CAPÍTULO LXIII
INOCENTE SONRISA
(Tokio. Hace veintiún años)
De pie y ante el piano, despreocupado Isao Kaio bebía el más fino y amargo vino qué en su cava poseía.
Larga había sido su espera así que desde que la tarde cayo comenzó su prematuro festejo. Y es que su hijo, al que tanto hubiera deseado para convertirlo en su único heredero estaba a punto de nacer.
Sin inmutarse observaba el reloj, pensando que con cada segundo que transcurría estaba más cerca de conocerle.
Después de un par de horas por fin la puerta de la habitación que compartía con su esposa se abrió, dando paso a la aún joven señora Matsuko.
"Señor Isao, la señora quiere verlo", contenta expreso para con su atractivo amo.
Sonriendo el hombre apago su cigarrillo he inflamando el pecho en el más puro orgullo, levantó su copa a modo de brindis y luego la llevo a sus labios para beber de ella lo que quedaba.
Así pues y seguro de si mismo, calmado dirigió sus pasos hacia sus aposentos.
"Con su permiso, señor", expreso la mujer que hubiera acudido a ayudar a su esposa con el parto.
Por su parte y muy contenta por haberse convertido en madre, en sus brazos la rubia arrullaba a su bebé.
Con un soberbia mueca y en silencio desde el umbral de la puerta Isao los contemplo.
"¿Vas a quedarte ahí toda la noche?", cuestiono su hermosa esposa. "¿No quieres conocer a tu bebé?"
Con paso lento el sujeto camino hacia ella y contemplando el rostro de su vástago, sonrío tratando de no demostrar la debilidad que esa pequeña figura le producía; "Mi hijo, he decidido que voy a llamarte Isao, como yo", enérgico señalo.
Katherine negó con la cabeza y luego rió un poco para evitar esforzarse; "Querido, no creo que a tu hija le agrade el tener nombre de varón"
Creyendo haber mal entendido, el pelinegro frunció el entrecejo, "¿Qué has dicho?, entonces ¿Cómo quieres que llame a mi heredero?"
"Darle el nombre de un varón a tu hija no será la mejor opción, podría ser problemático y confuso"
Molesto el hombre negó con la cabeza; "Si esto se trata de una broma quiero que sepas que no es gracioso, yo esperaba un hijo... No... no...", señaló y luego se inclino sobre ella para tratar de tomarla de sus brazos.
"¿Qué haces?", cuestiono al rubia ante la violencia que ejerció en ellas.
"Cerciorarme de que no me estás mintiendo. ¿Dónde está mi hijo?, ¿Por qué me engañas de está forma?", agitado mascullo de forma casi inentendible.
"Señor Isao, podría lastimarla. Es muy pequeña", la señora Matsuko intento intervenir.
"Tú te callas, ¿Dónde está mi hijo?, ¿De donde sacaste a esta niña?"
"No tengo porque mentirte. Obsérvala, es una niña muy hermosa", tratando de hacerlo entrar en razón, señalo su esposa.
Con desdén el sujeto contemplo sus cabellos y su sonrosado rostro;"Ni siquiera se parece a mí. Seguro estoy de que no soy el padre", cegado por la irá se atrevió a escupir.
"Mide tus palabras, Isao. Es tu hija y no voy a permitir que pongas en duda mi honra", ofendida la dama recrimino.
"Maldita seas, ni siquiera para darme un hijo sirves", chillo mientras les daba la espalda y dirigía sus pasos hacia la salida.
"¿A dónde vas?", cuestiono su esposa.
"Qué te importa", grito y luego con un violento golpe cerró la puerta detrás de él.
"Ignorelo, señora. Ya volverá arrepentido", la nana dijo en un intento por tranquilizarla.
