CAPÍTULO XL

INESPERADO REENCUENTRO

El reloj de la alta torre con sus once campanadas anuncio la proximidad de la madrugara y después, el silencio de la noche de nueva cuenta se apodero de todo a su alrededor.

Sin embargo este de pronto se vio quebrantado por el galopeo de los caballos y el andar de las ruedas sobre la empedrada acera. Finalmente la diligencia en la que el rubio viajaba, había hecho su triunfal arribo. Que aunque no se podía comparar con el de un emperador que acaba de conquistar un nuevo imperio, para él lo era todo.

Sonriendo, el hermoso joven observo a través de la ventanilla, reconociendo al instante las angostas y anchas calles y aún más allá, la estación de tren. Donde hacía ya poco más de cuatro meses, contra su voluntad se hubiera despedido de su amada.

Fue entonces que recordó el momento exacto en que por primera vez piso aquellas tierras, y aunque en esa vez lo había hecho contra sus deseos y por petición de su abuelo, en esta ocasión era totalmente diferente porque regresaba por ella, por su amada Michiru, quien ansiosa estaría esperando detrás de su ventanal.

Y apenas se detuvieron, él rápidamente descendió del carruaje. Sobre sus hombros echo su negro capote y tomando su equipaje, dirigió sus pasos hacia la estación, donde ademas de dejar su equipaje encargado, cobraría el importe remanente del viaje de Saitama a Tokio.

"¿Será prudente que me presente ahora?, ¿Deberé esperar hasta el amanecer?", se pregunto al mismo tiempo que por el oscuro y solitario anden caminaba. "Sí, lo haré. Ninguno de los dos puede ya seguir esperando"


(Residencia Kaio)

Hundida en su pena, la hermosa aguamarina se encontraba sentada frente al tocador.

Tomando del cajón el pañuelo que su amado le hubiera obsequiado, de él aspiro el dulce aroma que aún conservaba, luego tomo el hermoso broche que aquella noche y en muestra de su profundo amor ella le hubiera entregado.

"Perdóname", murmuro al recordar como es que él había muerto, tratando en vano de contener el llanto.

La nana, ocupada en arreglar la cama, en silencio de cuando en cuando le dirigía una mirada.

"Es tan joven y esos dos desgraciados en vida la mataron. Ya el destino se encargara de cobrarles lo que a esta niña le hicieron", entristecida pensó.

"Nana, así esta bien", la chiquilla dijo desanimada y mientras terminaba de cepillar su cabello, el cual a causa de las penas, ya dejaba entre ver los primeros hilos de plata.

"No mi niña, quiero que duerma cómoda para que usted y su bebé descansen"

"No sientas tanta lastima por mi. Ademas esto no me importa", bajando la mirada, con desprecio observo su abultado vientre. "Aunque si realmente quisieras hacer algo por mi… volverías a ayudarme"

La señora Matsuko negó con la cabeza al mismo tiempo que se llevaba la mano al pecho; "No niña, lo que me pide es algo muy feo. Ya le dí un té para eso y no le funciono, si le doy otro de nada servirá", replico ocultándole el verdadero beneficio de aquella bebida, el cual nada tenia que ver con lo que la aguamarina buscaba.

"Quizás este sea el definitivo", replico sin ninguno animo.

"¿Sabe qué pienso?, que no le funciono porque que su hijo esta bien agarrado de usted. Solo mírese, hace algunos días no se le notaba tanto, pero ahora si. Y eso es porque ese inocente le tenía miedo a ese desgraciado que tendrá por abuelo. Estaba bien escondidito para que él no lo viera"

"No es mi hijo", enfadada la joven replico. "Algo que se concibe por la fuerza, no debe existir"

"Aunque usted lo niegue, es suyo. Y ahora escúcheme, ese bebé esta aferrado a sus entrañas y si ninguna de mis hierbas le funciono, es porque quiere nacer, quiere vivir. Si su hijo no la suelta, es porque la ama. No quiere separarse de usted... Ahora dígame, ¿Va a permitir que su padre la aparte de su bebé?"

