CAPÍTULO LVII
VIEJOS RECUERDOS, NUEVOS ARREPENTIMIENTOS
(Nagasaki. Varios días después)
Contento y esperando que el encargó que hubiera hecho ya estuviera listo, o al menos a punto de estarlo, Haruka ingreso en el negoció.
"Buenas tardes", nervioso saludo dirigiendo sus pasos hacia el mostrador.
"Buenos días", contesto la dependienta desde detrás y al mismo tiempo que dejaba a un lado la prenda en la que estuviera trabajando.
"En tres días es la boda y vine a preguntar si lo qué pedí esta listo"
La mujer dirigió sus pasos hacia el fondo de su establecimiento y luego de un par de minutos que para Haruka resultaron eternos, finalmente regreso con un par de cajas en sus manos; "Por supuesto que esta listo, puede revisarlo"
Emocionado el rubio abrió la caja que contenía lo mas importante y al hacerlo, observo la fina tela con el que el shiromuku de su amada había sido confeccionado. "¡Vaya, es maravilloso!" expreso observando los hermosos bordados que lo adornaban.
"¿Le gusta?", cuestiono la costurera adivinando en su rostro la tan ansiada respuesta.
"Si, es increíble", Tenou contesto y llevando la mano hacia el bolsillo de su pantalón, pago el dinero acordado. "Sin embargo me gustaría pedirle algo más"
"¿De qué se trata?", fue la pregunta obligada por parte de la costurera.
"Le dije qué era una sorpresa para mi prometida, así que quiero qué mañana al medio día sea entregado en esta dirección", expreso al mismo tiempo que en un trozo de papel le anotaba los datos necesarios.
"Se hará como usted diga", concluyo la mujer.
(Londres)
Y tal y como la señora Matsuko y la misma Betsy lo hubieran predicho, iba sucediendo.
Poco a poco la rubia Katherine iba recobrando su confianza, lo cual asomaba a su fresco rostro, coloreando con ello sus mejillas con un ligero tono rojizo.
Los paseos por el parque y su presencia en la opera, cada vez se hacían más frecuentes. Y es que había concluido que poco debía importarle lo qué las personas pudieran llegar a opinar. Así que decidida a recuperar aunque fuera un poco del tiempo perdido al lado de Isao, es que disfrutaba de su nueva vida, claro esta que con sus respectivas restricciones y sin caer en el libertinaje.
Lejos aún estaba de imaginar que aquella felicidad qué creía perdida estaba a punto de regresar...
(Tokio)
Vistiendo de forma apropiada y luego de haberse presentado en su empacadora después de una larga ausencia, Isao Kaio había puesto al corriente la mayoría de los asuntos pendientes. Consideraba qué aunque su vida estaba desecha y poco podía hacer por recuperar a su familia, al menos debía tratar de rescatar su empresa de la ruina, lo cual también era consecuencia de su desordenado comportamiento.
Así pues, con la mirada baja y pasos lentos, el enfermizo pelinegro recorría las calles de Tokio.
Absortó en sus penas y tomando el tan acostumbrado camino de regreso, por mera inercia dirigió sus pasos por aquellas bien conocidas calles. Fue entonces que ergio la oscura mirada y al hacerlo, en la lejana distancia observó su hogar, deseando que como en el pasado y estando recién casados, la rubia apareciera a su encuentro.
Recordando esa vida, llevo la mano a su bolsillo para tomar sus llaves y justo cuando estaba por arribar, observo a una pequeña de cabellos negros, quien inclinada sobre el jardín jugaba con una muñeca.
Tan concentrado había estado en sus asuntos, que sin darse cuenta por un breve instante se olvido del hecho de que la residencia ya no era su hogar.
Esperando que nadie hubiera notado su intrusa presencia, sin aliento y con el animo destrozado dirigió sus pasos hacia el otro lado de la acera, desde donde se quedo observando lo qué acontecía.
La niña, una chiquilla que rondaba los seis años de edad, de cabellos negros y mejillas sonrosadas, en sus manos sostenía su muñeca, luego de cuando en cuando pretendía beber el dulce té en su juego de finas tacitas de porcelana.
"Si te portas bien, más tarde iremos a pasear al parque", sonriente murmuro para con su juguete.
Ante esa encantadora imagen, Isao Kaio se quedo contemplándola con especial atención. Y es que luego de tantos años sin pensar en ello, aquella inocente chiquilla le había traído a la memoria el recuerdo de su propia hija cuando pequeña.
