CAPÍTULO XXXVI
INFAMES CALUMNIAS
Envuelto en la confusión, enfurecido y con pasos pesados pero rápidos, Isao ingreso en su habitación.
Con la frente cubierta por un frió sudor, los labios secos y un rechinar de dientes qué amenazaba con hacer sangrar sus encías, en sus ojos se podía adivinar el indescriptible odio qué lo consumía. Haber escuchado lo qué ese cobarde hombre se había atrevido a hacerle a su pequeña hija y a su familia, era algo qué lo había sumido en una vorágine de terribles sentimientos.
Sus miembros convulsionaban y sus oídos chillaban, produciendo en su cabeza un profundo dolor.
Abriendo el cajón de su escritorio, tomo el infame revolver con el qué aquella noche y por la espalda hubiera herido al rubio. Observando que en el tambor no quedaban balas, iracundo recordó el vergonzoso y humillante momento que había pasado en la panadería cuando aquellos hombres lo desarmaron y sin problema lo arrojaron a la calle.
"¿Qué no piensas ir a saludarlo?"
"Por supuesto que no, tengo dignidad y mi orgullo no me lo permite", con furia recordó el preciso instante cuando Eiji se lo pregunto. En ese momento pensaba que de haberlo hecho, muy seguramente Katsumoto se hubiera burlado de él.
"¿Qué haces?", cuestiono su esposa al escuchar el alboroto qué en sus aposentos el hombre había hecho.
Isao se acomodo el rebelde cabello que caía por su amplia frente y habiendo cargado el arma, le apunto al pecho; "Voy a ir a matar a ese hijo de perra. Lo qué nos hizo no tiene nombre"
Katherine al observar el enardecido estado en el qué estaba sumido, sonrió complacida; "¿Lo harás por tú hija, o por qué tu orgullo esta herido?"
"Ambas cosas", expreso él encaminándose hacia la salida.
Katherine asintió y siguiendo sus pasos abandono la casa.
Sin importarle que la espesa lluvia lo empapara, o que el fango le manchara los finos zapatos y el pantalón, el pelinegro comenzó a caminar por las oscuras calles, hasta que notando que su esposa lo seguía, se volvió hacia ella.
"¿A donde vas, mujer?", cuestiono cuando ella le dio alcance y firme lo tomo del brazo.
"Mejor respóndeme tú, ¿No te alegra qué por fin en algo estemos de acuerdo?"
El sujeto negó con la cabeza al mismo tiempo que trataba de deshacerse de su agarre; "Sí, pero si llego a casa de ese hombre en tu compañía, pensara que no tengo los pantalones suficientes para enfrentarlo. Vuelve a casa, ve con tu hija"
Ante su petición, la rubia negó con la cabeza; "A mi no me importa que piense, en todo caso él es el cobarde. Por mucho que me odies y desprecies a tu única hija, sé qué para ella no hubieras deseado algo como esto, más aún así no puedo perdonarte lo qué causaste. Así que al menos deja que te acompañe"
Comprendiendo su sentir y sin mucho qué decir, su respuesta fue corta; "Esta bien"
Así, por primera vez en mucho tiempo y con un mismo pensamiento, ambos comenzaron el camino por aquellas calles que de a poco comenzaban a inundarse.
(Nagazaki)
Nervioso y de pie en el casi solitario anden, lleno de impaciencia el rubio esperaba a que el tren pronto arribara.
Solo cinco días más y entonces finalmente podría reunirse con su amada. Y aunque cinco días se dicen fácil, a él le resultaban una eternidad.
Observando el oscuro y largo camino que se abría frente a sus ojos, una vez más consulto el reloj, y es que esas dos horas de retraso era algo que le llenaba de preocupación, haciendo que por un momento pensara que aquello era una mala jugada del cruel destino.
"¿Dónde estas?", desesperado mascullo. "Si tengo que ir corriendo, entonces estoy dispuesto a hacerlo"
De pronto en la lejanía el sonido de la pesada maquina quebranto el silencio de la madrugada, llenando el fresco ambiente con aroma a carbón. Sonriendo Haruka volvió la inquieta mirada y entonces contemplo la luz de la locomotora.
"Es hora de abordar", un oficial grito mientras que en el aire movía su lampara.
Presuroso Tenou abordo y luego de encontrar el camarote que le correspondía, tomo asiento al mismo tiempo que miraba por la ventana. Entonces en la lejanía observo la callada ciudad.
