CAPÍTULO LXVI
¿UNA NUEVA SORPRESA?
(Hace una semana)
Del brazo y por las ajetreadas calles de Bombay, ambos rubios disfrutaban de la mutua compañía, admirando a su paso las maravillas que aquella desconocida ciudad les ofrecía. Y aunque en un par de días tendrían que volver a despedirse para que ella pudiera continuar su viaje hasta Japón y así reunirse con su hija, evitaban hablar de ello no porque les fuera a resultar difícil, sino porque sabían que su ausencia no volvería a ser casi sempiterna.
"Es un lugar muy bello, ¿No lo crees?", cuestiono él al verla sonreír ante la magnificencia de aquellos templos.
"Lo es. Para nada se puede comparar con el siempre monótono ambiente de Londres, mucho menos con el de Sussex, replico mientras volvía la juguetona mirada hacia la procesión de monjes que había pasado a su lado.
"¿Te gustaría vivir en este lugar?"
"En su momento me fue muy difícil acostumbrarme a Japón, luego me fue difícil volver a acostumbrarme a Londres... así que supongo que me llevaría tiempo adaptarme"
En ese punto Albert la beso en los labios y acariciándole la mejilla, lastimosamente por fin se atrevió a decir; "No quisiera volver a separarme de ti, pero pasado mañana muy temprano tendremos que hacerlo"
"No estés triste, sabes que nuestra mutua ausencia será corta, muy corta"
"Es cierto. Lo que pone muy contento es saber que volverás a ver a tu hija y así conocerás a tu nieto"
"Así es, una alegría tras otra", contesto ella volviendo a sonreír.
"Espero y en tu viaje no encuentres contratiempos... y con contratiempos me refiero a ya sabes que", fijando su mirada en la de ella, señalo. Luego le acaricio ambas mejillas.
Entendiendo que había querido decirle, la rubia deposito un beso en la mano de su amado; "El destino no puede ser tan cruel como para ponerlo en nuestro camino, más si llega a ser caprichoso y así lo quiere, no tienes de que preocuparte. Aún más valiente que cuando huí, sabre sobreponerme a él"
Confiando en que así sería, Albert sonrió al mismo tiempo que negaba con la cabeza; "Soy un tonto, no debería pensar en fatalidades"
"Así es, querido. Dejemos de lado cosas que son casi imposibles y dediquémonos solo a disfrutar de este día"
"Por favor, en cuanto llegues escríbeme. Estaré atento a cualquier telegrama", esperando que no olvidara hacerlo, una vez más volvió a pedírselo"
"Lo haré, no tienes de qué preocuparte"
"Si ese asunto que me ata a esta ciudad termina antes de lo previsto, espero poder reunirme contigo en Japón. Si no es posible, nos veremos en nuestro lugar favorito, ¿De acuerdo?"
"Así será", concluyo la mujer antes de depositar un beso en sus labios.
(En el barco)
En la lejanía el cobrizo del atardecer comenzaba a perderse bajo el profundo azul oscuro de aquellas aguas. Dando así de a poco paso a la sombría noche.
"Observe, señora... cada vez estamos más cerca de terminar este viaje", expreso la señora Matsuko mientras que emocionada señalaba las primeras estrellas, las cuales y conforme avanzaba su viaje, iban cambiando de posición.
Por su parte la rubia permanecía con los ojos cerrados y la cabeza apoyada en sus brazos; "En una semana habremos llegado a Nagasaki", replico sin mucho animo.
Notando que la actitud de su ama no era la de siempre, extrañada la señora Matsuko se volvió hacia ella; "¿Se encuentra bien, señora?"
Esperando liberarse de esa terrible sensación que hacía dos días la había apresado, la dama asintió sin siquiera abrir los ojos por temor a volver a marearse. "Si", dijo y entonces se inclino un poco para liberar su revuelto estomago.
"Señora, ¿Qué es lo que le sucede?, preocupada cuestiono la anciana al ver como de sus mejillas el color había huido.
"Estoy cansada, eso es todo", sin fuerza contesto la rubia a punto de derrumbarse.
