CAPÍTULO LV
LIBERTAD
(Londres)
Y como cada medio día, con pasos presurosos la señora Matsuko ingreso en la amplia cocina.
Arthur, quien en se encontraba disfrutando de su desayuno, la observo con el entrecejo fruncido.
"¿Se puede saber qué hace la señora aquí?", cuestiono con un evidente tono de molestia. "Con esa forma de escabullirse, parece un vulgar ladrón"
Ante su pregunta tan obvia, la anciana se volvio hacia él; "Sabe qué me ocupo del té de la señora"
El hombre negó con la cabeza al mismo tiempo que sobre la mesa arrojaba su servilleta; "Me resulta increíble que la señora Katherine haya tenido a su servicio a una mujer tan impertinente, pero aún más increíble me parece que la haya traído consigo"
"La señora no me lo ha pedido, pasa que durante los últimos veinte años yo me he ocupado de su té, es una costumbre que no deseo perder", contesto sonriendo, y es que aunque no lo admitiera de forma abierta, adoraba ver molesto a aquel escuálido sujeto.
Del otro lado de la habitación, dos de las criadas trataban de no reír, y es que cuando ambos se enfrascaban en alguna discusión, esta podía llegarse a tornar divertida.
"Pues entonces hágalo", concluyó abatido. "Solo espero y la señora no se moleste conmigo por permitirle hacer los deberes de los criados"
Sin tomarle demasiada importancia a sus regaños, a los cuales ya se había acostumbrado, la señora Matsuko continuo en lo suyo y una vez que todo estuvo listo, sirvió la bebida, luego se sentó frente a su ama.
"Nana, casi había olvidado qué quede de visitar a Betsy, ¿Quieres acompañarme?", cuestiono antes de llevar la taza a sus labios.
"Por supuesto qué no, señora. Una mujer de mi edad en medio de jóvenes, será solo un estorbo", dijo y luego soltó una corta risa.
"Sabes qué no es así. Eres casi una abuela para mi hija y una madre para mi"
En ese punto alguien llamó a la puerta, haciendo que ambas mujeres por un instante desviaran la mirada hacia la otra habitación. Pasados unos minutos Arthur ingreso en el salón.
"Señora, han traído esto para usted", dijo entregándole dos sobres, los cuales entre si eran de diferente tamaño.
"Gracias, ya puedes retirarte", expreso la rubia y observando el remitente, descubrió que ambos provenían de Japón. Y aunque los dos eran de suma importancia, en ese momento toda su atención se centro en el qué enviaba su hija.
Abriéndolo con presura, en voz alta comenzó la amena lectura, haciendo que la anciana sonriera. Y es qué en su tan esperada misiva la aguamarina les hacía saber que ellos y todo estaba bien.
Habiendo concluido, la alta mujer abrió el segundo sobre, descubriendo qué contenía aquel documento que tan ansiosa había estado esperando.
Si, se trataba del acta de divorcio en el que constaba que era una mujer totalmente libre, que en el momento qué lo decidiera podría rehacer su vida.
"¿Todo bien, señora?", pregunto la anciana viendo como su rostro se iluminaba.
Katherine asintió al mismo tiempo que una sonrisa de felicidad se dibujaba en sus carnosos labios; "Si, formalmente soy una mujer libre"
"Me resulta increíble qué el señor haya accedido a firmar. Me alegro mucho por usted"
"A mi no me lo parece tanto, a cambio se quedo con la empacadora de mi padre. Ahora solo espero que ese otro asunto pronto tenga solución. Estoy seguro de que me odiara más de lo que ya lo hace, sin embargo no me importa", expresó antes de morderse los labios.
"No dude qué así será, pero como usted misma lo ha dicho, lo que diga, piense o haga ese monstruo, ya no importa", concluyo la mujer antes de probar un dulce bocadillo.
(Esa tarde)
Y tal como hubiera dicho, hizo.
Katherine, con la precisión de un reloj suizo arribo en la residencia de su antigua amiga a las cuatro en punto.
Así qué luego de ser conducida hacia el recibidor solo bastaron un par de minutos para que su anfitriona se presentara.
"Katherine, querida. Qué bueno que has venido", alegre dijo dirigiéndose hacia ella y luego de besar sus mejillas, se sentó de tal forma que quedaron frente a frente. "He ordenado que preparen un excelente chocolate caliente"
Betsy, de la edad de la rubia, había crecido en el mismo ambiente que ella, la diferencia entre las dos, es que ella mimada por sus ausentes padres, había sido una caprichosa mocosa que casi, por no decir qué siempre, se salia con la suya ante la mínima rabieta.
