Holaaaaaaaaa! como estan todas (os), espero que bien, lo prometido es deuda asi que aki esta el primer capitulo de el misterio del caballero del fenix... Sip esta histotia es enterita mia de mi propiedad asi ke lo unico ke no lo son, son los personajes ke ya saben no me pertenecen (para mi desgracia u.u)...
Mmmm en ke iba, pues aer esta historia NO ES YAOI, NO LEO, NI ESCRIBO YAOI ME CARGAAAAAAA! emmmm perdon :P luego entenderan el porke del sumario jajajja
Bueno espero ke disfruten este capitulo, porke en verdad yo me rei demaciado escribiendolo...
Ya saben nos vemos abajo...
negrita: mis comentarios.
cursiva: dialogos varios.
Sin mas que decir, nos vemos abajito n.n
El Misterio del Caballero del Fenix
CAPITULO I
Los años pasaron rápidamente en estos dos reinos y ambos habían entrado en una especie de tregua ya que los reyes estaban bastante mayores como para poder pelear libremente, además de que las obligaciones en sus propios territorios los llamaban hace mucho...
Ustedes se preguntaran cuantos años pasaron para que este par de tercos decidieran descansar un poco, pues 17 años. Si como lo leen, 17 años de constantes escaramuzas entre estos dos reinos, ni quien los aguante.
Ambos reyes, debido a su edad y ya cansados de pelear decidieron descansar durante un tiempo, ya que ambos estaban enfermos sin que el otro lo supiera.
Al llegar el rey Saito a su castillo, precedido por las trompetas de su reino y con las banderas con su escudo flameando en lo alto de las astas, se encontró con sus tres hermosas hijas que lo esperaban en la entrada de castillo. La mayor Megumi de 22 años, se encontraba seria parada con su vestido color rojo y su largo cabello negro suelto, mientras sus ojos castaños y sus labios carnosos y rojos como el carmín le sonreían a su padre. A su lado se encontraba su hermana Misao de 20 años, con sus grandes ojos verdes y larga trenza, vestía simplemente un sencillo vestido verde claro que combinaba a la perfección con sus ojos. Y al lado de esta ultima se encontraba la menor de las tres hermosas princesas, la pequeña Kaoru, que con su vestido azul oscuro del mismo color de sus hipnotizantes ojos, sonreía abiertamente a su padre mientras corría a su encuentro. Las tres hermanas eran diferentes pero a la vez estaban unidas por un gran afecto hacia su padre y hacia su pueblo.
Megumi era la que se preocupaba por tener los vestidos más hermosos, Misao, por querer tener la mayor cantidad de joyas que existieran para su colección y Kaoru, bueno que puedo decir de ella, solo le gustaban las armas y tenia una gran cantidad de estas.
Su padre al ver a sus tres ángeles que lo miraban con profundo cariño, les sonrió simplemente, bajándose del caballo las abrazó muy fuertemente, sabiendo que su salud en ese minuto estaba mas bien delicada.
-Padre, Bienvenido.-dijo Megumi haciendo una reverencia que sus dos hermanas repitieron antes de tirarse a sus brazos para abrazarlo.
-Mis pequeñas niñas, veo que cada día están mas grandes y hermosas. Pero vamos a dentro, que esperamos.
-Claro que si padre, hay un festín esperando por ti y por tus guerreros.- dijo Misao sonriendo entrando al castillo para empezar la fiesta.
Kaoru se quedó un poco relegada atrás, ya que se le quedó viendo a su padre fijamente mientras subía las largas escaleras del palacio, un presentimiento, algo no estaba completamente bien en su padre y eso lo sabia, su sexto sentido le indicaba ello, sin importar la aparente frialdad con la que Saito trataba a sus hijas, ella sabia que las amaba por sobre todas las cosas. En sus ojos azules hubo un destello dorado, que a los que la miraban los dejó impactados.
