CAPÍTULO XLV
ROSAS Y PROMESAS
(Dos días después)
Habiendo terminado de arar y fertilizar la tierra, del rostro el rubio se limpio el molesto sudor. De pie frente a él, la chiquilla lo contemplaba con vivo interés.
"Esto Michi, es justo lo que soñamos. No sabes cuanto deseaba que este momento por fin llegara", expreso satisfecho. "Deseaba mucho que fueras tú quien lo sembrara"
La aguamarina sonrió y tomando uno de los bellos rosales, asintió contenta; "Hagamoslo juntos"
"Ten cuidado, no te vayas a ensuciar", replico él ofreciéndole su mano para que en ella se apoyara.
"No te preocupes, estaré bien", contesto mientras que con cuidado se inclinaba un poco. Depositando las vivas raíces en la negra tierra, fijo su azulada mirada en la de él; "Pide un deseo"
Haruka asintió, ayudandole a enterrarlas; "Deseo que dentro de muchos años y en nuestra próxima reencarnación, juntos sembremos el jardín de nuestro hogar"
"Hemos deseado casi lo mismo"
"¿Casi?", pregunto su amado con un ligero tono de preocupación. "¿Qué quieres decir con casi?"
"Yo desee que en todas nuestras reencarnaciones estemos juntos para sembrar el jardín. Yo no quiero una vida en la que tú no estés"
Habiendo entendido el rubio le acaricio la mejilla, manchandola con un poco de tierra; "Te juro que así será por la eternidad"
La chiquilla levanto la mirada y fijándola en el cielo, recordó los azules ojos de aquel chiquillo pelinegro que con sus versos hubiera alegrado la solitaria acera.
"¿Ocurre algo, Michi?"
La aguamarina asintió satisfecha y luego lo beso en los labios. "Antes de que llegaras, yo estaba hundía en una terrible pena que amenazaba con asesinarme. Hasta que una grisácea mañana el sonido de una concertina irrumpió con el silencio que predominaba en la calle. Pensando ingenuamente que se trataba de Fiódor, me asome para poder hablar con él y preguntarle si lo que ese hombre me había dicho acerca de tu muerte era verdad, pero pronto me desilusione al ver que se trataba de un niño de cabellos negros. Él me regalo una rosa de papel y entonces me dijo que no debía preocuparme tanto porque tú ibas a regresar. En ese momento me pareció un imposible... yo estaba tan deshecha, que he de confesarte que en mi desesperación quise seguirte a donde fuera que estuvieras para volver a encontrarnos. Cuando escuche tu voz, en verdad pensé que en ese otro mundo mi alma se había encontrado con la tuya", habiendo dicho, lo tomo por el cuello para besarlo con desespero. "Si no fuera por tus besos y tus caricias, pensaría que estamos en esa otra intangible vida"
Tenou sonrió satisfecho mientras le acomodaba los suaves cabellos que caían por su frente; "Yo tampoco quiero una vida en la que tú no estés. Créeme si te digo que no importa que tan grande sea la distancia que nos separe, yo siempre he de encontrarte"
Michiru tomo su rostro entre sus manos y clavando su mirada en la de él, se contuvo para no besarlo y así poder responder a su juramento; "Yo te prometo que siempre esperare por ti, y si es que tardas mucho en llegar, he de ser yo quien te busque y te encuentre"
"Esa siempre será nuestra promesa de eternidad. Ahora llenemos nuestras almas de los más bellos recuerdos"
Michiru lo abrazo y apoyando la cabeza en su pecho, pidió; "Por favor no sueltes mi mano"
"No tienes que pedirlo. Sabes que jamas lo haré, nuestro viaje apenas comienza", concluyo besándola en la frente.
(Lejos de ahí)
El mar bramaba, empujando con sus embarbecidas olas la pesada embarcación. Mientras que el sol perdiéndose detrás del horizonte, anunciaba la inevitable proximidad de la noche.