"Qué me importa eso a mi, yo no lo quiero", contesto recostándose sobre su cama. "Ya vete. déjame en paz"

"Si necesita algo, llámeme por favor", contesto la anciana mientras se dirigía a la salida.

"Lo Haré"

Katherine, de pie en el umbral del fusan, había escuchado todo.

"Nana, ¿Crees que Isao...?", trato de cuestionar, sin embargo la señora Matsuko se le adelanto.

"Por ese energúmeno ni se preocupe, el té que le di lo hará dormir hasta el medio día... aunque no hay que confiarnos"

Contenta porque la nana había entendido que era lo qué con la mirada y una sonrisa había tratado de decirle, Katherine asintió; "Gracias. Ve a descansar"

Obedeciendo a su ama, la nana se retiro. Dejando a madre e hija a solas.

"No deberías hablar de esa forma. Tú como tu bebé, no tienen ninguna culpa"

"No puedo hacerlo de otra manera", Michiru contesto irritada.

"Comprendo tú dolor, sin embargo no puedes seguir así. Aún tienes toda una vida por delante", expreso sentándose a su lado he inclinándose sobre ella, la beso en la frente.

"Madre, mi vida termino aquella tarde. No me queda nada, solo este dolor y esta tristeza"

"Te queda tu hijo, eso debería ser suficiente"

"Si fuera su hijo, entonces tendía un motivo para vivir. No tengo nada", resignada contesto.

La rubia una vez más se acerco a ella y volviendo a besar su frente, replico; "Duerme, tengo fe de que al amanecer tu pensamiento será diferente. Te despertare antes de que salga el sol. Entonces nos iremos y jamas regresaremos". Habiendo dicho, se retiro a sus aposentos.

Y de nueva cuenta el silencio se apodero de toda la casona. Mientras Katherine y la nana hacían sus oraciones, el cobarde Isao estaba sumido en un sueño profundo, producto de la mezcla entre las hierbas, el alcohol y los medicamentos.

Así que habiéndose quedado a solas y aprovechando esa paz, la hermosa aguamarina se reincorporo y abriendo su armario, tomo las sabanas blancas que hubiera comprado para su tan ansiada noche de bodas y que eran las mismas que Isao hubiera rasgado.

Desdoblandolas con cuidado y no importándole que estuvieran hechas jirones, camino hacia su lecho y entonces comenzó a acomodarlas.

¿Cuantas veces no había soñado con ese día tan feliz?, que ahora marchita como se encontraba, solo podía llorar mientras lo hacía.

Dirigiendo sus pasos hacia el tocador, de uno de los cajones extrajo el abrecartas que más temprano hubiera tomado de la oficina de su padre.

Observando su brillante, pero mortal brillo, lo coloco sobre su almohada. Luego se volvió hacia la ventana y corriendo la pesada cortina, observo hacia la fría, oscura y solitaria calle. Aspirando del ambiente ese gélido aroma. Era el perfume del invierno, que de a poco comenzaba a hacerse presente.

Entonces el cielo se abrió, dejando caer sus finos copos de nieve. Fue entonces cuando Michiru pensó que hacía exactamente un año y con la primera nevada de la temporada, en esas oscuras y peligrosas calles había conocido a su amado.

Eso, lejos de hacerla sonreír aunque fuera un poco, solo la lleno de mas dolor.

"Los trenes, las golondrinas, los amaneceres y la nieve siempre vuelven, pero él, él jamas regresara", expreso y entonces volvió a cerrar la cortina.

Por su parte, en la cercana distancia el rubio contemplo la casona Kaio y viendo que poco a poco la calle comenzaba a tupirse de ese blanco brillante, sus carnosos y rosados labios entonaron los versos que de Fiódor Nikoláyevich hubiera aprendido.

"A lo largo de la acera la tormenta cae..."

