CAPÍTULO LVI
RESIGNACIÓN
(Londres)
Sonriendo, la hermosa rubia en compañía de la pelinegra ingreso en el amplio teatro, llamando a su paso las miradas de los galantes caballeros que abarrotaban los pasillos.
"¿Hace cuanto que no te diviertes?", cuestiono Betsy al mismo tiempo que con una sonrisa iba saludando los rostros familiares que iba encontrando.
"Decir un aproximado sería erróneo, así que diré que ha pasado mucho tiempo desde la ultima vez. Tanto qué no recuerdo cuando fue"
Habiéndola reconocido entre todo ese gentío, un hombre de mediana edad, de cabellos negros y complexión robusta dirigió sus pasos hacia ellas y tomando a Betsy por sorpresa, le cubrió los ojos.
Riendo ante ese juego tan infantil, la pelinegra llevo sus manos a las del hombre en un intento por reconocerlo. "¿Quien podrás ser?"
El sujeto resoplo y liberándola de su agarre, se planto ante ella al mismo tiempo que se quitaba el sombrero; "Yo"
"Fingí no reconocerte, querido Jacob", Betsy expreso al mismo tiempo que con el abanico intentaba refrescarse el encendido rostro.
"Mentir no es algo que se te de con facilidad". Observando a la rubia qué la acompañaba, el sujeto hizo una reverencia. "¡Vaya!, ¿Y usted es?", pregunto y entonces tomo su mano.
Sorprendida por ese toque, las mejillas de la mujer se ruborizaron; "Katherine Winchester", siseo ante la belleza de aquellos ojos cobrizos.
"Todo un placer, Lady Katherine", Jacob replico y entonces deposito un beso en su mano. "¿Se puede saber por que Betsy no nos había presentado?", con especial atención fijo su mirar en el de ella.
Nerviosa, la rubia no pudo responder, y es que hacía tanto tiempo ya que no era testigo de esa amabilidad.
La pelinegra sonrió y notando el nerviosismo que se había apoderado de su amiga, negó con la cabeza; "Querido Jacob, si no había tenido el placer de presentártela, es porque acaba de llegar del extranjero", dijo y luego con un ligero ademan le indico que soltara su mano.
Entendiendo el mensaje, el pelinegro la libero y luego se aclaro la garganta; "Lo lamento... ¿Dónde están sus lugares?. Quizás pueda acompañarlas"
"Palco izquierdo"
"Una lastima que el mío esté en el palco contrario. Hubiera sido maravilloso presenciar la función en compañía de dos bellas damas. Ya será para la otra", resignado señalo.
"Así será y ahora con tu permiso", Betsy, tomando la mano de su amiga, con pasos presurosos se apartaron de él. Y una vez que estuvieron lo suficientemente lejos de su alcance, rió un poco; "Jacob puede llegar a ser bastante molesto. Mejor huir de él antes de que nos eche a perder la función"
"¿Por que?", sin entender, Katherine no pudo evitar cuestionar.
"La ultima vez que me invito a la opera, tuve que soportar sus quejas. Ni aun siquiera me dejo disfrutar de la velada, puede llegar a ser más parlanchin que un loro... es aquí", señalo y abriendo la puerta, encontraron el palco que les correspondía. Descubriendo que estaba ocupado por dos parejas.
"Buenas noches", saludaron como es debido y haciendo que al instante los cuatro volvieran las miradas hacia ellas.
"Buenas noches", replicaron los apuestos caballeros, provocando que sus acompañantes fruncieran el entrecejo. Algo a lo qué Betsy ya estaba acostumbrada.
Los dos sujetos entonces se pusieron de pie y haciendo una reverencia ante ellas y como era costumbre en esa época, arrastraron las dos sillas vacías para que se sentaran.
"Muy amable, caballero", Betsy expreso dibujando en sus labios una sonrisa coqueta.
"Gracias", sonrojada por aquel gesto, Katherine alcanzo a decir. Recordando que rara vez su ex esposo había mostrado esas atenciones para con ella. Después de más de veinte años se había desacostumbrado a esos formalismos.
