuo la pesada marcha a través de las oscuras y solitarias calles.

Habiendo tomado el perfumado pañuelo del bolsillo de su camisa, no se dio cuenta de que en medio de la confusión había perdido el hermoso prendedor que noches antes su amada le hubiera obsequiado, y que era el mismo que Isao hubiera encontrado.

Así pues, presionándolo contra su herida, este no tardo en empaparse con su salada sangre; "Maldición", mascullo al ver como su pantalón café poco a poco comenzaba a teñirse de un tono rojizo oscuro.

Asustado, de cuando en cuando volvía la mirada hacia atrás, buscando entre las abrumadora sombras a su atacante. Temía que el muy cobarde estuviera siguiéndolo a la espera de darle caza.

"Qué afortunado soy", sonriendo con dificultad fue capaz de articular. Y es que si ese revolver hubiera tenido dos tiros más, sin duda Isao hubiera aprovechado el momento en que se derrumbo para ultimarlo.

Visualizando en la distancia la panadería, metió la mano en el bolsillo de su pantalón para tomar su llave.

Llegando a ese punto se apoyo en el muro y haciendo un ultimo esfuerzo, logro abrir la puerta de su habitación.

Con dificultad pudo ingresar y luego de encender una vela, se dejo caer en una de las sillas.

"Veamos qué me hiciste", murmuro al descubrir sus dos heridas, mas grande fue su alivio al darse cuenta que la de su pierna tan solo se trataba de un simple rasguño. Aunque eso no significaba que fuera menos doloroso. Llevando sus ensangrentadas manos a su pecho, comenzó a desabotonarse la camisa y una vez que lo hizo, dirigió sus temblorosos dedos hacia su hombro para presionarlo.

"Maldito hijo de puta", lleno de ira escupió ante el terrible dolor que aquello le produjo. "Se valiente, se valiente. Esto no duele como parece", trato de convencerse y entonces volvió a presionarla con todas sus fuerzas, descubriendo que bajo su piel estaba aquel infame trozo de metal.

Tembloroso se puso de pie, dirigiendo sus pesados pasos hacía el servicio, donde comenzó a lavar su maltratado cuerpo en un intento por frenar el espeso flujo de sangre...

Luego de mal vendar sus heridas, de nueva cuenta se dirigió hacia la calle.

"¿Dónde es?", desorientado a causa del dolor y la hemorragia, se cuestiono al no saber en que dirección caminar para llegar al consultorio del único medico de la ciudad.

Siguiendo más sus instintos que sus menguados sentidos, comenzó a caminar y justo cuando lo hizo frente al escaparate de la panadería, fue visto por la joven Lita, quien se encargaba de limpiar las tarimas sobre las cuales colocaba el pan.

Notando que el rubio se desplazaba con dificultad, salio a su encuentro; "¿Ocurre algo?"

"No, no es nada", Tenou expreso tratando de mantener su erigida postura, aunque por el ardor y el dolor por momentos esta se encorvaba.

"¿Estas seguro?", cuestiono la chiquilla al ver la mueca de desagrado que se había dibujado en su rostro. Ademas sus mejillas estaban empalidecidas.

"Si... lo lamento, pero... hoy no podre trabajar", llevándose una mano al hombro, pudo balbucear.

En ese punto la brillante y salada sangre volvió a brotar, tiñéndole la camisa.

"¿Qué te sucedió?", asustada ante esa imagen, alzo la voz.

"No es nada", contesto tratando de seguir su marcha.

"Déjame ayudarte... ¿Qué paso?", pregunto acercándose para verlo mejor y con su cuerpo bloquearle el camino.

"En verdad no es nada... no quiero que por mi culpa tengas problemas"

"Deja que te ayude, Genkei llama a un medico", grito hacía a uno de sus trabajadores.

"No, deja que yo vaya y lo busque", Tenou expreso con voz temblorosa.

"Dioses, Haruka.., tu pierna también esta sangrando, ¿Te inmiscuiste en una pelea?... ¿Fue un navajazo o te dispararon?"

Ya sin fuerza para seguir y a punto de derrumbarse, el rubio alcanzo a recargarse en el muro; "No fue ninguna pelea, un malnacido cobarde por la espalda me vació su revolver"

"Ichiro, Itsuki, vengan y ayúdenme a llevarlo a su habitación"

Dos de los hombres acudieron en su auxilio, el tercero con pasos presurosos tomo camino hacia la casa del doctor.

