Capítulo largo, algo ¿divertido? Y obsceno 3:)
Me gusta, me gusta ja, ja. Después de tanto tiempo… 💕Mientras lo escribía tuve en mi mente el bello fanart de Hisako Sato, así que espero que ustedes también lo imaginen como el preámbulo de su encuentro. 🔥🔥🔥
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La humana se desplazaba hacia la cocina muy concentrada en sus lujuriosos planes nocturnos, cuando sintió su cabeza chocar contra algo suave y al mismo tiempo, firme. Al levantarla, apreció la esbelta figura de Irasue, quien la observaba inexpresiva.
Rin: - Lo siento, mi señora, siempre tengo mi cabeza en otro lado.
La perro demonio no respondió. Rin se avergonzó y estaba pensando en disculparse de nuevo, cuando un crujido de tripas resonó por el lugar.
Irasue: - Así que tienes hambre. Claro, después de todo eres una humana.
Rin: - S-sí.
Apenas pudo articular palabra debido a la vergüenza que sentía.
Es cierto, vine aquí para demostrarle a la madre del señor Sesshomaru que aunque soy humana también puedo ser una digna esposa.
Irasue: - Sígueme.
La demonio la condujo a la cocina, en donde uno de los sirvientes fue encomendado a preparar un desayuno humano. Irasue salió de la cocina tan pronto como hubo dado la orden y se dirigió hacia una sala de estar que estaba cerca de su trono.
Allí se sentó en un cojín aterciopelado que estaba sobre el tatami y apoyó sus brazos en una mesa de madera finísima que estaba a la par. La estancia era amplia, se parecía mucho al castillo contiguo, donde Sesshomaru, Rin y Jaken habían vivido unos cuantos meses.
Inu no Kimi invitó a Rin a sentarse en el otro extremo donde también había un cojín aterciopelado. Ella así lo hizo, sintiendo un vacío en el estómago debido al hambre, pero sobre todo a los nervios. No tenía idea de qué hablar y cómo comportarse ante aquella mujer, semejante a una diosa.
El silencio se prolongó hasta que uno de los sirvientes, el que le había preparado el desayuno, llegó con una bandeja para entregárselo. Ella lo aceptó y lo comió con calma, intentando ser lo más educada posible.
Rin: - Está delicioso – dijo mirando a su suegra.
Pero ella no la alzó a mirar, sino que tenía la mirada fija en la claridad que se colaba por la ventana.
Se comporta igual que el señor Sesshomaru, incluso tampoco puedo hacerme una idea de lo que está pensando…
Cuando terminó de comer, pensó en levantarse para recoger y lavar su plato, pero el sirviente, que permanecía a cierta distancia con cara de pocos amigos, se percató y se limitó a acercarse para recogerlos y volver a la cocina.
Rin: - Muchas gracias por la comida.
Irasue: - ¿Por qué escogiste a mi hijo?
Rin: - ¿Eh?
Irasue: - Cualquiera diría que fue al revés, pero nadie conoce tan bien a Sesshomaru como yo, por eso sé que para él tú eras la única. En cambio tú, pudiste haber elegido otro camino, por ejemplo, ser la mujer de un humano.
Rin: - Para mí, el señor Sesshomaru también es el único. No ha habido dudas en mi corazón – expresó algo ruborizada.
Irasue la miró atentamente.
Irasue: - Así que nunca tuviste dudas. Bueno, Sesshomaru desde siempre ha tenido a su alcance múltiples mujeres para elegir, pero nunca pareció interesarse por ellas ¿Pretendes ser su única esposa?
Rin: - ¿Su única esposa? – dijo lastimada.
Irasue: - Aunque dudo mucho que mi hijo quiera compartir su vida con alguien más. Definitivamente, en eso no se parece a su padre.
Rin: - El señor Sesshomaru seguirá siendo joven y apuesto aun cuando yo muera, supongo que en algún momento tendrá una nueva esposa… una esposa demonio – su voz se quebró.
Irasue se echó a reír.