Por su parte, una de las mujeres y con una evidente mueca de molestia, desvió la mirada. Sin medir si sus palabras llegaban a ser ofensivas, se atrevió a murmurar; "Me parece increíble el que estas mujeres puedan ingresar al teatro y a cualquier lugar publico"
"Clara, por favor baja la voz", dijo el hombre que la acompañaba.
"Es la verdad, ninguna mujer que se precie de ser decente, asiste a la opera sin la compañía de un caballero", alzando la voz para que Katherine y Betsy la escucharan, parloteo de forma poco educada.
"Clara, por favor no hagas un escándalo", reprendió quien parecía ser su esposo.
La otra pareja guardo silencio, aunque bastaba la juguetona mirada del hombre para comprobar que la belleza de aquellas dos mujeres lo había dejado sin palabras.
Por su parte y ante el vulgar cotilleo de aquella mujer, las mejillas de la rubia hirvieron de vergüenza.
"Lo lamento. Ruego y puedan disculparla", el hombre murmuro para con Betsy.
"Ningún problema, caballero", fue la corta respuesta.
Con fuerza, Clara tomo su abanico y poniéndose de pie, mascullo; "Edward, si querías venir en búsqueda de aventuras, debiste venir solo. Al darle preferencia a estas mujeres me haces quedar como una ridícula"
Ante ese arrebato, Betsy contesto; "Querida, será mejor que guarde silencio, estamos en el teatro, no en el mercado. Podrían echarla"
"Esto es inaudito", contesto la mujer y entonces a toda prisa abandono el lugar.
"Clara... Clara... disculpen", el sujeto dijo y luego salio detrás de ella.
Avergonzada, Katherine bajo la mirada y negó con la cabeza; "Será mejor que me vaya. Este ha sido un error"
Tomándola por la manga de su vestido, Betsy la retuvo; "No, Katherine, no te vayas. Si bien es cierto que las personas piensan mal de una mujer que asiste al teatro sin la compañía de un hombre, más cierto es que en nada les ofendemos. Las mujeres deberíamos ser más solidarias con nosotros mismas y dejar de juzgarnos sin conocer nuestros motivos"
"Pero...", la rubia trato de decir.
"No hay pero qué valga, querida. Suficientes humillaciones tuvimos que pasar como para ahora tener que soportar las descaradas miradas de esas mujeres que se creen mejor que nosotras solo por llevar el buen apellido de un lord"
Ante esas palabras la rubia relajo sus miembros, y es que había tanta razón en sus palabras.
"Solo espero y corran con mejor suerte que nosotras y no se vean en la necesidad de buscar su libertad, porque entonces será su turno de tragarse esas palabras que alguna vez sin pensar escupieron. Entonces también tendrán qué soportar las indiscretas miradas de otras mujeres que más que mujeres, parecen jueces"
"Si supieran lo que tuvimos que soportar, entonces quizás serían más comprensivas", recobrando la confianza, Katherine sonrió y volvió a tomar asiento.
"Es el tonto estigma que a una mujer divorciada le toca cargar, pero preferible estar sola, que al lado de un patán", concluyo la pelinegra.
(Tokio)
Y de nuevo amaneció.
Recordando que en los armarios había alguna ropa que jamas ocupo por no ser de su talla, en vano Isao Kaio la había buscado por toda la casa llegando a concluir que los invitados de Saiko la habían hurtado. Y es que la perdida de peso hacía que todos sus trajes le quedaran dos tallas grande, ademas de darle una imagen enfermiza. Lo qué él no sabia es que hacía ya muchas noches y en su ausencia, Katherine se la había obsequiado al rubio.
Deseando cambiar su terrible aspecto, muy de mañana acudido a la barbería para que lo afeitaran y arreglaran su descuidado cabello. Ademas, decidido a terminar con ese comportamiento tan impropio de un caballero como él, también había acudido a donde el medico en búsqueda de un buen tratamiento que erradicara de su cuerpo cualquier rastro de infección.
