CAPÍTULO LXVII
DIVINO REENCUENTRO
(Una semana después)
Cansada, la aguamarina trataba de tranquilizar a su hija, quien lloraba sin encontrar consuelo en ninguna de sus acciones.
"Por favor, ya no llores", pedía mientras que con ella en los brazos daba vueltas al rededor de la habitación. "¿Qué es lo que te sucede?"
Haruka, quien hacía una hora había salido para realizar algunas compras finalmente regreso he ingresando a la habitación, observo a la desesperada mujer; "¿Ocurre algo?"
Al borde del llanto su esposa se volvió hacia él; "No sé que le pasa, comenzó a llorar y desde entonces no ha dejado de hacerlo. Ya intente darle de comer, ya cambie su pañal y nada funciona... siento que no puedo más", impotente expreso.
"Dámela, quizás pueda hacer algo", el rubio pidió y luego la tomo en sus brazos para mecerla. "¿Por qué estas tan intranquila?", pregunto al mismo tiempo que con una sonaja trataba de animarla.
"Estaba a punto de echarme a llorar con ella", Michiru dijo, luego se sentó en la cama y cubriéndose el rostro con ambas manos, comenzó a hacerlo.
Ante el llanto de su hija y el de su esposa, el rubio se desconcertó; "¿Qué pasa, Michi?, ¿Estas bien?"
La aguamarina levanto la mirada y limpiándose el llanto, asintió al mismo tiempo que en sus labios dibujaba una corta sonrisa; "Perdón, es solo que... creo que no lo estoy haciendo bien, se supone que debería saber qué es lo que le sucede y sin embargo es todo lo contrario"
"Esta bien, Michi. Qué Harumi llore y no puedas calmarla, no significa que lo estas haciendo mal, ademas mírala, ya esta más tranquila", el rubio dijo y luego la coloco sobre la cama, descubriendola un poco para liberar su acalorado cuerpesito. "Qué te hayas convertido en madre tampoco significa que forzosamente tengas que saber que le sucede, ninguna mujer nace sabiendo ser madre. Eso es algo que Harumi poco a poco nos ira enseñando", añadió observando la sonrisa que se había dibujado en labios de su bebé. "¿Verdad qué ya estas mejor?. Por favor dile a mamá que ya todo esta bien"
"Gracias. No sé que sería de mi sin tu ayuda"
"Sabes que no tienes nada que agradecer. Es mi responsabilidad cuidar de ella... ahora ve y toma una ducha para que tu también descanses, mientras yo me encargare de ella"
Aliviada, la aguamarina exhalo; "Iré a hacerlo... ¿Sabes?, me gustaría mucho que mi madre y mi nana estuvieran aquí. Su experiencia en estas cosas me vendría bien"
(Mañana siguiente)
El sol de primavera, posado sobre el punto más alto de aquellos claros cielos, bañaba con su candor las flores de los bastos jardines. El cálido viento movía las frondosas ramas de los arboles, atrayendo hacia ellas a los juguetones pajarillos, ademas de despertar a su paso el dulce aroma de los azares.
Así pues y con ese magnifica escena de fondo, con paso ligero la señora Matsuko y la rubia recorrían aquellas desconocidas calles.
"La ciudad es hermosa, ¿No lo crees, nana?", cuestiono Katherine al ver las maravillosas construcciones que se alzaban en torno suyo. "Pronto será tan grande como Tokio"
"Lo es, señora. Las calles son tal y como la niña las describió en sus cartas... pero, ¿Cuanto falta para que lleguemos?", desesperada por volver a ver, la anciana no pudo evitar preguntar.
"Solo un par de pasos más y entonces lo habremos hecho... observa aquel jardín tupido de rosas blancas y rojas... segura estoy de que esa es su casa", señalándolo, la alta mujer suspiro aliviada. Su espera por fin había terminado y pronto volvería a tener a su hija entre sus brazos.
Avanzando un poco más, finalmente ambas mujeres llegaron hasta el huerto y respirando del ambiente ese delicioso aroma a frutos maduros, supieron que estaban en el sitio correcto.