Ayudandole a desplazarse y con sumo cuidado, finalmente lo apoyaron sobre su cama.

"Dime, ¿Cómo sucedió?", pregunto la castaña al mismo tiempo que se ocupaba de acomodarle las almohadas.

"Anda, cuéntanos. No cualquiera recibe dos disparos y sobrevive", bromeando, Ichiro pidió.

"Espero y la chica haya valido la pena", Itsuki añadió al intuir que por culpa de una mujer, se había metido en algún problema.

"Mejor callate", gimió al pensar en su amada, quien seguramente había escuchado todo el escándalo.

Ante la indiscreción de sus empleados, la castaña negó con la cabeza; "No se que te ocurrió, pero pudieron matarte"

"Para su mala fortuna no lo hizo", sonrió al imaginar el rostro del padre de la chiquilla.

Genkei, quien había ido a llamar al doctor ingreso, llevando en sus manos una botella de vino; "El medico ya viene, pero mientras llega te traje esto. Nada mejor para curar el dolor, que un buen trago", expreso tendiéndosela para que la tomara.

"Dame eso", Tenou dijo y abriéndola, comenzó a beber.

En ese instante alguien llamo a la puerta, haciendo que los presentes se estremecieran, más no había que temer, porque era el medico quien había arribado.

El hombre, de edad madura y lentillas, finalmente ingreso. "Buenas noches... ¿Qué tenemos aquí?", cuestiono colocando su maletín a un lado de la cama.

"Dos disparos de seis que le tiraron", replico la joven repostera.

El hombre asintió, dirigiéndose hacia el joven que semi inconscientemente yacía sobre la cama; "Señor, le voy a pedir que por favor se quite la camisa", expreso viendo que de ahí brotaba la espesa sangre.

Ante esa petición y ante la presencia de sus compañeros, Haruka negó con la cabeza; "No puedo, no lo haré", contesto celoso de su secreto.

"Si usted se niega, entonces no me quedara de otra más que cortarla. Es una lastima, es muy hermosa", el sujeto expreso y luego con sus dedos acaricio la sedosa tela.

"Por la camisa ni se apure, tengo tres como esta", sonrió desabrochando el puño.

El medico tomo sus tijeras y entonces corto desde ese punto hasta su hombro. Descubriendo así su herida. "Esta ha sido una noche agitada. Eres el segundo herido de bala que atiendo", dijo comenzando a preparar el formol. "El primero fue en un burdel... a ti... ¿Qué te sucedió?"

Haruka volvió a beber antes de responder; "Salí a caminar antes del trabajo y alguien me ha sorprendido por la espalda", fue hábil al mentir. Y es que no podía hablar con la verdad y decir que estaba con su amada y quien le hirió, era el padre de esta.

"Esos lugares son por demás peligrosos. Uno de mis tíos murió en un prostíbulo", Genkei expreso.

"¿De un navajazo... o de un disparo?", pregunto el medico al mismo tiempo que se concentraba en examinar el daño.

"No, estaba tan borracho que cuando salio de uno no miro en ambas direcciones y entonces un carruaje lo arrollo"

"Joven, de la muerte de su tío el único culpable es él", el galeno expreso al no encontrar relación entre una cosa y la otra. "Por su irresponsabilidad también pudo haber muerto saliendo de misa"

Lita ante las palabras de su empleado contuvo la risa, y es que opinaba igual que el medico; "Ya mejor vete a trabajar"

"Pero...

"Que te vayas a trabajar", ordeno la castaña alzando la voz. Los tres hombres sin protestar obedecieron al instante.

Escuchando el alboroto, pero sin prestarle atención, Haruka le dio un trago a la botella, luego cuestiono; "¿Me voy a morir?"

El anciano negó con la cabeza mientras preparaba su instrumental; "Si el que te disparo hubiera estado sobrio, sin duda. Ahora tendrás que respirar profundo para que te duermas", a la altura de su rostro coloco un pañuelo empapado con aquella amarga mezcla.

"No, no quiero dormir. Hágalo así, puedo soportar el dolor"

"Qué joven tan más terco, pero si insiste, entonces no me queda de otra más que obedecer", dijo y entonces comenzó la dolorosa curación.

"Demonios, maldito hijo de puta", Haruka mascullo una vez que introdujo el frió instrumental en su herida.

"Joven, no tolero que me insulte", frunciendo el entrecejo, el galeno hizo una pausa.