Rápidamente subió las escaleras para estar a la altura de sus hermanas y su padre, entrando al gran salón donde un gran festín los esperaba y la suave música de la orquesta los acompañaría.
-----------------------------&&&&&&&&---------------------------------
En un vecino reino, un rey gallardo de por si, a pesar de su edad, entraba en el castillo ante la atenta mirada de su pueblo. En la entrada del castillo lo esperaba su hijo y los mejores amigos de este.
Hiko Himura, entró campante en el reino, a pesar de que estaban en una suerte de empate con el vecino reino. Mas, al ver a su hijo ahí parado, con sus ojos dorados refulgiendo a más no poder se sintió orgulloso de tener un heredero fuerte y poderoso que iría a continuar la guerra con ese hombre, con Saito, porque de algo estaba seguro y era que ya no podría seguir peleando, no cuando estaba enfermo.
El príncipe Kenshin saludo escuetamente a su padre, aun sin entender el porque de esa guerra, pero aun así dispuesto a dar lo mejor de si en ese momento, pero antes había que celebrar la llegada de su padre y del ejercito.
-Kenshin, que crees que le pasa al rey?. Ha estado muy extraño estos últimos días –dijo Sano.
-En realidad no lo se, ha mandado a llamar a sus consejeros y médicos, pero no me a informado nada de sus padecimientos, pero creo que nosotros vamos a tener que tomar el mando de sus ejércitos e ir a la batalla que se aproxima.
-Yo también lo creo, queridos amigos –dijo el cubito de hielo... mmm perdón Aoshi
-Entonces tendremos que entrenar con más ahínco no es verdad? –dijo Sano medio desganado.
-Así es Sanosuke. –dijo Kenshin mirando la puesta de sol que en ese minuto ocurría.
--------------------------&&&&&&&----------------------------
-Padre, que te sucede –dijo una hermosa chica de ojos azules.
-Nada mi pequeña Kaoru, solo estoy cansado por tantas peleas –dijo Saito mientras volvía a acostarse en la gran cama.
-A mi no me pueden engañar como a mis hermanas, sabes muy bien que puedo ver que algo te afecta, por favor dime que sucede, para así poder ayudarte.
-La edad mi niña, y un malestar que aun no identifico que es, Y me temo aun más no poder volver al campo de batalla.
-Padre mío, si así lo deseas yo tomare tu lugar. –dijo Kaoru con una mirada seria y decidida.
-No mi niña tu y tus hermanas deben casarse y darme hermosos nietos, sus esposos se encargaran de defender nuestro reino –dijo Saito mirando la cara cada vez mas disgustada de su hija menor.
-¡Pues yo no me pienso casar con quizás que idiota que me elijas padre y tampoco permitiré que mis hermanas pasen por tal destino! –dijo furiosa Kaoru.
-Pues yo aquí soy el rey Kaoru y tu y tus hermanas tendrán que obedecerme, ya que sus prometidos vendrán a conocerlas muy pronto.
-Antes muerta que casarme con un desconocido padre, con alguien a quien no amo.- dijo Kaoru saliendo de la habitación de su padre en dirección a su alcoba donde se encontró a sus dos hermanas.
-¿Qué sucede Kaoru?.-preguntó curiosa Misao al ver la expresión de su hermana menor.
-Pues que papa sigue con la idea de casarnos con quizás que idiotas –respondió enojada nuestra princesa.- Y aun mas me anuncia tan campante que nuestros prometidos vienen en camino al castillo para fijar la fecha de la boda.
-Yo no deseo casarme con nadie –dijo Megumi un poco nerviosa-.
-Pues créanme que yo no me casare y le haré la vida insoportable a quien mi padre me haya elegido.- dijo Kaoru con una mirada traviesa,- y si ustedes quieren también se las haré a sus prometidos.
-¡Hermana, vas a desafiar a nuestro padre! –dijo sorprendida Megumi.