"Es aquí, nuestro viaje ha terminado", con el corazón desbocado en un rápido galopeo, Katherine alzo su mano y tomando la aldaba, toco a la puerta.
Rezando para sus adentros, la nana rogaba a quien fuera que pudiera escucharla porque estuvieran en casa, y es que aquella espera que siguió al llamado de su ama, la hundieron el más puro nerviosismo.
Pasados unos instantes escucharon a alguien detrás y entonces, esta cedió dando paso a aquel chiquillo de cabellos rubios.
En ese punto Haruka y Katherine se miraron a los ojos. Fue así como la sola he inesperada presencia de aquella dama, dejo sin palabras al hermoso joven, quien en un principio pensó que aquello se debía a una alucinación.
"Buenos días", finalmente fue ella quien hablo, luego dibujo en sus labios una sonrisa.
"Señora, buenos días", expreso él aún sin salir de su asombro. "Por favor, pasen y pónganse cómodas... iré a avisarle a Michiru que están aquí", añadió indicándoles el camino.
Así pues ingresaron en el recibidor y apenas lo hicieron, ambas mujeres contemplaron que su hija no había mentido, su hogar era tal y como ella lo había descrito. Más allá y sobre la chimenea contemplaron las preciosas fotografías de su matrimonio.
"No, por favor no le diga... ¿Dónde esta?", cuestiono la dama en voz baja.
"En nuestra habitación, es la de la derecha", aún sin poder creer lo que estaba viendo, con el mismo tono de ella el rubio respondió. Y es que había comprendido que deseaba sorprenderla.
Esperando no hacer ruido alguno que pusiera en sobre aviso a la chiquilla, ambas mujeres subieron la escalera y una vez que llegaron al lugar indicado, se quedaron de pie en el umbral de la puerta, contemplando la maravillosa escena que se abría frente a sus ojos.
Ahí y sentada sobre el lecho, la aguamarina se ocupaba de alimentar a su hija. "Harumi, anoche casi no dormiste, ¿Por qué?", sabiendo que era casi imposible obtener una respuesta que no fuera más allá de un par de tiernos balbuceos, cuestiono. "Papá necesita descansar, sino no podrá trabajar"
Maravillada por lo que veía, Katherine sonrió satisfecha, no solo por que su nieto ya había nacido, sino porque luego de tanto dolor y gracias al amor del chiquillo, su hija había aceptado a su bebé. "Deberías bajar tu brazo un poco, de esa forma ambos estarán mas cómodos", aconsejo.
Ante esas palabras y habiendo reconocido su voz, el corazón de la joven se sobresalto, haciendo que volviera la nerviosa mirada hacia la puerta, encontrándose así con su madre y la señora Matsuko; "¿Madre?, ¿Nana?", sin aliento cuestiono y entonces sonrió. "¿Estoy soñando?"
La rubia camino hacia ella he inclinándose un poco, entre sus manos tomo el sonrosado rostro de su pequeña, luego beso sus mejillas; "Para nada, esto es real. Muy real"
El llanto no tardo en asomar a los ojos de la aguamarina, dejando que libre recorriera su rostro; "Esto es una sorpresa, una maravillosa sorpresa"
"Lo es, pero... ¿Qué tenemos aquí?", cuestiono la alta mujer al ver al bebé, quien tranquilamente dormía en brazos de su hija.
Sin poder contener la emoción que la embargaba, Michiru asintió; "Es tu nieta, nació hace ya varias semanas"
Katherine sonrío aún más, luego acaricio las sonrosadas mejillas de su bebé; "¡Una niña!, es muy hermosa"
También emocionada y sonriendo, la señora Matsuko se limpio las lagrimas que le habían nublado la mirada; "Es muy linda, es igualita a usted... esa naricita es inconfundible"
Ruborizada la joven rió un poco al mismo tiempo que negaba con la cabeza; "Eso no es cierto, nana. Ellas es muy bonita"
La rubia finalmente la tomo en sus brazos, acunándola contra su pecho y mientras aquellos lejanos y dulces recuerdos regresaban a ella; "Es como volver a tenerte en mis brazos. Eras igual de pequeña... llorabas en cuanto me apartaba de ti... ¿Cómo se llama?"