Irasue: - ¿Estás celosa de un supuesto? Ja, ja, debes saber que mi hijo no te dejará ir tan fácilmente. Si es preciso, atará su vida a la tuya.
Rin: - ¿Eso es posible?
La demonio rió más fuerte.
Vaya, aunque son tan similares, tal parece que su madre es más expresiva…
Irasue: - ¿Has probado su sangre?
Rin se atragantó con su propia saliva y empezó a toser.
Irasue: - ¡Sí las has probado! Ya veo… debió saberte muy dulce.
Puedo percibir los restos de ella latiendo en tu cuerpo…
Rin: - Discúlpeme, mi señora… - dijo con dificultad.
Irasue: - ¿Y qué sabes hacer? Además de entretenerse por las noches…
Ella se ruborizó hasta las orejas.
Rin: - Bueno, yo… sé un poco acerca de las plantas medicinales, y aprendí a leer, a escribir. Recientemente también aprendí sobre el Ikebana y la ceremonia del té, pero apenas sé lo básico.
Irasue: - Prepárame algo de té.
Rin: - ¿T-té?
Irasue: - ¿Tengo que repetirlo?
Rin: - ¡Ah, no! Iré ahora mismo.
La humana se levantó y le hizo una reverencia, luego se marchó hacia la cocina.
Inu no kami percibió un extraño objeto caer de entre su ropa al momento de hacer la reverencia, pero no dijo nada.
Qué niña tan descuidada…
La demonio se acercó hacia el objeto de cristal y leyó la etiqueta. De repente, sus ojos se llenaron de un extraño brillo.
Irasue: - Creo que esto se va a poner muy divertido – dijo sonriendo.
Entretanto, Rin llegó a la cocina y preguntó a los sirvientes qué tipo de plantas usaban para cocinar. Para su sorpresa, la cocina apenas tenía comida, ya que Inu no Kami comía muy rara vez, y meramente por capricho. Los únicos que requerían de alimento eran algunos sirvientes y comían muy poco.
Sirviente: - En ese frasco hay unas hojas secas de jazmín, tal vez puedas usarlas.
Abrió el frasco y confirmó que aún podían usarse, dado que seguían conservando su delicioso aroma.
Este es el momento para brillar ¡Vamos Rin, no lo arruines!
Tan pronto como hubo terminado de hacerlo se dirigió hacia la estancia donde su suegra esperaba el dichoso té.
Irasue: - No te has tardado nada.
Rin: - Espero que lo disfrute.
La humana le dio el té y volvió a su sitio.
Me siento muy nerviosa. De verdad espero que le guste.
Rin tenía sus manos en puño y respiraba con calma tratando de relajar sus nervios, al tiempo que miraba las reacciones de su suegra.
Inu no Kimi le dio un sorbo.
Irasue: - Sabe a jazmín.
Rin: - Sí, es de jazmín ¿Le gustó?
Irasue: - Lo beberé.
La perro demonio lo ingirió con total tranquilidad. Cuando terminó se levantó de la mesa y se marchó hacia su aposento sin decir palabra. Rin le hizo una reverencia, al tiempo que pensaba si lo sucedido había sido bueno o malo.
Posteriormente, consideró oportuno volver con el amo Sesshomaru, así que se levantó y cuando iba a darse la vuelta para marchar, llevando la taza de té en sus manos, vio que al lado del cojín donde estaba sentada su suegra se encontraba una pequeña botella de vidrio vacía.
Al verla, dejó caer la taza de té de la impresión y a toda velocidad la levantó del suelo.
Por favor, que no sea la misma.
Pero cuando la hizo girar entre sus dedos para leer la etiqueta comprobó que sí lo era: "Afrodisíaco", decía. En ese momento, su corazón dio un vuelco, no entendía en qué momento el frasco había llegado a sus manos y menos aún, por qué estaba vacía.
Sin más dilación, revisó entre sus senos y por toda su ropa el dichoso brebaje. Podía ser una increíble casualidad que ambas tuvieran dos frascos iguales, pero debía intentarlo. Desgraciadamente, no encontró nada en su ropa.