-Pues solo les mostrare como va a ser su futura esposa nada mas, nadie se mete con mi familia y menos aun para comprometernos.
-Jajajajajjaa, ya quiero ver la cara de esos hombres cuando vean a mi querida hermanita –dijo Misao sonriendo traviesamente-. Y te doy todo mi permiso para que espantes al mío.
-Pues si el mío es feo, te doy también todo mi permiso pequeña.-dijo Megumi sonriendo a sus hermanas menores.
-Pues bien este es el plan, déjenmelo todo en mis manos...
Así Kaoru se quedó conversando con sus hermanas, mientras estas se reían al ver el plan que tenia su hermana para deshacerse de sus prometidos.
Al día siguiente llegaron tres caravanas, de los tres nobles que su padre había decidido que serian sus novios y prometidos.
De la primera caravana salió un hombre de unos 30 años vestido con una especie de túnica de color verde lima y un turbante en su cabeza, era bastante (Na: mmmm como decirlo mmm) obeso y se cansaba rápidamente.
De la segunda, salió un hombre un poco mas joven con un gran bigote y el pelo negro largo. Iba vestido de azul con unas franjas amarillas en la tela de su túnica.
Finalmente el tercer hombre que bajo, tendría alrededor de 25 años, sus ojos eran azules, y no estaba tan mal, de no ser por la gran verruga que tenia en el rostro y el pelo grasoso demostrando que hace muuuuchooo tiempo que no se había bañado.
Los tres nobles se presentaron ante el rey mostrando los grandes regalos que traían para las princesas, que se quedaron sorprendidas ante la fealdad de sus prometidos, y solo le echaron una mirada a Kaoru, sus dos hermanas mayores para darle su asentimiento de que diera inicio a su plan.
-Es un placer tenerlos con nosotros príncipes –dijo Saito una vez que se pararon.
-El placer es todo nuestro majestad, de poder conocer a sus hermosas hijas.- dijo el gordito
-Megumi, ven acércate, el es Hassan, será tu prometido.- dijo Saito una vez que Megumi se acerco a su padre.
-He traído hermosos regalos para usted rey y para su hija, mi prometida.- dijo el del bigote, haciendo sentir su mal aliento.
-Misao, el duque Federico me ha pedido tu mano y yo he aceptado gustoso.
-Mi lord, espero que vuestra hija sea tan educada como las otras dos.
-Sueña. –dijo en un murmullo Kaoru
-Kaoru, el príncipe Wenceslao (NA: siiiiiii es demasiad ridículo pero ke se le va a hacer XD), espero que te comportes como debe ser.- dijo Saito sabiendo que su hija menor tramaba algo.
-Por supuesto padre, es un placer conocerlos –dijo simplemente haciendo una reverencia pero sonriendo para sus adentros porque a esos tres le iba a ser la vida un infierno.
El día pasó sin mayor novedad, con los tres prometidos conversando y comiendo todo lo que se les ponía enfrente. Las tres princesas solos los miraban con cara de asco, tratando de disimular ante su padre lo que realmente sentían, sin darles mucho resultado, pero esos hombres al estar tan ebrios, ni cuenta se dieron de lo que sus bellas prometidas sentían.
Kaoru solo sonreía traviesamente mientras ella solo tomaba un poco de agua al igual que sus hermanas. Sabia lo que les tenia deparados a esos tres trogloditas que su padre les había impuesto por novios, con el pequeño "obsequio" que había puesto en la comida que les iban a servir a ellos, con eso no los verían por lo menos hasta dentro de dos días .
Unos días después, cuando (mmm como decirle de una manera sutil) el laxante dejo de hacer efecto, los tres prometidos salieron de emmm los baños a buscar a las 3 princesas que ya para esos días tenían todo un plan trazado para hacer la vida de cuadritos a sus "amados novios".
