Poco después de que el Yugen se desvaneciera, liberando las almas que lo conformaban, Irasue utilizó la Meido Seiki para salir del Inframundo. Rin le dedicó una última mirada al lugar, notando que ya no había restos de mariposas, ni tampoco parecía que se encontrasen en un cuerpo, sino que ahora había adoptado la misma apariencia del resto del Inframundo.

Era su nido... el clan ha desaparecido.

Incluso en sus memorias aquel sueño tan vivido se había ido con el Yugen. Aquella extraña unión entre especies y todo el sufrimiento que se había dado a partir de ello se había marchado como las mariposas a través del eclipse: hacia un espacio vacío donde nadie pudiera recordarlos.

Los cuatro regresaron con Inuyasha, Kagome, Miroku y los demás, quienes estaban muy preocupados. Al llegar, Inuyasha no pudo disimular su alegría al conectar sus ojos ambarinos con la severa mirada de su hermano, que ahora lucía tranquila.

Kagome, Shippo y Kohaku: - ¡Rin!

Kagome: - ¡Me alegra mucho que hayan podido salir de allí!

Rin: - Sí, ya no hay nada que temer - la abrazó.

Inuyasha: - Eso pensamos, ya que no hace mucho el huevo carmesí desapareció - señaló hacia el tronco de árbol donde una vez estuvo adherido el huevo - Así que ha muerto esa criatura misteriosa.

Irasue: - Creo que es momento de que me vaya. Sesshomaru deberías venir al palacio, ustedes también pueden venir - dijo mirando a Jaken y a Rin.

La demonio perro se elevó en el aire, dejando a su paso un suave aroma. Sesshomaru miró a su esposa, como preguntándole qué quería hacer.

Esta es una gran oportunidad para demostrarle a la madre de mi amo que puedo ser una buena esposa.

Se pensó Rin.

Rin: - Si a usted le parece bien, quisiera ir al Palacio.

Sesshomaru: - Así será. Jaken, trae a Ah-Un. Nosotros nos iremos antes.

Jaken: - Pe-pero...

El daiyokai lo reprendió con la mirada.

Rin: - Gracias por preocuparse, iré a visitarlos a la aldea muy pronto - les hizo una reverencia.

Miroku: - Por favor, esto hay que celebrarlo.

Shippo miró a Sesshomaru, quien se encontraba situado algo lejos del resto.

Shippo: - Señor Sesshomaru - dijo acercándose a él desde atrás - Gracias por salvarme, estoy en deuda con usted.

Sesshomaru: - ¿Qué harás ahora?

Shippo: - ¿Eh? Bueno, me iré con Kohaku a practicar a las montañas. Quiero volverme más fuerte y ser como usted; quiero tener la fuerza para proteger a los que amo.

Sesshomaru elevó ligeramente la ceja.

Sesshomaru: - Así que quieres proteger a los tuyos...

Shippo: - Sí, espero poder hacerlo algún día.

Sesshomaru: - Hmp.

Posteriormente, el demonio se marchó sin despedirse, llevando en brazos a Rin y dirigiéndose hacia el palacio de su madre.

Kagome pensó:

Rin, tu aura ha cambiado, se siente como si estuvieras más viva que nunca...

Inuyasha: - Kagome, regresemos.

Kagome: - Sí.

Kohaku: - Shippo y yo nos despedimos aquí. Iremos a entrenar a las montañas.

Shippo: - Así es.

Miroku: - Deberías despedirte de tu hermana.

Kohaku: - Los visitaré en unos días.

El pobre demonio verde suspiró, mirando en dirección a donde su señor y Rin se habían marchado.

Jaken: - Amo Sesshomaru...

Miroku: - Tal parece que ahora más que nunca eres solo un sirviente, ja, ja.

Jaken: - ¡He servido a mi señor por muchos años! No me subestimes.

Miroku levantó al pequeño demonio de sus ropas y le dijo al oído.

Miroku: - Será mejor que te prepares, seguro que esta vez será diferente.

Jaken: - ¡Bájame! ¡Monje pervertido!

Miroku: - Escucha con atención.

Jaken: - ¿Eh?

Miroku: - Muy pronto... serás niñero.

Inuyasha, quien pudo escuchar el comentario, tosió de repente.

Jaken: - ¡No digas tonterías! El señor Sesshomaru jamás me demandaría esas tareas, Además...

El pequeño demonio notó que todos lo miraban con ternura y un dejo de lástima.

Miroku: - Bueno, creo que es momento de volver.

