CAPÍTULO XXXV

EL FIN DE UN SILENCIO

Y entonces el Verano termino, dando paso al melancólico Otoño qué trajo consigo un amanecer muy diferente a los demás. No solo porque de nueva cuenta la pena embargaría a la inocente chiquilla, sino porque los cielos estaban cubiertos de densas nubes, no permitiendo que los rayos del sol se colaran por el ancho ventanal. Más allá, callados los pajarillos permanecían resguardados entre las espesas ramas de los árboles.

Recostada sobre su cama poco la aguamarina fue abriendo los ojos y cuando finalmente lo hizo, sus labios se arquearon en una sonrisa mientras que sus mejillas por primera vez en mucho tiempo se encendieron con un vivo rojizo.

"He soñado con él, con mi Haruka y su regreso", expreso satisfecha ante la divina imagen de su amado, hasta que un ligero movimiento la devolvió a la grisácea realidad, arrancando con ello de su rostro tan hermosa mueca.

Las lágrimas no haciéndose esperar comenzaron a brotar, manchándole de nuevo las pálidas mejillas; "Desgraciada he de ser por siempre", murmuro casi en silencio.

Sin esperar a que la nana acudiera a llamarla, se sentó en la orilla de la cama y viendo como su pequeño vientre se abultaba, pensó; "Esto es tan injusto para mi. Yo no te deseaba, yo no merecía este dolor. Esto también es inhumano para ti, se supone que pese a todo yo no debería odiarte, sin embargo no puedo cambiar lo que siento"

Sí, despreciaba aquello que en sus entrañas se gestaba, pero ¿Quién podía siquiera atreverse a juzgarla ante su inhumanidad?

Sin animo y débil, vistió su menudo cuerpo con una ligera bata, luego camino hacia el tocador donde comenzó a cepillar su cabello. Una vez más estaba condenada a fingir que todo estaba bien.

De pronto, detrás del muro la voz de la nana quebranto ese silencio.

"Niña, ¿Ya despertó?", como cada mañana, cuestiono la anciana.

"Sí, nana. Ya desperté", tratando de sonreír, la aguamarina expreso con un tono divertido, detrás del cual se ocultaba el dolor. "Puedes pasar", añadió volviendo a fingir.

La señora Matzuko corrió el fusan he ingresado, la observo con la misma atención del día anterior, como si buscara que la chiquilla finalmente se sincerara.

"¿Cómo está?", cuestiono llevando la mano hacia el rostro de su pequeña.

"Estoy bien, nana. Hoy estoy bien", contesto la mujer mientras que con sus manos se acomodaba la bata en un intento por ocultar aquello que asomaba.

Notando ese disimulado actuar, en el cristal la anciana fijo su mirada en la de la joven, luego coloco ambas manos sobre sus menudos hombros, como si se tratara de un gesto de confianza y una invitación para que hablara.

"Niña, ¿Hay algo que quisiera decirme?", pregunto.

Michiru negó con la cabeza al mismo tiempo que se reincorporaba y dirigía sus pasos hacia el armario; "No hay nada, nana. ¿Por qué habría de haberlo?"


(Nagasaki. Esa noche)

Sobre el escritorio y dentro de un sobre reposaba el boleto de tren que el rubio hubiera comprado con destino a Tokio. Y es que por fin antes del amanecer partiría.

Nervioso, del armario el Haruka tomo una camisa más y cuidando que esta no se arrugara, la guardo junto a sus otras cosas.

"En cuanto llegue comprare un camisa blanca, muy blanca. Con ella me presentare en la casa Kaio", expreso sin imaginar lo que allí acontecía. "Debería tratar de dormir un poco, aunque sé que por la emoción no podré hacerlo", murmuro haciendo a un lado la ligera maleta.

De pronto alguien toco a su puerta, seguido de una voz femenina que con gentileza lo llamaba. "Haruka"

Habiéndolo sacado de sus íntimos pensamientos, el rubio dejo a un lado lo que hacía y dirigiendo sus pasos al primer piso, a través del claro cristal de la puerta observo a la joven Kazuki.

Sorprendido por la hora y porque la chiquilla se encontrara a solas, rápidamente el hombre salió a su encuentro; "Kazuki, buenas noches", saludo sin dejar de lado esa sonrisa encantadora.

"Buenas noches", replico ella esperando que la invitara a pasar.