Ante su frío rechazo la rubia bajo la mirada; "No lo hará. Está furioso porque no es lo qué él esperaba. Me duele mucho que haya dudado de mi y aún más que no haya mostrado ni siquiera un poco de cariño hacia ella"
"En cuanto se le pase el enojo estará encantado con su hija, ya lo verá"
Katherine sonrío y observando a su pequeña, le acaricio ambas mejillas; "Qué importa si ese hombre no te quiere , yo te amo y eso es más que suficiente, mi pequeña Michiru", concluyó la mujer besándole la frágil frente.
(Hace tres días. Londres)
La noche pasada había dormido poco, pero no porque la hubiera pasado en brazos de su amada, sino porque había algo que robaba sus pensamientos.
Así que el nuevo día, sorprendiéndolo envuelto en desvelos, lo hizo levantarse más temprano que de costumbre, tratando de ser lo mas sigiloso posible para no despertar a la dama que yacía a su lado.
Caminando hacia la ventana, Albert contempló los jardines de su residencia hasta que sintiéndose observado, volvió la juguetona mirada hacia aquella belleza desnuda.
"Buenos días", saludo Katherine enmarcando una sonrisa en sus rosados labios.
" Buenos días", contesto él caminando hacia el lecho, donde se sentó para rodearla entre sus brazos.
"Despertaste muy temprano", ella señalo refugiando la cabeza contra su pecho.
"Es la costumbre", contesto y luego de besarla en la frente, clavo su mirada en la de ella. "En... En tres días zarpa el reina Elizabeth"
"Lo sé, esta anunciado en todos los diarios"
"Sí, pero yo debo zarpar con él. A causa de unos asuntos de suma importancia, en un mes debo estar en Bombai", señalo el hombre.
Ante esas palabras, la rubia soltó el abrazo; "¿Te vas?, ¿Por cuanto tiempo?, ¿No pensabas decirme?", un poco molesta cuestionó.
Albert sonrió y acariciándoles los encendidas mejillas, expreso; "No es lo que piensas, ¿Sabes por qué?"
"No, según tú ¿Qué debo pensar?"
"Si no te lo había dicho fue porque primero quería revisar el itinerario que el buque tomará. Después de llegar a Irlanda, seguirá su camino hasta llegar a Bombai, ahí estará tres días, luego continuara su viaje hacia Japón"
"¿Si?", la mujer no comprendió.
"Sí, estaba pensando que podrías acompañarme y luego continuar el viaje para que puedas visitar a tu hija y conocer a tu nieto"
Agitada por la noticia de su amado, el rostro de la dama se iluminó; "¿De verdad?"
"Si. ¿Qué dices?, ¿Me acompañas?", pregunto esperando que aceptara hacer ese viaje con él.
"Por supuesto que si. Si no te molesta le pediré a la señora Matsuko que me acompañe, se pondrá muy contenta. Ahora debo ir a decirle, hacer las reservaciones y preparar nuestros equipajes. Ya casi no hay tiempo", emocionada contesto mientras que con rapidez comenzaba a vestirse.
Ante su prisa Albert rió un poco, luego la tomo por los hombros; "Calma, mujer. Por los pasajes ni te preocupes. He reservado dos cómodos camarotes, uno es nuestro y el otro para la señora Matsuko. Solo falta que llegue el día de partir"
(Nagasaki)
Haruka, habiéndose tenido que ausentar desde muy temprano para atender un pedido especial que hubiera llegado hasta su negocio, había dejado a Michiru en casa aunque bastante ella había insistido en acompañarles para ayudarles.
Así que aprovechando que él no estaba y con ello volver a ignorar sus consejos, se ocupaba de lavar la ropa de cama.
"En cuanto termine esto cocinare una deliciosa cena, estoy segura de que Haruka estará hambriento", expreso y luego se limpio el sudor que le había perlado la frente. "¡Dioses!, que tarde tan calurosa", añadió mientras tendía una de las sabanas.