-Mis señores, que les había pasado, hace mucho tiempo que no los veíamos –decía Kaoru sonriendo dulcemente.
-Al parecer algo nos hizo mal en el festín que vuestro padre hizo en nuestro honor.- respondió el prometido de Kaoru.
-Oh, cuando lo siento mis señores, y nosotras que esperábamos con tanta ansia el poder salir a cabalgar con ustedes –dijo Misao astutamente.
-Pues ahora estamos mucho mejor, asi que podemos ir a dar un paseo a caballo.- dijo Hassan.
-Que esperamos, entonces, vamos, los caballos están ya ensillados –dijo sonriendo Megumi.
-Vamos.-dijo Federico (NA: No me puedo aguantar jajajajajajajajaja leo ese nombre y me rió XDDDDDDD)
Así las tres princesas y sus prometidos salieron a cabalgar por los grandes prados del rey. Ellas tratando de ser todas unas damas solo cabalgaban suavemente, pero en un momento las tres se miraron rápidamente, y se sentaron a la usanza de los hombres y gritaron:
-¡Carreraaaaaaaaaaaaas de caballos! –saliendo las tres a galope dejando atrás a los 3 adefe... emm perdón a los 3 hombres tosiendo por la nube de polvo que las chicas levantaron al salir tan rápido corriendo con los caballos. Dejándolos como verdaderos empolvados de tierra.
Fue entonces cuando decidieron seguirlas, espolonearon los caballos y estos se pararon en dos patas antes de salir a pleno galope en persecución de las tres princesas, que ya prácticamente ni su rastro se veía.
Luego de una larga carrera, cuando al fin regresaron al castillo, las princesas rápidamente saltaron de sus caballos y se dirigieron supuestamente hacia al castillo, pero se ocultaron para ver que pasaba cuando los tres hombres trataran de bajarse de los caballos.
Al entrar los caballos de los prometidos, al establo, los tres intentaron infructuosamente poder bajar de estos, pero por mas que intentaban no lograban, pararse de la silla de montar, causando la risa colectiva de todos los pajes presentes ahí.
-Pero que demonios esta pasando, no puedo pararme de esta maldita silla de montar –decía Hassan molesto.
-Al parecer han echado pegamento en nuestras sillas de montar y no podemos bajar –decía Federico.
-Y que haremos, no podemos estar aquí sentados para siempre. –decía el tercer hombre.
-No lo se, la única solución que le veo posible es que nos saquemos los pantalones y así poder salir –decía Hassan.
-Esta bien, solo espero que nadie nos vea –decía Federico, intentando salir de los pantalones para poder al fin bajarse del maldito caballo.
-Jojojojojo, creo Kao chan que esta a sido una idea genial. –decía Megumi riendo a carcajada limpia al igual que el resto de las hermanas y sirvientes que habían sido llamados por ellas a ver tamaño espectáculo.
-Jajajaja, Si hermanita, creo que te superaste con esta ultima.- se reía Misao mientras daba vueltas en el suelo de la risa (Onda a lo chii XDD)
-Hay hermanas, y eso no saben lo que les espera, vengan, vamos a buscar a nuestras "mascotas", para tener una linda tarde jejejeje. Creo que pronto nuestros prometidos huirán de nosotras tres y papá no insistirá más en imponernos novios.- dijo Kaoru sonriendo maléficamente pensando en su próximo plan.
Los príncipes pasaron una de las mayores vergüenzas de su vida, al salir del establo en calzoncillos mientras una gran multitud los esperaba afuera riéndose a carcajadas de su vestimenta y su situación. Los tres hombres corrieron rápidamente por el amplio parque que rodeaba al castillo, prácticamente desnudos, dándole también a Kaoru otra idea para rematar a esos tres tipos que su padre les había impuesto.
El rey Saito veía todo esto desde una ventana del gran castillo, riendo a carcajada de la situación de los tres jóvenes, sin pudiendo aguantarse, sospechando de quien era la autora de estos pequeños accidentes y travesuras.