Siendo testigo de la debilidad que se había apoderado de ella, la señora Matsuko tomo su mano y luego la ayudo a llegar a una silla para que se sentara; "Deberíamos preguntar por el medico del barco, de esa forma y sabiendo qué es lo que le ocurre, podríamos estar tranquilas, o preocuparnos aún más"
"No hay nada que preguntar, nana. Es la marea y el constante movimiento del barco el que me ha enfermado... ademas estoy muy cansada"
"La comida es buena y ni siquiera ha podido retener bocado. Espero y no se trate de una infección"
"De que la comida es buena no hay ninguna duda, sin embargo no me apetece", expreso y entonces tomo su abanico en un intento por refrescarse el encendido pecho. "No me sentía así desde que estaba esperando a mi hija"
En ese punto la señora Matsuko se quedo pensando un momento, luego a su rostro asomo la sorpresa al mismo tiempo que aquella prematura conjetura florecía a sus labios; "Señora, ¿Y no será que esta de encargo?"
Ante esas palabras y aún más ante esa remota posibilidad, Katherine rió un poco al mismo tiempo que negaba con la cabeza; "Por supuesto que no, nana"
"¿Por qué no?, señora", la anciana cuestiono encogiéndose un poco de hombros y sin haber encontrado la gracia en sus sospechas. "Usted misma ha dicho que se siente igual que cuando concibió a la niña Michiru"
"Porque a mi edad es casi imposible que algo así suceda. No tardo en llegar a eso que los médicos llaman menopausia. Además sería ridículo teniendo una hija de más de veinte años y un nieto por nacer", expreso y luego volvió a reír.
"Sabe qué no lo es, señora. Si el señor Isao en veinte años no hubiera sido lo que fue con usted, estoy segura de que al menos hubiera tenido tres hijos más, y no dudo que tuviera uno que fuera bebé... Ademas no ha cumplido ni los cuarenta. Aún esta muy lejos de llegar a eso", seriamente señalo.
Asintiendo un poco, el semblante juguetón de la mujer cambio ante las conjeturas de la señora Matsuko; "Desde que soy una chiquilla, aquello me es puntual como el si se tratara del reloj de un maquinista... que este mes se haya ausentado en un principio lo atribuí a la emoción del viaje, pero jamas llegue a relacionarlo con... ¿Será posible?"
"¿Por que no?... usted misma ha dicho que aún le llega lo qué a todas. Esa es clara señal de que usted es joven y aún puede tener hijos. Ademas el señor Albert es joven, sano y fuerte, no tienen ningún impedimento"
"¡Dioses!... no lo había considerado", confundida Katherine se llevo ambas manos a la cabeza. "Por pensar que era un imposible es que ni siquiera tome precaución alguna"
"¿Qué dice?... ¿Buscamos al medido del barco?"
"No, esperare un poco. Si continuo así buscare uno en cuanto llegue a Tokio", la rubia concluyo siendo victima de una mezcla de sentimientos que iban de la emoción al miedo.
(Nagasaki)
Y justo como lo habían planeado, aquella mañana por fin lo harían.
Habiendo tomado un rickshaw que los llevara desde casa hasta la oficina de registros, el rubio y la aguamarina junto a su pequeña se presentaron en el lugar para poder hacerlo oficial.
"Baja con cuidado", Haruka pidió tomando su mano para que descendiera del transporte.
"Gracias", contesto ella con su hija en los brazos.
Así pues y tomados del brazo, ingresaron, descubriendo que la siempre puntual señora Maeko ya había llegado, y es que su presencia era indispensable para que aquel acto pudiera ser llevado a cabo.
Contento el rubio dirigió sus pasos hacia el escritorio que se encontraba en el fondo; "Buenos días", saludo como era su costumbre.
"¿En que puedo ayudarle?", cuestiono el hombre desde detrás.
"Es mi deseo reconocer a mi hija", orgulloso señalo y luego coloco al alcance del sujeto una carpeta de cuero, la cual contenía todos sus documentos.
"Entiendo, ¿Se trata de un hijo nacido en matrimonio... o es natural?", el otro hizo la tan acostumbrada pregunta, luego tomo la carpeta para darle un rápido vistazo.
"Nacido dentro de mi matrimonio", contento replico el rubio y entonces le hizo una seña a ambas mujeres para que se acercaran.
"¿Tiene testigos de ello?", el encargado de registrar los nacimientos cuestiono antes de proceder. "¿Nació vivo?"
"Si, por supuesto. Aquí esta", señalo el joven, entonces tomo a su hija de los brazos de su amada para que él pudiera contemplarla.
"Fui yo quien atendió el parto. Me consta que nació una niña viva, y que es esta", la señora Maeko añadió.
Habiendo bastado el testimonio de la partera, a quien aquel oficial conocía a la perfección por haber atendido más del noventa por ciento de los nacimientos en la ciudad, incluido el suyo y el de sus hijos, asintió; "¿Cual será su nombre?"
"Harumi, Harumi Tenou", orgullosa del humilde apellido de su esposo, la hermosa aguamarina expreso.