Sin imaginar lo que estaba a punto de acontecer, la aguamarina sobre el lecho se recostó y luego murmuro; "Si no pudimos estar juntos en vida, espero y en la muerte si lo logremos". Apoyando el abrecartas contra sus venas, sonrió; "Podrán vaciarse mis venas, pero jamas mi corazón de ti. Mi alma seguirá esperando en este lugar hasta que la tuya decida venir"

Y justo en ese momento algo golpeo el cristal del ancho ventanal, distrayendo a la joven. Ni aun siquiera se percato del ligero corte que se había hecho.

"A lo largo de la calle la tormenta de nieve cae... Michi", el gélido viento de la calle arrastro el débil murmullo hasta ella.

Escuchando los versos que a su amado tanto le gustaban, la chiquilla sonrió; "¿Eres tú quien me espera?", expreso justo cuando estaba por hundir la filosa hoja, pero entonces aquella voz volvió.

"Michi… soy yo", Haruka murmuro, esperando que nadie salvo ella lo escuchara.

Reconociendo la voz de su amado que de la calle provenía, incrédula la joven se reincorporo, dejando a un lado el abrecartas. Y es que una vez aquello bien pudo haber sido producto de su juguetona imaginación, pero dos no.

"¿Haruka… eres tú mi amor?", pregunto mientras que de forma rápida calzaba sus menudos pies.

"Michi, despierta por favor", volvió a murmurar.

Nerviosa la chiquilla dirigió sus pasos hacia el ventanal, dándole con ello la impresión de que la distancia entre ella y el mundo exterior era eterna.

Temblando abrió el cristal y entonces, miro aquella negra figura que entre las sombras se ocultaba.

"Michi, regrese", Tenou expreso y luego dejo que su amada contemplara su silueta bajo la tenue luz de los faroles.

En ese punto el pálido y cansado rostro de la joven se ilumino, regresando a ella las ilusiones de los días pasados y haciéndola olvidar por completo las terribles penas que habían amenazado con devorarla. No podía creer lo que sus ojos veían. ¿Acaso había muerto y ahora en ese limbo estaba junto a él?, si era así, entonces aquello no era un castigo a su alma, era toda una bendición.

"¿Eres tú?", sin salir de su asombro, la mujer pregunto.

Desde el punto en el que ambos se encontraban, imposible era que pudieran verse con claridad, solo sombras.

"Soy yo. He regresado por ti. Perdona que haya tardado tanto, pero es que durante muchos días estuve mal", dijo al recordar que casi pierde la vida a causa de la infección en sus heridas.

"¿Estas vivo?, ¿Eres real?", cuestiono ansiosa de que aquello no se tratara de un simple sueño.

"Soy tan real como esta noche"

Sí, aquello no era una alucinación. Su amado estaba vivo y había regresado para cumplir su promesa.

En ese momento Michiru quiso arrojarse contra la reja para besarlo y abrazarlo, sin embargo aquel movimiento en sus entrañas le recordó que no debía hacerlo, volviéndola a hundir en su tristeza.

Huyendo hacia las sombras para que él no la viera, desde ahí contesto; "Vete… ya no te quiero", con todo el dolor que había en su alama, fríamente expreso.

Creyendo que había mal entendido, Haruka avanzo; "¿Qué… qué has dicho?"

Tratando de ahogar el llanto, la chiquilla fue fuerte al contestar; "Dije que te vayas. Yo ya no te amo. Vete. Te odio", murmuro y entonces las lagrimas resbalaron por sus sonrosadas mejillas.

Habiéndola escuchado, el llanto comenzó a correr por el pálido rostro del rubio; "Mientes Michi, eso lo sé. Ven aquí y dime que ya no me amas"

"No puedo hacerlo. Vete antes de que él te vea y vuelva a lastimarte", pidió luchando con todas sus fuerzas contra esos deseos de verlo. Con solo saber que estaba vivo, le era suficiente. Al menos él tenia una oportunidad de ser feliz.

Aferrando sus manos a la reja, Haruka en vano trato de verla entre las sombras que dominaban aquella fría habitación. Solo el agitado sonido de su respiración le decía que ella estaba ahí.