Orgullosa la joven madre contesto; "Decidí unir el nombre de su padre con el mio, la nombre Harumi"
"Es un nombre muy bonito... Hola, Harumi, la abuela ha venido a conocerte... ¡Dioses!, oficialmente soy una anciana", expreso y luego rió para evitar que el llanto aflorara.
"Señora, usted tiene de vieja lo que yo de joven", la señora Matsuko señalo.
"Esta bien, soy una vieja, no una anciana", la rubia bromeo un poco.
"Haruka dice que de grande se parecerá a ti, yo también así lo creo", Michiru expreso.
"Eso tenlo por seguro, solo que va a ser más bonita que yo que soy su abuela"
En ese punto la joven se quedo pensando un momento, luego con extrañeza se volvió hacia ellas; "¿Cuando llegaron?"
"A Tokio hace poco más de una semana, ahí decidimos tomar el primer tren. Fue en la madrugada que arribamos, sin embrago por la hora decidimos esperar a que amaneciera. No queríamos ser inoportunas"
"¡Vaya que ha sido toda una sorpresa!. Jamas lo hubiera imaginado"
"Lo es. Por eso decidí que sería mejor hacerlo de esta manera"
"Pero que tonta soy, iré a prepararles el desayuno. ¿Qué desean?", cuestiono la chiquilla.
"Esta bien, no tienes que preocuparte por nosotras. Ya lo hicimos", sin poder apartar la mirada de aquella frágil figura, Katherine suspiro.
En ese punto Haruka finalmente ingreso en la habitación. "Esta es su casa, por favor siéntanse en total libertad. Ahora iré a comprar comida, ¿Qué desean?"
Katnerine se volvió hacia él y sonriendo, ruborizada pidió; "Espero no ser demasiado inoportuna, pero deseo mucho volver a probar esos exquisitos bocadillos que en Tokio solía preparar para nosotras. Jamás he vuelto a comer panecillos tan deliciosos"
Ante sus halagos y la belleza de la mujer, el rubio no pudo evitar sonrojarse; "Ahorita mismo iré a traérselos, ademas tiene que probar el pastel de crema de chocolate que acabo de preparar"
"Yo voy con usted", sabiendo que había cosas que madre e hija debían hablar, la señora Matsuko salio detrás del chiquillo.
Habiéndose quedado ambas mujeres a solas, Katherine suspiro; "Yo sabía que en cuanto él regresara, tú volverías a ser aquella Michiru que sonreía ante todo. ¿Lo ves?, has logrado vencer ese dolor que te consumía"
"No fue fácil, madre. En un principio tenía mucho miedo. En cuanto llegue y vi todo lo que Haruka tenía para mi, me derrumbe porque sentía que yo no merecía cada uno de los esfuerzos que él había hecho. Me sentía sucia, incuso llegue a rechazar su cariño"
"Mereces todo lo bueno de este mundo, además él es un hombre"
"Lo es, madre. Fue muy paciente conmigo en todos los sentidos. Incluso llegue a hacer algo que en otro tiempo considere impensable... le pedí que encontrara a alguien más porque yo no estaba en condiciones de estar con él, pero como es muy bueno me dijo que no tenía de que preocuparme porque esperaría el tiempo que fuera necesario, incluso si tomaba toda una vida. Para devolverme la confianza que ese maldito me arranco, me decía que yo era su igual, que debía caminar a su lado y no culparme por lo que me había pasado"
"Sabes que jamas fue tu culpa, los únicos responsables de esa desgracia son tres. Isao por enviarte a su casa, él por herirte y yo por no protegerte ni por darme cuenta de lo que te pasaba"
"Fue algo que poco a poco fui aceptando. Si no hubiera sido por Haruka, yo seguiría viviendo en esa tristeza. Y aunque jamas podre olvidar aquello, no permito que me vuelva a arrancar la sonrisa... Ahora vivimos plenamente nuestro matrimonio. Somos inmensamente felices"
"Siempre has sido una mujer fuerte, sabía que tarde que temprano sabrías sobreponerte. Sabia que no serías capaz de rechazar a tu hija"
"Su padre esta enamorado de ella", satisfecha señalo.