"¿Qué sucede?, Es muy noche y no debiste venir sola", expreso el mozo aún sin imaginar a qué se debía esa inesperada visita. Comprobando que nadie espira y con ello aquello se prestara a las mal interpretaciones, finalmente pidió; "Pasa, por favor"

Nerviosa por encontrarse ante su presencia, las mejillas de la joven se encendieron; "He escuchado a mi padre decir que mañana partirás rumbo a Tokio, ¿Es eso cierto?", cuestiono esperando que todo fuera producto de la imaginación del pelinegro.

Seguro de sí, Tenou asintió satisfecho mientras se llevaba ambas manos a los bolsillos de su pantalón Ingles; "Así es, antes del amanecer tomare el primer tren con ese destino"

Bajando la mirada, ella trato de sonreír; "Entiendo… te he traigo algo de cenar… supongo que podríamos hacerlo juntos… si no te molesta"

Aún si apetito por la emoción que lo embargaba, el joven asintió; "Muchas gracias, y por supuesto que no me molesta que lo hagamos"

Nerviosa, la joven dirigió sus pasos hacia el fogón y encendiéndolo, en él coloco los alimentos.

Haruka se sentó a la mesa, pero al ver a la joven ocupada en él, una sonrisa se dibujó en sus carnosos labios, y es que con cada minuto que transcurría, faltaba menos para que esa vida que había soñado al lado de su amada, finalmente se volviera una realidad.

Sintiendo esa encantadora mirada posada sobre ella, la joven se volvió, observando la forma en la que el chiquillo la contemplaba. Tenou, sin salir de ese sueño en el que con los ojos abiertos estaba, seguía sonriendo.

Kazuki comenzó a jugar con los coloridos listones de su kimono y encaminándose hacia él, de forma sorpresiva lo beso en los labios. "Te quiero, Haruka. Necesitaba decírtelo antes de que fueras"

Ante ese inesperado toque de labios y esa confesión, el rubio se quedó sin muchas palabras; "Kazuki… ¿Yo?". Poniéndose de pie, la miro a los ojos.

"No tienes nada que decir. Solo debes escucharme. Hace ya mucho que te quiero, deseaba que lo supieras antes de irte. Sonara extraño, pero siento que una vez que tomes ese tren, te habré perdido para siempre", expreso bajando la mirada.

Haruka cerró los ojos y asintiendo, contesto; "Entiendo, sin embargo... No sé si deba pedir disculpas por ello, pero de lo que si estoy seguro, es de que no puedo corresponder a lo que tú sientes"

Sorprendida por lo que parecía ser un evidente rechazo, la joven se llevó una mano al pecho; "¿Qué?... ¿Por qué?, pensé que tú sentías lo mismo por mí. Pensé que eras un hombre discreto"

"Kazuki, en verdad te has equivocado y la verdad es que lamento mucho que hayas mal interpretado cualquier amabilidad de mi parte, pero yo no puedo quererte a ti ni a ninguna otra"

"¿Por qué no?, ¿Qué te lo impide?", al borde del llanto pidió.

Haruka se acercó a ella y tomándola por los hombros, contesto; "Porque tengo una esposa. Ella me está esperando en Tokio y ahora debo volver por ella y traerla a esta, su casa"

Dejando que las lágrimas resbalaran pos sus mejillas, la pelinegra alzo la voz; "¿Y esa otra mujer?, no pensabas así cuando a ella la abrazabas"

"Si te refieres a Mina, quiero que sepas que no hubo nada entre nosotros. Amo a mi esposa y yo soy incapaz de...", trato de decir, sin embargo fue silenciado por esos carnosos labios.

Entrelazando sus finos dedos en aquel rubio cabello, la hija del medico replico; "Haré como si no hubiera escuchado lo que has dicho, haré qué eso jamás existió, pero por favor no te vayas y quédate a mi lado. Haré todo lo posible porque te olvides de ella. No pido que me quieras ahora, pero te prometo que haré todo lo posible para que llegues a amarme, incluso más de lo que la amas a ella"

De forma gentil el rubio la separo de su cuerpo. Mirándola a los ojos y entendiendo el dolor que la embargaba, con voz tranquila expreso; "No puedo hacerlo porque a ninguna otra podre amar como a ella. Sí por evitarte este dolor yo decidiera quedarme a tu lado, al final terminaríamos siendo totalmente infelices porque yo no podría olvidarla. Tú sufrirías porque jamás podría quererte como a ella. Su sombra siempre estaría presente en medio de los dos"

Aferrándose a él, ella contesto; "No hace falta que me quieras, me conformare con tu presencia, me conformare con que me mires y estés a mi lado"

El rubio volvió a negar con la cabeza; "Lo lamento, no es mi intención el causarte este dolor, sin embargo es preferible sufrirlo ahora y esperar a que el tiempo lo cure, que estar juntos y condenados a llevarlo por siempre"

Kazuki, no pudiendo tolerarlo lo soltó y encaminando sus pasos hacia la salida, abandono al joven.