Sintiendo como la fresca brisa golpeaba su rostro, Katherine disfrutaba del bello espectáculo que se abría frente a sus ojos.
Su rubia cabeza estaba bañada por el cobrizo tono del atardecer, sus mejillas y su escote estaban ligeramente encendidos, haciéndola verse aún más joven de lo que era.
Para nada es de dudarse que si el tonto Isao la hubiese contemplado rebosante en tanta alegría, mil veces hubiera vuelto a arrepentirse de su procaz comportamiento.
Por su parte, la nana sin poder desviar la mirada de ese precioso ángel con vestido de encaje, sonreía.
"Qué bella es la vida", Katherine expresó emocionada. "Si la felicidad y la alegría tuvieran aroma, sin duda en este momento seria marino", señalo dejando que su cabello se moviera en completa libertad.
"Lo es, señora", replicó la anciana.
"Espero y mi hija no se moleste por no haberla ido a visitar"
"La niña sabrá entender. Sin duda se pondrá muy feliz cuando sepa que por sin escapo de la cárcel de ese verdugo"
"En su momento volveré a encontrarme con ella para conocer a mi nieto. Ahora necesitó regresar a casa. Hace ya más de diez años que no la veo. Espero encontrarla como mi padre la dejo", al decirlo sus ojos volvieron a brillar con viveza.
"Así será, pero aún sobre todo usted también merece ser feliz. Usted merece que de verdad la amen"
Katherine se quedo en silencio un momento, luego negó con la cabeza; "Siento que soy muy vieja para eso. Mi tiempo ya paso, ademas pronto seré abuela"
"Aún esta viva, no puede renunciar a la dicha"
"Es cierto, nana. Sin embrago ahora lo único que deseo, es que ese joven haga entender a mi hija que su pequeño no tiene ninguna culpa. Es tan inocente como ella"
"Y así será, señora. Tenga fe en él. Pero por favor no diga que es una vieja. Usted en comparación conmigo, es una niña"
Esas palabras hicieron que Katherine riera un poco; "No tan niña, nana. Ya tengo mis años. Y estos no tardaran mucho en asomar a mi piel"
La anciana, habiendo notado la presencia de un hombre el cual de cuando en cuando le dirigía una discreta mirada a su Ama, asintió; "Es usted muy joven y muy bonita, le aseguro que no va a faltar más de un caballero que quiera hacerle la corte"
"No deseo otro Isao en mi vida. Me será muy difícil volver a creer en otro hombre", replicó entristecida.
"Señora, sabe que no todos los hombres son como él, así que por favor considérelo". Observando como aquel sujeto de cabellos negros trataba de acercarse, se reincorporó. "Con su permiso, señora. Siento que aquí estorbó"
Sin entenderla, Katherine se encogió de hombros; ¿Estorbarme?, por supuesto que no, nana", expresó sin darse cuenta de que aquel sujeto ya se encontraba a pocos pasos de ella.
"Con su permiso", de forma juguetona la señora Matsuko se disculpó y caminando más allá, a prudente distancia se quedo observando.
"Buenas tardes", finalmente el caballero se atrevió a hablarle.
Escuchando aquella voz, la mujer se volvió para responder a su gentil saludo, encontrándose así con un apuesto hombre de ojos verdes. "Buenas tardes", contesto nerviosa.
"¿Se dirige a Londres?", tratando de entablar una buena conversación con la dama, el lord hizo esa pregunta tan obvia.
Contemplando aquella fantástica escena, la señora Matsuko sonrió satisfecha. Y es que consideraba que su joven Ama debía recuperar la confianza en si misma, la cual se había perdido a causa de los maltratos de esa bestia llamada Isao.
(Tokio)
Y con ese era ya el quinto día desde la partida de su aún esposa. Y con ello, Isao cumplía los mismos días sumido en la tristeza.
Y aunque los muros seguían vestidos con su habitual decoración, de cuando en cuando el eco de sus lastimados pasos retumbaba en ellos, produciendo en sus oídos una molesta sensación.