"Quizás debí ir y buscar a Kenta para aclarar ciertas cosas. Soy un estúpido, ¿Por qué no me di cuenta?", expreso recordando las innumerables veces que en las mejillas de la chiquilla observo ese cándido sopor. "Es imposible que yo llegue a querer a otra que no sea Michiru"
Poco a poco la maquina comenzó a avanzar, haciendo que Haruka abandonara cualquier pensamiento para concentrarse en la divina imagen de su amada. Cerrando los ojos y pensando solo en ella satisfecho apoyo la rubia cabeza en el asiento.
(Residencia Kaio)
Libre de llorar de forma abierta su pena, la aguamarina se cubrió el pálido rostro con ambas manos.
Triste la nana se sentó a su lado y besando sus mejillas, dejo que la joven apoyara la cabeza en su regazo; "Llore todo lo que quiera, en algo le hará bien"
"No nana, a mi ya nada puede hacerme bien. Maldita sea mi vida", expreso ella aferrando sus manos al kimono de la anciana. "Maldito sea mil veces el momento en que nací"
"No debería maldecir de esa forma. Piense en su hijito", replico la otra esperando con ello tranquilizarla.
Ante esas palabras que en su cabeza chillaron y a su alma desgarraron, Michiru se aparto de ella y limpiándose el rostro, hablo; "Nana, esto no es mio, porque los hijos son deseados y se conciben con la persona amada. Por su infame origen, esto es una aberración que ni siquiera debería existir"
"Aunque usted lo niegue, lo es porque forma parte de usted. Es una pequeña partesita suya qué no tiene ninguna culpa"
La joven rompió a llorar y echándose a los pies de la anciana, con ambas manos la tomo por el kimono; "Y la otra parte es él, nana. Por favor ayúdame. No lo quiero"
La mujer negó con la cabeza y tendiéndole los brazos para que se reincorporara, expreso; "Eso que me pide es horrible para los dos. ¿Qué acaso en usted no hay una fibra que la mueva a amarlo?. No importa como haya sido engendrado, es su hijo y usted no puede ser tan inhumana"
Michiru se limpio las lagrimas, aunque unas nuevas volvieron a brotar; "Ninguna, nana. No hay nada en mi qué me provoque siquiera quererlo. Algo qué se consigue por la fuerza no debe existir"
La anciana ante ese fatalismo volvió a llorar; "Niña, solo esta pensando en usted y no en su hijo, porque eso es, aunque usted quiera negarlo. Ya habla como el señor Isao"
"Es diferente, nana. Él me odia porque soy mujer, yo odio esto porque no lo pedí"
"Quizás usted tenga la razón, quizás la tenga yo, pero de una cosa estoy segura, y eso es qué usted si puede hacer la diferencia con su bebé. Amelo como su padre no la amo a usted. Tome de ejemplo a su madre, ella odia a su padre, pero a usted la adora"
La aguamarina firme en su decisión, alzo la voz; "Lo odio. No sé porque no me deja en paz. Si supieras el asco qué me provoca sentirlo, entonces ni siquiera hablarías de amor ", habiendo dicho dirigió sus pasos hacia su habitación y asegurando el fusan detrás de ella, se echo a llorar.
(Residencia Katsumoto)
Con las miradas inyectadas en odio y sin importarles que el fango ya les hubiera manchado casi por completo las finas ropas, la rubia y el pelinegro arribaron al lugar donde la pesadilla de su hija hubiera comenzado.
Desde la prudente distancia y a través de los amplios ventanales, ambos pudieron observar un poco de lo que en el interior acontecía. Contemplando así lo que parecía ser una reunión, más sin importarles que su presencia llegara a ser inoportuna, fue Isao quien alzo la voz, atrayendo con sus palabras las miradas de los invitados.
"Hijo de mil putas, dame la cara", grito alzando el revolver y apuntando hacia las sombras qué asomaban por los cristales.
Saburo, acompañado por un par de hombres y mujeres, volvió la orgullosa mirada, más siendo cobarde como solo él, desde dentro respondió.
"Isao, qué gusto verte. Pensé que te habías olvidado de mi", contesto con una sonrisa afable, como tratando de ocultar el miedo qué lo corroía. Ademas se había dirigido hacia él de una forma intima, dejando de lado todos los formalismos del pasado.
"He dicho que salgas", fueron las palabras que siguieron a las anteriores.
Saburo Katsumoto dejo sobre aquella infame mesa su copa y encaminándose hacía el jardín, se coloco justo donde la pareja pudiera verlo. "¿Qué se te ofrece?, ¿Cómo puedo ayudarte?"