¿Y si la halló y derramó su contenido a propósito para que yo no lo usara?
Eso quiere decir que… ¡ME ODIA! Debe pensar lo peor de mí.
Sudada y temblorosa se dirigió hacia la habitación, llevando en su mano el frasco vacío y dejando en el suelo los restos de la taza.
Con cada paso que daba se le iban ocurriendo diversas situaciones que explicaran el hallazgo de la botella vacía, pero todas resultaban más tenebrosas que las anteriores.
De pronto, frenó de golpe sus pasos. Vino a su mente la cabeza de la demonio Saya explotar al recibir el golpe de la perro demonio.
¡OH NO! ¡El señor Jaken tenía razón!
¿Qué debo hacer? ¿QUÉ PUEDO HACER?
Mordiéndose las uñas y con rostro turbado, regresó a la habitación y se acostó en el futón. El señor Sesshomaru, quien había salido a respirar aire puro, regresó al poco tiempo y la vio temblorosa y sollozante, envuelta en las cobijas.
Sesshomaru: - ¿Rin?
Ella dio un salto y quedó sentada en el futón. Sus ojos lagrimeaban.
Rin: - ¡Solo hay dos opciones: o lo vació en cualquier lado o lo bebió! – dijo, mostrándole la botella justo en la parte donde venía la etiqueta.
Él se inclinó para leerlo y con rostro serio preguntó:
Sesshomaru: - ¿De qué estás hablando?
Rin: - Su madre.
Sesshomaru: - ¿Mi madre?
Rin: - Bebió este brebaje o se deshizo de él.
Sesshomaru: - No entiendo.
Rin suspiró, intentó ordenar sus ideas y le dijo:
Rin: - El día que usted nos vio a mí a Hak hablando solos por la noche, él me ofreció este afrodisíaco para que lo usara con usted durante el rito. Como no fue necesario usarlo lo conservé, y… - miraba al demonio con ojos suplicantes.
Sesshomaru: - ¿Y?
Rin: - Pensé que sería bueno usarlo ahora, ya que hoy será luna creciente. Decidí llevarlo conmigo esta mañana y no sé cómo, pero el frasco llegó a sus manos.
Sesshomaru: - ¿Ella te lo dijo?
Rin: - No, pero cuando se levantó el frasco vacío estaba cerca de ella.
El demonio se quedó pensativo:
Esta debe ser una broma de mal gusto de mi madre.
Sesshomaru: - Rin, dame la botella.
Rin: - Sí.
El daiyokai olfateó profundamente la esencia.
Sesshomaru: - Iré a verla, comprobaré si realmente la bebió, pero lo dudo mucho ¿Por qué lo haría?
Ella se le quedó mirándolo ruborizada.
Rin: - Tal vez piensa salir esta noche, después de todo ella también es del clan de la luna.
La humana reflexionó un momento, fantaseando quien podría ser su enamorado.
Sesshomaru: - No digas tonterías.
El demonio se dirigió a la habitación de su madre. Esta permanecía sentada en su cómoda, peinándose el cabello con parsimonia.
Abrió la puerta sin ningún tipo de decoro. Al entrar inmediatamente reconoció el aroma del afrodisíaco en toda la estancia.
¿Qué? ¿De verdad lo ingirió?
Irasue: - ¿Has venido a importunar a tu madre?
La demonio, sentada frente al espejo de la cómoda, comenzó a pintarse los labios.
Irasue: - ¿Necesitas algo?
Sesshomaru entrecerró sus ojos.
¿Así que lo bebió? Toda la habitación apesta a ese brebaje.
Irasue: - Saldré esta noche, espero que no te portes mal en mi ausencia.
Él la miró por el espejo, inexpresivo.
Sesshomaru: - Hmp – se dio media vuelta y se marchó.
Así que saldrás esta noche, ya veo…
Regresó a la habitación, Rin lo esperaba en medio de la zozobra.
Rin: - ¡Señor Sesshomaru!
Sesshomaru: - Todo parece indicar que lo bebió.