Se marcharon, dejando a Jaken detrás, quien caminaba muy pensativo por lo que el lujurioso monje le había dicho.

¿Será ese mi destino?

. . .

El daiyokai posó sus pies en el carísimo piso del palacio, aquel que alguna vez fue su hogar. Su madre se encontraba sentada en su trono, como regularmente lo hacía, mirando a través de la Meido Seiki para asegurarse de que todo estuviera bien en el Inframundo.

Irasue: - Vinieron más rápido de lo que pensé.

Sesshomaru: - ¿Quieres que nos vayamos?

Irasue: - Mis sirvientes han preparado una habitación para ustedes y otra para su sirviente.

Sesshomaru: - ¿Quieres que vivamos contigo?

Irasue: - No digas tonterías. Niña... - dirigió su mirada a Rin.

Rin: -¿S-sí?

Irasue: - Reconozco tu valentía. Aunque seas una humana, creo que serás una digna compañera de mi hijo, o al menos hasta que te mueras.

Rin: - ¿Eh?

Irasue: - Lo siento, ja, ja, es solo una pequeña broma.

Rin: - Gracias por sus palabras y por su hospitalidad. Tampoco olvidaré que me permitió estar cerca de mi amo en el enfrentamiento con ese misterioso ser.

Irasue: - Descuida, habrá muchas oportunidades más, de eso estoy segura. Por otro lado... - miró a su hijo - No entendí bien lo que dijo aquella demonio llamada Saya acerca de ustedes, pero entiendo que tenías un sello en tu útero, eso significa que... ¿Ya no lo tienes?

La humana palideció y empezó a sentirse muy nerviosa.

Irasue: - Sesshomaru ¿Quieres tener hijos con ella?

Sesshomaru: - Ese no es tu asunto, y si nos invitaste para esto lo mejor será irnos.

Irasue: - ¡Qué hijo ingrato he tenido! - dijo en un falso sollozo.

Sesshomaru: - ¿Dónde está la habitación? Rin necesita descansar.

Un sirviente los condujo a su respectivo cuarto, que era tan lujosa como el que tenían en el palacio vecino. Este era amplio, iluminado y tenía finos muebles, un espejo grande y un cómodo y lujoso futón.

Rin: - Señor Sesshomaru, quisiera darme un baño.

Sesshomaru: - ¿Estás enferma?

El demonio tocó su frente y notó que tenía fiebre.

Sesshomaru: - Parece que tienes fiebre.

Rin: - Con razón me siento así, tengo escalofríos.

Se acercó a él, como pidiendo que la abrazara. Él así lo hizo.

Sesshomaru: - Te ayudaré a bañarte.

El demonio la llevó en brazos hacia el cuarto de baño que estaba justo al lado de su habitación. Era amplio y tenía taburetes para sentarse y allí lavar su cuerpo, así como una pequeña tina que tenía agua caliente. También había velas, ya que dicho aposento carecía de ventanas.

El demonio la ayudó a desvestirse, ella se sintió tímida estando en el palacio de su suegra, y aunque enferma, teniendo pensamientos impuros.

Cuando la hubo desvestido y la ayudó a sentarse se inclinó hacia su oreja y le dijo:

Sesshomaru: - ¿En qué piensas?

Rin: - Aún no me acostumbro a sus manos... yo, solo quiero estar más cerca - susurró.

Sesshomaru: - Descansa, tenemos mucho tiempo para eso.

Rin: - Sí - dijo avergonzada.

Luego de ayudarla a bañarse la vistió y la condujo de nuevo a la habitación, donde ella se acostó en el futón.

Sesshomaru: - ¿Deberíamos ir con la anciana Kaede?

Rin: - No, solo quiero comer algo.

Al momento, cerró sus ojos y se quedó dormida.

El daiyokai pidió a los sirvientes que prepararan una nutritiva comida humana usando los mejores ingredientes. Algo que fuera liviano y delicioso.

Mientras esperaba la cena para ella miró por la amplia ventana circular y sintió en su tersa piel la luz de la luna darle justo en el rostro. A través de la ventana divisó la inmensidad del castillo y recordó su infancia y parte de su adolescencia en el lugar.

Hacía cientos de años de eso, pero lo tenía fresco en su memoria. Aquellos días de entrenamiento y de extrema soberbia. Deseos de ser fuerte, de demostrarse a sí y a su propio padre que era más fuerte que él y que merecía obtener su más poderosa espada y todo cuanto existiera.