Ya siendo una adulta, de carácter despreocupado y bastante risueña, por las mismas fechas que su amiga había contraído matrimonio con un lord qué a su gusto, era mas aburrido que resolver un crucigrama en Domingo. Este, a su vez y al igual que Isao, había llevado a su esposa a vivir lejos, sólo que a las afueras de Bombai.
"Por nada del mundo faltaría"
"Y la mujer con la que ayer estabas, ¿Dónde esta?", al verla sin su agradable compañía, no pudo evitar cuestionar, luego dio un sorbo a la caliente bebida que un criado le acababa de servir.
"La señora Matsuko decidió quedarse en casa"
"¿Y ella es...?"
"Es la nana de mi hija"
"¿Tienes una hija?. Yo deseaba mucho una hija, en cambio solo tuve un hijo", contesto imaginando por un momento como hubiera sido.
"Así es, solo la tuve a ella... cosa que a Isao no le hizo mucha gracia", orgullosa de su pequeña expreso.
"¿Dónde esta?, me hubiera gustado mucho conocerle"
"Se quedo Japón junto a su esposo", sonriendo contesto la rubia.
Ante esas palabras, Betsy dibujo en su rostro una mueca de extrañeza; "¿Esposo?... ¿Qué edad tiene tu hija?"
"Pronto cumplirla veintiuno años"
"¿Veinte?, ¡Vaya!, pensé que se trataba de una niña y no de una mujer. Mi hijo apenas y ha cumplido los diez, concebirlo fue difícil"
"Ante los ojos de una madre los hijos siempre serán niños. ¿Sabes?, pronto seré abuela"
"¡Dioses, no quiero pensar en el momento que yo me convierta en una, me sentiré vieja", llevándose las manos al rostro, lo acaricio.
Ante su gesto la rubia rió un poco; "Aunque pasen los años y los hijos se vuelvan adultos, ante nuestros ojos seguirán siendo niños. Ella ha encontrado un buen hombre con el qué es feliz, ademas me hace mucha ilusión poder conocer a mi nieto, que será la prolongación de mi familia"
Betsy llevo el cigarrillo a sus labios y luego de una bocanada, expreso; "Tienes razón, en los nietos volveremos a ver la perdida infancia de los hijos. Pero dime, ¿Qué te trajo tan lejos de Japón?"
Katherine bebió su chocolate y enmarcando en sus carnosos labios una sonrisa, replico; "Me divorcie, esta mañana me ha llegado el acta de divorcio"
Ante esa no tan sorpresiva respuesta, Betsy rió un poco; "Lo sabía, en tu sonrisa adivine que lo habías hecho"
"¿Es algo que se note?", intrigada la mujer cuestiono.
"Por supuesto, querida. Yo tenía esa misma sonrisa cuando me deshice de mi marido"
" ¿Te divorciaste?"
"Así es, duramos diez años juntos. El motivo es difícil de explicar, pero descubrí que él me engañaba... Mejor ni te digo como porque no me lo creerías"
"¿Tan malo fue?"
"Lo fue", expreso al recordar como es que había descubierto la doble vida de su ex esposo. "Su pretexto para huir de mi era el que estuviera embarazada, entonces... comprendí porque mis medias desaparecían... En diez años no me di cuenta que adoraba disfrazarse"
Intuyendo qué era lo que había ocurrido, pero guardando discreción, fue su turno de confesar; "Me divorcie de Isao porque me canse de sus maltratos y sus engaños... me harte de ser solo un adorno para su buen nombre. Y aunque desde siempre fue así, la gota que derramo el vaso fue el que no respetara las decisiones de su hija"
"Así son todos los hombres, no hay ninguno que sea bueno, en todos hay defectos... aunque mi caso fue peor", dijo y luego se quedo en silencio, como si de pronto la presencia de su amiga le hubiera recordado algo. "¿Sabes?"... Antes de casarse, el prometido de una buena amiga me hizo una insinuación, y aunque era guapo y educado, juro por mi hijo que no accedí", habiendo dicho negó con la cabeza como tratando de alejar esas desagradables memorias.
