CAPÍTULO LXII
UNA CUNA Y UN NOMBRE
Y entonces los días transcurrieron, sumando con su paso nuevos amaneceres, los cuales comenzaban a ser diferentes ante la inminente llegada de la primavera.
Las maduros frutos de la temporada bañados de rocío, con su dulce aroma atraían a los juguetones insectos. Del lado del jardín, las flores abrían sus coloridos botones, dando alegría a la calle.
Más allá y como cada mañana, el uno en compañía del otro disfrutaban del desayuno.
"No cabe duda, de nueva cuenta este año el invierno terminara antes de lo previsto", dijo la hermosa aguamarina antes de llevar un bocado a sus labios.
"Así parece. Ya hacen falta mañanas cálidas", contesto él y luego le dio un sorbo a su café.
Fue entonces cuando en el rostro de la chiquilla se dibujo una mueca de desagrado, haciendo que se llevara una mano al ya cada vez más abultado vientre. "Por favor, no hagas eso", en voz baja pidió.
"¿Ocurre algo?", cuestiono Haruka al verla tan incomoda.
"No es nada, es solo que cada día se mueve menos, pero cuando lo hace llega a ser bastante doloroso. Sobre todo por las noche"
"¿Crees qué es algo normal?"
"No lo sé", contestó y entonces bajo un poco la mirada. "Hoy vendrá la señora Maeko, se lo voy a preguntar"
"Por favor no lo olvides", el chiquillo señalo y luego le dio el último trago a su café, posteriormente se puso de pie. "Hoy no hay muchos pendientes, así que deduzco que será un día tranquilo. Más tarde podre ir a donde el carpintero a recoger la cuna"
Sonrojada la joven sonrió un poco; "No hay prisa alguna en ello, aún faltan unas cuantas semanas para que nazca, sin embargo hay algo que quiero pedirte"
"¿Qué es?, ¿Necesitas qué te traiga algo?"
"No, no es eso. La señora Maeko quedo de venir hacia el medio día, así que me preguntaba si podrías acompañarme durante la revisión"
Ante sus deseos, el rubio asintió contento; "No sabes cuanto tiempo espere que me lo pidieras. Pensé que jamas llegaría el día en que pudiera estar presente"
"Si tú estas a mi lado no estaré nerviosa"
"Solo espero que la señora Maeko no quiera echarme de la habitación alegando qué es cosa de mujeres"
"Si se atreve yo me opondré", Michiru señaló
"Debo decir qué ella es más desconfiada que la señora Matsuko", conociendo los fríos modales de la mujer, Tenou no pudo evitar reír un poco.
Por su parte Michiru trato de sonreír; "Es una amargada. Si no me había atrevido a pedírtelo era por pura pena. No quería que me vieras así, pero es que las palabras de esa mujer pueden llegar a ser toscas, además cada vez que me toca me hace sentir bastante incomoda. Pero si tú estas a mi lado me darás mucha confianza"
Al escuchar la explicación de su amada, preocupado Haruka se quedó meditando un momento, hasta que llenándose de valor ante lo que ella pudiera responder, finalmente se atrevió a cuestionarla; "Dime, Michi, ¿Cuándo estamos en la intimidad alguna vez te he hecho sentir incomoda?"
La aguamarina sonrió y negando con la cabeza, le acaricio la sonrosada mejilla; "Por supuesto que no, mi amor. Y eso es porque es totalmente diferente. Eres mi esposo, te amo y lo que me haces sentir lo disfruto y mucho. En cambio lo otro es bastante incomodo y vergonzoso"
El chiquillo respiro aliviado, depositando un corto beso en los labios de su esposa; "Me alegra escucharlo"
En ese punto Michiru le echo ambas manos al cuello y mirándolo a los ojos de forma provocativa, hundió sus finos dedos en su rubio cabello; "Ahora dígame, señor Tenou ¿Lleva prisa?"
"No, ninguna", Haruka contesto al mismo tiempo que la rodeaba entre sus brazos.
"Entonces, ¿Qué te parece si vamos a la habitación?"