Pero cuan equivocado estaba: ahora sabía que una espada afilada puede resultar valiosa en el combate, pero una sanadora vuelve sabio, piadoso y comedido a quien la empuña.

Tenseiga, Padre... He vuelto a casa.

No cabía duda para él, Rin era una parte de él y él de ella, desde aquel instante en que conectaron sus ojos cuando la niña despertó.

Sí, poseía el mismo cuerpo ágil y firme, los mismos brazos y marcas de su clan, pero ahora tenía, en definitiva, un nuevo corazón.

Recordó las palabras de Shippo: "Quiero volverme más fuerte y ser como usted, quiero tener la fuerza para proteger a los que amo".

Volteó su rostro a ella y notó que ya había abierto los ojos. Al momento, los sirvientes le trajeron una sopa de algas y otros ingredientes, pescado, arroz, agua, frutas y demás alimentos, que ella comió despacio debido a su debilidad.

El demonio siguió mirando la luna hasta que ella terminó de comer.

Rin: - Estaba delicioso, muchas gracias... Por cierto, Amo Sesshomaru.

Sesshomaru: - ¿Sí?

Rin: - Escuché la voz de su padre a través de su espada, me refiero a Colmillo Sagrado. Gracias a él es que todo se terminó. Además, su madre parece que me ha aceptado. Usted no lo sabe, pero ella me dejó subir a su lomo cuando se transformó en perro demonio.

Sesshomaru: - Así que eso sucedió.

Rin: - ¿Eso quiere decir que fui aceptada por ellos? - se ruborizó ligeramente.

El demonio no le respondió.

Rin: - Si mis padres estuvieran vivos estoy segura de que estarían muy felices por mí - dijo sonriendo.

Sesshomaru se sentó en la cama y le tocó la frente.

Sesshomaru: - Aún estás caliente. Te pondré esto - dijo colocándole un fino paño húmedo en la frente - Recuéstate.

Ella así lo hizo.

Rin: - Esa criatura parecía sentirse muy solitaria. No sé cómo, pero luego de que él me mirara de frente y extendiera su mano hacia mí, pude recordar el rostro de mi madre. Por fin, al menos en mi mente mi familia sigue viva y unida.

Sesshomaru: - ¿Te ayudó a recordar? Me pregunto por qué lo hizo.

Rin lagrimeó.

Rin: - Por un momento sentí la calidez de su alma, de entre tantas que lo acompañaban. Creo que se marchó feliz.

Sesshomaru: - ¿Y cómo era tu madre?

Rin: - Ella se parecía a mí, aunque no tanto como usted a la suya - sonrió.

Después de unos minutos de plática, Rin se durmió en aquel lujoso futón, mientras sostenía la mano de su protector, y desde hacía algunos meses, esposo.

El demonio se acostó a su lado y la envolvió en sus brazos. Sesshomaru, que ya se sentía bien de sus heridas, sintió una profunda paz y un anhelo incesante de permanecer unido a ella, sintiendo su calidez y los latidos de su corazón cobijar su alma.

. . .

El desdichado Jaken llegó cuando todos se encontraban dormidos. Miroku, Kagome, Sango y hasta la anciana Kaede lo habían retenido, dado que querían saber con detalle hasta dónde había escalado la relación entre Sesshomaru y Rin.

Jaken: - ¡Ya déjenme, vine a esta asquerosa aldea a llevarme a Ah-Un!

Kagome: - ¡No seas mezquino! Cuéntanos algo sobre el cuñado y Rin.

Miroku: - ¿Te abandonan por las noches? ¿Has escuchado algún rugido varonil hacer eco en las delicadas paredes de su lecho?

Kagome, Sango, Anciana Kaede: - ¡MIROKUUUU!

Sango: - Francamente, usted no cambia su excelencia.

Miroku: - ¿Pero qué dije? Todos tenemos curiosidad acerca de su relación - miró a Jaken con malicia.

Jaken: - Mis labios están sellados, yo...

Se ruborizó al recordar los gemidos apasionados de su amo en aquella posada de perdición.

Jaken: - Mi amo es... - hizo eco aquel sonido dentro de su cabeza.

Miroku: - ¿Tu amo es? - se le acercó al demonio verde, con las manos entrelazadas y ojos estrellados -¡Anda! Desembucha.

Anciana Kaede: - ¡Miroku! Ya, por favor.

Sango y Kagome lo miraban consternadas.

Jaken: - Bueno, la verdad es que...

Las mujeres se acercaron a él con los ojos fijos e interesados.

Sango: -¿Qué?

Jaken: - No creo que Rin pueda embarazarse de mi gran señor.