No hicieron falta las grandes explicaciones, tan solo vasto ese silencio y la expresión de su rostro para que Katherine comprendiera de quien estaba hablando; "Guapo y educado, pero todo un imbécil en la extensión de la palabra"
"En un principio el divorcio me deprimió, ingenuamente pensé que no sería capaz de vivir... sola y con un hijo por nacer, pensaba que el destino de toda mujer era tener hijos, una familia, una casa linda y callar todo por injusto que fuera. Cuando firme, llegue a pensar que había cometido un error, más cuando nació mi pequeño, comprendí que lo mas importante para mi debía ser lo qué estuviera por venir, no lo que quedaba atrás. Deje de llorar y entonces mire la vida con mas ligereza"
"Contrario a ti, me equivoque en tiempo. Debí pedir el divorcio en cuanto me di cuenta de qué no seríamos felices. Si, cometí un error al casarme con él... Aunque lo único bueno que en él encontré, fue el que me diera esa maravillosa hija que esta a punto de convertirme en abuela"
"Entonces podemos concluir que lo único bueno de nuestros matrimonios, son nuestros hijos. Pero sonríe, mujer. El mundo no termia porque un hombre se va, aunque en este caso fuimos nosotros quienes nos marchamos. Créeme si te digo que ahora las posibilidades para ti son mayores. Solo ve al teatro y a la opera, no te faltara más de un caballero que quiera hacerte no solo la corte... sino algo más", la pelinegra dijo y entonces rió un poco.
"Dudo que pueda llegar a confiar en otro hombre"
Betsy asintió y tomando sus mano entre las suyas, expreso; "Lo mismo pensaba, pero para que te convenzas de que es posible volver a creer, debes darte la oportunidad"
De pronto alguien llamo a la puerta, interrumpiendo la amena conversación.
"Son ellas, las damas que conforman mi sociedad de mujeres felices y divorciadas. Bienvenida a él", Betsy dijo y poniéndose de pie, acudió a abrir.
(Nagasaki. Mañana siguiente)
Habiéndose ausentado de la panadería para hacer los encargos que el día anterior habían quedado pendientes, Haruka dirigió sus pasos hacia su hogar y esperando no llamar la atención de su amada, ingreso sigilosamente, luego subió a su habitación donde tomo el kimono para llevarlo no solo a la tintorería. También tomo el paquete que le enviaría a Fiodor.
"Ahora es el momento", se dijo así mismo al verla tan distraída en la preparación de los alimentos del medio día.
Sin hacer ruido, entonces volvió sus pasos hacia la salida y justo cuando estaba por abrir la puerta, fue sorprendido por la aguamarina, quien al verlo no pudo evitar pegar un grito.
"¡Dioses!, Haruka. No te escuche entrar. Me has dado un susto", expreso al mismo tiempo que se llevaba una mano al agitado pecho.
"Lo siento, Michi. No era mi intención"
Fue entonces que se percato de que en las manos llevaba su kimono y el paquete; "¿Vas a ir a la tintorería y al correo?"
Esperando que no deseara acompañarlo, Haruka titubeo; "S... Si, voy a llevar el kimono, luego pasare al correo. ¿Necesitas algo?"
"De hecho si, se me han terminado las especias para el arroz. ¿Puedo ir contigo?", dijo y luego se limpio las manos con un trozo de tela.
"Si, por supuesto", el joven expreso nada animado, y es que si ella lo acompañaba, no podría llevar a cabo su plan.
"Entonces vamos. Iré a apagar el fuego", Michiru dijo dirigiendo sus pasos hacia la cocina.
En ese punto alguien llamo a la puerta. Presuroso Haruka abrió, encontrándose de frente a la señora Maeko, la partera.
"Buena tardes, ¿Qué ocurre?", cuestionó ante su sorpresiva visita. Lo que en ese momento no sabia, es que la mujer sería su salvación.
Ante sus palabras la anciana suspiro abatida y luego rodó los ojos; "Olvidadizo como cualquier otro hombre. Vengo a hacerle la revisión mensual a su esposa", dijo dirigiéndole una mirada poco amigable. "Espero y no haya olvidado que esta embarazada"
"Es verdad. ¿Cómo pude ser tan tonto?... es decir, olvide la cita, no qué esta embarazada"
Michiru apreció por el pasillo y viendo que su amado conversaba con alguien, acudió a su encuentro. "¿Quien es?"
Sabiendo que su presencia no era muy grata para la chiquilla, el rubio se volvió para con ella; "Michi, olvidamos qué hoy tienes revisión", expresó poco animado. Sabia cuan esta la hacía sentir incomoda.
"Es verdad", la aguamarina siseo y bajo la mirada.
"Si lo desean puedo venir más tarde", la vieja expreso al notar la mueca qué en su fresco rostro se había dibujado.
"Esta bien, pase", avergonzada y resignada la chiquilla ordeno. Y es que aunque en ese momento se rehusara, sabía que tarde que temprano tendría que someterse a ella.
"Michi, ¿Quieres qué te acompañe?", pregunto el rubio para darle ánimos, aunque ya sabia lo que le contestaría.
Sonrojada, Michiru negó con la cabeza; "Por supuesto qué no quiero que me veas así. Ve a hacer tus cosas. Por favor trae las especias"
"¿Estas segura?"