Ingresando en la cocina y dirigiendo sus cada vez más pesados pasos hacia la despensa, tomo las verduras y el pollo que durante la mañana hubiera comprado, luego negó con la cabeza; "Hace mucho calor como para preparar una sopa de verduras", expreso riendo un poco. "Será mejor que cocine otra cosa" cosa.
Así pues y ocupándose en ello, lo que hasta entonces hubiera sido un precioso y caluroso día poco a poco se fue tornando en uno frío.
Ante ese repentino cambio la joven no pudo evitar reír un poco; "De haber sabido que el día estaría así de extraño, hubiera cocinado la sopa de verduras"
Las nubes comenzaron a amontonarse, anunciando la inminente llegada de la tormenta. Así que dirigiendo su pasos hacia el patio, la chiquilla comenzó a descolgar aquella ropa que ya se había secado, sin embargo más hubiera valido que la lluvia la empapara, porque justo cuando regresaba a la seguridad de su hogar, el resbaloso suelo hizo que ella cayera.
"Maldición", chillo la chiquilla al mismo tiempo que por puro instinto se llevaba una mano al vientre en un intento por protegerlo del golpe.
Ante el susto que aquello le provocó, la aguamarina se quedo quieta en esa posición, luego respiro profundo y justo cuando intento reincorporarse, un dolor punzante se apodero de ella, haciendo que le fuera imposible continuar.
Nerviosa hizo un esfuerzo más, sin embargo este no sirvió de nada.
"Tengo que poder", expreso y entonces con dificultad se apoyo sobre sus rodillas. El dolor la hizo apoyar la mano en su vientre y tratando de sujetarse a lo primero que encontró, sintió como poco a poco su ropa comenzaba a humedecerse, y no precisamente por el agua, sino por una extraña y sanguinolenta mezcla.
Ante esa grotesca imagen y el dolor, Michiru ya no pudo moverse. Un indescriptible terror se había a apoderado de ella. "Haruka", llorando grito en un intento porque él la escuchara...
La noche poco a poco comenzó a caer acompañada de una ligera llovizna.
"Con el dinero de la venta de hoy podre comprarle a mi bebé un hermoso ropón, a mi Michi le comprare un kimono de fiesta", satisfecho por haber cumplido el encargo que un hombre rico le había hecho con motivo de su boda, el rubio dirigía sus pasos hacia su hogar.
Y apenas ingreso en el recibidor, contemplo el interior en penumbra, lo cual le resultó extraño.
"¿Michi?", Haruka la llamo al mismo tiempo que encendía el candelabro. "¿Habrá salido dejando la puerta sin llave?" se cuestiono aunque aquello le resulto casi imposible. Y es que su esposa jamás salia por las noches sin su compañía. "¿Michi?"
Así que pensando que muy seguramente se encontraba en el patio dirigió sus pasos hacia ahí, donde la encontró sobre el frió y húmedo suelo.
"Michi", nervioso grito al verla llorando.
"Qué bueno que ya llegaste", gimió sin muchas fuerzas.
"¿Qué sucedió?... ¿Te caíste?", cuestiono Haruka al mismo tiempo que se quitaba el saco para envolverla en el y protegerla de la ligera lluvia.
"¿Estas molesto conmigo?"
"Eso ahora no importa, tengo que llevarte a dentro", asustado contestó.
"Me duele mucho y estoy sangrando", la joven señalo.
"Apóyate en mi", pidió ayudándola a reincorporarse y una vez que lo hizo, con dificultad pudieron llegar a la habitación. "Recuéstate. Voy a ayudarte a secar"
"¡Dioses!. Me duele mucho", chillo ella aferrándose a la sabana, la cual poco a poco comenzó a teñirse de rojo.
"Esto no puede estar pasando, el bebé aún no puede nacer", nervioso murmuró.
"Me dele mucho, ayúdame"
"Lo haré, tengo que ir a buscar a Kenta", Haruka expreso y luego del armario tomo su negro capote.
"No me dejes sola", llorando su esposa suplico.