Enmarcando en sus ya no tan pálidos labios una sonrisa, recordó las doradas tardes de verano, cuando contra su voluntad solía tomarla de la mano para llevarla al parque en compañía de su esposa, o cuando la sentaba en sus rodillas para que contemplara las primeras estrellas del anochecer.
Y es qué cuando joven, el nada envidiable señor Kaio durante mucho tiempo había deseado tanto un varón que llevara su apellido, que cuando ella nació, todo aquello que había planeado para su heredero se esfumo, dejando en él un absurdo rencor no solo hacia su esposa, sino también hacia su hija. Era debido a ello, que por aquel entonces él odiaba tener prestarse a sus infantiles juegos por considerarlos tontos. Llegando así a ser poco amoroso para con ella.
Por el contrario, su hija en su inocencia y aún sin poder llegar a comprender a que se debía esa indiferencia hacia su madre y hacia ella misma, lo había amado sin ninguna condición.
Por mezquino es que había preferido el vicio que la ternura que había en esas manitas posadas sobre sus mejillas. Por engreído se había perdido de esa tierna infancia.
"¿En qué momento mi bebé creció y se convirtió en una mujer?", se pregunto al recordar sus prolongas he innecesarias ausencias. "Por estúpido me he perdido del más puro amor", gimió al comprender que esos días no volverían.
Ese sujeto mal encarado que jamás había mostrado interés por nadie salvo por él mismo, en ese instante profundamente se lamento el haberse perdido de su niñez, y es que ni aún siquiera sabía cuales habían sido esas pequeñas cosas que en ese entonces la hubieran hecho feliz. Y aunque jamás había demostrado interés por ninguno de sus hijos, en él de pronto había nacido la preocupación por ella, quizás porque estaba acostumbrado a su presencia, quizás porque era la única mujer que de él hubiera nacido y la percibía como la más falta de su protección, o quizás porque en realidad la amaba. Fuese lo que que fuese, en él se había movido el animo para bien, aunque bastante tarde.
Así pues, intrigado por esa encantadora risita y sin pensar que su presencia podía llegar a ser inoportuna, dirigió sus pasos hacia ella.
Por su parte, la pelinegra al ver que ese sujeto de aspecto enfermizo y con pasos torpes se aproximaba hacia ella, se reincorporo y tomando su muñeca, alzo la voz; "Papá, papá"
"No tengas miedo, no soy malo", Isao expreso y colocándose a su altura, en sus manitas coloco una golosina. "Son las favoritas de mi hija, se las compre hoy"
No muy convencida de ello, la chiquilla la tomo; "¿Quien eres?, ¿Cómo te llamas?"
Habiéndose ganado su confianza, Kaio asintió y luego señalo la residencia; "Me llamo Isao y aquí vivía... estoy seguro de que el estanque te gusto"
"¿Dónde esta tu hija?", pregunto la niña mientras disfrutaba el sabor de aquel dulce bombón.
Dibujando una sonrisa en sus labios, Isao volvió a asentir, recuperando por un instante el perdido color de sus mejillas; Mi hija es una mujer muy hermosa que se ha ido lejos de mi. Pronto va a tener un bebé", satisfecho he imaginando que estaba bien, expreso.
En ese punto un hombre salio de la residencia y observando que su hija estaba en compañía de un desconocido, frunció el entrecejo y luego la llamo a su seguridad; "Ven aquí, sabes que no debes hablar con extraños"
Isao se reincorporo y apoyando sus débiles pasos sobre su bastón, replico; "Ha hecho un excelente trabajo en el jardín. Las rosas de invierno son hermosas"
Desconfiado el sujeto torció los labios; "Y usted, ¿Quien es?. ¿Qué hace en mi propiedad?", pensando que se trataba de un vicioso en búsqueda de vino o de aquello que en noches pasadas allí se hubiera comerciado, pregunto.
"Lamento mucho no haberme presentado, soy Isao Kaio, el antiguo propietario de esta casa"
Relajando la dura expresión de su rostro, el otro sonrió; "Lamento qué este encuentro haya sido poco cortes, soy el actual propietario"
"Todo cambia", murmuro el pelinegro observando las flores recién plantadas.
"Señor Kaio, en verdad lamento mucho que esta casa se hubiera convertido en eso, sin embargo debo reconocer que se trata de una excelente propiedad. Es por eso que la adquirí, y es que es difícil encontrar construcciones como esta"
"Yo también lamento mucho que ese grupo de vividores la hubieran convertido en un tugurio, pero estoy seguro de que usted podrá devolverle su antigua gloria", expreso viendo a la chiquilla, quien desde el umbral de la puerta lo contemplaba. "Tengo buenos recuerdos de ella, hace casi veintiún años aquí nació mi única hija... hubiera deseado mucho que estuviera llena de niños, pero eso ya quedo en el pasado. Ahora en ella les toca a ustedes ser felices"
"Gracias por sus buenos deseos"
"Su hija me ha recordado mucho a la mía cuando pequeña... crecen tan rápido, qué en un instante nosotros nos volvemos viejos y entonces su infancia pasa frente a nosotros sin darnos cuenta", entristecido bajo la mirada.