"¿Y como no va a estarlo?, es su hija y ademas esta preciosa", Katherine dijo y luego le beso la frágil frente. Ante ese toque, Harumi abrió los ojos.
"Es verdad. Ahora espero y llegue a perdonarme por haberla odiado", entristecida bajo la mirada.
"No te atormentes con cosas que ya quedaron en el pasado... ¡Dioses!, soy una tonta. No debí dejar los obsequios en el hotel"
"¿Hotel?", desconcertada Michiru cuestiono.
"Así es, nos hospedamos en el hotel del centro. Ahí deje los presentes que traje para ustedes"
Ante esas palabras la aguamarina negó con la cabeza; "Eso es inconcebible, madre. No pueden quedarse en ese lugar. Sabes que pueden hacerlo aquí"
"Es lo mejor, ¿Qué pensaría tu esposo teniendo a dos ancianas invadiendo su intimidad?, qué es lo que más desea un matrimonio tan joven"
"Si se lo preguntas, él contestara que dos damas no pueden quedarse solas en un hotel"
En ese punto Tenou ingreso junto a la nana, llevando los panecillos que la mujer le había pedido; "Aquí esta. ¿Qué quieren para el medio día?"
"Mi amor, mi madre y mi nana se están hospedando en un hotel y yo que quería preguntarte..."
Sabiendo que estaba a punto de pedirle, su amado asintió; "Michi, sabes que no tienes que pedirme permiso, esta es tu casa. Señoras, sean bienvenidas. Si desean quedarse a vivir con nosotros, pueden hacerlo"
"Ya escuchaste, madre. Más tarde iremos a recoger sus cosas", puntualizo la aguamarina...
Emocionados esa noche el rubio y la aguamarina abrieron los obsequios que la dama había llevado no solo para ellos, sino también para la pequeña Harumi.
"Gracias por todo, señora. Me alegra mucho que hayan venido", Haruka dijo para con ella.
"No tiene que agradecerlo"
"Pues bien, las dejo para que conversen. Si necesitan algo estaré en mi estudio", dirigiendo sus pasos hacia su esposa, la beso en la mejilla, luego camino hacia el lugar indicado para llevar a cabo la contabilidad del día.
Por su parte y para no perder la costumbre y como desde hacía ya tanto tiempo, la señora Matsuko se ocupaba de preparar el té para acompañar el pastel.
"Debo decir que yo también te encuentro radiante, madre", expreso la chiquilla al ver la forma en la que la mujer sonreía. "Hay que reconocer que el ambiente de Londres te ha sentado bastante bien"
"Y no solo el ambiente", dijo ella antes de darle un mordisco a aquel dulce panecillo. "¡Dioses!, si sigo comiendo de esta forma, Albert no me reconocerá", añadió haciendo a un lado la bandeja que los postres, aunque difícilmente se mantendría alejada de ellos.
"Cada vez que dices su nombre a tus ojos asoma un brillo que jamás vi mientras vivíamos…", en ese punto la joven hizo una pausa, y es que un instante todo volvió a parecerle tan irreal.
"Lo sé, a mi también me parece un sueño… pero todo es real, hemos alcanzado una felicidad que pensamos no podríamos llegar a disfrutar… pero debiste verlo"
"¿A quien?", cuestiono su hija sin entender si se refería a Isao, o a ese tal Albert.
"A Isao. La mañana siguiente a recibir tu primer carta, hacía un día precioso. La blanca nieve tapizaba todo a su alrededor y yo, con una sonrisa en los labios espere a que él despertara y en cuanto lo hizo, le dije que me marchaba porque no podía soportar un instante más a su lado, aunque comprendo que lo hice tarde"
"Lo verdaderamente importante es que lo hiciste. Ahora debo reconocer que me sorprende mucho que no haya puesto objeción alguna"
"Pensando que era una broma de mal gusto, se burló de mi hasta que comprendió que todo era real y entonces, dejo de lado sus máscaras y esa desagradable mueca. Grito que me amaba. Me rogó olvidar todo lo malo y concentrarnos en vivir un futuro juntos… no solo nosotros dos, sino que también aceptaba tu compromiso con este joven"
Ante esas palabras, la aguamarina dudo de la bondad de ese sujeto; "¿De verdad?, ¿Y no sería alguna otra de sus mentiras?"