"No lo decía por usted, lo digo por el maldito hijo de perra que me disparo", contesto agitado.

"Eso cambia las cosas", relajándose, el anciano continuo con lo que hacía.

"Aunque considero que su madre no tiene la culpa de haber parido a un cobarde. Demonios", chillo aferrándose a la almohada con sus pocas fuerzas.

"Le dije que sería doloroso", el medico replico y entonces finalmente pudo extraer la bala. "Es pequeña, pero de igual modo pudo haberte matado"

"Me alegra mucho que no lo haya hecho"

"Tienes suerte, ahora la coceré y luego continuare con la herida de tu pierna"

"Esta bien". Con horror veía como aquella filosa aguja penetraba su carne.

Después de unos minutos, la curación siguió en su pierna.

"Esta herida no es tan grave. La bala no penetro, fue un leve rozon que solo requiere que la cure y la coza"

"Aun así duele y mucho"

"Tienes suerte, no te causara ninguna cojera"

Satisfecho, Haruka sonrió; "Dudo mucho que ella quiera un esposo que ademas de pobre, sea cojo", en medio de su dolor rió un poco. Sin embargo esa mueca pronto se desdibujo al pensar que muy seguramente Isao había sido testigo de su clandestino romance. En ese momento el temor de que llegara a herirla, lo embargo por completo.

"Te prescribiré algunos analgésicos y algunos medicamentos para combatir cualquier infección. Deberás tener mucho cuidado con tus heridas, lavarlas y curarlas. Ante cualquier indicio de fiebre, llámame", el doctor expreso y luego de cobrar por su trabajo, se retiro.


(Residencia Kaio)

Los primeros rayos del sol comenzaron a despuntar en el lejano horizonte y a colarse a través de las cortinas de aquel ventanal.

Nerviosa, la chiquilla ya no fue capaz de conciliar el sueño. Temía que el herido fuera su amado y que este se encontrara lastimado de gravedad. Isao por su parte dormía tranquilamente y como si nada hubiera ocurrido.

"Tienes que calmarte", pidió su madre al verla tan agitada.

"No puedo hacerlo", contesto arrugando con sus manos su fina bata de seda.

"¿Por que no?... ¿Ocurre algo?", sin imaginar sus motivos, la alta rubia cuestiono.

Michiru asintió con tristeza; "Madre, estoy muy segura de que hirió a mi Haruka", con la mirada nublada en llanto, contesto.

"Eso es imposible, ¿Por qué lo dices?", frunciendo el entrecejo pregunto, y es que en su totalidad desconocía que el rubio hubiera pasado la noche en su casa.

"No es imposible... él estuvo anoche conmigo... los disparos se escucharon apenas y él se marcho. Necesito saber que se encuentra bien", llorando de forma abierta, confeso. "Si algo le sucedido, será mi culpa"

"¿A qué hora estuvo aquí?", sin color en sus mejillas, Katherine hizo la obligada pregunta.

En ese momento alguien llamo a la puerta.

Pensando que se trataba de alguna buena o mala noticia, la aguamarina se asomo por la ventana y entonces miro a Eiji, el amigo de su padre.

Isao, habiendo despertado y sin siquiera saludar a su familia, de forma despreocupada se acomodo el sombrero y el corbatín, luego salio de casa para encontrarse con él.

"Llegas a tiempo, estoy por salir. Acompáñame", sonriendo ordeno a su amigo.

"¿A dónde?... ¿Qué te dijo Katsumoto?" el castaño cuestiono deseoso de buenas noticias.

"No preguntes a donde vamos. Por Katsumoto ni te preocupes, dijo que me dará los dos millones", el cobarde señor Kaio replico orgulloso.

"Esa si es que es una buena noticia... pero no te encuentro tan contento", Eiji señalo viendo que por momentos en su rostro se dibujaba una mueca de enojo.

"Te cuento en el camino. Acompáñame", torciendo los labios, el pelinegro contesto.

Michiru, ignorando lo que había escuchado, se alejo de la ventana y entonces camino hacía Katherine. "Madre, tengo que ir a verlo. Necesito saber que él esta bien", suplico dejando que las lagrimas volvieran a mancharle las mejillas.

Entendiendo su dolor, la mujer asintió; "Ahora es peligroso, deja que vaya tu nana luego del desayuno y si todo esta bien, más tarde podrás ir tú"


(En casa del medico)

Después de haber caminado unas cuantas calles arriba, finalmente el pelinegro y el castaño llegaron a ese punto. Y es que si el señor Kaio quería información que pudiera servirle, ese era el único sitio al que debía ir.