El oficial tomo una pagina de pergamino en blanco y empapando la pluma en la brillante tinta negra, con cuidado fue redactando aquel documento, el cual le daría identidad a la chiquilla...
Así pues y habiendo concluido con el tramite, sonriendo Michiru observo a su pequeña; "Por fin tienes un nombre muy bonito"
"Así es, Michi. Oficialmente nuestro bebé tiene un nombre y un apellido que aunque es pobre, llegara a estar muy orgullosa de el", contesto su amado aferrándose a aquellos documentos.
"¿Qué pensaría tu abuelo?", cuestiono ella.
"Estaría contento de saber que alguien más lo lleva y que no soy el ultimo de los Tenou... más los valores que en mi dejo continuaran en ella y en nuestros nietos, de eso tenemos que estar muy seguros"
"Eso es cierto, serán buenos como tú y como él... el maldito que por la espalda te hirió deseaba mucho un varón para poderle dar su apellido, luego dijo que si era una niña poco le importaba lo que sucediera con ella", Michiru expreso al recordar el trato que Isao había intentado hacer con ella. "Segura estoy de que si ese hubiera sido el caso, lo hubiera criado para ser como él"
Ante esas palabras el rubio negó con la cabeza; "Sabes que yo te hubiera ayudado a recuperarlo. Nadie puede quitártela. Es por eso que si ese otro maldito hijo de perra llega a aparecer y quiere reclamarla, no podrá hacerlo porque yo soy su único padre, la ley lo dice y nos ampara"
"Así es, tú lo eres y siempre lo serás", replico su amada entrelazando su brazo con el de él.
"Es por eso que si algo llegara a ocurrirme, tú por ser mi esposa y esta pequeña por ser mi hija, no quedaran desprotegidas...", Tenou intento decir, más su esposa lo silencio.
"Por favor no pienses en eso, nada te va ocurrir ni a ti ni a mi"
"Así es, Michi, pero de todas formas es algo que debemos hablar. En los próximos días redactare mi testamento"
Ante esas palabras la aguamarina negó con la cabeza; "Si ya lo has decidido entonces no puedo prohibírtelo, pero por favor no vuelvas a mencionar algo así. Más ahora que lo dices, quiero pedirte que si algo llegara a ocurrirme, no abandones a nuestra hija... si alguien de verdad te ama, va a amarla a ella"
"Nada va a pasarte, ademas eso es algo que no tienes que pedir. Jamas abandonaría a mi bebé y mucho menos por alguien... mejor dejemos de lado esa platica y vayamos a comer, ¿Si?"
"Vamos"
Así pues y aún tomados del brazo, ambos chiquillos ingresaron en aquel restaurante y habiendo ocupado una mesa con una magnifica vista hacia la calle, procedieron a ordenar los exquisitos alimentos.
Por su parte y habiendo despertado, Harumi comenzó a llorar en brazos de su madre.
"¿Tú también tienes hambre?", cuestiono ella al verla buscar su seno con desespero. "Espera, ya voy a darte de comer", dijo y luego rió un poco al verla aferrarse de su kimono.
En ese punto la puerta cedió, dando entrada a un rostro bien conocido, y es que esa persona no podía ser otra más que la pelinegra Kazuki.
"Buenas tardes", sonriente saludo a su paso, atrayendo la mirada y la correspondencia de los demás comensales, entre lo que se encontraban el rubio y la aguamarina, quienes hasta entonces habían mantenido toda su atención en la pequeña.
Kazuki al verlos en sus labios trato de dibujar una sonrisa, luego con cautela camino hacia ellos.
"Buenas tardes", saludo.
"Hola, hacía tiempo ya que no nos veíamos... creo que desde la boda", fue Mchiru quien lejos de guardarle algún rencor, expreso.
"Me entere de que su bebé ya nació, sin embargo no había tenido oportunidad de felicitarlos"
"Así es, nació aquella noche en que desesperado fui a buscar a Kenta. Por fortuna la señora Maeko estaba disponible"
Kazuki se acercó un poco más, contemplando así las sonrosadas mejillas de la pequeña. "Mi padre me dijo que es una niña"
"Y se llama Harumi", orgullosa la aguamarina señalo. "Justo hoy hemos ido a registrarla"
Volviendo a observar a la chiquilla, en ese punto el aliento huyo de su pecho y un frió escalofrió recorrió su espalda. "Felicidades, ahora con su permiso. Debo recoger el pedido que mi padre hizo", sin mucho animo si apenas pudo expresar.