"¿Para qué?", haciéndose el desentendido, su esposo se encogió un poco de hombros.
"No finjas, sabes a qué", concluyo la aguamarina tomándolo de la mano para dirigir sus pasos hacia la intimidad de sus aposentos.
(Londres)
Contenta porque el equipo al que pertenecía su amado por fin hubiera ganado el último partido de cricket, Katherine regreso a su residencia.
"¿Durante mi ausencia aconteció alguna novedad?", de pie ante la mesa del recibidor se quito los guantes, luego en el espejo reviso que el carmín de sus labios no se hubiera desvanecido a consecuencia del apasionado beso con el que se hubiera despedido del rubio.
"Ninguna, señora", replico el escuálido Arthur mientras hacía una corta reverencia.
Habiendo escuchado que la rubia ya había vuelto, presurosa la señora Matsuko tomo la carta que durante la mañana y desde Japón hubiera llegado.
"Señora, señora. Qué bueno que ya regreso. Luego de que usted saliera, el mensajero trajo carta de la niña Michiru"
Emocionada ante las magnificas noticias que pudiera contener, la mujer se volvió hacia ella; "¿De verdad?, ¿Dónde esta?"
"Aquí la tiene", deseando escuchar que todo estaba bien, la señora Matsuko se la entrego.
Contenta Katherine la tomo y sentándose en el diván, rápidamente la abrió, comenzando la amena lectura a cada una de las palabras que con tanto amor su hija le hubiera dedicado, además de encontrar adjunta una hermosa fotografía.
"¡Dios mío", llena de sorpresa la dama expreso al contemplarla. Luego ante su asombro se llevo una mano al pecho.
"¿Ocurre algo?", al verla en ese estado y pensando que algo malo había acontecido, la preocupación se apodero de la anciana.
"Se han casado, nana. Por fin mi pequeña se ha convertido en la esposa de su amado", emocionada la rubia señalo al verlos envueltos en aquellas finas prendas y de pie ante los bellos jardines del templo.
Fue entonces cuando la nana también observo la fotografía; "La niña no solo se ve tan bonita con ese kmiono blanco, sino que también se le puede ver muy contenta. Ya era tiempo de que volviera a sonreír"
"Si, nana. Han sufrido tanto que ahora merecen toda la felicidad que la vida les pueda dar", sin palabras ante esa encantadora imagen y ya sin poder contener las lagrimas rompió a llorar, pero no eran lagrimas de tristeza o de dolor, eran de la más pura he infinita emoción que una madre pudiera llegar a experimentar por su hija. "Ahora si nadie podrá separarlos. Pondré esta fotografía en un hermoso porta retrato aquí en el recibidor, de ese modo todos la verán"
"¿Qué dice la carta?", deseando saber más la nana pidió. "¿Cuando nacerá el bebé?"
"Veamos... Madre, después de haber pasado por tanto dolor, por fin me he convertido en la esposa de Haruka, llevando así con mucho orgullo el apellido de la familia de mi esposo. Te envió en esta carta un precioso recuerdo de ese día tan especial para que tú y mi nana contemplen la dicha que nos embarga. ¿Sabes?, él compro para mí el más hermoso y caro de los kimonos para que orgullosa lo vistiera. Prometiéndome con ello que algún día hemos de volver a casarnos llevando azares, como muy seguramente tú lo deseas.
Aunque debo confesar que esa mañana y ya estando de pie ante el altar, tenía la impresión de que todo era un sueño, llenándome el miedo de que él se presentara y decidiera arrancarme de su lado, más cuando nuestro pacto de eternidad una vez más fue sellado, comprendí que todo era real. Nuestra boda ha sido maravillosa y mucho más hermosa de lo qué yo hubiera imaginado o podido desear. Así que antes de que nazca el bebé, hemos decidido tomar un corto viaje de bodas..."
"Imagino como debió ser la ceremonia y la fiesta", contenta la nana expreso tratando de llenar su mente de bellas imágenes. "El tiempo pasa tan rápido, ayer apenas era una niña, hoy ya es toda una mujer que está a punto de convertirse en madre", sin poder contener su alegría, la nana derramó unas cuantas lágrimas.