Así pues, habiendo regresado a casa, contemplo como la suciedad se había apoderado de hasta el ultimo rincón. Asqueado no podía evitar recordar lo que hacía apenas unos días hubiera acontecido en el interior de aquellas habitaciones.
Decidido a devolverle a la residencia su antigua gloria, armado con un cubo de agua y y par de jergas, se tumbo sobre el suelo y entonces comenzó a fregarlo en un intento por deshacerse de esa mugre y sobre todo, del insoportable hedor a orina y sudor.
"¡Demonios!", chillo al mismo tiempo que se cubría la nariz.
Esa era una escena que si era contemplada por cualquiera que conociera a Isao, llegaría a concluir que se trataba de una alucinación. Y es que ¿Quien hubiera siquiera imaginado qué ese sujeto se ocuparía de tareas que el mismo despreciaba por considerarlas humillantes?. Si, ni aun siquiera Katherine lo hubiera llegado a visualizar de tal manera.
"Todo esto tendrá que irse a la basura", expreso contemplando las sucias camas, las que muy probablemente se encontraban infectas no solo con piojos.
En ese punto observo a través del ancho ventanal y al hacerlo, descubrió a un hombre merodeando el destruido jardín. "Ese, ¿Qué buscara?", se pregunto a sí mismo esperando que no fuera aquello que Saiko hubiera comerciado.
Armado con su bastón, furioso salio a su encuentro para echarlo de su propiedad. "Fuera de aquí, cualquier cosa que busque no la encontrara"
Sonriendo el hombre se quito el sombrero y haciendo una corta reverencia ante él, expreso; "Lo busco a usted, señor Kaio"
Reconociéndolo, el pelinegro negó con la cabeza y frunció el entrecejo; "¿Qué quiere?, ¿No le fue suficiente mi firma?, ahora ¿Qué quiere esa mujer?". Luego de la visita del joyero, qué ese sujeto se hubiera tomado la molestia de presentarse ante él, no le hizo ninguna gracia.
El señor Stewart, abogado de Katherine, sonrió un poco; "En primera vine a cerciorarme de qué lo que decían de este lugar fuera una mentira"
"Lo que hayan murmurado ya termino. Ahora mismo me ocupo de volverla a hacer habitable", dijo nada orgulloso de lo que allí hubiera acontecido.
"Vaya qué me resulto muy penosa su situación... El jardín es un desastre, ademas hará falta bastante pintura para re acondicionar la fachada", con su dedo señalo la sucia cantera.
"Estoy trabajando por partes, he iniciado la limpieza de adentro hacia afuera... Fui a buscar mujeres para que se ocuparan de ella, sin embargo ninguna quiso acompañarme... Lo atribuyo a que pensaron que este lugar seguía funcionando como... Es sucio siquiera mencionarlo"
"Entiendo"
"Estaba pensando tirar todo, son muebles de excelente calidad y ademas muy finos, usted comprenderá que después de lo ocurrido no deseo conservarlos, aunque considero que sería mejor donarlos a la beneficencia", Isao señalo.
"Lo mismo me comento su esposa", contesto el abogado y luego bajo la mirada.
"¿Mi esposa?", ante esa corta frase Isao sonrió esperando que se hubiera retractado en cuanto al divorcio. "¿Hablo con ella?... Ella va a regresar, ¿Verdad?"
Comprendiendo que había cometido un error, el señor Stewart negó con la cabeza y entonces corrigió; "Es cierto, debí decir ex esposa. Supongo que ella ya habrá recibido el acta donde se consta que es una mujer libre"
Ante ese cruel recordatorio, el abyecto sujeto frunció el entrecejo; "¿Solo a eso vino?... ¿Vino a recordare que ella me abandono?", molesto alzo la voz. "Vayase antes de qué lo eche a golpes"
"Por supuesto qué no ha sido mi intención ofenderle, señor Kaio... He venido a...", trato de decir, sin embargo sus labios enmudecieron.
"¿A qué?. ¿Cree que a esta altura algo puede dañarme?", irritado pregunto con el mismo tono de antes.