Rin: - ¿QUÉ?
El demonio se apoyó en la pared y miró por la ventana.
Sesshomaru: - Saldrá esta noche.
Rin: - Entonces… ella va a…
Sesshomaru: - Olvídalo, nos vamos del palacio.
Rin: - ¿Usted cree que tenga algún pretendiente? Después de todo su madre sigue siendo joven y hermosa.
Sesshomaru: - Los demonios no son como los humanos.
Rin: - ¿Pero entonces cuál es la razón? ¡Oh! – calló de repente.
Sesshomaru: - ¿Qué sucede?
Rin: - Tal vez su madre ha decidido tener otro hijo, uno que sí decida reinar su propio imperio.
Sesshomaru: - No digas tonterías.
Rin: - Hay más perros demonio ¿No es así?
Sesshomaru: - Ella es más caprichosa de lo que crees, aunque ciertamente, su comportamiento es extraño.
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Las horas pasaron hasta que el atardecer cubrió el cielo de tonos naranja, lilas y rosas. Rin preparaba un arreglo floral para que su suegra lo viera, pero todo parecía indicar que sería en vano sus esfuerzos.
¿Qué hago si me la encuentro? No sé cómo mirarla a la cara.
Rin estaba pensativa, cortando de más el tallo de las flores debido a su ensimismamiento. De repente, Jaken llegó a la sala de estar, donde ella se encontraba.
Jaken: - Rin ¿Qué le sucede al amo Sesshomaru? Está de pésimo humor.
Rin: - No lo sé… - dijo rehuyendo de sus ojos saltones.
Jaken: - ¡Algo debiste hacer!
El fiel sirviente del daiyokai se sobaba el chichón que le había salido en la cabeza, debido al golpe inesperado de su amo. Asimismo, una tímida lagrima de asomó por uno de sus ojos.
Ya se me había olvidado lo que dolían los golpes de mi amo…
Rin: - Iré a mi habitación. Nos vemos después, señor Jaken.
Jaken: - Pe-pero ¡Rin! Siempre me dejan atrás.
El pequeño demonio se sentó en el cojín aterciopelado, suspirando y sobándose el severo golpe.
¡Me duele!
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Por la noche, Irasue salió de la habitación, luciendo aún más espléndida. Caminó por el palacio hasta dar con el cuerpo de Jaken apoyado en la mesa de la sala de estar. Estaba dormido y aún se apreciaba su chichón. Ella sonrió ligeramente y le dejó una pequeña botella de sake con una nota que decía: "Para el pequeño demonio".
Poco después, se transformó en perro demonio y alzó vuelo, perdiéndose entre las turbias nubes y la luz de la luna creciente.
Jaken despertó un par de minutos después y vio la botella de sake en la mesa. Al leer la dedicatoria sus ojos se llenaron de copiosas lágrimas ¡Había recibido un obsequio de la gran Inu no Kimi!
Jaken: - ¡Mi señora por fin ha reconocido todos mis años de ferviente devoción hacia su hijo!
El demonio verde se frotaba los ojos lagrimeantes con una mano, mientras que con la otra tomaba la botella.
Jaken: - Es sake… - dijo para sí – y huele un poco raro. Bueno ¡lo tomaré!
Jaken ingirió el contenido de la botella muy rápidamente. En el fondo, sentía que estaba bien si acaso se emborrachaba y dejaba de pensar en lo que el desgraciado monje le había dicho el día anterior: "Muy pronto serás niñero". Aquella frase le realmente le había calado.
Jaken: - Tsk ¡Qué remedio!
Después de unos breves minutos, estaba totalmente alcoholizado. Ahogado en sake y alguna otra extraña mezcla, el demonio verde cayó occiso en el tibio tatami.
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Rin se había recostado en el futón, pero no había dormido nada, solo revivía una y otra vez su desdicha. Llevaba un jubán blanco, dado que era una noche calurosa. Cuando abrió los ojos, vio las puertas de la habitación abiertas y al daiyokai recostado en el piso de fina madera. También llevaba un jubán que estaba semi suelto.