Esa noche, la más joven de las princesas, se dirigía rápidamente en su caballo al pueblo, tenia que ir a buscar unas cosas que había encargado a sus amigos plebeyos.
-Hola, tienen todo listo? –preguntó la hermosa chica de ojos azules.
-Claro que si Kao¿Cuándo te hemos fallado? –dijo una muchacha de ojos y cabellos castaños.
-Muchas gracias Okon, no sé que haría sin ustedes.
-Pues cuéntanos, es verdad que tu padre las prometió en matrimonios a tres hombres horribles y mas encima creídos?
–Pues como lo oyes es la verdad, así que digamos que estoy haciendo de las más para hacerles un poco la vida imposible –sonrió maliciosamente.
-Jajajaja me alegro, por lo menos no tendremos reyes horribles.
-Asi es, bueno ya me voy, dile a Yahiko que lo necesito para dentro de una semana, espero que para esa fecha ya se hayan ido esos tres tontos.
-De acuerdo princesa, cuídate y ojalá que pronto se vayan esos tres –decía Okon riendo a mas no poder por las travesuras de Kaoru.
--------------------------&&&&&&&&&&&----------------------
La noche dio paso a una brillante mañana de primavera, el sol brillaba en su máximo esplendor en el reino de Hiko Himura, donde el príncipe practicaba con su katana en la sala de entrenamientos. Mientras sus dos mejores amigos, veían sus rápidos y precisos movimientos de espada.
-Vamos Kenshin no crees que exageras en entrenar tanto –decía Sano con su típico hueso de pescado en los labios.
-Si Kenshin, vamos a divertirnos por ahí, vámonos de caza –decía Aoshi (Siiiiii yo tb estoy impresionada O.O )
-Ya les dije que no, tengo que practicar, mi padre cada día esta más débil por esa enfermedad y tendré que tomar el mando de sus ejércitos e ir a la batalla contra el rey Saito.
-Si lo sabemos pero tienes solo 22 años, no puedes estar entrenando todo el dia amigo –decía Sano aun echado sobre una silla.
-Ya se que edad tengo, no tienes que repetírmelo a cada rato, pero no deseo salir en este momento, y deberían ustedes también entrenar, ya que como mis generales también estarán en el campo de batalla.
-Es verdad Kenshin, pero ya entrenamos, y no pensamos seguir haciéndolo, verdad cubito?.
-No me llames cobito, cabeza de gallo –respondió Aoshi.
-No me digas cabeza de gallo, cubito de Hielo –decía Sano cada vez mas enojado.
-Seré un cubo de hielo, pero tu eres un cabeza de gallina Sano –decía Aoshi con su expresión fría de siempre.
-Haya paz –dijo Kenshin divertido ante la situación.
Esos dos desde que eran niños siempre se peleaban y se ponían apodos, Sano era cabeza de gallina Aoshi cubito de hielo y a Kenshin, bueno tenia el sobre nombre de battousai, gracias a su agilidad con la espada que nadie hasta ese minuto ha superado.
A pesar de la apariencia tranquila y pacifica de Kenshin, dentro de él se escondía un gran guerrero, capaz de ganar cualquier batalla, pero era insensible al amor, no sentía prácticamente ningún sentimiento dentro de su pecho, nunca se había enamorado y por ende no sabia ni entendía que era eso.
---------------------------&&&&&&&&--------------------
El día transcurría en el reino de Saito, tranquilamente, bueno tanto como fuera posible con tres perros pequeños, arreglados con grandes lazos, pero debidamente entrenados par ahuyentar a cualquier hombre que se acercara a las princesas, cada vez que uno de los prometidos de las princesas intentaban acercarse a su novia, el pequeño animal empezaba a ladras y morder los tobillos y pantorrillas de los dichos novios y tenían que salir corriendo mientras estos les perseguían, tratando de morderles, emmm sus partes nobles. El pequeño perro que cuidaba a Kaoru fue el ¿afortunado? (no se ke tan afortunado), de casi arrancarle de un mordisco sus partes nobles a el príncipe Wenceslao cuando este intento besar contra su voluntad, a la fiera princesa de ojos azules.