Llorando, la chiquilla corría por las calles y una vez que llego a su hogar, se encontró con Kenta en la entrada.

"¿Dónde estabas?", cuestiono sabiendo de antemano la respuesta.

"¿Por qué no me lo habías dicho?", cuestiono ella entre lágrimas.

El medico camino hacia ella y abrazándola y besando su mejilla, contesto; "Porque supuse que no me creerías. Hay cosas que no se pueden cambiar, así que será mejor que no vuelvas a buscarlo"

"Haruka y tú son unos mentirosos, todos los hombres lo son", llorando grito, luego corrió hacia su habitación, donde se encerró a llorar su pena.


(Tokio)

Observando la hora en el reloj que adornaba aquella pared del amplio salón, la aguamarina se sentó para escapar aunque fuera un poco a la monotonía de su habitación.

Por fortuna suya, Isao como cada noche se había marchado a algún sucio salón. Katherine, ocupada en su labor, permanecía en sus aposentos mientras que de cuando en cuando la nana caminaba por los pasillos.

Resignada a esa su condena, una vez más observo aquello qué por debajo de su yukata asomaba cuando de pronto, la necesidad de liberar su revuelto estomago la apreso al mismo tiempo que la sensación de desmayo causada por su estado y la debilidad, se apoderaba de ella.

"Dioses, no aquí", murmuro mientras que con dificultad se ponía de pie y trataba de caminar hacia la seguridad e intimidad de sus aposentos.

La señora Matsuko, notando la pesadez que se había apoderado de ella, acudió en su auxilio; "Niña, ¿Esta bien?", cuestiono preocupada.

"Si, nana. Vete", ordeno al mismo tiempo que nerviosa se deshacía de su agarre.

La nana por su parte se quedó quieta, observando como con dificultad se movía.

Michiru dirigió sus pasos su hacia habitación y recostándose sobre la cama, se cubrió con una manta.

La nana, no pudiendo tolerar más su silencio, ingreso detrás de ella. "Por favor ya dígame qué es lo que le pasa"

"¿Qué haces?", cuestiono la joven con un evidente tono de molestia. "Vete, no te he permitido ingresar en mi habitación. Quiero estar sola"

La anciana negó con la cabeza y acercándose a ella, dijo; "Por favor, niña… dígame qué es lo qué le ocurre. No me voy a ir hasta que no decida hablar conmigo"

"Ya te dije que no es nada, no pierdas tu tiempo", expreso cubriéndose el rostro con la fina manta. "Déjame sola, eso es todo lo que quiero", con una pesada sensación de ahogo en su garganta, pudo ordenar.

La señora Matsuko se sentó a su lado y abrazándola, beso su empalidecida mejilla; "Soy una vieja entrometida, es por eso que no me puede engañar. No solamente llora por ese muchacho, intuyo qué hay algo más. Desde que él se fue usted no es la misma, y quiero creer que toda esta tristeza se debe a que él no cumplió su promesa"

Michiru se reincorporo y llorando y alzando la voz, replico; "Haruka no se fue por que quisiera, yo le pedí que lo hiciera para salvarlo de la ira de ese hombre. Además fue… fue lo mejor", dijo echándose a llorar sobre su almohada. "Hace mucho que no lo espero, hace mucho que deje de amarlo", al decirlo, esas palabras le quemaron no solo los labios, sino también el corazón.

"No sabe cuanto me cuesta creerle cada una de sus palabras, sin embargo a mí no pude engañarme. ¿Hace cuánto no le llega?"

"¿Llegarme qué?... ¿De qué hablas, nana?", molesta la joven cuestiono.

"No finja, niña. Le estoy preguntando por eso qué a todas las mujeres nos llega", expreso bajando la voz.

"Eso no te incumbe", contestó la otra frunciendo el entrecejo.

"Hace días ya qué lo he venido notando. Come poco y lo poco que come lo vomita. Durante el día esta triste y en la madrugada la he escuchado llorar. Su mirada está apagada y su forma de caminar no es la misma"

Temiendo que la hubiera descubierto, Michiru se reincorporo un poco; "¿Qué quieres decir?"

"Qué usted está de encargo. Muy pronto va a tener un bebé", contesto la otra sonriendo. Y es qué la idea de un hijo de su joven ama, era algo que la emocionaba.