"No, no me voy a ir hasta que no me des una explicación. No me importa si me congelo, no me importa si tengo que esperar toda la vida", decidido replico. Michiru sabía que no mentía.

"No tengo que darte nada… ya no te amo. ¿Te es difícil entenderlo?", contesto tratando de sonar irritada.

Haruka negó con la cabeza al mismo tiempo que de forma ligera se encogía de hombros; "Quisiera creerte, más no puedo hacerlo. ¿A qué se debe ese cambio?, sabes que tus sentimientos no pudieron haber muerto. Abre esta maldita reja", dijo tratando de hacerlo con sus desnudas manos.

"Más vale que me creas", replico ella luchado contra esas ansias de decirle cuanto es que lo quería. "Tú no me mereces, vete antes de que te arrepientas"

"¿Qué ocurrió contigo, Michiru?, te encuentro diferente… ven a la luz, deja que te vea", pidió aferrando una de sus manos a la reja mientras que la otra la extendida hacia la oscuridad, buscando con ello poder tomarla. "Esta bien, respetare tus deseos, pero déjame verte una vez más y entonces me iré. Si el día de mañana la luz escapa de mis ojos, al menos me quedara el dulce y amargo recuerdo de esta noche"

"Lárgate, no vuelvas a buscarme", llorando la chiquillo siseo. "Vete antes de que te arrepientas de haber venido y de haberme visto", gimiendo siseo.

"Tú no puedes odiarme. ¿Sabes? Las fresas y las moras de nuestro huerto ya maduraron. El jardín esta listo para que tú lo siembres con todas las rosas que tu corazón desee. Nuestra casa nos espera. El sol de la mañana entra por el ancho ventanal, golpeando con su candidez mi rostro. Te esta esperando a ti", llorando expreso. "He venido para que finalmente nos casemos, así como lo prometimos. Ya no quiero vivir solo"

Esa combinación de palabras retumbaron en el corazón de la pobre chiquilla, las cuales reflejaban todo lo que aquella tarde en la colina hubieran soñado. Así que ya sin poder tolerarlo, salio de las sombras y lanzándose hacia la reja, a su amado dijo; "No importa cuanto te ame y cuanto me ames. Yo ya no puedo ser tú esposa", habiendo expresado, lo beso en los labios. "Vete… busca a otra mujer o a un hombre que pueda hacerte feliz, porque yo no puedo hacerlo. Eres libre de tu promesa"

Tomándola entre sus brazos para evitar que huyera, Haruka negó con la cabeza; "Tú eres la única que a mi puede hacerme feliz. Eres tú la única con la que yo quiero estar". Fue en ese momento que aquello aparte de la reja que se interponía entre los dos, llamo su atención. Así que separándose de ella finalmente pudo contemplarla a detalle.

Observando la expresión que en su rostro se había dibujado, Michiru asintió. "Lo ves?... vete", replico cubriéndose el rostro para llorar. "Yo ya no puedo amarte, tú ya no puedes ni debes quererme"

Haruka bajo la mirada al comprenderlo. Su corazón en ese punto se marchito y las lagrimas amenazaron con comenzar a rodar por sus mejillas.

"Estas embarazada, Michi… te casaste… ¿Por qué no me esperaste si bien sabías que yo iba a volver?, dijiste que lo harías aunque significara esperarme una eternidad", dejando que el llanto le nublara los ojos, gimió. "¿Cuando sucedió?, ¿Fue por que tarde mucho en regresar?"

La aguamarina negó con la cabeza al mismo tiempo que rompía a llorar con desespero; "No es lo que piensas, mi amor. No es lo que imaginas"

"¿Entonces qué sucedió?", el rubio cuestiono al mismo tiempo que golpeaba la reja. "¿Qué quieres que imagine?, ¿Todo lo nuestro fue una mentira?, ¿Esto se debe a que yo no...?"