"Tengo que ir. Por favor no te muevas. No me tardo", besandole la frente se despidió de ella.
Habiéndose quedado a solas, la aguamarina continuo llorando a consecuencia del miedo y el dolor. Y si eso no fuera poco para perturbarla, aquellos golpes que de pronto se dejaron escuchar sobre el techo la pusieron aún mas nerviosa.
"No puede ser posible, maldito granizo". Cubriéndose el rostro, su llanto se volvió mas lastimoso; "Haruka no debió salir con este clima, si algo le ocurre será mi culpa"
Los minutos comenzaron a transcurrir, convirtiéndose en una agonizante hora.
"Pase", Tenou expreso abriendo la puerta de su hogar, y es que había regresado acompañado por la señora Maeko.
Al escuchar que su esposo había regresado, Michitu sonrió.
Entonces la puerta de la habitación cedió, dando paso a ambos. La chiquilla al ver a la partera negó con la cabeza.
"Kenta no esta, salio de la ciudad y no regresara hasta dentro de tres días. Fui a buscar a la señora Maeko"
Atormentada por las terribles contracciones, Michiru volvió a negar con la cabeza; "No. Aún no es tiempo", dijo y entonces contemplo los golpes que su esposo llevaba en el rostro y que habían sido a consecuencia de la solida nieve. "¿Estas bien?"
"Sí, mi amor. No es nada", contesto ignorando el leve dolor que estos le producían.
Habiéndose preparado para lo que estaba por acontecer, la señora Maeko comenzó la siempre incomoda revisión; "Ha comenzado a dilatar. Ya ha llegado la hora"
Ante esas palabras, nerviosa la chiquilla volvió a llorar, pero no por el dolor, sino por el más puro miedo; "No, no quiero", aferrándose a la mano de su amado grito.
"Michi, todo estará bien. Confía en la señora Maeko"
Molesta la mujer se volvió hacia él; "Si no va a ayudarme salga de la habitación"
"No me dejes sola, quédate a mi lado", pidió su esposa aferrándose con todas sus fuerzas a su mano.
"¿Qué hago?", cuestiono él mientras se acomodaba las mangas de la camisa.
"Necesito agua caliente, sabanas limpias y lienzos. Muchos lienzos"
"No me dejes sola"
"Todo estará bien, no llores", antes de salir de la habitación Tenou beso su frente en un intento por tranquilizarla.
Así que habiéndose ocupado en lo que la anciana le había pedido, rápidamente volvió al lado de su esposa, encontrándose con aquella escena.
"Puja", la mujer ordeno.
Por su parte la joven una vez más se resistió; "No, no quiero"
"Mi amor, tienes que hacerlo. El bebé quiere nacer", su esposo señaló para animarla.
"Yo no quiero que nazca", replico llorando.
Ante sus palabras, la anciana negó con la cabeza; "Eso debió pensar antes de ..."
"Usted no lo entendería", adolorida la joven contesto para callar cualquier impertinencia que estuviera a punto de escupir.
"Michi, el bebé tiene que nacer y tú tienes que ayudarlo", al borde del llanto Tenou suplico.
"No lo haré"
"¿Quiere morirse?, porque eso es lo que va suceder si no lo hace. Además el medico no esta para abrirle el vientre y sacarlo a la fuerza", asustandola para que cooperara, la anciana dijo.
La aguamarina volvió a resistirse.
"Tiene que pujar para que pueda sacarlo, sino lo hace los dos morirán"
"Ya escuchaste, Michi. Tienes que ayudarlo, no quiero quedarme solo", nervioso Tenou se arrodillo ante ella para besarle las manos. "Maldito hijo de perra, por tu culpa mi Michi esta sufriendo horrores, pero de encontrarte te voy a hacer pagar cada una de sus lagrimas", bastante molesto pensó.
Ante el llanto de su amado, la joven finalmente accedió...