Kagome: - ¿Qué dices? Mira a Inuyasha, es un hanyo.

La humana señaló a Inuyasha, quien estaba con ellos dentro de la casa de Kaede, pero algo lejos y supuestamente, desinteresado.

Inuyasha: - ¡Keh! ¡A mí no me metan en eso!

Miroku: - ¿Acaso Sesshomaru aún no está interesado en esos temas? Pobre Rin...

Jaken: - ¡NADA DE ESO! ¡ESE PAR SIEMPRE ME EXCLUYE PARA HACER SUS COSAS A TODAS HORAS Y EN CUALQUIER LUGAR!

Al escuchar tal comentario todos lo miraron con ojos como platos. Kaede, algo agitada, se abanicó con la mano al imaginar a Rin en esas.

Kagome: -¡Cálmese! Anciana Kaede.

Miroku: - ¡Oh! Entonces es un matrimonio saludable.

Jaken: - ¡No tengo por qué seguir hablando de esto!

Sango: - Si es un matrimonio saludable, entonces ¿Por qué dices que Rin no puede tener su descendencia? Hasta ahora todo ha sido culpa del sello en su útero.

Kagome: - Exactamente.

Jaken:- ¡Pues no lo sé! Pero Rin no parece tener madera de madre. Ahora me voy, ya dejen de molestar.

El malhumorado demonio se marchó en dirección al palacio de Inu no Kimi. Montado en Ah-Un reflexionó sobre sus insensatas palabras y tuvo gran temor de que el lujurioso monje dijera alguna cosa a su amo. Esa sería su muerte segura.

. . .

Al día siguiente, Rin despertó como nueva. Su rostro irradiaba una felicidad infinita al saberse sana y sin temor alguno por Saya o algún otro demonio. Pero más allá de eso, saber que su amado señor estaba a su lado, sin herida alguna y descansando tranquilo a su lado la hacía inmensamente feliz. Lo abrazó, hundiendo su rostro en su pecho. El demonio abrió los ojos y la abrazó con fuerza.

Sesshomaru: - ¿Ya estás mejor?

Rin: - Sí, amo. Ahora solo quiero permanecer a su lado de esta forma.

La humana se ruborizó.

Sesshomaru: - ¿Qué sucede?

Rin: - Amo Sesshomaru, Rin quiere... Rin quiere un beso.

El demonio la miró inexpresivo.

Rin: - Desde que hicimos el rito usted no me ha tocado.

Sesshomaru: - Pero si han pasado solo unos cuántos días desde eso. Además, lastimé tu cuerpo, no quiero volver a hacerte daño.

Rin: - ¿Qué insinúa?

Sesshomaru: - Esperemos unos días más.

Rin: - Rin no está de acuerdo. Además -dijo sentándose de golpe - Usted me dijo que quería embarazarme y que lo haríamos hasta que...

El daiyokai le cubrió los labios y la atrajo nuevamente hacia su lado del futón.

Sesshomaru: - ¡No lo digas! - dijo, levemente ruborizado.

Rin: - ¡Pero usted lo dijo! ¡Se lo gritó a Rin varias veces mientras me-

Sesshomaru: - ¡Deja eso!

Rin: - ¡Cumpla su palabra, amo! ¿O le da pena porque su madre podría escucharnos?

Sesshomaru: - Cuando cumplas 20 años.

Rin lo miró muy seria.

Rin: - Ni siquiera sé bien cuando es mi cumpleaños. Solo sé que tengo quince o dieciséis ¡Falta demasiado tiempo!

Sesshomaru: - ¿Qué no te basta con mi compañía?

La humana se sorprendió al escuchar aquello. Su amo había dicho algo así de tierno, mirándola con ojos ligeramente suaves.

Rin: - Señor Sesshomaru, si hace esa expresión yo...

Se fue acercando a él, con los ojos entrecerrados, buscando darle un suave beso.

Rin, está actitud tan dominante...

La humana casa vez sentía más confianza para decir y hacer las cosas.

Sesshomaru: - Mañana nos iremos del castillo y te haré mía como y donde tu quieras, todas las veces que resistas. Ahora ve a desayunar y contrólate por ahora.

Rin salió de la habitación directo a la cocina del palacio a buscar algo para comer. En el camino, sacó de en medio de sus senos cierto objeto conocido: era la botella de cristal que tenía escrito "Afrodisíaco" en la etiqueta. Aquella que su amigo Hak le había obsequiado.

Vamos a ver qué sucede esta noche, amo Sesshomaru...