Llorando, Michiru interrumpió; "Es demasiado doloroso y vergonzoso siquiera recordarlo… pero para que me olvides, debes saber la verdad. Fue un maldito desgraciado el que me hizo esto… un monstruo abuso de mi. ¿Ves por que yo ya he renunciado a ti?, ¿Ves por que no puedo ser tu esposa?"

Habiendo recibido aquella puñalada, un frió escalofrió recorrió la espalda del mozo. Saber que su amada había sido victima de algo tan infame y que por ello renunciaba a su cariño, lo lleno de rabia. "Dime quien es ese hijo de perra para ir a matarlo", golpeando la reja mascullo.

La chiquilla negó con la cabeza, aferrando su menuda mano a la camisa de su amado para que no se apartara de ella; "No vale la pena, podría lastimarte igual que a mi. Eso sería muy doloroso", dijo cerrando los ojos. "¿Ves por qué yo ya no puedo casarme contigo?, ¿Ves por qué debes alejarte de mi?... yo no podría hacerte feliz. Soy una mujer incompleta, marchita. Me gustaba mucho pensar que no habías vuelto porque habías encontrado la felicidad en otra mujer. Ese era todo mi consuelo. Luego ese hombre me dijo que habías muerto, pero ahora que te veo a salvo, estoy complacida de saber que tienes otra oportunidad"

Tenou negó con la cabeza, como tratando de olvidar todo lo que previamente había escuchado; "Michi, dime la verdad, ¿Aún me amas?"

La chiquilla en medio de su dolor sonrió y asintió; "Hoy te amo mas que ayer, mañana te amere mas que hoy"

Haruka sonrió y besando su mejilla, volvió a estrecharla entre sus brazos; "Yo también te amo"

Ante esas palabras, Kaio negó con la cabeza y se aparto de él; "No vuelvas a decir eso. Yo no merezco amor. Tú no puedes quererme"

Haruka tomo su mano, evitando con ello que escapara hacia las sombras; "Michi, no hables de esa forma. Esto que te ocurrió no fue tu culpa"

"Lo es porque no fui lo suficientemente fuerte para luchar con él. Mírame, mira lo que me hizo. Yo no puedo estar contigo, a mi lado solo te espera tristeza y miseria. En vano trate de deshacerme de esto que tanto odio", expreso señalando su vientre.

"Michi, no deberías hablar así. Cuando nos conocimos, me dijiste que una madre es incapaz de odiar a su hijo, dijiste que no importaba en que circunstancias hubiera nacido. Si ese bebé comprendiera lo que significa para ti, estoy seguro de que en tus entrañas no estaría creciendo"

"Lo odio con todo mi corazón. Cada vez que se mueve, quisiera arrancarlo de mi", llorando gimió.

"Michi, he venido para cumplir mi promesa de hacerte mi esposa. A mi no me importa lo que paso"

"A mi si, mi amor. Yo quería que tú fueras el primero y el único en mi vida. Yo no puedo condenarte a mi tristeza, mi amargura y mi dolor. Mereces ser feliz al lado de una buena mujer, yo en tu vida solo sería un estorbo, una sombra"

"No Michi, no digas eso. Ven, aún podemos ser felices. Esto es mi culpa por no haberte llevado conmigo", llorando suplico.

"No lo es. Por favor vete antes de que te él te vea", la aguamarina expreso y tomando el rostro de su amado entre sus manos, lo beso en los labios. "Eres lo único bueno que en mi vida me ha pasado"

Envolviéndola entre sus brazos, Haruka correspondió a sus besos. "Ven conmigo mi amor, nuestro hogar nos espera. Sé que yo jamas podre darte los hermosos lujos a los que estas acostumbrada, pero te prometo no te faltara nada. Nos espera una gran vida. No podemos renunciar a nosotros ni a nuestro cariño. No podemos permitir que nos separen una vez más"

Ante sus bellas palabras, Michiru sonrió sutilmente; "¿Y esto que tengo aquí?"