Satisfecha, Katherine sonrió al saber que después de todo lo vivido su hija finalmente había logrado vencer la vergüenza, el miedo y el dolor, logrando así poder consumar su matrimonio.
(Nagasaki)
Haciendo caso omiso a lo qué en días pasados su amado le hubiera dicho, tumbada sobre el suelo y ayudada de una jerga y un cubo de agua la aguamarina se encargaba de la limpieza del estudió. Cosa que ya había finalizado en el segundo piso. Así que dándose prisa para terminar antes de que Haruka llegara y la descubriera, dejo ese sitio para el final.
"Pronto será la hora de que la señora Maeko venga", dijo limpiándose el sudor que le había perlado la frente. "Espera, no patees así, me duele", agregó riendo un poco.
En ese punto la puerta principal se abrió dando paso a Haruka, quien había vuelto antes del medió día para estar presente tal y como se ella se lo hubiera pedido
"Michi, ya vine. Esperó y no se me haya hecho tarde... ¿Dónde estas?", cuestiono dejando las llaves sobre la mesa del recibidor.
"En el estudio", contesto la chiquilla al mismo tiempo que con dificultad trataba de reincorporarse.
"Durante la tarde traerán la cuna", contento expreso he ingresando en el estudio su hasta entonces mueca de satisfacción cambio por una de molestia; "¿Qué estas haciendo?"
"Me ocupaba de limpiar los suelos", contesto apenada.
Haruka volvió a negar con la cabeza y luego camino hacia ella para ayudarle a reincorporarse. "Michi, ya te dije muchas veces que no te debes esforzar. Sabes qué podría hacerte daño a ti y al bebé"
"Estoy bien", ruborizada por saberse descubierta, contesto. "Lo sé, pero es que no quiero que pienses que me aprovecho de mi estado porque soy una holgazana"
"Jamas lo he pensado, mi amor. Pero no deberías arriesgarte ni esperar a que algo malo ocurra para hacerme caso. Y aunque te opongas, mañana mismo pondré en el diario un anuncio para contratar a alguien que venga a ayudarte con los quehaceres de la casa"
Ante eso, la aguamarina negó con la cabeza; "Y yo ya te dije que no es necesario. Soy tu esposa y puedo hacerme cargo de todo"
"Entiendo que lo veas de esa forma, pero estas embarazada"
"Pues yo me opongo. No quiero qué gente extraña entre a nuestra casa e invada nuestra intimidad. Sabes que en estos días no se puede andar confiando en cualquiera", fue rotunda al señalar y llevarse ambas manos a las caderas.
En ese punto Haruka asintió, y es que debía darle la razón; "Es cierto, además cuando el bebé nazca será peligroso tener aquí a un desconocido. En ese caso deja que yo me ocupe de ciertas tareas. Después del trabajo podre lavar la ropa y hacer la limpieza de las habitaciones"
No muy convencida la aguamarina asintió; "Esta bien, mi amor, pero yo cocinó"
"De acuerdo", expreso Tenou al mismo tiempo que tomaba el cubo de agua para sacarlo del estudio.
"¿Estás molesto?", ruborizada Michiru pregunto.
"Por supuesto que no, Michi. Pero debes cuidarte"
De pronto alguien llamo a la puerta, interrumpiendo así su discusión. Y es que esa persona no podía ser otra más que la señora Maeko.
"Buenas tardes", el rubio saludo apenas abrió la puerta.
"Sabe para qué estoy aquí", fue la respuesta por parte de la poco o nada agradable anciana.
"Si, por supuesto. Pase. Mi esposa la espera", contesto él acompañándola.
Así que luego de haberse higienizado las manos en el cuarto de servicio, ambos ingresaron en la habitación, donde la joven ya le esperaba.
"Recuéstese, conoce el proceso", fríamente la mujer ordeno.
Llena de confianza porque su amado estaba a su lado, la aguamarina obedeció, aunque no muy convencida.