La aguamarina, sabiendo que su secreto había quedado al descubierto, en ese punto rompió a llorar de forma abierta; "Ayúdame nana, eres la única que puede hacerlo. No lo quiero. Lo odio", contesto refugiándose en sus brazos, así como cuando era pequeña. "Quiero que se muera"

La nana, conteniendo su propio llanto con dulzura le acaricio la cabeza; "Lo sabía. Sabía que tarde que temprano esto ocurriría. Maldito mocoso. Solo eso vino a hacer. Solo me la perjudico y ahora.. ahora la dejo así. Es un cobarde como muchos otros"

La aguamarina sin poder contenerse replico; "No nana, él es buen. Haruka es muy bueno"

"No niña, ese chiquillo aunque amable y guapo, es otro señor Isao. Tienen las mismas mañas. Nada más van por ahí dejando hijos. Ha saber a cuantas más no les haya mentido"

Katherine, sin aliento y de pie en el umbral del fusan, con los ojos bien abiertos y negando con la cabeza, finalmente hablo; "¿Estas embarazada?", pregunto empalidecida. "¿A eso se debía este dolor?"

La chiquilla se limpió el rostro y asintiendo hablo; "Era un secreto"

La rubia camino hacia ella y sentándose a su lado, sin poder escapar a su asombro, si apenas pudo hablar; "¿Hace cuánto lo sabes?"

Avergonzada, Michiru se encogió de hombros; "Hace varias semanas, aunque es algo que no me interesa", dijo y deshaciendo el nudo de su yukata, llena de vergüenza, pero ya sin importarle, revelo sus nuevas formas.

Ante esa imagen, lejos de estar molesta, su madre asintió; "¿Por qué no me lo habías dicho?, soy tu madre, debiste confiar en mi"

"Por vergüenza", expreso ella bajando la mirada.

"No hay vergüenza en algo tan hermoso", la rubia dijo al mismo tiempo que una dulce sonrisa se dibujaba en su rostro, luego trato de llevar la menuda mano hacia su vientre.

"No madre, no lo hagas. Esto no merece ni aún siquiera la mas mínima muestra de cariño", contesto la aguamarina mientras volvía a vestirse.

"¿Por qué no, hija?. Es tu hijo, es mi nieto. ¿Por qué no he de amarlo?", dijo la mujer sin imaginar la realidad.

Michiru hubiera respondido, sin embargo en ese punto la puerta principal se cerró, dando paso a un ebrio Isao, quien alcanzo a ver aquella escena.

Creyendo qué se trataba de una alucinación causada por el alcohol, del rostro se limpió el molesto sudor; "¿Qué es eso?", cuestiono encaminando sus pasos hacia la habitación de la chiquilla.

Katherine se dirigió hacia él y bloqueándole el paso, expreso; "Vete a dormir, estas ebrio"

El pelinegro sin importarle si la llegaba a lastimar, trato de sacarla de su camino; "No me vas a decir qué es lo que tengo que hacer. ¿Qué es eso?", alzo la voz lleno de furia.

"Isao, antes que nada debemos escuchar qué es lo qué sucedió", sabiendo que su petición seria en vano, se coloco entre él y su hija.

El hombre frunció el entrecejo, haciendo a su esposa a un lado; "No hace falta que lo pregunte, si es más que obvio que abrió las piernas. Maldita perra mal agradecida, solo esto me faltaba", grito tomando a la chiquilla por el cabello para abofetearla. "Ahora si voy a darte lo qué mereces"

La sangre de sus labios emano, manchándole las finas ropas. "Haz lo que quieras. Estoy muerta en vida"

La rubia, no dispuesta a permitir que lastimara a su pequeña, firme volvió a interponerse entre los dos; "¿Qué haces?, ¿Qué no ves que esta embarazada?", tomándolo por las muñecas, contuvo su infame ataque.

"Poco me importa, eso no va a evitar que la mate", dijo tratando de empujar a su mujer.

Ella, sin moverse, fue fuerte al resistir; "Entonces mátame a mi primero, pero a ella no la tocas. A mi hija no"

Isao relajo sus pesados miembros al mismo tiempo que se echaba a reír con burla, aunque eso no significaba que estuviera menos molesto. Eran los nervios que se habían cernió en él; "Claro, tú siempre encubriendo las porquerías de tu hija. Apuesto a que si le preguntas quien es el padre de su maldito bastardo, ni siquiera lo va a saber. Esos son detalles que las rameras como ella y los mismos animales desconocen"

Katheriene alzo su mano, abofeteandolo en ambas mejillas; "Mide tus palabras, ya te dije que conmigo puedes hacer lo qué quieras, pero a mi hija no vuelves a insultarla"

El hombre se llevo la mano al labio en un intento por deshacerse del molesto cosquilleo que el golpe le había dejado. "Mejor abofetea a tu hija. ¿Cómo puedes seguir protegiendo a esta mal agradecida?. Y tú ahora mismo vas a decirme quien es el hijo de perra con el que te revolcaste"

"Cállate", grito su esposa.