Tenou también sonrió; "Puede venir con nosotros, te prometo que los tres seremos muy felices"

Convencida de sus palabras y de su cariño, la aguamarina asintió y limpiándose las lagrimas, volvió a besarlo en los labios; "Tienes razón, aún podemos ser felices. Iré por mis cosas. No me tardo"

Sí, huirían en mitad de la noche tal y como desde un principio debieron haber hecho.

La señora Matsuko, habiendo escuchado ruidos en la calle y creyendo que se trataba de un ladrón a la espera de penetrar en la residencia, se puso de pie y caminando hacia la ventana principal, observo lo que pensó y era un fantasma.

"Esta vivo, ese muchacho esta vivo", dijo al borde de un colapso y mientras se llevaba la mano a los labios para en ellos ahogar el grito.

En silencio para no despertar a Isao, pero a prisa, dirigió sus pasos hacia el otro lado de la residencia. Llamando así a la puerta de la habitación de su joven ama.

"Señora, señora", agitada murmuro.

Sobresaltada Katherine despertó y colocándose sobre los hombros un chal, acudió a su encuentro; "¿Qué sucede, nana?"

"La niña, señora, la niña", sin salir de su asombro, la mujer no pudo decir más.

"Le ocurre algo?", preocupada cuestiono mientras que de forma presurosa se dirigía a su habitación, donde solo encontró que el lecho estaba revuelto.

"No señora, ella esta bien, pero ese joven ha regresado. Ese chiquillo esta vivo y ha venido por ella. Él vino a cumplir su promesa", emocionada y sin aliento si apenas pudo sisear. Ella que tanto había desconfiado de él, estaba satisfecha.

"Eso es imposible, Isao dijo...", su ama trato de decir, pero fue interrumpida por la nana.

"No le crea nada a ese monstruo, por favor no haga ruido. Podría despertarlo. Venga, él esta en la calle"

Ambas mujeres comenzaron a avanzar en la oscuridad, cuidando que sus pasos no las delataran y el pelinegro despertara.

Abriendo la puerta principal, la nana y la rubia descubrieron a Michiru al lado de ese joven, quien aferraba la mano al equipaje de la chiquilla.

Sabiéndose descubiertos, ambos temblaron. Todo había terminado.

"¿Madre?", Michiru expreso al borde del llanto. Temía que fuera y llamara a Isao, frustrando así su escape y peor aún, que él se atreviera a lastimar a su amado.

Sin salir del asombro, Katherine observaba al rubio. Era verdad, el amado de su hija había regresado para llevarla con él. ¿Acaso había regresado de la mismísima tumba para cumplir su promesa?. No, eso era imposible. Todo era real. Isao les había mentido.

"Señora yo…", Haruka, a causa del miedo, no pudo continuar.

Michiru camino hacia la alta mujer y entonces expreso; "Madre, ese monstruo nos mintió. Haruka esta vivo y ha regresado por mi. Vino a cumplir su promesa"

La rubia sin poder decir nada los observaba, viendo que las mejillas de su hija estaban sonrosadas y una hermosa sonrisa se dibujaba en su rostro. Las penas que alguna vez la hubieran atormentado, habían quedado en el pasado.

"Madre, Haruka sabe que esto es hijo de otro hombre, sabe como fue concebido y él así me acepta… ¿Acaso no es el hombre más bueno que hay sobre la tierra?", sus ojos brillaban como en los días en que todo eran sueños e ilusiones. "Por favor no lo despiertes. Madre, por favor deja que me marche con el hombre que amo. Aún podemos ser felices", suplicante pidió.


Notas de autor;

He aquí el capítulo que tanto esperaban.

kaiohmaru; No era el arma, fue el abrecartas. Que bueno que Haruka llego a tiempo.

Michelle; Isao de a poco ira pagano el mal que ha hecho.

Isavellcota; La vida se esta encargando de ese hombre, aunque el cobro parece poco en comparación con lo que ha hecho.

Soto140983; Concedido, no podían seguir separados.

Kyoky; Mis historias son HaruMichi, y en ellas siempre habrá dolor y alegrías. Eso hace que la historia sea más real.