Las tres princesas ya no daban mas de risa, frente a los tres pobres hombres, que eran perseguidos por esa pequeña jauría de perros por todo el castillo y patio, divirtiendo soberanamente a los sirvientes tanto de los allegados como de la propia servidumbre del castillo.
-Esto ya es suficiente, no aguanto más –decía desde arriba de un árbol Federico.- Es suficiente, somos el hazmerreír de todo este maldito reino.
-Si lo sabemos, pero debemos aguantar, la fortuna de Saito es inmensa y la dote de las novias será igual de sustanciosa para los tres –decía Hassan en una rama un poco mas alta.
-Pues por mucho dinero que nos pueda dar Saito por casarnos con sus hijas, yo ya me estoy cansando de tener que enfrentarme a la fiera de Kaoru, a pesar de que es un reto solo conquistarla ya que de las tres creo sinceramente que es la mas hermosa.
-Así es, pero no nos vencerán entiende, seremos los reyes y poseedores de toda la fortuna de Saito.
-crrrrraaak
-¿Qué es ese ruido, -pregunto Federico.
-¿Qué ruido? –preguntó asustado Hassan
-¡crrrrrrraaaaaaaaaaakkkkkkkkccccc!
-¡Waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! –gritaron los tres hombres cuando las ramas que los sostenían se rompieron y cayeron hacia el suelo.
Las tres princesas, miraban todo desde una ventana del castillo, y al ver la caída tan poco grácil de los tres hombres, que en realidad quedaron como un enredo de piernas, y brazos, solo atinaron a reír aun más fuerte.
-Muy bien chicas, empieza el siguiente plan –dijo Kaoru divertida.
-De acuerdo, que hay que hacer. –preguntó Misao.
-Tomen cada una, una de estas bolsitas, y pongan un poco del polvo que hay dentro, en toda la ropa de nuestros amados prometidos, jajaja no pararan de rascarse el resto de su vida. –decía Kaoru.
-De acuerdo hermanita, vamos por ello. No hallo la hora de poder estar tranquila, sin esos buitres dándonos vueltas. –decía Megumi sonriendo malignamente.
-Muy bien Pues manos a la obra. –dijo Kaoru.
Megumi, Misao y Kaoru, se separaron para ir a las distintas habitaciones de sus prometidos, con la excusa de dejarles un pequeño obsequio en sus cuartos. Rápidamente, las tres realizaron su cometido, entre risas contenidas, para así no levantar sospechas. Pusieron de ese polvo pica pica en toda la ropa, hasta el los calzoncillos, para que así, ninguna parte de ellos se escapara de esa pequeña broma.
Así como entraron, silenciosamente salieron de los cuartos, juntándose en su centro de operaciones, es decir el cuarto de Kaoru.
-Operación cumplida, que sigue entonces, si esto no funciona. –pregunto una preocupada Misao.
-pues tendremos que aplicar el plan ultimo –dijo Kaoru con un suspiro.
-Y ese es... –pregunto Megumi.
-Tendré que retar a duelo a los tres, y si me ganan pues no nos quedara mas que casarnos con ellos, cosa poco probable porque estoy casi segura que ganare. –decía Kaoru con un suspiro de resignación.
-Ojalá que funcione este ultimo plan. –dijo Misao con el ceño fruncido.
-Si este no funciona utilizaremos el de emergencia.
-Y cual es ese
-Pues en la noche llevarlos a el árbol central de la plaza y amarrarlos a este prácticamente desnudos.
-Jajajajaja crees que podamos ser capaces.-preguntó Misao divertida.