Los pasillos y las habitaciones, hundidas en esa tormentosa soledad lo mortificaban. Y es que por más que se esforzara, le era imposible no extrañar la voz de su esposa y la juguetona risa de su pequeña.
Con lo poco que quedaba de su ennegrecida alma, deseaba escucharlas aunque fuera una vez más. Deseaba volver ver a su amada disfrutando del te, deseaba con todo su ser el poder abrazar a su hija. Sin embargo comprendida que eso era casi un imposible.
Así que ingresando en su habitación, se miro al espejo y descubriendo que su barba había comenzado a crecer, comenzó a afeitarse cuidando siempre no lastimarse. Luego abrió el cajón y tomando una de sus finas corbatas, se la colocó con esmero.
Observando que su aspecto era limpio, sonrió complacido. "Hoy debo ser un buen hombre, mañana deberé ser mejor"
En ese punto alguien llamo a la puerta, sacándolo de sus íntimos pensamientos. Sin tomarle importancia espero a que la anciana Matsuko acudiera a atender.
Mas la persona que llamo no habiendo obtenido respuesta, volvió a hacerlo con insistencia.
"Anciana, hay alguien en la entrada", impaciente Isao alzo la voz hacia la nada. Se había olvidado de que ella también se había marchado. "Anciana, "¿Qué estas sorda?... ve a ver quien es"
Solo hicieron falta unos cuantos segundos más para que recodara que la señora Matsuko no estaba. Así que tomando su bastón arrastró sus pasos hacia la entrada y abriendo la puerta, se encontró con un hombre bien vestido.
"Buenas tardes, ¿Es usted el señor Kaio?", cuestiono mientras revisaba que los documentos que llevaba estuvieran en orden.
"¿Para qué quiere saberlo?", replico el otro frunciendo el entrecejo, luego, cuando se dio cuenta de que estaba siendo poco cortes, cambio la expresión de su rostro y el tono de su voz. " Si, ¿Qué ocurre?"
"Soy el abogado Stuart, represento a la Señora Winchester. He venido para que usted firme el acta de divorció"
El tosco Isao, comprendiendo que su aún esposa no le había mentido, asintió sin mucho animo; "Entonces pase... disculpe la tardanza, pero es que me he quedado sin servicio"
Ingresando en su despacho, el pelinegro le indico que se sentara y luego de también hacer lo propio, preguntó; "¿Qué pretende esa mujer?"
"Su libertad, señor Kaio. Solo eso"
El sujeto negó con la cabeza, luego encendió un puro; "No me refería a eso y lo sabe. ¿Qué quiere de mi?... una mujer que abandona a su esposo ya es suficiente humillación para él, ¿No lo cree?"
El abogado no respondió y se concentro en lo verdaderamente importante; "Tengo entendido que el señor James Winchester en su testamento le dejo a usted la administración de la empacadora. Pues bien, ella esta dispuesta a cedérsela en su totalidad a cambio de que firme"
El pelinegro, entristecido se quedo en silenció, observando aquellos documentos que daban por terminada una buena parte de su vida.
(Nagasaki)
Sentada frente al tocador, la aguamarina cepillaba sus cabellos, descubriendo entre ellos aquellos prematuros hilos de plata. Sin embargo estos no le restaban belleza alguna a su abundante melena.
Haruka camino hacia ella y tomándola por los hombros, beso su mejilla. "Pero qué mujer tan más bella me he encontrado", ¿Cómo se llama?
Michiru ante su juego soltó una ligera risa; "Ni tan bella, la primeras canas han nacido en mi cabeza. Pronto me convertiré en una vieja fea"
El rubio las observo sin tomarles importancia; "Tú jamas serás vieja, siempre serás hermosa"
"Eso lo dices hoy, pero quizás mañana no pienses lo mismo"
"Mi amor, algún día mi cabello se volverá blanco y de mi piel huirá la primavera para dejar en ella las inevitables marcas del invierno... cuando eso ocurra ¿Dejaras de quererme porque soy viejo y feo?"