Notando esa tristeza que de pronto lo había embargado, el nuevo inquilino de lo que hubiera sido la residencia Kaio no pudo evitar cuestionar; "¿Se encuentra bien?"
"Sí... lamento mucho haberlos molestado", gimió y tratando de ocultar sus dolorosas lagrimas, con pasos presurosos se alejo de ahí.
(Nagasaki)
Dos días más, solo dos días más y entonces finalmente estaría unida a su amado.
Sonriendo la hermosa aguamarina contemplo una vez más su kimono, el cual hacía varios días y luego de que la modista hubiera copiado el bordado, Haruka le había devuelto para que no sospechara nada.
Acariciando con sus menudas manos los bellos ornamentos que lo adornaban, Michiru no pudo evitar sonreír al imaginar como luciría en ese día tan especial.
"Aún todo me parece tan irreal, que a veces tengo tanto miedo de despertar en esa dolorosa realidad", expreso perdiéndose en el brillo de la hermosa prenda. "Haruka aún no me ha dicho que usara, solo espero y no se quiera casar vestido como panadero", murmuro y entonces rió un poco ante esa graciosa imagen que había cruzado su cabeza. "Aunque si así lo decide por mi estará bien", concluyo pensando qué lo más importante no era el como luciera, sino el verdadero significado que tendría su eterna unión.
Lo que ella no imaginaba, era que pronto recibiría una sorpresa.
De pronto alguien llamo a la puerta, sacándola de sus íntimos pensamientos.
"¿Quien podrá ser?, ¿Esperas a a alguien?", cuestiono a su travieso hijo, quien se complacía en patearla con fuerza.
Así pues y ante la insistencia de quien fuera quien llamara a su hogar, Michiru bajo al primer piso y dirigiendo sus pasos hacia la puerta, se encontró con un joven mensajero apenas y abrió.
"Buenas tardes, ¿Esta es la residencia Tenou?", cuestiono él al mismo tiempo que comprobaba la dirección escrita en el papel.
"Si, ¿Qué sucede?", extrañada cuestiono la chiquilla.
El sujeto entonces le extendió las dos cajas; "Vengo a entregarle este pedido que hizo el señor Tenou. Ya esta pagado"
"No me informo de ello, pero esta bien"
Con cierta dificultad dado el volumen, Michiru tomo ambas cajas y después de firmar el recibo y darle al mozo una buena propina, dirigió sus pasos hacia el recibidor.
"¿Qué podrá ser?", se cuestiono a sí misma sabiendo de ante mano que todo estaba listo para la ceremonia y la recepción, a excepción de la tarta que su amado le hubiera prometido y la cual cocinaría al siguiente día.
Deseosa de saber que era aquello que ambas cajas contenían, estuvo a punto de revisarlas, más comprendiendo que eran asunto del rubio, hizo a un lado esa idea. Sin embargo tan solo logro intrigarse más y ya sin poder esperar a que el volviera y le dijera que era, comenzó a abrir la primera caja.
"Estoy casi segura de que son regalos para ti", expreso y entonces se encontró con un montsuki. "¡Vaya!, es muy hermoso. Sin duda se verá muy guapo con él", expreso y entonces reviso la segunda caja, encontrándose con un precioso shiromuku.
Tan emocionada estaba la chiquilla, que ni siquiera noto que Haruka había ingresado y la observaba ese el umbral del recibidor.
Sin palabras, Michiru tomo la prenda y entonces comenzó a acariciar sus preciosos bordados, los cuales eran exactamente iguales a los de su kimono.
"Esto, esto debe ser un error", gimió sabiendo que ella no había hecho ese pedido. "Sin embargo debo reconocer que es muy bonito", maravillada por la fina tela, siseo.
"¿Te gusta?", finalmente el rubio hablo.
Sorprendida la chiquilla se volvió hacia él y sin soltarlo, contesto; "Y mucho, pero supongo que el mensajero se confundió de dirección"
"No, Michi, es tuyo. Yo lo pedí especialmente para ti"
"Pero...", trato de expresar, sin embargo su amado silencio sus labios con un tierno beso.