El señor Kaio se encamino hacia él y apuntándole con el arma, hablo; "Sal para que te defiendas, no quiero que digan que por la espalda te herí y luego me llamen cobarde"
Sin inmutarse porque sabia que él no se atrevería a lastimarlo, de forma despreocupada encendió un puro; "¿Sigues molesto porque deje el negocio inconcluso?", cuestiono antes de llevarlo a sus labios.
Sin dejar de apuntarle, el pelinegro respondió; "Sabes perfectamente que no vine a eso. Vine para que respondas por lo qué le hiciste a mi hija, malnacido"
Saburo asintió y arrojando el puro hacía los pies de su alguna vez socio, se llevo ambas manos a los bolsillos de su pantalón; "¿Qué quieres decir con eso?"
"Quiero qué respondas por lo qué a nuestra familia le has hecho. Dijiste que ella te interesaba y ahora vengo a que te hagas responsable de tu hijo, de lo contrario tendré que matarte "
Ante esas palabras Katherine volvió la mirada hacia su esposo; "¿Pretendes que este animal y mi hija...?, estas loco. No voy a permitir que la condenes de por vida a estar con este monstruo"
Cínico, Saburo se encogió de hombros; "Creo que en algún punto mal interpretaste mis intenciones, en ningún momento dije que ella me interesaba en la forma que tú pensaste… yo solo quería... ¡vamos hombre!, no te hagas el tonto. Lo sabes"
Ofendido, volvió a apuntarle; "imbécil!"
Volviendo a encender un puro, Katumoto rió un poco; "El único imbécil aquí eres tú, Isao"
"Abusaste de ella y ahora, ahora al menos debes reconocer ese error. No voy a permitir que se burlen de mi familia y en la calle me señalen"
Saburo rompió a reír y caminando hacia él y sin importarle empaparse, palmeo el hombro del tosco hombre; "Isao, las cosas no sucedieron como te lo han hecho creer. Sí, no voy a negar que estuve con tu hija, pero… ¿Sabes por qué?"
Ante esas palabras y al ver las cicatrices que el pelinegro llevaba en ambas mejillas, Isao trago saliva. "¿Qué?", cuestiono con temor al recordar qué por su imprudencia, ese animal deforme como su hija lo había llamado, había dejado a Eiji sin un pulgar.
Con burla Saburo observo a Katherine y sin importarle que ella lo escuchara, de forma cobarde expreso; "Vamos, no hagas como si no lo supieras. No niegues que tú tampoco lo has hecho, pero si una joven hermosa te seduce y desea estar contigo, ¿Desaprovecharías la oportunidad?, fue precisamente eso lo que tu nada inocente hija hizo conmigo. Ademas no deberías estar molesto conmigo, yo no fui el primero con el que ella se acostó"
"Mi hija jamas haría algo como lo qué usted se atreve a describir", ofendida la rubia alzo la voz.
"Pues qué poco la conoce, señora. Su hija es una...", replico al mismo tiempo que hacía una pausa y reía por lo bajo.
Enfadada, Katherine alzo la mano, abofeteando sus dos lastimadas mejillas. Ante eso Saburo se limito a tragar saliva.
El señor Kaio en silencio y meditando lo que había escuchado, apretó el puño.
"¿Sabes qué pienso?, qué algún muerto de hambre se burlo de tu hija. La utilizo y luego la dejo en ese vergonzoso estado. Ella en cuanto miro en mi una buena oportunidad para salir de su problema, me utilizo creyendo que con ello podría hacerme responsable de su bastardo. Así que yo en tu lugar iría a preguntarle quien fue"
"Isao, no lo escuches", su esposa expreso al ver y escuchar como sus dientes castañeteaban del coraje.
"Isao, no pierdas el tiempo y ve y busca al verdadero culpable. Ademas, si tu hija hubiera sido virgen te hubiera entregado el otro millón". Habiendo escupido, de su bolsillo el pelinegro saco un puño de billetes y arrojandocelos en la cara, expreso; "¿Quieres dinero?, entonces ten, ve y compra un padre para tu bastardo"
Ante esa humillación, el tosco hombre levanto la mirada y aferrando su mano al revolver, asintió; "Ahora entiendo todo, fue ese maldito panadero", murmuro de forma casi inentendible.
Sabiendo que sus palabras habían tenido el efecto deseado, Saburo sonrió satisfecho y sin decir nada, volvió a su residencia.