Y entonces por fin ocurrió, satisfecha porque lo hubiera logrado, la anciana tomo al bebé en sus brazos para arroparlo. Cansada por el terrible esfuerzo, la chiquilla quedó presa del sueño sin darse cuenta de lo que ocurría a su alrededor.
"¿Mi bebé esta bien?", cuestiono Haruka al verla tan nerviosa.
"Si", la mujer contesto al mismo tiempo que trataba de hacerlo llorar para que liberara sus pulmones.
Luego de unos segundos escucharon el tierno quejido, ante eso ambos respiraran aliviados.
"Es un bebé pequeño", dijo la anciana mientras lo limpiaba y lo vestía.
"Va a sobrevivir, ¿Verdad?"
La mujer se encogió de hombros; "Es muy pequeño, necesita calor, pero sobretodo a su madre, sin embargo ella parece no entenderlo", murmuro para que la aguamarina no la escuchara. "Encienda la chimenea, eso ayudara. Ademas tendrá que alimentarlo lo mejor posible. Mañana vendré a revisar a la señora"
Luego de escuchar las recomendaciones hechas por la anciana y luego de haber pagado por sus servicios, la caliente habitación se quedo en silencio.
Contento el rubio tomó al bebé contra su pecho, sintiendo como aquello tan pequeño se presionaba contra él.
"Michi, despierta", murmuró a su oído.
Débil la chiquilla abrió los ojos; "¿Ya termino?"
"Si, aquí esta tu bebé, quiere conocerte", mostrándoselo señalo.
Ante esas palabras, indiferente la aguamarina desvío la mirada; "Puedes llevártelo, no lo quiero ver"
"Pero... es tu bebé"
"¿No escuchaste?, no lo quiero ver. No quiero escucharlo"
Ante ese frió rechazo, Haruka negó con la cabeza; "Mi amor, esto ya lo habíamos hablado, no tiene culpa alguna. Si has de odiar a alguien, que sea a él, no a este inocente"
"Aún así no lo quiero. Llevátelo y déjalo por ahí"
El rubio sonrío sin ningún animo; "Michi, dice la señora Maeko que es muy pequeño. Necesita de ti para que pueda sobrevivir. No podemos dejarlo a su suerte"
La joven no replico nada, solo se limpio las lagrimas que por sus mejillas habían resbalado.
"Esta bien. Voy a dejarlo en el templo, quizás alguien querrá llevárselo y cuidarlo. Espero y que quienes lo encuentren sean personas buenas y no lo lastimen"
"No me vas a convencer"
"Esta bien, no te molestaremos". Tomando una manta más, Tenou lo envolvió en ella y justo cuando estaba por abandonar la habitación, dijo aquello; "Tenemos que irnos, es una lástima que mamá no quiera ver que eres una niña muy hermosa"
En ese punto la chiquilla volvió la mirada hacia él; "¿Una niña", cuestiono luchando con todas sus fuerzas contra el deseo de verla, el cual había nacido ante esas palabras.
"Si, es una bebé muy hermosa y estoy seguro de que se parece a ti... Con tu permiso, no te molestamos más", el rubio expreso y luego camino hacia la puerta.
"No... no te vayas", titubeante su esposa pidió.
"¿Ocurre algo", conteniendo la emoción porque era justo lo que había esperado, Haruka se volvió hacia ella.
"Déjame verla, pero solo un momento. Luego podrás llevártela", expreso con un débil murmuro.
"Esta bien", contestó su esposo y luego se acercó a ella para mostrarle a su bebé. "¿Quieres cargarla?"
Ella negó con la cabeza; "Debe ser muy frágil, no quiero hacerle daño"
"No lo harás", contesto Haruka colocando a su hija sobre el regazo de su esposa.
Aún renuente a tomarla y con cierto desdén, la chiquilla contempló sus castaños cabellos y sus encendidas mejillas. "Es verdad, es muy pequeña", dijo sin sin mucho aliento.