Así pues, el cobarde, tosco, majadero y poco educado señor Kaio, sin esperar a que el medico le indicara que podía pasar, abrió la puerta he ingresando en su consultorio, con su mordaz cara se planto frente a él.

"¿Qué hace?", molesto como es obvio, el galeno alzo la voz.

"¿No sabe quien soy?", de forma burlona y con el pecho inflamado en orgullo, pregunto.

"Lo sé señor, pero eso no le da ningún derecho de entrar en mi despacho como lo ha hecho. ¿Qué quiere?... ¿Qué no ve que estoy ocupado?"

Isao sonrió y si importarle que el medico tuviera un paciente, expreso; "Este sujeto puede esperar, lo que me ha traído hasta aquí no… dígame… ¿Cuántos heridos de bala atendió esta madrugada?"

"¿Eso, le importa?", cuestiono enfadado.

"Eso me importa y mucho. Verá, esta madrugada mientras regresaba a mi hogar, descubrí a un extraño merodeando cerca de la ventana de la habitación de mi hija. Como padre, usted comprenderá cual era mi deber. No iba a permitir que ese sujeto se colara en mi casa y robara... o peor aún, le hiciera daño a las mujeres que ahí habitan… así que dispuesto a defender lo mío, le he disparado", de forma muy natural y como si estuviera hablando de algo sin la mínima importancia, explico.

"Entiendo", el medico por un momento se quedo meditando y preguntándose si debía o no darle la información que pedía.

"Entonces dígame, ¿Cuantos heridos de bala atendió?… necesito saberlo porque debo denunciar a ese probable ladrón"

Asintiendo y conociendo sus motivos, el hombre finalmente accedió a hablar; "Verá... acudí a la casa de un marinero… le dispararon en un burdel. Luego acudí a la panadería, uno de los pasteleros fue herido y por la espalda. El joven dijo que caminaba por la calle cuando alguien lo lastimo"

Satisfecho, Isao se puso de pie; "Eso es suficiente, enviare a la policía a la panadería"

El medico negó con la cabeza; "No creo que sea lo correcto, usted mismo ha dicho que merodeaba. No lo encontró cometiendo ningún delito, pero si él confiesa que usted le disparo y por la espalda, bien podría presentarle cargos"

"No tiene que preocuparse por eso, es asunto mio. Con permiso", Isao dijo y retirándose, en el recibidor se dirigió a Eiji. "Vamos a mi casa, venir hasta aquí me ha despertado el apetito"

"Ahora no puedo, hombre. De pronto he recordado que debo enviar un telegrama", dijo poniéndose de pie y una vez que lo hizo, ambos hombres salieron a la calle.

"¿Un telegrama... a quien?", intrigado Kaio pregunto. "Oh ya entiendo, vas a escribirle a una de tus novias, ¿No?"

El castaño con burla sonrió; "Si, eso es. Voy a escribirle a una de mis novias, le tengo buenas noticias, pero... ¿Conseguiste la información que querías?"

"Por supuesto, yo siempre consigo todo lo que deseo. Te veo más tarde en la empacadora"

Eiji hizo una reverencia hacia él y sin contestarle, dirigió sus pasos hacia la oficina de telégrafos.


(Residencia Kaio)

Acalorado por la caminata, el pelinegro se sentó en el amplio sillón, luego se quito el sombrero para utilizarlo como abanico en un intento por refrescarse.

"La caminata me ha despertado el apetito, ordena que el desayuno sea servido", expreso al mismo tiempo que con su pañuelo se limpiaba el sudor de la frente.

Luego de que la noche anterior la hubiera ofendido, y luego de saber que quizás había herido al rubio, Katherine le dirigió una mirada poco interesada; "Me sorprende que hayas salido de casa sin desayunar… ¿A qué se debe eso?"

"No sabia que te preocupaba… pero es que he tenido que atender un asunto. ¿Sabes?, fui a buscar al medico y este me ha dicho que anoche atendió a dos heridos de bala",

Preocupada, pero fingiendo ningún interés, Michiru puso toda su atención en lo que su padre estuviera por decir, mientras que para sus adentros y en silencio rogaba a los cielos que su amado estuviera bien, aunque eso significara que el herido fuera cualquier otro.