¿El señor Sesshomaru está durmiendo? ¿Tendrá calor?
Se acercó a él y comenzó a abanicarlo, mientras observaba con deseo y ternura a su esposo relajado.
Señor Sesshomaru, hoy huele demasiado bien… más que siempre.
Con cada movimiento producido por el abanico Rin percibía la seductora esencia que emanaba el daiyokai producto de la luna creciente.
¡Oh no! Me estoy humedeciendo demasiado.
El daiyokai, al momento, se frotó los ojos mientras se sentaba lentamente. Rin observó cómo su miembro se ponía firme y sobresalía del jubán.
Sesshomaru: - Tu aroma me ha hecho reaccionar – dijo mirando su erección.
Ella estaba muy ruborizada, mientras seguía viendo el bulto ya húmedo de su señor.
Rin: - Señor Sesshomaru...
Sesshomaru se acomodó su cabello platinado que estaba algo revuelto. Luego, se dirigió hacia ella.
Sesshomaru: - Así que no puedes esperar a mañana.
Rin: - ¿Eh?
La tomó de las piernas y la atrajo hacia la pasarela donde él se encontraba. De esa forma, el cuerpo de Rin fue lentamente deslizado hacia el motivado daiyokai.
Rin: - ¿Qué hace?
Sesshomaru: - Voy a satisfacer tus deseos.
Rin: - ¡Pero estamos prácticamente al aire libre! ¡Entremos a la habitación! Además, su madre…
Sesshomaru: - No detecto su presencia. Tal vez tienes razón y fue a encontrarse con alguien.
El demonio se acercó a su cuello y respiró en él. Rin sintió su piel erizarse al sentir su aliento y sus labios suaves y húmedos deslizarse por él.
Sesshomaru: - Rin…
Le dijo al oído, mientras le levantaba el jubán, dejando ver sus piernas y su intimidad. Rin se estremeció.
Rin: - ¡Aquí no! Puede venir alguien.
Sesshomaru: - Mataré al que se atreva a interrumpir nuestro encuentro íntimo.
Sesshomaru pasaba sus manos por sus piernas sedosas y sujetaba con algo de fuerza sus caderas, Rin movía su pelvis de manera involuntaria hacia él.
Mi cuerpo está ardiendo…
Él seguía acariciando de arriba abajo sus piernas y caderas. Luego subía hacia su abdomen y le daba besos muy suaves, también respiraba en él.
Rin arqueó su cuerpo hacia el enérgico daiyokai.
Sesshomaru: - ¿Estás sugiriéndome algo?
Rin: - Amo… ¡Ah!
Respiró en su vagina, que temblaba húmeda de deseo. Él apreció su color rosado y sus jugos que ya sobresalían.
Sesshomaru: - Estás al límite, solo escucha.
La acarició con sus dedos, aquel roce en su humedad provocó un sonido excitante, que llenó los oídos del demonio, el cual ya sentía su límite acercarse.
Sesshomaru: - Estás demasiado húmeda, déjame ayudarte – le dijo mirándola a los ojos.
Rin gimió al sentir su hábil lengua pasar por su zona más sensible. El demonio movía su lengua al ritmo de la caderas de la humana, mientras saboreaba sus fluidos y sujetaba con algo de fuerza primero un seno, y luego el otro.
Ella gritaba de placer sin ser capaz de pensar en los que estaban en el castillo.
Rin: - ¡Aaaah! Esto se siente muy bien.
Sesshomaru seguía perdido en su humedad, deteniéndose en aquellas zonas que sabía volvía loca a su esposa. La miraba de vez en cuando, para disfrutar de cómo ella movía su cadera y gemía de placer.
Rin, lo estás disfrutando mucho, eso…
Sesshomaru: - Ah…
Sintió su hombría volverse aún más dura, y derramar abundante fluido. Estaba más que listo para entrar.
Sesshomaru: - Voy a hacerte venir usando esto – dijo tomando su miembro con una mano.
Rin abrió sus piernas para él sin pensarlo dos veces.