"Lo es. La señora Maeko dijo que necesita calor y esta noche es muy fría. ¿Verdad que no quieres que algo malo le suceda?"
No muy segura de lo que hacía, la aguamarina la tomo en sus brazos, observando de más cerca sus manitas, sus dedos, sus delgados labios los cuales parecían arquearse y dibujar una sonrisa...; "¿Esto... Esto estaba dentro de mi?"
"Si, Michi. Y es tuya, solo tuya", señalo tratando de divinar que decían las expresiones de su rostro. "Es muy bonita, ¿Verdad?"
"Sí", contesto la joven al sentir como aquello tan pequeño se estremecía.
"Debe estar hambrienta, ¿Por qué no intentas alimentarla?"
Michiru negó con la cabeza; "No sé como hacerlo", contesto arropándola contra su pecho.
"Es un bebé, sabrá como prenderse de ti", con cuidado Haruka le acaricio los castaños cabellos.
Sonriendo un poco, la joven la contemplo alimentarse; "¿Mi amor?"
"Dime", enternecido porque su actitud parecía haber cambiado, el rubio dibujo en sus labios una sonrisa.
"¿Si ibas a dejarla en el templo?"
Su esposo rió un poco; "Por supuesto que no, y eso es porque tú eres una mujer buena que sería incapaz de rechazar a su hija"
Michiru volvió la mirada hacia él y sin poder contener el llanto, hizo aquella pregunta; "¿Me prometes que siempre vas a estar conmigo para cuidarla?". Observando aquella tierna he inofensiva figura, no pudo evitar añadir; "¿Juntos vamos a protegerla de cualquier mal?... ¿Verdad que a ella no le va a pasar lo que a mi?"
"Si, Michi. Te prometo que juntos vamos a cuidarla y a quererla mucho. Y no tienes que preocuparte por eso, ella estará bien porque tendrá a su mamá y a su papá", satisfecho concluyo abrazando a ambas.
Notas de autor;
Ya nació el bebé, aunque poco antes de tiempo. Era vital que fuera así porque recordemos que cuando Michiru llego, a Haruka lo cuestionaron por no haber dicho que iba a ser papá. Haruka fue hábil al decir que cuando se despidió de ella, tenían sospechas de que ella ya estaba embarazada, lo cual se lo confirmo en una carta y si no había dicho nada, fue porque era un asunto intimo. Recordemos que ese sujeto abuso de ella varias semanas después de que Haruka llegara a Nagasaki. Entonces, si hubiera tenido al bebé un poco después, comenzarían a dudar de que él fuera el padre. Y si así fuera, a Michi le tocaría cargar con las habladurías.
Isavellcota; Ahorita cualquier síntoma da miedo XD y es de asustarse, lo bueno es que de ahí no paso. Así es, era una sociedad con unas ideas bastante feas, que bueno que poco a poco han ido quedando atrás. La partera es una amargada, no debería ir juzgando la vida de los demás.
Michelle; Ya sería toda una crueldad el que se pareciera a él, aunque contra la naturaleza no se puede hacer nada. Es señora da más miedo que el que daba la señora Matsuko. Ella era así porque quería proteger a su niña, pero la partera se pasa. Tienes razón, les dio su buena regañada y más a Haruka. En esta historia Haruka no es un mujeriego, pero quizás si estuviera casado con otra, si lo sería.
Kaiohmaru; Y lo peor es que a la mujer se le culpaba si el bebé no era lo que el papá quería, total que no se les daba gusto porque unos querían una cosa (niño o niña) y salia lo contrario. Y aún peor era que las mismas mujeres también se culparan por no haberles cumplido su capricho.
UnbreakAbleWarrior; Así sucedió, debió escuchar a Haruka para que eso no ocurriera.
Kyoky; No sobreviviríamos, diría yo XD. Con todas esas ideas es un milagro que la humanidad no se hubiera extinguido XD. Así es, esa señora no tiene ningún tacto para tratar a sus pacientes.