"Un marinero fue herido en un burdel… mientras que un estúpido panadero fue herido en la calle y por la espalda", riendo mascullo.

Esas palabras hicieron que el animo de la chiquilla se perturbara más de lo que ya estaba. El color termino por huir de sus mejillas, sus miembros se debilitaron y a su pecho falto el aire. "¿Se encuentra bien?", nerviosa preguntó al confirmar sus sospechas. Temía que sus heridas hubieran sido mortales.

"No lo sé y mucho menos me importa. Debió morirse el muy perro", expresó riendo. "¿Sabes qué es lo peor?, qué no puedo entregarlo a la policía. El maldito no estaba haciendo nada indebido, solo caminar por la oscura calle, así que él bien podría denunciarme por lo que le he hecho"

Temerosa, Katherine negó con la cabeza; "No debiste disparar", expreso viendo a su hija, quien se había sentado ante la languidez de su cuerpo.

"¿Por qué no?... ahora debo ir a buscarlo y pagarle por su silencio. Supongo que no será nada caro. Estoy seguro de que ese muerto de hambre con cualquier moneda se conforma", torciendo los labios, de forma infame escupió.

Ante su cobarde ofensa y sus abominables palabras, las lagrimas amenazaban con comenzar a fluir por el rostro de la chiquilla; "Lo que le hizo es monstruoso… no debería hablar así de él", con fuerza apretó sus puños.

"¿Por qué no?", cuestiono buscando en los bolsillos de su saco un puro. "No deberías preocuparte tanto por ese inútil bueno para nada"

No pudiendo tolerar mas sus ofensas, la joven comenzó a llorar de forma abierta; "Porque Haruka no es un ladrón. Tampoco es un perro, ni mucho menos un muerto de hambre", con fuerza alzo la voz.

Las recriminaciones por parte de la chiquilla, ademas de esa forma tan personal que tenía para referirse a él, hicieron que Isao enfadado se pusiera de pie; "¿Lo conoces?, ¿Cómo es eso posible?"

"Michiru, cállate", su madre ordeno. No quería que irritara más a su padre y este la reprendiera.

"No madre, yo no puedo callarme como tú lo haz hecho... y si padre, lo conozco y no es nada de eso que ahora dice. Lo acusa de una forma injusta. Él es bueno, demasiado bueno"

Tratando de controlar su evidente enojo, el pelinegro clavo su mirada en la de ella; "¿Cómo es que lo conoces?"

"Michiru, basta por favor", observando la repulsión que en el rostro del hombre se había dibujado, la rubia volvió a ordenar a su hija.

"Tú cállate, deja que hable", apretando su puño, grito a su esposa

"Porque él es el hombre más bueno que conozco, tú en cambio eres un pelado. Eres un maldito cobarde por atacarlo por la espalda", de forma valiente la joven grito. En ese momento el respeto que durante años le hubiera mostrado, se esfumo.

Ante el tono de su voz y sus reproches, Isao levanto la mano, abofetenadola en el rostro y haciendo que la sangre comenzará a brotar de sus labios. "Cállate, no me hables así"

No dispuesta a derrumbarse, Michiru contesto; "Y tú no deberías hablar así del hombre que amo. Del hombre que se va a convertir en mi esposo"

Aquella confesión por un momento paralizo al hombre, más pensando que las palabras de su hija eran totalmente absurdas, rompió a reír de forma burlona. "¿Mi única hija la esposa de un maldito panadero bueno para nada?", grito y entonces con violencia la tomó por el yucata; "¿Con permiso de quien?", con fuerza volvió a abofetearla.

Ese deplorable actuar hizo que Katherine lo tomara por los brazos para que dejara de lastimarla; "Detente, ¿Qué haces?", grito llena de ira.

Isao lejos de ceder, volvió a abofetear a su hija; "¿Qué que hago?... Voy a reprender a esta perra mal agradecida, aunque supongo que tu también mereces lo tuyo por permitir esta burla", expreso y dejando a su hija, se volvió para con su esposa, a quien también abofeteo. "Maldita sea la hora en que me case contigo, maldita sea la hora en que engendre a esta hija de... hija de..."

"Dilo, no te calles. No seas cobarde. Llámame puta, si es que te atreves", la rubia, cansada de sus insultos, ordeno. Isao sin palabras en los labios, apretó el puño.