"Así lo pensé, aunque en sus palabras y en su llanto pude ver que su sentir era sincero. Sin embargo yo no puedo perdonarle todo el daño al que sin pensar nos sometió. Le pedí el divorcio y el me lo concedió a cambio de lo que tanto siempre deseo, y eso fue que en su totalidad le cediera la empacadora"
"Eso era lo único que siempre le importo"
"Así es. Poco después le pedí al abogado que vendiera la casa, de lo obtenido le entrego a Isao un pequeño porcentaje. El resto está en el banco a tu nombre"
"¿A mi nombre?", cuestiono la chiquilla.
"Así es, hija. Pensé en cederte la propiedad, pero comprendí que luego de todo lo vivido entre sus paredes, tú jamás querrías regresar a ella... Ahora no sé qué será de él y a decir verdad, no me interesa averiguarlo"
"Es cierto, jamás volvería a pisar ese lugar. Además tenemos esta casa que es suficiente para nosotros. En ella solo hay amor. Es un verdadero hogar"
"De eso no hay duda alguna. Cuando Harumi crezca y lleguen los demás hijos, estará llena de alegres risas", satisfecha expreso la hermosa rubia, luego acaricio el rostro de su nieta.
Ante esas palabras, la chiquilla asintió. "Así será, madre. Aunque si Dios solo nos da a esta pequeña, bastaran sus risas para darle alegría. Ya llegaran los nietos y ellos se encargaran de llenarla", si, no importaba cuanto confiara en ella, más importante era resguardar la verdadera identidad de su amado, tal y como aquella noche se lo hubiera prometido.
"Luego llegue a Londres y el resto ya lo sabes. Ahora mismo se quedo en Bombay ateniendo unos asuntos pendientes, pero si es que termina antes de lo previsto, vendrá a conocerlos"
En ese punto la señora Matsuko ingreso en el recibidor, llevando consigo el dulce té.
"Y a ti nana, ¿Cómo te ha ido?"
"Bastante bien, niña. Me ha sido fácil adaptarme a ese nuevo clima", contesto mientras acomodaba las cucharas y las servilletas.
Katherine tomo su taza y llevándola a sus labios, antes siquiera de darle un trago expreso; "Nana, ¿Por qué no le cuentas a Michiru?"
Ante la petición de su ama, las mejillas de la anciana se encendieron, dándole un tono más rojizo que el de los mismos tomates del huerto; "No hay nada que contar, niña"
"Pues yo creo todo lo contrario, una mujer no se sonroja así y sin motivo alguno", la joven señalo.
"En casa de la señora trabaja un viejo llamado Arthur, y el muy rancio se la pasa molestándome. Me odia y si por él fuera, ya me hubiera echado a la calle"
"¿Y no has pensado que quizás le gustas, nana?", con total seriedad expreso la chiquilla antes de darle un trago a su bebida.
"¿Usted también lo piensa así, niña?"
"Por supuesto que en esta vida todo es posible"
"¿Lo ves, nana?, ya somos dos que pensamos lo mismo. ¿No te gustaría compartir tu vida con alguien?"
Ante la pregunta de su ama la anciana no supo que decir, sin embargo bastaron los colores que asomaron a su rostro para dar una respuesta...
Notas de autor;
Isavellcota; Por fin se reunieron. Katherine esta mas que feliz con su nieta y sobre todo, que Michiru la acepto. No, a la hija de Kenta no le sucedió algo similar, es un tema que abordaremos en próximos capítulos.
Kaiohmaru; Si Isao la mira es capaz de hincarse para que regrese con él. Ojala y Michi si tenga un hermanito (aunque tiene muchosss por parte de Isao), sería bonito que la familia creciera.
Michelle; Recuerdo que en la otra historia Haruka a los niños les decía pecesitos o bichitos, a las niñas avecitas, cualquier sobre nombre le queda bien a su bebé. Si Katherine se convierte en mamá de nuevo, será una gran sorpresa para todos.