Por su parte y sentándose al lado de su esposa, Haruka le tomo la mano, luego le acomodo el cabello que caía por su frente. "Todo estará bien. Te amo"
"Y yo a ti, mi amor", contesto ella sonriéndole.
Ante la intrusa presencia del rubio, la partera frunció el entrecejo; "¿Se puede saber qué hace el señor aquí?"
No dejándose intimidar por esa mueca de rechazo hacía el su esposo, fue la aguamarina quien contesto; "Yo le pedí que estuviera presente"
La señora Maeko negó con la cabeza, negándose con ello a proseguir; "Esto es cosa de mujeres, suficiente hizo con dejarla así"
"Por eso mismo, él es el padre y es lógico que esté preocupado por su bebé"
Haruka sonrió ante la valentía de su esposa y aún más porque se refirió a él como el padre.
La mujer por su parte no se inmuto, si su paciente así lo deseaba así sería. Así que dando inicio, observo que sobre el lecho estaba un camisa que sin duda pertenecía al rubio.
"¿Se puede saber dónde duerme el señor?"
"Aquí, con mi esposa", ante lo innecesario que aquella pregunta le resulto, Tenou contesto y luego ligeramente se encogió de hombros.
"Pues no debería hacerlo. La señora esta delicada como para tener su compañía. Podría lastimarla y en el peor de los casos enfermarla a ella y al bebé"
"¿Disculpe?", la aguamarina cuestionaron sin entender.
"¿Sucede algo malo con mi esposa y mi bebé?", con tono de preocupación Haruka interrumpió.
"Lo que escucho, sería mejor que no compartieran habitación", no deseando entrar en escabrosos detalles, la partera recomendó.
Cansada de que no fuera clara al hablar, la aguamarina frunció el entrecejo; "¿Por que no?, ¿Qué sucede?"
"Es por su bien, puede ser que al señor se le olvide que usted esta encinta y entonces podría perjudicarla lastimandolos o trayéndole de la calle algún mal. Los señores no piensan cuando les gana la necesidad"
Ante sus grotescas insinuaciones, Haruka negó con la cabeza y elevó un poco el tono de su tranquila voz; "Se equivoca, señora mía. Le soy fiel a mi esposa. No soy como otros"
"Pues aún así es antinatural"
"¿Antinatural?", cuestiono Tenou con evidente sorpresa y un toque de enojo. "¿A qué se refiere con que es antinatural el que desee dormir con mi esposa?", por un breve instante titubeo al pensar que quizás había descubierto su secreto.
"A qué la señora esta encinta, y ese es el único fin de todo matrimonio. Cualquier otra cosa que sea con fines recreativos, es vicio y fornicio"
Sorprendía de hasta donde había llegado el descaro de esa mujer, Michiru intervino, dejando claro con el tono de su voz que estaba molesta; "Es mi esposo y es el padre de mi bebé. No es un extraño como para que yo le prohíba entrar a la habitación a dormir o para que cohabitemos"
Comprendiendo que no tendría caso seguir discutiendo con aquel par de adultos irresponsables y además inmorales, la anciana continuo en silencio.
"Aún falta tiempo para que llegue el momento del parto, sin embargo el bebé ya está en la posición correcta. Ahora usted debe cuidarse, comer bien y sobre todo no hacer ningún esfuerzo que pudiera adelantar su llegada. Con cada día que pasa dentro seguirá fortaleciéndose"
"Entendido", expreso la chiquilla.
Y apenas la mujer abandono la casa, Haruka se echo a reír a carcajadas; "¡Vaya!, no sé si esa señora es una gran santa o una tonta exagerada"
Ruborizada y molesta Michiru asintió; "¿Ves por qué quería que me acompañaras?"
"¿Deseabas que me regañara?"
"Por supuesto que no, mi amor. Lamento tanto que lo haya hecho"
"No te preocupes, pero ¿Siempre es así de molesta y entremetida?"
"Sí, solo qué hoy exagero", apenada señalo.