"Adelante", sin entender a que se había debido la temblorosa expresión de su rostro, Michiru dijo con una sonrisa.
Nerviosa por aquella imagen que había vuelto a inundar su cabeza, Kazuki camino hacia la habitación de servicio donde empapo sus mejillas en un intento por refrescarlas.
Los minutos transcurrieron con total naturalidad para el rubio y la aguamarina, a quienes sin importarles que sucedía más allá de ellos, disfrutaban de los alimentos y de su hija.
Así pues, sin color en las mejillas y con un sudor frió perlándole la pálida frente, la pelinegra abandono el lugar al mismo tiempo que en vano trataba de sacar aquel recuerdo de su cabeza.
Pero, ¿Qué había sido aquello que había regresado a su memoria como para perturbarla de semejante manera?, la respuesta estaba a pocos pasos de ella, porque justo cuando doblo la esquina, sus pies tropezaron en brazos de aquel escuálido y andrajoso sujeto, quien si apenas pudo atraparla para que no se lastimara.
"¿Se encuentra bien, señorita?", cuestiono él dibujando en sus labios una nada confiable sonrisa.
La pelinegra asintió y levantando la mirada hacía el rostro de su salvador, aquel frío escalofrío volvió a convulsionar sus aún débiles miembros. "Sí, por supuesto", si apenas y pudo sisear. "Gracias, caballero", contesto acelerando sus pasos, los cuales dirigió hacia el otro lado de la acera para poder perderse entre el gentío.
Ante esa prisa y esa actitud, el sujeto que la hubiera ayudado se encogió hombros y sonriendo, impávido continúo su camino a la espera de una desprevenida victima a la cual tomar por sorpresa y así poder robarla.
Por su parte Kazuki finalmente llego a su morada y cerrando la puerta, respiro aliviada al encontrarse en la seguridad de esas cuatro paredes.
Más aún sin poder contenerse, sus manos comenzaron a temblar, y es que su miedo se debía a que en cuanto contemplo a la hermosa Harumi, a ella había vuelto el recuerdo de lo acontecido en aquel sucio callejón, cuando aquel desgraciado aprovechándose de la vulnerabilidad de la aguamarina, estuvo a punto de herirla. Ataque que de no haber sido por la intromisión de ella, bien hubiera podido terminar en algo más que un simple susto.
Y si eso hubiera sido poco para perturbarla, en el sujeto que la había salvado de tan terrible golpe había reconocido al agresor de Michiru. Sí, era el mismo que la hubiera robado y amenazado con el filo de su navaja.
"¡Dioses!", chillo limpiándose el sudor de la frente.
Kenta, quien se ocupaba de revisar la correspondencia, esperando con ello recibir alguna buena noticia del hospital al que se había postulado en búsqueda de un buen trabajo, noto en ella que algo no estaba bien, así que dejando a un lado lo que hacía, la examino de cerca.
"¿Te encuentras bien?", pregunto colocando la mano en la fría frente de su hija para descubrir cualquier rastro de fiebre.
"¿Por qué lo preguntas?"
"Porque luces bastante alterada... sabes que no creo en apariciones, pero bien podría jurar que has atestiguado una"
"Eso ha sido, solo que la aparición fue de carne y hueso", concluyo agradeciendo que ese sujeto no la hubiera reconocido...
Notas de autor;
¿Creen que Michiru vaya a tener un hermanito? XD
Isavellcota; Isao esta lejos de encontrarlos. Y si, yo también ya quiero que vea que su hija y el "panadero muerto de hambre", son muy felices y que para nada viven en la pobreza que él les pronosticaba.
Michelle; Saburo lo único que merece es odio y lo que Isao le hizo, aunque este mal decirlo. Ay si, pobre Albert. Si hubiera sido más valiente eso no le hubiera pasado.
Kaiohmaru; Así es, la familia que tiene Harumi va a quererla y mucho. Michiru solo tenía a su madre y a su nana, porque su abuelo materno es otro tema que más adelante abordaremos. No estaría mal que Isao y Katherine se encontraran para que el viera al mujeron que perdió.
UnbreakAbleWarrior; Exacto, que ella este bien es lo más importante, independientemente de si se parece o no al imbécil ese.
Kyoky-chan; Ten por seguro que la amistad de Haruka y Fiódor continuara por muchos años. Pobre Albert, debió ser más valiente y pedirselo aunque fuera sin anillo, ella sin duda hubiera aceptado. Es cierto, Isao ya da hasta lastima, Katherine y Michiru han logrados ser felices, ahora es su turno de sufrir.