"Me es penoso comunicárselo, pero debo cumplir con el encargo qué me hizo la señora Winchester... Verá... Ya no será necesario que se ocupe de limpiar la casa...", falto de valor una vez más el hombre trato de decir.
"¿Qué?. No puedo vivir en esa suciedad y con ese asqueroso hedor a sudor"
Respirando profundo y llenándose el pecho de valor, finalmente se atrevió a expresar; "Me pidió que pusiera la residencia a la venta... Señor Kaio, tiene una semana para abandonarla"
Ante semejante golpe, la tibia sangre huyo de sus menguados miembros y la respiración falto a su pecho, dándole así una sensación de terrible ahogo; "¿Qué... Qué ha dicho?"
"Hay un hombre interesado en su propiedad, sabe qué... sabe lo que sucedió aquí, sin embargo esta dispuesto a pagar lo qué la señora ha pedido. De adquirirla él se ocupara de limpiarla"
"Eso es imposible. Yo compre esta casa", agitado Isao replico.
"Lo sé, sin embargo también es cierto qué esta a nombre de su ex esposa. No importa que usted la haya adquirido, ella es la legitima dueña y por lo tanto con ella puede hacer lo que quiera"
"No, eso es imposible", agobiado el pelinegro trato de alejarse. ¿Acaso aquello era una pesadilla producto de la fiebre y el alcohol?
"Señor Kaio, por favor no lo haga más difícil para los dos"
"¿Dónde se supone qué voy a vivir?"
Ante ese cuestionamiento el abogado se encogió de hombros. "Tengo entendido que tiene otras propiedades, ademas de la empacadora"
"Así es, pero durante más de veinte años esta ha sido mi casa... Aquí nació...", no pudo continuar, la voz termino por rompersele, más fue fuerte al contener el llanto.
"Me comunique con la señora Katherine, le hable de la posibilidad de conservarla para su hija, sin embargo se rehusó. Fue tajante al decir qué ella no querría regresar a ella"
El pelinegro agacho la mirada al recordar el infierno que entre esas cuatro paredes a ambas les había hecho vivir, sobre todo el de los últimos días. "Es verdad, ni en mil años mi hija volvería a pisarla. Ella no tiene buenos recuerdos de este sitio"
"Fue por eso que me pidió que la vendiera... En el banco hay una cuenta a nombre de su hija, tres cuartas partes del dinero obtenido será destinado para ella. El resto es suyo"
Sin poder sostener la mirada y tratando de deshacerse del nudo que se había apoderado de su garganta, Isao siseo; "Qué buena mujer tuve, aún luego de todo el dolor que vivió a mi lado, pensó en mi"
"Así es, por lo regular son las mujeres quienes piden todo, pero en este caso es totalmente diferente, la señora no pidió nada para ella"
"Si, no pidió nada porque con su ausencia me arranco todo lo bueno que yo poseía"
"Entonces, tiene una semana para abandonar la residencia"
Comprendiendo que no tendría caso alegar en contra de las disposiciones de la rubia, Isao asintió; "No será necesario esperar una semana, yo ya no tengo nada que hacer aquí... Por favor ocúpese de hacer las donaciones correspondientes", murmuró y entonces le dio la espalda.
"Señor Kaio, ¿Se encuentra bien?", el abogado pregunto ante esa repentina resignación.
Isao se volvió hacia él y tratando de dibujar una sonrisa en sus pálidos labios, levemente asintió; "Si, estaré bien", contesto aceptando que jamas volvería a ver a la rubia y a la aguamarina.
(Nagasaki)
Tomados del brazo, sonrientes el rubio y la aguamarina caminaban por las aún nevadas calles de la ciudad.
"Todo esta listo para ese día, ya hice los pagos correspondientes de lo que será la ceremonia y el banquete"
"Mi amor, sabes qué no es necesario que tengamos una boda cara, yo solo quiero decir acepto", la chiquilla respondió acomodándole los cabellos que caían por su frente.