-A ver hermana, nosotras que somos.
-Pues princesas.- dijo Misao no entendiendo.
-Si somos princesa, pero antes que eso somos mujeres, y los hombres lo único que buscan es pasar el rato con nosotras, en otras palabras...
-Utilizaremos nuestro encanto para sacar a fuera a esos tipos y amarrarlos con promesas de seducción –terminó de decir Megumi.
-Oh, jejeje será divertido eso. –dijo Misao sonriendo.
-Por supuesto que si.- sonreía Kao pensando en lo que les esperaba a los príncipes.
El polvo pica pica, vaya que funcionó, los prometidos, estuvieron todo el día siguiente rascándose por todas partes, desde la cabeza hasta la punta de los pies, mientras las princesas trataban de mantenerse serias y preocupadas por sus nobles novios, aparentando inocencia de tamaña broma.
Nuestros pobres chicos, estaba ya bastante artos, pero aun así no desitian de seguir cortejando y viviendo a costa del rey Saito, que solo se divertía mirando las bromas de sus pequeñas, ya que su salud cada día iba empeorando.
Así que las tres hermanas, decidieron utilizar el ultimo recurso antes de batirse a duelo con esos hombres, el cual era la vergüenza publica frente a todos sus quizás futuros vasallos. Cada una le escribió una carta a su prometido, haciéndole promesas de entregarse a él en el bosque. Algo así decía una de las notas que les fueron entregadas a tan galantes caballeros. (Nótese el tono sarcástico de galantes)
"Querido novio, no se como expresaron el amor que me ha profesado vuestro insistente cortejo, y hermosos regalos. Jamás vi a un hombre más gallardo y apuesto que vos, y ya no aguanto el deseo que siento de estar estrechada entre vuestros brazos. El castillo es muy peligroso para efectuar tal muestra de amor y entrega hacia vos, por eso os suplico que me encontréis en la entrada del bosque, donde yo os esperare para entregar a vos mi corazón, mi alma y mi cuerpo.
Atte vuestra prometida."
Ante esta nota, los jóvenes novios en la noche salieron sigilosamente de sus habitaciones para adentrarse en el bosque y así encontrar a sus prometidas..
Ellas al ver a los jóvenes, se pusieron una larga capa negra con capucha para cubrir su cuerpo y rostro y así pasar de ser percibidas en la oscura noche. Cada una se dirigió hacia su novio.
-Mi amado Hassan, que bueno que respondiste mi ruego, pero os puedo pedir un favor.- dijo Megumi, sonriendo entre las sombras.
-Claro que si mi señora, lo que usted pida –dijo el hombre sonriendo con satisfacción.
-Quiero llevaros a un lugar muy importante para mi, pero es secreto y necesito que os tapéis los ojos para que no puedas ver hacia donde nos dirigimos.
-Claro que si mi señora.-Megumi le puso en sus ojos un pañuelo oscuro con el cual no podía ver absolutamente nada.
Algo parecido ocurrió con los otros dos y las tres princesas los llevaron a el borde del bosque que rodeaba al pueblo donde toda la multitud los esperaba. Las tres mujeres le susurraron en los oídos a sus respectivos novios que se desnudaran mientras ellas también lo hacían. Así todos los del pueblo vieron el show de strept tease digno de los mejores burdeles, por parte de los tres hombres. Las princesas luego, les dieron a beber un poco de vino sin decir ninguna palabra. Y solo se miraban entre ellas.
Después de algunos segundos, los tres hombres cayeron al piso roncando de lo lindo, en la bebida había un somnífero que hacia efecto rápidamente. Con la ayuda de algunos hombres del pueblo, llevaron a los tres novios al centro de la plaza central y los ataron, para que en la mañana se despertaran con una tremenda jaqueca y sin recordar nada de lo que había pasado. Rápidamente las chicas tomaron las cartas que habían enviado y las quemaron quitando todo trazo de evidencia que las pudiera inculpar. Esa seria la excusa perfecta para romper el compromiso la supuesta infidelidad de sus novios antes del matrimonio.