Aún más enfurecido que antes, Isao escupió a un lado. "Lo sabia, sabia que esa desvergonzada es una cualquiera"
Asqueada por las falsas acusaciones de Saburo, Katherine trato de hacer razonar a su esposo; "No puedes creer lo que ese hombre te ha dicho, ¿Qué no has sido testigo del dolor que amenaza con matar a tu hija?"
"Ahora soy un completo payaso. Esto me lo van a pagar. Todos me lo van a pagar"
(Residencia Kaio)
Apagando el fuego, la anciana vertió la caliente bebida en un tazón.
"Espero y la señora Katherine me perdone por hacer esto", dijo casi en silencio mientras que con un poco de miel trataba de endulzar aquella amarga preparación.
Colocandola en una bandeja y llevándola con cuidado a través de los pasillos, llamo cuando finalmente estuvo frente a la habitación de la chiquilla.
"Abra, niña. He venido a ayudarla", expreso nada convencida de que su decisión fuera lo mejor, sin embargo el verla en ese estado de total desespero la empujo a que ella decidiera hacer algo.
Al escuchar esas palabras que la reconfortaron, la aguamarina de inmediato acudió a su encuentro. "¿De verdad?, nana. Por favor dime que me ayudaras a deshacerme de esto"
"Sí niña, aunque no le garantizo nada. Tómese esto ahora que esta caliente", expreso tendiéndole la amarga bebida. "Si en una hora no le hace ningún efecto, entonces no sé que tendremos que hacer"
"Funcionara, nana. Ya veras que sí", confiando en sus palabras, sin esperar a que aquello siquiera se enfriara un poco, la chiquilla comenzó a beberlo.
En silencio y esperando que pronto hiciera el efecto que ella deseaba, la anciana la contemplaba aún sin poder creer que todo aquello fuera una grotesca realidad.
De pronto la puerta principal se abrió, cediendo con violencia ante la patada que el encolerizado padre le había lanzado.
"¿Qué haces?", cuestiono su esposa al verlo convertido en una bestia.
"Ir a a matar a esa prostituta qué tienes por hija", expreso golpeando el muro.
"No puedes creer lo que ese hombre dijo. ¿No te das cuenta de que lo hizo para que precisamente te desquitaras con ella?"
Sin escucharla, Isao se encamino hacia la aguamarina y tomándola por el cabello, la abofeteo en el rostro; "¿Fue ese maldito panadero?, habla maldita sea"
"Suéltala", su esposa intervino, liberando a su hija de sus brutales manos.
"Todo esto es tu culpa, si me hubieras dado un hijo varón, ahora no estaríamos pasando por esta maldita vergüenza"
Formando con su cuerpo un escudo entre él y su hija, Katherine alzo la voz; "Y no sabes cuanto me alegra el no haberlo hecho, porque de haberlo tenido, seguramente sería como tú y ese maldito cerdo. Antes qué darte un hijo varón, prefiero tener las entrañas secas"
"Secas las tienes hace mucho. Ni siquiera para eso serviste... no hay burdel donde no tenga uno", escupió y abofeteandola, tomo a su hija por el yukata. "Dime, ¿Fue ese maldito hijo de perra?... ahora entiendo todo, esa noche te revolcaste con él. ¿Cómo te atreviste a hacerlo en mi casa?, debiste hacerlo en la calle como la sucia ramera que eres"
Michiru, llorando asintió; "Si, él fue el primero. Y si por haberlo deseado, hecho y disfrutado ante tus ojos me he convertido en una ramera, entonces no me importa que así me llames. Yo había jurado que él sería el primero y el ultimo, pero entonces ese animal me hizo esto"
Empujándola contra el suelo, trato de golpearla, más interviniendo la rubia logro apartarlo de ella; "Ya déjala, maldito"
"Hija de perra, deja que la mate. Luego llegara tu turno", expreso luchando con su esposa y la nana, quien se había unido a su ama.
"Señor Isao, por favor cálmese. Es su hija", llorando la anciana suplico.
"Esa mal agradecía no es mi hija"
"No sabes como me gustaría darte la razón, sin embargo lo es", la alta mujer mascullo.
"Esa no es mi hija, por eso la prefiero muerta antes que verla con eso", escupió mientras empujaba a la anciana. Fue en ese momento que de forma cobarde alzo el revolver y apuntándole a la chiquilla, jalo el gatillo sin obtener la respuesta que deseaba. Luego lo hizo dos vece más, sin embargo la bala no abandono el tabor. "Tienes suerte, desgraciada", burlonamente expreso y justo cuando lo revisaba, un tiro escapo, golpeándolo justo en uno de sus pies. "Demonios", chillo ante el insoportable dolor.