Ante esas palabras la mujer negó con la cabeza; "Por supuesto que no. Aunque pasen muchos años yo te seguiré viendo justo como ahora"
"Lo mismo te digo, Michi. Ante mis ojos jamas podrá haber una mujer más bella que tú", con cariño y gentileza, beso su mejilla. "Ven a la cama, hace frió", tomando su mano la condujo hacia el lecho.
La chiquilla, sabiendo que su amado respetaría su palabra de no forzarla a hacer algo que ella no aprobara, se tumbo en él. Tenou lo hizo a su lado, fijando su verde mirada en la de ella.
"¿Ocurre algo, mi amor?", cuestiono ella ante el silencio que se formo entre los dos, luego le acaricio las sonrosadas mejillas.
"Qué no puedo dejar de verte", sin poder resistirlo un momento más, la beso en los labios. Ella gustosa correspondió a sus besos, hasta que algo la hizo detenerse. Y eso fue sentir que en sus entrañas aquello se movía.
"¿Estas bien?", cuestionó el rubio.
"Si, es solo que... Esto se mueve y mucho", dijo totalmente ruborizada.
Emocionado, Haruka sonrió; "¿De verdad?... ¿Puedo tocarlo?"
Michiru asintió lejos de experimentar la alegría que embargaba a su amado.
Por su parte, el rubio no solo poso la mano sobre su vientre, también apoyo la cabeza en él, como buscando escuchar algo. "Aún es pequeño. No puedo sentirlo", expreso mientras que con su tacto buscaba percibirlo.
La chiquilla dejo que las lagrimas resbalaran por sus mejillas y sin poder tolerarlo, se giro un poco, rechazando así las caricias de su amado. "Es suficiente, quiero dormir"
Tenou, comprendiendo su sentir, deposito un beso en su mejilla y susurro a su oído; "Hasta mañana". Luego apoyo la cabeza sobre su brazo mientras que en silencio observaba el alto techo.
Ella sin desviar la mirada del muro, con el dorso de la mano se limpiaba el rostro.
Haruka volvió la mirada hacia ella sin saber que hacer. Por un lado quería buscarla para consolarla, por el otro quería dejarla tranquila para no perturbarla.
Mas fue la aguamarina quien no pudiendo soportar su dolor, se giro hacia él y entonces busco abrazarlo. Tenou ante ese gesto la refugio contra su cuerpo.
"Lo siento, Michi. No fue mi intención el hacerte sentir incomoda. Perdóname", pidió besandole la frente.
"No tengo nada que perdonarte, en todo caso eres tú quien tiene que hacerlo porque a veces soy una tonta"
"No lo eres. Jamas lo serás"
La joven cerró los ojos, concentrándose en aspirar el perfume de su pecho; "No me sueltes hasta que amanezca"
"No lo haré, descansa"
(Tokio)
Sentado detrás de aquella mesa, el tosco Isao bebía el amargo vino. Y como siempre, Eiji lo acompañaba.
"Ya has tomado mucho. Recuerda lo que el medico te dijo", el castaño expreso al mismo tiempo que de las manos le arrancaba la botella.
"Déjame, que ahora más que nunca quiero estar muerto", balbucente el otro respondió.
"Si sigues bebiendo de esta manera y si no tienes cuidado con tus heridas, entonces muy pronto lo estarás... No querrás darle ese gusto a tu esposa, mucho menos a Saiko, ¿Verdad?"
Ante esas palabras, Isao rompió a llorar como si fuera un crió; "Siempre he sido un cobarde, tanto que ni siquiera tengo la fuerza necesaria como para terminar con mi maldita miseria"
Eiji negó con la cabeza al mismo tiempo que lo tomaba por los hombros para calmarlo. Y es que él mismo comenzaba a cansarse de ese comportamiento. "¿Cuando vas a decirme que es lo que pasa?, ¿Cómo puedo ayudarte?"