"Pegame a mi, padre. Pero no importa cuanto me abofetes, eso no cambiara mis sentimientos. No podrás evitar que mi corazón lo ame", expreso interponiéndose entre él y su madre. "Podrás matarme y aún así lo amare por la eternidad"

"Te crié y te eduque para que fueras una buena esposa, pero no de un imbécil como ese. ¿Qué no te das cuenta de que tengo grandes planes para ti y para mi?… ahora te juro que voy a ir a matar a ese maldito perro hijo de puta. Le voy a enseñar que de mi nadie se burla", grito mientras que sus pasos los dirigía hacia la salida. "Debí matarlo anoche. Ahora ese estúpido se debe estar burlando de mi"

Ante sus crueles amenazas y sabiendo que no mentía, la chiquilla se arrojo a sus pies, empapando con sus dolorosas lagrimas aquellos finos zapatos; "No padre, por favor ya no lo lastimes. Yo soy la única culpable de todo esto. Yo soy la única que se ha burlado de ti. Perdona a esta hija tuya que es mala, más no me pidas que lo olvide"

Furioso, el hombre la tomo por el cabello para que se reincorporara; "A ambos les voy a enseñar que nadie me desobedece a mi… lo voy a matar… agradecida deberías estar de que no los mate a los dos", grito y volviendo a empujarla contra el suelo, estuvo a punto de patearla.

"Ya basta", llorando, Katherine grito al mismo tiempo que ayudaba a su hija a reincorporarse. "Eres ruin y miserable. Eres el más perverso de todos los seres… vete de mi casa. En lo que a ti y a mi nos reste de vida, no quiero que volvamos a dirigirnos la palabra"

"Eres una ridícula, cariño. Si me hubieras dado un hijo varón, esto no estaría pasando... ¿Dónde esta mi pistola?", con la mirada inyectada en odio, de forma inútil la buscó en su bolsillo. "Ahora entiendo todo... anoche estabas con él. Eres una desvergonzada ramera, ¿Cómo te atreviste a deshonrar mi casa?"

"Por favor, él es bueno y nos queremos. Mateme a mi también", Michiru grito sin importarle que volviera a lastimarla. La sola idea de saber que su amado podría morir, era mil veces más dolorosa que cualquier golpe.

En ese momento y para fortuna de aquellas mujeres, alguien llamo a la puerta.

La nana, quien desde la cocina y sin poder hacer nada había escuchado todo, aturdida acudió a abrir, agradeciendo al instante aquello. Volviendo al salón, temblando hablo; "Señor Isao, el secretario del señor Katsumoto esta aquí... Desea verlo"

Tratando de calmarse, el cobarde Isao se acomodo el corbatín y el cabello que caía por su sudorosa frente. "Se ha salvado, ese maldito se ha salvado, pero en cuanto termine con mis pendientes, te juro que voy a ir a matarlo. Y tú, encierra a esta hija tuya… no volverá a salir de esta casa hasta que yo lo decida… y eso lo hará casada con quien yo elija... o muerta", ordeno con gritos, luego se dirigió a la salida y una vez que cerro la puerta tras de él, hecho doble llave sobre la cerradura.

Entristecida, Katherine acaricio el maltratado rostro de su hija; "Michiru, no debiste hablar. Debiste callarte, ve ahora el daño que te ha hecho"

Dejando de llorar, la joven hablo con la misma valentía de antes; "No madre, yo no puedo callarme ante sus infames insultos. Ahora debo evitar que cumpla sus promesas", adolorida se llevo la mano a la mejilla.

Su madre negó con la cabeza; "Deja que cure tus heridas, podrían infectarse", sin poder contener el llanto agacho la mirada.


Notas de autor;

Isao es quizás el ser más despreciable de todas mis historias.

En la primera Adrastros fue un miserable con ellas y con el padre de Michiru, en la segunda Nix era una envidiosa, Aegea era perversa. Pero en esta Isao es su propio padre. Eso lo envilece aún más. Es por esto que preguntaba si estaban listos para el drama.

kaiohmaru; pronto abordaremos ese tema :)

Michelle; Isao es el peor villano de todos.

Isavellcota; Más que el dinero, le gusta sentir que tiene el poder sobre su esposa y su hija, aunque Michiru ya se revelo en su contra.

UnbreakAbleWarrior; Exacto, debería desaparecer, eso de tocar a su esposa y su hija, es una cobardía.

HaruTenoh11; Maldito Isao es poco.

Hotaru tomoe; Es un cobarde, no se da cuenta de que podría perderlas a ambas.