En medio de la desgracia, aquello sin duda fue del agrado de las tres mujeres, sin embargo no se atrevieron a reír, al menos no mientras él estuviera presente.
"Solo esto me faltaba. No creas que esto se va a quedar así. No voy a permitir que en mi familia nazca un bastardo", expreso tratando de frenar el espeso flujo de sangre.
"Y tu hijos, si es que en verdad son tuyos porque como bien dijiste, son detalles que esas mujeres desconocen, ¿Qué son?. Ademas me alegra mucho que mi hija haya decidido entregarse al hombre que ama, me complace saber que lo haya disfrutado. No sabes como me alegra el hecho de que ése animal no haya tenido la satisfacción de ser el primero"
Aunque Isao jamas lo había admitido abiertamente, de todos esos muchachos tenía sus dudas, más como le gustaba presumir su ya dudosa hombría, trataba de ignorarlo, así como también ignoro lo que su esposa reconoció. "Ahora si te juro que voy a matar a ese maldito panadero, lo juro. Y tú, ve buscando la forma en qué vas a hacerte cargo de tu bastardo, yo no pienso darte ni un centavo para hacerlo. Eres bonita y nada costosa, no tendrás ningún problema para hacerlo". Tratando de mantenerse en pie, pudo balbucear.
Katherine ante sus palabras de forma burlona torció los labios; "En este mundo abundan los hijos sin padre por cobardes como tú. Ademas hace mucho fui yo quien debió decirte lo mismo y no mantener tus estúpidos vicios. Por mi te vistes, por mi bebes, por mi tienes amantes, porque de no ser así, no serías nada"
"Ladra lo que quieras", Isao grito y dejando a su paso la salada sangre que de su herida emanaba, con dificultad se encamino hacia la salida, luego detrás de él cerro la puerta"
"Es un desgraciado, ojala y se muera", la rubia mascullo.
De pronto el sonido de un cristal que se rompía hizo que ambas mujeres volvieran la mirada hacia la izquierda y al hacerlo, contemplaron a una mareada chiquilla, quien con dificultad trataba de sostenerse sobre sus adoloridas piernas.
"Michiru, hija", dijo la preocupada madre mientras que con cuidado la dirigía a la cama.
"Todo estará bien, madre", murmuro ella mientras qué contra su voluntad los ojos se le cerraban.
"Nana, tenemos que llevarla a un medico. Podría perder a su bebé y peor aún...", no fue capaz de decirlo.
La señora Matzuko negó con la cabeza; "No se preocupe, señora. La niña me pidió algo para... ya sabe"
"¿Y se lo diste?", sin aliento su ama cuestiono. Temía que fuera demasiado tarde y aquello hiciera un irreversible efecto que terminara también dañando a su hija.
"Por supuesto que no, señora. Solo le di un te para que se durmiera. Pobresilla, estaba muy agitada y diciendo esas cosas tan feas, que se me ocurrió mentirle y decirle que el té era para eso"
Tranquila, la mujer sonrió mientras que con dulzura acomodaba el cabello que caía por la frente de su pequeña. "Esta bien, nana. Isao se ha marchado y por su herida, no regresara, al menos no ahora. A nosotras también nos haría bien un descanso"
Notas de autor;
Kaiohmaru; Como dijo la nana, hablar en algo le hará bien. La nana mal juzgo a Haruka, pero es que era más que lógico que pensara que era su bebé.
Michelle; Ese hombre no tiene ninguna dignidad, es de lo peor. Es igual que Saburo.
Isavellcota; El mal que Isao ha hecho a lo largo de su vida, tristemente lo ha pagado su hija. Por miedo prefirió creerle a ese sujeto que a ella, y eso es algo que ya es intolerable. Al menos ya sufre un poco del dolor que Haruka paso cuando lo hirió.
Guest; Dolor e impotencia es lo que han dejado estos últimos capítulos.
Kyoky; Hola, espero y estés bien. Exactamente, lo de la siembra fue una analogía que deje oculta. En este caso la tierra es Michiru, y la única persona que puede sembrarla es Haruka, sin embargo ese hombre termino haciéndolo de una forma totalmente cobarde. Es cierto, Michiru en esa historia dijo que la culpa no era de Haruka, sino del monstruo En esta ocasión ella de plano ya renuncio a todos sus sueños sin saber que opina su amado. Sobre Haruka, qué impacto se va a llevar cuando llegue. Opino como tú, esos sujetos merecen lo peor.