A la mañana siguiente, tres hombres, que se encontraban solo en calzoncillos, iban despertando por los rayos del sol que se asomaban por el este del poblado. Los tres tenían un fuerte dolor de cabeza (que aquí le llamamos hachazo) que en un principio no reconocieron donde estaban, ni en el estado en que estaban. Pero poco a poco la conciencia fue recuperándose y a pesar del dolor de cabeza, supieron que estaban en el pueblo y mas aun, que estaban prácticamente desnudos y amarrados en plena plaza del pueblo. No recordaban nada de lo que había pasado anoche, sol oque se iban a juntar con las princesas para tener una noche de pasión, pero de ahí nada más. Los tres se miraron y supieron que esto les costaría su compromiso con las princesas.
Sin decir ni media palabra, y bastante avergonzados al ver que cada vez mas curiosos se paraban a su alrededor a mirarlos, lograron soltarse después de algunos minutos, y se fueron rápidamente al castillo para recoger sus cosas y partir cada uno a su casa, ya que vieron que ellas eran mucho mas inteligentes que ellos, y contra eso nada podían hacer.
Rompieron el compromiso con el Rey Saito, que se que quedó impresionado ante tal rapidez al partir, y las tres princesas los despidieron en la ventana de la alcoba de Kaoru, sonriendo felices, ya que habían ganado nuevamente su libertad... el plan fuera novios había sido cumplido.
----------------------&&&&&&&&-----------------
Los días pasaron y tanto el Rey Saito, como el rey Hiko, cada vez estaban mas débiles, como aquejados por el mismo mal. En eso la madrina de Kaoru, el hada del bosque Tomoe fue a visitar a sus sobrinas. Cuando vio el estado del rey, se quedo impresionada, esto estaba muy mal.
-Queridas niñas, tenemos un serio problema con su padre.- decía Tomoe mirando a sus tres sobrinas.
-Lo sabemos tía, cada día esta mas débil y decaído y no sabemos que hacer –dijo Misao llorando.
-Solo existe una cura para este mal. En el fondo de la cueva por la cual están peleando los dos reyes, hay una pequeña caverna donde se ubica una fuente que cura todas las enfermedades. Si consiguen un poco de esa agua, su padre podrá sanar y estar bien.
-Pero como lo haremos, si bien en este minuto estamos en tregua, pronto se declarara nuevamente la guerra y no tenemos ningún general que nos proteja –dijo Megumi preocupada.
-No se preocupen, podemos hacer esto nosotras, lo sé muy bien –dijo Kaoru seriamente.
-Mis niñas cuídense, tengo que partir.- dijo Tomoe sonriéndoles a las tres jóvenes.
-Que te vaya bien.- respondieron a coro las tres.
El día pasó y no encontraban ninguna solución para tamaño problema, fue cuando un emisario del reino vecino llego con una nota, la ultima batalla se había declarado, y quien ganara esta ultima batalla se quedaría con la mina. Con la ultima esperanza de que su padre se salvara...
CONTINUARA...
Holas! bueno, aki esta el primer capitulo de mi fics nuevo, asi ke espero que les haya gustado... y por ende espero sus comentarios dudas y demaces en su reviews...
Bueno muchas gracias a todas las chicas ke me han escrito en mis dos fics, aun no empiezo el 9 capitulo de casi perfecto asi ke espero empezar hoy pa asi tenerselos luego ...
Luego de los avisos economicos, solo les recuerdo ke em dejen sus comentarios porfiiis ke pa mi son super importantes...
Un saludo pa todas las chicas de kazukork, a las 3D y VG, y en especial a la moni... Te hechare de menos caura del mal T.T
bueno sin mas ke decir... nos vemos en el prox capitulo
matta ne