Sesshomaru, estando sobre ella, entró lentamente. Aunque sus cuerpos estaban tan húmedos y anhelantes de rozarse, él fue despacio para no lastimarla.
Rin: - ¡Ah!
Él resopló al sentir como su estrechez lo aprisionaba y lo llenaba de calor.
Sesshomaru: - Rin… va a ser difícil para mí contenerme esta noche. Se siente demasiado bien.
Ella se ruborizó al escucharlo.
Rin: - Por favor, no se detenga – movía su pelvis para sentir la erección frotarla por dentro.
Sesshomaru: - Así lo haré.
El demonio comenzó a moverse lentamente, pero aquel vaivén era profundo y rítmico. La humana sentía cómo su cuerpo varonil la llenaba toda, su cuerpo emanaba un calor que la estaba mareando y su aroma suave y seductor la hacía sentir mucho más.
Ah, ah, ah, ah, ah, ah…
Ambos gemían mientras se sentían derretirse uno en el otro.
Rin: - ¡Necesito venirme, por favor! No puedo…
La humana sentía un calor que le subía en la entrañas, pero que no estallaba.
Rin: - Déjeme subirme en usted.
Sesshomaru, algo agitado de deseo, le obedeció, de modo que se recostó y la dejó domarlo. Quería verla moverse buscando el anhelado orgasmo.
Ella se sentó en él y al sentir la punta rozar su interior percibió además los inicios del orgasmo.
Sesshomaru: - Voy a ayudarte.
La tomó de las caderas y la ayudaba a frotar su clítoris en él.
Rin: - ¡Aaaaaah! Así, así…
La humana se movía con fuerza y rapidez. Los remanentes de la sangre del demonio surgían por momentos avivándole los sentidos. La humana se movía buscando estallar, pero solo aumentaba el calor que sentía.
Sesshomaru: - Rin ¡Me estás apretando mucho!
Rin: - Lo siento, ah, ah, ¡No puedo parar! No puedo… ¡Ah!
Sesshomaru: - Yo tampoco puedo más.
El demonio adentró aún más su sexo en ella, liberando su abundante esencia. Rin también estalló, mientras percibía la calidez de su amo golpear sus entrañas.
Rin: - ¡Aaaah!
Una agitada Rin se dejó caer en el firme y cálido pecho del demonio, quien la abrazó sin dudarlo. Ella intentaba recobrar el aliento, pero se sentía demasiado agitada. Su cuerpo temblaba y estaba llena de sudor.
Rin: - Perdóneme por sudar así – dijo en un jadeo.
Miró a la cara al demonio, quien todavía estaba dentro de ella derramando su esencia.
Rin: - Señor Sesshomaru, puedo sentirlo temblar dentro de mí.
Sesshomaru: - Rin ¡Ah!
Los gestos de mi amo son tan seductores.
Rin besó a su amo con cariño y pasión. Era un roce muy húmedo y aún agitado.
El demonio la envolvió con fuerza, sintiendo su calor, su suavidad y su sudor que intensificaba su aroma fértil.
Sesshomaru: - Te amo, Rin.
Rin: - ¿Eh? – la humana volvió a verlo con los ojos muy abiertos y ruborizada.
El demonio la miró dulcemente.
Sesshomaru: - Te amo, déjame permanecer a tu lado.
Rin: - Amo Sesshomaru – sus ojos se llenaron de lágrimas – Yo también lo amo.
Él besó sus ojos y saboreó su sudor y lágrimas.
Sesshomaru: - Quédate a mi lado – la besó en los labios.
Rin se dejó ir en aquel beso que seguía incendiando sus entrañas y su corazón.
Rin siempre estará a su lado…
Esa noche, el encuentro íntimo no tuvo final, Sesshomaru le demostró con acciones y palabras cuánto la amaba. Aquel soberbio daiyokai que siempre usó sus manos como armas afiladas, hoy las usaba con extrema suavidad y gentileza. Todo para verla una vez más llegar al clímax entre sus brazos.
Rin, te amo…
Déjame protegerte para siempre.
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