Isao Kaio asintió mientras trataba de deshacerse de aquel nudo que le obstruía la garganta. "Estoy perdido por culpa de esos dos malditos", gimió entre sollozos.
"¿De quien hablas?", intrigado cuestiono. Para que su amigo siguiera hablando, le devolvió la botella.
Isao la llevo a sus labios y luego de darle un buen trago, continuo. "Si esa noche yo no lo hubiera herido, yo no me habría enterado de la relación que mantenía con esa mal agradecía... Si yo no lo hubiera llevado a mi casa, él no...", estuvo a punto de decir, sin embargo el valor falto. No quería que nadie supiera las terribles humillaciones que Katsumoto lo hubiera hecho pasar.
Recordando aquella visita al medico, el castaño frunció el entrecejo. "¿Katherine tiene un amante?, ¿Fue a él a quien heriste?"
"Debí matarlo para evitar que se llevara a mi hijo". Apoyando la cabeza sobre sus brazos, estuvo a punto de perder la conciencia.
"¿Qué hijo?", más que sorprendido e intrigado, Eiji lo agito para que no se quedara dormido.
"El que va a nacer de mi hija... Ese panadero termino por destruir mi familia llevándose a mi pequeña... Soy un payaso por haberlo permitido", chillo con enojo.
"No te entiendo, ¿Tu hija esta embarazada y se escapo con un hombre?", recordando la desesperada actitud que Isao había tenido aquella mañana en la estación, pregunto.
El ebrio sujeto asintió; "Katherine me abandono, y si eso no fuera suficiente, esa maldita anciana que servia en mi casa también se marcho. Me he quedado solo", finalmente confeso.
Con la boca abierta y sin poder creer toda esa serie de eventos, en su rostro asomo una fingida mueca de preocupación. Tomándolo por los hombros, dijo; "Sabes que no estas solo, aún me tienes a mi y a Saiko"
Devastado, el hombre se hecho a llorar sobre su hombro. "Tú eres el único amigo que tengo. No me abandones"
Sabiendo que podría sacar provecho de esa situación, el castaño torció los labios con burla. "Ten por seguro que jamas lo haré"
Notas de autor;
Michelle; Yo si me entristecí, pero no porque Katherine lo hubiera dejado solo, sino porque tuvieron que pasar cosas terribles para que finalmente se decidiera a hacerlo.
Kaiohmaru; Isao se ha vuelto débil y eso es porque ya no tiene a quien asustar. Si los encuentra, dudo que Haruka y Michiru se dejen intimidar. Isao no es más que un payaso perdedor.
Isavellcota; Si ese desgraciado no la hubiera herido, tendríamos a esa Michiru segura. Fue él quien la volvió así. Ella actúa de esa forma porque su pensamiento le dice que no merece lo que Haruka le ofrece.
HaruTenoh11; A veces me gusta jugar con los títulos, perdón. En un principio si considere que Michiru se desapareciera de su vida y de la de Katherine. Incluso hay un capitulo en el que ella esta considerando irse de casa. Luego continué con mi idea original, que es esta.
UnbreakAbleWarrior; Esa decisión hace felices a todos. Aunque vemos que Isao tiene el descaro de hacerse la victima.
Soto140983; Por supuesto que es mejor que ese sujeto pase el olor y sobre todo, que sufra la vergüenza de haber sido abandonado por su esposa.
Kyoky; Así es, las cosas poco a poco van tomando su lugar. Océano también es mi favorito. Y porque en esta historia no iba a nacer, es que tenia mis dudas de escribirla. Pensé en hacer a Haruka hombre, eso nos haría preguntarnos "¿De quien es el bebé?". Pero sin duda para Michi hubiera sido mas confuso y doloroso. Estaría entre amarlo o despreciarlo. ¿Crees que a ese sujeto le interesa ese bebé?, es otro Isao. Mi parte favorita de publicar, es leer los comentarios.