"No, Michi. Créeme que lo qué hago para qué ese día sea especial he inolvidable me resulta poco. Yo quiero qué tengas una boda como estoy seguro y siempre la soñaste"
"Solo te necesito a ti", dijo y entonces con todas sus fuerzas se aferro a su brazo.
"Ya solo me falta recoger las invitaciones y tu kimono, pero eso ultimo la haré en un par de días", expreso esperando que la prenda estuviera lista para entonces.
"Aunque sé que mi madre no podrá estar presente, le enviare la invitación para que conserve un bello recuerdo de nuestra boda", satisfecha Michiru sonrió.
"Así será", Haruka contento y luego le beso la mejilla.
"Ahora acompáñame a comprar algunas cosas"
"Sabes qué iré a donde tú vayas, ¿Qué vas a comprar?"
Ante esa pregunta imposible fue que la chiquilla no se ruborizara; "Aún falta tiempo para que eso ocurra, pero la señora Maeko me ha dicho que necesitare muchos paños de algodón, así que quiero estar prevenida para entonces"
"Entonces vamos"
Así pues y aún tomada de su brazo, Michiru condujo los pasos de ambos hacia ese local en el que el día anterior Haruka había estado para hacer el pedido.
"Buenas tardes", saludo la modista apenas los vio ingresar.
"Buenas tardes", contesto la aguamarina.
En ese punto la mujer reconoció al rubio, luego volvió la mirada hacia la chiquilla y contemplando que esta estaba encinta, frunció el entrecejo. "¿A caso ese desvergonzado tenía una esposa y se atrevía a engañarla no solo a ella, sino también a su prometida para quien estaba confeccionando el shiromuku.
Tenou, temiendo que la mujer cometiera una indiscreción y dejara al descubierto su plan, de forma discreta con un ligero movimiento de mano le dio a entender que no dijera nada, que ya luego le explicaría.
Por su parte, la aguamarina comenzó a recorrer la tienda en búsqueda de aquello que necesitaba, hasta que observo un hermoso kimono blanco. Sin decir nada, tan solo se limito a acariciar la suave tela.
"¿Te gusta?",el rubio cuestiono esperando que le dijera cuanto deseaba uno.
"Es bonito, pero la respuesta es no", expresaron sus labios, más su mirada decía todo lo contrario.
Y es qué, ¿Como podía decirle que deseaba mucho tener un kimono blanco para su boda, si ella misma consideraba que por su condición no lo merecía?, ademas ¿Qué pensarían los demás si la vieran portandolo?
Lo qué en ese momento ella no imaginaba, es que su amado cumpliría su sueño. Y es que él consideraba qué ella merecía eso y más, porque ante sus ojos y contrario a lo que dijera la naturaleza, gestaba a su hijo. Ademas, ¿Quien se atrevería a juzgar cualquiera que fuera su decisión?
(Tokio)
Abatido Isao ingreso en la habitación que había rentado en aquel hostal del centro.
Observando la simple cama y los pocos muebles que la acompañaban, dirigió sus pasos hacia la ventana, viendo como de nuevo y poco a poco la calle comenzaba a tupirse de ese bello y gélido blanco.
Contemplando a aquellas personas que felices caminaban disfrutando del invierno no pudo evitar llorar, y es que hacía solo un año y por aquellas fechas todo era tan diferente. De forma torpe había despreciado la calidez del hogar y la familia.
(Nagasaki)
Sentada detrás del tocador, la hermosa aguamarina cepillaba sus cabellos, luego perfumo sus manos.
"Espero y mi madre ya haya recibido mi carta", expreso mientras dirigía sus pasos hacia el lecho.
"Ten por seguro qué ya lo hizo", esperandola entre las tibias sabanas, Tenou replico.
Michiru se quedo pensando un momento, luego sonrió; "¿Sabes?, durante toda su vida en silencio ha amado a un hombre al que renuncio por casarse con... más eso ya no importa, ahora que es libre, finalmente podrá perseguir ese sueño de juventud porque finalmente ha regresado al lugar donde hace tantos años dejo su corazón"
Ante esas palabras, Haruka sonrió; "¿Qué pasaría si ella se reencuentra con ese sujeto?"