"No hay pero que valga, Michi. Es tuyo... yo no me iba a conformar con que en ese día tan especial usaras un simple kimono, yo quería que llevaras esto. Porque aunque no me lo hayas dicho, sé cuanto lo deseabas"
"Si, pero...", una vez más trato de decir, mas al no poder se mordió los labios. "Sabes bien que ya no soy virgen y..."
"¿Y eso qué?, me la entregaste a mi", dijo Haruka envolviéndola entre sus brazos. "¿Te arrepientes de haberlo hecho?"
"No me arrepiento de ello, volvería a dártela una y mil veces más. Es solo qué... esa noche yo te jure que solo sería tuya y ya ves... sucedió esto", expresó señalando su vientre.
Haruka sonrió y volviendo a besar sus mejillas, contesto; "Yo fui el primero y seré el último, ese maldito para mi no cuenta"
En ese punto la aguamarina bajo la mirada, más fue fuerte y contuvo el llanto que amenazaba con comenzar a brotar; "Para ti no es importante, pero para mi siempre será doloroso recordarlo"
"Michi, tú eres la ultima mujer en mi vida, sabes que me hubiera gustado que fueras la única, pero lo que en verdad importa es que después de ti no habrá nadie más. Así debes pensarlo tú, así debes sentirlo"
"Eso es cierto, sin embargo es diferente"
"Mi amor, lo que en verdad cuenta es que yo estoy seguro de que tarde que temprano no me rechazaras, entonces podremos volver a estar juntos. Michi, tus besos y tus caricias borraron las de esa otra mujer, y estoy seguro de que las mías te harán olvidar todo lo malo. Ademas sabes que él único culpable es él, debes convencerte de qué yo fui y seré el único en tu vida"
Ante eso la aguamarina dibujo en sus labios una débil sonrisa; "Es verdad... pero no podemos ignorar el hecho de que estoy... estoy embrazada de ese animal... así qué dime, ¿El día de mi boda merezco llevar un ...?"
Ante esas palabras Haruka negó con la cabeza y luego interrumpió lo que estaba por decir; "Ante mis ojos esperas un hijo mio, así que no tienes que sentir pena por llevarlo"
Recuperando la confianza que por un momento había perdido, la aguamarina asintió; "¿De verdad así lo crees?"
"Si, Michi, tú mereces todo lo bueno de este mundo. Sé que tu kimono también te gusta mucho y aunque no me lo quisiste confesar, sabía que estabas reservándolo para ese día, así que lo del accidente con la cera de la vela tan solo se trato de un pretexto para poder llevarlo ante la modista. Luego el día que fuimos a comprar lo que necesitabas, observe la forma en la que mirabas aquel kimono, más no te dije nada porque quería que todo fuera una sorpresa"
"Muchas gracias por todo. Jamas me cansare de decir que eres muy bueno", con gentileza la aguamarina acaricio la mejilla a su amado.
"Lo dejo a tu criterio. Si quieres puedes usar ambos, uno durante la ceremonia y el otro para el banquete"
Ante esas palabras Michiru negó con la cabeza; "No, ya no quiero usar el kimono, solo quiero usar este", concluyo aferrándose a él.
Notas de autor;
Feliz año nuevo mis queridos lectores, gracias por sus buenos deseos y por seguirme acompañando, saben que con sus comentarios dan vida a este sitio. En verdad se los agradezco de todo corazón.
Para el día de hoy tenía planeado un capitulo bastante largo, pero por falta de tiempo no pude escribirlo completo y tuve que pos ponerlo. Creo que es mejor un capitulo corto a no publicar nada.
Isavellcota; Isao esta hundido hasta el cuello, difícilmente se podrá recuperar.
Michelle; Tristemente esas ideas siguen existiendo, lo más triste es que entre mismas mujeres no haya solidaridad y sigan fomentandolas.
Osaka; Hola, hace ya muchos capítulos que no te leía (desde el capitulo 13 o 14), ha pasado mucho tiempo ya. Un gusto volver a saber de ti.
Kaiohmaru; Ese es el verdadero amor, renunciar al interés propio por el del otro. Así es, imagínate cargar con un esposo machista y abusador como Isao y luego del divorcio tener que soportar las criticas. Si que debió ser difícil en esa época tomar una decisión como la de Katherine.
UnbreakAbleWarrior; Gracias :)
Guest; Gracias por seguir acompañándome.
Panther White; Hola y gracias por leer mi historia. La verdad es que tengo muchas ideas, pero tratare de resumirlas para que no nos ocupe 100 capítulos XD
KyokY; Hasta parece chiste que la gente que se cree muy educada, es la que más critica. Así es, esta historia da para mucho.