"No hasta que a esta le diga unas cuantas verdades. No sabes el asco que me da saber que hayas tenido el valor como para haberte revolcado con cualquiera. Supongo que nada caro debió costar el favorcito, ¿Verdad?", grito y empujando a su esposa, se encamino hacia la aguamarina para tomarla por el cabello y una vez qué lo hizo, la arrojo contra el suelo al mismo tiempo que con fuerza la pateo en las piernas. "Eso qué ahí tienes te lo voy a sacar a golpes", mascullo.

Katherine, arrojada como solo ella, se interpuso entre ambos. Ante eso, Isao desistió. "Eres el más infame de los hombres, el más horrible de los monstruos. Lo qué te has atrevido a hacerle tu hija, no tiene nombre ni perdón"

El repulsivo sujeto volvió a reír, acomodándose el cabello que de forma salvaje caía sobre su frente; "Lo que menos me hace falta es el perdón de esta perdida". De forma repulsiva escupió hacia la joven.

Ante esa nueva ofensa, su esposa se fue contra él, hundiendo las uñas en la carne de su rostro.

"Suéltame, maldita puta", grito él tratando de deshacerse de su agarre.

La nana, para proteger a su niña, la envolvió en sus brazos; "Señor Isao, por favor tranquilícese y escuche a su hija"

"Maldita vieja entrometida, esa no es mi hija. Ella y su madre son la misma porquería. A ti también te voy a matar por defender a esta mujerzuela. Luego voy a quemar esta casa qué se ha convertido en un burdel"

Michiru negó con la cabeza y entonces grito; "Esto no es mi culpa, yo no deseaba esto"

Ante esas palabras, el hombre monto en una cólera mayor; "Dime con cuantos te revolcaste para que vaya a matarlos. No quiero encontrármelos en la calle y que se burlen a mis espalas"

Ya sin importarle nada, más deseando que toda esa pesadilla terminara y a su vez los insultos contra su madre cesaran, grito; "Esto qué yo no quería me lo hizo ese maldito animal deforme"

"¿De que hablas?", confundido y relajando sus miembros, cuestiono el ofendido padre.

Katherine, recordando el dolor qué desde hacía tiempo consumía a su hija, ademas del silencio al rededor de su estado y esas palabras en las que solo había odio, soltó el agarre que sobre su esposo ejercía al mismo tiempo que no quería imaginar que tal vez se trataba de eso que de solo pensarlo, también la heria; "¿Qué te hizo?, por favor dime que no fue eso".al borde del llanto suplico.

La joven llena de vergüenza y dolor, entonces lo admitió; "Sí tú no me hubieras obligado a ir a su casa, él no hubiera abusado de mi", habiendo dicho y señalado a su padre, se derrumbo en su tristeza.

Ante tan terrible confesión, Katherine tembló, luego abofeteo a su esposo en ambas mejillas. Había comprendido a la perfección que su hija se refería a Saburo; "Tú y los cerdos de tus amigos son la misma porquería. Todo puedo perdonártelo, pero no esto"

Sin decir nada, Isao bajo la mirada al mismo tiempo que con fuerza apretaba sus puños...


Notas de autor;

Desde un principio avise que esta historia trataría temas poco convencionales. Mencione que algunas veces sería dura de leer, y aun mas por ese lenguaje.

Isavellcota; Es que para la nana y Katherine todo indicaba que es de Haruka, triste que no sea así. Si Katherine lo hubiera sabido, la hubiera sacado de esa casa antes de que Isao se diera cuenta. Cosa que quiso hacer antes de que toda esta pesadilla iniciara, sin embargo Michiru no quiso.

kaiohmaru; Los dos sufrirán, sin embargo Michiru es quien más lo hace.

Michelle; Katherine de por si ya lo odiaba, ahora su odio no tendrá limites. Yo también ya quiero que llegue Haruka.

HaruTenoh11; Para Haruka tampoco será nada fácil esta situación. La ama, pero que la ame a ella, no garantiza nada. Ve a Isao, no se hace cargo ni de sus hijos, mucho menos se haría cargo de otros. Haruka no es como él, pero por como era la sociedad de ese entonces, todo se puede esperar.