En ese punto Haruka se cruzo de brazos, adoptando así una postura de reflexión, "Soy un sucio y un inmoral"
Por su parte Michiru rió un poco para no esforzarse; "Para nada, mi amor. Sabes qué te deseo y mucho. Pero supongo que su matrimonio debe ser muy aburrido como para que piense esas cosas tan tontas"
(Esa noche)
De pie ante la cuna que el rubio hubiera comprado para el bebé, la hermosa aguamarina trataba de no pensar en ese momento que inevitablemente tendría que llegar.
"¿Te gusta?", pregunto Haruka al verla perdida en sus propios pensamientos.
"Si, es muy bonita. Muchas gracias por todo", contesto volviéndose hacia él para sonreírle. "Eso solo que hace ya mucho que no recibo carta de mi madre. Espero que ella y mi nana estén bien"
Él camino hacia ella y envolviéndola en sus brazos, deposito un beso en sus carnosos labios. "Ten por seguro que así es. No te preocupes, seguramente ellas ya recibieron la que les enviaste... pero ya escuchaste a la señora Maeko. Ahora debes cuidarte mucho para que tú y el bebé estén bien"
"Por supuesto", acomodándose el cabello que caía por su frente, murmuró.
"¿Has pensado algún nombre?", llenándose de Ilusión Haruka sonrío.
Michiru bajo la mirada y luego negó con la cabeza; "Aún no", murmuró tratando de recuperar su herida confianza.
"Esta bien, mi amor. Aún tenemos tiempo para que juntos decidamos un buen nombre. Aunque sería muy bonito poder darle uno desde ahora. No podemos seguirlo llamando bebé"
"Te prometo que voy a pensarlo"
"Por hora será mejor que vayamos a dormir", expreso él depositando un beso en su mejilla, luego camino hacia el armario para tomar una pijama limpia.
Por su parte Michiru se recostó sobre la cama, colocando ambas manos sobre su vientre. "No tarda en ponerse inquieto, supongo que prefiere que yo este en movimiento"
Ante esa encantadora imagen, Haruka sonrió satisfecho. "Te ves increíblemente hermosa"
"Gracias, pero por favor ven aquí", abriendo sus brazos para recibirlo en ellos, pidió.
"¿Y si se enoja la señora Maeko?"
"Bueno, mi amor. Nadie se lo va a decir. Ni tú, ni yo, ni el bebé", desnudando su vientre dejo que Tenou lo contemplará.
"Es hermoso", dijo deslizando su mano sobre el. Y ante su toque, el pequeño se movió con fuerza, provocando que a través de la piel de su amada Haruka pudiera percibirlo.
"¿Viste eso?"
"Sí. Debe ser un bebé enorme" sorprendido por lo que acababa de atestiguar, Haruka concluyo sin imaginar que estaba a punto de conocerlo mucho antes de lo previsto.
Notas de autor;
Antes todo era pecado y hasta hipócrita. Se pensaba que el sexo por satisfacción era inmoral y solo debía ser practicado con fines reproductivos. En cambio la prostitución era bien vista. Los hombres podían asistir porque las esposas no debían prestarse a esas "inmoralidades". Y ni hablar de lo otro, una vez en cinta aquello era antinatural porque ya se había logrado el propósito principal de la cúpula. La ignorancia estaba en su máximo esplendor.
isvellcota; Espero y ya estés mejor. Vaya broma les jugué. Era poco probable que Isao se encontrara con ellos. Así es, Katherine y Albert apenas empiezan a vivir su historia de amor.
Michelle; Fue una pequeña broma las que le quise jugar. Perdón. Así es, aunque Michiru acepta un poco más a su bebé,es lógico que tenga miedo de que se parezca a el, y no solo en el físico, sino en sus modales. Eso era algo que ya lo había descrito en el capitulo 52.
zun9991; Pronto nacerá, pronto tendremos bebé. No te desesperes.
UnbreakAbleWarrior; saben cuanto me gusta jugar con las palabras. La relación de Haruka y Michiru es de ensueño, aunque aveces tienen sus malos momentos.
Kyoky; Isao esta arrepentido, pero lo que les hizo lo sobrepasa todo, incluso su arrepentimiento puede no ser suficiente como para que Michiru lo perdone.