"Si, pero por favor no te tardes", dijo volviendo a sonreír, aunque de forma débil. "Te estoy cocinando algo muy especial"
"Esta bien", Tenou concluyo y luego beso su mejilla.
Esperando que todo estuviera bien con ella y el bebé, dirigió sus veloces pasos hacia el centro de la ciudad para regresar cuanto antes a su lado.
Así pues y luego de comprar lo que le había encargo, ingreso en aquel local en el que hacía pocos días habían comprado algunas cosas para su pequeño.
"Buenos días", agitado saludo mientras se acercaba al mostrador.
"Buenos días", dijo la dependienta desde detrás y al mismo tiempo que sobre una mesa dejaba su libreta de diseños. "¿En qué lo puedo ayudar?"
"Vengo a hacer un pedido especial. Verá, me caso en dos semanas y deseo mucho un shiromuku...", dijo mientras que con cuidado desenvolvía el fino kimono.
La mujer ante esas palabras le dirigió una mirada de extrañeza; "¿Se casa y quiere un shiromuku?. Una petición demasiada extraña de parte de un joven tan apuesto, ¿No lo cree?", dijo tratando no reír.
Comprendiendo que la modista había mal entendido, el rubio sonrió y negó con la cabeza; "Por supuesto que no es para mi. Es para mi prometida, solo que se trata de una sorpresa qué quiero hacerle"
"Sería más fácil si ella viene y le tomo las medidas"
"Entonces dejaría de ser una sorpresa. Por eso he traído uno de sus kimonos, le queda bien y en base a esto, deseo qué sea confeccionado"
Ante su petición nada común, toco la fina tela; "Es posible, sólo que un traje a la medida es caro... es extraño lo que pide, a las mujeres les hace mucha ilusión ser ellas mismas quienes escojan lo qué usaran ese día"
"Lo entiendo, sin embargo el costo no importa, uno solo se casa una vez en la vida y todo debe ser especial... por eso quería pedirle que llevara un bordado igual a este", Haruka expreso señalándolo. Y es que sabía que era lo que a su amada más le gustaba de esa prenda.
"Doblaría el precio del mismo"
"Ya le dije que el precio es lo qué menos importa, debe estar listo en dos semanas, ¿Qué dice, podrá hacerlo?", cuestiono deseoso de que así fuera.
La costurera con atención observó los preciosos y bien bordados detalles, luego negó con la cabeza; "Es un kimono muy bien hecho, pero en dos semanas será imposible bordar todo esto. Bordarlo completo tomaría de dos a tres meses, si bien nos va"
"¿Hasta tres meses?... Entonces no lo haga en toda la prenda, haga lo que pueda. ¿Es posible?", esperando que aceptara, Haruka nervioso se limpio el sudor que había rodado por su frente.
La mujer asintió; "Será todo un placer hacerlo posible. En poco menos de dos semanas estará listo, pero el riesgo es suyo. Si a su prometida no le queda, aún así tendrá que pagarlo. ¿Acepta?"
"Trato hecho", orgulloso el rubio contesto.
"Y dígame, ¿Usted qué piensa usar?", fue la pregunta que siguió a la anterior.
"También por eso he venido, quiero probarme ese montsuki que esta ahí", dijo señalando la hermosa prensa que pendía de uno de los exhibidores.
Notas de autor;
Esa boba ya es un hecho.
Isavellcota; Yo amo todos los comentarios, incluso si solo me dejan un punto, lo aprecio porque se tomaron la molestia de leerme. Pasa que que mi pc se esta muriendo, y a veces cuando escribo, el cursor se come las palabras al punto de que ya teniendo el capitulo escrito, tengo que reescribirlo. Sospechó que se borro tu comentario y no me di cuenta.
No, Betsy solo es una mujer divorciada que decidió recuperar su vida, aunque por su actitud si lo parezca. Ella es lo contrario a Katherine.
Michelle; Haruka es un amor con ella. Isao ya perdió todo, poco falta para que pierda hasta los
Kaiomaru; Katherine es un amor y uno de mis personajes favoritos, en su momento tomó malas decisiones, como casarse con él y seguir a su lado, pero ahora todo va bien para ella y su hija. Haruka es un amor con su amada, es más que un ángel.
Soto140983; Así es, prefirió malas compañías que a su familia. Si hubiera sido un buen hombre, estaría al lado de su esposa y su hija (quizás hubieran tenido más hijos), además de tener a su nieto a su lado. Por tonto se perdió de una vida plena.
Kyoky; No es nada malo lo que pretende Betsy, salvo devolverle la confianza. Así es, Michi no debe renunciar a sus deseos de una boda como ella la soñó. Haruka no permitirá que se conforme con menos.