"Pues espero de todo corazón que se de la oportunidad de comenzar una vez más. Lo merece", metiéndose entre las sabanas, se refugio entre los brazos de su amado.
"Totalmente de acuerdo. Ademas de joven, es una mujer muy hermosa", Tenou no pudo evitar reconocer.
Por su parte la chiquilla frunció el entrecejo y sonrió un poco; "¡Vaya!, ¿Debo ponerme celosa?"
Ante ese cuestionamiento, Haruka negó con la cabeza; "Sabes qué no, Michi, pero debo reconocer que tú madre es una mujer muy joven y hermosa. Cualquiera qué la conozca lo dirá"
Michiru no pudo fingir más esa molestia, así que dejando escapar una ligera risa, replico; "Estoy bromeando, mi amor. Y si, debo decir que es una mujer muy hermosa, aunque sabes que hubo alguien qué no supo reconocer esa belleza"
"Solo un estúpido no lo haría... pero si el día de mañana ella decide rehacer su vida, ¿Qué opinaras de ello?", Haruka cuestiono.
La chiquilla volvió a sonreír; "Sería completamente egoísta el qué yo me opusiera a ello. Sería egoísta que por un capricho mio ella termine sus días sola"
"Ese es un pensamiento bastante maduro", el chiquillo contesto y luego beso su mejilla.
"Ya no soy una niña. Y si no es él, me gustaría que encuentre a una persona que de verdad la valore y no a un despreciable ser como lo fue él", señalo refiriéndose a Isao, a quien desde aquella terrible noche en la que se atrevió a herir a su amado, lo desconoció como su padre.
"Y lo hará. De eso tienes que estar muy segura... sin embargo, ¿Cómo se encontrara él?", en ese punto el rubio no pudo evitar pensar en su suegro.
Ante esa pregunta, Michiru se encogió de hombros; "No lo sé y a decir verdad no me interesa"
Tenou no supo qué responder, comprendía cual era su sentir ante ese ser que por capricho, orgullo y falto de sentimientos, les había hecho tanto daño no solo a ellas dos, sino también a él.
"Espero y en su próxima carta mi madre me de una buena sorpresa", confiando en que así fuera, Michiru concluyo.
Notas de autor;
Feliz navidad mis queridos lectores. Espero y se la pasen genial.
Kaiohmaru; Así es, la felicidad de Haruka es la felicidad de Michiru. Si Michiru es feliz, Haruka también lo es. Ellos piensan primero en el otro que en si mismos.
Michelle; Katherine ha vuelto a recuperar ese brillo y esa sonrisa que Isao le arranco. Una lastima que ahora tenga que enfrentar el estigma de ser una mujer "libertina" cuando no lo es.
Isavellcota; ¿De verdad te han respondido mal?, lejos de ofenderse la gente debería aceptar todas las criticas, buenas o malas, porque eso hace que mejoremos como intento de escritores. Si no van a aceptarlas, que mejor no publiquen. Este espacio lo hace el lector.
Soto140983; Así es, ahora Katherine debe vencer ese pensamiento machista. Haruka siempre será un ángel.
Kyoky; Michiru aún no se acostumbra a su estado, mucho menos a que esa mujer (que da miedo), la examine cuando ni siquiera es capaz de estar con Haruka. Aunque Betsy parezca una mujer "ligera", la verdad es que solo esta disfrutando de su libertad y de su juventud. Poco le importa que la juzguen, y hace bien. Es su vida.
Zun9991; Me alegra mucho que mi historia te resulte encantadora, en verdad lo aprecio. A veces puede ser dura de leer, pero al final todo se compone.
A veces considero que esta historia ya se extendió mucho, y la verdad es que la próxima semana bien podría darle un fin (cualquiera), pero es algo que realmente no me gustaría hacer porque faltaría a mi esencia. Es decir, no puedo abandonarla ni darla por terminada sin depositar aquí todas las ideas que tengo. Ahora les pregunto; ¿Ya se aburrieron?, ¿Seguimos con ella hasta la próxima navidad?
